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Introducción

Es posible pensar que el cristianismo y todas sus doctrinas se desarrollaron de


manera pacífica y fluida. Un pensamiento así puede llevarnos a elevar y estimar en una
gran medida a estos hombres que en la antigüedad desarrollaron por la gracia de Dios
las verdades que hoy sostiene su iglesia, no digo que no se les deba estima y honor, pero
todo debe ser guardando sus proporciones. Estos hombre no fueron infalibles, tuvieron
desaciertos y muchas veces no estuvieron de acuerdo en querer retractarse. Pareciera
que solo fue así en el gran cisma de la iglesia del siglo XVI, pero la historia ha podido
mostrar que, a lo largo de los años, la iglesia se ha fragmentado por posiciones en las
que no logran coincidir, temas como: la naturaleza del hombre, la aplicación de la
justificación, la escatología, los sacramentos, etc. Este último tema es el que se
desarrolla en este trabajo, la controversia de la cena del señor entre los reformados no
tuvo arreglo alguno entre los luteranos y la posición calvinista.
Este trabajo busca evidenciar la posición de Martín Lutero y los desatinos en la
Cristología y como fueron las respuesta de Juan Calvino para articular de manera bíblica
guardando la coherencia de las escrituras en cuanto a la presencia de Cristo en la cena
del Señor.
La Presencia Real de Cristo en la Cena del Señor

Su contexto histórico

El siglo XVI fue una época de grandes controversias, el gran cisma de la iglesia,
que hasta nuestros días seguimos su rastro, fue en efecto uno de los momentos más
importantes dentro de la iglesia. Las controversias que se venían suscitando en torno a
la autoridad eclesiástica y muchas de las prácticas desarrolladas dentro del catolicismo
romano empezaron a ser controvertidas. Evidentemente esta situación era en su
momento algo totalmente inesperado, pues la autoridad papal se levantaba como una
premisa incuestionable, irrefutable y todo aquel que estuviera en contra era
inmediatamente tenido por hereje. Simbolizaba el terror de los fieles, el vicario de Cristo
jamás debía ser cuestionado.
Sin embargo, para esta época vendría la gran caída de esta doctrina de hombres
falible, las 95 tesis de Martin Lutero despertaron la conciencia de muchos, resultado del
despertar que el Señor estaba operando en su iglesia. Lo sucedido en Alemania se
replicaba por la obra de Dios en Suiza bajo dos hombres importantes, Zwinglio y Juan
Calvino. Estos grandes reformadores vendrían a unir fuerzas y desarrollar las doctrinas
bíblicas que hasta la fecha abrazan nuestra iglesia. Pero no todo es color de rosa, una
doctrina fue causal de rechazo y división entre estos hombres, la unidad de la iglesia se
vería entonces afectada por la forma en que iban a desarrollar aquella doctrina que no
aceptaban del catolicismo romano. Mientras que la iglesia católica romana consideraba
la Cena de Señor como la transubstanciación, es decir, el pan y el vino cambiaban de
sustancia en el cuerpo y la sangre de Cristo, pero, aun así, conservaban su forma
(accidentes) los protestantes consideraban esto falso frente a lo mencionado en las
escrituras. Pero este rechazo necesitaría una postura propuesta por sus opositores y es
aquí donde no pudo existir un acuerdo entre Martin Lutero, Zwinglio y Juan Calvino.
La consubstanciación

Pero ¿cuál era la postura de Martín Lutero sobre la cena del Señor? Martín
Lutero se caracterizaba por ser un hombre estricto y rudo cuando asumía alguna
postura en particular. Este hecho lo llevaba a entender que la escritura no debía ser
refutada por pensamientos filosóficos y ni aún interpretada por los esfuerzos
humanistas de la mente. Un literalismo fue el fundamento sobre el que apoyaría su idea
de la cena del Señor, el catecismo mayor luterano dice: “El mismo cuerpo y sangre de
nuestro señor Jesucristo están en y bajo el pan y el vino, por la palabra de Cristo,
instituida y dada a los cristianos para comer y beber” Adicionalmente, el catecismo
menor de Luteranismo afirma: “¿Qué es el sacramento de la cena del Señor?
Respuesta: Es el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de nuestro Señor Jesucristo
bajo el pan y el vino, instituido por Cristo mismo para que los cristianos lo comamos y
lo bebamos”.1

Teniendo en cuenta lo anterior, aunque el término “consubstanciación” no fue


usado formalmente por Martin Lutero. Su postura era definida por medio de este. Así
que, la consubstanciación definía la postura del Luteranismo en que luego de la
consagración del pan y el vino estos continuaban conservando su forma primitiva pero
sustancialmente unidos con el cuerpo y la sangre de Cristo, es decir, tanto los elementos
de la cena como Cristo estaban presentes físicamente. Martin Lutero por su rechazo a la
doctrina católico-romana y sus posturas filosóficas fundamento su postura frente a la
cena del Señor como un misterio que ni la transubstanciación ni la consubstanciación
podrían resolver, su afirmación más bien era que no se debía decir o discutir lo que la
escritura decía literalmente, Así que afirmaba que la postura adecuada no debía ser
descrita en la siguiente oración “Cómo es que Cristo esta presente en el sacramento”
sino mas bien decir, “Amen”.

