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Impreso en España
Ac/rtivismos feministas
lenguas de la región (si hay quien se identifica como queer, son harto
comunes autodenominaciones como viado, transviado, sapatão, torti-
llera, marica, joto, rara, etc.).
También Héctor Domínguez Ruvalcaba (2016) reflexiona sobre el
viaje del término queer fuera del contexto anglosajón y sobre su tra-
ducción cultural, puesto que Latinoamérica no es su lugar de origen
ni el de su uso despectivo. Sin embargo, el teórico considera que más
que enfocarse en la pérdida semiótica que la labor de adaptar o tra-
ducir podría conllevar, es sobre todo importante tener en cuenta que
“beyond the actual translation, the effect of queer discourse in Latin
America is the rearticulation of the social and political meaning of the
body, a disrupting reordering of the gender system” (2016: 6). Este
efecto positivo es lo que nos interesa en este libro.
En la presentación que hacen del dosier “Sexualidades Disparata-
das”, publicado en la revista Cadernos Pagu en 2007, Richard Miskolci
y Júlio Assis Simões afirman, partiendo de la realidad brasileña, que
los estudios queer desafían el régimen de la sexualidad actual al de-
construir críticamente los binarismos masculino/femenino u homo-
sexual/heterosexual, que están en la base de las culturas occidentales y
occidentalizadas, por lo que no valdría la pena rechazar las importan-
tes reflexiones propuestas por la teoría queer solo porque sea ajena a la
región. Aún más, los autores afirman que la realidad brasileña refleja
muchas de las conceptualizaciones y experiencias sexual-cognitivas
encontradas en los estudios queer, por lo que es efectivamente una
buena herramienta teórico-analítica (Miskolci y Simões 2007: 11-13).
El uso del término queer, tanto en el activismo como en la acade-
mia, nace en los Estados Unidos, es cierto, y por lo tanto es ajeno a
otros contextos y otros idiomas. Pero lo queer nace de la intersección
entre las teorías feministas y poscoloniales en una aguda necesidad de
nombrar también a los seres no blancos tan acostumbrados también
a resistir al statu quo dominante. Lo queer trae al foco de discusión la
irreverencia, las fronteras, la abyección, las promiscuidades entre los
sujetos de tantas luchas colectivas, las inmensas coaliciones posibles.
Por estas razones, la intersección de lo queer con el espacio de resis-
tencia que también es América Latina abre un campo de análisis muy
rico que permite una mejor comprensión de ese espacio, puesto que
Es por lo que queda dicho5 que en este libro elegimos dar un paso
más lejos en la apropiación del término queer en las lenguas portugue-
Bibliografía
3 Claremont Road fue una protesta ciudadana contra la construcción de una au-
topista en un distrito de Londres. Tanto habitantes de la zona como activistas y
artistas se manifestaron con propuestas urbanísticas y acciones artísticas ocupan-
do el espacio, por ejemplo, con esculturas que hacían las veces de barricadas. Se
realizó durante la primera mitad de la década de 1990, la acción más reconocida
fue la de 1994.
Reclaim the Streets se creó para reclamar, recuperar, ocupar las calles. Pro-
ponían anular los usos convencionales de las calles londinenses mediante una
apropiación temporal del espacio público utilizando los cuerpos, la creatividad
y la música. Eran manifestaciones multitudinarias donde la gente bailaba con
vestidos color rosa y plata. Una acción política desconcertante por lo festiva,
una mezcla agradable y alegre como para poder ser desalojada por la fuerza. Las
primeras acciones se realizan a comienzos de los años 90.
La Ciudad del Sol es el nombre que se le dio a la multitudinaria acampada
improvisada en la madrileña Puerta del Sol en 2011. Una ciudad instantánea
dentro de otra gestionada de manera asamblearia y con un amplio contenido
simbólico. El objetivo de la acampada de Sol era el reclamo de profundos cam-
bios en el sistema político y económico vigente. Todas estas acciones muestran
que el espacio público de las ciudades sigue estando cargado del sentido político
que lo ha convertido en escenario de disidencia y resistencia.
Sin dejar de lado estas reflexiones sobre la relación entre arte y activis-
mo, considero que la idea de acción política artística feminista es más
adecuada para un análisis que repiense el vínculo entre arte y política,
en la medida en que las artes y las políticas feministas han transforma-
do y transforman tanto el mundo del arte como el de la política con
sus ideas canónicas. En ese devenir, han sido importantes los apren-
dizajes que resultan de la experimentación sobre cómo comunicar,
mostrar, poner en discusión lo que pensamos y proponemos. Es allí
donde tanto las artistas como las activistas van a consolidar la relación
entre movimiento, activismo, teoría y práctica artística.
Silvia Gil (2011: 364), filósofa y activista española, nos recuerda que
desde los años noventa las prácticas artísticas van adquiriendo un rol
[E]l arte se implica en las luchas feministas con una marcada acción activista
y con una considerable carga política. [...] Frente al aislamiento creativo del
artista, el arte feminista va a ser deliberadamente incisivo en el contexto so-
cial y público, caracterizado por un elemento de otredad, una necesidad de
conexión más allá del producto y del proceso artístico. El arte feminista afir-
mará que el arte puede ser social y estéticamente efectivo (Sosa 2010: 188).
El activismo artístico feminista será por tanto una apuesta por las
expresiones artísticas como práctica política, que potencia las propuestas
de modos de hacer que provienen de prácticas artísticas y políticas fe-
ministas. Procura superar las formas tradicionales de hacer política y de
hacer arte para volverlas más pertinentes y contundentes, en la búsqueda
de construir conocimientos, concientización, denuncia y acción. Así el
arte deja de ser la forma y la política el contenido, porque este no se
piensa como un asunto previo y determinante de la acción que solamen-
te le daría forma estética a una propuesta política; por el contrario, la
relación que se establece será estrecha, horizontal y correspondiente en-
tre forma y contenido, incluso sin necesidad de diferenciarlos. Esto nos
lleva a repensar la manera en que las acciones políticas artísticas pueden
reinventar la acción política y cómo las prácticas artísticas, en general el
arte y la cultura pueden ser caminos de transformaciones sociales.
De esta manera, se concretan otras políticas feministas que serán
diversas, colectivas, artísticas, corporizadas, en respuesta a la necesidad
de que los feminismos también se construyan políticamente desde otros
lenguajes, como los artísticos. Así, se apuesta por repertorios de acción
política diferentes a los usados tradicionalmente, y se reconocen diversas
prácticas y conocimientos feministas. Las artes serán también una for-
ma de hacer política feminista, otros activismos que hacen posible tocar,
pintar, cantar, gritar, performancear4 los feminismos, construidos en
una acción política que además será agradable, gozosa, divertida, festiva.
4 “Performancear es la literalidad del verbo que significa devenir, que dice hacien-
do, piensa y hace desde una trascendencia de sus actos, que pueden tener algo
terapéutico no sólo para quien realiza la acción, sino también para quien la pre-
sencia. [...] La performance es intrínsecamente una acción política consciente.
Así quedamos que el verbo; performancear, es ponerle el cuerpo a una posición
política” (Antivilo 2015: 150, 180).
herramientas críticas históricas, a las cuales las mujeres han recurrido para
tomar la voz en las artes, como una estrategia argumentativa del discurso
y acción política feminista [...] estas herramientas pueden ser considera-
das como estrategias políticas estéticas también de acción. La ironía es
una figura literaria y retórica que da a entender lo contrario de lo que se
dice, es como un no decir diciendo. También es una situación que resulta
incongruente y/o tiene una intención que va más allá de la palabra o
acción. El sarcasmo, también como figura retórica, es una burla mordaz
con la que se manifiesta un desagrado mediante la crítica indirecta pero
evidente. Asimismo, puede, al igual que la ironía, dar a entender lo con-
trario. La parodia es una sátira humorística que puede hacerse en carácter
burlón o no sobre algún personaje o evento social, político o cultural. Las
parodias son siempre recreaciones divertidas y críticas que pueden tam-
bién presentarse a través de ironías y con sarcasmo (Antivilo 2015: 169).
cuerpo sujeto. Desde esta perspectiva, las artes feministas que pintan,
esculpen, fotografían o transforman ese cuerpo sujeto de las mujeres,
pueden ser comprendidas como acciones políticas estéticas. Dichas
acciones son parte de las diversas estrategias críticas que hacen de las
artes feministas espacios políticos (Antivilo 2015: 39-40).
Otro aspecto del canon que las artistas feministas van a contestar
es la categoría de “genio”, asociada directamente a la masculinidad.
Para ello contraponen propuestas como los trabajos de colaboración
entre diferentes artistas, consolidan grupos, colectivos de artistas y
activistas que van a ser antijerárquicos, trascendiendo así el trabajo
individual con el que se relaciona al artista/hombre y su supuesta ge-
nialidad. Como hemos visto, las artistas feministas realizan un ve-
hemente y controvertido trabajo, en la medida en que develan las
prácticas sociales que sostienen y legitiman el lugar de las mujeres en
el arte y la mirada sobre su trabajo artístico. Pero no se queda solo allí,
pues también van a ser agudas en la crítica a las condiciones históricas,
sociales, políticas, económicas del arte y su canon, así como al campo
de la cultura, sus prácticas legitimadas de acceso, producción, circula-
ción y recepción, con todo lo que ello ha implicado para las mujeres.
En consecuencia, las propuestas de las artistas feministas reflejan la
necesidad de un arte comprometido con la transformación social, en
especial con la vida de las mujeres, cuyos cambios profundos tendrán
repercusiones positivas para toda la sociedad. Al respecto se refiere
Julia Antivilo cuando afirma que podemos reconocer las acciones de
las artes feministas
como una práctica que aspira a superar esa mediación entre la produc-
ción visual y la transformación de las relaciones sociales, con el fin de que
los dispositivos del arte feminista, que se han resuelto como tácticas de
resistencia y subversión, se presenten como proposiciones de relaciones
sociales. En rigor, hablaríamos de la búsqueda de lo operativo del arte, es
decir, la eficacia del arte en el disenso (2015: 168).
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son las mujeres las que, por temor, limitan el uso y apropiación de la ciu-
dad; son ellas las que arbitran estrategias individuales evitativas de deter-
minados lugares del barrio o de la ciudad. Estas conductas son naturali-
zadas y, en consecuencia, en muchos casos sus causas son “invisibilizadas”
y no reconocidas ni siquiera por las propias mujeres que las vivencian.
Teresa del Valle (2006) ha definido estas conductas como “los espacios
que nos negamos”: son los lugares a los que las mujeres renuncian o por
los que circulan porque forman parte de su vida cotidiana, pero que bási-
camente están mediatizados por miedos (Rainero 2009: 167).
2 A lo largo de este ensayo haré uso de la letra x en reemplazo del masculino gené-
rico. Este uso no parte de la creencia en una relación lineal entre lenguaje y reali-
dad ni busca expresar una toma de posición acabada y permanente con relación
a un problema del lenguaje, a saber: el androcentrismo que conlleva el uso del
masculino genérico en la lengua castellana. Propongo aquí el uso de la x como
acto de disrupción e inclusión, ejercicio de intervención política del lenguaje que
considera a este último, en tanto artefacto cultural, depositario y transmisor de
valores androcéntricos y patriarcales. Se trata de un ejercicio que permite, por
otro lado, ir más más allá del problema de la invisibilización de las mujeres en
el lenguaje y apunta a desmontar el sistema binario de género y a incluir todas
aquellas identidades que no encajan en el binarismo os/as.
