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Elementos para evaluar el ámbito formal de un

libro-álbum

Guía de Estudio del Seminario Crítica literaria y libros para niños

Gerencia de Investigación,
Desarrollo y Estudios - GIDE

Preparado por:
Cybele Peña

Caracas, noviembre 2007


Elementos para evaluar el ámbito formal de un
libro-álbum

Introducción:
De la misma manera que un detective busca las pistas para reconstruir la
escena de un crimen, nosotros como evaluadores de libros para niños debemos
ver qué evidencias nos ofrece cada obra. Se trata de un juego de desarmar el
libro para volverlo a armar, reseñando lo que nos han revelado sus partes. En
esta acción cada pista es importantísima. Debemos ser pacientes y detallistas,
apuntando a contemplar y analizar sin mirar por encima.

Al aproximarnos al libro para niños, específicamente al libro-álbum, como un


objeto o producto cultural, podemos ubicar en él aspectos formales de
distinta naturaleza: la narración que arman texto e imagen en conjunto, los
aspectos paratextuales e, incluso, información sobre el contexto de la
producción o el consumo del libro. Señalarlos y describirlos es pertinente para
darle un sentido interpretativo a lo que leemos.

1. Narración texto–imagen

La relación que texto e imagen establecen en un libro-álbum hace de este


tipo de obra un artefacto único. En esta presentación veremos cómo, por la
complejidad estética de estos libros, la evaluación de un libro-álbum siempre
nos exigirá más de una lectura.

Una vez que hemos realizado un primer acercamiento al libro que


evaluaremos, resulta muy útil develar el juego que se establece entre el texto
escrito y la imagen. Este es el primer paso para adentrarnos en la normativa y
los juegos que plantea cada libro en su interior. Es recomendable transcribir
el texto del libro-álbum y ver qué información contiene en sí mismo y luego,
evaluar las imágenes por separado para ver qué nos pueden estar diciendo o
insinuando por su lado.

Se trata de realizar dos lecturas distintas que terminan hilándose en nuestra


mente, apuntando a leer lo que Jane Doonan llama el texto compuesto
(composite text): la obra que resulta de la unión de lo que dicen las palabras
y lo que dicen las imágenes. Ésta sólo logra su existencia total en la mente del
lector que contempla un libro-álbum. Texto e imagen en un libro-álbum
tienen la intención de formar un equipo que nos cuenta la historia. La
denominación libro-álbum nos está indicando que esta obra es libro, en el
sentido más convencional alude al texto escrito, pero a su vez es álbum, un
recorrido visual y en últimas, la unión de ambos.

En un álbum cada imagen se relaciona con las que le anteceden y siguen y, a


su vez, se relaciona con el texto escrito. De la misma manera, que en el
aspecto textual, cada frase se relaciona con las que le anteceden y siguen. En
ambos niveles encontramos secuencias. Por ende, no sólo es necesario
examinar cada imagen en particular, sino también en función de las relaciones
que establece con las otras y las significaciones diversas que adquiere junto al
texto escrito.

El texto escrito de los libros-álbum es bastante particular. Se caracteriza por


ser conciso y poco detallado; deja de nombrar detalles (detalles que la
imagen asumirá como suyos) al contrario de los textos narrativos puros en los
cuales suelen abundar las descripciones. Aunque el texto escrito de los libros-
álbum es conciso, nunca está de más considerar si la selección del vocabulario
que lo arma representa un reto para el niño lector quien está desarrollando
sus capacidades lectoras o, al contrario, presenta un lenguaje abigarrado y
complicado.

Cuando en un libro para niños que tiene texto e imagen se establecen


relaciones en las que la ilustración es un simple apoyo o representación de lo
que el texto enuncia y describe, nos encontramos frente a un texto ilustrado,
no frente a un libro-álbum. En el siguiente ejemplo podrán ver algunas de sus
diferencias.

