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una sola palabra —interjección, vocativo, etc.

—, por un sintagma
nominal o adverbial, por una frase, por una oración o por uno o
varios periodos. Lo que la define y delimita es, pues, su autonomía
dentro del acto de la comunicación”.13 Por tanto, puede consistir en
una sola oración (necesariamente independiente, esto es, no subor-
dinada gramaticalmente a otra) o, las más veces, en más de una ora-
ción, y está delimitada por la pausa final. Emilio Alarcos la denomina
enunciado, esto es, “manifestación de habla entre pausas”.14 En la
mayoría de los casos, las cláusulas se unen por yuxtaposición.
Ejemplos: “Necesito justicia”; “Así que adelante”; “Si Dios exis-
te, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi”.

Las categorías morfofuncionales o partes de la oración

La distribución de las palabras en clases o partes de la oración o


del discurso puede hacerse con criterios morfológicos o sintácticos,
es decir, atendiendo exclusivamente a la forma de la palabra o bien
a su función sintáctica. Frecuentemente uno y otro criterio se super-
ponen: la forma implica la función e inversamente. En otros casos
ambos criterios contribuyen a la clasificación, de manera comple-
mentaria. El significado constituye también un criterio de clasifi-
cación, no la significación específica de esta o la otra palabra, sino
lo que se entiende por significación gramatical, es decir, la que es
común a todas las palabras o a todas las formas de una misma cla-
se o subclase. En español y en otras lenguas de sistema análogo al
español, el criterio morfológico puede bastar por sí solo para cla-
sificar todas las palabras de la lengua en dos grandes grupos: las va-
riables y las invariables.15

Las categorías morfofuncionales, de las que daremos algunas


definiciones, son las siguientes: sustantivo, adjetivo, artículo, pronom-
bre, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección.

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SUSTANTIVO
Suele designársele con la denominación común de nombre sustanti-
vo, a diferencia del nombre adjetivo; ello prueba que ambos perte-
necen a una categoría superior, la del nombre.
Unidad lingüística o parte de la oración que se puede pensar en
sí misma y que goza de la máxima independencia.16
Es aquella parte de la oración que sirve para designar o dar a
conocer las cosas o las personas, por su esencia o sustancia, en
cuanto el hombre alcanza a concebirla.17
Parte variable con categorías de número y género (que es inherente).
Puede desempeñar las siguientes funciones en la oración: suje-
to, predicado nominal, objeto directo, objeto indirecto, complemen-
to con preposición de otro nombre, complemento circunstancial,
aposición, agente y vocativo.

ADJETIVO
Aquella parte de la oración que se junta al sustantivo para cali-
ficarlo o determinarlo.18
Toda palabra variable que modifica o determina a un sustanti-
vo, sea como atributo inmediato o como atributo predicativo.19
Está íntimamente relacionado con el sustantivo, o palabra que lo
represente, con el fin de describirlo, de señalarlo, de concretarlo.20
Restringe el significado del sustantivo. Reduce más o menos la
extensión indefinida del sustantivo, ya por la añadidura de una cua-
lidad descriptiva, ya delimitándolo por el establecimiento de rela-
ciones más complicadas. Es, por tanto, nota esencial de él la de
acompañar y modificar al sustantivo.21
Concierta con el sustantivo en género y número. Hay adjetivos
calificativos o cualitativos, cuantitativos (numerales cardinales,
indefinidos) y pronominales (demostrativos, posesivos, numerales
ordinales).
Modifica el sentido del sustantivo al restringir y precisar su ca-
pacidad de significar. Distingue e individualiza (especificativo) o
subraya redundantemente una cualidad implícita (explicativo).22

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ARTÍCULO
Tiene variaciones de género y número.
Es un demostrativo debilitado que, por haber perdido su fuerza
localizadora, determina un objeto más vagamente que los otros
demostrativos, y sirve sólo para señalar un individuo conocido
efectiva o virtualmente por el que habla y por el que escucha.23
Posee función anafórica (remite al contexto lingüístico) y deíc-
tica (alude a la referencia situacional).
Supone una corporeización, una materialización de la esencia
expresada por el sustantivo solo, sin llegar a la concretización últi-
ma que supone ya el demostrativo. Anuncia el carácter sustantivo
de la expresión que le sigue, indicando al mismo tiempo los acci-
dentes gramaticales.24
Clase especial de morfemas libres de inventario limitado, a) que
no pueden constituir por sí mismos comunicación; b) que están cons-
tituidos por una base pronominal que les permite significar por alu-
sión, y que admiten los morfemas de género y número; c) que tie-
nen dos valores fundamentales: uno anafórico y otro como soporte de
los morfemas de género y número. Cuando introducen un segmen-
to secundario, desempeñan una función sustantiva y pronominal;
cuando uno primario, desempeñan una función adjetiva con diver-
sos valores semánticos y de meros categorizadores.25 Hay definidos o
determinados (el, la, los, las), indefinidos o indeterminados (un, una,
unos, unas), neutro (lo) y contractos (al, del).

