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ÁCIDOS NUCLEICOS

Los ácidos nucleicos son grandes moléculas formadas


por la repetición de una molécula unidad que es el
nucleótido.

Pero a su vez, el nucleótido es una molécula compuesta


por tres subunidades:

o Una pentosa (monosacárido de 5 carbonos)


 ribosa
 desoxirribosa

o Un grupo fosfato

o Una base nitrogenada, que puede ser una de


estas cinco
 adenina
 guanina
 citosina
 timina
 uracilo

Los ácidos nucleicos están formados por largas cadenas de nucleótidos, enlazados entre sí por el grupo fosfato.

Pueden alcanzar tamaños enormes, siendo las moléculas más grandes que se conocen, constituidas por millones de
nucleótidos.
Son las moléculas que tienen la información genética de los organismos y son las responsables de su transmisión
hereditaria. Existen dos tipos de ácidos nucleicos, ADN y ARN, que se diferencian por el azúcar (pentosa) que llevan:
desoxirribosa y ribosa, respectivamente.
Además se diferencian por las bases nitrogenadas que contienen, adenina, guanina, citosina y timina, en el ADN; y
adenina, guanina, citosina y uracilo en el ARN. Una última diferencia está en la estructura de las cadenas, en el ADN
es una cadena doble (bicatenario) y el ARN es una cadena única (monocatenario)

El ADN que forma el genoma de los organismos está organizado de acuerdo a la complejidad de la estructura del propio
organismo. Los virus, las bacterias, las mitocondrias y los cloroplastos contienen una molécula de ADN corta, a menudo
circular, y relativamente exenta de proteínas. Las células eucariotas contienen mayores cantidades de ADN, que se
encuentra organizado en nucleosomas y se presenta en forma de fibras de cromatina. Este incremento en complejidad
está relacionado con la mayor cantidad de información genética presente, así como con la mayor complejidad asociada
a sus funciones genéticas. En eucariotas, los genes se organizan de maneras diversas, desde copias únicas hasta
familias de genes relacionados, ordenados en tándem. El genoma eucariótico contiene grandes cantidades de ADN no
codificante, que en ocasiones interrumpe las partes codificantes de los genes.
Los genes, en eucariotas, son unidades dispersas en la molécula de ADN cuyos productos dirigen todas las actividades
metabólicas de las células. Estos genes están organizados en cromosomas, estructuras que sirven de vehículo para la
transmisión de la información genética. Mientras, los cromosomas víricos o bacterianos, son menos complejos que los
eucariotas; habiendo menos información que en los múltiples cromosomas que forman el genoma de los eucariotas.

El descubrimiento del ADN

El soporte físico estructural y funcional de las células y de la herencia


Si bien el período entre principios de siglo y la Segunda Guerra Mundial (1900 a 1940) ha sido considerado la
edad de oro de la genética, los científicos aún no habían determinado que, en el ADN y no en las proteínas, se
encontraba el material hereditario. Sin embargo en esa época se realizaron muchos descubrimientos genéticos y se
estableció la relación entre genética y evolución.
El ADN fue aislado por Friedrich Miescher en 1869 de esperma de salmón y de pus de heridas abiertas. Dado
que la encontró solamente en los núcleos, Miescher denominó a este compuesto nucleína. ("Se levantaba en pleno
invierno a las 4 y se iba a orillas del Rhin con su ayudante para pescar. Luego, procedía a la extracción de nucleína en
un laboratorio abierto a todos los vientos, donde la temperatura rondaba los 2 °C. Una temperatura demasiado elevada
habría impedido manipular la nucleína...")
A posteriori se lo cambió a ácido nucleico y por último a ácido desoxirribonucleico (ADN).
Robert Feulgen, en 1914, describió un método para revelar por tinción el ADN, basado en el colorante fucsina.
Se encontró, utilizando este método, la presencia de ADN en el núcleo de todas las células eucariotas, específicamente
en los cromosomas.
Durante los años 20, el bioquímico P.A. Levene analizó los componentes del ADN. Encontró que contenía
cuatro bases nitrogenadas: citosina, timina, adenina, y guanina; el azúcar desoxirribosa; y un grupo fosfato.
El concluyó que la unidad básica (nucleótido) estaba compuesta de una base pegada a un azúcar y que el
fosfato también estaba pegado al azúcar y lamentablemente también concluyó erróneamente que las bases estaban
en cantidades iguales y, que un tetranucleótido era la unidad repetitiva de la molécula.
Sin embargo queda su idea de la estructura del nucleótido el cual es realmente la unidad fundamental
(monómero) del ácido nucleico (polímero).
Existen cuatro nucleótidos que integran el ADN: uno con citosina (C), uno con guanina (G), uno con adenina
(A), y uno con timina (T),