1
https://iglesialuterana.cl/doctrina-luterana/martin-lutero/catecismo-menor/sacramentos/santa-cena/
La posición de Juan Calvino de la Cena del Señor

Las declaraciones realizadas por Martin Lutero suscitaron controversias


indelebles entre los reformados, pues hasta nuestros días estas posturas siguen
divididas. La principal preocupación de Juan Calvino con las declaraciones de Martin
Lutero tenía su fundamento en la doctrina de Cristo, el concilio de Calcedonia fue un
referente para la comprensión de la Cristología en Juan Calvino la cual afirmaba la
naturaleza humana y divina de Cristo en una sola persona. El texto de esta declaración
afirma lo siguiente:

“dos naturalezas sin mezcla ni confusión; sin cambio ni mutabilidad; sin


división y sin separación. La unión de las dos naturalezas no destruye sus diferencias,
sino que más bien las propiedades de cada naturaleza se preservan y concurren en
una única persona y en una única subsistencia. Estas dos naturalezas no están de
ningún modo partidas o divididas entre dos personas, sino que están en uno y el
mismo Hijo, Unigénito, Dios Verbo, el Señor Jesucristo,”2

Con esto en mente para Juan Calvino, luego de la ascensión de Cristo a los cielos
su declaración es la siguiente:

“Ahora bien, la condición y el estado de la carne, es que esté y ocupe un


determinado lugar, con su propia forma y medida. Con esta condición Jesucristo tomó
carne haciéndose hombre; y a ella, según el testimonio de San Agustín (Carta 187) le
ha conferido gloria e incorrupción; pero no le ha quitado lo que naturalmente le
pertenecía, ni su ser verdadero”3

2
https://es.ligonier.org/articulos/verdadero-dios-verdadero-hombre-el-concilio-de-calcedonia/
3
Institución (1559), IV, XVII, 30.
Con esta declaración él se oponía a la ubicuidad de Cristo que afirmaba Lutero en
la cena del señor. Adicionalmente, Calvino al articular su posición frente a la cena del
señor, quiso también separarse de la posición de Zwinglio la cual afirmaba que eran
meros símbolos que se entendían por fe, solo por el creer. Así que su postura al respecto
se centraba en que existe una presencial real de Cristo en la cena del Señor, aunque el
pan y el vino no cambiaban, Cristo estaba presente pero no su cuerpo ya que como lo
mencionamos anteriormente, su cuerpo ascendió a los cielos.
La definición entonces de la cena del señor la enuncia de la siguiente forma: el
pan y el vino son signos de una realidad espiritual, con este enunciado se puede notar
que la realidad de la presencia de Cristo es espiritual en este sacramento, esta es la
notable posición de Juan Calvino. En su institución dice lo siguiente:

“Más aún; como si nos diera una prensa, nos da tal seguridad de ello, como si
lo viéramos con nuestros propios ojos; porque esta semejanza tan familiar: que
nuestras almas son alimentadas con Cristo exactamente igual que el pan y el vino
natural alimentan nuestros cuerpos”4

De manera que, tanto los símbolos son reales como la presencia de Cristo es real,
y esta recepción ocurre por la virtud del Espíritu Santo quien la comunica, el cuerpo de
Cristo es comunicado en este sacramento también, pues su cuerpo y sangre son
verdadera comida y verdadera bebida, reducir el sacramento a un aspecto meramente
espiritual no hace justicia a lo que claramente el Señor afirmo “Este es mi cuerpo y esta
es mi sangre” Calvino lo dice de la siguiente forma: “Quienes inventando conforme a su
burdo ingenio una manera absurda de comer y beber el cuerpo y la sangre de Cristo,
despojan al Señor de su cuerpo y lo reducen a un fantasma”. 5 Adicionando a esta idea
más adelante afirma “Asimismo ha hecho que la carne de que se revistió sea para
nosotros vivificadora, a fin de que por la participación de la misma seamos
sustentados en inmortalidad.”6

4
Institución (1559), IV, XVII, 1070
5
Ibid., IV, XVII, 1075
6
Ibid., IV, XVII, 1076
Así que la plenitud de lo comunicado en este sacramento no solo se halla en lo
espiritual sino en la humanidad recibida por Cristo luego de su muerte. La Conclusión la
podríamos observar en las siguientes líneas; “En la Santa Cena, Jesucristo se nos da
verdaderamente bajo los signos del pan y del vino, y que verdaderamente se nos da su
cuerpo y sangre,”7 Esta comunión con el cuerpo de Cristo es real, de la forma en como
lo expresa el apóstol Pablo cuando dice que la iglesia esta ligada al cuerpo de Cristo,
pero esta comunión no es como si Cristo descendiera para estar en medio de este
sacramento,

