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EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA DE 1940 - 1970

CONSECUENCIAS DE LA REFORMA AGRARIA CARDENISTA. La reforma agraria


cardenista sentó las bases para un crecimiento sostenido de la producción agrícola y,
en general, de toda la economía mexicana en los siguientes veinte años. Contra la
versión difundida por los enemigos del ejido, la realidad muestra que el reparto de
tierras propició un incremento de la producción. Entre 1930-34 y 1935-40, el valor
promedio anual de la producción agrícola aumentó casi un 70%, índice superior al
Producto Bruto Interno, "En 1930 la producción ejidal sólo contribuía con el 11% de la
producción agrícola en tanto que para 1940 contribuyó con el 50.5%. En esa década,
el volumen de la producción se incrementó en 71%, proporción sin precedentes".
Sucedió así, a pesar de las desfavorables condiciones atmosféricas en 1936 y 1937,
y las sequías de 1938.

El promedio anual de la superficie cosechada entre 1935 y 1940, aumento en un 2%


respecto al periodo 1930-34. El valor de la producción aumento en 69.9%. La
productividad ejidal se incrementó. De cada una de las 7 cosechas principales de las
que se tienen datos dignos de confianza, los ejidos habían producido mucho más por
hectárea que lo que ha producido la agricultura mexicana en conjunto.

La tendencia general consistía en mayor afluencia de productos alimenticios a los


mercados urbanos, la red de nuevas carreteras le daba oportunidad a los campesinos
de vender sus cosechas y ampliar la superficie sembrada y la investigación y
enseñanza agrícola se canalizarían en apoyo del campesinado. El cardenismo
promovió que importantes sectores ejidales produjeran cultivos más rentables y
abandonaran la marginalidad en la que se hallaban, pero no pudo erradicar la
polarización agrícola existente entre las unidades campesinas de producción y las
parcelas explotadas empresarialmente, aunque la haya disminuido en forma parcial.
Después del cardenismo esta polarización se acentuaría todavía más.

Durante el cardenismo se dio un aumento de la demanda, debido al resurgimiento de


las exportaciones y de la demanda interna. Según el balance hecho por el mismo
gobierno cardenista al final de su sexenio, México continuaba siendo un país
latifundista, pese a la magnitud de las transformaciones agrarias realizadas y al
esfuerzo gubernamental por entregar tierras a los campesinos, Las cifras revelaban
que el 80% del territorio nacional estaba concentrado en 9,697 propiedades mayores
de mil hectáreas. Frente a estas grandes propiedades se hallaban 928,543 pequeñas
propiedades menores de 5 has. En lo que toca a los ejidatarios, había 639,843 (el 70%)
en 1935, con predios menores de 4 has.

La elevación del nivel de vida, resultado de la redistribución de la propiedad agraria y


del apoyo proporcionado por el Estado al agro, estuvo acompañada por un proceso de
hegemonizarían y subordinación de los campesinos al Estado. Control que fue ejercido
por diversas instancias político vas: la CNC, el partido oficial, del Departamento
Agrario, la Secretaría de Agricultura y Ganadería, el Banco Nacional de Crédito Ejidal,
etc. "El proyecto cardenista quedó preso de una de sus principales contradicciones: la
de pendencia material y política de la Reforma Agraria del Estado.

La política cardenista impulsó al capitalismo de Estado en el medio rural. Los


campesinos quedaron bajo la tutela de las diversas instituciones gubernamentales:
CNC, Departamento Agrario, Secretaría de Agricultura, Secretaria de Recursos
Hidráulicos, Bancos de crédito oficial, ANDSA, CEIMSA y CONASUPO, etc., que
prácticamente cubrían y cubren cada vez en mayor medida todas las fases del proceso
de producción y distribución de la producción campesina, y fueron las encargadas de
canalizar las transferencias del excedente económico campesino al Estado y a los
otros sectores de la economía, particularmente la industria.

La reforma agraria contribuyó a la estabilidad política del país, caracterizada, entre


otras cosas, porque en forma ininterrumpida se ha transmitido pacíficamente el poder
político cada sexenio y por la preservación de las instituciones.