El factor de transformación
A comienzo "del año 1900", el estudio de la genética comienza a dar frutos: la relación entre el trabajo de
Mendel y el de los biólogos celulares resultó en la teoría cromosómica de la herencia; Garrod propuso la relación entre
los "errores innatos del metabolismo" y los genes. La pregunta quedó planteada: ¿qué es un gen?
La repuesta la trajo el estudio de una enfermedad infecciosa mortal la neumonía. Durante la década de 1920,
Frederick Griffith estudió las diferencias entre una cepa de la bacteria Streptococcus peumoniae que producía la
enfermedad y otra cepa de la misma bacteria que no la causaba. La cepa que causaba la enfermedad estaba rodeada
de una cápsula (también se la conoce como cepa S, del ingles smooth, o sea lisa, que es el aspecto de la colonia en
las placas de Petri). La otra cepa (la R, de rugosa, que es el aspecto de la colonia en la placa de Petri) no tiene cápsula
y tampoco causa neumonía. Frederick Griffith, en 1928, fue capaz de inducir la transformación de una cepa no
patogénica Streptococcus pneumoniae… EN PATOGÉNICA!. Griffith postuló la existencia de un factor de
transformación como responsable de este fenómeno.
Griffith inyectó las diferentes cepas de la bacteria en ratones. La cepa S mataba a los ratones mientras que la
cepa R no lo hacía. Luego comprobó que la cepa S, muerta por calentamiento, no causaba neumonía cuando se la
inyectaba. Sin embargo cuando combinaba la cepa S muerta por calentamiento, con la cepa R viva, e inyectaba la
mezcla a los ratones (recuerde que ningún componente individual de la mezcla mata a los ratones) los ratones
contraían la neumonía y morían.
Las bacterias que se aislaban de los ratones muertos poseían cápsula y, cuando se las inyectaba, mataban
otros ratones.
Hipótesis:
 La cepa S, muerta por el calor, fue reanimada o resucitó.
 La cepa R viva fue modificada por algún "factor de transformación" (transforming factor) recibida de las
bacterias de la cepa S.
Otros experimentos mostraron que la segunda postulación era la correcta.
En los años 1940, Oswald Avery, Colin MacLeod, y Maclyn McCarty revisaron el experimento de Griffith y
concluyeron que el factor de transformación era el ADN. Oswald Avery repitiendo el trabajo de Griffith con el agregado
de una enzima que destruía el ADN, demostró que el factor de transformación era el ADN. Cuando Avery agregaba
esta enzima, no observaba la transformación obtenida por Griffith. El concluyó que el material hereditario era ADN y no
una proteína. Su evidencia era fuerte pero no totalmente concluyente, para esa época el "candidato principal" para ser
el material hereditario eran una proteína.

El uso de bacteriófagos
La última palabra en la cuestión de determinar cual era el material hereditario vino de los trabajos de Max
Delbruck y Salvador Luria en los 40. Los bacteriófagos son un tipo de virus que atacan a las bacterias, Delbruck y
Luria trabajaron con virus que atacan a la bacteria del intestino humano Escherichia coli. Los bacteriófagos consisten
en ADN con una cubierta de proteínas. Los bacteriófagos infectan una célula inyectándole su ADN. Este ADN viral
"desaparece" mientras toma control de la maquinaria de la bacteria que comienza a fabricar nuevos virus. Luego de 25
minutos de haber sido inyectado la célula hospedadora estalla, liberando cientos de nuevos bacteriófagos. Como los
fagos tienen solo ADN y Proteínas, eran la herramienta ideal para resolver la naturaleza del material hereditario.

