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Teorías De Los Emprendimientos

Daniela Fernanda Pérez Arango. Cod, 952218

Yislen Alejandra Rincón Amaya. Cod, 952208

Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas, Universidad Francisco de Paula

Santander Ocaña

Administración de empresas

Mag. Jorge Luis Gonzales Salgado

10 de abril 2023
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Índice

Capítulo 1. Conceptos de emprendimiento..........................................................................5

1.1 Teorías del emprendimiento desde el punto de vista de la gestión empresarial............6

1.1.1 Teoría basada en oportunidades:................................................................................6

1.1.2. Teorías basadas en los recursos:................................................................................7

1.1.3. Teoría del capital financiero y la liquidez:................................................................7

1.1.4. Teoría del capital social o de la red social:................................................................8

1.1.5. Teoría del emprendimiento del capital humano:.......................................................8

Capítulo 2. Teoría del emprendimiento del capital humano................................................9

2.1 Concepto........................................................................................................................9

2.2 Capital humano general y especifico...........................................................................12

2.3. Origen y evolución de la teoría del capital humano...................................................14

2.5. Gary Becker y la consolidación de la teoría...............................................................21

2.6. Capital humano y descubrimiento de oportunidades..................................................22

2.7. Aspectos fundamentales de la teoría del capital.........................................................24

Capítulo 3. Teoría basada en las oportunidades................................................................26

3.1. Conceptualización.......................................................................................................26

3.2 Teoría de la iniciativa empresarial basada en la oportunidad......................................29

Capítulo 4. Teoría basada en los recursos.........................................................................30

4.1. Fundamentos teóricos.................................................................................................30


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4.1.2 De los recursos, concepto.........................................................................................31

4.1.3 Tipos de Recursos.....................................................................................................31

4.1.4 Características...........................................................................................................32

4.2. De los recursos como base de ventajas competitivas.................................................36

4.3 La teoría de la empresa basada en los recursos...........................................................41

Capítulo 5. Teoría del capital social o de la red social......................................................46

5.1. Concepto.....................................................................................................................46

5.2. Capital social y emprendimiento juvenil....................................................................50

5.3 Las orientaciones de política en juventud....................................................................60

5.4 Constataciones y hallazgos..........................................................................................65

Capítulo 6. Teoría del capital financiero y la liquidez.......................................................76

6.1. Conceptualización Gestión financiera........................................................................76

6.2. Fundamentos teóricos de la gestión financiera...........................................................78

6.2.1 Mercados eficientes..................................................................................................78

6.2.2. La teoría de carteras.................................................................................................79

6.2.3. Teoría de opciones...................................................................................................80

6.2.4. Teoría de la agencia.................................................................................................81

6.3. Dimensiones de la gestión financiera.........................................................................83

6.3.1 Gestión de capital de trabajo.....................................................................................83

6.3.2. Gestión de tesorería.................................................................................................84

6.4 Teorías de la Liquidez.................................................................................................85

6.4.1 Teoría científica de liquidez.....................................................................................87

6.4.2 Definición de Liquidez.............................................................................................87


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6.4.3. Importancia de la liquidez.......................................................................................88

6.4.4 Beneficios de la liquidez...........................................................................................88

6.4.5 Riesgo de liquidez.....................................................................................................88

6.4.6 Gestión del riesgo de liquidez...................................................................................88

6.4.7 Ratios de Liquidez....................................................................................................89

Referencias........................................................................................................................92
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Capítulo 1. Conceptos de emprendimiento.

El emprendimiento significa tomar acciones humanas, creativas para construir algo de

valor a partir de prácticamente nada. Es la búsqueda insistente de la oportunidad

independientemente de los recursos disponibles o de la carencia de estos. Requiere una

visión y la pasión y el compromiso para guiar a otros en la persecución de dicha visión.

También requiere la disposición de tomar riesgos calculados, tal como lo dice ( Hidalgo

Proaño, 2014, Pag 46).

(Moncayo, 2008) muestra que el compromiso es un concepto con varias acepciones

según el contexto en el que se utilice; hay varias formas de definirlo y entenderlo, pero muchos

autores coinciden en que el término tiene su origen en el empresario, quien a su vez es

empresario. Del verbo francés entreprendre, que significa "cuidar de" (Avila Angulo, 2021).

Según lo cito (Avila Angulo, 2021). El espíritu empresarial es la gestión del cambio

radical y continuo o la renovación estratégica, ya sea que dicha renovación estratégica

ocurra dentro o fuera de una organización existente y si dicha renovación resulta en la

creación de una nueva unidad de negocios.

“Se puede matizar también, que diversas teorías de emprendimiento intentan vincular el

espíritu emprendedor con las ganancias que el emprendimiento trae consigo” así como dijo

(Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020).


