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REVOLUCIÓN CUBANA: SITUACIÓN PREVIA, PROCESO, CONSECUENCIAS Y REPERCUSIONES EN

AMÉRICA LATINA.

Los procesos de cambios en el campo sociopolítico latinoamericano se deben a la combinación de


factores como la movilización de las clases obreras, el tipo de sistema de los partidos políticos, la
consistencia y estabilidad de normas constitucionales, la posición y recursos de las clases vinculadas al
Modelo Agroexportador, el peso de las clases medias y el rol político que tuvieron los militares durante el
Siglo XX.

✔ La Revolución Cubana es un proceso y un hecho que va a tener significación para el desarrollo


posterior de los procesos políticos y sociales de toda América Latina, e incluso el mundo, ya que la imagen
de Fidel Castro y del “Che” Guevara será inmortalizada por distintos movimientos estudiantiles, inclusive en
Europa. Es importante, además, entender a la revolución en su contexto internacional y local determinados.

Cuba fue el último país latinoamericano que se independizó de España en 1898. Esto implica que
la independencia fue producto de procesos sociales más bien modernos que alimentaron el sentimiento
nacional, lo cual explica, en cierto sentido, el motor de la lucha social en los momentos de intervencionismo
por parte de Estados Unidos.

Se pueden señalar distintos puntos de partida de lo que será la revolución y uno muy interesante
para analizar es la Dictadura de Machado. Tenía las características de las dictaduras “clásicas” de
Centroamérica, es decir, estrecha subordinación a Estados Unidos, el ejercicio militar del aparato estatal y la
incapacidad de las clases dominantes para ser clases dirigentes.
Los factores desestabilizadores de este régimen eran la heterogeneidad interna de los grupos que
conformaban el bloque de dominación y la extrema dependencia económica del país, que se vio
desestabilizada por la Crisis del ’29, que afectó a Cuba particularmente. Esto implicó consecuencias políticas
y disputas internas dentro del bloque que rodeaba a Machado, en torno al apego o a la distancia que tomó
con respecto a Estados Unidos. Cabe aclarar la relación histórica entre Estados Unidos y la isla, la cual se
independizó apenas en 1901 mediante la Enmienda Platt (que se haya dentro de la constitución cubana),
mediante la cual se reconoce a los Estados Unidos el derecho de controlar la política exterior y su derecho a
intervenir para proteger la vida de los ciudadanos, sumado al establecimiento de la Base Militar en
Guantánamo.
El lugar donde se van a formar los primeros focos revolucionarios van a ser las Universidades
(representación de los intereses de los sectores medios) y la organización política que surgirá es el
Directorio Estudiantil Universitario, con Antonio Guiteras como su líder. Su figura puede considerarse como
la del precursor de las guerrillas y de las acciones directas. Fue un movimiento político que desarrolló una
línea de enfrentamiento directa con el régimen de Machado, implementando la lucha armada urbana y
rural. También surgirá el ABC, con ideas populistas y que proponía la formación de un Estado corporativo, el
desarrollo de la industria local y un nacionalismo con características antinorteamericanas (frecuentemente
realizó actividades conspirativas). Sumado a estas dos organizaciones, el Movimiento Obrero tendrá un rol
fundamental en el derrocamiento del dictador. Especialmente los obreros del tabaco, liderados por el líder
juvenil Julio Antonio Mella, quien será el fundador de la Federación Estudiantil Universitaria y de la
Universidad Popular José Martí. Desde el inicio de su mandato Machado era consciente del poder de este
movimiento, el cual utilizaba la huelga como arma política. En definitiva, la resistencia al régimen tendría

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carácter masivo y popular. Las similitudes que se puedan hallar entre este movimiento revolucionario y el
que sería comandado por Fidel Castro se debe al ideario heredado de José Martí.
Frente a los distintos focos rebeldes, el recurso más utilizado de esta dictadura fue la represión
dándole a Machado un largo historial de crímenes y masacres. Muchos adeptos al régimen retiraron su
apoyo, y el dictador solo contaba con un ejército dividido y con la Liga Patriótica. El hecho que dio fin al
régimen fue la Gran Huelga General de 1933 que comenzó con un grupo de obreros pero que se expandió a
casi todos los sectores de la población. Estados Unidos y la Iglesia retiraron su apoyo a Machado.
En este contexto, incluso las fuerzas militares se unieron a la ola revolucionaria y reclamaron por
mejores salarios y dotación técnica, y es desde su interior que surgirá el Movimiento de los Sargentos con
sublevación incluida. En este momento comienza a tomar fuerza el nombre de Fulgencio Batista, rodeado
de actividades más bien oscuras. Los sargentos se unieron, entonces, al Directorio proclamando la
Agrupación Revolucionaria de Cuba, destituyendo a Céspedes y poniendo en el poder la pentarquía
presidida por Ramón Grau de San Martín. La Pentarquía era un gobierno de compromiso y tenía como
función la de coordinar los distintos poderes que fueron los que debilitaron el gobierno de Machado, pero
como eran excluyentes entre sí y el Partido Comunista se mostraba débil, el único que prevaleció fue el
militar que estaba presidido, claramente, por Batista. Le fue ofrecido un puesto que rechazó aludiendo que
su presencia era más necesaria en el ejército que en el gobierno.
Grau intentó satisfacer las necesidades de las dos partes, tanto de los restos del antiguo bloque de
dominación como de los grupos revolucionarios, pero falló y su gobierno se fue desintegrando poco a poco.
Batista vio entonces su oportunidad para llegar al poder y comenzó a consolidar su posición interna en el
ejército, encargándose de asesinar a los seguidores del período machadista. Estados Unidos nunca
reconoció al gobierno y Grau abandonó el cargo, que fue ocupado por Mendieta. Él y su equipo se
encargarían de limpiar el terreno de los sectores radicales, instalándose un régimen batistiano sin Batista.
Este fue un Estado militar que surgió asumiendo un papel arbitral entre las clases debido a la crisis
hegemónica en el poder. Se encargó de destruir los restos del machadismo y del guiterismo. Guiteras
intentó retomar la lucha contra Machado mediante la Jóven Cuba pero Batista ya tenía la legitimación social
suficiente como para desarticularla rápidamente. Guiteras fue asesinado por los hombres de Batista y así se
cierra el ciclo revolucionario.
Los comunistas identificaron a Batista como personificación del fascismo en Cuba, sin embargo,
fueron obligados a apoyar la dictadura. Estados Unidos evitaría la intervención en los asuntos internos de
los países latinoamericanos, por lo que la URSS daría su apoyo al régimen. Así, Batista pasó de ser fascista a
ser un gobernante democrático y progresista a los ojos de los comunistas cubanos (a pesar de los
comunistas que asesinó). El bloque opositor estuvo conformado por el Partido Republicano Democrático, el
Partido de Acción y el ABC.