En 1952, Alfred D. Hershey y Martha Chase realizaron una serie de


experimentos destinados a dilucidar si el

ADN o las proteínas eran el material hereditario. Marcando el ADN y


las proteínas con isótopos radioactivos el experimento demostraría
cual de ellos entraba en la bacteria. Ese sería el material hereditario (el
factor de transformación descubierto por Griffith). Dado que el ADN
contiene fósforo (P) pero no azufre (S), ellos marcaron el ADN con
Fósforo-32 radioactivo. Por otra parte, las proteínas no contienen P
pero si S, y por lo tanto se marcaron con Azufre-35. Hershey y Chase
encontraron que el S-35 queda fuera de la célula mientras que el P-32
se lo encontraba en el interior, indicando que el ADN era el soporte
físico de la herencia.

Detalles del experimento:

Un descubrimiento que desveló el secreto de la vida


En 1953, los científicos James Watson y Francis Crick, presentaron un descubrimiento crucial en la
historia de la Biología, el más importante desde la teoría de Darwin: la estructura de la molécula de ADN.
Era una investigación muy complicada. Ya en 1953 se sabía que del ADN dependían la estructura y
funciones celulares y que contenía la información genética que heredaban todos los seres vivos, pero para entender
cómo trabajaba, cómo hacía todo esto, había que descifrar su estructura.
En la primavera de ese año, un equipo de científicos de Cambridge, Londres y California estaban dedicados
por completo a averiguarlo. En concreto, el Laboratorio Cavendish de Cambridge, en el que trabajaban el joven
biólogo James Watson y el físico Francis Crick, se habían especializado en el empleo de los rayos X para averiguar la
estructura de las moléculas biológicas. Sin embargo, los resultados que se obtenían eran muy difusos.
Watson y Crick pensaban que la molécula de ADN era helicoidal. Éste último incluso había demostrado
matemáticamente que, si realmente tenía esta forma, en las fotografías de la difracción de los rayos X aparecería
reflejada como una cruz, como así fue. Pero esta prueba no era definitiva.
Paralelamente, el químico de Cambridge Alexander Tood, había completado el análisis del ADN, que
demostraba que la estructura estaba formada por unas largas cadenas de azúcar y fósforo unidas por unas moléculas
planas o bases (adenina, guanina, timina y citosina) que contenían carbono y nitrógeno.
La información se completaba con otro descubrimiento, a cargo del bioquímico americano Erwin Chargaff, que
había demostrado que la cantidad de adenina de cada muestra de ADN era la misma que la de timina, mientras que la
de guanina se correspondía con la de citosina.
Con todos estos datos, Watson y Crick comenzaron a construir modelos, hasta que por fin dieron con uno
definitivo que demostraba que los componentes del ADN encajarían en la forma helicoidal. El 28 de febrero de 1953,
en el pub The Eagles -frecuentado por los investigadores del laboratorio Cavendish- los dos científicos presentaron su
descubrimiento. “Hemos encontrado el secreto de la vida”, declaró Francis Crick a los asistentes.
Dos meses más tarde, el descubrimiento fue publicado en un artículo de 900 palabras en la revista Nature. La
estructura del ADN era una doble hélice con los pares de adenina-timina y citosina-guanina enlazados. El comienzo del
reportaje era el siguiente: “Nos proponemos sugerir una estructura del ácido desoxirribonucleico....”
Además, también hubo polémicas. Mientras Watson y Crick investigaban la estructura del ADN, una científica
del King’s College de Londres, Rosalind Franklin, se dedicaba a radiografiar la molécula. Una de las fotografías que
obtuvo proporcionó una de las pruebas definitivas que demostraba la forma helicoidal y esta información llegó a Watson
y Crick sin el consentimiento de ésta. Y su nombre nunca apareció en el artículo publicado en la revista Nature. Aunque
sí ella publicó en la misma revista sus descubrimientos con los rayos X y la molécula del ADN. Más tarde cuando se
les otorga a Watson y Crick el Premio Nobel, otra vez Rosalind Franklin queda excluída de este honor porque ya había
fallecido y el premio Nobel no se entrega en forma póstuma.

