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LA EUCARISTÍA EN EL PERIODO DE LA REFORMA

1. DOCTRINA EUCARÍSTICA Y LA PRAXIS CULTUAL PROPUESTAS POR LOS REFORMADORES


PROTESTANTES (SIGLO XVI)
Basados en la Escritura enseñan que la Eucaristía tiene un carácter esencialmente convival, pues Cristo hizo
explícitamente de su cuerpo y de su sangre, comida y bebida para todos. Niegan la naturaleza sacrificial de la Misa y su
valor expiatorio por los pecados, así como la posibilidad de ofrecer los frutos salvíficos de la Eucaristía a favor de quienes
no participan de la celebración. Argumentos:
a) Sobre la unicidad y perfección del sacrificio redentor de Cristo : la redención se da por el único sacrificio cruento de
Cristo en la Cruz, ofrecido una sola vez, desde entonces los sacrificios de los hombres ya no tienen valor para la
expiación de los pecados. Hacer otro sacrificio sería una injuria a la obra redentora del Señor, perfecta y eterna. Para
salvaguardar la unicidad de este sacrificio, es necesario cancelar el sentido sacrificial de la Misa.
b) Sobre la justificación: esta se da por la asola gracia y la sola fe, donde el hombre no puede colaborar debido a que por
el pecado original no puede colaborar activamente en su salvación, es un receptor pasivo de ella. De ahí que la
eucaristía no puede tener sentido de ofrecimiento del hombre, sino que es un don que Dios ofrece. *Por lo que
respecta al contenido objetivo de los dones de la cena del Señor –la presencia verdadera, real y sustancial del cuerpo y
de la sangre de Cristo- los reformadores nunca se pusieron de acuerdo. Lutero afirma esta presencia, Zwinglio y
Calvino la niegan, reduciéndola a presencia significada o solo dinámica. Finalmente rechazan el culto a la Eucaristía
fuera del tiempo de la Cena.

i- MARTIN LUTERO (1483-1546) 1


a. Concesión del Cáliz de los laicos: revocar esta práctica es contrario a lo querido por Cristo, de ahí que lo retome
rigurosamente y lo haga su bandera2.

b. Contra la Transustanciación: prefiere una teoría que oscila entre consustanciación y la impanación (sustancia
material del pan y el vino permanecen en el sacramento, y que Cristo está presente en el pan). Esto lo hace contra un
Iglesia tomista-aristotélica, porque “las palabras divinas no deben sufrir violencia ni de parte de los ángeles, ni de
parte de los hombres, sino que en lo posible se han de interpretar en un sentido más sencillo”. Para él la
transustanciación es una intromisión de la filosofía en el campo de la fe, en teología las razones de todas las cosas son
aquellas proporcionadas por la Escritura. Sin embargo, para aclarar afirma en comparación a la unión hipostática que
lo mismo ocurre con Cristo en el pan y el vino (no se transustancia), donde las dos naturalezas permanecen en su
integridad y realidad sustancial, en el sacramento. *No niega la presencia verdadera y real de Cristo en la Eucaristía,
pues los textos son muy claros y explícitos, y no pueden entenderse en sentido metafórico. Indica una real
identificación de los dones (Esto es mi cuerpo; Esta es mi sangre). En esto Lutero lucha contra los sacramentarios
(reformadores: no presencia real sino significada). Lutero explica: la humanidad de Cristo resucitado esta actualmente
a la diestra del Padre, y la diestra del Padre quiere decir la omnipotente potestad del Padre. Esto comporta que la
humanidad de Cristo glorioso ha sido participe de la omnipotencia de Dios, presente y operante en todo lugar y cosa, y
que, por tanto, el cuerpo de Cristo está presente allí donde se extiende la omnipresencia divina, es decir, en todas
partes. Pero advierte “una cosa es si Dios (Cristo) está aquí, y otra si está aquí para ti”. En la Eucaristía Cristo está
presente para nosotros, como alimento y bebida, por la voluntad explícita divina. *Interpretó la cena como evento
convival, como actio y usus, circunscribió la presencia eucarística al tiempo de la celebración del sacramento, desde el
momento de la consagración a la comunión de los fieles. Por tanto, no tiene sentido la conservación y la adoración
eucarística de las Hostias consagradas ni las procesiones eucarística. Todo lo posterior a la cena debe consumirse o
suprimirse con el fuego.