Durante la segunda guerra mundial la demanda de productos agrícolas creció y la


política gubernamental alentó la producción para la exportación. Las inversiones
públicas en obras de irrigación, créditos, apertura de tierras, crecieron rápidamente y
alcanzaron un 8% del gasto gubernamental. Esta tendencia perduró durante el
régimen de Alemán, pero empezó a variar en el sexenio ruizcortinista.
De 1940 a mediados de los sesenta, la agricultura mexicana tuvo las siguientes
características centrales:

1. Se subordinó completamente a las necesidades de la industria, en una política que


plantea el desarrollo del capitalismo sobre la base de esquilmar al campo.

2 Satisfizo las demandas de abastecimiento de alimentos y materias primas baratas


(incluso a precios inferiores a los internacionales), necesitadas por la industria. A
medida que se desarrolla el capitalismo en el campo el porcentaje de productos
agrícolas destinados a fines industriales se incrementó y pasó del 27% en 1939-41 al
37% en 1959-61.

3. Tuvo un acelerado ritmo de crecimiento la producción agrícola, por encima del


crecimiento demográfico, debido en gran parte al crecimiento de la superficie cultivada.
4. Con la exportación de productos agrícolas se obtuvieron divisas que sirvieron para
la importación de la maquinaria necesaria para desarrollar la industria

5. Fue un mercado para los productos de bienes de consumo no duradero producidos


por la industria.

6. Proporcionó la mano de obra necesaria para el desarrollo de la industria, los


servicios y la agricultura empresarial.

7. Mientras la agricultura empresarial conoció épocas de gran bonanza durante los


años 40 y 50 debido al incremento de la demanda y de los precios internacionales,
este auge benefició poco a la agricultura campesina que sufrió un lento proceso de
descapitalización y ruina

A mediados de los años sesenta se inicia la crisis de la agricultura, tanto de la


empresarial como de la campesina. Sus causas son distintas. La agricultura
empresarial se ve afectada por el proceso de recuperación de las economías
devastadas por la guerra mundial, que produjo un aumento en la producción mundial
y una baja de precios de los cultivos de exportación: por la extensión a nivel
internacional de las nuevas técnicas de cultivo conocidas como revolución verde, que
aumentaban sustancialmente las cosechas; por la sustitución de productos agrícolas
por productos sintéticos, por ejemplo el henequén por el hilo de plástico; y por otras
más.

La agricultura campesina entra en crisis por su descapitalización constante debida a


la transferencia forzada de recursos que hace a otros sectores de la economía,
especialmente a la industria; por los bajos precios de los productos que cultiva; por la
elevación de los precios de los productos industriales que consume; y por la falta de
apoyo del gobierno en créditos y en la venta de sus productos en mejores condiciones.

Ambas formas de producción agrícola se vieron afectadas por la disminución de la


inversión pública en el campo. Mientras que en los sexenios de Manuel Avila Camacho
y Miguel Alemán fue elevada, de un orden del 8% del presupuesto gubernamental, ya
con Adolfo Ruiz Cortines descendió al 4.5% y en los años 60 bajó hasta el 4%. Con
algunos altibajos la crisis del agro se vuelve crónica. Afecta en forma más grave y
permanente a los productores campesinos. La agricultura empresarial, favorecida por
el gobierno y por el mercado internacional, ha encontrado un camino de recuperación
en los años ochenta. Los resultados de la crisis del campo se manifiestan de la
siguiente manera:

1. La producción agrícola global crece por abajo del incremento de la población.

2. La agricultura ya no es capaz de satisfacer la demanda de alimentos para las urbes,


ni de materias primas para la industria. Baja la producción de granos básicos, maíz y
frijol fundamentalmente, y crece con lentitud la superficie cosechada.

3 En lugar de significar una fuente de ingreso de divisas, el sector agrícola presenta


un déficit de alimentos y materias primas que tiene que satisfacerse mediante la
importación y, por tanto, con salida de divisas.

4. La escasa producción de productos agrícolas presiona para la elevación de sus


precios y se convierte en un factor que impulsa la inflación.

5. Se pierde la autosuficiencia alimentaria y se depende de las importaciones para


satisfacer los requerimientos de productos agrícolas para la alimentación y la industria.
6. La población campesina se encuentra sumida en la miseria, aumenta el desempleo
y el subempleo y la proletarización de los pequeños productores. Crece
desmedidamente el número de jornaleros y se desarrollan las formas más brutales de
explotación.

