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DESENSIBILIZACION SISTEMATICA

La desensibilización sistemática (DS) es una técnica desarrollada por Joseph Wolpe


en 1958 que tiene como objetivo terminar tanto con las respuestas de ansiedad
como con las conductas de evitación propias de los trastornos ansiosos, entre los
que destacan las fobias específicas como, por ejemplo, la fobia a la sangre, a los
hospitales, al avión, a los animales, a conducir, a las tormentas, etc.

Joseph Wolpe fue un psiquiatra sudafricano, además de una de las figuras más
influyentes en el seno de la terapia conductual en psicología. Joseph Wolpe se centró
sobre todo en el tratamiento de la ansiedad, entre otros trastornos. Empezó a
desarrollar las técnicas de inhibición recíproca (o técnicas recíprocas de inhibición).
Estas se basaban, fundamentalmente, en el entrenamiento de la asertividad.

Los entrenamientos en asertividad de Wolpe demostraron ser útiles en pacientes


con síntomas de ansiedad, ante situaciones sociales, o en pacientes con algún tipo
de fobia social. Sin embargo, en otro tipo de fobias los resultados no eran buenos.
Para mejorar la efectividad de su técnica y generalizarla al resto de fobias, Joseph
Wolpe decidió desarrollar un protocolo de intervención más específico: la llamada
desensibilización sistemática.

La técnica de Wolpe seguía el principio de la inhibición recíproca ya descrito: la


ansiedad y la relajación son dos estados o respuestas incompatibles del individuo,
por lo que una (relajación) anula a la otra (ansiedad o miedo). Así, Wolpe lo que
estaba defendiendo era que ninguna persona puede sentirse relajada y ansiosa al
mismo tiempo. A día de hoy, sabemos que esto es así, porque fisiológicamente se
activan sistemas diferentes en un estado y en el otro.

En la ansiedad se activa nuestro sistema nervioso autónomo simpático, mientras que


en la relajación, el sistema nervioso autónomo parasimpático (o rama parasimpática).
De esta forma, en la DS, la relajación inhibe el miedo intenso o la ansiedad.
La DS ha mostrado ser una de las técnicas más eficaces para disminuir miedos
irracionales, trastornos fóbicos y ansiedades asociadas a estímulos concretos.

Tal como la propone Joseph Wolpe, se basa en el condicionamiento clásico. El


principio consiste en que la intensidad de una respuesta como la ansiedad puede
ser reducida a través de la emisión de una respuesta incompatible, como podría ser
la relajación. La aparición de ciertos estímulos fóbicos produce respuestas de
ansiedad. determinados estímulos producen de forma automática respuestas de
ansiedad.

De forma conjunta, se pretende provocar una respuesta automática de relajación


que interfiera con el malestar del estímulo aversivo. La desensibilización sistemática
(o DS) es una técnica utilizada por los terapeutas que tiene como objetivo, en
términos generales, afrontar los miedos de forma gradual, mediante aproximaciones
a los elementos temidos. Es una técnica de terapia de conducta, muy utilizada
también en terapia cognitivo conductual.

PROCEDIMIENTO

El procedimiento estandarizado de la desensibilización sistemática incluye cuatro


pasos. Entrenamiento en relajación, una construcción de las jerarquías, evaluación y
práctica en imaginación y la desensibilización sistemática propiamente dicha.

1. Entrenamiento en relajación

La respuesta de relajación que el paciente usará para combatir la ansiedad será


preferiblemente alguna que ya conozca. Es posible utilizar cualquier procedimiento,
pero si es posible mejor utilizar algún tipo de relajación que el propio paciente pueda
poner en práctica de forma rápida y eficaz.

En caso contrario se pueden enseñar técnicas como la relajación progresiva o el


control de la respiración, que son técnicas fáciles de aprender. Lo fundamental es
que, ante la situación ansiosa, estas respuestas incompatibles de relajación puedan
ser aplicadas de forma fácil, rápida, y reduzcan la ansiedad con eficacia.
2. Jerarquía de ansiedad

Cuando queremos aplicar la desensibilización tenemos que hacer una ordenación


de las situaciones temidas. Esto es lo que llamamos una jerarquía de ansiedad,
donde listamos todas las situaciones potencialmente ansiógenas relacionadas con
el tema a tratar y las ordenamos según el grado de ansiedad que generan. Para
cuantificar la ansiedad que genera se utiliza una escala del 0 al 100, donde la
situación con puntuación 0 no genera ansiedad en absoluto y la puntuada con un
100 es la que más ansiedad genera de todas.

