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Las políticas y programas de salud pueden promover o violar los derechos humanos, en
particular el derecho a la salud, en función de la manera en que se formulen y se apliquen.
La adopción de medidas orientadas a respetar y proteger los derechos humanos afianza la
responsabilidad del sector sanitario respecto de la salud de cada persona.
El objetivo de un enfoque basado en los derechos humanos es que todas las políticas,
estrategias y programas se formulen con el fin de mejorar progresivamente el goce del
derecho a la salud para todas las personas. Las intervenciones para conseguirlo se rigen
por principios y normas rigurosos que incluyen:
Siglo XX: Pacientes sin derechos. Durante veinticinco siglos la mirada de la Medicina, de
la ética médica, estuvo centrada en el médico; el paciente era considerado un incompetente
moral para decidir sobre su salud y enfermedad. En los albores del siglo XX, occidente
reconocía los derechos humanos y adoptaba la democracia como sistema de gobierno. En
cambio, la Medicina, la ética médica, seguían aferradas a su concepción hipocrático-
paternalista. La sociedad argentina se expresaba culturalmente bajo los patrones simbólicos
del paternalismo, el patriarcado y el autoritarismo. El Código Civil de Vélez Sarsfield (1870-
2015) tenía como objeto de regulación al patrimonio y el sujeto de derecho era el varón. La
mujer, en la cultura y en el derecho, no estaba a la par, sino que caminaba siempre detrás
del hombre (la cultura y el derecho fueron impuestas por construcciones de la masculinidad).
El Código de Ética de la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA, 1955)
contenía claramente la filosofía hipocrática-paternalista (si bien se obraba en beneficio del
enfermo, el médico decidía por sí y por el paciente). La relación médico-paciente era
paternalista y vertical. El galeno poseía el saber médico y decidía en consecuencia, sin tener
en cuenta la opinión del enfermo. Ergo, el marco cultural y de derecho hacia impensable que
se reconociesen los derechos de los pacientes.
Los derechos de los pacientes en el siglo XXI. Los tiempos culturales cambian. Las
sociedades mutan. La sociedad de éstos, nuestros momentos temporales, se muestra
distinta, ha evolucionado. Se transformó en un colectivo social más democrático, pluralista
e igualitario. Se define como diversa y pluricultural. En ella caben todas las etnias, opciones
de vida, religiones, ideologías, edades, características personales (culturales, sexuales,
físicas, etc.). Acepta la diferencia y promueve la inclusión social. Muestra cabal del cambio
cultural de nuestra sociedad, es que ésta, lenta y progresivamente (muy dificultosamente)
está dejando atrás el patriarcado que sojuzgó a la mujer a todo lo largo del siglo XX. Las
mujeres (y muchos hombres que acompañamos) le dicen no a la violencia machista. Los
derechos humanos son de la persona humana (no sólo del hombre/varón): hombre, mujer,
niño y niña, persona mayor, sufrientes mentales, discapacitados, otros. La persona es
considerada como una substancia racional, portadora de dignidad y libertad. El Código Civil
y Comercial (CCyC, vigente desde el 01/08/2015) tiene como objeto central de regulación la
protección de la persona humana. Es en este (distinto) contexto socio-cultural que en la
Argentina fue brotando la necesidad de legislar sobre los derechos de los pacientes.
Los derechos de los pacientes. Catalogación. Podemos clasificar los derechos de los
pacientes conforme a tres conceptos básicos, a partir de los cuales se derivan los derechos
de la persona enferma: vida-salud, dignidad y libertad-autonomía, y agruparlos tomando
como referencia el listado de la Declaración de Lisboa-Bali (DLB).
Derecho a la autodeterminación.
1. El paciente tiene derecho a la autodeterminación y a tomar decisiones libremente en
relación con su persona. El médico informará al paciente las consecuencias de su decisión.
El paciente adulto mentalmente competente tiene derecho a dar o a negar su consentimiento
para cualquier examen, diagnóstico o terapia. El paciente tiene derecho a la información
necesaria para tomar sus decisiones. El paciente debe entender claramente cuál es el
propósito de todo examen o tratamiento y cuáles son las consecuencias de no dar su
consentimiento. El paciente tiene derecho a negarse a participar en la investigación o
enseñanza en medicina.
2. Derechos del paciente inconsciente. Si el paciente está inconsciente o no puede expresar
su voluntad, se debe obtener el consentimiento de un representante legal, cuando sea
posible y cuando sea legalmente pertinente. Si no se dispone de un representante legal, y
se necesita urgente una intervención médica, se debe suponer el consentimiento del
paciente, a menos que sea obvio y no quede la menor duda, sobre la base de lo expresado
previamente por el paciente o por convicción anterior, que éste rechazaría la intervención en
esa situación. Sin embargo, el médico siempre debe tratar de salvar la vida de un paciente
inconsciente que ha intentado suicidarse.