c. Inaceptable Misa como sacrificio (más radical): celebrar la Misa creyendo que en ella se ofrece un sacrificio a Dios,
sobretodo un sacrificio expiatorio, sería un gravísimo error y un abuso abominable, que oscurece la fuerza expiatoria
de la cruz de Cristo y estaría en contraste con la Escritura, que enseña la unicidad y perfección del sacrificio de nuestra
redención, llevado a cabo de una vez para siempre. Lutero solo acepta el sentido convival, porque el termino sacrificio
no aparece en el evangelio. De tal modo que la eucaristía no se hace efectiva ex opere operato, sino en virtud de la sola
fe en Cristo con que cada uno recibe el sacramento. Para Lutero no hay duda de la presencia objetiva de Jesús en la
Eucaristía, siempre que sea crea firmemente en su promesa. ratifica además que la Misa es el testamento de Cristo,
1
Primer reformador en contraste con la doctrina tradicional. De Wittenberg, principal obra Sobre la cautividad babilónica de la
Iglesia.
2
Lutero: Cristo se ofrece como cuerpo bajo la especie del pan, y como sangre sólo bajo la especie del vino, como en la ultima cena.
dejado por el al morir para que se distribuya a sus fieles. Precisa el sentido de herencia cuando dice: “En remisión de
los pecados”, y precisa diciendo “por vosotros y por muchos”, es decir aquellos que aceptan la promesa del testador.
Más adelante concluye que “para celebrar dignamente la Misa, no se requiere sino la fe en la promesa de Dios y en la
veracidad de la palabra de Cristo, y la certeza de que estos bienes inmensos han sido entregados al hombre”. Para él la
Misa es la actuación del testamento del Señor, es decir, el rito en el que se acoge el don (redención del pecado)
prometido por Cristo a los hombres; debe celebrarse como sacramento y debe recibirse con fe. No se debe confundir la
Misa y la oración, el sacrificio y la obra buena, el testamento y el sacrificio, porque lo primero viene de Dios a
nosotros a través del ministerio del sacerdote y exige la fe, lo segundo procede de nuestra fe, se dirige a Dios a través
del ministerio del sacerdote y solicita la aceptación. Es decir, lo primero desciende y lo segundo asciende”. Ésta cena
solo es útil para quien la recibe con fe, por eso no cuenta aplicarla para la remisión de otros, vivos o difuntos . Por esto
considera esencial la presencia del pueblo en todas las Misas y la comunión de los fieles, reprobando la misa sin
pueblo por falta de la dimensión convival. Por otra parte, Lutero promueve una verdadera reforma litúrgica donde
propone suprimir del canon las expresiones que tuviesen significado sacrificial. Además, pasa de la lengua latina a la
alemana y termina con la supresión total del canon romano. La estructura de la Cena es así: a) rito de ingreso; b)
liturgia de la palabra (Epístola, evangelio, homilía); c) tras la predicación sigue una paráfrasis catequética del “Padre
Nuestro” y una exhortación a recibir el sacramento (prefacio suprimido); d)siguen las palabras del Relato de la
institución (el testamento divino), en la recesión de Lucas-Pablo, que se cantan con el tono del evangelio; se conserva
la elevación; inmediatamente después de las palabras sobre el pan tiene lugar la comunión con el cuerpo de Cristo; a
continuación, una vez recitadas las palabras sobre el cáliz, sigue la comunión con la sangre de Cristo; durante la
comunión se entonan diversos cantos, entre ellos el Sanctus y en el Agnus Dei, en alemán y otros; e) en la conclusión
se encuentra una oración Collecta, adaptación de una post-comunionem romana (purificada de todo componente
sacrificial), y la bendición. Otra idea fundamental es negar la existencia del sacerdocio y del sacrificio externo y visible
en el culto cristiano. Cristo es el único sacerdote posterior a la ley. No se puede hablar de otro sacrificio expiatorio sino
del suyo, que fue perfecto y de valor eterno.
Recogiendo: reduce evento eucarístico a la comunión, y elimina la dimensión sacrificial de la Eucaristía. Lutero no
comprendió rectamente el sentido de la oblación de la Iglesia, su participación en la vida eucarística. También en
debate contra los sacramentarios se ve obligado a justificar la presencia objetiva (verdadera, real y sustancial) del
cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía con teorías erradas como la consustanciación, la impanación y la doctrina
de la ubicuidad (a modo de unión hipostática, pero esto resultaría afirmar un nuevo Cristo, que nos ofrecería otro
cuerpo).