3 Esta fecha, que conmemora el asesinato de las hermanas Mirabal en 1960 durante la
dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana, fue decidida durante el Pri-
mer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Colombia en
1981; y posteriormente asumida en 1999 en una resolución de las Naciones Unidas.
mujeres avanzan quitándoles los pétalos a las rosas del bouquet que
llevan en sus manos y la procesión finaliza en una plaza pública en la
que una fosa común circular se encuentra cavada ya en la tierra. Allí,
las mujeres arrojan los tallos espinosos de sus rosas mientras que la
artista y otras participantes comienzan la acción del entierro: empu-
ñando palas arrojan tierra sobre la fosa y sobre las rosas. Enseguida
ofrecen las palas a otras participantes que las suceden en la tarea y así
sucesivamente.
La acción en cuestión es Memória do afeto y se trata de la primera
performance de Moysés. Esta acción contiene ya en su propuesta estética
y política varios de los elementos que seguirán presentes en las acciones
colectivas de la artista hasta el día de la fecha: el uso simbólico del vestido
de novia, el aspecto ritual y el lazo de solidaridad entre las mujeres —so-
brevivientes de violencia doméstica— que realizan la acción. Aparece en
escena ya en esta performance aquello que constituye un motor central
en la práctica de Moysés: la idea de que el amor romántico es una de las
causas centrales de la violencia doméstica en contra de la mujer.
6 Un nuevo proyecto de ley fue debatido en el Congreso Nacional dos años des-
pués, siendo finalmente aprobada la Ley de Interrupción Voluntaria del Emba-
razo (IVE) el 30 de diciembre de 2020 y promulgada el 14 de enero de 2021. La
Argentina se unió así a un reducido grupo de países latinoamericanos —entre
los que se encuentran Uruguay, Cuba, Guyana y también algunas zonas de Mé-
xico— en donde, bajo ciertas condiciones específicas, el aborto es legal indepen-
dientemente de la causal del embarazo.
Existe, en efecto, otro lenguaje del deseo, y es el que surge del incons-
ciente donde ha sido empujado en el momento del pacto social. Es un
lenguaje que se sirve de una sintaxis diferente, en que no hay sujetos ni
objetos; donde el uno no es el privilegiado. Sus raíces se encuentran, se-
gún Irigaray, en la gestualidad del cuerpo, a menudo bloqueada y difícil
de leer, en el sufrimiento, pero también en la risa; en lo que uno/a se
atreve a hacer o decir (Mirizio 2000: 110).
Una cabeza rapada, hasta la mitad. Otra con pelo largo y violeta,
una con la cara pintada de verde y mucha brillantina. Cuerpos gordos,
flacos, en tetas, con pelos negros que nacen de las axilas, sin. Cuerpos
de mujeres, cuerpos trans, “cuerpas disidentes”, lesbianas, no binaries.
Se juntan en avenidas, calles y plazas: y ahora que estamos juntas, y ahora
que sí nos ven se oye el canto que avanza —“El deseo es nítido ahí, como
un rayo de fuego, cruza la noche de algo. ¡Un relámpago!”— (Cixous
1995: 62). Avanza y anuncia: abajo el patriarcado, se va a caer, se va a
caer. El cántico que se convirtió en himno de las marchas feministas
argentinas de los últimos años condensa en pocas estrofas los núcleos
del movimiento: sororidad, el problema de la mirada y la (in)visibilidad
con relación a la diferencia sexual y el fin último que persigue el femi-
nismo concebido como la revolución pacífica más potente de la historia.
Un “sujeto no previsto” emerge así en el espacio público. No se
trata (o no se trata ya), de reclamar el rol de las mujeres en tanto sujeto
también deseante e invertir así los términos de la ecuación patriarcal
del deseo. Es necesario al fin dinamitarla. Desde un ahora caleidoscó-
pico que hace estallar lo heredado, las certezas, el lenguaje, la organi-
zación binaria de la especie y del mundo, la marea feminista inunda
las calles de Latinoamérica. Afirma así su visibilidad y, al hacerlo, se
afirma como sujeto político, uno que viene a inventar, entre otras
cosas, una nueva política del deseo.
Bibliografía
Introducción
1 Tal vez sea oportuno señalar el lugar desde donde hablan estas dos académicas.
Rosa Cobo Bedía es española y ha desarrollado su trabajo en este país, y Frances-
ca Gargallo es italiana, aunque ha desarrollado su carrera en México.
sistema colonial, patriarcal y capitalista. Cuando se habla del Sur Global suele
utilizarse como herramienta epistemológica tal y como propuso Boaventura de
Sousa Santos en su artículo “Epistemologías del Sur” (Santos 2011).
6 Para una lectura más detallada sobre el movimiento DIY y su modelo de
participación, leer el capítulo “Do It Yourself… and the Movement Beyond
Capitalism” (2007: 44-62) de Ben Holtzman, Craig Hughes y Kevin Van Meter,
y el libro DIY Citizenship. Critical Making and Social Media (2014) editado por
Matt Ratto y Megan Boler.
9 Para una explicación más amplia sobre este concepto aplicado a los medios alter-
nativos y especialmente a los medios alternativos feministas, así como autoras y
autores que lo sustentan, véase el artículo “Feminist Media as Alternative Media?
Theorising Feminist Media from the Perspective of Alternative Media Studies”
(Gunnarsson Payne 2012: 62-66).
Conclusiones
Los tres ejemplos que he traído a este capítulo encarnan un feminismo que
es enunciado por latinoamericanas en Latinoamérica. Esto es importante
porque como hemos visto no ha sido siempre así. Se crea y difunde un
conocimiento de forma no convencional, que surge fundamentalmente
de la práctica, y la teoría se mezcla con la acción en este tipo de propuestas
mediáticas. Desde su singularidad, estos feminismos desvelan aparatos de
opresión comunes, fabricando discursos potencialmente transnacionales.
Mi cuerpo es un territorio político, Luchadoras y Cuerpos Sin-Vergüen-
zas encarnan en sí mismos una serie de valores en cuanto a su gestión,
formación y difusión. Las estrategias que plantean para enfrentarse al
patriarcado, el colonialismo y el capitalismo se hacen patentes desde
las herramientas que escogen para ello. Hay una reapropiación de los
canales de comunicación por autoras que han sido tradicionalmente su-
jetos negados en los medios mainstream: mujeres, lesbianas, indígenas...
Como he señalado, recojo la lectura de Chela Sandoval sobre el feminis-
mo cyborg por las nuevas dinámicas que plantean entre cultura, biología
y tecnología, así como el lugar desde donde se enuncian. Estas narra-
tivas de resistencia adquieren una nueva dimensión al colocarse en los
nudos de una red transnacional que conecta espacios del Sur Global. Es
decir, la formación de una “transconciencia”, que apuntaba Sandoval,
desde esa estructura rizomática, planteada por Deleuze y Guattari, para
que, a pesar de las peculiaridades de cada contexto, consigan basarse en
una misma epistemología. Ponemos en valor todas las características
de estos discursos creados y difundidos al margen del capital, pero es
inevitable preguntarse por su repercusión. ¿Consiguen estas propuestas
desestabilizar los pilares a los que se enfrentan? A fin de cuentas los
colectivos que se conectan entre sí son pequeños y desconocidos por la
gran mayoría, y es probable que la audiencia, a pesar de pasar de lo local
a lo global, siga siendo pequeña o incluso anecdótica. Sin embargo, los
ejemplos destacados a lo largo del capítulo representan la importancia
de este tipo de propuestas, que afortunadamente se multiplican y que
son fundamentales para un tejido feminista plural. El conjunto constru-
ye un armazón teórico político. Sin olvidar que en su hacer muestran la
posibilidad de la teoría que difunden.
Bibliografía
Introdução
como uma identidade para obras ou artistas, mas como uma cena emergente no
Brasil, no tocante às dissidências sexuais e de gênero, que possui alguns pontos
de contato e também diferenças.
2 A pesquisa é financiada pelo CNPq — edital Universal 01/2016 — e também
faz parte do projeto de pesquisa de estágio de pós-doutoramento do autor na
Universidade de Sevilha, com apoio do programa Capes-Print.
3 Halberstam analisa várias obras, de distintas linguagens e países, inclusive o filme
Procurando Nemo. No entanto, no capítulo que dá título ao livro, o autor analisa
as obras de Irvine Welsh, Tracey Moffat, Quentin Crisp, Monica Majoli, Judie
Bamber, Helena Cabello e Ana Carceller.
Quizá lo más obvio es que el fracaso nos permite eludir las normas de
castigo que disciplinan las conductas y dirigen el desarrollo humano con
el fin de hacernos pasar de una infancia sin normas a una madurez adulta
ordenada y predecible. El fracaso conserva algo de la maravillosa anarquía
de la infancia y perturba el supuesto claro límite entre adultos/as y niños/
as, entre vencedores/as y perdedores/as. Y aunque es cierto que el fracaso
viene acompañado de un conjunto de afectos negativos, como la decep-
ción, la desilusión y la desesperación, también nos da la oportunidad de
utilizar esos afectos negativos para crear agujeros en la positividad tóxica
de la vida contemporánea (Halberstam 2018: 15).
Acceder a esa posición figural significa más bien reconocer y rechazar las
consecuencias de fundamentar la realidad en la negación de la pulsión.
Como la pulsión de muerte disuelve estas coagulaciones de la identidad
que nos permiten conocernos y sobrevivir como nosotros mismos, lo
queer debe insistir en perturbar, en queerizar, la organización social mis-
ma y, por tanto, perturbarnos y queerizarnos a nosotros mismos y nuestra
investidura em tal organización. Porque la queeridad nunca puede definir
una identidad, solo puede perturbarla. Por eso […], la carga de la queeri-
dad debe localizarse no tanto en la afirmación de una política identitaria
oposicional, sino en oposición a la política como fantasía dominante de
realización, en un futuro siempre indefinido […] (Edelman 2014: 39,
itálicos do autor).
4 Especialmente nesse caso, valeria fazer uma discussão sobre como, na psicanálise,
essas próprias “categorias” não sejam pensadas de forma tão opositiva e dicotô-
mica. Sobre isso, ler, por exemplo, Joel Birman (2016).
Sim ao futuro
E foi Muñoz (2009) quem fez uma das mais incisivas críticas ao livro
de Edelman. Em Crusing utopia: the then and now of queer futurity,
Muñoz insiste que ainda não vivemos em uma época queer. Para ele, o
queer se mantém como potencialidade não alcançada. Logo no início
do seu livro, explica a influência do pensamento de Ernest Bloch em
suas reflexões sobre utopia.
