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FUNDAMENTOS DEL DERECHO COMERCIAL

PROFESOR AYUDANTE: OSVALDO VALDÉS

UNIDAD 4
SUJETOS DEL DERECHO COMERCIAL

4.1 EMPRESARIO INDIVIDUAL Y EMPRESARIO COLECTIVO

La dirección unitaria de la empresa puede ser asumida por un empresario individual o


por un empresario colectivo.

Hablamos de empresario individual cuando un sujeto asume solo la dirección de la


empresa. En tal caso normalmente será él, en cuanto persona natural quien ampare con su
propia personalidad jurídica a la empresa.
Recientemente existen otras posibilidades para el empresario individual a fin de amparar
jurídicamente a su empresa. Una de ellas es constituir una Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada (EIRL). La EIRL es una figura híbrida, que no es persona natural
ni colectiva (pues la constituye una sola persona), pero goza de personalidad. Es una persona
jurídica distinta del titular, receptáculo de los derechos y obligaciones que se generen. Otra
posibilidad que tiene el empresario individual es constituir una Sociedad por Acciones (SPA),
que es un nuevo tipo social introducido por la reciente Ley 20.190. La SPA, puede estar
formada por una sola persona, natural o jurídica.

El empresario colectivo. La dirección unitaria de la empresa puede ser asumida por más de
un sujeto, puede que sea un negocio más complejo o importante, que no pueda ser asumido
por una sola persona, en tal caso esta persona puede llamar a otras para que se le unan en este
negocio, y en tal caso estamos en presencia de un empresario colectivo.
En principio estas personas que forman al empresario colectivo podrían optar por constituirse
en meros comuneros, formar una comunidad. El problema de esto es que: ¿La comunidad es
un sujeto de derechos, tiene personalidad jurídica? Sabemos que no tiene una personalidad
jurídica distinta de los comuneros, (peor aún, es fuente de conflictos, al punto que se dice que
“la comunidad es la madre de todos los juicios”). Otra posibilidad es formar un sujeto de
derecho, una persona jurídica distinta de los socios que la componen, lo que lleva
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fundamentalmente al estudio de la sociedad, y la sociedad si es una persona jurídica distinta


de los socios. En tal caso, quien amparará con personalidad jurídica a la empresa será la
sociedad en cuanto sujeto de derecho. Va a ser en el patrimonio de la sociedad, distinto de
los socios, donde se radican los derechos y obligaciones que emanan del ejercicio de la
actividad empresarial.

De modo que en el estado actual de la legislación mercantil, el empresario puede ser:


1. Una persona natural, o
2. Una persona jurídica.
Y también podemos concebir colectividades sin personalidad jurídica, como por ejemplo,
una comunidad.

Empresa civil y empresa mercantil. La noción de Comerciante


La empresa no necesariamente es mercantil, pues puede ser de carácter civil. La calificación
de la empresa dependerá exclusivamente del carácter de las operaciones que realiza. Se
calificará de mercantil a una empresa cuando la actividad económica que realiza es comercial
de acuerdo a la ley (artículo 3° Ccom). La empresa civil será un concepto residual, ya que se
considera tal aquella que no es mercantil.
En este sentido, cuando estudiemos la noción de comerciante, procuraremos relacionarla con
la noción de empresario, señalando que ellas no necesariamente coinciden. Precisaremos que
el artículo 7° de nuestro código de comercio entrega una definición de comerciante que, en
rigor, se refiere al empresario individual persona natural. Cuando este tipo de empresario
cumple con los requisitos del artículo 7° entenderemos que es comerciante.
Respecto del empresario colectivo y, concretamente, tratándose de las sociedades, a la luz
del artículo 2059 del CC (que clasifica las sociedades en comerciales y civiles), cabe atender
a su objeto o giro social, es decir, a la naturaleza de los actos para cuya realización se ha
formado. Si tales actos (al menos uno de ellos) es mercantil, la sociedad es comercial y por
ende comerciante. De lo contrario será civil.
Lo dicho se entiende sin perjuicio de que las empresas mercantiles sean las más relevantes
desde el punto de la economía de un país; y de que exista la tendencia legislativa a
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mercantilizar las empresas con prescindencia del carácter de la actividad económica que
realizan. Por ejemplo: la sociedad anónima, la empresa individual de responsabilidad
limitada y la recientemente creada sociedad por acciones de la ley 20.190, son legalmente
mercantiles aunque su objeto sea civil. Es una especie de mercantilidad formal vinculada a
la noción de empresa.

Posibilidades del empresario para amparar con personalidad jurídica su empresa

Individual a) Persona natural (acreedores persiguen todos los


bienes)
b) EIRL ley 19.857 (sin necesidad de asociarse, destina
bienes que quedarán afectos) la ley la reputa siempre
mercantil.
c) SPA. Ley 20.190. Puede estar formada por una o
varias personas naturales o jurídicas. Es siempre
mercantil

Colectivo Comunidad (sin personalidad jurídica)


Cooperativa (con personalidad jurídica)
Sociedad
- colectiva (mercantil o civil)
- en comandita: i) Simple (mercantil o civil).
ii) Por acciones (mercantil)
- SRL Ley 3918 (mercantil o civil)
- Soc. Anónima, (para grandes negocios) (la ley
siempre la reputa mercantil).
- SPA. (siempre mercantil).
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LA ORGANIZACIÓN DE LA EMPRESA EN EL CASO DEL EMPRESARIO


INDIVIDUAL.
La forma básica de organización empresarial es aquella en que la dirección unitaria de la
actividad constitutiva de empresa es asumida por un solo individuo. Hablamos es este caso
de la empresa individual.
Así, una sola persona asume las funciones de combinar los factores productivos (capital y
trabajo), con el objeto de intervenir en el mercado de bienes y servicios, con ánimo de lucro.

Ventajas de la empresa individual:


A) Sencillez en su organización y puesta en marcha:
Atendido que es una sola persona quien asume la dirección de la empresa, no requiere
coordinar esfuerzos ni aunar criterios para organizarla y comenzar a operar.
A) Agilidad en la toma de decisiones:
Íntimamente vinculado con lo anterior, una vez que la empresa ya esta funcionando,
el empresario individual podrá adoptar directamente las decisiones necesarias para
lleva adelante el negocio, sin necesidad de contar con la venia o aprobación de otras
personas.
B) Obtención exclusiva de las ganancias generadas por la empresa:
El empresario individual no debe compartir el producto de su actividad empresarial
con otras personas, ya que es el único dueño de la empresa.
C) Mayor facilidad para poner término al negocio:
Si el empresario individual considera que el negocio no es rentable, puede adoptar de
forma rápida la decisión de ponerle término.

