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UNIDAD 122
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA
MATERIA: EPISTEMOLOGÍA Y PEDAGOGÍA
ENSAYO
“CONDICIONES DEL
CONOCIMIENTO”
ALUMNOS:
DIANA CASARRUBIAS DE LA CRUZ
ODET CHONA ROMÁN
BRIANDA GISELLE GUTIERREZ CASTANERIZ
LUIS ÁNGEL MENDIETA SOSA
HANNYA ESTRELLA PIZA ALVARADO
A medida que pasa el tiempo los niveles de conocimientos se hacen mayores, no solo a
través de la educación, también a través de las nuevas experiencias, las cuales les ayudarán
en la vida cotidiana. Por todo ello, se puede ver que el conocimiento es esencial, pues libera
y brinda oportunidades para cualquier cosa que se quiera realizar. Teniendo presente que,
en un mundo tan cambiante como lo es el actual, el conocimiento es la base para el
desarrollo y evolución de la sociedad.
El conocimiento es, según se mire, o una actividad o un efecto que se produce cuando los
seres vivos autonomizan sus relaciones funcionales con el entorno, convirtiéndose este
último en objeto y ellos en sujetos por aquella autonomía. Podemos definirlo como el
efecto y la acción de conocer, es decir, el poder adquirir la información de carácter valiosa
que nos permite comprender la realidad a través del entendimiento, la razón y la
inteligencia.
Entonces hablar sobre la importancia del conocimiento es un tema vital en la vida de las
personas, sobre todo hoy día, donde desconocer algo puede significar un atraso en el
crecimiento tanto personal como profesional, razón por la cual se dejan pasar algunas
oportunidades para cambiar la vida.
Dentro de este marco, en el presente escrito que lleva por nombre “Condiciones del
conocimiento”, se plantean debido a que son necesarias y suficientes para que exista el
conocimiento, con el fin de informar al lector y que conozca acerca de este valioso tema, se
comienza con el concepto de conocimiento, también se define ¿Cómo se adquiere el
conocimiento?, ¿Cuáles son las características del conocimiento?, los tipos de
conocimiento, las fuentes del conocimiento, además se plantea las distintas respuestas al
cuestionamiento ¿es posible el conocimiento?, posteriormente se encuentran los requisitos
del conocimiento y finalmente ¿Cuáles son las condiciones para que haya conocimiento?.
Lo que lleva a plantear, cómo se adquiere el conocimiento y este sucede a través del acto de
conocer. Este constituye una aprehensión, es decir, un acto por el cual un sujeto aprehende
un objeto. “Aprehender” significa, en este sentido, la captación intelectual o sensible de un
objeto cualquiera.
Para que un sujeto pueda aprehender un objeto cognoscible, este debe ser trascendente al
sujeto: debe ser algo exterior. Si esto no fuera así, el sujeto se “aprehendería” a sí mismo.
Este acto de captación del sujeto al objeto puede traducirse como la incorporación del
objeto, mediante su representación, a la conciencia del sujeto. Esto no significa que el
objeto “esté” física o mentalmente en el sujeto, sino a modo de representación. Aprehender
un objeto equivale a representarlo. El conocimiento verdadero (aunque sea de modo
parcial) del objeto depende de la verosimilitud de la representación generada.
Por otro lado, Bertrand Russell presenta dos clases de conocimientos de objetos, a
saber, conocimiento directo y conocimiento por descripción, por lo que se dice que tenemos
conocimiento directo de datos sensibles, de muchos universales y posiblemente de nosotros
mismos, pero no de objetos físicos o de otras mentes y tenemos conocimiento descriptivo
de un objeto cuando sabemos que es el objeto que tiene alguna propiedad o propiedades de
las que tenemos conocimiento directo; sabemos que la propiedad o propiedades en cuestión
pertenecen a un objeto y a ninguno más, se nos dice que tenemos conocimiento de este
objeto único por descripción, tanto si tenemos conocimiento directo del objeto como si no.
Por las consideraciones anteriores, lleva a plantear los tipos de conocimiento y se refieren a
las formas como la persona se relaciona con la diversidad de experiencias para conocer el
objeto, por tal se destaca lo siguiente:
Por consiguiente, cuando se habla de las fuentes del conocimiento se refiere a las formas de
justificar el mismo, es decir:
Cabe resaltar que existen requisitos del conocimiento, que se deben cumplir para que
alguien pueda legítimamente decir que sabe que un determinado enunciado es verdadero,
estos deben cumplirse para que pueda hablarse con legitimidad de conocimiento son tres: la
creencia, la verdad y la prueba.
La creencia: el sujeto que dice que sabe que una afirmación es verdadera, entonces debe
creer que esa afirmación es verdadera. El saber incluye el creer. Sería por lo menos extraño
que alguien dijera: “Sé que la Tierra es redonda, pero creo que es plana”. Si el sujeto sabe
algo también lo cree. Este requisito tiene que ver con el aspecto subjetivo de la cuestión.