Rosalind Franklin falleció en 1958, a los 37 años, víctima de un cáncer en los ovarios. Su invaluable aportación a este
descubrimiento no fue reconocida ni en vida de la cristalógrafa ni de manera póstuma, aunque poco a poco se

Difracción de rayos X del ADN

empieza a conocer su historia.


Sin duda la aportación de Watson y Crick marcó el inicio de una nueva era en la biología y dio entrada de forma
abrumadora e imparable al desarrollo de la biología molecular, pero atrás quedaban nombres de investigadores que de
una u otra manera fueron encajando las piezas del complicado entramado que llevaría a los dos protagonistas citados
al hallazgo final, que, como otros grandes descubrimientos, también presenta sus lados oscuros.
En el camino quedaron una gran cantidad de científicos que jugaron el papel de “comparsas” y “extras”, algunos
con talla de gigante, cuyos nombres han quedado en segundo lugar en la apasionante aventura de la investigación
sobre el origen de la vida. Ahí están nombres como el de Wilhem Conrad Röentgen (1845-1923), descubridor de los
rayos X, a los que tanto debe la comprensión de las estructuras cristalinas por difracción de dichos rayos, como
demostraron Arnold Sommerfeld (1868-1951), Walther Friederich (1883-1968) o Paul Kniping (1883-1931) entre otros.
Sin olvidar a los Bragg, padre (William Henry Bragg, 1862-1942) e hijo (William Lawrence Bragg, 1890-1971) y los
grupos que trabajaron en el Laboratorio Cavendish de Cambridge, entre los que hay que mencionar a Desmond Bernal
(1901-1971) y a Max Perutz (1914-2001), personajes fundamentales, como se ha dicho, de la “conexión físico-química”
del descubrimiento de la estructura del DNA (Sánchez Ron, 2003). Aunque en toda esta trama también representarían
un importante papel algunos personajes del California Institut of Technology (Caltech), como Linus Pauling (1901-
1994), que, entre otras aportaciones, definió la hélice alfa como estructura básica de las proteínas, y del King’s College
de Londres, como Maurice Wilkins (1916) y sobre todo Rosalind Franklin (1920-1958), la gran olvidada del ADN,
cuya memoria ha recuperado recientemente Brenda Maddox en una excelente biografía (Maddox, 2002).

Si analizamos la historia de las ciencias en general, y de la biología en particular, encontraremos que hechos
como los comentados se repiten en el largo y tortuoso camino que ha recorrido la investigación desde sus orígenes.
Sobre los descubrimientos científicos tienen una gran influencia las circunstancias políticas, sociales, económicas y
culturales, lo que hace que algunos de ellos tengan trascendencia pasados muchos años desde que se produjeron.
Es bien conocido el caso de Gregor Mendel, el “padre de la genética”, cuyos trabajos no sólo fueron ignorados,
sino que también fueron fuertemente criticados por sus contemporáneos, entre ellos el botánico suizo Karl von Naegeli,
a quien Mendel había enviado sus manuscritos antes de publicarlos. Tendrían que pasar treinta y cuatro años desde
su publicación y dieciséis desde su muerte para que, en 1900, los redescubriese Hugo de Vries, quien no sólo dio a
conocer el trabajo de Mendel, sino que, en su teoría de las mutaciones, reconocía dos tipos de variaciones, unas
ambientales que no se trasmitían de padres a hijos, otras, las mutaciones, trasmisibles de padres a hijos; y con ello
recuperaba las teorías del monje del monasterio de Brno. Al tiempo que De Vries en Holanda, Karl Correns en
Alemania y Eric Tschermak en Austria contribuirían al reencuentro y a la valoración de la obra de Mendel. Tanto De
Vries como Mendel fueron redescubiertos de nuevo por Thomas Hunt Morgan (1866-1945) en 1926, al descubrir cómo
los genes se trasmiten a través de los cromosomas, descubrimiento que confirmaba las leyes de la herencia y que
sentaba las bases de la genética experimental moderna.

