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1
Introducción
1
Cfr. Macón, C., Tozzi, V., “El acontecimiento extremo: experiencia traumática y disrupción de la
representación histórica” en Manuel Cruz y Daniel Brauer, La comprensión del pasado. Escritos sobre
filosofía de la historia, Herder, Barcelona, 2005.
2
estar re-pensando la legitimidad de los discursos que los abordan. A partir de ellos se
pone en juego la relación entre la narración, el hecho histórico y la verdad de modo
particularmente sensible.2 En torno al arte y a la historia se abre una búsqueda de
representar sin falsear, simplificar o justificar el horror, aparece esta idea de que el
abordaje artístico debería tener límite, porque en algún punto todas las representaciones
artísticas e históricas corren el riesgo de volverse complacientes o anestesiar al
espectador.
Sin ir más lejos, en Argentina, en lo referente al terrorismo de Estado de la
última dictadura militar, se instaló la polémica en torno al proyecto urbanístico llamado
“Parque de la memoria” y las Madres de plaza de mayo han sostenido que no
participaron en el proyecto porque para ellas construir cualquier metáfora material de la
memoria es una manera de “consolidar la muerte en piedra”3. En este sentido, Jean Luc
Nancy se refiere a la amenaza que sufre cualquier representación que pueda llegar a ser
sospechosa de complicidad, cuestión que se discute a propósito de películas como
Portero de media noche o La decisión de Sofie.4
Uno de los problemas que aparece en torno a lo que se puede decir o no a
propósito de las masacres y genocidios está relacionado con que cualquier acceso parece
insuficiente: “La dificultad de la representación de la Shoah, como la de otros
genocidios y grandes masacres históricas, nos vuelve extraordinariamente conscientes
de la insuficiencia de las representaciones, incluso de las explicaciones históricas, para
alcanzar la comprensión de tales traumas colectivos”.5
La cuestión no es el llamamiento al silencio, porque el mundo ha sobrevivido a
sí mismo y las manifestaciones culturales y artísticas se vuelven la historiografía
inconsciente del horror.6 La pregunta es cómo contrarrestar una tendencia al
congelamiento de la memoria que abre la pregunta por la manera de contarla. Y no solo
2
Cfr.. Burucúa, J., E. y Kwiatkowski, N., “Cómo sucedieron estas cosas” Representar masacres y
genocidios, “Introducción. Problemas teóricos e historiográficos”, Buenos Aires, Katz, 2014, p.11-49.
3
Cfr. Melendo “‘Arte público’ en tiempos de memoria: reflexiones sobre una controversia” en
Hemispheric Institute of Performance and Politics Número 8 Editor: Marcela Fuentes, Otoño 2003.
Disponible en internet en: http://hemi.nyu.edu/eng/newsletter/issue8/pages/melendo.shtml. Consultado el
20/2/2019.
4
Cfr. Nancy, J., L. “La representación en el dispositivo ideológico del nazismo” Psikeba: N. 7, 2008.
Disponible en ineternet en: http://www.ddooss.org/articulos/otros/Jean-Luc_Nancy.htm. Consultado el
19/11/2019
5
Burucúa, J., E. y Kwiatkowski, N., “Cómo sucedieron estas cosas” Representar masacres y genocidios,
“Introducción. Problemas teóricos e historiográficos”, Buenos Aires, Katz, 2014, p.81
6
Cfr. Adorno, Th, W. Crítica de la cultura y de la sociedad II, Akal, Madrid, 2009, p.443.
3
eso, sino las consecuencias que tiene para las víctimas si es posible la apertura de un
espacio de escucha de lo que tienen para decir.
Mudrovcic, en su trabajo “Memoria y Narración”, enfatiza las dificultades del
relato y llega a describir a las experiencias traumáticas como inenarrables. Dice la
autora:
Trauma es la disociación de la memoria producida cuando el sujeto es expuesto a
situaciones catastróficas. En la memoria traumática del sobreviviente, el acontecimiento
experimentado no está sujeto a recuerdo consciente, sino que lo repite compulsivamente
en el presente; retorna en forma de pesadillas, flashbacks, ataques de ansiedad y otras
formas invasivas de conductas repetitivas, características de una ruptura de sentido” (...)