Limitaciones al accionar del empresario individual:


A) Limitaciones Económicas
Estas son de carácter espacial, lo que incide en el volumen de sus negocios. El
empresario, como persona natural, difícilmente puede expandirse en el ámbito
espacial; la organización de que dispone no es idónea para extender sus negocios a
otros mercados, amén de la dificultad que implicaría el control de sucursales o
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establecimientos situados más allá del lugar en que tiene su establecimiento principal
o el asiento de sus negocios.
B) Limitaciones Financieras
El éxito de los negocios y la realización de esta empresa van a depender exclusiva o
principalmente de la fortuna personal o del crédito de que goce el empresario. Esta
limitación se debe a que la persona natural tiene un sólo patrimonio, que de ordinario
será la única garantía de que dispondrán sus acreedores.
C) Limitaciones Jurídicas
1) La principal es el factor riesgo, pues este empresario individual arriesga todo su
patrimonio ya que tiene responsabilidad ilimitada en el cumplimiento de las
obligaciones. Los acreedores gozan, a este respecto, del derecho de prenda general.
2) Las vicisitudes que afecten al empresario afectarán también a la empresa. Ejemplo:
enfermedad, muerte.

En razón de estas limitaciones, el año 2003 se dictó la ley 19.857 que permite el
establecimiento de la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada (E.I.R.L.).
Los motivos que indujeron al legislador a dictar esta ley tienen que ver fundamentalmente
con el excesivo riesgo patrimonial que asume el empresario individual. Se considera
necesario contemplar un sistema que le permita desarrollar una actividad económica
limitando el riesgo que naturalmente él involucra; cuestión que antes sólo podía hacerse a
través de una figura societaria, lo que a su vez suponía contar con la participación (real o
simulada) de al menos dos socios.
En Chile, hasta la incorporación de la sociedad por acciones mediante la ley 20.190, no se
había adoptado este sistema, porque rompía el concepto tradicional de que la sociedad es un
contrato (dos o más personas). En efecto, la EIRL creada por la ley 19.857 es un ente híbrido,
que no es patrimonio de afectación ni es sociedad, pero sí una persona jurídica distinta del
constituyente. La estudiaremos en detalle más adelante.
En consecuencia, puede sostenerse que la empresa individual es adecuada para la realización
de pequeños negocios, que no requieren un capital muy elevado ni una organización compleja
para su buen funcionamiento.
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EL COMERCIANTE. SU VINCULACION CON LA NOCION DE EMPRESA


El comerciante es definido por el Código de Comercio en el artículo 7, según el cual
“son comerciantes “los que, teniendo capacidad para contratar, hacen del comercio su
profesión habitual”.
Como es dable apreciar, este concepto se estructura a partir de la idea de “acto de
comercio”, siendo considerado comerciante el que realiza habitualmente actos de esta
naturaleza (“hacer del comercio su profesión habitual”). Ello concuerda con el carácter
predominantemente objetivo de nuestro Derecho Comercial.
Sin embargo, cabe precisar que la definición de comerciante que nos entrega el
Artículo 7 del Ccom, en rigor, sólo se refiere al comerciante persona natural, quien bajo
una terminología más moderna correspondería al empresario individual de comercio. Tal
conclusión emana principalmente de los términos utilizados por el legislador, cuando nos
dice que son comerciantes “los que …..”, expresiones que se vincularían a “los hombres” o
personas humanas.
Ello contrasta, por ejemplo, con la nomenclatura adoptada por el Código de
Comercio Español de 1885, que al definir comerciante expresa: Son comerciantes para los
efectos de este Código: 1.- Los que, teniendo capacidad legal para ejercer el comercio, se
dedican a él habitualmente. 2.- Las Compañías mercantiles o industriales que se
constituyeren con arreglo a este Código.
Sin embargo, es evidente que la actividad comercial puede realizarse a través de una
persona jurídica constituida al efecto, como las sociedades comerciales y, hoy día, además,
a través de las llamadas empresas individuales de responsabilidad limitada.
Asimismo, el tratamiento sistemático de nuestro ordenamiento nos lleva a concluir
que no sólo pueden tener la calidad de comerciantes las personas naturales, sino también las
personas jurídicas. En estos casos, para determinar si la respectiva persona jurídica es o no
comerciante, no cabría atender propiamente a la definición del artículo 7°, sino al objeto o
giro a que se dedicará la respectiva persona jurídica. Ello por aplicación del artículo 2059 del
Código Civil, que reputa mercantiles a aquellas sociedades que se formen para la realización
de negocios que la ley califica como actos de comercio.
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Finalmente, digamos que hay ciertas personas jurídicas a las cuales el legislador
considera siempre mercantiles y, por tanto, siempre serán comerciantes. Tal es el caso de
las sociedades anónimas (art. 1° de la Ley 18.046), las EIRL (Art. 1 de la Ley 19.857) y las
SPA.
Ahora bien, el C. de comercio en el título II de su Libro I trata de las obligaciones que
se imponen al comerciante. Estas normas se hacen extensivas no sólo a los comerciantes
personas naturales, sino también a las demás personas jurídicas que, según lo dicho más
arriba, podamos calificar de comerciantes.
Por último, recordemos que si el comerciante organiza y dirige su actividad de manera
planificada y profesional, combinando los distintos factores productivos, podremos entender
que él es un empresario.

4.2.- REQUISITOS PARA SER COMERCIANTE, EN LOS TÉRMINOS DEL


ARTÍCULO 7° DEL C. de COM. (PERSONA NATURAL).

De acuerdo al Artículo 7° del Ccom: “Son comerciantes los que, teniendo capacidad
para contratar, hacen del comercio su profesión habitual”.
A la luz de esta disposición, las siguientes condiciones son necesarias para ser
calificado de comerciante:
1- Capacidad para contratar.
2- Dedicación al comercio.
3- Hacer del comercio su profesión habitual.
4- Ejercer el comercio en su propio nombre (requisito agregado por la doctrina).

1.- Capacidad para contratar


Cuando hablamos de capacidad para contratar, en general nos referimos a la
capacidad de ejercicio, es decir, la aptitud legal para ejercer por sí mismo los derechos de
que se es titular y para contraer obligaciones válidamente. Desde esta perspectiva, para ser
comerciante se requeriría plena capacidad de ejercicio.
Sin embargo, veremos que en materia comercial hay reglas especiales sobre
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capacidad, así por ejemplo, bajo ciertos supuestos, un menor adulto, no siendo plenamente
capaz, puede ejercer el comercio. En consecuencia, se dice que el código debió exigir, más
bien, capacidad para comerciar.

2.- Dedicación al comercio


Se dedican al comercio quienes ejecutan actos mercantiles señalados como tales en la
legislación positiva, de modo que la calidad de comerciante no nace de la voluntad de las
partes, sino que proviene de la ley, cuando la persona ejecuta actos de comercio.

3.- Hacer del comercio su profesión habitual


El requisito de la habitualidad no está definido en la ley, y constituye una cuestión de
hecho que debe calificar el juez si la materia fuese litigiosa.
La ley emplea las expresiones “profesión” y “habitual”, suscitando el problema de si
estamos o no ante una redundancia.
Para un autor, Gonzalo Baeza, “entendemos que hacemos del comercio una profesión
habitual toda vez que una persona adopta el comercio como una forma de vida y un medio
de subsistencia”.
Por otra parte don Ricardo Sandoval señala que no es indispensable la repetición de
actos comerciales para entender la habitualidad, pues la ejecución de un solo acto puede
excepcionalmente dar el carácter de comerciante; por ejemplo: un individuo compra un
establecimiento comercial que más tarde cierra sin haber realizado ninguna venta.
Señala este autor que: “no debe pensarse que siempre que se ejecutan actos de comercio
la persona tiene carácter de comerciante, pues se debe entender que la realización de actos
de comercio debe estar unida al ánimo profesional”.
Hay casos, en efecto, que aunque haya habitualidad jamás hará de ello un comerciante,
como la realización habitual de operaciones mercantiles por su sola forma (actos formales de
comercio), contempladas en el N° 10 del artículo 3° (ejemplo: la aceptación constante y
repetitiva de letras de cambio).
Un fallo de la Corte Suprema aclara la habitualidad señalando que dicha expresión
supone la consagración constante a negocios propios del comercio, con el ánimo de aplicar
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al giro una atención habitual o preferente.


