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La palabra emprendedor proviene del francés entrepreneur que significa pionero, que a su vez viene
del latín imprendere que significa cometer, que aparece a principios del siglo XVI siendo utilizada
inicialmente para referirse a esos aventureros que, como Colón, iban al Nuevo Mundo sin saber con
certeza qué esperaban encontrar.
Posteriormente se fue utilizando para identificar a quien comenzaba una empresa y el término fue
ligado a empresarios innovadores. Las investigaciones de percepciones de los ejecutivos describen el
espíritu emprendedor con términos como innovador, flexible, dinámico, capaz de asumir riesgos,
creativo y orientado al crecimiento. Desde una perspectiva general, a menudo define el término como
la capacidad de iniciar y operar empresas nuevas.
Todo emprendimiento nace de una idea (no se refiere al qué hacer; sino al porqué o para qué hacer)
que, sustentada en diversas razones (autoempleo, afán de lucro, realización personal y profesional,
mejoramiento de la calidad de vida, ayuda a la población, etc.), despierta en una o más personas el
interés suficiente como para embarcarse en un arduo e incierto viaje e invertir recursos con la
finalidad de hacer realidad dicha idea.
EMPRENDER
El Diccionario de la Real Academia Española define el vocablo emprender, como:
“Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o
peligro” De la definición dada es preciso notar el énfasis que pone en las palabras dificultad o peligro,
es decir son iniciativas que cuesta más de lo normal llevarlas al plano real o ejecutarlas; lo que induce
a concluir que no todo “comenzar”, es emprendimiento.
También se dice que emprender es: Empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando
exige esfuerzo o trabajo o cuando tiene cierta importancia o envergadura; ejemplo: emprender un
negocio; emprender una misión; emprendieron las acciones legales pertinentes.
“Emprender es una forma de enfrentarse al mundo, es una manera de entender la vida con la que no
todo el mundo se siente a gusto. ¿Y cuál es esa forma de vida? Es aquella en la que la persona
disfruta con la incertidumbre y la inseguridad de qué pasará mañana. El verdadero emprendedor es
aquel a quien lo incierto procura un especial placer” (Trias de Bes, 2007, pág. 43)
Emprender significa convertirse en el precursor de un negocio enfrentando desafíos y riesgos, no
obstante, el panorama puede alentar la decisión tomada.
La palabra emprender tiene como sinónimos: abordar, acometer.
Guy Kawasaky (2007) en uno de los prólogos de su libro El Arte de empezar, señala algo muy
interesante que dice: “La verdad es que ser emprendedor no es un puesto de trabajo. Es la actitud
mental de la gente que quiere alterar el futuro”.
En resumen, el emprendedor posee características que le facilitan no sólo emprender, sino también
hacerlo con éxito. Entre ellas, algunas de las más mencionadas son:
• Creatividad e innovación.
• Confianza en él mismo y sus capacidades.
• Perseverancia.
• Capacidad para manejar problemas.
• Aceptación del riesgo.
Tipos de emprendedores
Schollhammer (1980) divide a los emprendedores en cinco tipos de personalidades:
• El emprendedor administrativo. Hace uso de la investigación y del desarrollo para generar nuevas y
mejores formas de hacer las cosas.
• El emprendedor oportunista. Busca constantemente las oportunidades y se mantiene alerta ante las
posibilidades que le rodean.
• El emprendedor adquisitivo. Se mantiene en continua innovación, la cual le permite crecer y mejorar
lo que hace.
• El emprendedor incubador. En su afán por crecer y buscar oportunidades y por preferir la
autonomía, crea unidades independientes que al final se convierten en negocios nuevos, incluso a
partir de alguno ya existente.
• El emprendedor imitador. Genera sus procesos de innovación a partir de elementos básicos ya
existentes, mediante la mejora de ellos.
McClelland (1971) —citado por Kuriloff y Hemphill (1983), así como por Desarrollo Empresarial de
Monterrey, A.C. (DEMAC, 1991)— señala que el emprendedor es una persona que posee
necesidades psicológicas básicas, las cuales, como en todo ser humano, son tres: necesidad de
logro, necesidad de afiliación y necesidad de poder, pero en él la primera es la más importante, la que
determina sus actitudes y actuaciones. Además, estos autores mencionan algunas más que podrían
estar consideradas en las anteriores: necesidad de independencia y autonomía, necesidad de
dominio de su medio y necesidad de crear.