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CIENCIAS SOCIALES

Unidad 3: Chile y el mundo durante la Guerra Fría


Nombre: Curso: IIº M Guía 19
Profesor: Íñigo Undurraga Zegers Fecha: 15.VI.2022

UNIDAD 3: CHILE Y EL MUNDO DURANTE LA GUERRA FRÍA


1. El mundo en la segunda mitad del siglo XX
1.3 El impacto de la Guerra Fría en América Latina
La Guerra Fría se vivió en América Latina de manera particular. Si bien desde el
siglo XIX Estados Unidos había considerado esta región como su área de
influencia natural, esta hegemonía comenzó a cambiar con el triunfo de
revoluciones sociales, como la Revolución cubana en 1959. A partir de este
momento, muchos grupos y movimientos políticos del continente vieron en la
revolución armada una vía válida para acceder al poder, terminar con la
influencia de Estados Unidos y cambiar la situación política y social de sus países.

a. El debate entre reforma y revolución

En este contexto, durante la segunda mitad del siglo XX América Latina estuvo
marcada por un consenso general respecto de la necesidad de
transformaciones profundas y la configuración de distintas visiones y proyectos
para llevarlas a cabo. Esto se vio reflejado en el debate, que ya había surgido
en Europa a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, entre quienes planteaban
la reforma como el medio para cambiar el orden social existente, y quienes
promovían la revolución para este mismo fin. A pesar de sus diferencias, ambas
perspectivas dieron cuenta de la necesidad de transformaciones sociales que
mejoraran la calidad de vida de las personas y tuvieron realizaciones prácticas y
concretas.

Documento 1 (fuente primaria) Este es el fragmento de un discurso realizado en


1961 por Fidel Castro, líder de la Revolución cubana.

Nosotros nos lanzamos a aquella lucha partiendo de una serie de supuestos (…):
el supuesto del régimen social de explotación existente en nuestro país y la
convicción de que nuestro pueblo estaba deseoso de un cambio revolucionario.
(…) Por cuanto ese supuesto era real se cumplieron las posibilidades que nosotros
habíamos entrevisto. Esto enseña la primera lección: que no puede haber
revolución, en primer lugar, si no hay circunstancias objetivas que en un
momento histórico dado hagan posible la revolución. Las revoluciones no nacen
de la mente de los hombres. Los hombres pueden interpretar una ley de la
historia, en un momento determinado del desarrollo histórico. Hacer una
interpretación correcta es impulsar el movimiento revolucionario, y en Cuba, el
papel nuestro fue de impulsores de ese movimiento, sobre la apreciación de una
serie de condiciones objetivas.

Castro, F. Comparecencia del 1 de diciembre de 1961 ante la televisión para


inaugurar el noveno ciclo de la Universidad Popular.

Documento 2 (fuente primaria) El siguiente extracto corresponde a parte de un


discurso proclamado por Eduardo Frei Montalva en 1964.

Una alta moral está pidiendo Chile. Está cansado de ver cómo algunos lucran y
se aprovechan. La gente quiere honestidad en la dirección. Por eso mismo,
ustedes, jóvenes, mantengan el corazón limpio. Así servirán a su partido. Así
servirán a su patria. Tengan ustedes no solo gritos. Sean portadores de un
mensaje. (…) una juventud con alta moral, con ideas claras aplastará al caudillo,
al cacique, al aprovechador, al eterno barro humano que se quiere pegar al
carro del triunfo. (…) Y vamos a hacer un gobierno que no solo va a garantizar el
progreso económico, la justicia y la incorporación del pueblo en forma
responsable a la tarea y al beneficio, sino que vamos a hacer esta tarea en
libertad y en respeto a los derechos de la persona humana. En libertad religiosa,
sindical, política y de expresión. (…) Nadie tiene que temer de nosotros, si quiere
incorporarse a esta tarea de libertad y justicia.

Discurso de la Patria Joven, 21 de junio de 1964, Parque Cousiño, Santiago.

b. La Revolución cubana y su importancia

Desde 1952, el gobierno de Cuba estaba en manos del dictador Fulgencio


Batista, caracterizándose por la corrupción y la dominación estadounidense en
materias de economía y política interna. En este contexto se inició una
insurrección popular para derrocar a la dictadura, al mando de Fidel Castro junto
con su hermano Raúl y el médico argentino Ernesto “Che” Guevara. En enero de
1959, los rebeldes entraron en La Habana y Castro fue nombrado primer ministro
de Cuba.

La oposición de Estados Unidos: Una vez en el gobierno, Castro promulgó una


serie de medidas como la nacionalización de empresas norteamericanas
(petroleras, telefónicas, eléctricas, entre otras) y una reforma agraria que afectó
mayoritariamente a la industria del azúcar, cuyo mayor porcentaje de tierras
cultivables estaba en manos estadounidenses. Frente a esto, Estados Unidos no
tardó en oponerse al nuevo régimen, estableciendo un bloqueo económico e
incluso apoyando la invasión de la isla por cubanos exiliados que buscaban
terminar con el gobierno. Esto llevó a Castro a fortalecer la alianza con la Unión
Soviética, instaurando en la isla una dictadura comunista y una economía
planificada.