Ele (Bloch) faz uma distinção crítica entre as utopias abstratas e as uto-
pias concretas, apreciando as utopias abstratas somente quando exercem
uma função crítica, que alimenta e potencializa uma imaginação política
transformadora. Para Bloch, as utopias abstratas vacilam porque elas são
desconectadas de qualquer consciência histórica. Utopias concretas são
relacionadas às lutas historicamente situadas, uma coletividade que é real
ou potencial. Na nossa vida cotidiana, as utopias abstratas são semelhan-
tes ao otimismo banal (Recentes conclamações para um otimismo gay e
queer parecem relacionadas a uma evasão da elite homossexual das polí-
ticas). Utopias concretas podem também ser como sonhar acordado, mas
elas são as esperanças de uma coletividade, um grupo emergente, ou até
mesmo do excêntrico solitário que sonha por muitos (Muñoz 2009: 3).5
dizer que Muñoz também não critique a agenda política de gays bran-
cos de classe média-alta, mais focada no casamento igualitário e nas
lutas pela aceitação de gays e lésbicas no exército norte-americano, por
exemplo. Muñoz compartilha a ideia de que muitos gays e lésbicas de-
sejam ser “ordinários” e casados. O problema é que esses desejos nun-
ca imaginam um “não-ainda-consciente” (not-yet-conscious) e são tidos
por Muñoz como um sintoma de uma “anemia política do presente”.
Como destaca Azevedo (2016: 123): “A agenda política pragmática
de gays e lésbicas está, portanto, em oposição a um pensamento ide-
alista que Muñoz associa como endêmico ‘a um estilo queer nascente
que invoque por um ainda-não-consciente a serviço de imaginar uma
futuridade [...]. O ainda-não-consciente é o reino da potencialidade
que deve ser invocada e insistida, se estivermos sempre a olhar além da
pragmática esfera do aqui e agora, do oco do presente’ (Muñoz 2009:
21)”. A proposta, portanto, é a de uma utopia queer por vir. Em mi-
nha leitura, é Muñoz quem, portanto, nos brinda com uma dimensão
mais política para a arte, como faz Azevedo (2016) em suas análises de
vários produtos culturais, inclusive o filme Shortbus.
E como pensar essa cena artística das dissidências sexuais e de gê-
nero junto com as reflexões sobre os “levantes” em Didi-Huberman
e seus colegas6 em suas interessantes reflexões a partir da exposição
Levantes? Ainda que os protestos e ocupações, na maioria das vezes,
fracassem e produzam mortes e/ou dialoguem com a pulsão de morte,
Didi-Huberman aposta mais em seu caráter de resistência, chave que,
na minha leitura, encontra eco na produção artística das dissidências
sexuais e de gênero que temos pesquisado no Brasil.
O conhecido filósofo, historiador e crítico de arte, em Levantes,
está interessado em apontar uma série de características de vários pro-
testos ocorridos no mundo e as suas relações com as imagens (que
podem ser fotografias, obras de arte, desenhos, etc.), performances,
6 O livro Levantes também conta com textos de Judith Butler, Jacques Rancière
e Antônio Negri. Os “levantes” se constituem em uma série de protestos e ocu-
pações políticas ocorridas nos últimos anos pelo mundo. O livro analisa imagens
e gestos dessas manifestações.
livros e panfletos. Para ele, a primeira força dos levantes está na per-
da, que inicialmente nos aflige, mas que pode também “pela graça
de uma brincadeira, de um gesto, de um pensamento, de um texto
– sublevar o mundo inteiro. [...] os levantes pressupõem uma soli-
dariedade bastante profunda que conecta os sujeitos com seus lutos
e seus desejos, mas que também faz os próprios tempos se fundirem
por meio de imagens interpostas” (Didi-Huberman 2017: 290). Ora,
não faltam perdas, infelizmente, para que as pessoas LGBTI+ se le-
vantem. E Didi-Huberman diz que o que nos torna protagonistas de
um levante “é a força de nossas memórias quando se inflamam junto
às memórias de nossos desejos [...]” (2017: 296). Mais adiante, ele
continua:
O levante no Brasil
10 <https://www.youtube.com/watch?v=saZywh0FuEY> (13-11-2019).
11 <https://www.youtube.com/watch?v=6il3RlZSlgM> (13-11-2019).
12 Devo muito dos insights deste texto à tese de Francisco das Chagas Alexandre
Nunes de Sousa (2019).
18 Sobre a repercussão dessa cena muitos dados poderiam ser elencados. Várias ar-
tistas, por exemplo, possuem milhares de visualizações (clipes de Linn da Que-
brada atingem 700 mil visualizações e Intimidade, de Liniker com Linn, em
apenas 4 meses já foi visto por mais de um milhão de pessoas) em seus clipes e
redes sociais e isso também já foi percebido até pela maior rede de televisão do
Brasil, que, em 2018, realizou um programa apenas com artistas elencados nesse
texto. Ver <https://globoplay.globo.com/v/7159804/>. Além disso, os shows de
muitos desses artistas costumam estar lotados e alguns já realizaram apresen-
tações em outros países.
Considerações finais
Bibliografia
O Caminho
O corpo
2 Este filme, em particular, teve grande e boa cobertura crítica na imprensa, bem
como comunicações em congressos que não temos espaço para mapear aqui.
plo, quando drag queens encontram operários numa festa de ano novo
que acaba para que todos, ou quase todos, voltem ao trabalho. Há o
encontro entre homens, mulheres e trans, heteros e gays, que transi-
tam, se esbarram na dança, no sexo, na festa, na alegria possível, aqui
e agora, no repouso que não seja a morte, mas não livre de impasses.
Em Corpo Elétrico, várias questões se multiplicam. Pode um filme,
distante dos cânones revolucionários da modernidade, criar e não só
representar sensações, afetos, perceptos? Como encenar o grupo? Pela
festa? Pela orgia? Esta encenação, esta preocupação com as sensações
em um filme que não é experimental desloca um centramento no en-
redo e no diálogo que estão lá, fundamentais para uma composição do
drama de uma narrativa clássica, para o que acontece entre os corpos,
entre os corpos e o espaço, sem necessariamente se restringir a eles.
Aqui a palavra encenação é importante para incorporar, em especial,
a luz que ilumina desde o início nesta poética da alegria trazida pelas
sensações. Além disso, vale ressaltar a fotografia e a iluminação sóbria
e discreta de Andrea Capella que nunca espetaculariza os corpos, não
genitaliza o sexo, mas que traz uma claridade, uma luminosidade, que
é uma marca de vitalidade, que liga os corpos.
Não só aqui, mas em outros filmes de Marcelo Caetano, o que
interessa é uma experiência queer coletiva, o encontro para além de
limites de classe, gênero, raça, orientação sexual, e mesmo nação,
região. Estas identidades não são apagadas, mas não são necessaria-
mente os motores do drama, da narração, de um conflito central que
nunca se constrói nem eclode. Todas estas grandes marcações sociais
aqui se imprimem no corpo, na experiência, se tensionam e se abrem a
partir dos toques, dos olhares. Se, no início do filme, o trabalho separa
os corpos, o que acontece nos intervalos para cafés, nas pausas para
refeições, nas saídas e nas horas de lazer, nas festas, nos encontros, no
sexo cada vez mais os aproxima, os leva a caminhos inesperados que os
fazem transitar nestes dias de verão e quase verão, entre novembro e o
início de um novo ano onde não há o Natal com a família de sangue
nem fogos de Ano Novo, mas há encontro depois da passagem do
ano com os amigos. Os dias seguem por espaços não muito marcados.
Não há cartões postais de São Paulo nas cenas externas de cruzamento
de ruas, com ou sem chuva, nas externas na noite e quando é mencio-
As festas
Talvez haja mesmo outra historiografia, uma outra história que atra-
vessa os movimentos sociais, uma história mais silenciosa e menos vi-
sível, como os filmes recentes que buscam redimensionar a militância
política diante da emergência da pandemia da AIDS nos anos 80 e 90,
ou a experiência contracultural dos anos 60 e 70.
Uma história de sensações que nos atravessaram, que nos fizeram
levantar, seguir, quando nada nem ninguém nos dizia para fazê-lo. No
se vincular a partidos ou não, talvez seu gesto mais político tenha sido
o de criar formas de estar junto, de sobreviver. Vemos aqui também
outras estórias. Ao vermos os homens envelhecidos caminharem pelos
espaços do centro de São Paulo, são as memórias de outros tempos
que são evocadas, são suas vozes que nos conduzem pelo espaço, por
uma cidade feita não só pela arquitetura, por pessoas comuns, carros,
multidões, mas também por corpos. Uma cidade de desejos, onde,
nos espaços públicos, acontecem os encontros anônimos, hoje, talvez,
mais realizados a partir de aplicativos. Esses espaços são lugares de uma
educação afetiva feita às margens de instituições, a partir de precarie-
dades, mas nem por isto menos importantes. Quiçá sua importância
decorra mesmo dessa precariedade, na qual não se pudesse vislumbrar
algo para além do desamparo e da solidão. Aprendizado feito às escu-
ras, às apalpadelas, sem mestres nem aprendizes. As lembranças pare-
cem acontecer numa noite, entre a abertura e o fechamento do ABC
Bailão, e apontam para outras possibilidades de encontro. Há um ri-
tual na arrumação do lugar e na recepção dos que chegam. Alguns pa-
recem sós. Outros parecem se reconhecer. Há a alegria da dança desses
corpos que envelheceram e que não se enquadram nas noites lgbts
hipsters, juvenis e elitizadas. Corpos que dizem outras histórias para
além das falas. O ABC Bailão fica na República, perto da rua Vieira
de Carvalho, lugar de encontro plural de lgbts, ainda hoje, mesmo
diante do processo de gentrificação pelo qual esta área está passando,
próxima a bairros de classes média e alta, como Higienópolis e Santa
Cecília. O ABC Bailão faz parte de uma rede de lugares como o Bar
dos Amigos. Há códigos para entrar nele. Fotografia e filmagens são
proibidas, mas os que são filmados parecem estar à vontade, ainda que
nem sempre consigamos associar a voz ao rosto e ao corpo dos que
prestam depoimentos. O que parece ocorrer menos para preservar a
privacidade e mais para fazer um efeito coral em que as vozes e histó-
rias se misturam, bem como para construir um efeito espectral em que
as vozes lançam os espaços presentes no passado, compondo corpos
destinados a um momento antes do seu desaparecimento.
Espectralidade ou fantasmagoria, neste caso, não deve ser vis-
ta como uma figura da homossexualidade antes da revolução sexual
(Freccero 2006: 139), associada ao armário (closet) como contraponto
O desamparo
Cada instante traz uma forma de vida que contém múltiplas possibi-
lidades de passados e futuros que talvez possam nos ajudar neste mo-
mento. Mesmo o desamparo, valorizado por Vladimir Safatle (2016)
como o afeto político central para nossos tempos, pode ser uma forma
de invenção, não de desistência.
O desamparo não é um caminho fácil: podemos nos afogar na su-
cessão de terapias e remédios apenas para sobrevivermos cada dia. E
quem haveria de lançar a primeira pedra se não chegou perto desse
poço ou só desceu por ele com a sensação de não chegar nunca no fun-
do? O desamparo pode ser o que faz estes senhores em Bailão caminha-
rem pelas ruas das cidades, no seu tempo livre, apenas contando com
suas pernas e o desejo de que, numa esquina, na entrada de uma gale-
ria, o seu olhar não fosse considerado uma ofensa e não fosse retribuí-
do com uma violência ou humilhação. O desamparo é um risco, uma
aposta do desejo no atravessar a cidade, uma ausência de resignação; ao
invés de ficar vendo TV em casa, é uma aposta similar àquela que hoje
fazemos a partir dos perfis em aplicativos nas esquinas virtuais.
