Está en la página 1de 4

Tomas de Conciencia del Taller CAPACIDAD CONSTELADORA Y SUPERVISIÓN

Marisol González Fernández


Diciembre 2018 México

Durante este taller pude clarificar aspectos de cómo ha ido cambiando mi


práctica al constelar incorporando el movimiento de las Nuevas Constelaciones. Ha
sido un trabajo interno el renunciar a mover o verbalizar algo y me gusto esta frase
que compartió: “La eficacia viene de renunciar a dirigir, nos entregamos a la conexión”,
sigo en ese aprendizaje de silenciarme y renunciar.
Durante el taller pude tomar más conciencia de la señal corporal con mi guía en el sí y
el no. He experimentado previamente esta parte intuitiva más como un impulso y en
ocasiones como información que puedo conectar más a un nivel auditivo, frases o
palabras que siento o percibo, pero no había corporalizado intencionalmente una
señal con el guía. A partir de que he estado presente en estos talleres he podido ir
agregando esto cada vez con más claridad, y aunque as otras formas están igualmente
presentes y también siento que se clarifican, la señal corporal me ha estado ayudando
mucho cuando siento dispersión o dudo, me ayuda a conectarme y centrarme y luego
ya me es más fácil fluir, siento que es como un ancla también. En el ejercicio que
hicimos de constelar lo que me guía y yo, estábamos mirando a diferentes lados y en
un momento logramos mirarnos y el movimiento fue poner la manos juntas no se
tocaban, pero a una distancia muy muy cercana y en esa ocasión en la constelación
sentí mucha energía y calor en las manos. La consciencia de esa sensación corporal me
ayudó mucho después de la constelación, porque ahora regularmente es en las manos
que siento el movimiento involuntario y me es más fácil estar atenta.
Esta frase me resonó mucho durante y después de este taller: “El adulto es consciente
del niño viejo del pasado. Está en el centro objetivo del presente, acogiendo el pasado
para que complete su ciclo energético sin dejarse llevar. Poco a poco vamos liberando
lo antiguo y dejando paso al presente, la plenitud, la alegría profunda y a todo como
es”, y me parece que así es el proceso terapéutico, el poder acompañar al cliente y a
mí misma también, ya sea en una constelación o en la terapia individual a que este
ciclo camine, a mí en lo personal me dio mucha tranquilidad, porque en algunos temas
personales me descubro desde la exigencia a “resolver” o reparar algo, como si
estuviera descompuesto. Sentí alivio de nuevo al escucharlo, y me gusta esta visión de
los procesos y las personas en movimiento no como un proceso fijo.
Me gustó mucho lo que comento sobre la evolución de las constelaciones respecto a
que inicialmente el primer movimiento es del alma y muestra la intrincación ó
compensación arcaica, que luego surge otro movimiento que libera, y este es el
movimiento del espíritu. Me recordó hace algún tiempo trabajando con las esculturas
en la Psicoterapia Gestalt, un maestro nos decía que pusiéramos una escultura sobre
nuestro ser, y lo hicimos y al estar ahí nos dijo una frase que se me quedo muy grabada
“El primer movimiento es el más egoico” y luego nos invitaba a volver a realizar la
escultura integrando este primer movimiento, para entrar como en un espacio más
íntegro del ser. Me quede reflexionando sobre si ese primer movimiento que se
muestra en la constelación sea algo así como el ego del sistema familiar con las
compensaciones arcaicas, y al poder verbalizar una frase como las que realiza en las
constelaciones tomamos decisiones que integran este movimiento sanador desde la
compensación adulta. Asimilaba que esa mayor integridad es la que viene del adulto
que decide y actúa en consecuencia a lo que mira, sobre todo cuando es una mirada
incluyente, respetuosa y amorosa. Me resonó esta frase que nos compartió: “Cuando
miro al pasado y lo miro con amor, me transformo. Estamos totalmente unidos a lo