El gobierno de Batista finalizó en 1944 y con ello, Grau San Martín ganó las elecciones, los
comunistas se concentraron en actividades sindicales y el ejército volvió a los cuarteles con Batista a la
cabeza. Además, la dependencia económica estaba tomando nuevos rumbos, dándose una modernización
en las relaciones tradicionales (gobiernos de Grau y de Socarrás). Se recomendaba, mediante la comisión
norteamericana Truslow, el desarrollo de la industria, delegando más responsabilidades a los dueños de los
medios y empresarios de las provincias y no de la capital. Esto se intensificó después de la segunda Guerra
Mundial. Se puede decir, entonces, que los empresarios cubanos tenían un alto grado de dependencia,
dando lugar a un proceso contradictorio donde se dependía económicamente en el sector exportador
industrial, pero se buscaba incentivar la industria local. Ninguno de los dos gobiernos pudo satisfacer las

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necesidades de ambos grupos. En este contexto el Movimiento Obrero logró consolidar un sindicalismo
fuerte y organizado.
Eduardo Chibás, militante del Directorio de Guiteras y del Partido Ortodoxo, fue uno de los
principales denunciantes de la corrupción del gobierno parlamentario, ganando el apoyo de los sectores
universitarios. El nombre de Fidel Castro comenzará a vislumbrarse cuando, siendo estudiante de derecho,
acepta el ofrecimiento de ser candidato a diputado por la Ortodoxia, viendo en ella la posibilidad de una
alternativa dentro del precario sistema democrático. Sintiéndose desprestigiado por el PRC, Chibás se
suicidó y su nombre se convirtió en un símbolo de lucha en contra de la corrupción, provocando en la gente
un sentimiento de simpatía por su partido. Si bien se esperaba que el Partido Ortodoxo ganara las
elecciones, esas esperanzas se vieron ofuscadas por el Golpe de Estado de 1952 encabezado, claro está, por
Batista. Este golpe fue apoyado por Estados Unidos y tenía como objetivo impedir la victoria de la Ortodoxia
y, como consecuencia inmediata, destruir la frágil democracia cubana. Pero también, a partir de ese
momento se generaría las condiciones necesarias para la formación de una unidad política nacional en
contra del golpe y de Batista.
Los primeros en captar y entender el peligro del golpe fueron los estudiantes universitarios,
quienes ese mismo día llenaron las casas de estudio de banderas negras, en señal de luto por la democracia.
De allí surgirían también los primeros grupos paramilitares de resistencia. La dictadura contaba con una
legitimidad política casi nula e incluso miembros del parlamento veían a la lucha armada como una
posibilidad.
El Movimiento Estudiantil surgido de la Ortodoxia tuvo tres premisas fundamentales: la necesidad
de restaurar las antiguas libertades democráticas, la diferenciación tajante con el Partido Auténtico y la
urgencia de recurrir a las armas a fin de secundar una eventual movilización de masas. Fidel Castro resaltaba
de entre los demás, siendo electo Presidente de los Estudiantes de la Facultad y, luego de una breve carrera
política, formó parte de la lista presentaba por el Partido Ortodoxo. Su preocupación era dejar en claro la
legitimidad democrática de la lucha que estos jóvenes estaban por encabezar. Algo que me pareció muy
interesante fue una de sus primeras jugadas políticas al presentar una serie de documentos donde acusaba
al gobierno de ilegitimo y afirmaba que Batista debía ser castigado, y si no era acusado por su cargo de
mandatario entonces los tribunales ya no existían porque él los había suprimido, reafirmando su
ilegitimidad. Si los tribunales admitían eso y no lo castigaban, entonces legitimidad la ilegitimidad. En
consecuencia, la revolución era legal y en la acusación de Castro quedaba tácitamente sentado el derecho a
la rebelión. Castro y su movimiento planteaban que la ruptura con la tradición era una respuesta a la
ruptura provocada por el golpe de Estado y que la ruptura violenta y armada era el único medio posible
para restaurar la democracia en Cuba.
El nombre del M26 se debe al Asalto al Cuartel Moncada, llevado a cabo el 26 de Julio de 1953. El
centenar de jóvenes que apoyó y acompañó a Castro no eran solo estudiantes, también había en sus filas
miembros de la clase media e incluso de los sectores obreros. La intención del asalto era la de lograr una
insurrección popular, sin embargo, fracasó.
El M26 creía que el llamado de los revolucionarios sería respondido por diversos grupos, lo cual
estaba fundado en que la dictadura era débil, en el reclamo de la Iglesia por la defensa de los DDHH, en la
actividad de los estudiantes y en aquellos políticos estadounidenses que se proclamaban en contra del
régimen, pero esto no era del todo cierto. El accionar revolucionario del movimiento no era acompañado
físicamente por la sociedad. Eran, entonces, los ejecutores de la voluntad popular.
El movimiento tenía una concepción populista y llamaba pueblo a unos sectores determinados:
seiscientos mil desocupados, quinientos obreros del campo, cuatrocientos mil obreros industriales, cien mil

