Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Y BE STIAS
GEORGE ORWELL
Prólogo, selección de textos y traducción de
B ar tol omé L e a l
Ilustraciones
Prólogo 5
Un ahorcamiento 21
Muerte de un elefante 31
5
PRÓLO GO
6
BARTOLOMÉ LEAL
7
PRÓLO GO
8
BARTOLOMÉ LEAL
Bartolomé Leal
Fuentes:
9
10
¿POR QU É E SCR I BO?
Desde una edad muy temprana, tal vez los cinco o seis
años, supe que cuando creciera sería escritor. Entre las edades de
diecisiete a veinticuatro años, más o menos, traté de abandonar
esa idea, pero lo hice con la conciencia de que estaba violentando
mi verdadera naturaleza y de que tarde o temprano tendría que
dedicarme a escribir libros.
Yo era el del medio entre tres hermanos, pero había un
intervalo de cinco años por cada lado. Apenas vi a mi padre antes
de cumplir ocho. Por esta y otras razones fui más bien solitario y
pronto desarrollé desagradables manías que me hicieron impopular
durante mis días escolares. Adquirí el hábito de los niños solitarios
de inventar historias y de mantener conversaciones con personas
imaginarias. Creo que desde el mero inicio mis ambiciones literarias
estuvieron mezcladas con el sentimiento de estar aislado y ser
subvalorado por el resto. Sabía que tenía facilidad con las palabras
y capacidad para enfrentar hechos desagradables, y sentía que eso
11
¿POR QUÉ ESCRIB O?
1. Orwell se refiere al período del reinado de los Hannover (1714-1830), con cuatro monarcas de
nombre Jorge y que significó un florecimiento de las artes, incluida la obra de poetas románticos
como Lord Byron y William Blake, grandes cantores de la naturaleza. (Nota del traductor).
12
GEORGE ORWELL
13
¿POR QUÉ ESCRIB O?
14
GEORGE ORWELL
1. Puro egoísmo
Deseo de parecer inteligente, de que se hable de uno, de
ser recordado después de la muerte, de cobrárselas a los que te
desairaron en la niñez, etc. etc. Es una hipocresía pretender que
esto no es un motivo; y fuerte. Los escritores comparten esta
característica con los científicos, los artistas, los políticos, los
abogados, los soldados, los empresarios exitosos –en breve, con la
capa superior de la humanidad. La gran masa de los seres humanos
no es intensamente egoísta. Después de la edad de treinta años más
o menos, abandonan el criterio de ser totalmente individualistas– y
viven principalmente para otros, o son simplemente ahogados bajo
la rutina. Sin embargo, hay también una minoría de talentosos,
gente obstinada que está resuelta a vivir sus propias vidas hasta el
final, y los escritores pertenecen a esta clase. Los escritores serios,
debería decir, son en su conjunto más vanidosos y autocentrados
que los periodistas, aunque menos interesados en el dinero.
2. Entusiasmo estético
Percepción de la belleza en el mundo exterior o, por otro lado,
en las palabras y en su correcta disposición. Placer en el impacto
de un sonido por sobre otro, en la solidez de la buena prosa o en el
ritmo de una buena historia. Deseo de compartir una experiencia
que uno siente que es valiosa y no debería perderse. El motivo
estético es muy débil en muchos escritores, pero incluso un autor
de panfletos o de textos escolares tendrá sus palabras o frases
favoritas que lo atraen por razones no utilitarias; o puede sentirse
tocado fuertemente por la tipografía, el ancho de los márgenes,
etc. Más allá del nivel de una guía de ferrocarriles, ningún libro
está totalmente libre de consideraciones estéticas.
15
¿POR QUÉ ESCRIB O?
3. Impulso histórico
Deseo de ver las cosas como son, de averiguar los hechos reales
y de guardarlos para uso en la posteridad.
4. Propósito político
Utilizo la palabra “político” en el sentido más amplio posible.
Deseo de empujar al mundo en una cierta dirección, de alterar las
ideas de otra gente acerca del tipo de sociedad por el que deberían
luchar. De nuevo, ningún libro está genuinamente libre de sesgo
político. La opinión de que el arte no debería tener nada que ver con
la política es en sí misma una opinión política.