Por otra parte, debe dejarse en claro que no se requiere que el ejercicio del comercio
constituya la única profesión de la persona. (perfectamente podría ser abogado y tener de
forma paralela un negocio de menestras)
Reitera la idea de habitualidad y profesionalidad, el artículo 8° del Ccom que señala:
“No es comerciante el que ejecuta accidentalmente un acto de comercio; pero queda sujeto
a las leyes de comercio en cuanto a los efectos del acto”.

4.- Ejercer el comercio en su propio nombre (requisito agregado por la doctrina).


Además de los requisitos que se derivan del artículo 7° del Ccom, existe también una
exigencia o requisito doctrinario.
Consiste éste en que la persona debe ejecutar actos de comercio a nombre propio, y
no en representación de otra, requisito que se deduce de los principios generales del Derecho
privado, particularmente del mandato y la representación.
Cuando una persona actúa en representación de otra, los efectos del acto o contrato,
es decir, los derechos y obligaciones que se generan, se radican en el patrimonio del
representado y no del representante. Ejemplo: Si un mandatario celebra actos de comercio en
nombre de su mandante, no tiene la calidad de comerciante por no actuar a nombre propio.
Por ello, el factor de comercio, definido en el artículo 237 del Ccom, no es comerciante.

4.3.- INTERÉS O IMPORTANCIA DE LA CALIFICACIÓN O DETERMINACIÓN


DE LA CALIDAD DE COMERCIANTE.

La importancia de determinar si una persona tiene la calidad de comerciante radica


en las consecuencias jurídicas que ello apareja.
1. En materia de capacidad, por cuanto existen ciertas reglas especiales para
comerciar.
2. Los comerciantes están afectos a ciertas obligaciones.
3. A efectos concursales (quiebra), antes de la reforma de la Ley 20.720.
4. A efectos tributarios (son contribuyentes de primera categoría).
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TÉRMINO DE LA PROFESIÓN DE COMERCIANTE.


Si se trata de una persona natural, esta calidad termina con la muerte sin perjuicio de
que la sucesión continúe desarrollando esta actividad. (nuevo RUT, término de giro).
También termina cuando el sujeto deja de realizar la actividad, es decir, cuando se retira de
ella.
En el caso de las personas jurídicas comerciantes ocurre algo similar. Su calidad de
comerciante termina por su disolución o por el cambio de giro.
Cabe señalar que, una vez terminada la actividad comercial, el sujeto (sea persona
natural o jurídica) deberá hacer un término de giro ante el SII.
Finalmente, precisemos que el carácter mercantil de las obligaciones contraídas por
el comerciante va a depender de la época en que las contrajo, es decir, si una persona que hoy
es comerciante contrae obligaciones dentro de su giro comercial y luego deja de ser
comerciante, las obligaciones que haya contraído en el ejercicio de su actividad comercial y
que se encuentren pendientes seguirán siendo mercantiles hasta su cumplimiento o extinción.
(Reflejo de ello encontramos en el artículo 52 de la Ley de Quiebras, antes de su derogación
por la Ley 20.720.).

LA CAPACIDAD PARA EJERCER EL COMERCIO


El C. de Comercio no regula de manera sistemática la capacidad para comerciar, sino
que establece el principio general de que se requiere capacidad para contratar (capacidad de
ejercicio). Sin embargo, establece ciertas reglas especiales para los menores adultos y las
mujeres casadas.

1.- Incapaces absolutos.- Por lo dicho anteriormente, no pueden ejercer el comercio


pues carecen de capacidad de ejercicio.
2.- Menores que administran un peculio profesional o industrial.-
De conformidad al artículo 10 del Ccom “Cuando los hijos de familia y los menores
que administran su peculio profesional en virtud de la autorización que les confieren los
artículos 246 y 439 del Código Civil ejecutaren algún acto de comercio, quedarán
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obligados hasta la concurrencia de su peculio y sometidos a las leyes de comercio”. La


referencia al artículo 246 debe ser hecha al actual artículo 251.
De acuerdo a esa disposición legal, el hijo de familia puede administrar y gozar de
un peculio profesional o industrial y conforme al artículo 250 N° 1, los bienes de esos
peculios no están afectos al usufructo legal del padre o madre. La misma regla se aplica
al menor sujeto a curatela.
¿Significa que el menor adulto puede dedicarse al comercio y tener el carácter de
empresario mercantil? La respuesta es sí.
Además del artículo 10 del Código, que parece conducir a una respuesta afirmativa,
el artículo 18 señala: “El menor comerciante puede comparecer en juicio por sí solo en
todas las cuestiones relativas a su comercio”. Aún más, la Ley de Quiebras (antes de su
derogación por la Ley 20.720) expresaba que la quiebra del menor adulto que administra
su peculio profesional o industrial, comprende únicamente los bienes de este peculio.
La interpretación de estas normas nos permite concluir que el menor adulto, no
obstante ser relativamente incapaz, puede ser comerciante.

3.- La mujer casada.-


Señala el artículo 11 del Ccom: “La mujer casada comerciante se regirá por lo
dispuesto en el artículo 150 del Código Civil”.
Por su parte, el Art. 14 del Ccom dispone que: “La mujer casada no será
considerada como comerciante si no hace un comercio separado del de su marido.”
Finalmente, el Art. 16 del Ccom establece que “la mujer divorciada y la separada de
bienes pueden comerciar, previo al registro y publicación de la sentencia de divorcio y
separación o de las capitulaciones matrimoniales, en su caso, sujetándose, además, si
fueren menores de dieciocho años, a las reglas concernientes a los menores bajo
guarda.”
Antes de la Ley 18.802 de 1989, la mujer casada bajo régimen de sociedad
conyugal era considerada relativamente incapaz. En virtud de la citada Ley, el legislador
la declaró plenamente capaz en cualquier régimen matrimonial, y por lo tanto puede
obligarse por sí misma. Sin embargo, en el hecho la mujer casada bajo régimen de
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sociedad conyugal está sujeta a diversas limitaciones, entre ellas la de no poder


administrar sus bienes propios (que administra su marido).
Con todo, cuando la mujer casada ejerce un empleo, oficio, profesión o industria
separados de los de su marido, se considerará separada de bienes respecto del ejercicio
de ese empleo, oficio o industria, formándose al efecto un “patrimonio reservado de la
mujer” que esta administra libremente. Con todo, si fuere menor de dieciocho años,
necesitará autorización judicial, con conocimiento de causa, para gravar y enajenar los
bienes raíces. Así lo establece el artículo 150 del Código Civil.
De ahí que el artículo 11 del C. de Comercio disponga que a la mujer casada
comerciante (que ejerce un comercio separado de su marido, según exige el artículo 14)
se le aplica el art. 150 del Código Civil.
Incumbe a la mujer acreditar, tanto respecto del marido como de terceros, el origen y
dominio de los bienes adquiridos en conformidad a este artículo, para lo cual podrá
servirse de todos los medios de prueba.