O desamparo – mas também a confiança – faz com que falem e
que sejam filmados. Se havia o temor de serem descobertos nos seus
trabalhos, não se trata agora de orgulho nem de vergonha. Há uma
certa ousadia, presente mesmo nos mais tímidos, naqueles que não
foram colonizados pelos discursos hegemônicos da lgbtfobia e que
procuram estar à altura dos seus desejos.
O desamparo e as sensações que daí decorrem associadas ou não ao
exílio, na solidão de um domingo ou em meio a uma festa, traz assim
uma contribuição a uma história queer ao se alinhar àqueles e àquelas que
procuraram caminhos diversos do orgulho e da autoafirmação, como a
recuperação da melancolia (Love 2007) e do fracasso (Halberstam 2020).
Além do desamparo, restam ainda a dança e as lembranças. Os
encontros na noite. Uma noite após a outra. Talvez numa noite, um
deles não mais apareça. Talvez por não ter podido ir. Doença. Enfado.
Morte. Os nomes nos encontros fortuitos, quando interessam, podem
ser mudados ou esquecidos mais rapidamente. Aqui os nomes só são
ditos no final do filme e, contudo, suas estórias sobrevivem. Bem pode
haver algo depois da noite, da festa, como Marcelo Caetano explora
em Na sua Companhia (2013) ou no já comentado Corpo Elétrico.
Corpos que andam pela cidade criando outras danças nas suas vi-
das que não só aquelas nas noites esperadas. Corpos que dançam no
presente sabendo que há um amanhã. Corpos que, ao dançarem, se
inserem numa outra história a ser refeita não por historiadores, ra-
tos de arquivos que não dançam, mas por outros, que, ao dançarem,
componham outras histórias numa festa que nunca acaba, mesmo que
acabe. Festa que pode ser “an organic entity, a living, breathing being,
a gathering together of the multiple in one, an obscure order, a whole
which is not one, a many that is singular, a kind of provisional ‘we’
at difference with itself from the inside out”5 (Letson 2018: XI). A
festa, esta festa, por mais que possa parecer uma suspensão espacial e
temporal, não está isolada do mundo e o corpo é um arquivo, e para
além de processos de reencenação na dança contemporânea (Lepecki
2016: 121-147), ele traz em si outros passados, feitos por afetos que o
atravessam e gestos que apontam para outros futuros, aqui no Bailão
sob o signo da festa, não tanto como desregramento dos sentidos ou
celebração agônica do fim do mundo, mas apenas gestos em meio a
tantos outros. Gestos que “registram o esforço cinético da comunica-
ção. Mesmo quando feitos no ambiente privado, eles são relacionais;
formam conexões entre partes diferentes de nossos corpos; eles citam
outros gestos; estendem o alcance do sujeito no espaço entre nós; eles
tornam possível um ‘nós’” (Rodríguez 2014: 2). Gestos que apontam
para além das impossibilidades do presente, mesmo que o desejo de
ser amado esteja no futuro, mesmo quando não estivermos mais pre-
5 “uma entidade orgânica, um ser vivo, que respira, uma reunião de múltiplos em
uma unidade, uma ordem obscura, um todo que não é unificado, onde há sin-
gularidades, um ‘nós’ provisório que se difere interna e externamente” (tradução
do autor).
Bibliografia
Filmografia
Introducción
des y, por otro, porque entiendo la relación, muchas veces compleja, entre el sexo
y el género en este tipo de análisis y no quisiera que se interprete que esta di-
mensión está ausente. Dentro de la identidad sexual de las personas entendemos
que están incluidas dimensiones como la del género, la expresión del género, la
orientación, la eroticidad, entre otros elementos. Siguiendo la línea teórica de
Judith Butler (2007, 2010), la materialización de los cuerpos sexuados y gene-
rizados obtiene su estatus de inteligibilidad a través de una matriz heterosexual,
cultural, lo cual implica una serie de tecnologías, entre las que se encuentra el
sexo (dentro del dispositivo de la sexualidad), y procesos por los cuales la mate-
rialidad del cuerpo es significada y materializada como tal. Por tanto, al hablar
de identidades sexuales se hace alusión a esa matriz compleja de inteligibilidad a
partir de la cual los cuerpos se materializan, cuerpos que son sexuados y generi-
zados por la misma matriz. Sobre las implicancias entre sexo y género se puede
consultar el artículo “Entre ficciones y subversiones. Repensando los cuerpos
sexuados y generizados” (Gómez y Recalde 2018), que hace énfasis en estas y
otras cuestiones.
4 La investigación se enmarca en Argentina desde el año 2003 al 2017 y en Uru-
guay de 2005 a 2017.
Contexto de la investigación
declarar a los convivientes del mismo sexo incluidos en los alcances del artículo
53 de la Ley 24.241 como parientes. En 2008: Ley Nº 26.394. Justicia Militar,
despenalización de la homosexualidad en las fuerzas armadas. Esta Ley deroga
el Código de Justicia Militar, el cual si bien no prohibía expresamente el ingreso
de personas homosexuales a las fuerzas, penaba los actos de homosexualidad. En
2009: Ley Nº 26.529. Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales
e Instituciones de la Salud. En 2012: Ley Nº 26.791. Modificatoria del Código
Penal establece en el artículo 80 inciso 4 del Código Penal como homicidio agra-
vado el cometido “por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orien-
tación sexual, identidad de género o su expresión”. En 2013: Ley Nº 26.862.
Reproducción Médicamente Asistida. En 2015: Nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación. Artículo 594, al momento de definir quiénes pueden ser adop-
tantes, el Código establece en su artículo 599 que: “El niño, niña o adolescente
puede ser adoptado por un matrimonio, por ambos integrantes de una unión
convivencial o por una única persona” sin establecer ningún tipo de diferencia
en la orientación sexual o la identidad de género o su expresión del posible adop-
tante. En 2016: La Secretaría de Derechos Humanos, decisión Administrativa
483/2016 crea la Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual.
6 Propuesta Republicana (PRO) partido político de Argentina de centro-derecha.
7 Las leyes de Matrimonio Igualitario, tanto en Uruguay como en Argentina, fue-
ron normas que modificaron las leyes existentes de Matrimonio Civil permi-
tiendo, a partir de su aprobación, la unión en matrimonio de parejas del mismo
sexo, hecho que implicó además una serie de cambios en los códigos civiles
correspondientes.
8 El prefijo “trans” es utilizado como término paraguas para referirse a personas
travestis, transexuales y transgénero. Hace alusión a personas cuya identidad de
Córdoba, Argentina
Metodología
TransTocadas
14 Los nombres de lxs entrevistadxs han sido modificados para preservar su confi-
dencialidad.
15 Todas las fotos reproducidas son parte del archivo personal del colectivo “Trans-
Tocadas” que ha autorizado su reproducción en este artículo.
16 “Luchadora travesti, piquetera, anarquista, feminista”, en <https://www.pagina12.
com.ar/44361-vuela-alto-paloma-negra-piquetera-travesti> (11-05-2020).
17 Mujer trans cordobesa, asesinada en julio del año 2015.
de su realización hasta que culmine. Todos los costos materiales que les
insume el trabajo se financian a través de la autogestión, por lo que su
manutención cotidiana también está involucrada en el proceso creativo.
En el Facebook de TransTocadas, o en videos donde exponen de qué
se trata el proyecto, suelen aparecer con las caras tapadas con pasamon-
tañas o máscaras. Cuando le consulté sobre este punto, Claudia explica
que intentan jugar con quién está detrás de esas máscaras: personas, per-
sonajes, ficciones, hecho que les permite tensar los límites de lo humano.
La foto 1 ilustra a lxs integrantes de TransTocadas con pasamontañas;
se puede observar el calco “Tragate esta leche”, primera intervención pú-
blica de TransTocadas, en 2012, visibilizando la eyaculación femenina y
con el objetivo de reapropiarse, en sus palabras, de una frase “machirula”.
19 La “Pepa Gaitán” fue una joven asesinada por lesbiana por el padrastro de su
compañera, en <https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2058-
2011-07-22.html> (11-05-2020).
20 En <https://es-la.facebook.com/justiciaporlauramoyano/> (11-05-2020).
Los discursos que nos oprimen muy en particular a las lesbianas, mujeres
y a los homosexuales dan por sentado que lo que funda la sociedad, cual-
quier sociedad, es la heterosexualidad. Estos discursos hablan de nosotras
y pretenden decir la verdad en un espacio apolítico, como si todo ello
pudiera a escapar de lo político en este momento de la historia, y como
si en aquello que nos concierne pudiera haber signos políticamente insig-
nificantes. Estos discursos de heterosexualidad obligatoria nos oprimen
en la medida que nos niegan toda posibilidad de hablar si no es en sus
propios términos y todo aquello que los pone en cuestión en seguida es
considerado “primario” (Wittig 2006: 49).
[…] como una forma de negarse a aceptar las lógicas de poder dominan-
tes y la disciplina, y como una forma de crítica. Como práctica, el fracaso
reconoce que las alternativas ya están integradas en el sistema dominante,
y que el poder nunca es total o coherente; de hecho, el fracaso puede
explorar lo impredecible de la ideología y sus cualidades indeterminadas
(Halberstam 2018: 183).
Conclusiones
Bibliografía
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Madrid: Editorial Egales.
Introducción
1 Para más ejemplos de la literatura estadounidense, véase Merrick (2014) que tra-
za el panorama histórico de representaciones disidentes de género en la ciencia
ficción.
For in SF, androgyny and other sexual alternatives need not be illusions
to be dispelled or exceptions to be avoided but can instead represent
plausible features of an extrapolated future or an alien world. SF writers
are more than willing to disrupt the binary gender code with such con-
cepts as a literal third sex, a society without sexual division, gender as a
matter of individual choice, involuntary metamorphosis from one sex to
another, gender as prosthesis, and all manner of unorthodox manifesta-
tions of sexual desire. Readers are asked to accept these features as literal
truths about the imaginary universe of the fiction, but at the same time
they are invited to map the new fictional (dis)order onto the world of
experience (Attebery 2002: 9).
5 Si Haraway usa el término “Gaya”, es justamente para subrayar que para ella la
naturaleza biótica y abiótica, el planeta Tierra, es un agente activo. En la mitolo-
gía griega, Gaya, también llamada Gea, es la diosa de la tierra.
9 Postema se apoya en la siguiente cita de la novela: “Al final no le quedó más que
abrazar sus generosas proporciones. Terminó pensando en que debía celebrarlas
y convertirlas en sinónimo del compromiso de darle a la población de aquel país
los ríos de leche y miel que el mal manejo de los hombres le había escatimado.
No sería la primera ni la última mujer que descubría el hipnótico efecto de un
físico voluptuoso” (Belli 2010: 15).