ii- ULRICO ZWINGLIO (1484-1531)3


Reafirma lo convival y niega la dimensión sacrificial. La Misa no es un sacrificio, sino la conmemoración del
sacrificio ofrecido una sola vez sobre la cruz, y como el sello de la redención operada por Cristo. Afirma que durante
la última cena Cristo instituyó un sacramento que es signo y prenda de la promesa de la remisión de los pecados, y
ordenó comerlo, no ofrecerlo. Por esto las Misas deben ser abolidas lo antes posible. Una malinterpretación del
sentido del sacrificio como inmolación cruenta, rechazándolo. “Cristo ya fue ofrecido allí donde murió, por eso
resucitado ya no puede volver a morir, sufrir, por tanto, no puede ser ofrecido de nuevo”. Diferencia con Lutero:
respecto a la presencia real, puesto que para Zwinglio Cristo está presente en la Eucaristía, solamente in figura, in
signo, porque el cuerpo de Cristo resucitado está en el cielo, y no puede estar presente real y esencialmente sobre la
tierra, en los dones del pan y del vino (la multilocación del cuerpo de Cristo es inadmisible). Estos donde
simplemente significan el cuerpo y la sangre de Cristo. Llega a esta conclusión porque piensa que la expresión
debe entenderse en sentido metafórico, como cuando se dice que Cristo era la roca (1Co 10,4) en sentido de figurar,
representar, significar. Por su parte tampoco estaba de acuerdo con la doctrina de la ubicuidad. En resumen: la
Eucaristía es sólo un signo representativo, una conmemoración orientada a fortificar la fe de la comunidad eclesial y a
transformar esta última en el cuerpo de Cristo. Según él en la cena evangélica no se verifica una presencia real
objetiva de la humanidad de Cristo, porque no se conmemora sino a un ausente; durante la celebración eucarística se
da solamente una presencia espiritual de Cristo en los creyentes (en sus mentes, en sus corazones). Cristo se hace
presente en el alma del fiel, no por medio del pan eucarístico en sí mismo, sino por la fe en aquello que el pan
significa.
iii- JUAN CALVINO (1509-1564)4
Rechaza radicalmente el carácter sacrificial y reconoce solamente su dimensión convival: la cena del Señor es
fundamentalmente un banquete, en el cual se recibe, mediante la fe, la eficacia salvífica del sacrificio de Cristo.