4.4.- LAS OBLIGACIONES DE LOS COMERCIANTES EN GENERAL


Fundamento de su existencia:
La ley ha impuesto ciertas obligaciones a los comerciantes, que tienen como
fundamento las numerosas operaciones o actos y contratos que celebran con otros
comerciantes, con clientes civiles y con la propia autoridad. Todo ello forma una
verdadera cadena de obligaciones, donde el incumplimiento de una de ellas repercute
negativamente en las que le siguen. Para velar por el buen funcionamiento de la actividad
mercantil, el legislador impone a los comerciantes ciertas exigencias, que permiten
organizar la actividad de mejor manera, facilitar la prueba de las obligaciones y dar la
debida publicidad de ellas respecto de terceros.
En razón de estas obligaciones es que se dice que nuestro derecho comercial es
“predominante objetivo”, pues tiene ciertos matices de subjetividad. En efecto, contiene
algunas normas que se aplican sólo a los comerciantes, imponiéndoles ciertas
obligaciones.
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Las obligaciones de los comerciantes son principalmente:


A) Obligaciones al iniciar una actividad mercantil.
B) Obligación de llevar ciertos libros de contabilidad.
C) Inscribir ciertos documentos en el Registro de Comercio.

A) Obligaciones al iniciar una actividad mercantil.


Cuando el comerciante desea llevar a cabo su actividad está sujeto a una serie de obligaciones
que la ley le impone no en razón de ser comerciante, sino por realizar una actividad
económica.
Se trata de obligaciones impuestas por la normativa tributaria y municipal que, en
definitiva, los comerciantes deben observar:
1.- Obtención de Rol Unico Tributario o Rut: Este trámite se realiza ante el
Servicio de Impuestos Internos y es imprescindible para hacer “iniciación de
actividades”.
Cuando se trata de un comerciante persona natural, el RUT corresponde a su
RUN, que tiene toda persona chilena, nacionalizada o extranjera. Con todo,
igualmente estas personas deben solicitar al Sii la entrega del correspondiente
Rut.
En el caso de las personas jurídicas, debe solicitarse al SII el otorgamiento de un
Rut, que será distinto de aquel que corresponda a los socios que la componen.
2.- Iniciación de Actividades: También se realiza ante el SII y es fundamental para
comenzar a ser sujeto tributario, quedando habilitado para emitir boletas, facturas,
pagar impuestos, compensarlos y obtener devoluciones.
3.- Pagar patente municipal: Es una obligación establecida por la Ley de Rentas
Municipales (DL 3063 de 1979 y sus modificaciones), y no sólo es exigible al
iniciar la actividad, sino que se mantiene durante toda la vigencia de ella (su pago
es semestral o anual, según el caso).
El artículo 23 de esta ley establece que “el ejercicio de toda profesión, oficio,
industria, comercio, arte o cualquiera otra actividad lucrativa secundaria o
terciaria, sea cual fuere su naturaleza o denominación, está sujeta a una
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contribución de patente municipal, con arreglo a las disposiciones de la presente


ley.”
Si el establecimiento comercial se encuentra ubicado en varias localidades, deberá
obtener distintas patentes aunque la empresa sea una sola. Esta patente puede
transferirse si el establecimiento cambia de propietario.

B) Obligación de llevar ciertos libros de contabilidad


Se trata de una obligación que el artículo 25 del C. de Comercio impone en el interés del
propio comerciante.
Al respecto, se dice que la contabilidad es un elemento indispensable para determinar el
resultado de las operaciones que el comerciante realiza día a día.
Además, la contabilidad revela la situación de la empresa frente a terceros, es decir, permite
o posibilita conocer su estado financiero en aquellos casos que por ley debe darlos a conocer
al público en general (ejemplo: sociedades anónimas abiertas); o cuando voluntariamente
exhibe la documentación, como cuando lo requieren los bancos para evaluar los créditos que
le solicita.
También interesa al Derecho Concursal por cuanto, bajo el régimen anterior a la Ley 20.720,
servía para calificar la quiebra de un comerciante, de fortuita, culpable o fraudulenta.
Conforme al nuevo sistema Concursal de la Ley 20.720 esta importancia se refleja en el delito
tipificado en el nuevo artículo 463 bis del Código Penal.
Los libros de contabilidad son, por otra parte, medios de prueba, incluso, bajo ciertos
supuestos, en favor del comerciante que los lleva.

Clasificación de los libros de Contabilidad


Se distingue entre libros Obligatorios, que son aquellos que el comerciante está obligado a
llevar; y libros Facultativos, que el comerciante puede llevar en el número y forma que
desee.
I.- Libros Obligatorios
Según el artículo 25 del Ccom: “Todo comerciante está obligado a llevar para su
contabilidad y correspondencia:
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1- Libro diario
2- Libro mayor o de cuentas corrientes
3- Libro de balances
4- Libro copiador de cartas”

1.- Libro diario: Está definido en el artículo 27 del código de comercio: “En el libro diario
se asentarán por orden cronológico y día por día las operaciones mercantiles que ejecute el
comerciante, expresando detalladamente el carácter y circunstancias de cada una de ellas”.
En general, se detallan las operaciones globales del día.
Dado que en la práctica ello puede tornarse imposible, se permite reemplazar el asiento
detallado en los términos del artículo 28 del Ccom (Libro Caja: ingresos y egresos de dinero;
Libro de Facturas: Ingreso y egreso de mercaderías).

2.- Libro Mayor o de Cuentas Corrientes: Este no es un solo libro, sino dos. El Ccom no
da un concepto, a diferencia del libro diario. En el libro mayor se abren diferentes cuentas, a
las diversas personas con las cuales el comerciante mantiene negocios (cuentas personales),
a los objetos particulares que forman parte de sus negocios (cuentas reales), y el registro de
valores recibidos transitoriamente (cuentas de orden), como los depósitos recibidos en
garantía, que no afectan al resultado operacional.

3.- Libro de Balances o Inventario: Tiene un doble objeto, llevar un inventario de los bienes
físicos con valor de tasación (activo), y balance anual que será el resumen del activo y pasivo
y el estado de ganancias y pérdidas. (Artículo 29 del Ccom)

4.- Libro copiador de cartas: A diferencia de los libros anteriores este no tiene valor en
juicio en favor del comerciante. En la práctica se le ha reemplazado por un archivo de
correspondencia.

II.- Libros Facultativos


Se denominan también libros auxiliares. Tienen la importancia de formar la base de la
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contabilidad, y proporcionan la información necesaria para vaciarla en los libros obligatorios.