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“Hagen (1962) argumenta que el emprendimiento no ayuda únicamente al crecimiento

económico, sino que sirve como un factor elemental en la transformación social” (Teran Yepez

& Guerrero Mora, 2020).

1.1 Teorías del emprendimiento desde el punto de vista de la gestión empresarial

“Según ciertos autores, es imposible hablar de emprendimiento en algunos casos sin

relacionarlo con términos como ‘cambio’, ‘creatividad’ o ‘innovación” (Teran Yepez & Guerrero

Mora, 2020)

1.1.1 Teoría basada en oportunidades: “Las teorías basadas en la oportunidad explican

que los emprendedores no provocan cambios (como dijo Schumpeter), sino que aprovechan las

oportunidades que crean, como sugiere Schumpeter” (Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020).

“Lo que es evidente en la construcción de oportunidades de Drucker es que los

emprendedores tienen más en cuenta las posibilidades creadas por el cambio que los problemas”

(Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020).


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“Por otro lado, Stevenson y Harmeling (1990) concluyeron que el eje del liderazgo

empresarial es la búsqueda de oportunidades independientemente de los recursos actualmente

controlados” (Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020).

1.1.2. Teorías basadas en los recursos: “La teoría del emprendimiento basada en los

recursos argumenta que el acceso a los recursos es un importante predictor del emprendimiento

basado en oportunidades” (Alvarez & Busenitz, 2001).

“La teoría enfatiza la importancia de los recursos económicos, sociales y humanos

(Aldrich, 1999). Por lo tanto, el acceso a los recursos aumenta la capacidad de un individuo para

detectar y actuar sobre las oportunidades” (Davidsson & Honig, 2003).

1.1.3. Teoría del capital financiero y la liquidez: “La investigación empírica muestra que

la creación de nuevas empresas es más común cuando las personas tienen acceso a capital

financiero” tal como lo dice (Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020)

“Por implicación, esta teoría sugiere que las personas con capital financiero son más

capaces de adquirir recursos para explotar efectivamente las oportunidades emprendedoras”

(Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020)


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“La teoría postula que los empresarios tienen recursos personales especiales que ayudan a

las nuevas empresas a identificar nuevas oportunidades y reunir nuevos recursos” (Alvarez &

Busenitz, 2001).

La investigación muestra que algunas personas son mejores para reconocer y aprovechar

las oportunidades que otras porque tienen un mejor acceso a la información y al conocimiento

previo (Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020).

1.1.4. Teoría del capital social o de la red social: “Los empresarios están integrados en

una estructura de red social más grande que forma una gran parte de su estructura de

oportunidades” (Clausen, 2006).

(Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020): argumentan que, un individuo puede tener la

capacidad de reconocer que existe una oportunidad emprendedora dada, pero puede

carecer de las conexiones sociales para transformar la oportunidad en una empresa nueva.

Se cree que el acceso a una red social más grande podría ayudar a superar este problema.

1.1.5. Teoría del emprendimiento del capital humano: La teoría del capital humano del

espíritu empresarial se basa en dos factores: la educación y la experiencia del capital humano

(Becker, 1975). El conocimiento adquirido a través de la educación y la experiencia es un

recurso que se distribuye heterogéneamente entre los individuos y es fundamental para

comprender las diferencias en el reconocimiento y la explotación de oportunidades (Anderson y

Miller, 2003; Gartner et al., 2004). La investigación empírica ha demostrado que los factores del
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capital humano se relacionan positivamente con convertirse en un emprendedor en ciernes

(Davidsson & Honig, 2003), una mayor conciencia de las oportunidades e incluso el éxito

empresarial, según lo cita (Teran Yepez & Guerrero Mora, 2020).

Capítulo 2. Teoría del emprendimiento del capital humano

2.1 Concepto

El capital humano es considerado como un factor propiciador de desarrollo y crecimiento

económico, para su formación entran en juego diversos elementos, los más importantes

son la educación y la capacitación laboral, porque a través de ellos se descubren y

desarrollan las capacidades, los talentos, las destrezas y habilidades de los individuos, tal

como lo afirma (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009)

“La teoría del capital humano surgió originalmente como respuesta a la necesidad de

estudiar el valor de la formación, ya que las personas poseen una variedad de conocimientos y

habilidades económicamente valiosos” ( Acevedo Muriel, 2018).

Schultz (1961) fue uno de los primeros teóricos en mencionar el concepto de capital

humano, argumentando que la aplicación de este concepto a las personas era la reducción de su

esencia al equivalente de mercancías de la era del estado esclavista ahora superado. De manera

similar, Shaffer (1961) sugirió que el concepto de capital debe limitarse al dominio físico, de lo
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contrario, puede tener un impacto negativo en la formulación de políticas educativas, tal como lo

dice (Sandoval Vásquez & Hernández Castro, n.d.).