que estamos mirando, donde pongo mi mirada pongo mi energía. Elejimos donde
ponemos la mirada, elegimos lo que se va a producir en nosotros en compensación a lo
que hemos mirado. Agradecemos lo que han mirado nuestros ancestros” Creo que
todo eso es justo lo que la constelación nos permite, y de ahí surgen nuevas y creativas
decisiones, también creo que pasa por desmitificar y deconstruir las historias que nos
hemos contado de nosotros mismos y de nuestra familia, el tener esta apertura de que
la historia no es fija. Los hechos si, más las historias cambian cada vez que
incorporamos información nueva.
Habló de la filosofía de las constelaciones como un camino de austeridad, purificación
y disciplina. Entiendo la austeridad como esta capacidad de ir a lo esencial y que
implica quitar lo periférico en la forma en como me relaciono con la vida, conmigo y
con los otros. La purificación a través de la renuncia consciente que viene del
reconocimiento de la realidad tal y como es, del estar en mi lugar y el respeto a los
límites que eso conlleva. Y la disciplina que me implica estar auto observándome para
permanecer en el adulto lo mayor posible, entendiendo que es un proceso de
relacionamiento conmigo en el que también voy desarrollando mi capacidad de
reconocerme en los otros estados y poder aprender a como conducirme a mi adulto
con mayor eficacia.
En este curso hice más conciencia sobre los campos mórficos y la fuerza que existe en
ellos. También ha sido un trabajo posterior de dejar de resistir a ellos, a mirarlos como
una fuerza nada más, que si me atrapa o potencia depende de que tanto soy capaz de
reconocerlos, mirarlos, honrarlos y agradecerlos. En uno de los ejercicios que
trabajamos los campos mórficos, quien representaba la vida no se sentía vista, y el
campo manifestaba mucha fuerza, me permitió mirar que he estado muy atrapada en
la imitación. Después del trabajo análisis transaccional he podido hacer conciencia de
que lo que más había rechazado en mi madre, lo estaba rechazando en mi campo de
pertenencia, al poder mirar que ella pertenece, que yo les pertenezco, que soy capaz
de mirarlos con amor y respeto, sentí mayor capacidad de ver a mi madre con respeto
y reconociendo su humanidad y su grandeza desde ahí. Como si el límite entre el
campo mórfico y mi madre estuviera fusionado y revuelto. Cuando pude reconocer el
campo fue como si al fin pudiera mirarla en lo individual, con mucho más claridad.
Contratransferencia
Cuando estoy con una persona o cliente en el que me siento descentrada, que me
siento más grande, o más chica, o con sensaciones muy desbordadas inicialmente me
ayuda mucho poner la conciencia en los pies (ya que es lo primero que dejo de sentir)
junto con respirar hasta que logro sentir un equilibrio, y creo que enfocarme en estas
dos acciones es como mejor logro regresar a mi adulto. También me ayudo lo que dijo
de testar como si yo fuera representante de mi misma, porque sentir que me
represento me da como una sensación de tener más espacio interno de no
sumergirme en mis propias sensaciones. El ejercicio que hicimos de representar al
cliente o el grupo con el que voy a trabajar ha sido importante posteriormente, me
permite entrar en la resonancia desde antes y me ha ayudado mucho a centrarme.
Compartió la siguiente frase: “La buena ayuda es la de la persona que ha tomado a sus
padres. Respeta al destino como es. Es consciente de hasta dónde puede ayudar”. Y he
notado después de este taller y el de AT que tengo mucho más facilidad de
mantenerme en el adulto y menos en el rol de la salvadora. Al inicio del trabajo como
Psicoterapeuta tenía más una expectativa que si el proceso yo lo hacía bien, tendría
que favorecer el bienestar y esa expectativa me generaba mucha distracción o estaba
más atenta en las herramientas de como intervenir que en estar realmente con la
persona. Poder entender lo esencial del incluir, asentir y reconciliar como