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pequeños agricultores, treinta mil maestros, veinte mil pequeños comerciantes y diez mil profesionales. Es,
en definitiva, una alianza de todas las clases subalternas de la sociedad y surge como producto de una
confluencia histórica, altamente ligada a la tradición ideológica martiniana. Debido a su amplio carácter,
diversas organizaciones se fueron alineando como la Acción Libertadora, la Acción Revolucionaria Nacional y
el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Luego del asalto es que se suma a las filas revolucionarias el
médico argentino Ernesto “Che” Guevara.
Con el paso del tiempo, la creencia de que el M26 representaba un movimiento popular urbano a
punto de levantarse contra la dictadura aumentó cuando Castro estuvo preso y se transformó en el símbolo
humano de la resistencia. Entre 1953 y 1956 el movimiento estudiantil se fortaleció y dentro de la
Federación Estudiantil Universitaria surgió una organización política llamada El Directorio en honor al
movimiento de Guiteras, con un desarrollo de la lucha armada y de la lucha callejera. Era una fuerza política
autónoma que se manifestaba independientemente al M26 pero que seguía cierta similitud en su línea
política. El Movimiento Obrero, por su parte, comenzaba a activarse con huelgas exitosas que confirmaban a
los miembros del M26 sus creencias en la posibilidad de una Gran Huelga Insurreccional de Masas. El
problema era que los obreros estaban dispuestos a tomar las armas si la decisión provenía de sus propias
organizaciones, pero no si venía de afuera. Otro factor determinante, era la incitación constante por parte
del M26 a la división interna de las FFAA.
En Julio de 1957, el 26 dio a conocer el Manifiesto de la Sierra en el cual postulaban una unidad
más amplia llamando a elecciones democráticas e imparciales para restituir el régimen presidencial, previa
formación de un gobierno provisional. Proponían a las demás organizaciones ocho puntos básicos: -
formación de un frente cívico revolucionario con una estrategia común de lucha, - designación de una
persona que presida el gobierno provisional, - renuncia del dictador, - renuencia del frente cívico a aceptar o
invocar la mediación o intervención de otra nación en asuntos internos de Cuba y una petición a EE.UU para
que suspenda sus envíos de armas a la dictadura, - rechazo de cualquier gobierno provisorio propuesto por
la junta militar, - apartar a los militares de la política, - llamar a elecciones según la constitución del 40 y el
código electoral del 33 y, - bosquejo de un programa mínimo a ser cumplido por el gobierno provisional.
Además, hacían énfasis en que para sumarse al movimiento no era particularmente necesario internarse en
la Sierra Maestra.
Las huelgas y protestas de masas de los trabajadores reavivaron el optimismo de los rebeldes en
cuando a la pronta gran huelga insurreccional de masas.
En la Carta Abierta a las Organizaciones Opositoras se reafirmaba el espíritu antiimperialista y
preocupado por la cuestión social del 26, la lucha no se realizaba en contra de Batista sino en contra de todo
el Sistema Político Dictatorial y que el 26 no postulaba solo la ocupación del poder formal sino del poder
real. La Huelga Insurreccional de Masas era la verdadera obsesión y el gran objetivo de Fidel Castro.
La huelga general, que fue programada para el 9 de abril de 1958, fue un fracaso. Los culpables
fueron buscados entre los dirigentes intermedios, pero según el Che, los problemas eran más profundos.
También puede explicarse porque, si bien el 26 nucleaba a bastos grupos de obreros, no era un organismo
que los represente en su totalidad. Esto les hizo ver que no eran el formidable aparato que creían y por eso
el fracaso de la huelga fue un golpe tan duro, el más duro de todo el proceso. Castro entendió que había
que reorientar al movimiento en torno al conjunto de los trabajadores, creando un lugar de participación
para estos. Se dio, entonces, una reorientación, es decir, se pasó de una huelga de masas con apoyo militar
a la guerra militar con el apoyo de las masas, porque las urgencias inmediatas así lo demandaban.
En este contexto, Fidel Castro, siendo comandante en jefe y secretario general de la organización,
se convertirá en el conductor político y militar al mismo tiempo. Castro estaba dotado de un notable talento

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político que se manifestaría, principalmente, en la red de alianzas que llevó a cabo. Una de ellas fue el Pacto
de Caracas, en el cual se elegía una estrategia común para derrocar a la tiranía mediante la insurrección
armada. La Gran Huelga Insurreccional de Masas pasó de ser el gran objetivo a solo un eslabón estratégico
del proceso, al igual que la lucha armada. Otro punto del Pacto, definía la constitución de un gobierno
provisional después de la caída del dictador, con el fin de conducir al país a la normalidad democrática. El
tercer punto era un mínimo plan de gobierno que garantice el castigo a los culpables, los derechos de los
trabajadores, orden, paz, libertad, el debido cumplimiento de los compromisos internacionales y un proceso
económico institucional que favorezca a todo el pueblo cubano. Un punto que generaba desacuerdos es el
relacionado a la independencia de EE. UU, por lo que en el Pacto sólo se le pide que no apoye a Batista.
Fidel Castro había tenido una reunión con un general del ejército disidente de Batista, con el cual
había acordado un Movimiento Militar- Revolucionario, y esta seguridad para tomar decisiones tan jugadas
se debía a las recientes victorias obtenidas, sobre todo a manos de Ernesto Guevara. Cantillo (el general del
ejército) faltó al acuerdo intentando dar un Golpe de Estado, pero Castro reaccionó convocando a una
huelga general. Esta vez fue exitosa, al grito de “Revolución si, Golpe de Estado no”. A la vez que se ponía en
vigencia el Pacto de Caracas, el 26 pactaba con los comunistas. Una relación fluida con el PC les aseguraba
una voz dentro de los sindicatos y un camino a una posible alianza con la potencia oriental, es decir, la URSS
en el caso de que los resultados de la revolución no fueran convenientes para EE. UU. Se puede decir que la
Política de Alianzas fue uno de los factores determinantes para el triunfo militar del movimiento; son las
cuestiones que producen revoluciones y que son producidas por estas, a la vez.

Hasta antes de la toma del poder, la revolución tuvo un carácter democrático y popular. Luego,
además, tuvo un carácter nacional, porque entró en contradicción con políticas e intereses económicos
estadounidenses. Dentro de las reformas, la que más causó rechazo por parte de la potencia fue la Reforma
Agraria por el simple hecho de que, siendo Cuba un país productor y dependiente del mercado mundial, la
nacionalización de las tierras implicaba la pérdida de poder de las empresas extranjeras. Lesionaba a los
latifundistas locales y a las vinculaciones de dependencia con el exterior; junto a la desnacionalización del
suelo, el otro problema era que este estaba altamente concentrado en unos pocos. El Estado Cubano pasó a
ser dueño del 70% de las tierras fértiles del país y para evitar conflictos buscó la adhesión de los campesinos
pobres y de los trabajadores agrícolas. El principal objetivo de las reformas era la de favorecer a los
trabajadores agrícolas y a los desocupados (proletariado rural) pero, aunque el gobierno favoreció a la
pequeña propiedad no la multiplicó, creciendo así la desocupación.
Lo que le costó la relación con Estados Unidos a Cuba fue la nacionalización de las tierras.
Podríamos decir que la revolución no solo careció de un carácter obrero (durante casi todo su
desarrollo) sino que, además, en su fase nacionalista (más bien antiimperialista) tuvo que entrar en
contradicción con las propias instancias organizativas de los trabajadores. Así, se dieron dentro de los
sindicatos, desplazamientos muy grandes de fuerzas. Teniendo en cuenta los posibles conflictos, Castro
decidió intervenir los sindicatos, nombrando ministro de trabajo a Augusto Martinez Sanchez. Luego del
Décimo Congreso de la Federación del Trabajo, Castro hizo hincapié en la ausencia de un carácter obrero
durante la revolución. Así, las estructuras sindicales eran muy golpeadas por el Estado, por lo que los
comunistas empezaron a ocupar los lugares que el 26 descuidaba. Muchos miembros del movimiento se
hicieron comunistas.
A la vez que ocurría esto, se fueron dando una serie de reformas tan importantes como la agraria,
la Ley de Alquileres y la Ley del Terreno Baldío, la Reforma Urbana y la Erradicación del Latifundio,
mejorando los niveles de vida de los sectores sociales subalternos. Así, tanto Fidel como sus adeptos eran