Resulta claro que existen condiciones para que haya conocimiento, dentro de lo cual se
parte de:
Realismo: Para el realismo el espíritu humano puede conocer al ser "en sí", y la verdad no
es otra cosa, que la conformidad del juicio con la realidad.
"Explica la percepción mediante que del objeto percibido y a través de un 'medium', llega al
órgano, y en la que se recibe la 'forma sensible del objeto sin materia'. Por eso es necesario
que lo percibido exista realmente"
El alma no puede pensar sin representaciones sensibles, y según él, si falta un sentido,
también faltan los correspondientes conocimientos. Por ejemplo, un ciego de nacimiento no
tiene conocimiento de los colores. Pero a su vez "establece una estrecha relación entre el
conocimiento sensible y el intelectivo. En el conocimiento las facultades tienen sus límites,
porque mientras las facultades sensibles están sometidas a lo singular, la facultad
intelectiva puede llegar hasta la naturaleza de las cosas".
Racionalismo: Para Descartes ninguna verdad susceptible de duda puede ser principio de la
filosofía. Este es el sentido de la duda metódica que instauro este personaje, además es el
principal representante del racionalismo. En este contexto, Descartes pretenderá reconstruir
la filosofía y la ciencia desde sus mismos cimientos. Con el racionalismo de Descartes
comienza la filosofía moderna.
Representante principal: Kant. Se desarrolla a partir de una nueva solución del problema
del conocimiento según la cual los elementos formales y los elementos materiales del
conocimiento han de colaborar para que este pueda darse.
1. El problema general de la metafísica: Kant sobre la metafísica: "No hay, pues, duda
de que su modo de proceder ha consistido, hasta la fecha, en un mero andar a tientas
y, lo que es peor, a base de simples conceptos." ¿Es posible la metafísica como
ciencia? Una vez determinadas cuáles son esas condiciones trascendentales
estaremos en situación de decidir si permiten o no las pretensiones cognoscitivas de
la metafísica.
2. El problema del conocimiento a priori. Para Kant habrá dos fuentes del
conocimiento: una, la sensibilidad, que suministrará la materia del conocimiento
procedente de la experiencia, y otra, el entendimiento, que suministrará la forma del
conocimiento, y que será independiente de la experiencia. El conocimiento
empírico, a posteriori, pues, no encierra necesidad ni universalidad alguna.
3. El análisis de los juicios: Los juicios sintéticos a priori. Kant distinguirá dos tipos de
juicios: los juicios analíticos y los juicios sintéticos.
En los juicios analíticos el predicado está comprendido en la noción del sujeto y son, por lo
tanto, juicios explicativos, es decir, juicios que aumentan mi conocimiento, sino que
explican una determinada relación entre sujeto y el predicado.
En este sentido, y para concluir existen tres condiciones que en conjunto son necesarias y
suficientes para que exista el conocimiento, estas son: creencia, verdad y justificación.
La filosofía de la ciencia es una rama de la filosofía que se ocupa acerca del conocimiento
científico. Las preguntas que se plantea son relativamente diversas entre sí, no sólo si es
posible el conocimiento, por ejemplo, sino que también incluye cuestiones éticas y
ontológicas-, si bien el objeto de estudio es siempre el mismo.
El primero es la creencia. Para que un sujeto conozca una proposición, debe estar
convencido de ella. Esta condición es necesaria, pero es evidente que no alcanza: si no,
todas las creencias serían conocimiento (desde lo que piensa un chico acerca de cosas que
no comprende, hasta cualquier creencia religiosa).
En segundo término, debemos introducir el concepto de verdad. Que una proposición sea
verdadera significa que lo que se dice de ella coincida o se dé efectivamente en los hechos.
El criterio de verdad utilizado en este caso es el correspondentista (también llamado
aristotélico).
Que un sujeto crea en algo, eso es indudable. Que la verdad es única y absoluta, puede (y
de hecho es) ser puesto en tela de juicio, por diferentes motivos: que hay varias verdades, y
todo depende del sujeto; que la verdad es una construcción humana, un pacto, producto de
nuestra imposibilidad de conocer realmente lo que nos rodea, etc. La tercera condición es
más problemática aún, porque depende necesariamente del sujeto.
Un ejemplo típico que ayuda a comprender este caso es el de una persona que afirma saber
cuáles son los números o resultados de un juego de azar. Este individuo está convencido de
que los números que él cree saldrán ganadores; efectivamente, los números que él había
elegido luego son los vencedores. ¿Podemos afirmar que este sujeto poseía realmente un
conocimiento (partiendo de la base de que no hizo trampa ni había arreglos)?
