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Fue un 25 de julio de 2017 cuando el Fortnite se estrenó a nivel

mundial. No fue hasta alrededor de un año después cuando el


“boom” de este videojuego llegó a las pantallas de niños y adultos
en todo el mundo. Sin lugar a duda, lo más sorprendente de este
videojuego fue su impacto en los menores, tanto en número de
nuevos jugadores como su impacto en redes sociales y las vidas
que llevan los niños en los colegios. El Fortnite ha cambiado el trato
de los menores con los videojuegos. Más allá de las horas que
puedan dedicar jugando a la consola, los videojuegos con la ayuda
de las redes sociales e Internet han traspasado fronteras para
asentarse como el pasatiempo número uno de los más pequeños.

Con esta nueva ola de nuevas generaciones jugadores de juegos online,


llega el momento de intentar comprender la situación para padres y para
los hijos. Con esta nueva generación tan adaptada a las nuevas tecnologías
y videojuegos, es necesario poder informar a los padres solo las
responsabilidades que conlleva que sus hijos juegan desde una temprana
edad a estos videojuegos.

La forma de jugar de los niños desde hace una década ha cambiado con la
aparición de nuevos videojuegos cada año, con entregas anuales de Call of
Duty, FIFA o con nuevos juegos de una misma saga que salen cada cierto
tiempo como Grand Theft Auto o Assassins Creed. Ambos los adolecentes
y videojuegos han evolucionado para entenderse y formar una base de
jugadores a gran escala a nivel mundial.

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