Para elaborar la jerarquía lo hacemos a través de una tormenta de ideas


(brainstorming) donde el paciente genera situaciones que le provoquen ansiedad.
Estas situaciones se anotan, se precisan y se les pone un número en la escala del 0
al 100. Muchas veces puede ser difícil comenzar a asignar números. Una buena
forma de empezar es utilizar anclajes. Generar primero los ítems que menos y más
ansiedad generen, que serán el 0 y el 100 respectivamente, y un ítem intermedio
que será el 50. A partir de aquí los ítems son más fáciles de ordenar.

3. Práctica en imaginación

Como utilizaremos la exposición en imaginación, deberemos evaluar la capacidad


del paciente para imaginarse escenas. Se pedirá al paciente que imagine una escena
y, a continuación, se preguntarán los detalles de la misma para ver hasta qué punto
es vívida la visualización en imaginación.

4. La desensibilización propiamente

Una vez asegurado esto, se procederá la presentación de las situaciones que causan
ansiedad. Esta presentación puede ser en imaginación o bien en vivo. Se comenzará
por la situación que cause ansiedad cero y se irá subiendo por la jerarquía de
ansiedad gradualmente. Las primeras presentaciones se hacen de forma breve, pero
se irá aumentando cada vez más el tiempo de exposición. Al mismo tiempo que se
presenta el ítem ansiógeno, se ponen en marcha las estrategias de relajación que se
han aprendido previamente para interferir con la ansiedad y desaprender la
respuesta ansiosa.

Naturalmente, cuanto más tiempo pase el paciente en exposición, mayor


desensibilización. Además, cuando se consigue reducir la ansiedad que produce una
situación, esta se generaliza a las situaciones que están por encima de esta. Los
ítems se dan por superados cuando producen cero ansiedad. Es decir, hasta que
una situación no genera absolutamente nada de ansiedad, no se puede pasar a la
siguiente.

FORMAS DE APLICACION

No hay una única forma de aplicar la técnica sino que, dependiendo de las
características de la persona, la fobia y los recursos, se escogerá una variante u otra.
Las más conocidas son:

En vivo: Esta variante se caracteriza porque la aplicación de los estímulos de la


jerarquía no sucede en la imaginación sino que se presentan de forma real. Sin
embargo, la base sigue siendo la misma, presentar los estímulos de la jerarquía a la
vez que se emite la respuesta incompatible. Al ser en el contexto real, tiene una
ventaja muy clara y es que la reducción de la ansiedad se produce en el contexto
cotidiano del individuo. Sin embargo, en determinadas ocasiones, como por ejemplo,
en el caso del miedo a las tormentas, es imposible aplicar este formato dado que no
se puede llevar a cabo un control estimular, es decir, no se puede graduar la
intensidad ni su presentación.

En imaginación: Implica la exposición del estímulo temido imaginándose las escenas.


Para ello es importante ver la capacidad imaginativa de la persona. Durante el
proceso, el sujeto debe desarrollar una imagen mental lo más vivida posible que sea
similar a las situaciones que le generan ansiedad. Se trata de imaginar escenas
concretas y se pide que den todo lujo de detalles. Poco a poco se van haciendo
cambios en la imagen imaginada hasta crear escenas diferentes y realistas.
En grupo: Como ya indica su nombre, se caracteriza por aplicar la técnica de forma
grupal, generalmente, de cuatro a seis personas que presentan el mismo problema
o fobia. Ante esto, os podéis preguntar cómo se haría la jerarquía mencionada con
anterioridad. La respuesta es que el terapeuta debe conseguir crear una jerarquía
con la que se puedan identificar todos los componentes del grupo y el ritmo de
presentación de los estímulos se adaptará a la persona que avance más lentamente,
es decir, hasta que todas las personas no hayan dejado de sentir ansiedad ante un
determinado estímulo no se continuará. Aunque esta forma es poco individualizada,
tiene como ventaja que se reduce el tiempo y ha mostrado buenos resultados.

Enriquecida: La desensibilización sistemática enriquecida se caracteriza por


imaginar las escenas de la jerarquía pero con la diferencia de que en este caso, se
incorporan estímulos físicos como olores, ruidos, etc. Por ejemplo, en el caso de la
fobia a las tormentas, se podría utilizar el sonido de la lluvia para que la persona
pueda imaginar mejor la situación.

Mediante realidad virtual: El avance de la tecnología ha propiciado nuevas formas de


poder aplicar determinadas técnicas psicológicas. En este caso, la presentación de
los estímulos se hace a través de la realidad virtual. El único requisito es que esta
presentación debe ser realista. Sin embargo, esta variante es la menos utilizada ya
que su forma de aplicación tiene un coste económico superior a otros formatos.