“Boreales” (2010)
que la del virus que afecta a los personajes de este cuento y que produce
una extraña coloración en su piel. Arroyo Pizarro crea un escenario SF
un tanto fantasmal, en el que por una actividad solar anormal se produ-
cen auroras boreales con colores muy intensos. Los colores pueden ser
leídos como un código: el cielo produce primero un “azul añil”, un azul
profundo que se acerca al espectro del morado, color del feminismo, y
después parece lanzar un grito feminista al mundo con el color “violeta
chillón” (Arroyo Pizarro 2012: 42). Podemos inferir que el fenómeno
respaldará preocupaciones y reivindicaciones de las mujeres, idea que
encuentra apoyo también en la afirmación de Eva, narradora y prota-
gonista, de que el fenómeno opaca el sol (lo masculino) pero no la luna
(lo femenino) (Arroyo Pizarro 2012: 43). Curiosamente, la coloración
del cielo es acompañada por sonidos, una especie de voz: “Concorda-
mos en que las tonalidades del cielo, parecidas a las tonalidades de la
plaga, suenan como a celofán y a vapor. Es uno de los momentos más
sobrecogedores darse cuenta de lo sonoro del asunto” (Arroyo Pizarro
2012: 55). La explicación científica que ofrece la narradora en primera
persona, Eva, es que se trata de vientos solares cuyas partículas producen
un sonido al entrar en la atmosfera. Atando cabos, podemos concluir
que el sol (el principio masculino) está emitiendo un grito o llanto por
ser opacado, mientras que la luna (el principio femenino) sigue visible.15
Al mismo tiempo se extiende el extrañísimo virus, mucho más letal
que el AH1N1 (o el más reciente SARS-CoV-2), que a su vez también
produce una fuerte coloración de la piel de los afectados. Los síntomas
iniciales son llagas amarillas, labios morados y uñas verdosas (Arro-
cados con un gas por robots que después recogen sus cadáveres, los
desintegran y los llevan. No hay información sobre los síntomas que
causa el virus. Por eso, parece viable interpretar que el “virus” consiste,
alegóricamente, en ser haitiano, negro y pobre. Además, elementos de
magia vudú interfieren en la trama, por lo cual la obra produce ciertos
ecos de lo real maravilloso. Puede ser leída también en la línea de la
ecocrítica, pero sobre todo puede ser clasificada como SF en el sentido
de Haraway, porque cuenta una historia especulativa, multiespecie y
multitemporal, en la que el “pensamiento tentacular” está metafórica-
mente presente por el protagonismo de la anémona y sus tentáculos
venenosos. Se trata de una novela compleja que exige mucha atención
para atar cabos y relacionar los diferentes niveles temporales.
En la novela se narra, de manera acronológica, la historia de Acil-
de Figeroa y Argenis Luna. Ambos personajes se despliegan en ejes
temporales diferentes conectados a una catástrofe medioambiental
supuestamente ocurrida en el año 2024. Un maremoto destruye un
depósito de armas biológicas venezolanas que el presidente de la Re-
pública Dominicana había decidido almacenar en el país. Como con-
secuencia del maremoto, la vida en los mares acaba, originando una
crisis general que acabará en el escenario postapocalíptico descrito al
inicio. Parece no ser coincidencia que las armas biológicas sean de
origen venezolano. El hecho más bien insinúa, de paso, el desencanto
de la autora con regímenes latinoamericanos de la izquierda que no
han cumplido con sus promesas. Said Bona, el presidente responsable
de la catástrofe, pone el destino del país en manos del vudú, porque
cree en una profecía según la cual la santera Esther Escudero salvará
el mar.16 El presidente, por tanto, no confía en el conocimiento del
Norte, las ciencias naturales que han sido interpretadas como el top de
las ciencias, sino en una epistemología del Sur17, el vudú.
16 Esther, tras haber tenido una aventura con una mujer casada, va a Cuba para cu-
rarse de una brujería. En Matanzas, su padrino le pone “Omicunlé, el manto que
cubre el mar” profetizando que protegería “la casa de Yemanyá”, orishá asociada
al mar (Indiana 2015: 23).
17 Para Boaventura de Sousa Santos (2011: 35) una epistemología del Sur es “el
reclamo de nuevos procesos de producción y de valoración de conocimientos
18 Su cuerpo de Acilde del año 2027 irá a la cárcel porque así el presidente Said
Bona lo quiere proteger y darle tiempo para concentrarse en sus tareas que lleva
a cabo en su otro cuerpo en el pasado.
Conclusiones
Bibliografía
el territorio mítico suele estar rodeado por un río o una selva, por llanuras
de polvo o simplemente por caminos alambrados que cruzan en sentido
contrario. Una vez dentro del espacio sagrado, el personaje se ve inmerso
en un nuevo orden de cosas en el que desaparecen las fronteras entre
la vida y la muerte, se neutralizan las diferencias entre lo animado y lo
inanimado, se presenta lo verosímil como inverosímil (o viceversa) y la
naturaleza puede convertir a sus criaturas en hombres y a los hombres en
criaturas (Camacho Delgado 2006: 23).
das madrinas de los cuentos, que de la estirpe de las brujas; eran brujas
‘blancas’, incapaces de hacerle daño a nadie” (Belli 2014: 278), como
suele pasar en las literaturas tradicionales, con personajes con poderes
especiales, en general presentadas como auxiliadoras. La protagonista,
Sofía, aprende varias técnicas con Xintal y Carmen, otra hechicera:
Por eso hay un juego con el tiempo en la novela: a veces parece que está
en el siglo pasado, porque el tiempo en esos lugares rurales, en los pue-
blitos, transcurre con muchísima mayor lentitud a mi juicio. […] traté
de poner todo ese mundo del pueblo, y cómo reacciona contra esa mujer,
que de alguna manera también es un retrato de la sociedad nicaragüen-
se moderna; a pesar de que supuestamente somos modernos, realmente
tenemos muchos atavismos, y reaccionamos contra la gente que no es
igual, contra los que tienen una fuerza diferente. Así reacciona la sociedad
nicaragüense contra las mujeres que se sienten muy seguras de sí mismas
(Hood e Ojeda 1994: 128).
4 Por ejemplo, en el capítulo IX, Patrocinio recuerda que a ella nunca le había
gustado Sofía, repitiendo que la chica no era de este mundo: “Ella no se creía
ese cuento de que los padres la hubieran abandonado” (Belli 2014: 60). En el
capítulo XIII, Petrona recuerda que algunas mujeres del pueblo dicen que Sofía
es “hija del demonio o que el diablo solo espera el momento para llevarla por los
aires, poseerla y dejarla preñada del anticristo” (Belli 2014: 78). Petrona añade:
“Solo porque era huérfana hablaban mal de ella […]” (Belli 2014: 78). Más
adelante, en el capítulo XXIX, este personaje reflexiona: “Pura envidia era. La
envidian porque era joven, bonita, rica y porque no había aceptado la mala vida
que le daba el marido. Envidia era. Bien que a muchas les encantaría dejar a los
hombres y echarse no uno sino varios amantes, lo que pasa es que son cobardes,
piensa, y el coraje de su patrona les saca ronchas” (Belli 2014: 188).
de amor maternal. Una vez más son figuras femeninas las que funcio-
nan como referencia y apoyo.
Es un trayecto de autodescubrimiento lo que Sofía intenta hacer
a través de la recuperación de los recuerdos infantiles, pero que, de
hecho, solamente se concreta cuando vive lo mismo que su madre y
pierde inadvertidamente a su hija en una feria:
Esta idea es repetida diversas veces por varios personajes, pero solo
al final, cuando Sofía pierde a su hija, se hace comprensible, como
pasa con casi todos los oráculos.
Un punto fundamental es la existencia de un destino abierto (en
un aparente oxímoron) o la posibilidad de cambiar el destino (una
aparente imposibilidad teniendo en cuenta el significado de “desti-
no”, o sea, “encadenamiento de los sucesos considerado como nece-
sario y fatal”, según el Diccionario de la Real Academia Española).
Los hechiceros comentaban en diversas ocasiones que nada pueden
hacer cuanto al destino de Sofía, porque es más fuerte que ellos,
aunque utilicen sus rituales para protegerla, a ella y a su hija. Sin
embargo, “por algún temblor del tiempo hay un trazo de vida in-
acabado, un hueco por el que Sofía podría escapar de la repetición
innumerable. Por eso le insiste a Doña Carmen que no todo lo que
le sucederá a Sofía ‘está en su destino’. Si la conjunción adecuada se
produce, Sofía podrá romper el círculo y no repetir mitos prefabrica-
dos” (Belli 2014: 191).
La voluntad humana puede finalmente cambiar el destino; y este
no es un final cerrado. Es el amor y la determinación en no desistir lo
que la libera, impulsada por su hija que, perdida en la feria, se dirige
a Esteban, un antiguo flirt de su madre, y le pide que la lleve a ella. Se
rompe el ciclo de abandono y pérdida y se abre una puerta a una nue-
va relación amorosa para la protagonista: “Sofía había llegado al fin de
su búsqueda, podría mirar su imagen en el espejo, reconciliarse con la
oscuridad de su origen, romper las profecías y empezar a vivir su pro-
pia vida” (Belli 2014: 307-308), leemos en el Epílogo. El humano es,
por tanto, más fuerte que el destino. Ello tiene un significado político
Bibliografía
Introducción
3 Entrevista para la divulgación del espectáculo Repique por Mafifa donde se co-
menta sobre los instrumentos que influyen en las formas narrativas y performa-
tivas adoptadas en la escena.
Las obras
Entre las muchas obras presentadas por Fátima Patterson como intérpre-
te y por el teatro Macubá como colectivo, quiero presentar el resumen de
dos piezas de impacto artístico y social único: Repique por Mafifa y Caba-
llas (2005). Al mismo tiempo, se repasarán los puntos altos de la historia
de la compañía y se abordará una presentación crítica de su poética.
Repique por Mafifa o La última campanera, quizás el mayor éxito
de Fátima Patterson, fue vencedora del premio de la UNEAC en
1990. Está dedicada a la mujer campanera de la agrupación mu-
sical Conga de Los Hoyos, uno de los grupos de música popular
más importantes de la Isla. En un estilo musical históricamente
representado por hombres, y en uno de los barrios más popula-
res de Santiago, nació esta Conga en 1902.10 Según las palabras
colonial en el día de Reyes: único día en que les era consentido presentar sus
bailes y sus ritmos en público. El ritmo de la conga es acompañado por las
comparsas, grupos de personas que bailan y cantan a su ritmo creando una pa-
rada como la de los carnavales, en que pueden participar miles de personas que
van recorriendo la ciudad con un itinerario fijo y pasando por algunos barrios
populares. La conga es un ritmo tradicional cubano muy similar a ritmos de
carnaval de otros países caribeños y de América del Sur. En Santiago la conga
tiene características muy propias e instrumentos específicos que la hacen única
en su sonoridad. Para tener una idea de lo que es esta manifestación, consúltese
<https://www.youtube.com/watch?v=AH0BWxxqpfk> (10-02-2020).
Porque la conga es la libertad, que pa’ eso la inventaron los esclavos y hoy
día hasta los blancos arrollan en ella. (Pausa. Reflexiona. Sonriendo.) Es
como la libertad… por eso es tan bonita (…) Na’ má’ hay que ver que la
gente se vuelve loca si la siente sonar. (Pausa.)