En la muestra que ofrecemos del cuento “Miguel


Vicente pata caliente” de Orlando Araujo vemos
cómo la imagen funciona como un soporte del texto
escrito quien es el verdadero encargado de contarnos
la historia de este célebre personaje de la literatura
infantil venezolana. El texto contiene las
descripciones que la imagen simplemente
representa: el edificio, “ese edificio blanco y grande
que está cerca de la Plaza Bolívar”, la situación comunicativa entre Manuel
Vicente y el señor “un hombre gordo, bien vestido y siempre como muy
aseado.”
Es importante notar que cuando hacemos la distinción entre libro-álbum y
libro ilustrado, nos centramos en la relación texto-imagen. La imagen de un
libro ilustrado puede tener una gran cualidad plástica y, como le es propio a
las imágenes, alterar o enriquecer nuestra representación de lo que leemos.
En este sentido la imagen en los libros ilustrados es importante dentro de su
función representativa, sin pretender desbordar lo que el texto escrito dice,
ni establecer una relación con él más allá de lo mimético. Este es el juego de
los libros ilustrados.

En contraste pasemos al siguiente ejemplo tomado del libro-álbum El


cochinito de Carlota de David McKee:

El texto escrito se limita a contarnos una acción: la tía Jane le ha regalado a


Carlota una alcancía en forma de cerdito. El texto no nos ha descrito ni
insinuado nada más. Sin embargo, la imagen que lo acoge desborda lo que las
palabras del texto escrito nos dicen. La ilustración sí misma funciona como un
agente narrativo, pues cuenta la historia vívidamente y contiene realidades
detalladas que el texto no ha revelado. Nos habla de un lugar aparentemente
turístico, lleno de ebulliciones y pasiones humanas diversas, personajes y
situaciones paralelas al evento que el título del libro señala como
protagónico. El juego de la imagen es tan autónomo que, a primera vista, nos
cuesta incluso ubicar a los personajes de la acción que el texto señala como
principal.

La relación entre texto e imagen en este tipo de libros es compleja e incluso,


puede rayar en lo problemático. Sin embargo, lo que no debe estar nunca
ausente de ese texto compuesto, producto de la interacción de texto e
imagen, es una historia coherente y verosímil.

Para profundizar nuestra evaluación de un libro-álbum podemos apegarnos a


elementos propios de la narración, conceptos básicos de la teoría literaria
tradicional que suelen adjudicársele a los textos escritos, aún cuando se los
apliquemos a ese producto narrativo fruto de la relación texto-imagen.

Entre el texto y la imagen debe generarse una obra que muestre:

Verosimilitud y coherencia:

Para que una historia funcione debe hacernos sentir que es factible, aun
cuando formule posibilidades que no ocurrirían nunca en nuestra cotidianidad
ni en nuestro mundo físico. La verosimilitud sobrepasa las nociones de
verdadero o falso para instaurarse en el ámbito de lo posible. Por ejemplo, es
verosímil el mundo de la célebre saga de películas de ciencia ficción, La
guerra de las galaxias, porque es un mundo estructurado, con historias,
jerarquías, situaciones y personajes coherentes entre ellos. La verosimilitud,
por ende, se refiere a la cualidad que nos permite creer lo que leemos y
sucede cuando el libro genera un mundo autónomo. En el caso del libro-
álbum, la verosimilitud debe instaurarse también dentro de la relación texto-
imagen. La consistencia del tono y la caracterización contribuyen a que una
historia sea creíble y coherente.

Tono

Toda historia tiene un tono, sea de suspenso, drama, sátira, crítica, humor,
ironía, entre otros. La relación texto-imagen funciona para afianzar este
carácter en los libros-álbum. Si estamos frente a un texto dramático, el estilo
de las ilustraciones debe reafirmar estos rasgos, al igual que cuando estamos
frente a un texto humorístico. Pero, en el caso del libro-álbum, puede
emerger también una posibilidad maravillosa. Texto e imagen pueden
explícitamente tomar tonos contrarios para revelarnos algo más en este
juego, sea desde un cuestionamiento de la voz que nos narra, hasta un juego
de ironías que busca exponer alguna idea o develarnos algo que generalmente
no vemos.
¿Qué tono se presenta en el libro y cómo se demuestra este a través de la
relación texto-imagen? Veamos el siguiente ejemplo:

En la obra Gorila de Anthony Browne, el papá de Ana,


una niña pequeña, nunca tiene tiempo para hacer nada
con ella. En esta imagen vemos cómo esa ausencia se
transmite no sólo en la historia sino también en la imagen
que nos muestra un desayuno silencioso en una cocina tan
grande como la distancia afectiva que hay entre el padre
y la hija. Los tonos azules, la simetría, el brillo y orden del lugar sugieren una
cocina muy poco cálida y más bien aséptica.