3
Reformador de Zurich
4
Reformador de Ginebra
Acentúa que se han instituido ministros sacerdotes, no para inmolar víctimas, sino para distribuir al pueblo el sagrado
alimento. Además, dice que afirmar que la Misa es sacrificio y oblación, que es una obra capaz de merecer y expiar
los pecados de los vivos y de los difuntos, es una aberración y un sacrilegio. Sus argumentos son: a) Cristo resucitado
en inmoral no tiene necesidad de sucesores y de vicarios, no tiene necesidad de otros sacrificadores; b) el sacrificio de
Cristo en la cruz fue perfecto, y es nuestro único sacrifico; c) afirmar el carácter sacrificial de la Misa nos haría
olvidar la eficacia salvífica de la cruz de Cristo; d) afirmar esta dimensión sacrificial de la cena, implicaría modificar
la naturaleza de la cena del Señor, que de don de Dios a los hombres pasaría a ser don de los hombres a Dios. Hay
algunas variaciones frente al acento sacrificial: la cena del Señor es memoria, imagen y representación del único
sacrificio expiatorio del Cristo. Para explicar la imagen usa el ejemplo del retrovisor, donde esta imagen del pasado
(el Gólgota) nos permite entrar en comunión con los efectos del sacrificio redentor. En cuanto a memorial hace
alusión a la presencia dinámica de la cruz (de su virtud salvífica) en la imagen de la cena. Respecto a la modalidad de
la presencia toma un punto medio entre Lutero y Zwinglio, rechazando el ubiquismo como el simbolismo, también la
transustanciación, y sostiene que el cuerpo glorioso de Cristo, por esta limitado en su espacialidad en el cielo, no
puede hacerse presente verdaderamente, realmente, sustancialmente en diversos altares, y no puede vincularse en
modo alguno a las criaturas terrestres. Está de acuerdo al afirmar que los dones pan y vino son signos de Cristo, y
afirmar cierta presencia de la humanidad de Cristo y una verdadera comunicación con Cristo en el sacramento. Por
eso sostiene que cuando los fieles reciben la Eucaristía, si bien no reciben la caro Christi ipsa, reciben su fuerza vital,
gracias a la acción del Espíritu santo. El fin de la Eucaristía consiste en atraernos hacia el Señor, que no está aquí, sino
en el cielo. El sacramento esta privado de cualquier realidad, es pura dynamis, elevación hacia el cielo gracias a la
acción del Espíritu santo.
2. RESPUESTA DE LOS TEÓLOGOS CATÓLICOS
Se empeñan en defender 3 cosas: el carácter sacrificial de la Misa, la presencia real de Cristo en la Eucaristía y la doctrina
de la transustanciación.
i- JUAN ECK (†1543): 1. La Misa no es una nueva inmolación sangrienta de Cristo. El modus offerendi de sacrificio es
la recordatio o la repraesentatio. 2. El sacrificio de la Misa adquiere todo su valor del sacrificio de la cruz y no
disminuye de modo alguno el valor de este último. 3. En el sacrificio de la Misa están presentes los effectus pasionis.
4. Estos efectos se nos aplicanpor medio del sacrificio de la Misa, que es necesario precisamente por eso. 5. El
sacrificio de la Misa y el sacrificio de la cruz son idénticos, porque la víctima es la misma. 6. El acto sacrificial es
diverso. 7. Igualmente, hay otro sacerdote que ofrece el sacrificio. 8. De la diversidad del acto sacrificial y del
sacerdote se deduce que el valor de la Misa es infinitamente menor al sacrificio de la cruz. De la 1-5 son válidas, pero
las demás no explican la unidad del sacrificio de la Misa y el de la cruz. Además, que indicar la diversidad sacrificial y
del sacerdote oferente, da espacio a la yuxtaposición de dos sacrificios.

ii- TOMAS DE VÍO (Cardenal Cayetano): según él, la Misa no es un sacrificio autónomo, sino que está unida, en
unidad esencial al sacrificio de la cruz. El sacerdote es solo un ministro y el instrumento de Cristo, que en la Misa
continúa siendo el verdadero sacrificador. No obstante, en la Misa no se inmola nuevamente, pero se hace presente
bajo la forma de víctima inmolada (inmolatio modo). Así lo explica: “la unidad de la Hostia, por una parte, inmolada
absolutamente una sola vez, sobre la cruz, por Cristo, tal como Él mismo es; y por otra parte, inmolada en cierto modo
cada día, en su Iglesia, por Cristo, a través de sus ministros (…) pero este modo incruento no fue instituido por sí
mismo, como modo diverso de inmolar, sino únicamente en relación a la Hostia cruenta de la cruz. No se puede
afirmar dos sacrificios. Sino que hay una única Hostia, ofrecida una sola vez en la cruz, que persevera a modo de
inmolación, mediante la repetición cotidiana del rito instituido por Cristo en la Eucaristía”. La Misa por tanto no sería
otra cosa que una representación (con contenido objetivo) de la muerte de Cristo en la cruz y un medio para la
aplicarnos los frutos de la pasión. Este pensamiento vio la identidad de la víctima y del oferente en la cruz y la Misa
queda afirmada esencialmente. Queda la incertidumbre frente a qué quiere decir con inmolatio modo.