“No puede decirse que el sobreviviente recuerda el evento traumático, dado que no
puede narrarlo asociándolo con otros eventos de su vida. La labor del terapeuta, pues, es
lograr que el paciente pueda disolver su amnesia contando la historia del
acontecimiento. 7
7
Mudrovcic, M., I., : “Memoria y Narración” en Manuel Cruz y Daniel Brauer, La comprensión del
pasado. Escritos sobre filosofía de la historia, Herder, Barcelona, 2005.
8
Cfr Brison, S., Aftermath. Violence and the Remaking of a Self, Princeton University Press, 2002.
9
Brison, S., Op. cit, p.15.
10
Íbid, p.102.
4
de la propia identidad y del sentido de sí mismo requieren de la construcción de una
narrativa en la que participen otros, representando al conjunto social.
Este criterio concuerda con lo que señala Mudrovcic11 sobre el “carácter social
de la memoria individual”, cuando plantea el rol de las reglas, procedimientos y
prácticas culturales con las que las personas organizan su propio pasado.
Por lo tanto, podría decirse que existe un problema genético en la construcción
de las memoria de los acontecimientos traumáticos, que se agrega al que está presente
en el plano de la representación.12 Se trata de las dificultades presentes para el desarrollo
y el registro de los testimonios de las víctimas. Armar sus relatos encuentra, además de
diversas barreras internas de desconocimiento, dificultad para recordar y evocar, el
obstáculo de audiencias resistentes a recibirlo.
Entonces, para una gran mayoría, el trauma no sólo es inconcebible, sino
además, incontable. Sin embargo, podemos pensar que esto no se debe solamente a una
característica del trauma en sí sino a cómo se entrama o no con el conjunto social.
Concepciones de conocimiento
11
M., I., Mudrovcic, Op. cit.
12
Macón, C., Tozzi, V., Op cit., p.117
13
Cfr. Barnes, B., El problema del conocimiento e n Olivé, L. (comp), La explicación social del
conocimiento, México, UNAM, 1985.
5
intereses y metas de dichos grupos sociales que lo evalúan y aceptan en función de
ellos. Su reconocimiento se establece, entonces, por aceptación y consenso social.
Memoria y narración
6
numerosos museos, las cenizas de las personas quemadas en los hornos crematorios de
los campos de concentración nazis, o los trozos de ropa de las víctimas expuestos en los
más diversos museos de memoria, son presentados como “prueba” de que los hechos
que relatan son reales.16
La autora también sostiene que los discursos en torno a estos acontecimientos están
plagados de alegorías que evocan la memoria hegemónica construida por el Estado, y se
corre el peligro de que la pluralidad de las voces de los sujetos quede subsumida en las
víctimas, y se invisibilice a quienes lucharon y sobrevivieron. En esa articulación del
pasado con el presente, explica, operan ciertos objetos, cuyo valor está en ser “reales”,
como las cenizas en el caso del Holocausto o las zapatillas para la tragedia de
Cromañon.17 Corriendo el riesgo de generalizar entre experiencias históricas parecidas,
la autora busca mostrar que entre las estrategias globales de memoria se pueden
encontrar las luchas por recuperar lugares en los que han ocurrido situaciones de
violencia, ya sea asesinatos masivos, atentados o enfrentamientos, o lugares que han
sido utilizados como centro de detención, tortura o exterminio.
Los museos, memoriales y espacios de recuerdo parecen sostener su fuerza de
verdad y capacidad de emocionar en los objetos que los constituyen. otra vez los
museos del Holocausto son un ejemplo paradigmático. En ellos se exponen objetos
personales de quienes fueron prisioneros de campos de concentración nazis, como
lentes, relojes, documentos de identidad, fotos o notas escritas durante el cautiverio.18
16
Piper Shafir, I., Op. cit., p.188.
17
La tragedia de Cromañón fue un incendio producido la noche del 30 de diciembre de 2004 en República
Cromañón, establecimiento ubicado en el barrio de Once de la ciudad de Buenos Aires, durante un recital
de la banda de rock Callejeros.
18
Ibíd, p.197.
19
Piper Shafir, I., Op. cit., p.201.