Pero el desarrollo de la ciencia no sólo hace desaparecer personajes y olvidarlos, también desaparecen campos
científicos. Esto en biología es especialmente espectacular, ya que el inicio y posterior desarrollo de la biología
molecular ha ido dejando en el camino áreas científicas que antaño tuvieron gran importancia. Pero su desaparición no
se debe a que hayan dejado de ser útiles o de interés para el conocimiento o la investigación, es sencillamente que el
ímpetu y la fuerza con la que han irrumpido en el escenario científico las nuevas ciencias han eclipsado al resto de la
actividad científica. Las posibilidades que abrieron los descubrimientos en biología molecular y genética después del
descubrimiento de la estructura del DNA fueron enormes, aunque la influencia del DNA se redescubrió con su síntesis
in vitro por Arthur Kornberg en 1960 y sobre todo con la “manipulación” de la compleja molécula mediante las técnicas
del DNA recombinante en la década de los setenta. Este fue el punto de partida del espectacular desarrollo de la
biotecnología. Ello hizo caer actividades científicas que en el campo de la biología habían tenido una enorme
importancia, como fueron la botánica, la zoología y la propia fisiología vegetal, que pasaron a convertirse en ciencias
no útiles, y para sobrevivir tuvieron que cambiar sus objetivos pasando del estudio de las plantas y los animales al de
las moléculas. Estas ciencias arrastraron en su caída a los investigadores que no fueron capaces de reconvertirse y
entregarse a los nuevos objetivos científicos, más rentables y mejor tratados por las nuevas directrices de las políticas
científicas. En su caída también arrastraron las materias que se ocupaban de estos aspectos científicos, de tal manera
que poco a poco fueron perdiendo importancia y créditos hasta su desaparición en la nueva organización de los planes
de estudios universitarios. Todo ello se refleja en que hoy en día se produce un claro desequilibrio entre ciencia y
tecnología, favorable hacia esta última, de tal manera que actualmente en la universidad y en los centros de
investigación hay muchos tecnólogos y pocos científicos. La situación actual ha hecho exclamar a Melvin T. Tyree
cuando recibió el premio Marcus Wellemberg: “Cincuenta años después del advenimiento de la genética molecular
hemos eliminado de los planes de estudio de la mayoría de las universidades disciplinas tales como la taxonomía, la
anatomía y la fisiología de la planta completa. Aún mantenemos la ecología pero se está debilitando por el desvío de
fondos hacia la genética molecular”

EL ADN
La molécula de ADN está constituida por dos largas cadenas de nucleótidos unidas entre sí formando una doble
hélice. Las dos cadenas de nucleótidos que constituyen una molécula de ADN, se mantienen unidas entre sí porque se
forman enlaces entre las bases nitrogenadas de ambas cadenas que quedan enfrentadas.
La unión de las bases se realiza mediante puentes de hidrógeno, y este apareamiento está condicionado
químicamente de forma que la adenina (A) sólo se puede unir con la Timina (T) y la Guanina (G) con la Citosina (C).

La estructura de un determinado ADN está definida por la "secuencia" de las bases nitrogenadas en la cadena
de nucleótidos, residiendo precisamente en esta secuencia de bases la información genética del ADN. El orden en el
que aparecen las cuatro bases a lo largo de una cadena en el ADN es, por tanto, crítico para la célula, ya que este
orden es el que constituye las instrucciones del programa genético de los organismos.
Conocer esta secuencia de bases, es decir, secuenciar un ADN equivale a descifrar su mensaje genético.

La estructura en doble hélice del ADN, con el apareamiento de bases limitado ( A-T; G-C ), implica que el orden o
secuencia de bases de una de las cadenas delimita automáticamente el orden de la otra, por eso se dice que las
cadenas son complementarias. Una vez conocida la secuencia de las bases de una cadena, se deduce
inmediatamente la secuencia de bases de la complementaria.

