Desensibilización sistemática Introducción Joseph Wolpe (1915-1997) fue un destacado psiquiatra sudafricano conocido por desarrollar la técnica de Desensibilización Sistemática, que se utiliza en el tratamiento de fobias y ansiedad. Su trabajo en este campo fue fundamental para el desarrollo de la Terapia de Conducta. Además, creó un sistema de medición llamado "Subjective Units of Disturbance Scale" (SUDS) para evaluar el malestar subjetivo en la Desensibilización Sistemática y para medir la ansiedad subjetiva durante otros enfoques de tratamiento para la ansiedad. Joseph Wolpe desarrolló la técnica de Desensibilización Sistemática (DS) en la primera generación de la Terapia de Conducta, siendo una técnica emblemática en la Terapia Cognitivo Conductual. Esta técnica se basa en la exposición gradual a estímulos que causan ansiedad mientras se induce una respuesta de relajación en el paciente. Su objetivo es reducir la ansiedad y las conductas de evitación ante estos estímulos. Wolpe diseñó la DS después de estudiar neurosis experimentales en gatos y aplicar los principios del condicionamiento clásico para eliminar fobias. La DS se adapta a los seres humanos y se utiliza para tratar una variedad de trastornos de ansiedad. La técnica implica exponer al paciente en su imaginación a una jerarquía de estímulos ansiosos de manera gradual mientras se mantiene un estado de relajación, evitando así la producción de respuestas de ansiedad. La DS se ha utilizado ampliamente en diversos contextos y problemas relacionados con la ansiedad, lo que la convierte en una técnica valiosa en la Terapia Cognitivo Conductual. Fundamentos teóricos La Desensibilización Sistemática (DS), desarrollada por Joseph Wolpe, se basa en los principios del condicionamiento clásico. Su idea principal es reducir la ansiedad al establecer una respuesta incompatible con la ansiedad frente a estímulos que la provocan. Esto se logra presentando gradualmente estímulos ansiosos mientras se mantiene una respuesta de relajación. La relajación previene la producción de respuestas de ansiedad y debilita la conexión entre el estímulo y la ansiedad que provoca. Originalmente, Wolpe creía que la relajación funcionaba como un mecanismo inhibidor, pero investigaciones posteriores sugieren que la relajación no es esencial para reducir el miedo en la DS. Más bien, la relajación facilita que el individuo se mantenga en contacto con el estímulo temido, reduciendo el malestar durante la terapia de exposición. Además, se ha demostrado que otras respuestas incompatibles con la ansiedad, como la hipnosis, han sido efectivas en acortar el procedimiento de DS, cuestionando la necesidad de la relajación. Algunos argumentan que la visualización repetida del estímulo temido y las sugestiones post-hipnóticas pueden explicar mejor el cambio terapéutico en la DS que los procesos de contra- condicionamiento e inhibición recíproca propuestos inicialmente. Las investigaciones posteriores sobre la Desensibilización Sistemática (DS), propuestas por diferentes autores después del modelo inicial de Joseph Wolpe, coinciden en que la exposición repetida al estímulo temido es la variable clave que permite la extinción del miedo y la generación de un nuevo aprendizaje. Aunque estos autores apelan a diferentes mecanismos, como la reprocesamiento emocional o la implicación de variables cognitivas, la exposición repetida al estímulo temido es esencial para el éxito del tratamiento. Elementos como la presencia de una respuesta incompatible, la gradualidad en la presentación de los estímulos o la visualización en la imaginación parecen ser menos relevantes en comparación con la prolongada exposición al estímulo temido. En resumen, a pesar de que la DS se basó originalmente en los principios del condicionamiento clásico, las investigaciones posteriores han demostrado que los mecanismos de cambio involucrados son más complejos y se asemejan más a otros tratamientos de exposición que a lo que se esperaba inicialmente. La exposición repetida al estímulo temido sigue siendo el elemento central en la efectividad de la DS. Condiciones de aplicación de la desensibilización sistemática La Desensibilización Sistemática se utiliza principalmente para tratar miedos fóbicos, especialmente en casos donde existe un estímulo condicionado específico. Por ejemplo, puede