iii- GASPAR SCHATZGEYER: sostenía que la Misa es un sacrificio en cuanto es representación de la pasión,
entendiendo con esta expresión no la simple reproducción figurada, sino una verdadera representación del sacrificio de
Cristo, una presencia sacramental de este, lo cual se concilia perfectamente con la unicidad del sacrificio de la cruz
afirmada en la carta a los Hebreos.
 La teología polemista no consiguió superar la insuficiencia de la doctrina pretridentina sobre el sacrificio de la Misa.
En cuanto al segundo tema estuvieron mejor preparados para afirmar la presencia verdadera, real y sustancial de Cristo
en la Eucaristía, así como la transustanciación acudiendo a argumentos escriturísticos, patrísticos y teológicos
empleados en escolástica medieval.
3. ENSEÑANZA DE TRENTO  no responde con una concepción teológica nueva y sistemática pero toma posición
1) Sobre el santísimo sacramento de la eucaristía (sesión XIII)
a. Presencia de Cristo en la Eucaristía
Canon 1: define como dogma de fe la presencia real, verdadera y sustancial de la humanidad de Cristo, junto con
su divinidad, en el sacramento del Altar, reprobando al mismo tiempo la reducción del contenido de la Eucaristía a
una presencia solamente significada (signo o figura), o simplemente dinámica (por su eficacia) del Señor.
Lo más significativo de este texto son los términos “contiene verdadera, real y sustancialmente (…) Cristo
entero”, contrario a un simple signo o figura. De hecho, el redentor con expresas y claras palabras atestiguó que
daba a sus apóstoles su propio cuerpo y su propia sangre (Mt 26,26; Mc 14,22; Lc 22,19; 1Co 11,23). De tal modo
que el concilio en comunión con los padres y el sentir de la Iglesia universal, un sentido real y eficaz a las palabras
de Cristo. Respecto al problema de la multiplicación de la presencia de Cristo en las especies el concilio responde:
“no son cosas que repugnen entre sí que el mismo salvador nuestro, esté siempre sentado a la diestra del Padre,
según su modo natural de existir, y que en muchos otros lugares esté para nosotros sacramentadamente presente en
su sustancia…”. Así distingue dos modos de la presencia de Cristo: el modo connatural actualmente glorioso en
el cielo, y el modo sacramental, propio de Cristo bajo las especies del pan y el vino. Además, sostiene la
compatibilidad ente los dos modos de presencia. Jesucristo está íntegramente presente bajo cada una de las
especies y bajo cada parte separada de ellas. Esto se da inmediatamente después de la consagración. (para la
explicación emplea términos escolásticos). Frente a la controversia sobre el cáliz de los laicos el concilio responde:
canon 4: se define la presencia permanente de Cristo en el sacramento de la Eucaristía, no solo durante, sino
también después de la Misa y la comunión, en las partículas conservadas. Asimismo, se dará el canon 6 para
definir la adorabilidad de Cristo en el Santísimo sacramento. Y continua en el capítulo 5 indicando que clase de
culto se le debe tributar, que se trata de latría por ser el mismo Dios. Y el canon 7 declara la licitud de la reserva
del Santísimo Sacramento en el tabernáculo, así como de llevar la comunión a los enfermos.

b. Transustanciación: canon 2 “si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la
sustancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y negare aquella
maravillosa y singular conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo y de toda la sustancia del vino en la
sangre, permaneciendo sólo las especies de pan y vino; conversión que la Iglesia católica llama aptísimamente
transustanciación: sea anatema”.
i. Fundamento del dogma: las palabras de Cristo en la institución de la Eucaristía, donde dice que ofrece su
cuerpo; por tanto, el concilio enseña que en la consagración se da la conversión de toda la sustancia del pan en la
sustancia del cuerpo de Cristo, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre.
ii. Contenido: se da verdadera conversión y no existe más la sustancia del pan y del vino después de la
consagración; no se da cambio en las especies, se mantienen las apariencias. Se trata de un cambio invisible, no
experimentable, por ende, se debe dar una interpretación metafísica. En cuanto al término ya se usaba cuatro
siglos antes por el Magisterio.
iii. Interpretación: surge la inquietud, sobre la forma en que el concilio interpreta el significado de los términos:
sustancia, especie. Se piensa que es entendido en clave escolástica (aristotélica). Sin embargo, este término se
toma de la profesión de fe propuesta por el Sínodo Romano de 1079, antes de la difusión del hilomorfismo
aristotélico de la escolástica medieval. En este contexto para el concilio el término sustancia simplemente quiere
hacer referencia a la realidad misma, al ser concreto de Cristo, poniendo de relieve la identidad del Señor en todos
sus estados de vida (histórico, glorioso, sacramental, y se quieren distinguir dos modos posibles de estar presente
Jesucristo en la Eucaristía {virtud salvífica y presencia sustancial}). Por su parte se refiere con el termino
especies a las apariencias fenoménicas de los elementos eucarísticos que permanecen intactas. Entre tanto, frente
a la creencia de si usaron o no términos aristotélicos, las actas del concilio son evidentes al manifestar que los
padres y teólogos evitan recurrir a las enseñanzas de los grandes teólogos medievales. En efecto usan los
documentos de los Padres, y sobre todo los documentos del Magisterio precedente. E incluso surge una
controversia de si usar el término especie o accidentes, pero se opta por especies porque había sido usado por los
Padres. El concilio en últimas uso términos comunes a la fe católica 5. El termino sustancia es propio de la
filosofía del sentido común: la sustancia del pan y del vino es su realidad interior (invisible), que se contrapone a
especies (apariencias o forma exterior: los datos percibidos por los sentidos).