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acusados de Comunistas y los que no de anticomunistas, pero casi todo el país estaba a favor de Castro, por
ende, casi toda Cuba era comunista.
En ese momento, en el gobierno provisorio estaba Manuel Urrutia, ya que Castro inicialmente no
aceptó ningún puesto en el gobierno. Castro, sin embargo, actuaba definiendo cada problema que surgiera
por lo que su poder crecía constantemente. Ambos renunciaron a sus cargos, por lo que por unos
momentos el poder cubano estuvo acéfalo, pero el pueblo aclamó por el revolucionario y este regresó al
gobierno.
Como el 26 estaba prácticamente disuelto, Castro se encontró en el gobierno, pero sin
organización política de respaldo, por lo que, ahora objetivamente buscó apoyo en los comunistas. Fidel se
hallaba cómodamente ubicado en el gobierno y pudo demostrar con hechos que contaba con la adhesión
del pueblo cubano. Pero todo esto tiene que ser entendido teniendo en cuenta en contexto internacional.
Estados Unidos se convirtió en una gran oposición porque, con Castro en el poder, el Estado controlaba
prácticamente todo el aparato productivo. La desesperación con la que entró en el bloque socialista
liderado por la URSS, fue porque su vecino del norte amenazaba con la seguridad y la calma del país.
Es importante aclarar que el hecho de que la revolución cubana surgiera en el contexto de la
Guerra Fría la obligó a elegir entre dos posiciones. Esta elección convirtió a Cuba en un tema mundial, lo que
la diferencia fundamentalmente del resto de los procesos y revoluciones latinoamericanas que habían
ocurrido antes.
Respecto a la Revolución Cubana, Eduardo Galeano en “Las Venas Abiertas de América Latina”
desarrolla la dificultad que tuvo el movimiento en poder articular y poner en marcha la economía del país.
Cuenta que, durante el gobierno de Batista, Estados Unidos hasta consideró anexar una estrella más a su
bandera por la dependencia que tenía la isla con la potencia, provocando niveles altísimos de desocupación.
El primer día de 1959, con el M26 en el poder, el desarrollo de la industria cubana era paupérrimo. En 1958
la mitad de los niños no iba a la escuela, pero como decía Fidel, la ignorancia era peor y más vasta que el
analfabetismo. Para 1970 (año del libro), según la UNESCO, Cuba tenía los niveles más bajos de
analfabetismo y los más altos de población escolar de toda América Latina.

✔ Es debido aclarar que la revolución cubana no fue el púnico proceso que se dio en América Latina
durante el Siglo XX. Un poco antes de dio un movimiento revolucionario en Bolivia.
Los orígenes de la Revolución Boliviana hay que rastrearlos al momento de la ruptura con el
sistema de dominación, que ya se encontraba debilitado desde fines del Siglo XIX debido a la Guerra con
Chile. Lo que dio por terminado este sistema fue la Guerra del Chaco contra Paraguay, que fue algo así
como una muy mala jugada política (más bien un manotazo de ahogado) en un contexto donde la crisis de
1929 afectó gravemente a una economía tan dependiente del mercado mundial, que no pudo resistirla y
que no fue acompañada por las instituciones política justamente por la precariedad de estas.
El debilitamiento del Sistema de Dominación boliviano puede explicarse también por la ausencia
de una clase dominante y dirigente a la vez, que debería haber estado a la altura de la coyuntura económica
y política y al servicio de las necesidades de la sociedad. Los famosos barones del estaño, aquel metal que
fue extraído sin pudor de los cerros bolivianos, no eran una clase definida, y según el autor, si lo hubieran
sido habrían actuado como una clase extranjera en su propio país. En cuanto a los sectores oligárquicos
terratenientes, eran de los más atrasados en comparación a los otros países de América Latina ya que en sus
haciendas se mantenían los sistemas de prestación de servicios correspondientes, no al Siglo XX, sino a una
etapa anterior del tipo colonial. En este sentido, la Revolución Regional y Liberal de 1899 no hizo otra cosa
que fortalecer las relaciones señoriales existentes en el país.