ser efectiva en el tratamiento del miedo a procedimientos dolorosos en niños. Sin embargo, la elección de la Desensibilización Sistemática como técnica de tratamiento debe considerar algunas consideraciones importantes: Especificidad del miedo: La DS es más adecuada cuando se enfrenta a un miedo o fobia muy específica, es decir, cuando el temor se relaciona con un estímulo claramente identificable, como arañas, aviones o procedimientos médicos. No es adecuada para ansiedad generalizada: No es la elección adecuada para tratar trastornos de ansiedad generalizada, fobia social, agorafobia o trastorno obsesivo- compulsivo. Estos trastornos involucran una amplia gama de preocupaciones o miedos, falta de predictibilidad en las situaciones, ausencia de recursos personales o habilidades, o variabilidad en los estímulos temidos, lo que hace que la DS no sea la opción más apropiada. En resumen, la Desensibilización Sistemática es una técnica efectiva para abordar miedos fóbicos específicos, pero no es adecuada para trastornos de ansiedad más amplios y complejos. La elección de la técnica de tratamiento debe adaptarse a las características individuales de cada paciente y su diagnóstico específico. Es importante destacar que la Desensibilización Sistemática es más efectiva cuando se aplica a problemas fóbicos donde el paciente reconoce que su ansiedad es irracional y tiene una comprensión precisa de la situación a la que se enfrenta. En otras palabras, el individuo es consciente de que su miedo es excesivo y desproporcionado en relación con el estímulo temido. Por ejemplo, la DS sería adecuada para una persona con fobia a los perros que entiende que la probabilidad de ser atacada por un perro es muy baja si sigue ciertas normas de seguridad y que los perros pequeños raramente pueden causarle daño grave. Sin embargo, si el paciente tiene creencias erróneas o distorsionadas sobre la peligrosidad o impredecibilidad del estímulo temido, como en el caso de alguien que cree que todos los perros son extremadamente peligrosos, antes de aplicar la Desensibilización Sistemática, se debe realizar un trabajo previo de psicoeducación y reestructuración cognitiva para corregir estas creencias irracionales. En resumen, la DS es más efectiva cuando se aplica a miedos fóbicos donde el paciente reconoce la irracionalidad de su ansiedad y tiene una comprensión precisa de la situación. Si existen creencias distorsionadas, es necesario abordar estas creencias antes de llevar a cabo la DS. Procedimiento de aplicación La aplicación de la Desensibilización Sistemática implica ciertos pasos preparatorios antes de comenzar las sesiones de desensibilización en sí. Estos pasos son los siguientes: Elección de la respuesta incompatible con la ansiedad y posible entrenamiento: En este paso, el terapeuta y el paciente eligen una respuesta incompatible con la ansiedad que se utilizará durante la desensibilización, generalmente la relajación. Si el paciente no está familiarizado con la relajación, puede ser necesario proporcionar entrenamiento previo. Elaboración de una jerarquía de ansiedad: Se crea una lista jerárquica de situaciones o estímulos relacionados con el miedo o la fobia del paciente. Estos elementos se organizan de menor a mayor intensidad en términos de ansiedad que provocan. Esta jerarquía se utiliza para guiar el proceso de exposición gradual durante la Desensibilización Sistemática. Valoración de la capacidad imaginativa y entrenamiento en imaginación si es necesario: El terapeuta evalúa la capacidad imaginativa del paciente para visualizar situaciones de ansiedad. Si el paciente tiene dificultades con la imaginación, se proporciona entrenamiento para mejorar esta habilidad. Estas tres actividades pueden llevarse a cabo en paralelo durante las primeras sesiones en la consulta, y el terapeuta dirige el proceso. Dependiendo de las habilidades y la preparación previa del paciente en relajación y capacidad imaginativa, se determina cuánto trabajo se necesita antes de comenzar con las sesiones de desensibilización propiamente dichas. La jerarquía de ansiedad es un componente fundamental para guiar el tratamiento y exponer gradualmente al paciente a sus miedos. En la aplicación de la Desensibilización Sistemática, se suelen utilizar técnicas de relajación como respuesta incompatible, siendo las