APLICACIONES DE LA DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA

La desensibilización sistemática es un tratamiento apropiado cuando el terapeuta


dirige sus esfuerzos a la eliminación de fobias y ansiedades siempre que se cumplan
una serie de condiciones. Para que una respuesta condicionada sea susceptible de
ser modificada a través de desensibilización sistemática debe ser una respuesta a
una situación o un estímulo específico, que no se deban a creencias irracionales o
ideas sobrevaloradas, que se trate de un miedo irracional y que exista una adecuada
respuesta incompatible con la de ansiedad.
Además de su uso en fobias y trastornos de ansiedad, también puede ser adecuada
para tratar ansiedad a estímulos específicos sin que sean fóbicos. Por ejemplo, en
disfunciones sexuales, alcoholismo, otras adicciones, parafilias o insomnio. La
desensibilización sistemática siempre debe ser aplicada por un psicólogo/a ya que
exponerse a estímulos fóbicos sin la ayuda de un profesional puede acabar siendo
contraproducente. Es por ese motivo que es importante que para el tratamiento de
cualquier trastorno psicológico se acuda a un profesional que pueda acompañarnos
en este proceso.

CONCLUSIÓN

La DS es una técnica eficaz para la reducción de respuestas condicionadas de


ansiedad que ofrece ciertas ventajas respecto de otros procedimientos. La DS ha
sido mejor recibida que otras técnicas de exposición para la extinción de fobias
condicionadas y ansiedades inadaptadas. Esto puede deberse a dos factores.

En primer lugar, la DS se asienta sobre principios sólidos que en ocasiones pueden


haber favorecido su elección frente a otras terapias. Estos principios conectan los
mecanismos psicofisiológicos de la conducta con principios de aprendizaje basados
en el condicionamiento clásico. Resulta conveniente que la terapia se construya a
partir de conceptos procedentes del condicionamiento clásico, pues los miedos se
adquieren por condicionamiento clásico.

Además, lo característico de las fobias es que no se necesita tener una experiencia


directa con el estímulo fóbico para que se adquiera la fobia. Imaginar las
consecuencias sin experimentarlas de forma directa resulta suficiente. Por eso,
presentar en imaginación el estímulo ansiógeno como se hace en la DS, en su
modalidad imaginaria, sin necesidad de entrar en contacto directo con él, puede ser
tan efectivo como exponerse de forma real. Por otro lado, el alto componente
fisiológico de las respuestas de ansiedad justifica la utilización de un procedimiento
capaz de abordar la activación fisiológica y conectarla con el desarrollo de
respuestas más adaptativas. La ansiedad importa, es necesario centrarse en su
reducción para poder extinguir la fobia. La continuidad en su uso, sin apenas
grandes variaciones, demuestra la solidez de los principios expuestos sobre los que
se asienta la DS. La DS no es una técnica obsoleta, pues es congruente con
desarrollos terapéuticos de regulación emocional a través del mindfulness. Es más,
en muchos casos se mencionan de forma implícita procedimientos de DS ocultos
bajo el nombre de técnicas de exposición, lo que demuestra que la DS no está
desfasada, sino que ha sido asumida por otras técnicas.

En segundo lugar, desde un punto de vista práctico, las características del


procedimiento bajo el cual se aplica la DS puede que provoque menos reactividad
en los pacientes y favorezca la adherencia al tratamiento. Entre los principales
motivos de rechazo de los pacientes está la terapia de exposición (del 38 al 44 %).
Por ello la reducción del coste emocional para el paciente contribuye,
previsiblemente, a reducir los abandonos. Así que, aunque sin la relajación,
jerarquías ni imaginación la exposición es eficaz, hay que preguntarse a qué coste.
Es esto lo que justifica pensar que la relajación, las jerarquías y la imaginación
cumplen una función dentro del procedimiento que quizá sirva para facilitar la
adherencia al tratamiento. Es lógico pensar que los pacientes prefieran someterse a
terapias más graduales que a otras más intensas como la DS para enfrentarse a sus
fobias. Por eso, de forma progresiva las terapias de exposición han ido incorporando
estos elementos. Aun así, la DS sigue siendo la única técnica de exposición que
potencia el desarrollo de respuestas alternativas en contextos estimulares variados.

Finalmente, respecto a su relevancia en el ámbito clínico, la terapia cognitivo-


conductual es la terapia de elección para el tratamiento de los trastornos de
ansiedad. Esto quiere decir, que la DS es un procedimiento más que válido para el
tratamiento de las fobias.

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