3. Derechos del paciente legalmente incapacitado. Incluso si el paciente es menor de edad
o está legalmente incapacitado, se necesita el consentimiento de un representante legal,
cuando sea legalmente pertinente; sin embargo, el paciente debe participar en las decisiones
al máximo que así lo permita su capacidad. Si el paciente incapacitado legalmente puede
tomar decisiones racionales, éstas deben ser respetadas y él tiene derecho a prohibir la
entrega de información a su representante legal. Si el representante legal del paciente o una
persona autorizada prohíbe el tratamiento que, según el médico, es el mejor para el paciente,
el médico debe apelar de esta decisión en la institución legalmente pertinente u otra. En caso
de emergencia, el médico decidirá lo que sea mejor para el paciente. El diagnóstico o
tratamiento se puede realizar contra la voluntad del paciente en casos excepcionales, solo y
específicamente si lo autoriza la ley y conforme a los principios de la ética médica. El
paciente tiene derecho a la “autonomía” (art. 2º inc. e], ley 26.529; a la “información sanitaria”
(art. 2º inc. f] y art. 4º, ley 26.529); al “consentimiento informado” (arts. 5º a 10, ley 26.529);
a dar “directivas anticipadas” (art. 11, ley 26.529).
Ley de los derechos del paciente en relación con los profesionales e instituciones de
salud.
El 21 de octubre de 2009 se sancionó la denominada Ley de Derechos del Paciente (Ley
26.529) que establece los derechos esenciales de los pacientes en la relación referida, tales
como asistencia, trato digno y respetuoso, intimidad, confidencialidad, autonomía de la
voluntad, información sanitaria e interconsulta médica. Esta ley define y legisla sobre la
información sanitaria, el consentimiento informado y establece que el paciente es el titular
de la historia clínica.
ARTICULO 11. — Directivas anticipadas. Toda persona capaz mayor de edad puede
disponer directivas anticipadas sobre su salud, pudiendo consentir o rechazar determinados
tratamientos médicos, preventivos o paliativos, y decisiones relativas a su salud. Las
directivas deberán ser aceptadas por el médico a cargo, salvo las que impliquen desarrollar
prácticas eutanásicas, las que se tendrán como inexistentes. La declaración de voluntad
deberá formalizarse por escrito ante escribano público o juzgados de primera instancia, para
lo cual se requerirá de la presencia de dos (2) testigos. Dicha declaración podrá ser revocada
en todo momento por quien la manifestó. (Artículo sustituido por art. 6° de la Ley N° 26.742
B.O. 24/5/2012)
Artículo 11 bis: Ningún profesional interviniente que haya obrado de acuerdo con las
disposiciones de la presente ley está sujeto a responsabilidad civil, penal, ni administrativa,
derivadas del cumplimiento de la misma. (Artículo incorporado por art. 7° de la Ley N° 26.742
ARTICULO 17. — Unicidad. La historia clínica tiene carácter único dentro de cada
establecimiento asistencial público o privado, y debe identificar al paciente por medio de una
"clave uniforme", la que deberá ser comunicada al mismo.
ARTICULO 20. — Negativa. Acción. Todo sujeto legitimado en los términos del artículo 19
de la presente ley, frente a la negativa, demora o silencio del responsable que tiene a su
cargo la guarda de la historia clínica, dispondrá del ejercicio de la acción directa de "habeas
data" a fin de asegurar el acceso y obtención de aquélla. A dicha acción se le imprimirá el
modo de proceso que en cada jurisdicción resulte más apto y rápido. En jurisdicción nacional,
esta acción quedará exenta de gastos de justicia.
ARTICULO 21. — Sanciones. Sin perjuicio de la responsabilidad penal o civil que pudiere
corresponder, los incumplimientos de las obligaciones emergentes de la presente ley por
parte de los profesionales y responsables de los establecimientos asistenciales constituirán
falta grave, siendo pasibles en la jurisdicción nacional de las sanciones previstas en el título
VIII de la Ley 17.132 —Régimen Legal del Ejercicio de la Medicina, Odontología y
Actividades Auxiliares de las mismas— y, en las jurisdicciones locales, serán pasibles de las
sanciones de similar tenor que se correspondan con el régimen legal del ejercicio de la
medicina que rija en cada una de ellas.
Capítulo V
DISPOSICIONES GENERALES
BIBLIOGRAFIA.
Aceptabilidad. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/human-rights-and-
health en línea 02/04/2023