7
por el pasado que se da en el presente. En ese sentido, memoria y testimonio dan cuenta
de una ruptura temporal en tensión con la reconciliación del pasado. Y una búsqueda de
no-estetización de una memoria traumática. ¿Cómo puede concebirse un monumento
del no-monumento? Se trataría de preservarlo de una justificación de un pasado que no
puede llegar nunca a ser reconciliado totalmente. La polifonía artística de aquellas obras
que intentan decir algo sobre aquello que estaba condenado a no escucharse toma algo
del orden de lo ficcional podría posibilitar esa palabra ¿Cómo es esa subjetividad? ¿Se
puede evitar convertir a objetos y espacios en repositorios de la verdad o lugares de
culto? Estos sin embargo, son espacios de reapropiación constante.20
Hayden White destaca “la dificultad para representar [los hechos extremos] en
virtud de su carácter traumático, a pesar de contar con información acerca de ellos” .21
En este trabajo se sugiere que la información, es decir los testimonios mismos de los
hechos traumáticos, a nivel de la construcción de narrativas, se ve afectada por los
testigos, víctimas y sobrevivientes, y el presente. En relación a los hechos extremos, se
observa una serie de dificultades singulares en la construcción de la evidencia, que
incidirán eventualmente en la configuración final del relato historiográfico. A las
víctimas de violaciones o de tortura, por ejemplo, no sólo les resulta difícil construir
estructuras narrativas sobre el episodio traumático vivido sino, y por sobre todo,
encontrar audiencias dispuestas a escucharlos. Roberta Culbertson, en uno de sus
trabajos, “Memoria y Silencio”, hace una descripción completa y equilibrada de tales
dificultades, plantea:
20
Cfr Piper Shafir, I, Op. cit.
21
Cfr Macón, C. y Tozzi, V., Op. cit.
8
victimización incontables veces) o reprime una parte de sí que funciona como un
extraño, escondiéndose de sí mismo. Pero también el silencio es externo: la
víctima no cuenta lo que recuerda en parte porque otros no parecen escuchar lo
que dice. Y en parte por la convicción de que no le creerán. Más básicamente
aún, porque es difícil decir lo que le ocurrió en palabras. Es difícil comunicar y
expresar lo traumático a alguien que nunca conoció tal grado de brutalidad,
podría parecerle una fantasía. A pesar de este silencio, los sobrevivientes del
trauma están preocupados con su recuerdo que parece al mismo tiempo estar
ausente y decididamente demasiado presente. Lo más perturbador es que
fragmentos de esa memoria, disparados como trozos de un film sostenido a la
luz, aparecen de golpe y de modo sorprendente en la escena psíquica como si
poseyeran una vida independiente de la voluntad y de la conciencia 22.
22
Culbertson , R.“Embodied Memory, Trascendence, and Telling: Recounting Trauma, Re-establishing
the Self”, New Literary History, 26, 1995.
23
Mesnard, P., Testimonio y resistencia, Buenos Aires, Wladhuter, 2011, p.12.
24
Cfr. Benjamin, W., “Sobre el concepto de historia”, en La dialéctica en suspenso, Santiago de Chile,
Arcis-LOM, 2003.
9
Un ejemplo claro donde la escucha es fundamental para la reconstrucción de la
memoria traumática es en el caso del abuso sexual. Los diferentes tipos de abusos
sexuales intrafamiliares hacia niños, niñas y adolescentes han tenido la particularidad de
haber atravesado por períodos históricos de mayor visibilización social, para luego pasar
a ser silenciados, distorsionados y/o descalificados por diferentes poderes y fuerzas
sociales, que tienden a ocultar estos fenómenos tan graves y horrorosos.25 Se tomará un
caso narrado por la psicóloga María Esther Cavagnis26. Para describir brevemente a la
reconstrucción de la narración y a la intervención de la profesional a través de su relato.
La madre de Lucía hace una consulta con la psicóloga, en un contexto de
divorcio con antecedentes de violencia, porque ella no permite ser higienizada, tiene la
vulva muy irritada y le dijo llorando a ella y a la abuela: “Me duele la cola por que mi
papá me toca”. La madre sostiene que le cuesta creer, pero que decide hacer una
consulta para saber si tiene que iniciar acciones legales; ella está en ese momento en
proceso de divorcio. La terapeuta toma el caso y define su intervención como una
investigación clínica. Ella la ve como una niña adaptable y confiada, alegre y afectuosa.