Sin embargo, no sirven como medios de prueba en juicio, en forma independiente de los
libros obligatorios (Artículo 40).
Algunos de estos son: libro de caja, de bancos, de obligaciones por pagar, de obligaciones
por cobrar, de adquisiciones y gastos, etc.

Requisitos de los libros de contabilidad


Los requisitos tienen relación con:
- Idioma: (Artículo 26): Los libros deben ser llevados en lengua castellana.
- Timbraje, rubricación y visación: Esto significa que una autoridad se encargue de
timbrar o rubricar las hojas de los libros, para que sólo en ellas puedan hacerse las
anotaciones contables. La ley de Timbres y Estampillas suple la deficiencia de
nuestro Código en la materia, estableciendo que los libros deben ser timbrados por
el Servicio de Impuestos internos.
La visación de los libros implica su revisión por la autoridad administrativa
(inspectores del Servicio de Impuestos Internos).

Regularidades externas de los libros


La legislación comercial nada ha dicho respecto de cómo llevar los libros de contabilidad,
sino que se limita a establecer ciertas prohibiciones en el artículo 31 del Ccom. Los
comerciantes no deben alterar en los asientos el orden y fecha de las operaciones descritas,
no deben dejar blancos en los asientos o a continuación de ellos, y no deben hacer
interlineaciones, raspaduras o enmiendas en los asientos contables, etc.

Sanciones por no llevar los libros de contabilidad o no llevarlos en regla


a) Multa (artículo 97 del Código tributario).
b) Presunción de quiebra culpable (artículo 219 N° 4 de la Ley de Quiebras, antes
de su derogación por la Ley 20.720). Cuando el comerciante no lleva los libros
o los lleva mal.
c) Presunción de quiebra fraudulenta (artículo 220 N° 7 de la Ley de Quiebras,
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antes de su derogación por la Ley 20.720). Cuando el comerciante ha llevado


los libros, pero los oculta o inutiliza.
d) Incurrir en el delito tipificado en el nuevo artículo 463 Ter del Código Penal,
introducido por la Ley 20.720.

Secreto de la contabilidad
Objetivo:
El secreto de la contabilidad se establece como un resguardo a la libre competencia, de forma
que todos los comerciantes se encuentren en igualdad de condiciones, sin que puedan
aprovecharse de las informaciones que los libros de su competidor arrojen sobre sus
negocios. Además, si su situación financiera es precaria, el examen de los libros lo revelaría
coartando su acceso al crédito.
Excepciones al secreto:
Existen ciertas excepciones que permiten a la autoridad revisar la contabilidad (Servicio de
Impuestos Internos, Comisión para el Mercado Financiero, etc.)
El mismo Ccom establece ciertas excepciones a este principio:
Regla general (artículo 41): se prohíbe pesquisar de oficio si el comerciante lleva o no libros,
o si los lleva conforme al Código.
Regla complementaria de la anterior (artículo 42): Los tribunales no pueden, de oficio o a
petición de parte, ordenar la manifestación y reconocimiento general de los libros (exhibición
total), salvo los siguientes casos:
Supuestos de exhibición general:
1- Sucesión universal: Cuando fallece un comerciante, sus herederos pueden pedir
la exhibición general de la contabilidad para los efectos de hacer valer sus derechos
hereditarios.
2- Comunidad de bienes: Puede ordenarse la exhibición general a favor de los
condueños.
3- Liquidación de sociedades legales y comerciales: La única sociedad legal es la
sociedad conyugal, de manera que si se disuelve el matrimonio, procede la
manifestación general de los libros. Las sociedades comerciales pueden ser de
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personas o de capitales y en caso de liquidación procede la manifestación general,


lo que no involucra un riesgo para la empresa desde el momento que ella ha puesto
término al giro que le era propio.
4- En caso de la antigua quiebra y nuevo procedimiento concursal de liquidación:
La antigua quiebra y el nuevo procedimiento concursal de liquidación son
procedimientos colectivos que comprende todos los bienes del deudor (salvo
excepciones), para realizarlos y pagar a los acreedores. Tanto el síndico de
quiebras (actual liquidador) como el juez, pueden practicar el reconocimiento
general de los libros de contabilidad del deudor que ha sido declarado en quiebra
(deudor fallido, conforme al sistema antiguo) o a cuyo respecto se ha abierto un
procedimiento concursal de liquidación (Ley 20.720).
Exhibición Parcial de la contabilidad: Ella procede en litigios que haga necesario el
conocimiento de determinados asientos contables. Debe decretarse por el juez a petición de
parte interesada. Se limita sólo a las operaciones contables que tengan relación con el juicio;
y se practica personalmente por el juez en presencia del dueño y en el lugar donde se llevan
los libros de contabilidad. (Artículo 43).

Valor probatorio de los libros de contabilidad


Los libros de contabilidad son instrumentos privados, por lo que deberían regirse por la regla
general en esta materia, contenida en el artículo 1704 del CC (sólo hacen fe contra el que los
ha escrito). Pero los libros de contabilidad constituyen una excepción a la regla general pues
“hacen prueba a favor de la persona que los presenta”, siempre que se cumplan ciertas
condiciones, señaladas en el artículo 35 del Ccom, a saber:
- Que se trate de un juicio entre comerciantes.
Se pretende que las partes estén en igualdad de condiciones (pues los comerciantes
están obligados a llevar los libros), de modo que si una parte se favorece con la
prueba, es lógico que la otra tenga el mismo derecho.
- Causa de comercio.
La causa debe referirse a un derecho u obligación nacidos de un acto de comercio
u operación mercantil, que son las únicas que el comerciante registrará en sus
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libros. Puede suceder que el acto sea mixto o de doble carácter, por lo que doctrina
entiende que debe tratarse de una operación comercial para ambas partes.
- Que los libros se lleven regularmente, o sea que se cumplan los requisitos
previstos en el artículo 31 del Ccom.

Relación de los libros de contabilidad con la prueba testimonial


Los artículos 1708 y 1709 del CC establecen una restricción a la prueba testimonial (no se
admitirá respecto de aquellas obligaciones que hayan debido constar por escrito). Pero el
artículo 1711 del CC establece una excepción diciendo que cuando hay un principio de
prueba por escrito (un acto escrito del demandado o de su representante, que haga verosímil
el hecho litigioso), procede la prueba testimonial.
Al respecto, se ha planteado el problema de saber si un comerciante puede hacer uso de la
prueba testifical alegando tener en sus propios libros de contabilidad un principio de prueba
por escrito. La jurisprudencia ha declarado que esto no es posible, ya que la ley (artículo
1711) exige que el principio de prueba por escrito emane de la contraparte.