5
La precisión de estos términos se da ante todo en las discusiones antiberengarianas (siglo XI) y aún antes en el siglo IX (Pascasio
Radberto), y en los siglos V-VI (Fausto Rietz), época en la que nace y se aplica al dogma eucarístico el binomio substancia-especies, o
incluso en los siglos precedentes (en los escritos de san Ambrosio, Juan Crisóstomo, Gregorio de Niza, Cirilo de Jerusalén).
Dos respuestas: 1) ¿el concepto transustanciación expresa una verdad de fe? Sí, porque ha sido incluida en la
profesión de fe del concilio de Trento. 2) ¿y es una verdad de fe definida? Si, tal como lo afirma el concilio se
trata de una verdadera transformación de la sustancia del pan y del vino.

c. Razón de la institución del Santísimo Sacramento y sus efectos salvíficos:


Según Lutero la Eucaristía ha sido instituida principalmente para la remisión de los pecados, y este efecto salvífico sería
su principal fruto. Pero el concilio enseña que la Eucaristía es el signo memorial del amor de Jesús y de su muerte y
resurrección, es el alimento espiritual que nos hace vivir su vida, el antídoto con el que somos liberados de las culpas
cotidianas y preservados de los pecados mortales, la prenda de nuestra gloria futura, el símbolo de aquel único cuerpo,
del cual Él es la cabeza, y al que quiso que nosotros estuviéramos unidos como miembros por el vínculo de la fe, de la
esperanza y de la caridad.6
d. Otras cuestiones doctrinales y disciplinares relativas a la comunión eucarística:
Contra aquellos que dicen de recibirlo solo espiritualmente, Trento afirma que lo recibimos también objetivamente, en
el modo en que su humanidad y su divinidad están contenidas en el sacramento (verdadero, real, sustancial). Además,
ratifica la obligación de comulgar al menos una vez por año, así como declara la licitud del sacerdote comulgarse a sí
mismo. Finalmente precisa las condiciones para comulgar dignamente, puesto que no basta la sola fe, de modo que
quienes estén en pecado mortal, es necesario recibir previamente la absolución en el sacramento de la penitencia. No
obstante, surge la controversia con el cardenal Cayetano quien decía que bastaba el arrepentimiento para poder
comulgar. Pese a ello Trento no acepta esta postura de raíces protestantes y en el canon 11 afirma la potestad reconocida
de la Iglesia de establecer la obligatoriedad de la confesión previa a la comunión para aquellos conscientes de pecado
mortal, supuesto que no les falte el confesor.
2) Sobre la comunión bajo las dos especies y la comunión de los niños (sesión XXI)
Tras reemprender el concilio 10 años después el concilio afirma que no existe ningún precepto divino que obligue a los
laicos y clérigos que no celebren a recibir el sacramento de la Eucaristía bajo las dos especies; y en modo alguno puede
dudarse que, para la salvación, basta la comunión bajo una de las dos especies. La sagrada Escritura ratifica esto mismo
(Jn 6,51.53.54.58). por otra parte, en su potestad la Iglesia establece el rito más adecuado para la administración de los
sacramentos. Así determina que la costumbre de comulgar bajo una especie fuese considerada como una ley que no se
puede rechazar ni cambiar al arbitrio de cada uno (teniendo como base que dicho cambio se dio gradualmente). En
consonancia destaca que bajo cada una de las especies se recibe al Cristo entero e íntegro, quedando a salvo que el fruto es
el mismo sea con una especie o con las dos. Finalmente define que la comunión no es necesaria a los niños que aún no
hayan alcanzado la edad de razón.
3) Sobre el Santísimo Sacrificio de la Misa (sesión XXII)
a. La Misa, verdadero y propio sacrificio, instituido por Cristo en la Última cena: frente a los protestantes que
afirman que la Misa es un banquete y no un sacrificio. Así como otros errores: no admitir la institución del sacrificio
de la Misa por parte de Cristo, ni la existencia del sacerdocio en la Iglesia, sino solo la eventualidad de diversos
ministerios ordenados.
Para el concilio no hay dudas sobre la unicidad y sobre la perfección del sacrificio de Cristo y menos respecto a la
perennidad del sacerdocio. Cristo ofreciéndose una sola vez en la cruz, obtuvo para nosotros una redención eterna.
Además, se proclama que Jesucristo constituido sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec, ejercita su
eterno sacerdocio también en el sacrificio visible incruento de la Eucaristía, por Él entregado a la Iglesia en la última
cena con una finalidad bien precisa: para que mediante dicho sacrificio se represente 7 y conmemorase a lo largo de
la historia, hasta el fin del mundo, el sacrificio cruento que Él iba a cumplir en la cruz y, además, se pudiese aplicar
a los hombres, cada día, la virtud salvífica de la cruz. Para el concilio la Misa es de naturaleza sacrificial en cuanto
su relación directa con el sacrificio único del Redentor (cruz). Por tanto, el carácter sacrificial de la Eucaristía deriva
de la misma voluntad de Cristo. El concilio además evita toda posible contraposición entre sacrificio y banquete. Y
finalizando el capítulo insiste sobre la dimensión sacrificial de la Eucaristía, presentada como la nueva Pascua de la
Iglesia8, como la oblación pura profetizada por Malaquías (1,11) y como realización de los sacrificios prefigurados
en el AT. Para el concilio la Eucaristía es una conmemoración Pascual, y más concretamente el memorial de la