A medida que van pasando los encuentros, La terapeuta indaga y propone juegos para
contar lo que le pasó:
25
Cfr Summit, R., “Hidden Victims, Hidden Pains” en Wyatt G. y Johnson Powel G., Lasting Effects of
Child Sexual Abuse, EEUU, Sage, 1988.
26
Cavagnis, M. E, “Si me quiere... ¿por qué me daña?...Un caso de abuso sexual en una niña de tres
años”, manuscrito no publicado, 2001.
27
Cavagnis, M. E., Op. cit., p. 2.
10
Luego de hacer averiguaciones pertinentes, la terapeuta decide realizar una
entrevista en cámara Gessell en presencia de otros peritos y registrarla en video para ser
presentada como prueba al juez y evitar en lo posible otros peritajes por parte de los
psicólogos de tribunales ofreciendo al juez y a las psicólogas del juzgado la posibilidad
de realizar otras entrevistas si lo consideran necesario con su participación detrás de
cámara.
El problema empieza a ser conseguir un abogado que la asista, nadie quiere
aceptar el caso porque el acusado es sobrino de una persona que pertenece al poder
político. La madre acude al juzgado de familia , al superior tribunal etc. Todos se niegan
a escuchar el pedido. En este momento, mientras Lucía relata sus más profundos
miedos, de alguna manera no consigue que la justicia la escuche y le provea ayuda ante
esta situación de violencia. Se siente enojada, y lo expresa: “Yo ya les conté, y ahora
ustedes ¿qué hacen? ¿qué hizo el Juez? Llévenme a mi yo le voy a contar lo que me
pasa, porque me pasa a mi, no a ustedes”. Finalmente consiguen quien acepte el caso, y
con ello una suspensión de las visitas del padre y una medida cautelar. El caso avanza y
se complejiza, mayores dificultades se generan una vez que se hace público y llega a los
medios de comunicación.
El tema es complejo, genera preguntas e interpela la ética profesional de la
terapeuta, los peritos y jueces. Muchas dificultades y obstáculos se presentan para
conseguir validar el testimonio, en este caso, de los niños.
Una de ellas tiene que ver con las epistemologías de los discursos que se ponen
en juego, con la verdad jurídica y la verdad clínica. El juez es el encargado de
administrar justicia por medio de la construcción de la “verdad jurídica". Mientras que
el psicólogo, debe desplegar su práctica en el campo jurídico pero adoptando al mismo
tiempo los criterios formales que el acto pericial supone.28 Sin embargo, el psicólogo
está interesado en resguardar al sujeto, tiene que operar entre estos dos discursos, y en
algún sentido estas verdades entran en contradicción.
Por otro lado, la memoria no es lineal, ni un disco rígido que contiene todas las
experiencias vividas. No es algo estático, es una creación que se actualiza, un entramado
complejo de la subjetividad. Por lo tanto, la construcción de la narratividad de esa
28
Cfr. Cavagnis, M., E. “La construcción de la memoria en los niños”, s/f. Disponible en internet en:
https://familiasyparejas.com.ar/la-construccion-de-la-memoria-en-los-ninos-lic-maria-esther-cavagnis/.
Consultado el 15/3/2019.
11
memoria es algo vivo, una re-creación constante. Es así que no existe un pasado quieto
y consolidado. En el caso de los niños, les cuesta simbolizar y encontrar palabras para la
experiencia vivida, la Lic. Cavagnis sostiene que “el juego, las puestas en acto, y los
temores asombrosamente reflejan partes de la experiencia traumática del niño”29. Los
recuerdos son incompletos muchas veces, y se reelaboran a lo largo del tiempo. “El
fracaso para recordar detalles no significa que el trauma no se haya experimentado, todo
lo contrario. Pueden ser resultado de supresión debido al afecto doloroso.” 30
Allí, sostiene Cavagnis, el profesional puede hacer de punto de anclaje y ayuda a
pesar de las dificultades, para brindar información útil, dentro del registro que el sistema
institucional requiere. Introduciendo el testimonio de la niña en este caso, en una
narrativa mayor, ayudando a simbolizar.31
29
Ídem.