“Porque si vemos con los ojos que el sol, al alumbrar toda la tierra envía con sus
rayos en cierta manera su sustancia para engendrar, mantener y hacer crecer los
frutos de la tierra, ¿Por qué el esplendor e irradiación del Espíritu de Cristo va a tener
menos eficacia para traernos la comunión de su carne y de su sangre?” 8

Así que, el vinculo de aquella unión es el Espíritu Santo quien comunica todo lo
que es Cristo. Yendo un poco más a la posición de Calvino frente a la idea luterana,
afirma la incoherencia y falta de lógica en que la presencia local de Cristo se halla en este
sacramento, dividiendo de esta forma su cuerpo y hasta rozando este tipo de
pensamiento las ideas de Marción, en el siguiente fragmento se realiza un argumento
tipo “Reductio Ad Absurdum” de como sería sostener tal idea luterana:

“Además, si alguien quiere unir el cuerpo y la sangre de Cristo con el pan y el


vino, será necesario que el cuerpo, estando unido con el pan, sea separado de la sangre
contenida en el cáliz; y que el pan y el vino estén separados cada uno en su lugar; por
más que sutilicen no pueden evitar que la sangre esté separada del cuerpo. Y lo que
suelen responder, que la sangre esta por concomitancia, según dicen, en el cuerpo, y el
cuerpo en la sangre, es bien fútil; ya que los signos y señales en que están encerrados
los ha distinguido el Señor.”9

7
Ibid., IV, XVII, 1078
8
Ibid., IV, XVII, 1079
9
Ibid., IV, XVII, 1085
Así que, a manera de conclusión la postura de Juan Calvino se ve definida en las
siguientes palabras:

“No permitir que se rebaje en nada la gloria celestial de nuestro Señor; lo cual
se verifica, cuando le atraemos a este mundo con la imaginación, o la vinculamos a las
criaturas terrenas; (Transubstanciación) ni que atribuya a su cuerpo nada que
repugne a su naturaleza humana; lo que tiene lugar cuando se le proclama infinito, o
se le pone en diversos lugares, (Consubstanciación) … entiendo de suerte que se sepa
que no se reciben solamente con la imaginación, sino que verdaderamente los
recibimos para el alimento de vida eterna.” 10

Apreciaciones personales

Considero que las implicaciones de la controversia son relevantes debido a que


tocan un asunto fundamental del cristianismo, y es la Cristología. Muchas fueron las
controversias alrededor de este último tema. En este sentido puedo afirmar que el
cristianismo no es una colección de temas que se pueden escoger conforme a las
presuposiciones de cada quién, el cristianismo es una religión holística, es decir que,
cada una de sus doctrinas se unen y complementan de forma sistemática, coherente y
racional. Evidentemente dentro del punto de vista de Lutero, quien fue un hombre con
un gran aporte a la justificación por sola fe, se contrario en esta doctrina de la cena del
Señor, ya que fue difícil para él involucrar filosofía para comprender aquellas verdades
de las escrituras que requieren un pensamiento más acucioso y riguroso.
Si bien es cierto, Dios no puede ser conocido exhaustivamente, si podemos llegar
a tener un conocimiento suficiente en nuestros términos y limitada naturaleza humana.
La Biblia contiene lo que se ha denominado como “aparentes contradicciones” pero
como bien se afirma, son aparentes. Esto requiere un examen de las escrituras y
coordinar sus verdades de manera que, no se contradigan unas a otras, para Lutero fue
difícil entender como Cristo esta presente en la Santa Cena debido a que las palabras de

10
Ibid., IV, XVII, 1086
Cristo en esta ordenanza fueron: “Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido” y digo
que fue difícil no en el sentido de que no tuviera la capacidad de comprenderlo, ya que
sus presuposiciones frente al texto le llevaban a interpretar que las palabas de Cristo en
este sentido debían ser recibidas por fe, si Cristo así lo afirmaba así debía ser. Pero
teniendo esto en cuenta Cristo también afirmo ser la puerta, la roca, la fuente, pero
ninguna de estas cosas hoy por hoy son tomadas con alguna clase de reverencia tan solo
porque Cristo afirmó ser aquello.
Las palabras en esta ordenanza claramente deben ser comprendidas bajo una
interpretación espiritual de lo que Cristo quiso decir, muy bien lo comunica Juan
Calvino, el verdadero alimento de su cuerpo, es estar unidos al cuerpo de Cristo, ya en
Juan capítulo 6 Cristo había mencionado ser el pan de vida, y esto es mucho antes de la
institución de la Santa Cena. Así que, ¿en que sentido Cristo es el pan de Vida? ¿debía
ser consumido literalmente para obtener vida? No, Cristo es el pan de Vida ya que, al
creer en él, al estar en Cristo obtenemos los beneficios de su vida, en la Santa Cena
confirmamos y reafirmamos haber creído en él y recibimos con él los beneficios de su
sacrificio.

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