6
Se subraya aquí el efecto cristológico y eclesiológico. Esta idea se desarrolla mejor en el numeral 3).
7
El concilio no lo explica, pero de acuerdo al contexto puede interpretarse en el sentido de re-presentación, es decir, volver a hacerlo
presente, tal como fue interpretado por los padres y teólogos conciliares. Por esto no hay dificultad en afirmarlo, como si la hay en
sentido opuesto. Sin embargo, esto quedó en desarrollo y en el siglo XX se concluye que se trata de re-presentar el sacrificio único de
nuestra redención, con todos sus constitutivos esenciales.
8
Instituyó una nueva Pascua, que era Él mismo, que había de ser inmolado por la Iglesia…
Nueva Pascua, que es el mismo Cristo; esta interpretación nos permite ver íntimamente unidas tres dimensiones
inseparables de la Misa: memorial, sacrificial y convival.

b. La Misa, sacrificio de propiciación, cuya virtud salvífica deriva de la cruz de Cristo: el canon 3 define el valor
propiciatorio de la Misa. Según el concilio, con la inmolación incruenta y la oblación de la Misa, la Iglesia no realiza
un nuevo sacrificio para la remisión de los pecados, yuxtapuesto al sacrificio del Gólgota. Al contrario, entre el
sacrificio de la cruz y la Misa no hay yuxtaposición, sino identidad sustancial: idéntica es la víctima, Jesucristo
tanto en el Gólgota como en cada Misa; idéntico es el sacerdote oferente; y precisamente por esta identidad la Misa
posee valor propiciatorio: el mismo valor del sacrificio de la cruz, que es operante en cada Misa. De hecho, el
concilio prefirió el termino propiciatorio frente a expiatorio para evitar la idea de sufrimiento y de inmolación actual
por parte de Cristo en la Eucaristía. Con el termino propiciatorio se quiere subrayar la capacidad de la Misa de hacer
que Dios sea de nuevo propicio a los hombres, recordándole la inmolación expiatoria de Cristo, ya realizada en la
cruz, y disponiéndole a aplicar a la humanidad los bienes salvíficos de aquel sacrificio. Así queda claro que el
sacrificio de Cristo en la cruz fue cruento y en cada Misa Cristo mismo ofreciéndose por medio del sacerdote, de
forma incruenta. Por otra parte, se habló de que el sacrificio en la Misa no borra automáticamente los pecados
como si sustituyera el sacramento de la penitencia. Ya se ha dicho que es necesario en pecado mortal acercarse al
confesor.