30
Ídem.
31
Ídem.
32
arcelona, pre-textos, 2000.
Cfr. Agamben, G., Lo que queda de Auschwitz, B
12
estructura del testimonio del sobreviviente; la fina línea del testimonio es esa, que nunca
se puede llegar a comprender cabalmente el horror.
Agamben rechaza la interpretación trágica de la vergüenza, el héroe
culpable-inocente porque la situación del sobreviviente d e Auschwitz no puede pensarse
de esta manera, aun cuando pueda sentirse subjetivamente culpable de ciertas acciones
que ha cometido, no se puede responsabilizar por ellas; situación inversa a la del héroe
trágico que asume una culpa por lo que ha hecho, pese a percibirse subjetivamente
inocente. El sobreviviente del campo de concentración se siente inocente de aquello que
el héroe trágico se siente culpable, y culpable de lo que el héroe trágico se sentía
inocente.
La subjetividad pensada en los términos de vergüenza es algo inestable, que va
en oscilación entre la actividad y pasividad. Es así que Agamben hará de sustentar gran
parte de sus tesis en lo aportes de Levinas según la cual la vergüenza no queda
explicada bajo una doctrina moralista en el que apela a la conciencia de una falta, si no
que pareciera fundarse en la imposibilidad aparente de romper con uno mismo.
“Tratemos de prolongar el análisis de Levinas: Avergonzarse es ser entregado a lo
33
inasumible.” este carácter inasumible queda endilgado a un polo íntimo donde el yo
queda superado por su propia pasividad, que implica el perderse como sujeto: De esta
forma la vergüenza se funda en nuestro ser de la imposibilidad de despersonalizarse, de
la incapacidad de romper con uno mismo. Avergonzarse implica ser entregado a lo
inasumible, en lo que ha de asumirse no reside en algo externo si ni en nuestra propia
interioridad: en donde la vergüenza se da bajo un doble movimiento de subjetividad y
desubjetivación. Se establecerá una analogía entre el concepto de “auto-afección”
kantiana a los fines de resaltar la situación particular en la que se ve implicado el
carácter de ser remitido a la receptividad, a una pasividad en la que se confunde tanto el
paciente como el agente.
Es así que uno de los primeros alcances que tendrá esta arqueología de la
vergüenza es la caracterización agambeana de la subjetividad: “La subjetividad tiene
constitutivamente la forma de una subjetivación y una desubjetivación, por esto es, en lo
34
íntimo vergüenza”. Agamben ve en la vergüenza el sentimiento fundamental de ser
33
Agamben, G., Lo que queda de Auschwitz, Barcelona, pre-textos, 2000. p 110.
34
Ibíd. p.112.
13
sujeto, que se produce en la alteridad de una subjetivación y una desubjetivación.
Desubjetivación que ya está implícita en el paso de la lengua al discurso, donde el
individuo debe des-subjetivarse para transformarse en sujeto de enunciación, sin más
referencia que la misma instancia de discurso, donde el que habla no es el individuo
sino la lengua.
Otro alcance que tiene el análisis de la figura de la vergüenza en Agamben es la
de ponernos frente la dificultosa relación con el testimonio, ya que el hombre al ser solo
discurso se ve frente a la dificultad de testimoniar desde la zona gris del musulmán,
desde el hombre sometido a desubjetivación : “precisamente porque la relación (o, más
bien, la no-relación) entre el viviente y el hablante reviste la forma de la vergüenza, de
estar recíprocamente consignados a un inasumible, el ethos d e esa separación no puede
ser otra cosa que un testimonio; algo, pues, que no se puede asignar a un sujeto y que
35.
constituye, no obstante, la única morada, la única consistencia de un sujeto”
El testigo aparece como una figura que asume la palabra desde una posición de
enunciación imposible, y sin embargo será por medio de la vergonzosa experiencia
36
poética de la de subjetivación que Agamben señalará un movimiento doble (en
analogía con lo que ocurre en la poesía de Keats o en el heterónimo en la poesía de
Pessoa) donde en el que cada desubjevización supone una re-subjetivación, lo que le
permite plantear la idea de que él que testimonia lo hace por una acto delegación, en el
cual queda habilitada la posibilidad que el hombre testimonia del no-hombre.