PRONOMBRE
Posee morfemas de persona, número, género y caso (declina-
ción).
Tiene nulos o escasos contenidos semánticos. No expresa por sí
mismo un concepto fijo. Función deíctica y anafórica: señala, remi-
te a algo o lo representa.26
No expresa ningún concepto, sino que lo remplaza; repite un
concepto antes emitido, o sustituye uno que está determinado por
el mismo acto de la palabra, o por un gesto, una acción que acom-
paña la enunciación de una frase.27

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Los pronombres forman sistemas morfológicos cerrados; la ma-
yoría recibe morfemas de género y número; funcionan como sustan-
tivos, adjetivos o adverbios; su significado no es pleno hasta que se
les relaciona con el contexto lingüístico o extralingüístico en que son
utilizados.28 Se clasifican en: personales (yo, tú, él, nosotros, voso-
tros, ellos; mí, ti; me, te, se, lo, la, le, nos, os, los, las, les —átonos—
), relativos (que, quien, [el] cual, cuyo, cuanto), interrogativos (qué,
quién, cuál, cúyo, cuánto), correlativos (tal… cual, tanto… cuanto),
demostrativos (éste, ése, aquél), indefinidos (uno, otro, alguno, nin-
guno, cualquiera), cuantitativos (todo, mucho, poco), posesivos (mío,
tuyo, suyo, nuestro, vuestro; mi, tu, su), numerales (uno, dos, tres…;
primero, segundo, tercero…; tercio, cuarto, décimo…; simple, do-
ble, triple…; sendos; decena, docena, ciento…).

VERBO
Por sus caracteres formales es aquella parte de la oración que tiene
morfemas flexivos de número, como el nombre y el pronombre,
morfemas flexivos de persona, como el pronombre personal, y ade-
más, a diferencia del nombre y del pronombre, morfemas flexivos
de tiempo y de modo. Suele aplicarse la denominación de desinen-
cias a los morfemas de número y persona, el de características a los
de modo y tiempo. Suprimidas de una forma verbal desinencias y
características, lo que queda es la raíz o radical del verbo. La agru-
pación de la raíz con la característica recibe el nombre de tema modal
o temporal. La serie entera de las formas verbales con una raíz co-
mún, es decir, todas las formas de un verbo determinado, constitu-
yen la flexión o conjugación de ese verbo. Dentro de ella se incluyen
también tres formas privadas por lo menos de desinencias verbales
de número y persona: el infinitivo, el participio y el gerundio.29
El verbo es la parte de la oración sobre la cual gira toda ella, la pa-
labra a la cual se subordinan las demás. Es el que da vida a la frase,
que no puede existir salvo que aquél se enuncie o sobrentienda. Como
tal designa una actividad o un estado que se predica de un sujeto.30
Verbo es la parte de la oración que designa esencia, existencia, esta-
do, acción o pasión, casi siempre con expresión de tiempo y persona.31

31
Indica proceso.32
Palabra que expresa el fenómeno con indicación de tiempo y de
persona. El verbo es la palabra por excelencia, que expresa el juicio
mental incluyendo sus términos esenciales: el predicado y el sujeto.33

ADVERBIO
Parte invariable de la oración que sirve para modificar la signi-
ficación del verbo o la del adjetivo, y a veces la de otro adverbio.34
No comporta un significado constante. Sólo significa en relación
con su contexto.35
Es la palabra que califica o determina al verbo o a las palabras
atributivas. Hay dos tipos de adverbios, como hay dos tipos de ad-
jetivos: unos, que expresan cualidades (calificativos), y otros, que
concretan circunstancias (determinativos).36 De acuerdo con su sig-
nificado, se clasifican en adverbios de modo (rápidamente, inteli-
gentemente, etc.), tiempo (ayer, hoy, mañana), lugar (aquí, ahí, allí,
acá, allá, acullá), afirmación (sí, también), negación (no, tampoco),
duda (acaso, quizá, tal vez), cantidad (más, menos, tanto, cuanto, algo,
nada), etc. Además, ciertos adverbios actúan específicamente como
nexos: son los llamados relativos (donde, cuando, como).
Los adverbios tienen carácter de palabras sintéticas, porque pueden
resolverse en un sustantivo como complemento circunstancial. Son,
por tanto, palabras circunstanciales.37