En la década de los 80, el desarrollo capitalista en el agro y la vinculación al mercado


extranjero se profundizan. Mientras el sector mayoritario de la agricultura está en crisis,
sobre todo el que produce granos básicos, crecen con rapidez el sector que produce
hortalizas y frutas para la exportación y el que dedica sus tierras a la producción de
forrajes y pastos, aumentando la utilización de una mayor superficie para el pastoreo
de ganado en detrimento del cultivo de alimentos para la población. Las empresas
agrícolas han aumentado la utilización de maquinaria y agroquímicos. Cada vez es
mayor el número de jornaleros agrícolas. Las empresas trasnacionales dominan
importantes áreas de producción agrícola mediante el sistema de contratos, conforme
a los cuales proporcionan crédito y tecnología avanzada a cambio de fijar de antemano
el tipo de cultivo y el precio. De esta manera, el antiguo granero del país, el Bajío,
ahora produce frutas y hortalizas para los Estados Unidos.

EL DESARROLLO INDUSTRIAL. El desarrollo industrial es una de las características


básicas de la economía mexicana a partir de los años cuarenta, y fue una de las causas
de que la economía creciera entre los años 40 y el principio de los 70 a un ritmo del
6.5% anual mientras que la producción manufacturera lo hacía al 8% anual, una tasa
superior a la de la economía en su conjunto.

La segunda guerra mundial representó un impulso importante a la industrialización.


Las exportaciones mexicanas se duplicaron para satisfacer la demanda externa.
Creció la exportación de productos textiles del 1% en 1939 al 20% en 1945; también
aumentaron las exportaciones de alimentos manu facturados, bebidas, tabaco y
sustancias químicas. Al mismo tiempo, los países beligerantes no podían vender la
misma cantidad y tipo de productos que antes de la guerra, pues su economía se
orientaba a satisfacer las necesidades bélicas, por ello se restringieron las
importaciones. En esas condiciones, las industrias nacionales tuvieron que satisfacer
la demanda interna y externa empleando el equipo ya instalado, sin tener la posibilidad
inmediata de mejorar su maquinaria, aunque aumentaron limitadamente el número de
plantas industriales. Hasta la conclusión de la guerra mundial fue posible emplear las
divisas acumuladas en la renovación y ampliación de la planta industrial. El crecimiento
industrial tuvo un gran impulso, sobre todo a partir de los años 50. La política estatal
desempeñó un papel fundamental en la industrialización creando condiciones
propicias para su crecimiento. Distintas medidas de orden fiscal, arancelarias,
crediticias, de construcción de infraestructura y el control corporativo de las
organizaciones de trabajadores que permitía controlar y regular sus demandas
salariales y de prestaciones, y un elevado ritmo de inversión, tanto pública como
privada (nacional y extranjera), contribuye ron a que esta actividad encontrara el clima
adecuado para desenvolverse. Los aumentos en la producción de algunos productos
industriales demuestran la celeridad del crecimiento económico: entre 1940 y 1960, la
producción de acero en bruto pasó de 238 mil toneladas a 1.556,000, la de cemento
de 485,000 a 3,086,000 toneladas; la tierra irrigada de 271,000 a 2,811,000 hectáreas,
la capacidad eléctrica instalada de 681,000 a 2,740,000 kilovatios; el PIB de
20,700,000 a 67,000,000 millones de pesos de 1950. Para 1970 ya se alcanzaban los
4,000,000 de hectáreas irrigadas, 160,000 kilómetros de caminos pavimentados y
8,000,000 de kilovatios.

La sustitución de importaciones estuvo centrada en la industria de bienes de consumo


no duraderos (alimentos, textiles, bebidas, etc.) hasta finales de los años 50, después
se inició el desarrollo de la industria de bienes de consumo duradero (aparatos
electrodomésticos, automóviles, etc.) y en un porcentaje reducido la de bienes de
capital

Ante la industria, el Estado adoptó una política de estímulos y de transferencia de


recursos supliendo a la iniciativa privada en aquellas, áreas de inversión que dejaban
pocas ganancias o que requerían grandes inversiones redituables a largo plazo, pero
que eran claves para el desarrollo industrial. El contenido esencial de la política estatal
se caracterizó por:

1. Medidas proteccionistas orientadas a impedir la competencia de los productos


manufacturados provenientes del exterior. Para ello se pusieron en práctica aranceles
elevados que encarecieron estos pro ductos, y cuotas de importación que dificultaron
su ingreso al país, o que de plano lo prohibieron.