El recurso estético es la estructura misma de la subjetividad, hablar es salirse de
sí, para hablar hay que desarticularse. No es que no existan palabras, no alcance el
lenguaje porque se ha perdido la posibilidad de simbolizar, entrando en una lógica de
los sublime. La estructura bipolar de la subjetividad aparece relacionada con el acto
poético de la creación, estrategia para la creación artística. La paradójica estructura de
lo humano que atestigua por lo in-humano, el que atestigua pero no tiene nada que
decir, y el que tiene todo que decir pero no puede decir absolutamente nada.
El Estado-terrorista argentino
35
Ibíd. p.137.
36
Ibíd. p.118.
14
En este apartado se expondrá la especificidad de la experiencia argentina, que
“nace de circunstancias propias del modo y circunstancias en que se dio el ejercicio de
la violencia antidemocrática y negación de los Derechos Humanos protegidos, así como
los actores sociales involucrados en el conflicto”37 Según Duhalde38 el proceso de
recuperación de la memoria en el caso Argentino fue producto de luchas y tensiones, y
resultado de la lucha del movimiento de Derechos Humanos, encabezado por las
Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y la asunción de sus banderas por parte del
Estado:
El régimen militar instaurado a partir del 24 de marzo de 1976, con su prolija y
sistemática preparación, y el creciente accionar represivo ilegal, se basó en una
elaborada teoría que configuró el Estado Terrorista y su faz clandestina permanente.
Producido en el transcurso de una crisis política catastrófica y de la necesidad de ajustes
permanentes en el modo de acumulación del capital para el mantenimiento del injusto
orden social, implicó en sí un cambio substancial de las formas: se configuró el Estado
Terrorista, partiendo de supuestos que se esgrimieron como permanentes y que
contradecían las bases fundamentales del Estado democrático. Se afirmaba en que el
principio de sujeción a la ley, la publicidad de los actos y el control judicial de estos
incapacitaban definitivamente al Estado para la defensa de los intereses de la sociedad.
En consecuencia, apareció como sustrato de dicha concepción la necesidad de
estructuración casi con tanta fuerza como el Estado público– del Estado clandestino y,
como instrumento de este, el terror como método. En el Estado Terrorista se asume
expresamente una nueva filosofía: el Estado tradicional, en América Latina, ya sea el
democrático parlamentario o las dictaduras militares sujetas a una normatividad pública
autoimpuesta, es incapaz de defender el orden social capitalista y contrarrestar con la
eficacia necesaria la contestación y la insurgencia social y, por ende, debía incorporarse
una actividad permanente y paralela del Estado mediante una doble faz de actuación de
sus aparatos coercitivos: una pública y sometida a las leyes y otra clandestina, al margen
de toda legalidad formal, con el crimen masivo y el terror como método fundamental,
bajo el eufemismo de “formas no convencionales de lucha”.39
37
Duhalde, L., E., El Estado terrorista argentino, 1a ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Colihue,
2013, p.15.
38
Cfr Duhalde, L. E., El Estado… Op cit.
39
Duhalde, L., E., El Estado...Op cit. , p. 17.
40
Duhalde E., L., El Estado. ..Op. cit, p 19.
15
La paradoja del testimonio y la estructura de la vergüenza están presententes en
el testimonio de los ex-detenidos-desaparecidos41 de la dictadura militar argentina del
76’, quienes fueron ‘quebrados’ y torturados:
A nosotros, los sobrevivientes, eso nos puso en una situación muy difícil,
porque aparecíamos como agentes difusores del accionar de la dictadura y nos ponían
un rol de duda: (...) ¿por qué te sacaron a vos para contar todo esto? Pero bueno, nos
resultaba ineludible, era una obligación. (Carlos Lordkipanidse 23-4-2014)44
41
La expresión es tomada de Duhalde, E., L.
42
Duhalde, E., L, “El ex detenido-desaparecido como testigo de los juicios por crímenes de lesa
humanidad: una aproximación al tema” en Duhalde, E.,L., Rousseaux, F., El ex detenido-desaparecido
como testigo de los juicios por crímenes de lesa humanidad, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina, Fundación Eduardo Luis Duhalde, 2015, p.46.