El que está en la cocina baja el caldero, ¡y a arrollar, pa’ luego es
tarde!… Y el paralítico suelta la muleta ¡y a gozar! Como en esa canción
de Matamoros: suelta la muleta y el bastón… (Pausa. Reflexionando y
sonriendo.)
Yo tengo un sueño que se repite desde que estoy en esto. (Repite.) Es
un sueño que empieza bonito y acaba triste… Yo sueño que estoy en el
cielo (Coro: La luz, la luz, radia la luz, hermano mío.) mirando para abajo,
viendo cuando Los Hoyos sube San Antonio después del desfile, cuando
va pa’l encuentro… Todo se ve clarito: los pendones; las lentejuelas que
adornan las capas; los guardias, molestos porque no pueden estar en la
gozadera como todo el mundo y andan de un lado para otro vigilando el
ambiente, que pa’ eso les pagan; un turista que apellunca a una muchacha
pero no puede seguirle el paso y pone cara de no entender (…), aunque
sigue ahí pegado… arrastrando los pies y haciendo lo que puede; Chan
que pita y los músicos paran… a coger un diez y seguir pa’ lante que
la cosa no se acaba hasta por la mañana… Yo misma me veo sonando
el hierro con tremendo carácter. ¡Sudando como el demonio! ¡Tragando
aguardiente para que el brazo no se enfríe ni el alma se caiga! (Sonríe. As-
pira el espacio muy concentrada.). Y siento el tufo de la conga… de caballo
y de tren… de alcohol y cebolla… de colonia de altar y azúcar prieta…
(Sánchez Cervera 2010).
En lo que escribo y lo que hago, asumo que soy mujer, que soy pobre,
que soy negra, que soy artista. Si mi piel hubiera sido de otro color, si
hubiera sido del biotipo preferido por los medios, mi camino hubiera
sido diferente, y mis desafíos, otros. Que nadie se ofenda (Cerdeño Pi-
neda 2017).
18 Esta definición fue creada por Claude Levi-Strauss para definir “un objeto con
una cantidad de significación indeterminada y, por eso, vacío en sí de significa-
do, pero apto para recibir significación de afuera” (Lévi-Strauss 1987: 63-64).
19 Esta corporeidad se puede definir con las palabras de José Gil como un cuerpo
que se educa, que se construye: “Esta noción fabricada por la antropología
responde a la aporía entre una corporeidad muda del cuerpo y su innegable ca-
pacidad de relacionarse con la significación” (Gil 2001: 255). Este mismo con-
cepto se encuentra aplicado al concepto de género en el texto de Levi Strauss
(1987: 63-64).
20 Sobre la construcción de la pieza no hay todavía material crítico publicado, pero
sí varias entrevistas en internet. Entre ellas: <http://www.acn.cu/cuba/41467-
actriz-fatima-patterson-el-si-el-24-de-febrero-en-gratitud-a-larevolucion> (10-02-
2020). Véase también la presentación de la pieza (Beatón Ruiz 2017: 44-45).
22 Esta expresión totalmente metafórica pretende sugerir una relación entre la con-
strucción literaria de los personajes y las características del arte hiperrealista, que
no se limita a intentar reproducir las cosas de forma realista y sin censura, sino
que pone muchas veces de relieve los detalles y los particulares, de forma que
estos ganen más énfasis y estimulen una prospectiva crítica a su respecto.
El cuerpo
El trabajo de este colectivo artístico revela cada día con más fuerza
su valor político y su intención, proponiendo de forma implícita y
cautivadora la creación y repetición de estas nuevas formas de ma-
nifestación identitaria en la creación de un sistema de valores y pro-
poniendo también una consideración del género, no exclusivamente
como tópico de discusión, sino como categoría analítica de la socie-
dad. En palabras de Merleau-Ponty: “El mundo es inseparable del
sujeto, pero de un sujeto que no es otra cosa que una proyección del
mundo y el sujeto es inseparable del mundo, pero de un mundo que
él mismo proyecta” (Merleau-Ponty 1999: 576).
Bibliografía
Sitografía
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(12-02-2020).
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pre está abierto al espíritu”, en La Jiribilla, nº 811, enero, pp. 22-
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caballas-del-sueno-a-la-realidad> (20-02-2020).
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que-por-mafifa-una-estampa-de-la-cultura-popular-santiaguera/>
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conversación con Fátima Patterson. <http://cubaescena.cult.cu/
tenia-que-estar-en-venezuela/> (10-02-2020).
Patterson, Fátima (2009): El festival y su ciudad en la palabra de
una actriz: Fátima Patterson. Arquivo audiovisual. Entrevista con-
Introducción
1 Vale decir que yo no he encontrado ningún análisis desde una perspectiva inter-
seccional, por ejemplo de estudios de racismo o estudios postcoloniales.
2 Ver por ejemplo Peidro 2013; Santos Maia 2018.
ca, pero fuera del hogar familiar. Estos espacios, la boyita, una casa
rodante en el caso de Jorgelina, y el galpón en el caso de Mario, son
introducidos rápidamente en la película, aunque de manera distinta.
Un dibujo de la boyita aparecerá ya en el paratexto que conforma la
secuencia de los créditos, anterior al título. La primera escena de la
película se desarrolla, sin embargo, en el campo, en una secuencia en
la que Mario, con su padre y dos vecinos, intentan domar un potro
frente al galpón, espacio que —más tarde en la película lo sabremos—
conforma la esfera privada de Mario. La escena se desarrolla en un
espacio natural, no escenificado, exterior, en el que, en un día de ve-
rano despejado, salvo algunas nubes, los hombres se sobrepondrán,
mediante fuerza bruta, a la voluntad animal.
Un primer plano nos muestra al potro y a Mario con sus cabezas muy
cercanas. Mario con las mejillas enrojecidas, quizá por el esfuerzo físico,
quizá también por el calor del día de verano y por las emociones que lo
abordan durante esta acción, acaricia al potro. El padre, mientras tanto,
le amarra las patas. Un montaje de planos detalle y acelerado mostrará
intermitentemente lazos, nudos, el esfuerzo del animal por zafarse, el de
los hombres por imponerse, el rostro de Mario sin gestos. El audio en la
escena lo componen los gemidos del animal y las órdenes del padre. Aca-
barán por voltearlo. Un gran plano general narrará el contexto: el animal
yace en el suelo y desde el costado izquierdo Mario lo mira, todavía emo-
cionado, ensimismado; los demás hombres parecen satisfechos. El polvo
da cuenta de la recién acabada acción en ese espacio, que ha tenido lugar
sobre pasto de campo, delante de cercos de alambre púa que apenas
dibujan divisiones en la amplitud del paisaje. En el fondo del plano y al
centro de la perspectiva del público se ve el galpón. Una construcción de
latas de zinc, alta, casi sin ventanas y medio oxidada subraya el contexto
rural como un espacio en el que conviven la amplitud y exuberancia
de la naturaleza con prácticas de violencia. Este primer acercamiento al
espacio privado de Mario ocurre desde afuera y con distancia.
En el segundo segmento se introduce a Jorgelina y a la boyita.
En contraposición con el anterior, este comienza con un gran plano
general de un espacio urbano, en el que no acontece acción alguna.
No se ve el cielo y aunque también la primera toma es exterior y en
verano, no hay personas en el plano. Todo, sin embargo, señala la
de esa diferencia, por tanto, se hará incluso queriendo el bien para lxs
chicxs, pero a favor del sistema patriarcal hegemónico: la madre de
Mario, en un intento de coartar su relación con Jorgelina, sugiere al
padre mandarlo a trabajar con otra familia. El padre de Jorgelina ofre-
ce su ayuda para la búsqueda de un tratamiento para Mario y devuelve
a su hija a la madre en la playa (de Villa Gesell). El retorno a la “nor-
malidad” conllevará por tanto, para Jorgelina, el ingreso a un espacio
que, a diferencia del de protección/introspección de la boyita, será
de exposición y extroversión, y por el carácter forzado de ese ingreso,
en cierta medida también de expulsión, como lo fuera el galpón para
Mario. La madre de Jorgelina abordará temerosa la experiencia de su
hija con Mario, y por si en esa experiencia se hubiese podido contagiar
de algún mal, se dejará persuadir por un acompañamiento psicológico
para su hija. Es así como Mario claramente, pero también Jorgelina y
su experiencia con Mario serán subalternizadxs.
11 Una de las colonias alemanas se conformó efectivamente con un grupo que ha-
bitó ya como comunidad alemana en los alrededores del río Volga, Rusia, antes
de que migraran como grupo a la Argentina.
12 Este aspecto se podría abordar desde la sociología y aludir al efectivo distan-
ciamiento de colonias alemanas de la población local que se ha observado en
muchos casos, lo que podría sustentar más fuertemente el posicionamiento de la
película frente a prácticas racistas. En entrevistas la directora ha dado a conocer
que la familia de Mario y la comunidad en la que se filmó no se recreó sino que
efectivamente Elsa, el padre y Mario no son actores sino que conforman una
familia y las grabaciones se hicieron en el espacio natural de una colonia alema-
na. Para el artículo dejaré este aspecto de la producción solo mencionado para
enfocarme en el texto audiovisual.
Conclusiones
Filmografía
Bibliografía
Introdução
6 Forma breve para referir-se ao Ato Institucional no 5, decreto emitido pelo então
presidente Artur da Costa e Silva em 13 de dezembro de 1968 e considerado o
mais duro dos, em total, dezessete Atos Institucionais emitidos durante a dita-
dura militar. Resultou na confiscação de mandatos, intervenções ordenadas pelo
presidente nos municípios e estados e também na suspensão de qualquer ga-
rantia constitucional, o que acabou resultando na institucionalização da tortura
comumente usada como ferramenta pelo Estado.
A tira foi publicada a partir de 2009 sob o título de Muriel total (em
substituição a Hugo Baracchini ) no jornal Folha de São Paulo.8 Nela,
Fig. 2: Laertevisão.9
são por parte dos europeus de aparecerem como grupo dominante que explora
o mundo em nome da civilização (Quijano 2016: 44-46). Formas alternativas
de produção de conhecimento e significado foram sistematicamente suprimidas
(Quijano 2016: 42-43).
15 Nota-se, neste contexto, que tanto o Canal Brasil como a Netflix são serviços
pagos e oferecem, portanto, um acesso restrito ao material em questão, embora
os episódios de Transando com Laerte também se publiquem, como foi mencio-
nado, na plataforma de Youtube.
16 Performatividade de Gênero é uma expressão originariamente criada pela in-
vestigadora norte-americana Judith Butler e explicada nitidamente no seu livro
Gender Trouble (1991). A ideia central é que o gênero não é uma condição na-
tural e fixa, mas, pelo contrário, uma construção cultural, recriada recorrente-
mente através da linguagem e dos atos discursivos. O conceito se estabeleceu
rapidamente como termo fixo no debate sobre as identidades de gênero, sendo,
por exemplo, retomado por Bento (2012: 48), e a própria Laerte se refere a
Butler num post no seu Blog de Muriel Total de 9 de novembro de 2010 (<http://
murieltotal.zip.net/arch2010-11-07_2010-11-13.html>, 18-11-2019). Butler
explora particularmente o papel do corpo na identificação do gênero – conside-
rações que Laerte retoma quando reflete sobre o significado de ser mulher.