Se puede ver ahora cómo estos diversos impulsos necesitan
pelear unos contra otros, y cómo fluctúan de persona a persona y de
época en época. Por naturaleza –tomando por naturaleza el estado
que has alcanzado cuando eres joven adulto– soy una persona en
quien los tres primeros motivos pesan más que el cuarto. En una
época pacífica podría haber escrito libros floridos o meramente
descriptivos, y podría haber permanecido casi ajeno a mis lealtades
políticas. En realidad he sido forzado a transformarme en una
especie de propagandista. Primero pasé cinco años en un oficio
inapropiado (la Policía Imperial, en Birmania), y luego sufrí de
pobreza y de un sentimiento de fracaso. Esto incrementó mi
natural odio a la autoridad y me hizo por primera vez totalmente
consciente de la existencia de las clases trabajadoras; el trabajo en
Birmania me proporcionó alguna comprensión de la naturaleza del
imperialismo. Pero estas experiencias no fueron suficientes para
darme una orientación política precisa. Luego vinieron Hitler, la
Guerra Civil Española, etc. Hacia fines de 1935 había fallado en
alcanzar aún una decisión firme...
16
GEORGE ORWELL
17
¿POR QUÉ ESCRIB O?
18
GEORGE ORWELL
19
20
U N A HORCA M I EN TO
21
UN AHORCAMIENTO
3. Dravidianos o tamiles son los habitantes de las provincias meridionales de India. (Nota del traductor).
22
GEORGE ORWELL
23
UN AHORCAMIENTO
24
GEORGE ORWELL
25
UN AHORCAMIENTO
26
GEORGE ORWELL
27
UN AHORCAMIENTO
28
GEORGE ORWELL
29
30
M U ERT E DE U N EL EFA N T E
31
MUERTE DE UN ELEFANTE
32
GEORGE ORWELL
33
MUERTE DE UN ELEFANTE
34
GEORGE ORWELL
35
MUERTE DE UN ELEFANTE
36
GEORGE ORWELL
37
MUERTE DE UN ELEFANTE
38
GEORGE ORWELL
39
MUERTE DE UN ELEFANTE
40
GEORGE ORWELL
4. Habitante del sur de la India emigrado a la Birmania de la época. (Nota del traductor).
41
42
CÓMO MUEREN LOS POBRES
43
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
44
GEORGE ORWELL
45
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
etapa que más disfrutan los espectadores. Durante los últimos cinco
minutos, lo noté, sobreviene una especie de insensibilidad. Luego
que la cataplasma hubo sido retirada, una almohada impermeable
rellena con hielo fue encajada bajo mi cabeza y me dejaron solo. No
dormí y hasta donde sé esa fue la única noche de mi vida –quiero
decir la única noche pasada en una cama– en que no dormí nada,
ni siquiera un minuto.
Durante mi primera hora en el Hospital X había tenido
una serie completa de tratamientos diferentes y contradictorios,
pero esto era engañoso porque en general uno recibía muy poco
tratamiento en absoluto, fuera bueno o malo, a menos que estuviera
enfermo de una manera interesante e instructiva. A las cinco de la
mañana las enfermeras hacían su ronda, despertaban a los pacientes
y les tomaban la temperatura, pero no los lavaban. Si uno estaba
lo bastante bien como para hacerlo, se lavaba uno mismo, de otro
modo, uno dependía de la gentileza de algún paciente ambulante.
Eran generalmente otros pacientes quienes, también, transportaban
las sondas y las tristes bacinillas apodadas “cacerolas”. A las ocho
llegaba el desayuno, llamado en estilo militar, “la sopa”. Era sopa,
también, una ligera sopa de verduras con delgados trozos de pan
flotando en ella. Más tarde en el día, el doctor, alto, solemne y
barbinegro, hacía sus rondas, junto con un interno y una tropa de
estudiantes pegados a sus talones; pero éramos alrededor de sesenta
en la sala y era evidente que tenía otras salas que atender de igual
manera. Había muchas camas que día tras día pasaba de largo,
seguido de gritos implorantes.
Por el contrario, si uno tenía una enfermedad con la cual
los estudiantes querían familiarizarse, se gozaba de bastante
atención o algo así. En mi caso, atacado de un espécimen de
46
GEORGE ORWELL
5. Esta es la forma en que el personaje pronunció esta palabra, y que, para darle un giro literario,
el narrador siguió usando en el resto del ensayo. (Nota del editor).