derivadas del entrenamiento en Relajación Progresiva de Jacobson (1929) muy comunes. Estas técnicas tienen la ventaja de ser estructuradas y relativamente fáciles de aprender, induciendo rápidamente un estado de distensión muscular que los pacientes suelen valorar positivamente. Sin embargo, en ciertos casos, no es posible utilizar la relajación como respuesta incompatible. Por ejemplo: En niños: Los niños pueden tener dificultades para mantener la atención necesaria para la relajación, por lo que puede ser más apropiado utilizar imágenes emotivas como respuesta incompatible. Esta técnica, desarrollada por Lazarus y Abramovitz (1979), tiene como objetivo provocar un estado emocional diferente e incompatible con la ansiedad. El terapeuta sugiere imágenes emotivas durante la exposición a los estímulos fóbicos para desencadenar respuestas emocionales incompatibles con el miedo. En algunos casos, como en el programa de escenificaciones emotivas desarrollado por Méndez (1986 y 1999) en España, se utiliza la exposición gradual en vivo al estímulo temido a través de juegos y actividades que involucran al niño. En disfunciones sexuales: En ciertos problemas de disfunciones sexuales, como el miedo a la interacción sexual, la respuesta de excitación sexual puede ser más apropiada que la relajación como respuesta incompatible. Esta respuesta es coherente con la situación que se busca abordar y dirigir el acercamiento del individuo hacia la actividad sexual. En resumen, aunque la relajación es una respuesta incompatible comúnmente utilizada en la Desensibilización Sistemática, en algunos casos se pueden preferir respuestas emocionales o fisiológicas diferentes, según las características del problema y del paciente. La elección de la respuesta incompatible adecuada se adapta a las necesidades específicas de cada situación terapéutica.
La construcción de una jerarquía de ansiedad es un proceso que lleva tiempo y
generalmente no se completa en una sola sesión terapéutica. Los pacientes pueden encontrar difícil determinar cuál situación les genera más o menos ansiedad y a menudo no están familiarizados con la asignación de puntuaciones a las situaciones que provocan ansiedad. Al construir una jerarquía de ansiedad, es importante considerar lo siguiente: Distancia entre ítems: Los ítems en la jerarquía deben tener una distancia razonable entre ellos. Generalmente, se sugiere que no haya más de 10 unidades de diferencia entre los ítems. Si existen brechas mayores, es recomendable intentar generar un ítem intermedio. Esto ayuda a que la progresión sea más gradual. Comenzar y terminar adecuadamente: La jerarquía debe comenzar con un ítem que sea neutral o que genere muy poca ansiedad, y debe terminar con el ítem que provoque la máxima ansiedad posible, generalmente asignado con una puntuación de 100. Esto proporciona una estructura clara para el proceso terapéutico. Considerar la complejidad: En algunos casos, debido a la complejidad del problema o la naturaleza de las fobias, la jerarquía puede requerir más ítems de los habituales, superando la cantidad típica de 10-15 ítems. Es importante tener en cuenta que, si bien el terapeuta puede ayudar al paciente en la elaboración de la jerarquía y proporcionar detalles que faciliten una imaginación más vívida y real de cada situación, el paciente es quien debe establecer el orden y los detalles que considere relevantes. Cada individuo experimenta el miedo de manera única, y lo que provoca ansiedad en un paciente puede no tener el mismo efecto en otro. Por lo tanto, la colaboración del paciente es esencial para asegurar que la jerarquía refleje con precisión sus temores y su progresión en el tratamiento. Un ejemplo ilustrativo es el de una paciente con fobia a las cucarachas que mencionó que si la cucaracha echaba a volar, experimentaba una disminución significativa de la ansiedad. Esta información detallada es valiosa y muestra cómo cada paciente puede tener respuestas específicas ante sus miedos, lo que enfatiza la importancia de involucrar al paciente en la construcción de la jerarquía. La construcción de una jerarquía de ansiedad es un proceso fundamental en la terapia de exposición, pero puede llevar tiempo y no se completa típicamente en una sola sesión terapéutica. Aquí hay algunos puntos clave a considerar al crear una jerarquía de ansiedad: Distancia entre ítems: Los ítems en la jerarquía deben estar diseñados de manera que no haya brechas demasiado grandes entre ellos en términos de ansiedad que provocan. Se sugiere que la diferencia entre los ítems no sea mayor de 10 unidades. Si hay diferencias significativas, es útil agregar ítems intermedios para garantizar una progresión gradual. Comenzar y terminar adecuadamente: La jerarquía debe comenzar con un ítem que sea neutro o que genere muy poca ansiedad, permitiendo al paciente una introducción gradual al proceso. Por otro lado, debe terminar con el ítem que genere la máxima ansiedad posible, normalmente asignado con una puntuación de 100. Esto proporciona una estructura clara y un objetivo claro para el tratamiento. Considerar la complejidad: En algunos casos, especialmente aquellos con problemas más complejos o múltiples miedos, la jerarquía puede requerir más ítems de lo habitual. No hay una regla fija sobre la cantidad de ítems, pero es importante que la jerarquía sea lo suficientemente completa para abordar todos los aspectos del problema. Colaboración del paciente: Aunque el terapeuta puede brindar orientación y apoyo, es fundamental que el paciente participe activamente en la construcción de la jerarquía. El paciente debe determinar el orden y los detalles que considere más relevantes, ya que sus miedos y respuestas de ansiedad son únicos. La participación del paciente garantiza que la jerarquía refleje con precisión sus experiencias y permitirá una mejor adherencia al tratamiento. La Desensibilización Sistemática a menudo se realiza mediante la exposición del estímulo temido en imaginación, aunque también puede llevarse a cabo en situaciones en vivo. Para garantizar que la terapia en imaginación sea efectiva, es esencial evaluar la capacidad imaginativa del paciente. El objetivo principal es que durante la presentación de los elementos de la jerarquía en imaginación, el paciente desarrolle una imagen mental vívida y realista que sea capaz de suscitar ansiedad, similar a la que experimentaría en la situación real. Si se detecta que el paciente tiene dificultades para generar imágenes mentales vívidas que provoquen ansiedad, es necesario realizar un entrenamiento en imaginación. Este proceso de entrenamiento en imaginación implica lo siguiente: Imaginación detallada: El terapeuta guía al paciente para que imagine escenas concretas y agregue detalles específicos. Por ejemplo, el paciente podría ser alentado a visualizar la habitación en la que se encuentra y luego tratar de recrearla en su mente. El terapeuta proporciona indicaciones concretas para añadir detalles a la imagen mental, como describir los colores de un cuadro en la pared. Incremento gradual de la complejidad: Con el tiempo, el terapeuta introduce cambios en la escena imaginada, como cambios en la apariencia personal del paciente, la entrada de otra persona a la habitación o modificaciones en la disposición del mobiliario. Estos cambios progresivos aumentan la complejidad de las imágenes imaginadas. Entrenamiento con escenas neutras: Inicialmente, el entrenamiento en imaginación comienza con escenas neutras que no están relacionadas con el problema de ansiedad. Esto permite al paciente desarrollar sus habilidades de imaginación antes de abordar las situaciones que le provocan ansiedad. Comprobación de la ansiedad: Una vez que el paciente ha desarrollado una capacidad imaginativa adecuada, se procede a comprobar si los ítems de la jerarquía generan la ansiedad que se les ha asignado previamente durante su elaboración. Si se observa que el nivel de ansiedad producido no coincide con el asignado (ya sea demasiado alto o demasiado bajo), es necesario ajustar la jerarquía introduciendo nuevos ítems o reorganizando su orden hasta que cada uno provoque la ansiedad deseada. El entrenamiento en imaginación es una parte crucial de la preparación para la Desensibilización Sistemática y garantiza que el paciente pueda experimentar las situaciones temidas de manera efectiva en su mente antes de enfrentarlas en la realidad. Esto contribuye al éxito del tratamiento y a la reducción de la ansiedad. Variaciones en la aplicación de la desensibilización sistemática La Desensibilización Sistemática, aunque inicialmente fue desarrollada como un procedimiento de exposición en imaginación de aplicación