2. Una política de bajos impuestos para las empresas, sobre todo no afectando sus
ganancias y facilitando la reinversión de utilidades, y la exención de impuestos a las
nuevas industrias. La aplicación de esta política era general, no dependía de la
nacionalidad del capital de la empresa, de esta manera el establecimiento de
subsidiarias de los grandes comercios trasnacionales les garantizó a estos obtener
elevadas ganancias y operar en un mercado súper protegido al cual sometieron
rápidamente a su control monopólico

3. Un sistema de crédito barato para las industrias sustentado en las actividades de la


Nacional Financiera (NAFINSA), fundada en 1934 y que recibió su impulso decisivo
durante el gobierno de Cárdenas, contribuyó a proporcionar facilidades crediticias y a
que el Estado asumiera algunos de los riesgos de las inversiones.

4. La mayor parte del gasto público se orientó al fomento del desarrollo económico.
Esto significó que el Estado emprendió grandes obras de infraestructura para vías de
comunicación para fomentar el desarrollo industrial: (ferrocarriles, carreteras),
energéticos (electricidad y petróleo), irrigación (presas y obras menores), y la
producción de diversos insumos para el consumo industrial. La otra parte del gasto
público, el llamado gasto social", siempre recibió un porcentaje menor.

5. Los bienes y servicios producidos por las empresas paraestatales casi siempre
fueron vendidos a la industria por debajo de su costo de producción, o sea que se
subsidió el desarrollo industrial a cuenta de los ingresos estatales. Esto ocasionó un
gran endeudamiento del gobierno. También engendró una situación deficitaria de
muchas de estas empresas que durante décadas vendieron a los industriales sus
productos en forma subsidiada, presentando permanentemente una contabilidad con
pérdidas, que el Estado cubría mediante la transferencia de recursos del erario público.

6. Subordinar la agricultura a la industria. A partir de los años 50, a través de los


mecanismos de precios, y de los precios de garantía, se canalizaron partes
sustanciales del excedente económico producido en la agricultura a la industria,
propiciando la descapitalización del ejido, su atraso y su crisis crónica. Mediante la
fijación de precios de garantía bajos a los alimentos y a las materias primas industriales
(muchas veces por abajo de los precios internacionales), la agricultura, sobre todo la
ejidal, subsidió el crecimiento industrial.

Durante la segunda guerra mundial la escasez de algunos productos y la política de


financiamiento deficitario del gasto público provocó una inflación considerable,
alrededor del 100% durante el periodo de guerra Concluido el conflicto armado, la
inflación persistió deteriorando el nivel de vida de los trabajadores y de la población en
general. Desde 1940 hasta 1954 el gobierno emitió una mayor cantidad de moneda
con objeto de financiar el gasto público, sobre todo de 1950 a 1954 la cantidad de
dinero en circulación creció al 18% anual, mientras que de 1955 a 1970 sólo lo hizo al
2% anual. Esta fue una de las causas de la inflación, pues es sabido que cuando
aumenta el dinero en circulación y no crecen con el mismo ritmo las mercancías que
se ofrecen, el precio de las mercancías se eleva como resultado de una mayor
demanda.

Al finalizar la guerra aumentaron las importaciones de equipo industrial y maquinaria,