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Luego del desastre tanto económico, político, cultural y, además, territorial que significó la Guerra
del Chaco, los únicos organismos que permanecieron “coherentes” fueron los sindicatos mineros y el
ejército. El ejército se desligó de sus responsabilidades destituyendo a Salamanca de su cargo de presidente
y los sindicatos pudieron desarrollarse y fortalecerse aislándose un poco de lo que era el resto de la
sociedad. En las poblaciones mineras se dio lo que se puede llamar una larga tradición de lucha, dada por
cuestiones de concentración geográfica y por la fusión de sus intereses étnicos y sociales, como factores
principales. Los sindicatos, en poco tiempo, estuvieron en condiciones de agruparse y alinearse a otras
agrupaciones mineras y a sectores subalternos de la sociedad.
Avanzando un poco más en la línea temporal, los gobiernos tanto de Toro y Busch fueron un
intento de representar las alianzas entre fracciones del ejército con sindicatos y con sectores subalternos,
en una especie de socialismo- militar. En ese período se implementaron medidas de estatización y
nacionalización, además de medidas restrictivas a las empresas del estaño y una ampliación de los espacios
democráticos, en los cuales tanto obreros, como campesinos y estudiantes pudieron movilizarse y hacer oír
sus reclamos.
Se puede ubicar el origen de este sindicalismo- militar en la ausencia de fuerzas de izquierda
debidamente organizadas. Si bien surgen con cierto retraso, van a desarrollarse con una notable velocidad,
como si las fuerzas de izquierda quisieran ponerse al día con todo lo que estaba pasando y todo lo que había
pasado hasta ese momento en Bolivia. En este sentido podemos diferenciar tres tendencias o líneas de la
izquierda: por un lado, una nacionalista- indigenista manifestada por el Partido Obrero Revolucionario
(POR), y más tarde, por el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), por otro lado, una línea obrerista
manifestada tanto por el POR, el MNR y el PIR (Partido de Izquierda Revolucionario), y por último, una línea
más industrialista y modernizante que se manifestó con fuerza en el MNR. Esto como los planteos
originales, después la realidad nos mostrará que las presiones ideológicas desviarán las direcciones
originales de la izquierda. En este sentido, el MRN, en sus orígenes, contaba con militantes del tipo fascista;
el PIR, que era el partido con más posibilidades de crecimiento, se subordinó a los deseos de Moscú
provocando la destrucción del propio partido. Surge, como otras organizaciones políticas de Latinoamérica,
desde el movimiento estudiantil influenciado por los vientos de la Reforma Universitaria y pudo
posicionarse como la fuente de articulación radicalizada de los sectores medios, obreros y campesinos. El
hecho de no tener una ideología definida, le permitió tener líderes más flexibles como Paz Estenssoro y Siles
Zuaro, logrando participación en el aparato estatal y creciendo debido a los espacios que el PIR le concedía
en los momentos de alianzas por los sectores más reaccionarios; y el POR siguió las directivas del tipo
trotsquistas pero que abrieron a la posibilidad de influir en los sectores izquierdistas y obreristas del MNR.
Además del MNR, los otros protagonistas del movimiento revolucionario de 1952 fueron las masas
de obreros pobres y suburbanos, los campesinos y los obreros de las minas (protagonistas y actores sociales
fundamentales del proceso). Mediante la COB (Central Obrera Boliviana) los trabajadores pudieron ejercer
una breve dirección del Estado, nacionalizando las minas y liquidando los latifundios.
La Revolución Boliviana nacionalizó las minas de Estaño, decretó la Reforma Agraria y estableció el
Voto Universal.
Después de todo lo expuesto, me parece importante hacer la salvedad de que la Revolución
Boliviana no fue obrera y campesina a la vez, más bien fue primer obrera y popular y después se plegaron
los grupos campesinos y la encausaron. Fue una revolución de la Nación, cada sector movido por sus
intereses, en contra de un Estado que hacía agua. En las movilizaciones de masas es difícil encontrar un
objetivo común, ya que allí se concentraban las reivindicaciones de cada grupo y sector social (y racial) del
país. Así, la Revolución Agraria surge como

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consecuencia del movimiento revolucionario del 52 pero sigue un curso independiente. Los campesinos la
usaron para unir todos los focos de revuelta existentes desde la época colonial, y los indígenas para
demostrar que ellos son, a pesar de los hechos racistas, la base de la verdadera sociedad.
Una diferencia fundamental que encuentro entre la Revolución Boliviana y la Revolución Cubana
está en los grupos que impulsan el movimiento. En la primera, como dije antes, son los obreros y luego los
campesinos sumados a los grupos indígenas, pero en la Revolución Cubana, quienes detectan las fallas del
Estado y son capaces de sentir como propias las injusticias ajenas son los intelectuales. Recordemos que los
miembros originales del M26 son en su mayoría estudiantes, es decir, jóvenes intelectuales que no tenían
realmente necesidades básicas incumplidas pero que sabían que el grueso de la sociedad en la que vivían sí.
En mi opinión, este es un claro ejemplo de que un pueblo educado es un pueblo pensante capaz de sacar
adelante un país sin dejar que nadie les imponga nada.
En cuanto a similitudes, entiendo que ambos movimientos revolucionarios son hitos en la historia,
particularmente, de estos países, pero que sus consecuencias van a influenciar a una serie de sucesos
particulares en toda América Latina. Principalmente, la Revolución Cubana va a sentar las bases para la
ideología y manejos políticos de muchos que vendrán después.

✔ Otro caso interesante para el análisis es el de Chile y la Revolución que no fue tal. El punto clave
que posibilitó la llegada de Salvador Allende al gobierno fue el tipo de economía que la DC, durante su
gobierno (1964- 1970), tuvo la intención de llevar a cabo. El programa de modernización de la “Revolución
en Libertad” planteada, como dije, por la DC (Partido Demócrata Cristiano) era una adecuación a las nuevas
formas de dependencia que se venían dando en América Latina, según lo estipulado por la Alianza para el
Progreso y vale decir que fue una alternativa al rumbo propuesto por el éxito de la Revolución Cubana. Vale
hacer la aclaración, también, de lo que fue esta alianza, entendida como un programa de ayuda económica,
política y social de EE. UU para América Latina, efectuada entre 1961 y 1970, encabezada por el presidente
estadounidense John F. Kennedy, había representantes de todos los países miembros de la OEA, incluida
Cuba representada por Ernesto “Che” Guevara. Cuba la rechazó por ir contra los principios de su revolución.
El Presidente chileno en este momento era Eduardo Frei. Con esta alianza, particularmente en Chile, se
buscaba modernizar las estructuras más bien antiguas, con el fin de favorecer a un supuesto sector
empresarial e innovador. Para lograr esto, la DC implementó mecanismos de movilización popular de las
poblaciones y de los sectores marginados, que terminaron por provocar fuerzas sociales que estaban
comprimidas y que terminaron por escapar al control del gobierno.
Sumado a esto, las reformas que se implementaron desde el gobierno sirvieron a aumentar las
divisiones económicas y políticas dentro del bloque tradicional de dominación, lo que facilitó y brindó
ciertas condiciones para que fuera posible el triunfo electoral de la Unidad Popular en 1970. Esta Unidad
Popular era una combinación de ciertos partidos políticos parlamentarios de izquierda que estaban
nucleados en torno al eje comunista- socialista (URSS), y por medio de vinculaciones parlamentarias se
articulaba con algunas fracciones del movimiento obrero sindicalmente organizadas. Una vez en el poder, la
UP intentaría seguir con el modelo de la DC mediante estatizaciones y nacionalizaciones, con el objetivo de
allanar el camino para un régimen socialista. Sin embargo, en la realidad había una contradicción entre la
auto comprensión ideológica de la UP y su verdadera inserción el aparato estatal, lo que provocaría el
debilitamiento del régimen en sus momentos más decisivos.
Otro punto débil del gobierno de Allende era su programa económico que sólo incluía a los
trabajadores que se encontraban dentro de la llamada “área social”, los cuales eran minoritarios, quedando
excluidos así grandes sectores sociales subalternos. Se dieron, entonces, una serie de movilizaciones