Laerte: O que é ser mulher? Minha mãe, por exemplo, diz que é parir. Eu
perguntei por quê e ela disse que foi onde ela se sentiu mais próxima de
uma ideia de ser mulher, assim. Foi a grande realização dela. Existencial,
assim...
Eliane: Mas isso te deixaria de fora.
Laerte: Sim, me deixa de fora. Quanto a isso eu não tenho ilusões, não.
Ela não acha que eu sou mulher [Laerte-se; Netflix: 2017, 8’45’’-9’15’’].
Laerte reflete cada vez mais sobre o corpo como “texto socialmente
construído” (Bento 2012: 38). Embora o corpo não possa ser com-
pletamente separado da definição de ser mulher, ela desenvolve uma
compreensão própria do que significa sentir-se mulher:
(1) Na tira reproduzida acima, “No metrô”, lemos uma voz desde
o off: “Você é homossexual?”. Muriel reage irritada, apesar de, aparen-
temente, estar acostumada com esse tipo de pergunta ou expectativa
com que está confrontada e começa, chateada, a explicar a diferença e
independência entre orientação sexual e gênero. Fica ainda mais irrita-
da com o próximo comentário da pessoa do off: “Prefiro que você não
seja homossexual”. O que, no primeiro momento, pode ser concebido
como um comentário homófobo (e Muriel claramente o interpreta
assim), se revela, na última vinheta, como um assédio (hetero)sexual.
Laerte brinca aqui com a expectativa tanto da protagonista como da
leitora/do leitor, tematizando, assim, ao mesmo tempo, duas formas
de discriminações que têm uma raiz em comum: o sistema binário pa-
triarcal-heterossexual. (2) No Dia Internacional da Mulher de 2018, o
Google publicou, nos seus Google Doodles (uma alteração temporal
do logotipo da empresa), tiras cômicas de caricaturistas de diferentes
países, entre elas Laerte com a sua tirinha “Love”.20 Esse texto mostra
como um casal, homem e mulher, se apaixona e começa a sair, situa-
ções cotidianas, até o homem, por acidente, achar um documento
de identidade da mulher. Pela foto, fica sabendo do sexo biológico
masculino dela e a confronta com essa nova informação, brigando,
se sentindo enganado. Irritada, a mulher o chama de volta e mostra
o seu coração batendo, representando o seu amor por ele. O homem,
então, também abre sua camisa e ambxs percebem que nada mudou
em relação aos sentimentos dele, o seu coração também está batendo
por ela – o amor não se define e não se deixa condicionar pelo sistema
binário heterossexual. (3) Em uma tira chamada “Encontro”, também
de Muriel Total, Laerte tematiza ainda as discriminações que às vezes
se pode sofrer também na comunidade LGBTIQ+.
Numa tira em que é acusada de ter se tornado o “modelinho de
mulher”, usando maquiagem, vestido e saltos altos, Muriel, farta da
avaliação constante dxs outrxs, quer provar que não se encaixa em ne-
nhum molde e entra no banheiro de homens, onde encontra Estênio,
Fig. 4: Encontro.21
Três anos antes, a artista já teve uma conversa com Jean Wyllys no
programa Transando com Laerte,26 no qual foram discutidos alguns
dos pontos abordados no presente artigo. De acordo com Wyllys,
The prohibited and forbidden are its inhabitants. Los atravesados live
here: the squint-eyed, the perverse, the queer, the troublesome, the
mongrel, the mulato, the half-breed, the half dead; in short, those who
cross over, pass over, or go through the confines of the “normal” (An-
zaldúa 2007: 24).
Considerações finais
sociais, Laerte e numerosxs outrxs artistas fazem com que aquelas pes-
soas que foram mais relegadas à invisibilidade nos séculos passados
recuperem um lugar na sociedade, nomeadamente as pessoas trans-
gêneras (negras e não negras), desfrutando do potencial subversivo da
internet e das redes socias.
Fig. 7: Sempre.28
Bibliografia
Videografia
Silva, Lygia Barbosa da; Brum, Eliane (2017). Laerte-se. São Paulo.
Canal Brasil, Transando com Laerte (desde 2015). Rio de Janeiro.
1. Introducción
queda impune. Rita Segato (2003), por ejemplo, constata que hay un
abanico de representaciones de violencia hacia las mujeres, incluso de
violencia sexual, que al final legitima todavía más el sistema patriarcal
en el que vivimos, por una parte y, más concretamente, legitima y
potencia la violencia hacia las mujeres o quienes no tienen cabida en
el marco heterosexual.
Sin embargo, la representación de la violencia o de la crueldad
puede tener otro efecto que no es el de satisfacer el morbo y los
instintos de violencia de un público desinteresado en cuestiones so-
ciales o éticas. José Ovejero (2012) y António Sousa Ribeiro (2013)
coinciden cuando afirman que, dependiendo de las situaciones, de
las estrategias de lxs autorxs o artistas, la representación de la violen-
cia puede también provocar al público, confrontarlo consigo mismo,
llevarlo a cuestionar las normas vigentes en la sociedad y a elegir
formar parte de un intento de cambio. El arte, a través de la repre-
sentación de algo que es tan cruel, puede reclamar una actitud ética
de cambio personal y social. De hecho, la representación artística del
sufrimiento también puede ser profundamente rebelde, perturbado-
ra, al causar inquietud, necesidad de reflexión y deseo de cambio en
el público. Ribeiro define, dentro de este marco, una “ética da vio-
lência” o una “estética do desassossego capaz de abrir espaços de inte-
rrogação irredutíveis” (2013: 23-24), una ética y una estética a través
de las cuales la obra de arte (o su facilitador/a) denuncia la injusticia
y el sufrimiento, abriendo espacios de resignificación constante que
necesariamente acompañan los cambios que se están produciendo en
el mundo y en las sociedades. En la misma línea, José Ovejero define
el principio de lo que él ha llamado la “ética de la crueldad” (2012)
como una propuesta de creación donde la representación de la vio-
lencia provoca escalofríos y reflexiones agudas en ese público que no
puede evitar no enfrentarse a ese llamamiento vehiculado por el arte
cruel. Según el ensayista:
3. La corporalidad normativa
As the economy, law, religion, sexual mores, education, and culture were
forcibly opened up to include women more fairly, a private reality colo-
nized female consciousness (Wolf 2015: 10).
An economy that depends on slavery needs to promote images of
slaves that ‘justify’ the institution of slavery. Western economies are abso-
lutely dependent now on the continued underpayment of women (Wolf
2015: 12).
In women’s easy familiarity with the dominant culture, in the bour-
geois expectations of those who are middle class, in their Third World
work habits […] (Wolf 2015: 16, cursivas nuestras).
4. La gorda cubana
ideal of the day: tight, lean and toned. Viewed, then, as both unhealthy
and unattractive, fat people are widely represented in popular culture
and interpersonal interactions as revolting” (Lebesco 2001: 74-75).
Sin embargo, según propone Lebesco, el término repugnante (“re-
volting”) también puede cargarse de un sentido más positivo para
interpretarlo como rebelde (en inglés también “revolting”) y leer la
gordura no como una categoría estética, sino como un acto político
de rebelión contra el constructo social opresivo de ‘belleza’ (Lebesco
2001: 75). En “Miel de ciruelo” destaca, luego, la intersección de dos
constructos sociales —orientación sexual y corporalidad— que deter-
mina la caracterización de uno de los personajes (Lola). Lola se rebela
contra la normatividad sexogenérica patriarcal al asumir su espacio en
el ámbito público y cultural, además de obtener un poder económico
superior a muchos hombres en la sociedad cubana socialista. Por lo
tanto, Lola se libera de la heterosexualidad forzada (Rich 1993) no
solo por su orientación sexual y por su solidaridad con otras mujeres,
según la definición de Adrienne Rich, sino también por su corporali-
dad al rechazar el mito de la belleza.
La narradora, sin embargo, percibe a Lola a través de su mira-
da normativa y desde su posición de la heterosexualidad forzada. No
siente respeto hacia Lola por las múltiples transgresiones exitosas de
esta, sino que las considera una violación del orden social naturaliza-
do. No obstante, Gina Picart nos confronta con una narradora ambi-
gua. Por un lado, su pensamiento está marcado por la normatividad,
tanto en cuanto a la orientación sexual como a la corporalidad, por
el otro lado entra en una relación erótica homosexual para avanzar en
su carrera de escritora. Ha incorporado ideales patriarcales a lo largo
de su vida y acepta, sin reflexión crítica, la posición de dependencia
que el patriarcado les concede a las mujeres y personas no normativas.
Su propuesta inicial en el encuentro de escritoras en La Habana era
“ligarme un funcionario de Cultura que me hiciera famosa” (Picart
2011: 95). Lola, sin embargo, se percata de la intención de la narra-
dora y la salva en un acto de solidaridad feminista:
Lola como gordo, feo, asqueroso e itera, una y otra vez, el placer y la
ternura que sentía durante los actos sexuales hetero con el flaco, al
contrario de la repugnancia que le provocan los actos homosexuales
propios. Sin embargo, acepta su propia satisfacción sexual resultado
de las relaciones con Lola: “Si crees, flaco, que me costó trabajo ser
la amante de Lola, tengo que confesarte que de cierta manera fue
placentero. Uno se acostumbra a todo, especialmente, si hay de por
medio motivaciones fuertes… y un poco de ron” (Picart 2011: 105).
Cabe destacar que estamos delante de una narradora sospechosa:
toda la narración está dirigida a su (ex)novio, el flaco, con el que desea
reconciliarse. Para alcanzarlo tiene que hacer tres cosas: para explicarle
el origen de la herencia, tiene que contarle de la relación en que se en-
volvió; para recuperar el amor del flaco, tiene que convencer a su novio
de que sigue interpretando el mundo a partir de una perspectiva hete-
rosexual; para lograrlo, tiene que encontrar una manera de descalificar
la relación que tuvo con Lola. Con esta técnica narrativa Gina Picart
crea una interesante tensión entre lo que la narradora afirma sentir y lo
que podemos imaginar que de verdad siente, dejando abierta la posibi-
lidad de que el placer y la atracción sean mayores que la repugnancia.
Al final del cuento, la narradora alcanza su meta: después de la
muerte prematura de Lola —por accidente, suicidio u homicidio— la
narradora hereda todos los bienes materiales e intelectuales y llama a
su (ex)pareja hombre, el flaco, a unirse con ella en La Habana y dis-
frutar junto a ella del bienestar ‘merecido’.
A través de las dos protagonistas ambiguas el cuento incita a la
reflexión crítica de las normaciones culturales de la sexualidad y la cor-
poralidad. La narradora se comporta como una representante de la
ideología hetero y delgadonormativa, comportamiento, como vimos,
no totalmente fiable. Clasifica como ‘feos’ tanto la homosexualidad
femenina como una corporalidad no normativa con el fin de regresar
a su relación heterosexual. Acepta con naturalidad la propia objeti-
vación como mujer en una sociedad patriarcal y está convencida de
poder abrirse el camino a espacios considerados masculinos al jugar
con su propia reducción a objeto sexual. Sin embargo, es Lola la que,
al desafiar la normatividad de la sexualidad y de la corporalidad, alcan-
za las metas de ascensión social de la narradora. Lola es un personaje
1 En sus inicios la agrupación estaba compuesta por tres personas, pero Odalys
Cuesta la deja en 2004. Además, es importante referir que Odaymar y Oliver
han cambiado sus nombres (de Odaymara y Olivia) con el fin de evitar las ter-
minaciones marcadas genéricamente.