REPLICACIÓN DEL ADN


Es la capacidad que tiene el ADN de hacer copias o réplicas de su molécula. Este proceso es fundamental para
la transferencia de la información genética de generación en generación.
Las moléculas se replican de un modo semiconservativo. La doble hélice se separa y cada una de las cadenas sirve
de molde para la síntesis de una nueva cadena complementaria. El resultado final son dos moléculas idénticas a la
original.

El ADN debe contener información útil biológicamente y que pueda transmitirse sin alteraciones. Por lo tanto, debe
permitir su duplicación para que se lleve a cabo su paso de célula a célula y de generación en generación. Por otra
parte, debe ser capaz de producir materia viva (proteínas) a partir de dicha información. Y deberá ser capaz de variar
ocasionalmente para favorecer los cambios evolutivos y de adaptación.
Para poder repartir el material celular entre las células hijas, luego de la mitosis o meiosis, el ADN sufre una serie de
plegamientos y enrollamientos que lo condensarán formando los cromosomas.
A continuación se resumen las etapas de plegamiento del ADN:

A: Molécula de ADN
B: ADN unido a proteínas globulares formando una estructura en cadena denominada “collar de perlas”, constituido por
la secuencia de una unidades o “nucleosomas” que corresponde, cada uno, a una “perla” del collar.
C: la cadena de nucleosomas se enrolla sobre sí misma formando un “solenoide”.
D: el solenoide se enrolla formando bucles.
E: se enrolla la cadena de bucles, llegando al mayor grado de compactación.

Síntesis de proteínas
La síntesis de proteínas ocurre en los ribosomas que consisten en dos subunidades, una grande y una pequeña, cada
una formada por ARNr y proteínas específicas. Para la síntesis de proteínas, también se requiere de moléculas de
ARNt, que están plegadas en una estructura secundaria con forma de hoja de trébol. Estas moléculas pequeñas pueden
llevar un aminoácido en un extremo y tienen un triplete de bases, el anticodón, en un asa central, en el extremo opuesto
de la molécula. La molécula de ARNt es el adaptador que aparea el aminoácido correcto con cada codón de ARNm
durante la síntesis de proteínas. Hay al menos un tipo de molécula de ARNt para cada tipo de aminoácido presente en
las células. Las enzimas conocidas como aminoacil-ARNt sintetasas catalizan la unión de cada aminoácido a su
molécula de RNAt específica.
En E. coli y otros procariotas, aun cuando el
extremo 3' de una cadena de ARNm está siendo
transcripto, se están uniendo ribosomas cerca de
su extremo 5'. En el lugar donde la cadena de
ARNm está en contacto con un ribosoma, se unen
ARNt temporalmente a la cadena de ARNm. Esta
unión ocurre por apareamiento de bases
complementarias entre el codón de ARNm y el
anticodón de ARNt. Cada molécula de ARNt lleva
el aminoácido específico requerido por el codón de
ARNm, al cual se une el ARNt. Así, siguiendo la
secuencia dictada originalmente por el ADN, las
unidades de aminoácidos son alineadas una tras
otra y, a medida que se forman los enlaces
peptídicos entre ellas, se unen en una cadena
polipeptídica.

Esquema general del flujo de información en


procariotas y eucariotas: a) En procariotas, el ARN
se transcribe a partir de una molécula de ADN
circular y, a medida que ocurre la transcripción, se
produce la traducción en el mismo compartimiento.
b) En eucariotas, la transcripción ocurre en el
núcleo y el ARN, luego de sufrir un procesamiento,
se dirige al citoplasma donde se produce la
síntesis de proteínas. Como se vio en el capítulo
5, algunas proteínas son sintetizadas en los
ribosomas libres y otras en los que están
adheridos al retículo endoplásmico.

Esquema general del flujo de información en


procariotas y eucariotas.