individual, ha evolucionado con el tiempo y ha dado lugar a diversas variantes que se adaptan a diferentes necesidades y contextos. A continuación, se describen brevemente algunas de estas variaciones: 4.5.1. Desensibilización Sistemática en vivo: Esta variante implica la presentación de los elementos de la jerarquía en el contexto real en lugar de la imaginación. En este caso, se exponen al paciente a las situaciones temidas en la vida real. Esto tiene la ventaja de que se eliminan las limitaciones asociadas con la exposición en imaginación, y el tiempo de intervención se reduce, ya que no es necesario realizar una exposición en vivo posterior. Sin embargo, puede ser un desafío encontrar situaciones que permitan una exposición gradual y graduada. Además, la exposición en vivo implica una pérdida de control sobre la situación que no ocurre en la exposición en imaginación. 4.5.2. Desensibilización Sistemática en grupo: En esta variante, varias personas con problemas similares se reúnen en un grupo (generalmente no más de seis personas) y siguen juntas el protocolo de intervención de la Desensibilización Sistemática. Las personas en el grupo deben tener problemas que sean compatibles, y la jerarquía que se elabora debe ser adecuada para todos los miembros. La elaboración de la jerarquía y la exposición se realizan en grupo, y el ritmo de presentación de los ítems se adapta al miembro que avance más lentamente. 4.5.3. Desensibilización Sistemática enriquecida: En esta variante, se incorpora alguna forma de estimulación física que enriquece la escena imaginada, haciéndola más realista. Esto puede incluir elementos como ruidos, olores, contacto físico, u otras sensaciones que enriquezcan la experiencia de exposición. Esta técnica tiene como objetivo aumentar la sensación de realismo durante la exposición en imaginación. Cada una de estas variaciones tiene sus propias ventajas y desafíos, y la elección de la técnica dependerá de las necesidades individuales del paciente y de la naturaleza de su problema de ansiedad. La Desensibilización Sistemática sigue siendo una técnica valiosa en la terapia cognitivo-conductual y puede adaptarse de diversas formas para abordar una variedad de trastornos de ansiedad y fobias. 4.5.4 Desensibilización sistemática automatizada y auto- aplicada: consiste en la elaboración de una jerarquía adaptada al problema específico del paciente, para después grabar las sesiones de desensibilización, con instrucciones de relajación incluidas, para que éste pueda poner en práctica el tratamiento por su cuenta. Ámbitos de aplicación y evidencia empírica La Desensibilización Sistemática es una técnica terapéutica que se ha utilizado principalmente en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, especialmente en el abordaje de las fobias y la ansiedad asociada a situaciones específicas. Ha sido considerada eficaz en estos contextos y ha sido respaldada por la American Psychological Association (APA). Además de su aplicación en trastornos de ansiedad, la Desensibilización Sistemática también ha sido utilizada en otros campos de la salud mental, aunque con resultados que a veces deben tomarse con cautela debido a la falta de rigurosidad metodológica en algunas investigaciones. Algunos de los campos de aplicación de la Desensibilización Sistemática incluyen: Trastornos de conducta alimentaria: En el abordaje del miedo al aumento de peso o a la comida en trastornos como la anorexia o la bulimia, aunque se necesita más investigación rigurosa en este ámbito. Medicina conductual: En pacientes con cáncer que han desarrollado respuestas condicionadas de vómitos o náuseas ante el tratamiento, así como en la prevención y tratamiento de la ansiedad ante procedimientos dolorosos en niños. Tratamiento de la ansiedad al dolor: Se ha explorado su utilidad en pacientes con cefaleas migrañosas, aunque los resultados pueden variar y requieren de más investigación. En resumen, la Desensibilización Sistemática es una técnica versátil que, si se aplica de manera adecuada, puede ser beneficiosa en una variedad de problemas de salud mental y conductual. Sin embargo, es importante tener en cuenta que su efectividad puede variar según el contexto y la rigurosidad de la aplicación. Por lo tanto, se recomienda su uso bajo la supervisión de profesionales de la salud mental capacitados.