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 Estilos, vicios y barreras de la comunicación

Los procesos de comunicación se establecen desde la prioridad de quien construye el mensaje, es


decir, es este primer elemento el que condiciona cómo será la comunicación qué elementos
deberían, de forma básica, intervenir en el mismo. Sin embargo, hay ciertas condiciones que se
adhieren al proceso y que terminan entorpeciendo dicho proceso, lo que puede provocar nuevas
interpretaciones del mensaje o que se requiera un nuevo proceso de comunicación, como
refuerzo de la idea principal establecida.

Esas dificultades circunstanciales son denominadas barreras dentro de los procesos de


comunicación. Estas barreras son factores que alteran el flujo normal de la experiencia
comunicativa verbal. Estas barreras se constituyen a través de vicios que a un normal
desenvolvimiento de la comunicación.

Haciendo de lado el significado literal de la retórica (del griego "retor", retador; o sea, el
alternante comunicacional) se puede considerar que los vicios del lenguaje son el sentido opuesto
de la retórica, es decir, si con la retórica “embellecemos el lenguaje” con los vicios desaliñamos el
sentido estético en el mensaje.

Se pueden considerar nueve vicios del lenguaje identificados por su frecuente uso. No son los
únicos, pero sí son los que se pueden observar con mayor frecuencia. Por su naturaleza, los vicios
del lenguaje se dividen en tres grupos:

1. Vicios pragmáticos. Suceden por el solo hecho de emplear alguna forma lingüística fuera
de la convención, por temporalidad. La forma gramatical puede ser correcta y el significado
preciso, quedando la estructura sintáctico y semántica cubiertos, pero por la utilización de
formas antiguas o inventadas. la comunicación se obstaculiza. Pueden ser:
a. Arcaísmos. Son todas aquellas palabras cuyo uso ha sido descontinuado del habla y
de la escritura cotidiana. Ocurre con frecuencia cuando el objeto al que se hace
referencia, deja de utilizarse. Por ejemplo, en nuestro país, la segunda persona del
plural en la forma vosotros es arcaica (vosotros, vuestro, tendréis, decíais, etc.),
mientras en otras naciones hispanoparlantes no lo es. Otras palabras que han salido
del cotidiano uso son tocadiscos, averno, etc.
b. Neologismos. Usualmente, las lenguas evolucionan de acuerdo con los avances
literarios, científicos y tecnológicos, de tal manera que, así como algunas palabras
desaparecen, otras nuevas surgen para referirse a nuevos objetos o para suplir a
formas antiguas. Por ejemplo, “estoy stressado” que es un término que se refiere al
cansancio físico o preocupación.
2. Vicios Sintácticos. Estos afectan a la comunicación lingüística, en la medida en que rompe
directamente la estructura gramatical. Es decir, aunque sean las palabras correctas, y la
expresión adecuada, el posicionamiento de estas complican la temporalidad, espacialidad,
armonía y/o ritmo. Estos pueden ser:
a. Catacresis. Cuando se emplea una palabra por otra, que también existe, aunque
con significado distinto. Su existencia puede implicar problemas de acentuación
diacrítica. Por ejemplo haya-halla-allá, vaya-baya-valla.
b. Solecismo. Estas puedes ser de diferente naturaleza:
 Cuando en una frase o palabra sobran. Por ejemplo, “Debes de obedecer a
tus padres”, en vez de “Debes obedecer a tus padres”.
 Cuando en una letra sobran o falta. Por ejemplo, trajistes, hicistes, pudistes.
 Cuando se emplea un dativo como acusativo. Por ejemplo, cuando se dice
“le vi” en vez de “lo vi” o “la vi”.
 Cuando, sin justificación, se comprime el lenguaje (por ejemplo, deja veo), o
cuando se usan unos verbos por otros (por ejemplo, “yo sé venir tarde”,
cuando debería ser “yo suelo venir tarde”, del verbo soler).
c. Monotonía. Es la carencia de un vocabulario suficiente para abordar una
comunicación determinada. También conocidas como muletillas.
 Queísmo (abuso de la palabra que). Por ejemplo, “quiero que revisen la
tarea que les puse en el aula que fue colgado ayer para saber qué hicieron”.
 Cosismo (Abuso de la palabra cosa). Por ejemplo, “la comunicación es una
cosa muy importante”.
 Alguismo (abuso de la palabra algo). Por ejemplo, “tengo algo que
contarte”.
 Teveísmo (imitación de frases o palabras que se emiten en televisión).
d. Pleonasmo. Es la repetición, sin sentido, de un mismo concepto con palabras
sinónimas. Por ejemplo, “subir arriba”, “lapsos de tiempo”.
e. Cacofonía. Se refiere a la construcción de frases cuya estructura resulta
desagradable a la escucha. Por ejemplo, “hay que contar cuántos cuentos cuentas
desde que los empiezas a contar”.
3. Vicios Semánticos. Son aquellos que, sin alterar el orden sintáctico, dificulta el significado
incluyendo de vocablos extraños . Se clasifican en:
a. Anfibología. Es cuando se da lugar a dobles sentidos o a sentidos desfigurados que
confunden al usuario. Por ejemplo, “Juan va a casa de Luis en su auto”. En este
caso, ¿de quién es el auto?.
b. Barbarismos. Son todas aquellas palabras que, siendo ajenas a la lengua natural, se
incorporan en la realización dialectal de alguna comunidad. Pueden ser por la
importación de términos extranejeros:
 Anglicismos. Uso de voces inglesas. Por ejemplo, restaurant, hello, ok, bye.
 Galicismo. Uso de voces francesas. Por ejemplo, debut, premier, avalancha.
 Italianismo. Uso de voces italianas. Por ejemplo, facha, bambino, chao.

También hay barbarismos de expresión (salvajismos). Son las formas degenerativas de los
términos habituales. Por ejemplo, juites, venites, endenantes. Se incluyen aquí las palabras
mal acentuadas: exámen, financía, imagen.

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