de artículos de lujo y de bienes suntuarios, con mayor rapidez que las exportaciones.
El resultado fue un déficit de la balanza de pagos nacional. Para compensarlo el
gobierno devaluó la moneda en 1948 y 1949. La guerra de Corea contribuyó a
dinamizar más las exportaciones, cuando ésta concluyó en 1953, nuevamente se
desequilibró la balanza de pagos y hubo una nueva devaluación en 1954. A causa de
la política gubernamental de congelar los salarios, de la inflación y de las
devaluaciones, los salarios reales disminuyeron, durante el sexenio de Miguel Alemán
la pérdida de su poder adquisitivo en comparación con 1939 fue alrededor del 40%.
EL DESARROLLO ESTABILIZADOR. A partir de mediados de los años 50. durante el
gobierno de Adolfo Ruiz Cortines se adoptó la política conocida como desarrollo
estabilizador, que tenía como objeto sustituir el crecimiento con inflación por un
crecimiento económico sin inflación, un "crecimiento con endeudamiento externo". se
buscó controlar el precio de los principales elementos Para lograrlo que influían en los
costos de los productos industriales de la siguiente manera: 1. Los precios de garantía
de los productos agrícolas crecieron con suma lentitud, y de plano se estancaron
durante varios años, para garantizar el abastecimiento barato de alimentos y materias
primas a la industria y a las ciudades; 2. Las tasas de interés se mantuvieron en un
nivel bajo para alentar las inversiones y el financiamiento industrial; 3. No se
produjeron nuevas devaluaciones. De 1954 a 1976 se conservó tija la paridad del peso
con el dólar con objeto de proporcionarle divisas baratas a los importadores de
maquinaria; 4. Los impuestos se mantuvieron en un nivel bajo y el déficit de las
finanzas públicas empezó a cubrirse primordialmente con deuda extranjera. La deuda
externa creció en forma constante de finales de los años 50 a los 80. Tenía como
función permitirle al gobierno expandir su gasto, respetando los privilegios fiscales de
los empresarios, y hacer frente a los desajustes de la balanza de pagos evitando la
reducción de las reservas monetarias en divisas y la reducción de las importaciones;
5. Los precios de los bienes y servicios de las empresas paraestatales se mantuvieron
estables, provocando que empezaran a operar con déficit; las transferencias del
gobierno a estas empresas se elevaron sustancialmente a partir de 1955; como los
gastos de inversión sobrepasaban los ingresos del erario, se recurrió al
endeudamiento externo; 6. Los salarios reales se conservaron en un bajo nivel, aunque
después del sexenio alemanista iniciaron un proceso lento de recuperación. Para
contener las demandas de los trabaja dores se reprimieron los intentos de
democratización sindical y sus luchas reivindicativas.

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tes de América Latina (CTAL). La nueva dirigencia de la CTM, con la anuencia de


Lombardo Toledano, haciéndose eco de la política de unidad nacional del presidente,
desde mayo de 1942 tuvo como política establecer un paréntesis en la lucha entre el
capital y el trabajo por todo el tiempo que durara la guerra, en la que ya participaba
México, y para lo cual la CTM estaba dispuesta a renunciar temporalmente al derecho
de huelga. En junio de 1942, las centrales obreras, con la CTM a la cabeza, firman un
pacto entre las centrales, sin que esto signifique su unificación, sino la coordinación, y
dan origen al Consejo Obrero Nacional, organismo que le sirvió al gobierno para
establecer una disciplina en el terreno laboral.
Estos acuerdos del gobierno con las cúpulas sindicales no iban a ser respetados
totalmente por las bases trabajadoras. Afectadas por la inflación y la disminución de
su capacidad de compra, en 1943 se inicia una etapa de ascenso del movimiento
obrero. El número de huelgas había ido en descenso: en 1940, 357; en 1941, 142, en
1942. 89; pero ya en 1943 fueron 766 y en 1944, 887. Para eludir el compromiso de
no hacer huelgas, se realizaron "paros. Participaron en este ascenso de la lucha obrera
los ferrocarrileros (después de que desapareció la administración obrera en 1941),
tranviarios, mineros, telefonistas, cinematografistas, petroleros. Para frenar la ola de
huelgas, la Suprema Corte de Justicia acordó que los patrones podían despedir sin
indemnización a los obreros que hicieran paro. Para compensar a la clase obrera por
los sacrificios impuestos, el gobierno estableció el Seguro Social: pero con tan mal tino
que la tardanza en hacerlo operar y el cobro de cuotas sin dar servicio provocó grandes
protestas.