En la siguiente muestra vemos el sueño de Ana, en el cual un gorila de


juguete se ha humanizado en una figura amigable y paternal. El ambiente y el
tono de la historia que texto e imagen nos transmiten es ahora acogedor,
lleno de calidez. La imagen en la que comparten una rica merienda nos
sugiere referentes hogareños como el papel tapiz del fondo o el colorido
mantel. La caminata de Ana con el gorila es también acogedora y
reconfortante. Ana y el gorila comparten ratos como los que, sabemos, ella
quisiera tener con su padre.
Caracterización

¿Son los personajes que se nos retratan entre el texto y la imagen creíbles a lo
largo de la narración? ¿Cómo nos presenta el texto al personaje y cómo lo
retrata la imagen? Igual que en el caso del tono de la historia, en la
caracterización el juego de texto e imagen puede ser explícitamente irónico,
develando así nuevas posibilidades de significación y rasgos del personaje, o
texto e imagen pueden sencillamente complementarse y espejearse
reafirmando y completando una visión unitaria del personaje en cuestión.

En cualquier caso, siempre debemos estar alertas ante lo que se sostiene y lo


que no. Aunque los juegos de texto e imagen pueden ser intencionalmente
opuestos o complejos, para juzgar si un álbum funciona realmente, siempre
debe estar presente lo verosímil, lo coherente y lo reconocible. El juego entre
texto e imagen no funciona cuando es confuso o inconsistente.

2. Aspectos Paratextuales
El paratexto, en líneas generales, suele referirse a todos aquellos enunciados
que rodean al texto principal de un libro. Convencionalmente, el ámbito
paratextual engloba los elementos externos al texto escrito: la ilustración y
los elementos editoriales (El título, la dedicatoria, la tapa, la contratapa, el
prólogo, etc.).

Sin embargo, ya hemos establecido que en el caso de los libros-álbum la


ilustración es un elemento esencial del texto compuesto. Por ende, frente a
este tipo de libros, no consideraremos el ámbito de la ilustración como un
elemento paratextual.

En la mayoría de los ejemplares del libro-álbum, el trabajo editorial juega un


rol crucial. El diseño y la arquitectura del libro suelen constituir un discurso
en sí mismo que dialoga con el del texto y la imagen. En nuestra evaluación
formal de los libros-álbum debemos también enfocarnos en las pistas que nos
dan los elementos editoriales del libro.

Los siguientes son fundamentales:

Cubierta o tapa. Un libro-álbum frecuentemente comienza desde la cubierta.


¿Qué podemos elaborar de esto? Es importante mirar la primerísima imagen
que el libro nos da. La cubierta puede aprovecharse como un recurso.

En el siguiente ejemplo, vemos la cubierta de la hermosa edición del clásico


cuento de Charles Perrault, “El gato con botas”, magistralmente ilustrado por
Fred Marcelino. La cubierta invita a ser contemplada abierta, cambiando así
la lógica convencional de la tapa del libro y aprovechándola como un recurso
estético.
Portada o página del título. Tomemos en cuenta la tipografía y la ilustración.
En ellas hay más evidencias sobre cómo el libro pretende conducir nuestra
lectura. El siguiente ejemplo es muy interesante:
El libro El jardín de Babaï escrito e ilustrado por Mandana
Sadat tiene dos portadas, una al principio y una al final del
libro, pues este álbum tiene dos principios y dos finales
igualmente autónomos. Cada portada es precedida por una
página de traducción. Esta interesante obra escrita en persa y
traducida al castellano, propone al lector persa y al lector
occidental dos lecturas distintas. Como lectores hispano
parlantes comenzamos el libro por nuestro inicio, de izquierda
a derecha. Una vez que hemos llegado al final, el libro propone una
traducción del texto en persa, una invitación a leer el texto de derecha
izquierda (de nuestro “final” hacia el “inicio”). En esta lectura reconstruimos
a través del nuevo texto y las mismas imágenes iniciales, un texto distinto. De
la misma manera, el lector persa que inicie su lectura de derecha a izquierda,
encontrará al final una traducción del texto en castellano, una nueva portada
y una nueva historia que le invita a leer de una forma distinta a la que le es
usual. Es de notar que en los ejemplos dados, la portada en castellano se
ubica en la página 3 del libro, mientras que la persa está en la página 30.