Tres etapas en la síntesis de proteínas en procariotas:

La síntesis de proteínas ocurre en varias etapas: a) Iniciación. La subunidad ribosómica más pequeña se une al extremo
5' de una molécula de ARNm. La primera molécula de ARNt, que lleva el aminoácido modificado fMet, se acopla con el
codón iniciador AUG de la molécula de ARNm. La subunidad ribosómica más grande se ubica en su lugar, el complejo
ARNt -fMet ocupa el sitio P (peptídico). El sitio A (aminoacil) está vacante. El complejo de iniciación está completo
ahora.
Un segundo ARNt, con Un segundo ARNt, con su aminoácido unido, se coloca en el sitio A y su anticodón se acopla
con el ARNm. Se forma un enlace peptídico entre los dos aminoácidos reunidos en el ribosoma. Al mismo tiempo, se
rompe el enlace entre el primer aminoácido y su ARNt. El ribosoma se mueve a lo largo de la cadena de ARNm en una
dirección 5' a 3', y el segundo ARNt, con el dipéptido unido, se mueve desde el sitio A al sitio P, a medida que el primer
ARNt se desprende del ribosoma. Un tercer aminoacil- ARNt se coloca en el sitio A y se forma otro enlace peptídico.
La cadena peptídica naciente siempre está unida al ARNt que se está moviendo del sitio A al sitio P y el ARNt entrante
que lleva el siguiente aminoácido siempre ocupa el sitio A. Este paso se repite una y otra vez hasta que se completa el
polipéptido.

Cuando el ribosoma Cuando el Cuando el ribosoma alcanza un codón de terminación (en este ejemplo UGA), el
polipéptido se escinde del último ARNt y el ARNt se desprende del sitio P. El sitio A es ocupado por un factor de
liberación que produce la disociación de las dos subunidades del ribosoma.
A partir del ADN cromosómico se transcriben: diferentes moléculas de ARNt que, combinadas con proteínas
específicas, forman los ribosomas; los diferentes tipos de moléculas de ARNt correspondientes a los distintos
aminoácidos y los ARNm, que llevan la información para la secuencia de aminoácidos de las proteínas. Cuando un
ARNm se une a la subunidad menor del ribosoma, comienza el proceso de síntesis de proteínas, que se describe en
detalle en el texto.

EL CÓDIGO GENÉTICO

El código genético viene a ser un diccionario molecular. Constituye las reglas de correspondencia entre los codones
(grupo de tres nucleótidos) y los aminoácidos El codón, constituye una palabra en el lenguaje de los ácidos nucléicos,
y esta palabra es traducida por un aminoácido.
Este código es universal, desde las bacterias hasta el hombre. Es decir, la interpretación de los codones por
aminoácidos es igual en todas las células, todas "leen" de la misma manera los genes.

CODONES DEL ARNm

Codón AUG: Met – Inicio / Codones: UAA/UAG/UGA: codones de Stop, fin de cadena

El ADN tiene la información para hacer las proteínas de la célula. Ya que muchas de estas proteínas funcionan como
enzimas en las reacciones químicas que tienen lugar en la célula, todos los procesos celulares dependen, en última
instancia, de la información codificada en el ADN.
En el proceso de síntesis de proteínas, existe una molécula, el ARNm, que actúa de intermediaria. Por lo tanto, en el
proceso de expresión de la información contenida en los genes hay dos etapas:

ADN ARN PROTEÍNAS

La primera etapa, del ADN al ARN, se denomina TRANSCRIPCIÓN y la segunda, del ARN a las proteínas, es la
TRADUCCIÓN

Esta expresión se denominó el "dogma central de la Biología Molecular". Hoy, el concepto de "dogma" está superado
y se lo considera un “postulado” central de la Biología. También se ha descubierto que admite excepciones. Temin
descubrió, en cierto tipo de virus, una enzima, la transcriptasa inversa que es capaz de sintetizar ADN copiando la
información contenida en un ARN. El papel biológico de esta enzima es fundamental en los retrovirus, cuyo material
genético es ARN en vez de ADN. El virus del HIV que produce la enfermedad SIDA es un retrovirus.

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