43
Dürr, C. Memorias incómodas: el dispositivo de la desaparición y el testimonio de los sobrevivientes
de los CCDTyE, Temperley, Tren en Movimiento, 2017, p. 167.
44
Testimonio de Carlos Lordkipanidse citado en: Dürr, C., Memorias incómodas: el dispositivo de la
desaparición y el testimonio de los sobrevivientes de los CCDTyE, Temperley, Tren en Movimiento,
2017, p 166.
16
sobrevivientes del Holocausto: no alcanzan todos y cada uno de los detalles materiales
para transmitir lo vivido”.45
Según las investigaciones de Christian Dürr, un doble quiebre operaba a partir
del dispositivo instalado en los centros clandestinos de detención (CCD)46. Uno a nivel
‘individual’, del que da cuenta la dificultad de la articulación de la vivencia traumática
en una narrativa: “La posibilidad de recuperar la identidad subjetiva quedaba, antes que
nada, socavada por la persistencia del trauma como secuela de la experiencia
concentracionaria.”47 Esa experiencia, imposible de poner en palabras, pero que se
articulará en un testimonio, ubicándola en un contexto social y compartido, volvería en
forma de flashes, rastros del trauma. Pero “el primer reflejo de los sobrevivientes
consistía en no darse a conocer como tales, en mantenerse ‘invisibles’, en evadir la
confrontación social, en no hablar de sus experiencias y en guardar el secreto de su
‘incompletud’ como sujetos”.
Por otro lado, nos encontramos con una fragmentación social, según el análisis
de Dürr, el poder de la violencia de Estado actuó con el objetivo de la fragmentación
social, el aislamiento, y la ruptura de ciertos espacios políticos y sociales, que después
de la dictadura habían desaparecido.48 Y lo que habían vivenciado, “imposible” de
compartir, se lo quedaban para sí mismos, incluso siendo que muchos declararon en los
Juicios a las Juntas, la militancia política seguía siendo atacada, un tabú, y la sociedad
juzgaba ‘por algo será’.
Para dar cuenta del trauma, de la tortura y del plan de exterminio, algunos
sobrevivientes recurrieron, según Dürr, a conceptos vinculados a las experiencias
históricas del nacionalsocialismo. Se conceptualizó entonces el accionar de la dictadura
como genocidio: “El genocidio es el momento tanto traumático como fundacional de la
sociedad post genocida, que define el límite entre un “antes y un “después”
inconciliables”.49
El proceso que tuvieron que atravesar fue un trabajo de reconstitución de la
propia identidad quebrada, y de qué significaba en el contexto político ser un
45
Cfr Dürr, C. Op. cit.
46
Cfr Dürr, C. Op. cit.
47
Dürr, C. Op.Cit, p. 148.
48
Dürr, C. Op. cit., 158, 159.
49
Dürr, C. Op.Cit, p. 168.
17
sobreviviente. Tener que difundir algo que, por otro lado, no existía si no fuera por los
testimonios casi, era una clave para explicar su propia supervivencia, Y con las leyes de
Punto Final y Obediencia debida de la época de Alfonsín y los indultos decretados por
Menem, muchos sobrevivientes se convirtieron en militantes de una causa que corría el
riesgo de enterrarse y olvidarse constantemente. Cuando se reanudaron los juicios por
delitos de lesa humanidad, los testigos-desaparecidos pudieron dar su testimonio, Jorge
Julio López guardó escritos y dibujos mientras aún no habían caído las leyes de
impunidad, y tiempo después pudo contar en un juicio lo que había escrito. Jorge Julio
López fue testigo fundamental en el juicio contra el represor Miguel Osvaldo
Etchecolatz, a escasas horas de dictarse la sentencia, López fue secuestrado.50
Por otro lado, en relación a la hipótesis de Piper Shafir51, la conceptualización de
lo que les sucedió a los ex-detenidos-desaparecidos, testigos del horror, y la
intelectualización a través de la comparación de su experiencia a la del genocidio nazi
ha sido una estrategia de escucha generada por ellos mismos. Sin embargo, no se
condice en el caso de Argentina con una completa victimización, ya que los sujetos que
sufrieron la experiencia concentracionaria no tomaron simplemente el lugar de víctima
pasiva, sino que se situaron como sujetos políticos a partir de la resignificación de sus
experiencias de militancia y una militancia activa por la recuperación de la memoria, la
verdad y la justicia.