Las guardas. Sean de puro color, patrones o ilustraciones, las guardas


predisponen un ambiente anímico y una lectura. Hay casos en los que las
guardas se integran a la narración. Es importante notar cómo las guardas nos
adentran en la historia y/o qué relación establecen con las imágenes.

Los tres ejemplos de guardas que ofrecemos a continuación nos revelan


información significativa sobre cada libro.

En el caso de Nana vieja, las guardas del este maravilloso libro-álbum sobre la
vejez y la muerte aluden al agua, símbolo del origen y el fluir del tiempo.
Predisponen un estado anímico vinculado a la reflexión sobre la aceptación y
el fin de la vida.
En cambio en Arturo y Clementina, las guardas de corazones aluden a
símbolos estereotipados del amor que el cuento desmitifica a través de una
propuesta feminista. En este caso hay algo de ironía en ellas, pues nos
predisponen a la crítica que hará el libro a los amores estereotipados en los
que la mujer es siempre un objeto de veneración y cortejo, aunque esto no
garantice su felicidad individual.

Las guardas de León y Beto se integran a la temporalidad de la historia, y


funcionan como parte de la secuencia narrativa. Sobrepasan lo anímico para
hablarnos pictóricamente sobre el escenario inicial, en el que León sólo tenía
un amigo imaginario y el escenario final en el que León consigue un amigo
real, Beto.
En este punto también puede ser curioso comparar las versiones en tapa dura
con las rústicas.

Los Márgenes. Los márgenes pueden enmarcar o sangrar las páginas. Cuando
están sangradas, nos dan la impresión de que el mundo de la imagen continúa
hacia el infinito, más allá del papel y lo que vemos. El contemplador se vuelve
más partícipe y la realidad del libro sobrepasa la del papel. Cuando están
enmarcadas, el margen se vuelve un límite muy revelador, pues focaliza lo
que el libro dispone que veamos.

En el siguiente ejemplo tomado del célebre álbum de Uri Shulevitz, Un lunes


por la mañana, vemos cómo se genera una narrativa visual previa a la entrada
del texto escrito que nos lleva desde una imagen focalizada a una más amplia,
creándose un efecto de cámara lenta sobre el espectador:
Esto nos obliga a pensar en lo que el niño de la historia ve desde la ventana y
a percibir el tono melancólico del libro a través del ambiente lluvioso y
desolado de la ciudad.

Cuando hay márgenes también es pertinente ver cómo están trazados.


¿Forman cuadros geométricamente perfectos? ¿Enmarcan las imágenes con
bordes decorativos? ¿Dan la impresión de que hubiesen sido dibujados a mano?

En el siguiente ejemplo tomado de una hermosa re-edición del cuento clásico


venezolano “Retablillo de Navidad” de Aquiles Nazoa, vemos cómo Ana
Palmero, la ilustradora, utilizó los márgenes para evocar los márgenes de los
manuscritos iluminados que copiaban los monjes miniaturistas de la Edad
Media, como parte de su interpretación y proyecto estético del libro. Además
vemos cómo margen e imagen interactúan y se transgreden.

Colocación del texto y la imagen. Debemos tener en cuenta la forma cómo el


libro sitúa las imágenes y el texto en cada una de sus páginas. En esta acción
podemos ubicar nuevas pistas de la relación texto-imagen, pues la disposición
física de estos elementos juega un papel importante y crea un efecto
psicológico en quien contempla el libro.

Veamos algunas posibilidades a través del


clásico libro de Maurice Sendak, Donde viven los
monstruos:

El texto puede estar opuesto a la ilustración.