Resultado de la prueba de los libros de contabilidad


Pueden presentarse las siguientes posibilidades:
a) Si los libros de ambas partes están de acuerdo, producen plena prueba ya que
hacen fe en contra y a favor de cada comerciante. (Artículo 35)
b) En caso de desacuerdo. Como se trata de medios probatorios igualmente
fehacientes y contradictorios, se anulan.
c) Si los libros de una parte no han sido llevados regularmente (es decir, con
infracción al artículo 31), carecen de valor probatorio a favor del comerciante que
los lleva. El infractor queda entregado a lo que digan los libros de la contraparte si
éstos han sido llevados en conformidad a la ley, salvo prueba en contrario.
d) Si el comerciante que ha recibido orden de exhibir sus libros los oculta, destruye
o simplemente no los tiene, se aplicará el artículo 33, y se entiende que el
comerciante está de mala fe y queda entregado por completo a los libros de su
contrario, sin admitirse prueba en contrario.
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* Si los libros de contabilidad, por cualquier motivo, no hacen prueba, sirven junto
a otros medios probatorios, como base de una presunción judicial, de lo que se
sigue la conveniencia de presentar los libros aunque no formen prueba.

Prueba de los libros de contabilidad en contra del comerciante que los lleva
(artículo 38).
Hacen fe en contra sin admitirse prueba en contrario.

Indivisibilidad del medio probatorio.-


El artículo 39 la consagra y significa que si se acepta lo favorable de los asientos de los libros
del contendor, también debe aceptarse lo desfavorable.

Valor probatorio de los libros facultativos


No hacen prueba con independencia de los libros obligatorios, conforme a la primera parte
del artículo 40 del Ccom. Esto es lógico, desde el momento que no son libros imperativos.
Existe sí una excepción, en caso que los libros obligatorios se hayan perdido sin culpa del
comerciante-lo que deberá probar-, pues tales libros harán prueba siempre que hayan sido
llevados en regla.

C) Inscribir ciertos documentos en el Registro de Comercio.


El objeto de esta obligación es resguardar los intereses de los terceros que contratan
con los comerciantes, exigiéndose la publicidad de determinados actos. Esta publicidad
consiste en la inscripción de los documentos en un Registro creado para este efecto –el
Registro de Comercio-, que lleva el Conservador de Comercio. El artículo 20 del Ccom lo
prescribe.
Los documentos que deben inscribirse son los señalados en el artículo 22 del Ccom,
pero en otras disposiciones del mismo cuerpo legal, o en leyes especiales, se establece
también la obligación de inscribir otros instrumentos (como el caso de la Sociedad de
Responsabilidad Limitada y la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada).
El artículo 22 del Ccom exige inscribir las capitulaciones matrimoniales, pacto
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separación de bienes, y otros documentos que impongan al marido comerciante alguna


responsabilidad en favor de la mujer, toda vez que ésta tiene un crédito preferente en contra
de aquél; sentencias de divorcio o de separación de bienes y las liquidaciones consecuentes;
documentos justificativos de haberes del hijo o pupilo bajo potestad del padre, madre o
guardador comerciante; escrituras de sociedad colectiva, en comandita y anónima; y aquellas
en que los socios nombran gerente de la sociedad en liquidación; y los poderes otorgados por
los comerciantes a sus factores.
Estas inscripciones deben practicarse en un plazo de 15 días contado desde el
otorgamiento de los documentos, cuando el interesado ya tenga la calidad de comerciante, o
bien desde que él empieza a ejercer el comercio. En el caso de las escrituras de sociedades el
plazo de inscripción en el Registro de Comercio es de 60 días contados desde la fecha de la
escritura social.

Sanción a la falta de Inscripción:


a) Presunción de quiebra culpable (Artículo 219 N° 11 de la Ley de Quiebras, antes de
su derogación por la Ley 20.720).
b) En el caso de las inscripciones sociales: La nulidad.
c) En el caso de los poderes: La nulidad o inoponibilidad.

4.5 .- LA ACTUACIÓN Y REPRESENTACIÓN DEL COMERCIANTE


INDIVIDUAL (LOS AUXILIARES DEL COMERCIANTE).

El comerciante y, en su caso, el empresario, se caracteriza por ser él quien asume el carácter


de titular de los derechos y obligaciones que se generan a propósito de su actividad mercantil.
Sin embargo, no es necesario – y, desde un punto de vista práctico, resulta imposible – que
el comerciante ejecute por sí mismo todas y cada una de las operaciones mercantiles de su
giro. Por lo mismo, el comerciante constantemente requiere del auxilio de otras personas para
poder desarrollar su comercio.
A veces, va a necesitar de intermediarios, que busquen negocios para el comerciante, que
hagan los contactos para que, oportunamente, el comerciante celebre y concluya un
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determinado contrato.
Otras veces, el comerciante requiere que otra persona ejecute directamente el contrato
por cuenta del comerciante. Es a propósito de esta figura donde entroncaremos con la
institución del mandato comercial.
En general, todas estas personas que auxilian al comerciante en el ejercicio de su actividad
comercial se denominan “agentes auxiliares del comerciante”. Dentro de ellos, desde el
punto de vista de la forma en que se relacionan con el comerciante, podemos distinguir dos
tipos de agentes auxiliares:

1) Los auxiliares independientes: Los auxiliares toman este carácter cuando entre el
comerciante y el auxiliar no existe un vínculo jurídico de subordinación o dependencia.
Estos auxiliares prestan servicios a diversas personas con las cuales no están
subordinadas jurídica ni económicamente.
Algunos de éstos agentes son a su vez comerciantes. Su actividad comercial
precisamente consiste en facilitar las operaciones mercantiles de otras personas y, al
desarrollar esta actividad en forma habitual, para si mismos y con ánimo profesional,
pasan a ser comerciantes. Incluso pueden llegar a explotar un establecimiento de
comercio.
Dentro de éste tipo de auxiliares independientes encontramos a: Los comisionistas, los
corredores, los martilleros, los agentes de valores, etc.

2) Los auxiliares dependientes: Estos prestan servicios a un solo comerciante con el cual
están subordinados jurídicamente y económicamente. Están ligados por vínculo laboral
al principal e integran la estructura empresarial del comerciante. Aquí encontramos a
los factores y dependientes de comercio.
Cuando los auxiliares dependientes realizan su labor, no realizan el comercio para sí
mismos, lo cual es un requisito esencial para calificar a una persona de comerciante.
En efecto, ellos están actuando por cuenta del principal.
Por lo mismo, a diferencia de lo que ocurre con los auxiliares independientes, la labor
de los auxiliares dependientes no puede llegar a constituir una actividad mercantil
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separada de la del principal, porque los actos que estos auxiliares dependientes realizan
son ejecutados dentro de la estructura empresarial del comerciante, con el cual están
ligados por un vínculo de subordinación o dependencia.

4.6 .- PROHIBICIONES Y LIMITACIONES PARA COMERCIAR


(RESTRICCIONES PARA EJERCER EL COMERCIO).