c. Otras cuestiones doctrinales y disciplinares referentes a las oraciones y a los ritos de la Misa:
 se defiende la costumbre de celebrar Misas en honor de los santos y para obtener su intercesión ante Dios.
 Se afirma que el Canon Romano está libre de errores en los textos que hacen referencia al sacrificio de la Misa.
 Confirma la legitimidad de las ceremonias, de los ornamentos y de otros signos externos de los que la Iglesia
católica se sirve en la celebración de la Misa
 Se declaran esencialmente licitas las Misas en las que comulga sacramentalmente sólo el sacerdote, y se afirma
que éstas no se deben considerar como Misas privadas sino como verdaderas celebraciones comunitarias, de toda
la Iglesia, puesto que las celebran no para sí, sino para todos los fieles que pertenecen al Cuerpo de la Iglesia .
Invita a los fieles presentes a comulgar no sólo espiritualmente, sino sacramental, para recibir el mayor fruto de
este santísimo sacrificio.
 Otras: tono de la voz para recitar el Canon, uso del latín o la lengua vernácula, mezclar agua al vino, etc.

4) Sobre lo que se ha de observar y evitar en la celebración de la Misa


Frente a los abusos que se cometían contra la Eucaristía, principalmente codicia, irreverencia y superstición.
Avaricia: prohíbe absolutamente todo contrato o pacto relativo a un honorario, prohíbe limosnas que parecen más bien
cobranzas insistentes e indecorosas (todo lo cercano a la simonía), o toda ganancia deshonesta.
Irreverencia: se ordene que no se permita celebrar Misas a ningún sacerdote vagabundo y desconocido; tampoco a
ningún pecador público o notorio, ni tampoco en casas de particulares (en general no fuera de la Iglesia y oratorios). Se
deben quitar toda clase músicas que mezclan cosas impuras y lascivas; así como todo comportamiento mundano, las
conversaciones inútiles y profanas, los paseos, los estrépitos y los voceríos.
Superstición: se advierten penas a sacerdotes que celebren fuera de las horas establecidas, y que introduzcan en la
celebración otros ritos, o ceremonias y oraciones diversas de aquellas aprobadas por la Iglesia. Supriman el uso de decir
cierto número de Misas con determinado número de luces. Inviten más bien a los fieles a que participen con frecuencia en
sus parroquias.

4. REFLEXIONES CONCLUSIVAS
Para los reformadores: * la Eucaristía es un sacramento conmemorativo que recuerda el sacrificio de la cruz, pero no es
un sacrificio porque sería otro sacrificio, lo que sería contradictorio a la Carta de los Hebreos que afirma la unicidad y
perfección redentora del sacrificio de Cristo. *en la Eucaristía no se convierte efectivamente el pan y el vino en el cuerpo
y la sangre de Cristo (no trasformación ontológica). La Eucaristía simplemente “significa” el cuerpo entregado y la sangre
derramada.
El concilio responde: *Frente a la presencia real somática de Cristo, afirma que es verdaderamente, real y
sustancialmente el cuerpo y la sangre del Señor. *Sobre la conversión eucarística (transustanciación) es afirmada
claramente en las palabras de Cristo, se convierte toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo y toda la
sustancia del vino en la sustancia de su sangre; permanecen sólo las especies, las apariencias de pan y del vino. No dice en
que consiste esto desde el punto de vista filosófico y la relación ulterior entre ellas, quedando abierta para el desarrollo
teológico posterior. En síntesis: a) presencia real, verdadera, y sustancial de Cristo en la Eucaristía; b) Cesación de la
sustancia del pan y el vino, lo cual comporta un cambio ontológico total de las ofrendas, de las cuales permanecen solo las
especies; c) la acción conversiva o transustanciación. *sobre la dimensión sacrificial de la Eucaristía: la Misa es verdadero
sacrificio, instituido por Cristo, en el que la víctima y el sacerdote oferente es, como en el Gólgota, Cristo mismo. Tal
sacrificio posee el mismo valor propiciatorio de la cruz, y puede ofrecerse por los vivos y los difuntos. Confirma la
ortodoxia del Canon Romano, invita a los fieles a comulgar en las Misas asistidas para recibir fruto más abundante.
*Muchas otras cuestiones relativas al sacrificio de la Misa quedaron abiertas a la investigación teológica (faltó
profundidad en la cuestión de la identidad de la Misa y el sacrificio redentor, sobre la perspectiva sacramental del
sacrificio eucarístico, ni se aclaró en que consiste el modo diverso de ofrecerse de Cristo en la Cruz y en la Misa, ni cómo
debe entenderse la inmolación incruenta, o en qué consiste propiamente el sacrificio de la Misa.

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