Me querías anular
Por gorda hacerme sentir inferior
Que si los nervios y la falta de control, ¡qué horror!
Yo experimento un profundo placer
En un mundo lleno de muchas formas de mujer
A la alegría de la vida tenemos derecho
Las de más de 40 de cintura y 52 de pecho
Mira, la gorda llegó a tu casa.
La barba es liberación,
es mi realidad es la libertad de mi cuerpo que es mío y muy mío,
esta barba es la marca de les guerreres de mi tribu,
es el regalo de mis ancestres
es mi pedigrí,
mi barba, barba mía,
barba mache, barba hembre, barba mía!
Conclusiones
Bibliografía
Introdução
Com o achamento1 do Brasil em 22 de abril de 1500, deu-se o início
do encontro e do choque de civilizações e culturas que passariam a
dividir o mesmo espaço naquele que, até o dia 7 de setembro de 1822,
foi o Brasil Colônia. Este artigo trata da questão da homossexualidade
e da travestilidade, ou hipotética transexualidade,2 no espaço do Brasil
1 Termo usado por Pêro Vaz de Caminha na sua Carta do Achamento (1500), aqui
utilizado com o intuito de reforçar uma abordagem menos eurocêntrica.
2 Travestilidade e transexualidade, aqui como termos aproximativos. Os termos
usados pelos próprios, e pelas próprias, segundo as fontes encontradas, serão
apresentados e aprofundados mais adiante.
Recusava-se trazer vestido de homem que lhe dava seu senhor, conser-
vando o costume dos negros gentios de Angola e Congo, onde os negros
somitigos que o pecado nefando servem de mulheres pacientes, são cha-
mados de quimbanda, os quais trazem um pano cingido com as pontas
por diante que lhes fica uma abertura diante (Mott 1986, citado em
Mott 2011: 8).
Nossa lésbica colonial mais convicta [...] foi açoitada publicamente e ex-
pulsa perpetuamente da Bahia, pelo “amor e afeição carnal” que, publica-
mente e com escândalo, dizia ter pelas mulheres e por não ter confessado
suas “faltas”, apesar de ter denunciado ao Inquisidor vários pecados de
outros bahianos.
On luy donna ce qu’il demandoit, côme on faict par deçà le pain & le vin
à ceux qui vont mourir par Justice: coustume qui n’est pas de ce temps,
mais de toute antiquité... Cela faict on le mena au Canon, braqué sur la
poincte du Fort Sainct Loüys, panchant dans la mer, & estant attaché par
les reins à la gueule d’iceluy, le Chardon rouge mit le feu à l’amorce, en la
presence de tous les Principaux assistans là & d’autres sauvages, & devant
les François: aussitost la bale fendit le corps en deux, une partie tomba au
pied de la roche, l’autre partie fut portée en la mer... Quant à son ame il
est à croire que les Anges l’esleverent au Ciel (1864: 263).
frente dos franceses: assim que a bala partiu o corpo em dois, uma parte
caiu ao pé da rocha, a outra parte foi parar no mar... Quanto à sua alma,
é de se acreditar que os anjos a levaram ao Céu”. Momentos antes, Ka-
rouatapiran, ou Cardo vermelho, participara do batismo do tibira. A
religiosidade e a percepção de gênero de Karouatapiran já se haviam
aproximado do catolicismo, encontrando-se num estado sincrético.
Precisamente, Karouatapiran sugeriu ao condenado que, ao subir dire-
to aos céus, rogasse a Tupã5 que lhe permitisse reencarnar como mulher
para, dentre outras coisas, poder ter os cabelos compridos (1864: 261-
262). Percebe-se a presença de uma ideia dicotômica e heterossexista
dos gêneros, segundo a qual se estabelece a ideia de sexos opostos, com
papéis de gênero intrínsecos à anatomia de cada um, e que só se podem
amar dentro da heterossexualidade. Contudo, d’Évreux ressalta como o
pauvre sauvage (Karouatapiran) não compreende bem a ideia da ressur-
reição, distorcendo-a com ideias próprias (1864: 262).
Pode-se argumentar que, apesar da ausência de tribunais do Santo
Ofício, a homofobia fazia-se presente doutras formas, como na cul-
tura e na mentalidade daqueles que partiram de Portugal, França, e
alhures, e que, muitas vezes, levaram consigo a homofobia internaliza-
da na própria estrutura de valores pessoais, reforçada pelo catolicismo
inquisidor do período em questão. Essa imposição de valores, costu-
mes, mas, sobretudo, de ideologias de gênero heterossexistas e patriar-
cais do colonizador em detrimento dos povos colonizados originou
um duradouro, e ainda em continuação, processo
5 Divindade tupi controladora dos raios e trovões, temida pelo seu poder de causar
morte e destruição (Laraia 2005: 11).
“Ativo”/ “Passivo”/
“Agente” “Paciente” “Troca-Troca”6 Total
BRANCOS 6 5 4 15
NEGROS 4 5 - 9
ÍNDIOS 2 1 - 3
MESTIÇOS 4 8 4 16
TOTAL 16 19 8 43
(Mott 1992: 180)
Se, por um lado, o quadro acima pode ser analisado sob uma pers-
pectiva falocêntrica e machista, atribuindo ao penetrador o atributo de
“ativo”, conotando um aspecto de dominação e aos receptores, “passi-
vos”, conotando, por sua vez, o “dominado” (1992: 180), ou mesmo
de emasculação dos passivos colonizados pelos ativos colonizadores
(Lugones 2014: 937), por outro lado, a alta incidência de reciprocida-
de evidenciada pela tabela pode indicar uma tendência, malgrado as
diferenças sociais implicadas pelo caráter interétnico dos denunciados
no contexto do Brasil colonial, a um equilíbrio geral das dinâmicas de
poder nas relações sexuais homófilas, o que também é suportado por
denúncias onde consta que as investidas sexuais partiam de escravos.
Foi, por exemplo, o caso denunciado à Inquisição durante a primeira
que acusasse com provas seu senhor do execrável pecado poderia levá-lo
às barras do tribunal, quiçá mesmo à fogueira. Tal situação de clandesti-
nidade e punibilidade a que estavam sujeitos os nefandistas dos séculos
xvi e xvii é a meu ver o que torna específicas as interações raciais deste
pequeno segmento social (...) entre os sodomitas, posto que “o segredo
era a alma do negócio”, vale dizer, da sobrevivência, não havia lugar para
toda essa violência, nem por parte do ciúme de terceiros nem por parte
de um dos amantes, pois qualquer excesso poderia redundar na delação
(1992: 182-183).
Considerações Finais
Bibliografia
Introducción
1 El Popol Vuh, Libro del Consejo o Libro del Común es uno de los libros más
antiguos de los mayas quichés compuesto por una serie de libros en un solo
volumen, a través del cual los mayas tienen acceso a las antiguas historias del
territorio Quiché, hoy Guatemala (Roldán 2018: 179). Autores como Cobián
(1995: 71) establecen que la primera versión fue escrita en el siglo xvi en plena
conquista y colonización española.
2 A lo largo del texto se utilizará dos vertientes de leguaje inclusivo, uno para
aquellos/as que se auto-enmarcan dentro del esquema de sexo-género bina-
rio occidental con el uso de indicativos femenino-masculino “o-os/a-as”. Y
otro más amplio con el uso de la “x-xs” para referirse a los seres mayas que
no caben en dicha dicotomía, utilizando como base la propuesta hecha por
Espinosa (2015).
Metodología
(Carrillo 2015: 78; Rosales 2010: 107); y los seres que no caben en
esta dicotomía son invisibilizados.
Para seguir con las nociones sobre la concepción de la humanidad,
desde la cosmogonía maya el hombre y la mujer fueron creados de
formas paralelas e independientes el/la uno/a del/a otro/a en tres pro-
cesos de conformación a manera de ensayo error (hombres/mujeres de
lodo, de madera y finalmente de maíz), lo que adquiere mucho sen-
tido si se piensa que fueron producto de deidades femeninas y mas-
culinas: “de corteza de palo de pito era la carne de los hombres y de
esa materia fueron hechos y labrados por el Creador y Formador. Las
mujeres fueron hechas de corazón de cibaque” (Popol Vuh 2018: 28).
“Y las mazorcas amarillas y blancas les fueron entregadas a Xmucané,
y ella molió el maíz e hizo nueve bebidas, que Tepeu y Gucumatz
convirtieron en comida y bebida; luego se creó la gordura y grosura
del hombre” (Popol Vuh 2018: 98).
El poeta maya yucateco Carrillo Can (2015: 75) ha investigado so-
bre el carácter andrógino de algunos conceptos dentro de la cosmovi-
sión e idioma maya, entre ellos las expresiones leti’ e in láak’ech —yo soy
tu otro yo—, utilizadas en el cotidiano maya yucateco para referirse a
un él o una ella por igual, pero sin hacer énfasis ni señalar el contraste
de hombre o mujer; así como la persistencia de expresiones y palabras
en maya tales como leti, ojel, paklam o etail, que hablan de ese “otrx an-
dróginx” fuera del binarismo hombre-mujer, esta situación se extrapola
a todas las variantes del maya. Partiendo de este señalamiento, es impor-
tante enfatizar que las múltiples traducciones de los idiomas mayas al es-
pañol introducen una categoría gramatical de género que en las lenguas
mayas no existe: el género binario gramatical. Por lo que la versión del
Popol Vuh analizada, al ser una traducción del maya-quiché al español,
presenta ciertas inconsistencias específicamente en la asignación de gé-
neros dentro del esquema binario moderno-colonial (Lugones 2008) a
seres que no necesariamente lo poseen, o que no pueden ser entendidos
dentro de este paradigma: “asimismo, como habían hecho para crear a
los cuatro primeros hombres, así los creadores milagrosamente consul-
taron entre sí, y decidieron darles sus mujeres” (Popol Vuh 2018: 101).
Por su parte, la ontología popular occidental judeocristiana de la
sexualidad toma como sujeto intencional al individuo solitario, en
6 La versión maya yucateca del Popol Vuh, titulada Póopol Wuuj, consiste en una
traducción de la versión en español al maya yucateco, a cargo de Briceño Chel
y Reyes Ramírez (2013), y no una traducción directa de la versión original en
maya quiché al maya yucateco, razón por la cual no se utilizó como base para el
presente estudio.
Conclusiones
Bibliografía
Allen, Paula Gunn (1992 [1986]): The Sacred Hoop. Recovering the
Feminine in American Indian Traditions. Boston: Beacon Press.
Ardren, Traci (ed.) (2001): Ancient Maya Women. Walnut Creek: Al-
taMira Press.
Bourdieu, Pierre (2000 [1998]): La dominación masculina. Traduc-
ción de Joaquín Jordá. Barcelona: Editorial Anagrama.