consecuencia de los primeros dos, me parece ahora el eje de los procesos y me relaja
mucho más, puedo estar más en mí y con él otro, sin esta ansiedad de que hay que
reparar algo.
Me parece muy importante tener presente esto “Una manera eficaz de crear fuerza es
parar”: es fuerte por que las veces que me ha ocurrido ya con el trabajo de las nuevas
constelaciones he podido sentir que me exige estar en el adulto para poder mirar y
sostener lo que se mira y también hacer este énfasis en que el movimiento continúa en
el alma. Implica también la confianza a nuestra propia energía que esta sanando lo
que es posible, y al ritmo que es posible también. Al inicio reconozco que sentía que
debía hacer algo, aun cuando parara el trabajo testando previamente, luego al sentir la
incomodidad del cliente yo me enganchaba y entraba en ese distractor mental si había
sido correcto o no. En últimas ocasiones he podido parar y sostenerme mucho más,
veo la diferencia en como eso genera un campo de mayor certidumbre y aceptación.
“Un acto de psicoterapia no se desmonta” eso me lleva a reflexionar en la disciplina de
evitar también interpretaciones sobre lo que se ha mirado, si es tal o cual ancestro o
situación, en ese aspecto yo procuro sólo mirar y honrar y hasta ahí, si me ha
demandado ser firme en ocasiones por que a veces hay personas insisten en querer
información concreta o que llegan ya con una historia pre hecha a la que quieren
adaptar la constelación. Y eso me resuena mucho con esto otro que compartió “Hay
que renunciar al desorden, las constelaciones no van a hacer lo que las decisiones del
cliente necesitan hacer”.
Personalmente ha sido una frase que me ha resonado e invita a seguir auto
observando que en ocasiones tomo conciencia de algo, lo miro lo honro, hay
movimientos y fluyo, y también en ocasiones regreso a mi desorden, no en todo,
especialmente en donde siento más intrincación es donde me sucede con más
frecuencia y es una frase que me recuerda la importancia de asumirme como adulto
que decide, que puede haber un hábito en mis relaciones u emociones pero que el
regalo de la constelación es poder crear decisiones nuevas. Hay días que me gustaría
que fuera más automático y también el poder asentir a mi proceso tal y como es, con
sus subidas y bajadas está siendo importante, y me hace más humilde, no solo desde la
intención de serlo sino desde una aceptación profunda. Y la otra cosa que me removió
después en AT que veo como un complemento a esto es que dijo “La vida no nos
olvida”, eso me ha dado mucha mucha esperanza sobre todo cuando yo misma no me
tengo paciencia. Ha sido como una frase aliviante en muchos sentidos, y al compartir
ese punto de vista con otro, tiene más fuerza.
El poder ser participe del movimiento de las Constelaciones y el campo que han
abierto para mí es un regalo y una oportunidad de sanar, servir y crecer. Me parece
una labor que va en resonancia a la coherencia e integridad en la cual uno puede
moverse y que va creciendo conforme maduramos, por eso lo importante de mirar,
asumir y estar presente. Me ha implicado por contra parte permitir que me vean,
exponerme, poner mis emociones, sensaciones y todo lo que internamente pasa para
entrar en resonancia, conocerme más y mejor.
Cada constelación la vivo como si buceara en un pedazo del mar, en el cual nos
sumergimos todos los presentes, sin saber que vamos a encontrar, sabiendo que los
referentes en lo profundo podrían ser completamente distintos a lo que hemos visto
en la superficie, que hay corrientes internas, que hay paisajes amables y otros
espinosos. Cada uno con este espacio que lo conecta a esa vastedad que nos contiene
a todos y en donde todo tiene un espacio, un lugar. Cada constelación amplia mis
puntos de referencia, me ayuda a mirar más lo amplio y a entenderme mejor como ser
individual.
Un abrazo,
Marisol

También podría gustarte