Por aplicación del derecho a ejercer libremente cualquier actividad económica, reconocido
en la Constitución Política (artículo 19 N° 21), la regla general es la libertad de comercio. En
consecuencia; toda persona capaz puede realizar libremente esta actividad.
Sin embargo, existen algunos supuestos en que podemos advertir ciertas prohibiciones o,
mejor dicho, restricciones para ejercer el comercio.
Para estudiar esto seguiremos la siguiente clasificación:
1.- Restricciones objetivas:
Hablamos de restricciones objetivas, por cuanto se establecen en función de la
actividad misma que se va a desarrollar.
a) Restricciones objetivas absolutas:
Dicen relación con actividades cuyo ejercicio está prohibido, por ser contrarias a
la moral, el orden público, las buenas costumbres o la higiene. En consecuencia,
ninguna persona puede ejecutarlas.
Son los llamados comercios prohibidos (por ejemplo el tráfico ilícito de
estupefacientes).
b) Restricciones objetivas relativas:
Aquí encontramos ciertas actividades que, en razón de su gran importancia o
repercusión social y económica, el legislador determina que no pueden ser
realizadas por cualquier persona.
Dentro de las restricciones objetivas relativas distinguimos dos casos, el
denominado “comercio reservado” y el “comercio calificado”.
b.1. Comercio Reservado:
Se trata de aquellas actividades cuyo ejercicio se reserva al Estado. Los
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particulares no pueden ejecutarlas.


Antiguamente existían varios supuestos de comercio reservado (por ejemplo:
Correos y Telégrafos, Ferrocarriles, etc.). Sin embargo, hoy en día, por aplicación
del principio de subsidiaridad del Estado consagrado en la Constitución Política,
sólo en virtud de una ley de quórum calificado se puede reservar al Estado el
ejercicio de ciertas actividades económicas.
En la actualidad podemos identificar algunos casos:
- El manejo de la masa monetaria está entregado exclusivamente al Banco
Central.
- La producción oficial de cartografía.
b.2. Comercio calificado:
Se refiere a ciertas actividades que, también por su importancia económica social,
el legislador ha dispuesto que sólo pueden ejecutarse a través de ciertas formas
societarias o por personas que hayan obtenido un nombramiento oficial.
Ejemplos de actividades que sólo pueden ser ejercidas a través de ciertas formas
societarias:
- Los Bancos, deben constituirse como sociedades anónimas especiales
según establece art. 27 de la Ley General de Bancos.
- Las empresas de seguros, deben constituirse como sociedades anónimas
especiales (Art. 126 Ley 18.046 y DFL 251 de 1931).
- Las AFP, también deben constituirse como sociedades anónimas
especiales. (art. 130 de la Ley 18.046)
Casos en que se requiere de un nombramiento oficial:
- Los martilleros (necesitan una Resolución del Ministerio de Economía).
- Los corredores de bolsa y agentes de valores (deben estar inscritos en el
Registro que lleva la Comisión para el Mercado Financiero).

2.- Restricciones subjetivas:


Nos referimos a ciertos casos en que el legislador establece limitaciones para comercial
en función de la persona que va a realizar el comercio.
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a) Restricciones subjetivas absolutas:


Son aquellas que se imponen a ciertas personas en virtud de las cuales no pueden
ejercer ningún tipo de comercio.
El proyecto original del Código de Comercio contenía algunas prohibiciones de
esta naturaleza (a las corporaciones eclesiásticas, a los abogados con estudios
abiertos, a los militares, etc.) que fueron eliminadas por la Comisión Revisora en
virtud del principio de la libertad de comercio.
Sobre el particular, cabe tener presente el artículo 19 del Código de Comercio,
según el cual “los contratos celebrados por personas a quienes esté prohibido por
las leyes el ejercicio del comercio, no producen acción contra el contratante
capaz….”. Conforme a esta norma, pareciera que en la actualidad existen
prohibiciones legales absolutas para ejercer el comercio. Sin embargo, ello no
es así. Lo que ocurre es que el citado artículo 19 concordaba con aquellas normas
del proyecto original que establecían prohibiciones para ejercer el comercio, pero
que ya hemos dicho fueron eliminadas. Quizás la citada norma tuvo algún sentido
mientras estuvo vigente la denominada “muerte civil”, contemplada
originalmente en el Código Civil y que afectaba a los sacerdotes y miembros del
Clero regular. Sin embargo, la muerte civil fue derogada por la Ley 7612 del
año 1943.
En consecuencia, hoy en día la norma del artículo 19 del Ccom no tiene
aplicación.
b) Restricciones subjetivas a relativas:
Se refieren a limitaciones que pesan sobre determinadas personas y que les
impiden, bajo ciertas circunstancias, ejercer algunas actividades comerciales.
Tales limitaciones obedecen a la protección del interés privado de un comerciante
frente a la competencia desleal de personas unidas a él por vínculos laborales o
societarios.
Ejemplos:
- Los factores de comercio, no pueden comerciar en el mismo giro del
principal, salvo autorización (artículo 331 del Código de Comercio).
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- Los socios de una sociedad de personas, no pueden explotar por cuenta


propia el mismo ramo o giro social (artículo 404 N° 4 Ccom).
- Los corredores de comercio, no pueden realizar operaciones comerciales
por su cuenta o tomar interés en ellas, dentro del rubro de corretaje a que
se dedican (artículo 57 Ccom).

4.7.- RESPONSABILIDAD DEL COMERCIANTE INDIVIDUAL.

Tal como vimos en los capítulos anteriores, la figura del comerciante individual puede
adoptar diversas formas en que puede amparar con personalidad jurídica a su empresa.
Dichas formas que vimos son:
a.- Como Persona Natural
b.- A través de una E.I.R.L.; y
c.- Por medio de una S.p.A.
Sin embargo, desde el punto de vista de la responsabilidad, es necesario distinguir entre estas
tres figuras para efectos de determinar la manera en que responderán frente a terceros con su
patrimonio.

1.- La situación del Empresario (comerciante) individual (como persona natural)


antes de la Ley 19.857:
La Ley 19.857 sobre Empresa Individual de Responsabilidad Limitada, constituye un gran
avance en materia comercial, pues permite al pequeño empresario limitar el riesgo con
que actúa en sus actividades comerciales. Con anterioridad a la entrada en vigencia de
esta ley, el empresario individual estaba imposibilitado de ejercer su actividad mercantil
sin obligar la totalidad de su patrimonio al cumplimiento de las obligaciones derivadas de
tal ejercicio. Lo anterior, por aplicación del derecho de prenda general de los acreedores,
establecido en el artículo 2465 del CC.
Esto producía una gran diferencia entre los empresarios individuales y las empresas
colectivas dotadas de personalidad jurídica propia mediante la constitución de una
sociedad comercial. En efecto, nuestra legislación sólo concebía mecanismos de
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limitación de responsabilidad del empresario en el marco del derecho societario, a través


de la constitución de una sociedad de responsabilidad limitada, de una sociedad anónima
o de una sociedad en comandita en lo que respecta a los socios comanditario. Por
aplicación del artículo 2053 del CC, que define a la sociedad como un contrato en que dos
o más personas estipulan poner algo en común ..., la sociedad supone el concurso de
voluntades de más de un empresario. Por lo tanto, en rigor, el empresario individual no
podía recurrir al derecho societario para limitar su responsabilidad, quedando de esta
manera desprotegido, respondiendo ante sus acreedores de manera ILIMITADA con todo
su patrimonio.
Por otro lado, la situación del empresario individual se veía muy desmejorada frente a las
empresas organizadas al amparo de una sociedad. El empresario individual, no solo
exponía sus bienes y los de su familia, sino que también sus antecedentes comerciales en
el caso de caer en desgracia. Con ello era muy difícil que esta persona pudiera recomenzar.