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organizadas por los trabajadores de las áreas mixtas y privadas, los campesinos pobres, los trabajadores
agrarios y los pobladores. Se puede decir que los dos errores fundamentales de la UP se dieron en su
fijación al Estado y en su programa. Esto se contrasta con la coordinación de poderes que alcanzó la
derecha, entre el poder gremial, el poder parlamentario y el poder militar (claro está, todos apoyados
financieramente por Estados Unidos).
En conclusión, se puede decir que el Golpe de Estado de 1973 fue el resultado de la combinación
de factores que podrían haberse evitado, por parte de ambos partidos. No puede elegirse un solo factor y
denominarlo como la causa principal, en realidad fueron las conspiraciones, el ultra izquierdismo del MIR
(Movimiento de Izquierda Revolucionaria), el reformismo y vacilaciones de los comunistas, el boicot
económico, y también, la existencia de una figura tan oscura e inescrupulosa como Pinochet.
Me pareció interesante relacionar el caso chileno con la Revolución Cubana, básicamente por la
orientación ideológica y económica que tomaron ambos países alineándose al bloque de la URSS. Chile con
Allende y Cuba con un Castro ya en el poder y más bien obligado por las circunstancias, aunque al final
corrieron distintas suertes porque, en el caso chileno, la URSS no vio en Allende a un líder estable como
para contar con él y le soltó la mano en un momento muy delicado de su régimen, por lo que el Chile de
Pinochet retomó su alineamiento a Estados Unidos.

✔ Además de los anteriormente nombrados, está el caso de Nicaragua y la larga marcha del
sandinismo. Se podría decir que la Revolución Sandinista de 1979 (cabe aclarar que es Sandinista por
ideología y no por la presencia física del revolucionario) es el resultado de un proceso largo, discontinuo e
interrumpido a lo largo de la historia, que tiene su origen puntual en los primeros momentos nacionales del
gobierno liberal de Zelaya en 1933. El carácter nacional se vería en la expresión política de un sector de
productores oligárquicos cuyos intereses entraron en conflicto con los de Estados Unidos. Producto de esto,
Nicaragua sería invadida por los marines en 1912.
Avanzando un poco más en la historia, un segundo momento nacional sería el de la intervención
norteamericana de 1927, que tenía como objetivo impedir el ascenso de los liberales al poder. En este
contexto es que el movimiento Sandinista puede caracterizarse originalmente como una fracción nacional,
popular y democrática. Augusto César Sandino era un obrero que movilizado por las injusticias que
visibilizaba en su país y, vale remarcar, con un carisma y un talento político que pocos tienen, supo
conquistar las voluntades de grandes masas de nicaragüenses que, armas en mano, dieron batalla a las
tropas estadounidenses instaladas en su país. Más tarde, la lucha de la gesta sandinista y su pequeño
ejército sería retomada con fervor por diferentes organizaciones democráticas y antiimperialistas
internacionales, cuya participación y movilización política tuvo por consecuencia la deslegitimación de la
presencia estadounidense en Nicaragua. La solidaridad internacional, por llamarlo de alguna manera,
también tuvo gran influencia sobre el accionar de la potencia occidental y sus tropas fueron expulsadas del
país, dando lugar a la primera derrota de tropas norteamericanas frente a un ejército de liberación nacional
del llamado tercer mundo.
Así, se formó un triple poder en el país: el poder formal que estaba representado por el presidente
liberal Sacasa, el poder político que dominada Sandino y el poder militar que estaba dirigido por Augusto
Somoza, jefe de la Guardia Nacional. Recordemos que la Guardia Nacional es aquel organizamos militar que
dejó Estados Unidos en Nicaragua, con el objetivo de seguir teniendo cierto poder y control sobre las
situaciones que se presentaran. Y tengamos presente a quién puntualmente dejaron en el poder.
Este conflicto de poderes se resolvió en favor del poder militar, es decir, en favor de Somoza luego
de que este mandara a matar a Sandino en 1934. Así, se da comiendo a lo que se conoce como Estado

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Somocista. Una vez en el poder, logró reconciliar las asperezas entre los distintos sectores de producción,
basado en una red mafiosa de grupos, familias y clanes con él mismo a la cabeza y con el accionar de la
Guardia Nacional.
En esta revolución se va a notar claramente la influencia de los hechos que ocurrieron en Cuba y
que son el eje de este final. Desde el asesinato de Sandino hasta mediados de la década del 50, los grupos
de izquierda y la oposición no habían logrado articularse, pero con la influencia de la Revolución Cubana se
pudo formar un grupo de extracción, mayoritariamente universitaria, que iba a servir para controlar y
agrupar a los distintos grupos que buscaban una continuidad con el sandinismo original. El FSLN (Frente
Sandinista de Liberación Nacional) tuvo un rol fundamental en el mantenimiento de la tradición
revolucionaria. Un factor que ayudó bastante fueron los múltiples quiebres que se dieron en el interior del
bloque dominante.
Entre el auge algodonero de 1958 y la reconstrucción nacional de 1972 el régimen dictatorial pasó
de ser una dictadura militar- económica a ser económica- militar. Sumado a esto, los roces dentro del
bloque dominante eran cada vez más fuerte debido al poder cada vez mayor del clan Somoza y varios eran
los grupos que manifestaban su descontento (capas medias, empresarios, profesionales liberales,
estudiantes, sacerdotes). En este sentido, dos grupos puntuales fueron los que se destacaron en su accionar
en contra del régimen: la Iglesia y la Universidad. Por un lado, la Iglesia estaba experimentando una etapa
de quiebre con su pasado oligárquico a nivel mundial, tomando dos rumbos: democrática- moderada y
radical- revolucionaria. Ambas se articularon y la Iglesia pudo actuar como mediadora entre la disidencia
civil y los sectores más pobres de la sociedad. Los estudiantes, por su parte, principalmente aquellos que
pertenecían a la Universidad Centroamericana (católica), actuaron como la expresión juvenil radicalizada
para luego constituirse como un organismo difícil de determinar en términos clasistas, es decir, ya no eran
sólo estudiantes los que participaban de este movimiento. Ambos, tanto Iglesia como Universidad, se
articularon a las filas del FSLN. Esto como la oposición revolucionaria.
Como oposición no revolucionaria surgió la Udel (Unión Democrática de Liberación) en 1974. Se
proponía como alternativa a la dictadura de Somoza y al poder radical del FSLN, pero no resolvía los
problemas de la cuestión nacional (relación con Estados Unidos) y la cuestión social (exigencias de los más
pobres del país). En este sentido, el FSLN daba respuesta a ambos problemas y representaba el radicalismo
que el país y la situación demandaban. Somoza mandará a la matar Chamorro quien era el líder de la
oposición y miembro del Udel.
La tendencia insurreccional sandinista, denominada “tercerista”, permitió la articulación del FSLN
con otros grupos de la oposición y la ruptura con las estrategias guerrilleras y clasistas, además de que
mediaron con el Grupo de los 12. Se dieron acciones militares directas.
Con todos estos factores relacionándose y articulándose, en 1979 se dio una situación
insurreccional con la participación de los habitantes de los barrios, los jóvenes, las mujeres, los campesinos
y obreros, lo que desconcertó a la Guardia Nacional, que estaba preparada para enfrentamientos militares,
pero no para las sublevaciones de masas que se sucedieron. En este momento fue clave la situación
internacional, como siempre hay que tenerla presente para entender los procesos internos de los países, en
la cual el presidente estadounidense se mostraba ambiguo respecto a los DDHH. A esto se le sumaba la
solidaridad con los anti somocistas de algunos gobiernos democráticos de Latinoamérica y la creciente y
pujante influencia de América Latina.
Puede decirse que la insurrección fue la venganza histórica de Sandino contra Somoza. Así, el FSLN
legitimaba su accionar.

