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Servicio Nacional De Aprendizaje

Técnico En Recursos Humanos

Derechos Fundamentales En El Trabajo

Presentado Por:
Leidy Johanna Acosta Contreras

Dirigido A:
Diego Fernando Torrado G.

Cúcuta, Colombia
2021
Taller Punto y Coma

Texto N° 1:

Entonces la salió un novio, el hijo del médico Gandea, muchacho guapo, algo perdido. Amoríos,
vehementes, una novela en acción. Según parece, el muchacho quería llevar la novela a su último
capítulo, y ella se defendía, defensa que tiene mucho mérito, porque, repito, y los hechos lo han
demostrado, que se encontraba absolutamente bajo el imperio de la más férvida ilusión amorosa.
Una de las señales que caracterizan el poderío de esta ilusión es el efecto extraordinario,
absolutamente fuera de toda relación con su causa, que produce una palabra o una frase del ser
querido.

Extraído de “Aire”, de Emilia Pardo Bazan, Wikisource.

Texto N° 2:

Ordinariamente, la cajiga (roble) es el personaje bravío de la selva montañesa, indómito y


desaliñado. Nace donde menos se le espera: entre zarzales, en la grieta de un peñasco, a la orilla
del río, en la sierra calva, en la loma del cerro, en el fondo de la cañada… en cualquier parte.

Extraído de “El sabor de la tierruca”, de José María de Pereda. Wikisource.

Texto N° 3:

Yo iba mirando a los cerrados balcones, saludando con la imaginación a todos aquellos seres
desconocidos que dejaba detrás de mí y que suponía entregados al sueño, o bien pensaba en que
seguirían viviendo allí rutinariamente más o menos años, sin noticia alguna de que yo había
pasado una mañana por delante de sus viviendas, hasta que la muerte los obligase a viajar
también a ellos, de quienes, al cabo de cierto tiempo, tampoco tendrían noticia o memoria los
nuevos habitadores de sus hogares…

Extraído de “Los seis velos”, de Pedro Antonio de Alarcon. Wikisource.

Texto N° 4:

Estaban en medio de la campiña. No había por allí olivares, ni huertas, ni árbol que diese
sombra, sino terrenos sin roturar, donde las plantas que más descollaban eran el romero y el
tomillo, entonces en flor y que exhalaban olor muy grato, o bien extensas hojas de cortijo,
sembradas unas, otras en barbecho o en rastrojo. Lo sembrado verdeaba alegremente, porque
aquel año había llovido bien y los trigos estaban crecidos y lozanos. El suelo, formado de suaves
lomas, hacía ondulaciones, y como no había árboles, la vista se dilataba por grande extensión sin
que nada le estorbase. Aquello parecía un desierto. No se descubría casa ni choza, ni rastro de
albergue humano por cuanto abarcaba la vista.

Extraído de “Para no perder el respeto”, de Juan Valera. Wikisource.

Texto N° 5:
La imitación servil del modelo consagrado, la sujeción al canon oficial, el principio de autoridad
en el arte, la fórmula tradicional, el precepto empírico e inmutable, son trabas tan aborrecibles
para la nueva escuela como lo fueron para las batalladoras huestes del romanticismo; el arte
académico, oficial, erudito y artificioso, que ahoga la personalidad del artista, mata la
inspiración y la originalidad e impide el progreso del gusto, objeto es de sus encarnizados
ataques; pero el principio a nombre del cual se levanta en armas nada tiene de común con el que
alentaba a los románticos.

Extraído de “El naturalismo en el arte”, de Manuel de la Revilla y Moreno.

Texto N° 6:

¿Convenía o no la carretera? Por de pronto era una novedad, y ya tenía ese inconveniente. Manín
de Chinta, además, sentía abandonar la antigua calleja, el camín rial, un camino real que nunca
había llegado a cuarto siquiera; porque, pese a todas las sextaferias que habían abrumado de
trabajo a los de la parroquia, en ochavo se había quedado siempre aquella vía estrecha, ardua,
monte arriba, con abismos por baches, y con peñascos, charcos y pantanos por el medio.

Extraído de “La trampa”, de Leopoldo Alas Clarin. Wikisource.

Texto N° 7:

La vela y centinela de la venta, la burla de la pundonorosa Maritornes, la disputa del yelmo y la


albarda, la refriega con los cuadrilleros, el reconocimiento de don Fernando y Cardenio, la
aclaración de la intriga y su desenlace, y la jaula, por fin, en que restituyen los enmascarados a
su lugar al encantado caballero, llenan todo el acto tercero; en la conclusión del cual ha tenido el
autor la felicísima idea de herir la cuerda del orgullo nacional, que ha resonado inmediatamente,
como era de esperar. El retrato del inmortal autor del Quijote se manifestó entre nubes a nubes a
nuestra vista asombrada, y está ha sido la primera vez que se ha creído al talento en nuestra
patria digno de una especie de apoteosis.