47
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
48
GEORGE ORWELL
49
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
50
GEORGE ORWELL
las cosas por las que uno reza durante las Letanías. Para allá vas
entonces, pensé, eso es lo que te espera de aquí a veinte, treinta o
cuarenta años: así es como los afortunados mueren, los que viven
para llegar a viejos. Uno quiere vivir, por supuesto, de hecho uno
solo permanece vivo por miedo a la muerte, pero ahora pienso,
como lo pensaba entonces, que es mejor morir violentamente y no
demasiado viejo. La gente habla acerca de los horrores de la guerra,
pero ¿Qué arma ha inventado el hombre que siquiera se aproxime
en crueldad a algunas de las enfermedades más comunes?
La muerte “natural”, casi por definición, significa algo lento,
pestilente y doloroso. Incluso con eso, hace diferencia si uno la
puede alcanzar en el propio hogar y no en una institución pública.
Este pobre viejo desdichado, que se había recién extinguido como
un cabo de vela no era ni siquiera lo bastante importante como para
que alguien estuviera velando su lecho de muerte. No era más que
un número, luego un “ejemplar” para los bisturíes de los estudiantes.
¡Y la sórdida falta de intimidad de morir en tal lugar! En el Hospital
X las camas estaban muy próximas entre ellas y no había biombos.
Imagino por ejemplo, morir como el hombre pequeño cuya cama
estuvo por un tiempo a los pies de la mía, ¡aquél que gritaba cuando
la ropa de cama lo tocaba! Me atrevo a decir que “Je pisse!” fueron
sus últimas palabras registradas. Tal vez los que están muriendo
no se preocupan de tales cosas, esa sería al menos la respuesta
estándar: la gente que está muriendo es a menudo más o menos
normal mentalmente hasta casi el día de su final.
En las salas públicas de un hospital uno puede ver horrores
que no parece encontrar entre la gente que se la arregla para morir
en sus propios hogares, como si ciertas enfermedades solamente
atacaran a las gente de bajos niveles de ingreso. Pero es un hecho
51
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
6. Sarah Gamp es la enfermera disoluta que aparece en la novela Martin Chuzzlewit (1843) de
Charles Dickens. (Nota del traductor).
52
GEORGE ORWELL
53
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
54
GEORGE ORWELL
7. Personajes de Los papeles póstumos del Club Pickwick (1836) de Charles Dickens. (Nota del traductor).
8. Literalmente Cuchillero, Trinchador, Aserrador, Enterrador. (Nota del traductor).
55
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
56
GEORGE ORWELL
57
C ÓMO MUEREN LOS POBRES
nunca había visto pero de los que tenía algún conocimiento por la
tradición. Y algo, tal vez el doctor vestido de negro con su ajado
maletín negro, o quizás el olor dulzón, jugó la extraña broma de
desenterrar de mi memoria el poema de Tennyson “The Children’s
Hospital”, en el cual no había pensado en veinte años. Había
ocurrido que cuando niño me lo había leído en voz alta una
enfermera asqueada, cuya propia vida profesional puede haber sido
traída de vuelta a los tiempos en que Tennyson escribió el poema.
Los horrores y sufrimientos de los hospitales para pobres eran un
recuerdo vívido para ella. Nos habíamos estremecido juntos con
el poema y luego aparentemente yo lo había olvidado. Incluso su
título probablemente no me hacía recordar nada. Pero la primera
mirada a la oscura y rumorosa pieza, con las camas puestas tan
juntas, de pronto hizo surgir la corriente de pensamiento al cual
pertenecía y en la noche que siguió me encontré a mí mismo
recordando toda la historia y la atmósfera del poema, con muchos
de sus versos completos.
58
GEORGE ORWELL
59
60
ALGUNAS REFLEXIONES
ACERCA DEL SAPO COMÚN
61
ALGUNAS R EFLEXIONES ACERCA DEL SAPO C OMÚN
62
GEORGE ORWELL
63
ALGUNAS R EFLEXIONES ACERCA DEL SAPO C OMÚN
64
GEORGE ORWELL
65
ALGUNAS R EFLEXIONES ACERCA DEL SAPO C OMÚN
66
GEORGE ORWELL
67
68