La capacidad del detenido-desaparecido para no responder a los mandatos del
terror, para no conformarse en ser víctima, no debe ser excluida del análisis; ya que, en
la exclusión de la noción misma de la opresión y de la naturaleza política de los cuerpos
resistentes, desaparece también la condición política emancipadora de esa resistencia
opuesta. Así recupera el detenido-desaparecido su condición de sujeto y no como simple
expresión categorial.52
50
Cfr Gómez, M., R., “1976-2006-2016: Años sin López Julio, la ausencia de un testigo necesario”,
Entrevista a Rubén López en Revista de la facultad de ciencias sociales N 92, Buenos Aires, Octubre,
2016.
51
Cfr. Piper Shafir, Op. cit..
52
Duhalde, L., E., “El ex detenido-desaparecido…”, Op. cit, p. 35.
53
Dürr, C., Op. cit. , p. 170.
18
testimonio, sabiendo de todos modos, que éste no devuelve a la vida a los asesinados ni
borra los procedimientos sufridos por el testigo, pero que adquiere un caràcter esencial
de restablecer principios lógicos, éticos y jurídicos, referidos al mundo
concentracionario, que restituyen su centralidad a la razón asaltada, suspendida por la
impunidad que han gozado hasta el presente aquellos genocidas.54
54
Duhalde, L., E., “El ex detenido-desaparecido…”, Op. cit, p. 40-41.
55
Martínez, V., “Presentación de la colección: haciendo memoria” en Duhalde, E.,L., Rousseaux, F., El
ex detenido-desaparecido como testigo de los juicios por crímenes de lesa humanidad, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Argentina, Fundación Eduardo Luis Duhalde, 2015, p.23.
56
Rousseaux, F., “Memoria y verdad. Los juicios como rito restitutivo” en Duhalde, E.L.; Rousseaux F.;
Prólogo de C. Rozanski, El ex detenido desaparecido como testigo de los juicios por crímenes de lesa
humanidad, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, Fundación Eduardo Luis Duhalde, p. 71.
57
Ídem.
58
Ibid, p. 69.
59
Ibid, p.80.
19
Otros obstáculos: Putas y guerrilleras
60
Ibíd, p. 104.
61
Wornat, O., Lewin, M., Putas y guerrilleras, 1ra ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Planeta,
2014, p. 119
62
Cfr, Lewin, M. “Mártires y prostitutas”, en Putas y guerrilleras, 1ra ed., Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Planeta, 2014.
20
la culpa que recae en los ex-detenidos-desaparecidos con una acusación, la idea de que
las desaparecidas se salvaron por acostarse con sus captores. “Ellos eran nuestros
dueños absolutos. No quedaba resquicio alguno para nuestro libre albedrío. Pero si
hubiera existido? Si la mirada lasciva de ellos sobre nuestros cuerpos hubiese sido usada
por nosotras (...) ¿hubiera sido correcto condenarnos socialmente?”63, se pregunta
Lewin.
Quizá habría que preguntarse por qué gran parte de la sociedad negó la violencia
sexual. ¿Con qué otra dinámica del poder se relaciona? ¿Qué condiciones de
enunciación permitirán visibilizar la violencia sexual en los CCD?
63
Lewin, M., Op. cit., p.19.
64
Cfr Jelin, E., Los trabajos de la memoria, Colección Memorias de la Represión, Madrid, Siglo XXI,
2002.
65
Brison, S., Op cit., p.5.
21
Conclusión: cuando la elaboración personal se transforma en elaboración
colectiva y viceversa
66
Singer, D. comunicación en Instagram del 13 de Diciembre de 2018, disponible en internet en:
https://www.instagram.com/p/BrVOmBmF5ip/?utm_source=ig_web_button_share_sheet. Consultado el
27/3/2019.
67
Cfr. Culbertson , Op. Cit..
22
a una conexión entre la memoria individual y la memoria social, incorpora las
experiencias traumáticas a una narrativa y una verdad colectiva. Según Dürr:
68
Dürr, C., Op. cit. , p. 168.
69
Dürr, C., Op. cit. , p. 168-169.
23
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25