Extraído de “Don Quijote de la Macha en Sierra Morena”, de Mariano José de Larra.

Ejercicio: Coloca el punto y coma (;) en donde corresponda.

Texto N° 1:

El niño, que detesta la escuela; el joven, que maldice los estudios graves; el Gobierno, que los
proscribe de sus cátedras y hasta los persigue en ocasiones; el profesor, que repite año tras año
la misma cantilena, suspirando con el alumno por la hora dichosa de las vacaciones que ha de
emanciparlos a entrambos, son, después de la atonía del espíritu nacional, el más elocuente
testimonio contra un orden de cosas que sólo por excepción deja de inspirar tedio. Con ser tan
miserables los recursos materiales consagrados a su subsistencia, quizá todavía exceden al
beneficio que produce.

Extraído de “Instrucción y educación”, de Francisco Giner de los Ríos, 1879.


Texto N° 2:

Tengo un sobrino, y vamos adelante, que esto nada tiene de particular. Este tal sobrino es un
mancebo que ha recibido una educación de las más escogidas que en este nuestro siglo se suelen
dar; es decir esto que sabe leer, aunque no en todos los libros, y escribir, si bien no cosas dignas
de ser leídas; contar no es cosa mayor, porque descuida el cuento de sus cuentas en sus
acreedores, que mejor que él se las saben llevar; baila como discípulo de Veluci; canta lo que
basta para hacerse de rogar y no estar nunca en voz; monta a caballo como un centauro, y da
gozo ver con qué soltura y desembarazo atropella por esas calles de Madrid a sus amigos y
conocidos; de ciencias y artes ignora lo suficiente para poder hablar de todo con maestría.

Extraído de “Empeños y desempeños (artículo parecido a otros)”, de Mariano José de Larra.

Texto N° 3:

No era un hombre perverso, no era capaz de maldad declarada, ni de bien; era un compuesto
insípido de debilidad y disipación, corrompido más por contacto que por malicia propia; uno de
tantos; un individuo que difícilmente podría diferenciarse de otro de su misma jerarquía, porque
la falta de caracteres, salva notabilísimas excepciones, ha hecho de ciertas clases altas, como de
las bajas, una colectividad que no podrá calificarse bien hasta que los progresos del neologismo
no permitan decir las masas aristocráticas.

Extraído de “La familia de León Roch”, de Benito Pérez Galdós. Wikisource.

Texto N° 4:

El rico tenía más pellas que un cebón, por lo que la gente del barrio le llamaba D. Juan Botija:
hablaba recio, como la campana gorda [14]de la iglesia; pisaba fuerte, como el que pisa en lo
suyo; rara vez se descubría, y, sin embargo, todos los sombreros se inclinaban a su paso; fumaba
puros, y vivía en una casa propia, con cancela y fuente en el patio.

Extraído de “Cuentos para niños”, de Luis Coloma. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Texto N° 5:

Si, confiando en la superioridad de su genio, no supo unir la adulación a las dotes de su talento;
si, mirando desdeñosamente los intereses materiales, no acertó a mendigar un favor del
poderoso; favor menguado, que, apartándole de sus nobles ocupaciones, le convierte en
lisonjeador de oficio o en mecánico oficinista, todo su saber, por grande que sea, bastara tal vez a
conquistarle un lugar distinguido en las crónicas literarias; acaso la posterioridad encomiará su
genio, acaso levantará estatuas a su memoria; pero en tanto su vida se consumirá angustiosa en
medio de triste privaciones; y aquel hondo despecho que produce en el alma un desdén injusto,
abreviará sus días, y muy luego le conducirá al ignorado sepulcro, que en vano buscarán sus
futuros admiradores.

Extraído de “Costumbre literarias”, 1837, de Ramón de Mesonero Romanos.


Texto N° 6:

Salieron de la habitación de la vieja; bajaron la escalera y al llegar a la calle se encontraron con


mucha gente atraída por el alboroto. Echaron a andar, el municipal y Luisito delante y detrás
muchos hombres, mujeres y niños, cuto número iba a cada paso en aumento. Llegaron a la casa y
Luisito entró cabizbajo; y cuando estuvo en presencia de su madre, que se hallaba muy inquieta,
echose a sus pies y llorando le pidió perdón.

Extraído de “Cuentos del hogar”, de Teodoro Baró. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

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