Esta es la forma más tradicional. Texto e
imagen se nos presentan como dos discursos
separados y contrapuestos. Cada uno ocupa su
propia página.
Las imágenes pueden extenderse en dos páginas (doble página). En este caso
las secuencias se forman en páginas abiertas:

En este caso vemos también los márgenes sangrados. El texto puede estar
integrado a la imagen de forma parcial, sea arriba de las ilustraciones o en la
parte inferior de la página, como en esta doble página de texto e imagen:
El texto también puede estar completamente integrado a la ilustración.
Cuando esto sucede, el texto forma parte de la composición. Tal es el caso de
la muestra del álbum El cochinito de Carlota.

Encuadernación. Podemos evaluar si la forma como está encuadernado el


libro genera una pérdida de imagen significativa en los márgenes internos,
sobretodo en una doble página. Pero, también puede haber casos como el del
siguiente ejemplo, en el que los márgenes pueden utilizarse como un recurso
significativo.

En la siguiente doble página de El pequeño rey de las flores


de Kvêta Pacovská, vemos que la ilustración hace del cosido
visible de los márgenes internos del libro, un recurso visual
que integra la realidad material del libro como objeto a la
realidad de la imagen, generando un rico ámbito de
significación.

Tamaño del libro ¿Cómo afecta nuestra lectura el tamaño del libro? ¿Invita a
compartir o a leer en solitario? ¿Sugiere que este libro-álbum en particular es
muy especial porque es muy grande o muy pequeño?

En el ejemplo vemos dos formatos


muy distintos. A una estrella fugaz de
Mara Cerri es un libro de delicada
edición que nos sugiere una lectura
íntima y cuidadosa. Mientras que
Jesús Betz nos invita, por el tamaño
del libro, a mirar sus ilustraciones,
acercándonos a una contemplación
casi museística. Además, contrasta su
verticalidad con el tamaño del
personaje que lo protagoniza.
Formato. El formato de un libro-álbum suele ser cuadrado, horizontal o
vertical. Entonces, podemos preguntarnos ¿Cómo afecta la forma del libro al
trabajo del artista? Veamos el siguiente ejemplo:

El formato horizontal de El hilo de la vida contribuye con lo que el libro


propone como asunto de reflexión.

Diagramación. Se refiere a la distribución de los elementos de cada página.


¿Predomina alguno? Y en tal caso ¿Eso nos aporta alguna posible lectura?
¿Están los elementos mal distribuidos o descuadrados?

En este ejemplo vemos un caso en el que los elementos no están bien


distribuidos. La tipografía y distribución del texto dificulta la lectura y los
colores del fondo agravan esta situación. La imagen no logra transmitir lo que
pretende presentar: un personaje (muy difuso que se pierde en los colores del
fondo) que escala una torta de chocolate. Por ende hay un trabajo de
diagramación fallido.

Tipografía. La tipografía, además de ser un recurso que reafirma el estilo del


libro (por ejemplo, un libro de estética retro podría utilizar una tipografía que
la representase, aprovechándose de las tipografías propias de la época que
intenta evocar) puede también utilizarse como un recurso que reafirme
elementos específicos de la narración. Un libro puede otorgarle significados a
los usos de distintas tipografías para diferenciar voces, estados de ánimo,
tiempos, etc.

En la obra Voces en el parque, Anthony Browne nos cuenta la


misma situación –una visita al parque- a través de las
percepciones de cuatro personajes distintos. Refuerza cuál
de las voces está narrando el cuento no sólo con la imagen e
interpretación de los sucesos, sino también con la tipografía,
asignándole una distinta a cada uno. En este caso, cada
tipografía funciona como un recurso psicológico que
contribuye con la caracterización del personaje.
Cuando evaluamos los elementos paratextuales editoriales podemos adquirir
nuevos datos para nuestra interpretación del libro como una obra significativa
o datos para nuestra evaluación de la calidad del libro como objeto. Esto
comprueba que el ámbito editorial es más que una maquinaria externa de
adornos, pues en el libro-álbum participa del juego del texto compuesto.

Una vez revisados estos puntos es pertinente hacernos dos preguntas finales:

¿Podemos hablar de un “criterio editorial” en la obra que contemplamos?


¿Cómo se integran los elementos editoriales al texto compuesto?

