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VICIOS DEL LENGUAJE

Se pueden considerar nueve vicios del lenguaje identificados por su frecuente uso. No son los
únicos, pero sí son los que se pueden observar con mayor frecuencia.

Por su naturaleza, los vicios del lenguaje se dividen en tres grupos:

1. Vicios pragmáticos. Suceden por el solo hecho de emplear alguna forma lingüística fuera de
la convención, por temporalidad. La forma gramatical puede ser correcta y el significado
preciso, quedando la estructura sintáctico y semántica cubiertos, pero por la utilización de
formas antiguas o inventadas. la comunicación se obstaculiza. Pueden ser:

a. Arcaísmos. Son todas aquellas palabras cuyo uso ha sido descontinuado del habla y de la
escritura cotidiana. Ocurre con frecuencia cuando el objeto al que se hace referencia, deja de
utilizarse. Por ejemplo, en nuestro país, la segunda persona del plural en la forma vosotros es
arcaica (vosotros, vuestro, tendréis, decíais, etc.), mientras en otras naciones hispanoparlantes
no lo es. Otras palabras que han salido del cotidiano uso son tocadiscos, averno, etc.

b. Neologismos. Usualmente, las lenguas evolucionan de acuerdo con los avances literarios,
científicos y tecnológicos, de tal manera que, así como algunas palabras desaparecen, otras
nuevas surgen para referirse a nuevos objetos o para suplir a formas antiguas. Por ejemplo,
“estoy stressado” que es un término que se refiere al cansancio físico o preocupación.

2. Vicios Sintácticos. Estos afectan a la comunicación lingüística, en la medida en que rompe


directamente la estructura gramatical. Es decir, aunque sean las palabras correctas, y la
expresión adecuada, el posicionamiento de estas complican la temporalidad, espacialidad,
armonía y/o ritmo. Estos pueden ser:

a. Catacresis. Cuando se emplea una palabra por otra, que también existe, aunque con
significado distinto. Su existencia puede implicar problemas de acentuación diacrítica. Por
ejemplo haya-halla-allá, vaya-baya-valla.

b. Solecismo. Estas puedes ser de diferente naturaleza: » Cuando en una frase o palabra
sobran. Por ejemplo, “Debes de obedecer a tus padres”, en vez de “Debes obedecer a tus
padres”. Cuando en una letra sobran o falta. Por ejemplo, trajistes, hicistes, pudistes. » Cuando
se emplea un dativo como acusativo. Por ejemplo, cuando se dice “le vi” en vez de “lo vi” o “la
vi”. » Cuando, sin justificación, se comprime el lenguaje (por ejemplo, deja veo), o cuando se
usan unos verbos por otros (por ejemplo, “yo sé venir tarde”, cuando debería ser “yo suelo
venir tarde”, del verbo soler).

c. Monotonía. Es la carencia de un vocabulario suficiente para abordar una comunicación


determinada. También conocidas como muletillas. » Queísmo (abuso de la palabra que). Por
ejemplo, “quiero que revisen la tarea que les puse en el aula que fue colgado ayer para saber
qué hicieron”. » Cosismo (Abuso de la palabra cosa). Por ejemplo, “la comunicación es una
cosa muy importante”. » Alguismo (abuso de la palabra algo). Por ejemplo, “tengo algo que
contarte”. » Teveísmo (imitación de frases o palabras que se emiten en televisión).

d. Pleonasmo. Es la repetición, sin sentido, de un mismo concepto con palabras sinónimas. Por
ejemplo, “subir arriba”, “lapsos de tiempo”. e. Cacofonía. Se refiere a la construcción de frases
cuya estructura resulta desagradable a la escucha. Por ejemplo, “hay que contar cuántos
cuentos cuentas desde que los empiezas a contar”.
3. Vicios Semánticos. Son aquellos que, sin alterar el orden sintáctico, dificulta el significado
incluyendo de vocablos extraños. Se clasifican en:

a. Anfibología. Es cuando se da lugar a dobles sentidos o a sentidos desfigurados que


confunden al usuario. Por ejemplo, “Juan va a casa de Luis en su auto”. En este caso, ¿de quién
es el auto? b. Barbarismos. Son todas aquellas palabras que, siendo ajenas a la lengua natural,
se incorporan en la realización dialectal de alguna comunidad. Pueden ser por la importación
de términos extranjeros:

» Anglicismos. Uso de voces inglesas. Por ejemplo, restaurant, hello, ok, bye.

» Galicismo. Uso de voces francesas. Por ejemplo, debut, premier, avalancha. » Italianismo.
Uso de voces italianas. Por ejemplo, facha, bambino, chao.

También hay barbarismos de expresión (salvajismos). Son las formas degenerativas de los
términos habituales. Por ejemplo, juites, venites, endenantes. Se incluyen aquí las palabras
mal acentuadas: exámen, financía, etc.

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