La crisis de los misiles: En 1962, luego que Estados Unidos detectara la presencia
de rampas de misiles nucleares soviéticos en Cuba, el presidente estadounidense
John F. Kennedy decretó un bloqueo naval y amenazó a la Unión Soviética con
invadir la isla si no retiraba los misiles. La crisis estuvo a punto de desembocar en
un conflicto directo entre ambas superpotencias, pero finalmente se ordenó el
desmantelamiento de las rampas de misiles.

El impacto de la Revolución cubana en el continente americano fue masivo, en


especial para la izquierda, que comenzó a valorar la vía violenta para acceder
al poder. Aparecieron así numerosos grupos guerrilleros que intentaron emular el
ejemplo cubano y buscaron derrocar por las armas a los gobiernos que
entendían como ilegítimos. De esta forma se inauguró uno de los períodos más
intensos en la historia latinoamericana, colmado de sueños y utopías, de
revoluciones y reformas estructurales, pero también de golpes militares y
enfrentamientos. En muchos de los casos se trató de un momento de fuerte
polarización política entre quienes querían llevar a cabo movimientos
revolucionarios, los que buscaban instaurar cambios sociales mediante reformas,
y aquellos que deseaban mantener el statu quo o la situación hasta entonces
imperante.

Documento 3 (fuente primaria) Esta es parte de la primera declaración que


realizó Fidel Castro como nuevo gobernante de Cuba en septiembre de 1960.

La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba condena enérgicamente la


intervención abierta y criminal que durante más de un siglo ha ejercido el
imperialismo norteamericano sobre todos los pueblos de América Latina, pueblos
que más de una vez han visto invadido su suelo en México, Nicaragua, Haití,
Santo Domingo o Cuba; que han perdido ante la voracidad de los imperialistas
yanquis extensas y ricas zonas, como Tejas, centros estratégicos vitales, como el
canal de Panamá, países enteros, como Puerto Rico, convertido en territorio de
ocupación.
Primera Declaración de Fidel Castro en La Habana (1960)

Documento 4 (mapa) El siguiente mapa nos muestra las principales


características de la crisis de los misiles.

c. La influencia de Estados Unidos

La instalación de un régimen socialista en Cuba, a escasos kilómetros de su costa,


fue vista por Estados Unidos como una amenaza en un continente con una
estructura social desigual y con profundos contrastes además de una economía
exportadora y vulnerable. Había también algunos países con institucionalidades
débiles y otros que estaban viviendo una gran polarización política, todo lo cual
hacía propicio que germinara velozmente en él la revolución.

Frente a esto, los norteamericanos desarrollaron dos tipos de políticas para frenar
el crecimiento del germen revolucionario en América Latina. Por una parte, en
Centroamérica se buscó frenar militarmente cualquier llegada al poder de
gobiernos identificados con el socialismo, con intervenciones políticas y militares
en República Dominicana (1965), El Salvador (1980) y Nicaragua (1981). Por otra,
en la década de 1960, USA diseñó una política de intervención indirecta a través
de la Alianza para el Progreso y de la difusión de la Doctrina de Seguridad
Nacional.

La Alianza para el Progreso: En 1961, el presidente Kennedy inició una nueva


estrategia para tratar de frenar los movimientos revolucionarios y creó la Alianza
para el Progreso, que consistía en una colaboración económica y tecnológica
para favorecer el desarrollo de reformas sociales en países de América Latina.
Esta alianza implicó una inversión de millones de dólares orientados a llevar a
cabo reformas agrarias limitadas o controladas que permitieran mejorar la
productividad agrícola, el acceso a viviendas y a la educación. Con ello se
buscaba mejorar las condiciones de vida de la población, de manera de
contener un posible estallido social que derivara en una nueva revolución al
estilo cubano.

La Doctrina de Seguridad Nacional: Simultáneamente, se creó la Escuela de las


Américas, destinada a adoctrinar a militares latinoamericanos en la Doctrina de
Seguridad Nacional, que sirvió luego como base ideológica de los futuros golpes
de Estado en el continente y bajo la cual se entrenó a los militares en mecanismos
de represión y desaparición, técnicas de tortura y espionaje. Esta doctrina
implicaba la creencia de que el enemigo de las Fuerzas Armadas nacionales ya
no era solo poderes extranjeros que podían amenazar la soberanía nacional, sino
que también la ideología comunista y sus seguidores, que corroían la sociedad
en su conjunto hasta disolverla. En ese contexto, el comunismo pasó a ser el
principal enemigo “interno” de los militares, ya que existían grupos que lo
promovían al interior de cada país.