La respuesta que se da desde la epistemología es no. No sabía que iban a salir esos
números, porque no se había basado en motivos concretos, no poseía ningún tipo de
evidencia. Como no tenía buenas razones, no poseía conocimiento.
Entonces, ¿cuáles serían buenas razones? En la ciencia, por ejemplo, las teorías propuestas
para dar respuesta a una situación específica tienen siempre un fundamento. No importa si
después resultan ser verdaderas (o aceptadas como verdaderas), lo que aquí se destaca es
que posean razones que den ciertos indicios, que hagan pensar que la hipótesis propuesta se
acerque, al menos, a la naturaleza del objeto o fenómeno estudiado.
Si Charles Darwin propuso la teoría de la evolución de las especies, no fue debido a una
voz que se lo dictó en un sueño, o a un “pálpito” o corazonada. Fue producto,
evidentemente, de una serie de observaciones, comparaciones, etc. Que pertenecían a un
método riguroso.
Planteadas las cosas de esta manera, podría parecer que el asunto está resuelto, que la
verdad es bien evidente y lo falso, por infundado, es distinguido rápidamente como tal. El
problema que señalábamos antes era el de las buenas razones. Hay casos en los que, aun
habiendo motivos concretos y aparentemente indiscutibles para creer que p, podemos
observar que no hay conocimiento.
“Un hombre pasa caminando todos los días por una esquina exactamente a las doce del
mediodía. Hoy, como siempre, pasa por el lugar a las doce, y está convencido de ello. No
sólo se basa en su experiencia para afirmar que siempre pasa a la misma hora, sino que en
un edificio hay un gran reloj, que le confirma su creencia”.
Aparentemente, aquí no hay ningún inconveniente. El sujeto cree, tiene buenos motivos
para hacerlo, y efectivamente lo que considera verdadero se da en los hechos. Sin embargo,
el planteo de Russell demuestra que no son suficientes los requisitos. ¿Por qué? Lo que el
filósofo añade a la situación es lo siguiente: el reloj no andaba. Fue coincidencia que
marcara las doce, ya que se había detenido exactamente a las doce de la noche anterior.
Como vemos, el tema de las buenas razones no ofrece certezas. Si el criterio falla una vez,
¿por qué no en otras situaciones? Es subjetivo porque lo que alguien entienda por seguro,
bueno, etc., no es lo mismo que para otro. Y aunque todos crean lo mismo, es decir que
todos los individuos posean un criterio similar para determinar qué razones o evidencia es
suficiente, no implica que podamos conocer. Puede suceder, en el último caso, que todos
estén equivocados, aun guiándose por buenas razones (lo que vemos en el ejemplo de
Russell).
A este problema se lo llama comúnmente “problema de Gettier”. Como una de las
posibilidades que surge a partir de éste es la de agregar una cuarta condición, que termine
por cerrar este asunto, también es conocido como el “problema de la cuarta condición”.
CONCLUSIÓN
Sobre la “verdad”, se puede decir, que la creencia tiene que ser verdadera para que sea un
conocimiento; la creencia de que París es la capital de Francia es verdadera. Si alguien cree
que París es la capital de México, tendría una creencia falsa que no es conocimiento.
Además, se toma en cuenta que la justificación, se trata de que cuando una creencia es
verdadera deben existir pruebas que la justifiquen para considerarse como conocimiento;
una de las pruebas de que París es la capital de París es que es la principal ciudad de
Francia donde se asientan los poderes públicos principales. En otras palabras, para que algo
sea conocimiento debe de creerse (convencimiento) y ser verdad (verdadero), en donde al
mismo tiempo pueda justificarse (pruebas que justifiquen).
Por otra parte, una de las definiciones destacadas que se consideró fue de Alavi y Leidner
(2003:19), ya que definieron el conocimiento como la información que el individuo posee
en su mente, personalizada y subjetiva, relacionada con hechos, procedimientos, conceptos,
interpretaciones, ideas, observaciones, juicios y elementos que pueden ser o no útiles,
precisos o estructurables. Asimismo, Platón (427-347 a. de C.) decía que "el conocimiento
es una creencia verdadera justificada", dando a entender que, en el conocimiento la creencia
debe estar basada en algún tipo de apoyo (generalmente: evidencia o razonamiento).
Por lo tanto, el conocimiento es en sí mismo un objeto de estudio. Algunos pensadores
creen que el conocimiento es posible. Otros consideran que no. La disciplina que estudia el
conocimiento “en general” es la gnoseología. La epistemología, por su parte, estudia el
conocimiento en términos científicos.
Como resultado, conocer implica adquirir nuevas referencias y significados sobre nuestra
realidad en el mundo. Asociamos a menudo el conocer con aprender, comprender o saber
algo, sabiendo que, aunque estén ligadas, tienen diferentes significados.
REFERENCIAS