El gobierno ejerció un control creciente sobre las organizaciones obreras. Por un lado,
propició la formación de pequeñas centrales al margen de la CTM. Así aparecieron la
Confederación de Obreros y Campesinos del estado de México (COCM) y recibieron
facilidades la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Confederación Proletaria
Nacional(CPN), de corte anarcosindicalista fundada en 1941. Por otro, se aseguró que
la dirigencia de sindicatos importantes estuviera en manos de personas allegadas al
gobierno. Tal fue el caso de la fundación del sindicato de maestros en 1943, donde la
intervención presidencial forzó la unificación de todas las corrientes sindicales y la
designación del Comité Ejecutivo Nacional. En ocasiones se recurrió a la represión.
como en el caso de los trabajadores de la Industria Nacional de Guerra cuando fueron
asesinados algunos de ellos frente a la residencia presidencial de Los Pinos, en
septiembre de 1941.

En abril de 1945 se firmó el Pacto Obrero Industrial entre la Cámara Nacional de la


Industria de la Transformación (CNIT) y la CTM. Con ello se pretendía contribuir a la
autonomía y al desarrollo económico del país mediante relaciones cordiales entre
empresarios y trabajadores, se creó un plan económico para el desarrollo de México y
una Comisión de Conciliación que podía suspender las huelgas por 60 días. El
resultado fue un descenso del movimiento huelguístico: en 1945 sólo hubo 220
huelgas. El prestigio de la CTM declinó y muchos trabajadores abandonaron sus filas.
Si en 1941 afiliaba a 1,300,000 obreros, en 1945 le quedaban 750,000

POLITICA EXTERIOR. El régimen avilacamachista tuvo que enfrentarse a la situación


creada por la segunda guerra mundial. Al estallar esta, México se declaró neutral: pero
en mayo de 1942 fueron hundidos dos buques petroleros mexicanos en el golfo de
México, el Potrero del Llano y el Faja de Oro. Vista la agresión, el gobierno mexicano
declaró el "estado de guerra" entre México y las potencias del eje, Alemania, Japón e
Italia. Su contribución al esfuerzo bélico de los "aliados -como se designaba las fuerzas
antifascistas, fue más bien simbólico en el terreno armado, pero contribuyo firmando
con Estados Unidos un convenio para que trabajadores mexicanos laboraran temporal
mente en ese país. Se trataba de un convenio bilateral que obligaba al gobierno
estadounidense a proporcionar garantías de que no serían reclutados para los frentes
de combate y de que se les proporcionarían las prestaciones sociales y el salario
correspondientes. Mediante este convenio mis de 200,000 braceros emigraron
temporalmente a los Estados Unidos.

El convenio de braceros vino a ser un paso más en la política de normalización de las


relaciones entre los dos países. Desde noviembre de 1941 se habían dado los
primeros pasos para fijar el monto de las indemnizaciones a las compañías petroleras
que habían sido expropiadas, tomando como base las instalaciones de superficie
existentes y no el monto del petróleo calculado en los terrenos expropiados. Se firmó
también, en diciembre de 1912, un acuerdo de comercio mediante el cual México se
comprometía a abastecer a la industria norteamericana de materias primas
estratégicas y de fibras duras. A cambio, los Estados Unidos proporcionarían a la
industria mexicana lo necesario para su desarrollo, México cumplió con su parte del
pacto, pero Estados Unidos que continuaba oponiéndose en aquel entonces a la
industrialización de México- no cumplió cabalmente con la suya.

En el ámbito panamericano, el gobierno de Ávila Camacho colaboro con los esfuerzos


norteamericanos por crear una Junta Interamericana de Defensa en 1942, en la tercera
reunión de consulta interamericana en Río de Janeiro. En general, a partir de la
segunda guerra mundial las relaciones de amistad y colaboración entre los dos
gobiernos han prevalecido a pesar de algunos conflictos parciales. El predominio de la
economía norteamericana sobre la de México desde esos años se acentuó todavía
más.

POLITICA INTERNA. En la primera parte del sexenio, la izquierda oficial representada


por el cardenismo y los lombardistas tuvo un peso importante en to Cámara de
Diputados. Ávila Camacho se apoyó en la CNC para equilibrar el peso de esta fuerza
que además controlaba a la CTM. En 1943 propició la fundación de la Confederación
Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) como sector popular del PRM para
contrarrestar el peso del sector obrero. Además, se estableció un mecanismo para
incorporar a sectores medios y de no asalariados al partido oficial. Así la CNOP
incorporó a sus filas a pequeños propietarios rurales, burócratas, artesanos,
profesionistas, comerciantes en pequeño, etc. Desde su fundación la mayor cuota de
poder fue para la CNOP, y se convirtió en el principal centro de reclutamiento de los
políticos profesionales del partido oficial.