Si una persona natural decide instalar un establecimiento mercantil o una empresa,


compromete el conjunto de su patrimonio, es decir, responde con todos sus bienes por las
obligaciones que contraiga en el giro de su establecimiento o negocio.

Para limitar su responsabilidad a una cierta cantidad de dinero, antiguamente no tenía otra
posibilidad que asociarse, pero subsistiendo la obligación de involucrar a terceros que
carecían de un interés directo en la marcha de la empresa, por lo que muchas veces debía
recurrirse a testaferros, “palos blancos” o “socios de palo”, a fin de dar existencia a una
sociedad en la cual éstos concurren con un aporte insignificante, quedando más del 99% del
capital en manos del verdadero y, en la realidad, de facto, único empresario y dueño de la
empresa.

2.- La situación del Empresario (comerciante) individual (como persona natural)


una vez dictada la Ley 19.857 sobre E.I.R.L y la ley 20.190 sobre S.p.A.

a) La empresa individual de responsabilidad limitada (E.I.R.L): Supone el


establecimiento de una nueva entidad, la empresa individual de responsabilidad
limitada, dotada de personalidad jurídica propia, distinta de la de su titular, que
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permite a este último limitar su responsabilidad en el ejercicio de una actividad


económica.
La ley 19.857 sobre E.I.R.L en su artículo 2 la define como “una persona jurídica con
patrimonio propio distinto al del titular, es siempre comercial y está sometida al Código de
Comercio cualquiera que sea su objeto; podrá realizar toda clase de operaciones civiles y
comerciales, excepto las reservadas por la ley a las sociedades anónimas”.
La Empresa Individual de Responsabilidad Limitada responde con sus bienes a las
obligaciones contraídas dentro de giro, dando de esta manera cumplimiento al objetivo de la
Ley, de limitar el riesgo del empresario que actúa en actividades comerciales, bajo su propio
nombre, y que somete todos sus bienes al cumplimiento de las obligaciones de la Empresa
Individual de Responsabilidad Limitada, y consecuencialmente fomentar iniciativas
empresariales de pequeña escala.
En conclusión, responde por las obligaciones contraídas en su giro, con el patrimonio de la
empresa y no de la persona natural, por lo cual la responsabilidad en este caso es
LIMITADA.

b) La Sociedad por Acciones (S.p.A) Con fecha 5 de Junio de 2007, fue publicada en el
Diario Oficial la Ley Nº 20.190, que “Introduce adecuaciones tributarias e
institucionales para el fomento de la industria de capital de riesgo y continua el proceso
de modernización del mercado de capitales”, que en su Artículo 17 Nº 1, introduce una
modificación al Código de Comercio, creando la Sociedad por Acciones.
Esta nueva sociedad está regulada desde los Artículos 424 a 446 del Código de
Comercio, y su incorporación obedece a la necesidad de facilitar la inversión de capital de
riesgo dentro del país, con una estructura societaria más flexible que la sociedad anónima, y
permitiendo la creación de una sociedad de carácter unipersonal.
Está definida en el Código, en el Art. 424 como “una persona jurídica creada por
una o más personas mediante un acto de constitución perfeccionado de acuerdo con los
preceptos siguientes, cuya participación en el capital es representada por acciones.” De lo
anterior, se desprende que se le reconoce personalidad jurídica y que puede ser creada por
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una sola persona, con lo que se produce una dicotomía entre el concepto de sociedad dado en
el Código Civil, en su Artículo 2053, y lo estipulado en este Artículo.
Al no decir expresamente qué tipo de personas pueden formar esta sociedad, se
entiende que pueden ser creadas tanto por personas naturales como por personas jurídicas.
El Art. 424 inciso 2 CdC deja entregado a los estatutos la regulación de los derechos
y obligaciones de los accionistas, el régimen de administración de la sociedad y los demás
acuerdos que no sean contrarios con la normativa que las rige. En caso de silencio de los
estatutos y de las disposiciones del párrafo 8, título VII, Libro II del CdC, se aplica la
normativa de las sociedades anónimas cerradas.
En cuanto a su responsabilidad, al igual que en la E.I.R.L. el empresario individual
de una S.p.A limita su responsabilidad al monto de su respectivo aporte y siempre y cuando
al momento de contratar, se obligue con el patrimonio de la S.p.A y no con su patrimonio
personal, por lo cual en esta hipótesis de empresa individual, al igual que la E.I.R.L su
responsabilidad es LIMITADA.
Existen hipótesis en que, a pesar que estas 2 figuras limitan su responsabilidad, bajo
determinadas circunstancias su responsabilidad igualmente será ILIMITADA, las cuales
escapan al análisis de este capítulo y serán analizadas en el próximo curso de Sociedades.

4.8.- EL DERECHO DE PRENDA GENERAL DE LOS ACREEDORES

Una de las bases prácticas en que descansa la responsabilidad contractual es el “derecho de


prenda general” consagrado en el artículo 2465 del Código Civil, que establece: “Toda
obligación personal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre los bienes
raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose solamente los no
embargables”.

De acuerdo a esta disposición, al contraerse una obligación, el deudor automáticamente


compromete todo su patrimonio presente y futuro en el cumplimiento de la misma. De aquí
que el artículo 2469 del Código Civil señala que “los acreedores, con las excepciones
indicadas en el artículo 1618, podrán exigir que se vendan todos los bienes del deudor hasta
concurrencia de sus créditos, incluso los intereses y los costos de la cobranza, para que con
el producto se les satisfaga íntegramente si fueren suficientes los bienes, y en caso de no
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serlo, a prorrata, cuando no haya causas especiales para preferir ciertos créditos, según la
clasificación que se sigue”.

Acto seguido nuestra legislación señala en forma circunstanciada las causas de preferencia,
que según el artículo 2470 son sólo dos: el privilegio y la hipoteca.

En suma, entonces, el deudor al obligarse afecta la totalidad de su patrimonio, con la sola


exclusión de los bienes inembargables (que no pueden subastarse), confiriendo al acreedor
un derecho que garantiza el cumplimiento de la obligación.

El “derecho de prenda general” puede definirse como la afectación, por el solo ministerio
de la ley, de la totalidad de los bienes embargables del deudor al momento de contraer la
obligación, a fin de asegurar el cumplimiento de la misma, facultando al acreedor para
exigir su realización y hacerse pago con las modalidades y preferencias consagradas en la
ley.

Para efectos de este curso, señalaremos que la importancia del Derecho de Prenda General,
radica en el hecho que el deudor (en este caso el empresario individual en sus diversas
manifestaciones) responde ante sus acreedores con todo su patrimonio respecto de las
obligaciones contraídas, con las limitantes de si se trata de una E.I.R.L o una S.p.A,
responderá con todo el patrimonio de esa figura jurídica, no afectando el patrimonio personal,
el cual, para estos efectos se encuentra separado del patrimonio de la persona jurídica, sin
embargo tratándose del empresario individual persona natural, el derecho de prenda general
lo afecta en todo su patrimonio, pues al responder de forma Ilimitada, tal cual lo analizamos
en el capítulo anterior, comprometerá todo su patrimonio, con el cual deberá responder de
forma ilimitada antes sus acreedores.

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