Documento 5 (fuente primaria) Este fragmento corresponde a un discurso


realizado por el presidente estadounidense J. F. Kennedy en 1961.

La libertad política debe acompañar el progreso material. Nuestra Alianza para


el Progreso es una alianza de gobiernos libres y debe esforzarse por eliminar la
tiranía de un hemisferio en el que esta no tiene lugar. Por esto, expresamos
nuestra especial amistad a los pueblos de Cuba y la República Dominicana y la
esperanza de que pronto se volverán a unir a la comunidad de los hombres libres,
en conjunto con nosotros en nuestro esfuerzo común. Esta libertad política debe
ser acompañada por cambio social. Porque, a menos que las reformas sociales
necesarias, incluyendo reformas agrarias y tributarias, sean realizadas libremente,
a menos que expandamos las oportunidades de nuestros pueblos, a menos que
la gran masa de los americanos participe de una prosperidad creciente, nuestra
alianza, nuestra revolución, nuestro sueño y nuestra libertad fracasarían.

Discurso de J. F. Kennedy en el acto de presentación de la Alianza para el


Progreso en la Casa Blanca (1961).

Documento 6 (fuente secundaria) El siguiente texto expone una interpretación


sobre el vínculo que tuvo la DSN con algunos miembros del Ejército chileno.

En el caso chileno, la Doctrina de Seguridad Nacional comenzó a ser impartida


en 1958. Esto, por cierto, implicó una nueva ideologización de las FF.AA.
encaminada a contraponerlas a los entonces ascendentes movimientos
anticapitalistas, a su intelectualidad y, en fin, a amplios movimientos sociales (…).
Como puede verse, lo más importante al respecto fue la consideración de estos
movimientos como instrumentos al servicio de intereses extranjeros. A través de
dicho supuesto, el ideologismo de la Doctrina de Seguridad Nacional construía
un enemigo. Es decir, convertía a un sector de la nacionalidad en un agente
foráneo empeñado en una guerra sui generis en contra del país, lo cual,
ciertamente, era ilegítimo.

Corvalán Márquez, L. Del anticapitalismo al neoliberalismo en Chile. Santiago,


Chile: Editorial Sudamericana, 2002.

Documento 7 (fuente iconográfica) La siguiente imagen, publicada a fines del


siglo XIX en la revista norteamericana Puck, buscaba representar de manera
gráfica el rol que tradicionalmente había tenido Estados Unidos en América
Latina. Se pueden ver también otras formas de discriminación.
d. Los golpes de Estado y las dictaduras militares

La presencia de los militares en la política latinoamericana ha sido más o menos


permanente a lo largo de la historia del continente. Sin embargo, hasta antes de
la influencia de la Doctrina de Seguridad Nacional, la presencia militar en el
poder estatal se había caracterizado principalmente por incursiones esporádicas
en contextos de crisis social o económica. Esto cambiaría a partir de la década
de 1950, y especialmente durante 1960 y 1970.

La lucha contra el “enemigo interno”: Bajo el influjo de la Doctrina de Seguridad


Nacional, se comenzó a observar una cierta coherencia ideológica entre las
Fuerzas Armadas de distintos países de América Latina que abogaba por la
destrucción del comunismo para la protección de la propia nación. En este
sentido, las dictaduras latinoamericanas son una de las formas particulares que
tomó la Guerra Fría en el continente americano.

Las formas de represión: Este carácter ideológico compartido se expresó


también en las formas en que los militares ejercieron el poder. La lucha contra el
supuesto “enemigo interno” tomó la forma de una guerra contra las
organizaciones y movimientos de izquierda, revolucionarias o no, que finalmente
afectó al conjunto de la sociedad de cada país. Una serie de organismos
vinculados con las Fuerzas Armadas participaron en la persecución de los
militantes de izquierda. Un ejemplo es la DINA (Dirección de Inteligencia
Nacional), creada en 1974 en Chile y bajo la cual se logró una coordinación con
los servicios de inteligencia militar de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay
(Operación Cóndor).

Las violaciones a los derechos humanos: Los regímenes militares aplicaron, en su


mayoría, políticas represivas que culminaron en violaciones a los derechos
humanos. La sociedad en su conjunto vio cómo se puso fin abruptamente a las
libertades que hasta entonces todos habían podido ejercer. En algunos países,
como Guatemala, el número de desaparecidos llegó a cerca de 45.000
personas y a más de 200.000 víctimas de la violencia política. Hasta el día de hoy,
la lucha en favor del pleno esclarecimiento de estos atropellos ocupa un lugar
central en las sociedades y los gobiernos latinoamericanos. Tras años de haber
negado o disimulado lo ocurrido, hoy muchos militares y civiles han sido
procesados por la justicia de sus respectivos países.
Documento 8 (tabla) La siguiente tabla muestra las dictaduras militares que se
desarrollaron durante la Guerra Fría en diversos países latinoamericanos.

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