Durante el gobierno de Ávila Camacho, desapareció el sector militar del PRM, pero
quedaron abiertas las puertas a los militares que individualmente descaran participar
en política a través de la CNOP Con esta medida se concluyó el proceso de
profesionalización del ejército y su marginación, como institución, de la política activa.
Continuo y continúa teniendo peso en decisiones políticas importantes, pero ya no es
el centro de la designación del gobernante en turno, aunque tiene poder de veto para
impedir el triunfo de un precandidato que no sea del agrado de la institución armada.

A los pocos meses de tomar posesión, el presidente se declaró creyente religioso. Con
esta acción pretendía sentar las bases de la conciliación nacional, negociar una paz
definitiva con la iglesia y acabar con el radicalismo cardenista. Una medida en este
sentido fue la modificación del artículo 30. de la Constitución para desaparecer la
llamada "educación socialista"

Sin llegar a desatar una persecución permanente contra el Partido Comunista, en


varias ocasiones fueron reprimidos sus militantes durante este sexenio. Por la
emergencia de la guerra contra el eje se aprobó el establecimiento del delito de
"disolución social". Esta medida legislativa pensada para reprimir a los partidarios del
fascismo nunca se empleó en su contra, en cambio, en los años posteriores sólo se
utilizó para encarcelar a los militantes de izquierda.

Para apoyar a los empresarios nacionalistas, el régimen decidió modificar la legislación


sobre las cámaras industriales y de comercio para permitir la creación de la Cámara
Nacional de la Industria de Transformación (CANA CINTRA O CNIT) con una gran
autonomía respecto de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales
(CONCAMIN). La CANACINTRA agrupó a los industriales cercanos al gobierno y
renuentes a la apertura irrestricta de la economía al capital extranjero. Sin embargo,
nunca fueron la fuerza determinante en el medio empresarial. Otra modificación a las
leyes de cámaras fue la separación de las cámaras de comercio de las industriales.
Así se creó la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio (CONCANACO).

Por iniciativa del presidente Ávila Camacho se modificó a finales de 1945 la ley
electoral vigente para hacerla federal-pues la ley de 1918 dejaba en manos de las
autoridades estatales y municipales el manejo y vigilancia de las elecciones,
fortaleciendo el control del gobierno sobre el proceso electoral y propiciando la
formación de partidos políticos nacionales. Seria atribución federal la elaboración del
padrón electoral, la definición de los distritos y la realización del cómputo, los
funcionarios de casilla serian designados, acaban do la práctica de que los primeros
ciudadanos que llegaran a votar eran los que instalaban y presidian la casilla. Además,
se decidió que sólo podrían participar los partidos que tuvieran registro nacional,
dejando en manos de la Secretaria para obtenerlo. Obtuvieron el registro el Partido
Comunista Mexicano y el Partido Fuerza Popular, formado por los sinarquistas.

El partido oficial cambio de nombre, a partir de enero de 1946, se llamaría Partido


Revolucionario Institucional (PRI). Con el cambio de nombre culminaba el proceso de
modificaciones realizado por el presidente Ávila Camacho Este había dado fuerza a
las corrientes conservadoras en el seno del partido sin eliminar a la izquierda oficial.
Ya se habían modificado los documentos básicos y el nuevo partido lanzó la
candidatura presidencial del Secretario de Gobernación, Lic. Miguel Alemán Valdés, al
que Lombardo Toledano designó en un discurso como "cachorro de la revolución. El
precandidato derrotado en el PRI fue el general Miguel Henríquez Guzmán.
El candidato opositor fue el licenciado Ezequiel Padilla, Secretario de Relaciones
Exteriores. Se trataba de un viejo político que había pertenecido al grupo cercano a
Calles. Su labor en la Secretaria había tenido relevancia por el conflicto mundial
armado y porque había contribuido a mejorar las relaciones con los Estados Unidos.
Se le consideraba como un personaje grato al gobierno estadounidense.

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