PREPOSICIÓN
Palabra invariable que enlaza un elemento sintáctico cualquie-
ra con un complemento sustantivo. El sustantivo o la expresión sus-
tantivada que la preposición introduce se llama término. La prepo-
sición precede siempre a su término, formando con él una unidad
sintáctica y fonética que no puede destruirse sin alterar el sentido
(criterio distribucional). Las preposiciones (excepto según) care-
cen de acento propio y se usan siempre en proclisis con su térmi-
no, con lo cual se expresa y fortalece su unidad sintáctica. Todas
las palabras aisladamente consideradas, tal como aparecen en los
diccionarios, tienen un significado abstracto que sólo se concreta

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y determina en el contexto con su perfil exacto. Pero los sustanti-
vos, adjetivos, verbos y adverbios evocan por sí solos un conteni-
do semántico mucho más denso y complejo que las preposiciones
y conjunciones, cuyo papel es principalmente nexivo o relacionan-
te. No son las preposiciones nexos enteramente vacíos de sentido,
sino que apuntan con más o menos vaguedad a la clase de relacio-
nes que pueden expresar.38
La preposición establece relaciones más o menos complicadas en-
tre dos objetos, un fenómeno y un objeto o una cualidad y un objeto.39
Subordina gramaticalmente el término o constituyente marcado
por la preposición a otra palabra que la rige (regente o elemento
inicial). No tiene uso independiente.40
Preposiciones: A, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante,
en, entre, excepto, hacia, hasta, mediante, para, por, pro, según,
sin, so, sobre, tras.

CONJUNCIÓN
Si las preposiciones enlazan palabras, las conjunciones enlazan
oraciones enteras y establecen relaciones entre ellas. Las conjuncio-
nes enlazan también, dentro de la oración, elementos que desem-
peñan un oficio sintáctico equivalente.41
Uno de los caracteres más salientes de las conjunciones coordi-
nantes consiste en que, además de unir oraciones, unen también
elementos análogos de una misma oración simple.42
Sirve para unir: por un lado, oraciones del mismo grado (inde-
pendientes con independientes, subordinadas con subordinadas), o
partes iguales de la misma oración (dos o más sujetos, dos o más
predicados, dos o más complementos directos, etc.); por el otro,
oraciones de grado diverso (principales o regentes con subordina-
das). Hay, por consiguiente, dos especies de conjunciones: coor-
dinativas y subordinativas.43
Sirve para denotar el enlace entre dos o más palabras, cláusulas
u oraciones. Hay conjunciones de una sola palabra (simples) y otras
que constan de dos o más (compuestas).44
Las palabras que se inventarían tradicionalmente como conjuncio-

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nes son formal y sintácticamente heterogéneas. Hay coordinantes
y subordinantes.45

INTERJECCIÓN
No puede ser considerada, por su carácter de inciso, como una
parte de la oración; antes bien, es ella misma una oración rudimen-
taria, aislada.46
La palabra con la cual expresamos repentina e impensadamen-
te, por lo general, la impresión que causa en nuestro ánimo lo que
vemos, oímos, sentimos, recordamos, queremos o deseamos.47
Constituye una clase de palabras que no tiene una completa y
cabal delimitación, ni ha podido ser justificada como parte de la
oración. Capacidad de constituir enunciados independientes. Entre
las interjecciones se pueden distinguir unas llamadas propias o
primarias constituidas por ordenaciones de fonemas, sancionadas
por el uso e incorporadas a la lengua con cierta fijeza, que por sí
mismas no tienen relación con el léxico del castellano y se pueden
emplear con variadas intenciones. Otras se suelen llamar impropias
o secundarias porque están constituidas por palabras de diversas
clases que por transposición se emplean con la misma intención que
las anteriores por proceso evolutivo de acomodación fácilmente
perceptible.48
Sin sentido por sí misma, sólo lo halla por su referencia a alguna
otra palabra que quizá no ha sido pronunciada, pero que en cuanto
es nombrada se enlaza con la interjección para formar una unidad
gramatical (K. Vossler).49
Su carácter independiente de las demás palabras dentro de la
oración hace que no pueda prescindir nunca del acento prosódico.50
Interjecciones: ¡Abur!, ¡ah!, ¡ay!, ¡bah!, ¡ca!, ¡caramba!, ¡caray!,
¡cáspita!, ¡ea!, ¡eh!, ¡guay!, ¡hola!, ¡huy!, ¡oh!, ¡ojalá!, ¡ox!, ¡puf!,
¡quia!, ¡sus!, ¡tate!, ¡uf!, ¡zape!, etcétera.

Las perífrasis verbales

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