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✔ El último caso que me gustaría sumar al análisis es el nacional, el caso de Argentina.
Particularmente en el contexto de la última y tan lamentable dictadura militar, conocida como Proceso de
Reorganización Nacional.
Durante el Peronismo, la Revolución Cubana impulsó a aquellos que querían mantener una línea
de intransigencia y profundizar los contenidos revolucionarios. Cooke, que fue un personaje muy
importante en este período, apoyó la creación de movimientos guerrilleros inspirados en la escuela cubana.
Uno de ellos fue el Ejército de Liberación Nacional, que mantenía fuertes conexiones con Cuba.
La revolución también impacto en los sectores intelectuales y de la izquierda no peronista,
fortaleciendo los sentimientos nacionalistas y dando lugar a dos corrientes: el Partido Comunista, más
alineado a las URSS y con preferencia por la vía pacífica, y el Modelo Cubano-chino, que optaba por la
revolución como medio para hacerse del poder. Según este modelo, la revolución debía ser continental y
socialista con la lucha armada por herramienta. Según el Che, la alianza entre intelectuales y campesinos
eran el centro de la teoría “foco”, porque consideraba, por su tránsito en Bolivia, que era el campesinado y
no la clase obrera el sector de la sociedad que tendría mayor potencial para realizar la revolución. Así es
que, luego de 1959, comienzan a confluir una serie de agrupaciones juveniles que tenían posiciones
coherentes con respecto a los cambios que se estaban dando a nivel tanto mundial como nacional.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) pueden considerarse como el apéndice argentino de lo
que fue el foco boliviano del Che Guevara, que luego se peronizarían y se fusionarían con Montoneros en
1972.
Durante el Gobierno de Frondizi, Argentina ya había sentido las influencias de la Revolución
Cubana, cuando su triunfo en enero de 1959 despertó expectativas en los grupos de izquierda y temores en
las FFAA y en los políticos de derecha. Sin embargo, cabe aclarar que los antiperonistas recibieron a Fidel
Castro con entusiasmo porque veían en Batista la representación de Perón, pero cuando Castro nacionalizó
su economía, distanciándose de Estados Unidos y alineándose a la URSS, Cuba se convirtió en el modelo de
los peligros que corría toda la región latinoamericana si se permitía que un caudillo de masas con ideas y
perspectivas de izquierda revolucionara la sociedad civil.
Al momento de la votación en la OEA por la Alianza para el Progreso, Argentina perdió los
beneficios que esta significaba por la relación que mantenía Frondizi con Castro, que luego tuvo q romper.
Sin embargo, las influencias de la revolución llegaron a los jóvenes estudiantes que, movilizados por las
acciones del Che y de John Cooke, iniciaron procesos guerrilleros que no prosperaron pero que impulsaron y
movilizaron a masas que los propios políticos argentinos no lograban movilizar.
Entrada la década del 70, los meses previos al golpe evidenciaron la crisis de autoridad que
afectaba al gobierno nacional. El movimiento obrero estaba replegado desde fines de 1975, los partidos
políticos se hallaban débiles y la mayoría de la población estaba expectante al movimiento de las fuerzas
militares. Recordemos que el Siglo XX en Argentina tiene la particularidad estar fragmentado por los
repetidos Golpes de Estado a los gobiernos constitucionales, dando así una debilidad sistemática a la
democracia. En este sentido, el poder militar venía a satisfacer las necesidades de una sociedad que ya no
creía en las instituciones democráticas y que veía una autoridad presidencial deteriorada. Respecto a esto,
Balbín afirmada que un Estado descompuesto es una sociedad descompuesta. Los partidos políticos estaban
lo suficientemente débiles como para no ser capaces de soportar el peso de la salida electoral y, al
momento del Golpe, la indiferencia del pueblo se manifestó fuertemente. Incluso, fue abalado por los
medios de comunicación y por vastos sectores sociales.
Desde el primer momento, el discurso de las FFAA estuvo enfocado en legitimar su intervención en
el escenario político. Se autoproclamaron los encargados de reorganizar a una sociedad que estaba corroída

