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La gestión del talento humano surgió como respuesta a las necesidades sociales, económicas y
culturales de las sociedades que han poblado la tierra desde los orígenes del hombre, y sus enfoques
han dependido de los factores para la toma de decisiones de las diferentes organizaciones sociales.
Esta ciencia nació cuando las primeras organizaciones sociales delegaron labores específicas en
sus integrantes. En el caso de las primeras civilizaciones, estas labores fueron la caza, la
recolección de frutos o la búsqueda de lugares para refugiarse. Siglos después, pueblos como los
griegos y los asirios asignaron oficios domésticos y mineros a sus prisioneros de guerra, lo cual se
constituyó en los primeros intentos por asignar tareas fijas a grupos poblacionales específicos.
Los siglos XVIII y XIX fueron particularmente importantes para la evolución del talento humano,
pues fue durante estos 200 años que ocurrieron dos hechos que promovieron el estudio de la
administración como ciencia: la Revolución Industrial, que desencadenó la transición de producción
artesanal a producción en serie, y el surgimiento de las escuelas de administración, que plantearon
teorías que han trascendido hasta nuestros días, como la división del trabajo.
El término gestión de talento humano fue acuñado en 1997 por McKinsey &
Company, pero no fue hasta 1998 que alcanzó fama internacional, cuando David
Watkins, de la empresa Softscape, lo popularizó al usarlo en uno de sus escritos.
Aun así, no ha sido hasta hace poco cuando este concepto comenzó a obtener un
gran protagonismo, al pasar los departamentos de recursos humanos de un
modelo tradicional de gestión centrada en actividades como contrataciones,
procesos administrativos y beneficios, a la gestión del talento humano que se
centra en encontrar y destacar a aquellas personas con un alto
potencial dentro de su puesto en la propia organización.
La gestión del talento humano hace referencia al conjunto de procesos que una
organización, a través de su departamento de recursos humanos, pone en marcha
para la atracción, captación e incorporación de nuevos colaboradores, al igual que
para la retención de los que ya son parte de la empresa.
El contexto de la gestión del talento humano está conformado por las personas y
las organizaciones. Las personas pasan gran parte de sus vidas trabajando en las
organizaciones, las cuales dependen de las personas para operar y alcanzar el
éxito.
Las personas dependen de las organizaciones en que trabajan para alcanzar sus
objetivos personales e individúales. Crecer en la vida y tener éxito casi siempre
significa crecer dentro de las organizaciones. Por otra parte. Las organizaciones
dependen directa e irremediablemente de las personas, para operar, producir
bienes y servicios, atender a los clientes, competir en los mercados y alcanzar
objetivos generales y estratégicos. Es seguro que las organizaciones jamás
existirían sin las personas que les dan vida, dinámica, impulso, creatividad y
racionalidad.
Las personas pueden ser vistas como socias de las organizaciones. Como tales, son
proveedoras de conocimientos, habilidades, capacidades indispensables y sobre todo, del
más importante aporte a las organizaciones: la inteligencia, que permite tomar decisiones
racionales e imprime significado y rumbo a los objetivos generales. En consecuencia las
personas constituyen el capital intelectual de la organización. Las organizaciones exitosas
descubrieron esto tratan a sus miembros como socios del negocio y no como simples
empleados.
INTERACCION DE ESPECIALISTAS DE GH
En realidad, las tareas de ARH cambiaron con los tiempos. Son desempeñadas por dos
grupos: por un lado los especialistas en RH, y por otro, los gerentes de línea (gerentes,
supervisores, etc.) involucrados directamente en las actividades de RH, por ser
responsables de la actuación de sus subordinados. Así como el gerente de línea es
responsable si la maquina falla y se detiene la producción, también debe velar por la
capacitación, el desempeño y la satisfacción de los subordinados.
Existen muchas ventajas para las empresas que realizan un esfuerzo orientado no
solo en retener a su mejor talento, sino en fomentar su desempeño; y es que hay
una fuerte relación entre tener un talento exitoso y obtener resultados
empresariales óptimos.
Algunos de los beneficios que obtienen las compañías que gestionan el talento
de sus trabajadores son:
Menos pérdidas económicas ligadas a costes (despidos) y tiempos de
formación de nuevos candidatos.
Aumento de la productividad, con el consecuente mejoramiento
económico para la empresa.
Mejor clima laboral, fruto de la disminución de la rotación de personal.
Mayor satisfacción laboral, que se traduce en una mejor exposición de la
empresa (por medio de sus recomendaciones) y un mayor esfuerzo del
empleado por obtener mejores resultados en su puesto de trabajo.
Incremento de la lealtad, al saber que la finalidad del programa de gestión
del talento humano los lleva a poder dar sus próximos pasos laborales
dentro de la empresas.