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Taller de Ética
Integridad
La integridad implica honestidad y coherencia en nuestras acciones y palabras. Es
fundamental ser sinceros y cumplir nuestros compromisos en todas las
circunstancias, hacer siempre lo correcto; quien hace todo lo que considera bueno
para sí mismo sin afectar los intereses de otros individuos.
Justicia
A diferencia del respeto, la justicia se encarga de ser justa con las personas de
manera imparcial y aplicar estándares aceptados por la mayoría de la sociedad y
enfocados al bien común. En este caso, la justicia como término no es más que la
concepción que cada época tiene de sus normas jurídicas, y aspira a mantener la
armonía entre las personas y entre las personas y las instituciones. Si bien la
concepción de lo que es justo puede variar entre sociedades, en todas existe un
marco legal y la mayoría de los seres humanos tienen una concepción mental de su
significado y una aspiración hacia este tipo de acciones.
Libros como Ivanhoe (Walter Scott, 1820), Crimen y castigo (Fiódor Dostoyevski,
1866) o la historia de Antígona, de Sófocles son tres ejemplos clásicos de obras que
han tratado en detalle la concepción de justicia y algunos de los problemas cuando
las mismas entran en contradicción: justicia social, justicia política, justicia familiar…
Libertad
Existe un valor ético del que hemos oído hablar más que del resto, este es, sin lugar
a dudas, la libertad. Desde superproducciones como Brave Heart (Mel Gibson,
1995) a clásicos del cine como Doce hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957) o El
hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962), o libros como Farenheit 451,
de Ray Bradbury, que nos hablan de la libertad de los pueblos, de la libertad
individual, de cómo surge y se alcanza la libertad de expresión; y de la búsqueda
de la verdad o la libertad de prensa.
La libertad es esa capacidad que tiene todo ser humano de poder actuar a lo largo
de su vida según su propia voluntad mediante libre elección, sin condicionantes
personales ni externos. Sin embargo, la libertad es también una lucha constante,
siempre relativa, porque las influencias que nos rodean limitan esta capacidad y nos
imposibilitan hablar en términos absolutos. Quizás por este último motivo, la libertad
sea, entre los valores éticos, el que más se ha combatido, ya que sin ella es difícil
que se desarrollen en nuestras sociedades la honestidad, la responsabilidad, la
justicia o el respeto.
Empatía
La empatía es la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de otra
persona y tratar de experimentar objetiva y racionalmente lo que siente. La empatía
hace que las personas se ayuden entre sí. Está muy relacionado con el altruismo
(amor y preocupación por los demás) y la capacidad de ayudar. Cuando un individuo
logra sentir el dolor o sufrimiento de los demás poniéndose en su lugar, despierta el
deseo de ayudar y actuar siguiendo sus principios morales. La capacidad de
ponerse en el lugar del otro, que se desarrolla a través de la empatía, ayuda a
comprender mejor el comportamiento de las personas y los motivos de
determinadas decisiones. Una persona empática se caracteriza por identificarse con
otra persona, saber escuchar a los demás, comprender sus problemas y emociones.
Solidaridad
En conclusión, los valores éticos juegan un papel crucial en la vida de las personas
y en la sociedad en su conjunto. Estos principios guían nuestras acciones y
decisiones, influyendo en cómo nos relacionamos con los demás y cómo
construimos una sociedad más justa y ética.