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por la anarquía y que estaba amenazada por la subversión terrorista. Se puede decir que en la sociedad
argentina reinaba el pretorianismo que es la aceptación de la participación de los militares en la esfera
política y que los militares argentinos solo vuelven las armas contra los gobiernos civiles cuando
comprueban que la sociedad ha perdido la fe en el orden democrático. Se buscó en este proceso que las
FFAA fueran las que tomaran las decisiones en el plano político. Se puso en marcha, entonces, un plan de
reforma económica y de disciplinamiento social en el que se consideraba que el populismo (peronismo y
radicalismo) debían desaparecer (el populismo propone la industria subvencionada, el mercado protegido y
el estado distribucionista). Podemos entender a las FFAA como un sistema de dominación autoritaria que
buscó (y logró) poner fin al estado constitucional de derecho, donde la Junta Militar era el órgano supremo
del Estado y el Presidente de la Nación era el ejecutor de las políticas.
El primer presidente del proceso fue el general Jorge Rafael Videla, en el mandato más largo, con 5
años frente al poder. En este momento se dio inicio al proceso de la lucha contra la subversión, que se
enmascaraba en el bienestar de la sociedad pero que en realidad ocultaba secuestros, torturas, e incluso,
asesinatos de aquellas personas consideradas negativas para el desarrollo del país, con un aparato siniestro
y con una red de sitios de tortura estratégicamente seleccionados. Esto es lo que se conoce como la
Violación Organizada de los Derechos Humanos, y a partir de 1979, es que distintos organismos y grupos
sociales apoyados por entes internacionales, van a “despertar” del sueño de la dictadura y van a comenzar a
reclamar y alzar la voz en contra de un régimen que desaparecía ciudadanos argentinos sistemáticamente y
sin ningún tipo de escrúpulos.
En este contexto, en 1982, durante el Gobierno de Galtieri, se decide declarar la guerra a
Inglaterra por las Islas Malvinas en un intento desesperado de reafirmar la nacionalidad y el espíritu
“solidario” argentino. Así, durante esos meses, los grupos subversivos calmaron sus reclamos y la atención
de todo un país se centró en el accionar de unos jóvenes heroicos que estaban dando la vida en condiciones
hostiles por recuperar y reivindicar una lucha histórica del pueblo argentino. En síntesis, Malvinas fue un
factor que se sumó al fracaso del proyecto económico, al desprestigio del gobierno, a la débil unidad de las
FFAA y al despertar de la sociedad civil.
Es así, que el 15 de junio de 1982 Galtieri anunció la rendición frente a la superioridad de las
fuerzas de Inglaterra que, además, contaba con el apoyo logístico de Estados Unidos y de otros países. Dos
días después era retirado del poder. En este contexto, era la primera vez que Argentina perdía una guerra y
si bien contaba con el apoyo de gran parte de los países latinoamericanos, se encontraba aislada
internacionalmente. La ausencia de Galtieri provocó una momentánea acefalía de poder y el triunvirato
gobernante fue disuelto. Pero antes de irse definió al próximo gobierno del tipo de transición y anunciaba
algunos cambios en la política económica. El general Reynaldo Bignone fue designado presidente de la
Nación a partir del 1° de Julio de 1982. Para las FFAA la retirada del poder significó una derrota militar que
se sumaba al desprestigio político, a las acusaciones fundamentadas por violación de los DDHH y con
enfrentamientos internos muy marcados.
Ahora los protagonistas volvían a ser los partidos políticos que debían prepararse para las tan
esperadas elecciones libres y competitivas. Dentro del documento final de la Junta Militar, los militares
exigían una “Ley de Auto amnistía” que permitiera la no revisión de lo acontecido por las FFAA durante las
luchas contra la subversión. El electro presidente Raúl Alfonsín se negó a negociar estos términos, entre
otros, con las FFAA porque no estaba dispuesto a concertar y porque, debido al caudal de votos recibido por
la UCR (52%), era completamente innecesario.

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Finalmente, el 6 de diciembre de 1983 cesó el estatuto y reglamentación de la Junta Militar y unos
días más tarde entraba en funciones Alfonsín, devolviéndole a la Argentina su valor democrático. Ahora solo
restaba reconstruir esa democracia y consolidar un sistema político civil.

A modo de completar el análisis, en Uruguay continuó el predominio de las fuerzas políticas ya


afianzadas (Blancos y Colorados), por lo que la influencia de la Revolución Cubana no tuvo lugar de
manifestarse abiertamente. En México, el Partido Revolucionario Institucional no dio lugar al surgimiento
de otras fuerzas, por lo que no se avanzó en la construcción de una democracia competitiva. En Venezuela
se dieron 30 años de alternancia regular entre los dos partidos que compitieron en elecciones basadas en el
sufragio universal efectivo y con una alta participación del padrón electoral. Esta estabilidad política estuvo
respaldada por el apoyo de Estados Unidos y por los grandes ingresos que la industria petrolera le dejaba al
país. En Colombia el Ejército de Liberación Nacional se definió como marxista- leninista y apoyó
abiertamente a la Revolución Cubana; también surgió las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia) En Brasil Joao Goulart intentó profundizar cambios sociales mediante la implementación de la
reforma agraria, pero a los militares mucho la idea no les cerró, y con el apoyo de Estados Unidos, tomaron
el poder con una fuerte represión. En Paraguay el general Alfredo Stroessner impuso desde 1954 una
dictadura muy sangrienta que fue depuesta, en 1989, con un golpe de Estado. En América Central y el
Caribe prevalecieron los caudillos unitarios que tenían como herramientas la represión política (siempre con
el apoyo de EE. UU) y las reformas que les permitieran perpetuarse en el poder; en todos los casos, los
militares usaban los golpes de Estado como medio para frenar el avance del comunismo, cada vez más
entusiasta, sobre todo luego del éxito de la Revolución Cubana. Solo Costa Rica pudo eludir esa suerte y,
luego de una guerra civil a mitad de siglo, pudo conseguir la estabilidad institucional con un sistema
bipartidista.
También surgieron grupos que van a venir a intentar solventar las fallas sociales de los Estados,
muy relacionados con la Iglesia y su cambio de perspectiva. En Chile surgió el MAPU (Movimiento de Acción
Popular Unitaria) y en Argentina surgió el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Asumieron el
compromiso con los pobres y la necesidad de la militancia social y política. Algunos incluso se unieron a la
organización guerrillera peronista Montoneros.

En conclusión, el triunfo de la Revolución Cubana cavó hondo en la construcción de un


socialismo movido por el heroísmo de aquellos jóvenes intelectuales con espíritu revolucionario que
liberaron a un país de una dictadura. En otras palabras, confirmó la posibilidad de las armas como el único
medio posible para concretar la revolución y lograr la liberación. Además, los intelectuales de izquierda
tomaron la Teoría de la Dependencia, que serviría para explicar por qué los países latinoamericanos, es
decir, tercermundistas, no logran el avance económico de las grandes potencias, y es justamente porque
tienen una integración al mercado mundial que está subordinada en el orden capitalista mundial. Los
explotados deben tomar medidas revolucionarias en contra de las clases dominantes. Este imaginario
tercermundista se construyó con la confluencia de tres hitos del Siglo XX: la Guerra de Vietnam, la
Resistencia de los Argelinos y la Revolución Cubana. El protagonismo de la clase obrera y las luchas
nacionales por la liberación del Tercer Mundo, son fundamentales para poner fin a un sistema mundial
dominado por las metrópolis capitalistas.

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