Otros aspectos formales para ponderar:


El dilema de la traducción

Los libros traducidos nos otorgan un acceso a culturas distintas, acceso que
puede resultarle muy enriquecedor al niño-lector. Como el libro–álbum nos
aporta narrativas pictóricas y textuales, traducirlos no es cosa simple ni
mucho menos automática, pues cada traducción requiere que el traductor
conozca las reglas del juego de cada libro profundamente. Un buen traductor
es, antes que nada, un buen lector; y una buena traducción es
necesariamente una buena lectura de un libro en su idioma original. El
traductor debe captar y reflejar el sentido y los significados originales de la
historia en el idioma final, enfrentándose al reto de traducir palabras que
mantengan la relación texto-imagen en la medida de lo posible. En muchos
casos, puede que además, el traductor deba buscarle soluciones de traducción
a libros que hagan referencia a nombres e imágenes profundamente locales.
Una traducción fallida afecta la coherencia del libro profundamente y un
lector atinado lo sabrá. Para hacerle honor al texto original, la traducción
debe generar una historia creíble, entera y verosímil. En palabras de Goerge
Steiner, “La traducción aporta nuevas vidas al original. Afloja los lazos
ineludibles que atan hasta la más excelsa creación poética con el momento y
lugar de su concepción”1, pero no viola la normativa interna que el libro
propone.

Los modismos

Los modismos son aquellas expresiones propias de una lengua que no pueden
traducirse literalmente, pues no pueden deducirse del significado de las
palabras. Por ejemplo, “no dar pie con bola” significa “equivocarse”, sentido
que entendemos los hispanos parlantes. Sin embargo, esta construcción no
podría traducirse literalmente a otro idioma y significar lo mismo. La
traducción debe contemplar esto y buscar nuevas soluciones que conserven el
sentido original y a la vez el tono (probablemente informal) que quería dar el
texto que hubiese utilizado ese modismo o buscar un modismo equivalente en
el idioma final.

Los localismos

En un libro que involucra la realidad propia de un lugar o región, suelen


aparecer abundantes palabras locales que no necesariamente les son
conocidas a personas ajenas al lugar, aunque hablen el mismo idioma. Esto es
también observable en el uso del lenguaje de un país a otro.

Cuando este es el caso, debemos evaluar qué tan fácil es interpretar el


lenguaje del libro o si este nos presenta recursos, como un glosario, para
entender este tipo de palabras. El siguiente ejemplo nos muestra una
ingeniosa solución:

El libro La sorpresa de Nandi, originalmente


escrito en inglés bajo el título Handa’s Surprise,
alude a diversas frutas tropicales. Nandi, la
protagonista, le arma una cesta de siete frutas
distintas a su amiga Tindi. En el camino hacia la
aldea de ésta, se va preguntando (nombrando
fruta por fruta) cuál será la favorita de su amiga.
En Hispanoamérica los nombres de algunas frutas
varían entre país y país e incluso entre regiones
de un mismo país. Para solucionar esto, el libro utiliza las guardas como un
recurso visual didáctico en el que vemos las frutas con sus distintos nombres.
Esta solución no rompe con la armonía del libro y resulta muy original y
efectiva.

1
Cita tomada del texto: Palabras que separan la brecha generacional. Los libros para niños.
Un puente entre los adultos y niños. (p.14) Ana María Machado, 2002.
Información sobre el contexto del libro

Las averiguaciones que podamos hacer sobre las realidades que giran
alrededor del libro como objeto y producto también pueden aportarnos datos
interesantes para complementar nuestra reseña.

La información sobre el libro puede estar incluida a manera de paratexto


dentro del libro, pues en ocasiones el libro contiene textos dedicados al
autor, al ilustrador o a la colección. Además de revisar esta información (en
caso de que esté presente en el libro), podemos investigar en otras fuentes.
Hoy en día, con el ciberespacio es cada vez más fácil conseguir información
sobre un libro, casi a tiempo real desde que sale al mercado editorial. Nunca
está de más buscar lo siguiente:

Información sobre el autor y el ilustrador. La información sobre el autor y/o


el ilustrador, aunque no es imprescindible para evaluar un libro, nos puede
dar ideas sobre la línea temática del autor (en caso de tenerla) y las otras
obras que ha publicado o ilustrado. Al ser el mundo de la literatura un
universo de conexiones, es posible que existan lazos entre varias obras de un
mismo autor, generándose la intertextualidad. También es posible ver en qué
otros ámbitos o disciplinas se desempeña el autor o el ilustrador de una obra y
si éstos se evidencian en su trabajo.

Información sobre la casa editorial. Obtener información acerca de la


editorial que publica un libro puede ser útil para reafirmar sus características.
Cada editora tiene una línea, sea experimental, tradicional, con tendencias
hacia las experimentaciones plásticas, o hacia la publicación de libros
informativos, etc. Estos datos pueden complementar nuestra reseña.

Información sobre la colección. Si un libro pertenece a una colección,


conocer los criterios bajo los cuales se arma la colección puede darnos pistas
sobre la línea temática o estética del libro y sobre el grupo de edades para el
cual se recomienda.

La manera cómo se inserta determinada obra dentro de un sistema de


medios. Para culminar debemos ver qué relación guarda este libro con otros
medios distintos al impreso. ¿Existe una película basada en este libro? O, al
contrario ¿Se basa este libro en un texto fílmico? Tal es el caso del King Kong
de Anthony Brown.
¿Se ha llevado este libro a un comic o a un video juego? En tal caso, ¿esto nos
da alguna clave sobre la estructura narrativa del libro?
¿Se le ha otorgado un fin didáctico o terapéutico al libro? Tal es el caso del
polémico libro-álbum Juul de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen, el cual
ha sido la base para una campaña educativa y terapéutica en contra de la
violencia escolar en España.
Esto nos lleva a pensar que un libro, además de ser un objeto preciado,
estructuralmente complejo, es también un medio que puede cobrar vida y
significados según el uso que se le dé o según el contexto en el que se inserte.

A la hora de reseñar…
El trabajo de la crítica literaria no es nunca simple ni predecible. Tampoco
parte de fórmulas estáticas ni pre-escritas, pues cada libro y la literatura en
general es un universo inagotable.

Ahora que hemos realizado el primer recorrido de elementos a evaluar (los


estéticos, estructurales y formales) es hora de desarmar el libro para ver qué
podemos elaborar a partir de ellos.

Es recomendable hacer primero una lista escrita de las pistas que hemos
hallado en el libro, siguiendo esta presentación como un mapa de búsqueda.
Como detectives de libros, una vez terminado el trabajo de campo de hallar
las evidencias, es recomendable recopilar y ordenar sistemáticamente esta
información. Para este propósito les proporcionaremos una ficha de datos que
resumen los puntos de esta presentación.

A partir de este ejercicio, podemos interpretar, y finalmente, podemos


reseñar. El rompecabezas se arma nuevamente en la reseña, en la cual deben
incluirse los elementos más relevantes y característicos del libro, mostrando
los aciertos y desaciertos de la investigación.
Bibliografía:

Doonan, Jane (1993). Looking at Pictures in Picture Books. Bath: Thimble


Press.

Nodelman, Perry (1988). Words about Pictures. The Narrative Art of


Children´s Picture Books. Athens: The University of Georgia Press.

Shulevitz, Uri (1997). Writing with Pictures. How to Write and Illustrate
Children´s Books. Nueva York: Watson-Guptill Publications.

Araujo, Orlando (1992). Miguel Vicente pata caliente. Caracas: Ediciones


Ekaré.

McKee, David (1999). El cochinito de Carlota. México D.F.: Fondo de Cultura


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Brown, Anthony (1991). Gorila. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Perrault, Charles (1992). El gato con botas. Nueva York: Farrar, Staus and
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Sadat, Mandana. (2004) El jardin de Baba. Madrid: Kókinos.

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Turín, Adela. (1976). Arturo y Clementina. Barcelona: Editorial Lumen.

James, Simon. (2006). León y Beto. México D.F.: Castillo.

Shulevitz, Uri. (2004). Un lunes por la mañana. México D.F.: Fondo del Cultura
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Nazoa, Aquiles. (2007). Retablillo de Navidad. Caracas: Ediciones Ekaré.

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