Por su parte, Becker (1962) definió el capital humano como la suma de las inversiones en

educación, formación en el trabajo, emigración, que tiene como consecuencia un aumento

en la productividad de los trabajadores. Sin embargo, los desarrollos posteriores incluyen

en el capital humano otros factores como salud, alimentación y educación; lo cual ha

permitido dar al concepto una perspectiva más social, así lo afirma ( Acevedo Muriel,

2018)

La teoría del capital humano es parte de la economía de la educación y una de las ramas

más nuevas de la economía; A principios de la década de 1970, se convirtió verdaderamente en

una disciplina económica con un sólido sustento teórico y un rico desarrollo empírico, ( Acevedo

Muriel, 2018).

Becker formuló la teoría de las inversiones en capital humano, basándose en la evidencia

de que las personas altamente educadas y capacitadas casi siempre tienden a ganar más

que otras, siendo una teoría para entender mejor la contribución del conocimiento que

poseen las personas respecto a otros factores de producción, como el capital (Becker,

2003; Marvel, Davis y Sproul, 2014).


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Cabrillo (1996) define el capital humano como el conjunto de conocimientos y formación

profesional que posee una persona que determina su capacidad para trabajar y obtener ingresos.

En este sentido, el capital humano es el acervo o stock de conocimientos y habilidades

productivamente útiles que las personas han acumulado tanto a nivel individual como entre

países. Como se puede observar en las definiciones anteriores, el concepto de capital humano

crea un sesgo económico que lo limita a la capacidad de trabajar de manera efectiva para generar

ingresos. Este sesgo proviene del origen del propio concepto, que surge en la década de 1960,

cuando se producen los primeros desarrollos teóricos en el campo de la economía, según lo

explica ( Acevedo Muriel, 2018).

Los argumentos desarrollados por Theodore Schultz (1960) y Gary Becker (1983)

durante la primera década del siglo XX son todavía las bases para comprender la teoría

del capital humano. Las obras de estos escritores se consideran pioneras en las ciencias

económicas, y a través de los años se han modificado y enriquecido con nuevas

consideraciones. Por ese motivo, para abordar el capital humano se hace necesaria una

revisión de las ideas expuestas por los autores mencionados ( Acevedo Muriel, 2018)
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2.2 Capital humano general y especifico

Esta teoría distingue dos maneras posibles para su formación:

La formación general, adquirida en el sistema educativo, formativo. Su transferibilidad y

su compra al trabajador explica el que esté financiada por este último, ya que puede

hacerla valer sobre el conjunto del mercado de trabajo. Por su parte, la firma no está, en

modo alguno, impelida a sufragar los costes de formación de una persona, susceptible de

hacer prevalecer esa formación en otra empresa dispuesta a mejorar la remuneración, lo

que podría incitarla a abandonar la firma. Para evitar esto, la financiación de la actividad

toma la forma de una remuneración más fiable (que su productividad marginal). El

acuerdo entre el trabajador y la firma consiste entonces en la compra, por parte de la

firma, de la « fuerza de trabajo » de un lado, y la compra de formación del trabajador, por

otro (Humano, 2017).

La formación específica adquirida en una unidad de producción o de servicios permite al

trabajador desarrollar su productividad dentro de la empresa, pero nada o muy poco fuera de la

empresa. En este caso, las empresas y los empleados reciben financiación al mismo tiempo.

Durante la capacitación, el empleado recibió menos paga de la que habría recibido fuera de la

empresa. Esta diferencia se mide en términos de su contribución a la educación específica, pero

aún es superior a su productividad sin el costo financiero de la educación. Esta diferencia expresa
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la contribución de la empresa a esta formación. La empresa no acepta tal contrato a menos que

considere posible rentabilizar la inversión: el salario que ofrece al final del período de formación

será superior al salario de reserva de un trabajador que trabaja fuera de la empresa, pero inferior

a una generación. de su valor, por lo que se le anima a permanecer en él, y la diferencia con el

salario otorgado representa la recompensa de la empresa por una determinada inversión de

capital (Humano, 2017).

Por capital humano general se comprende el conocimiento adquirido a través de la

educación formal y experiencia profesional; y el específico envuelve las capacidades de las

personas, que pueden ser aplicadas directamente a un trabajo o dentro de una empresa, que son

aprendidas previamente en entornos organizacionales y que resultan de la acumulación de

experiencia en una organización (Estrin, Mickiewicz y Stephan, 2016; Debrulle, Maes y Sels,

2013; Westhead, Ucbasaran y Wright, 2009), según lo cita (Humano, 2017)

(Tovar Meléndez, n.d., Pg 50)El general se refiere a aquel del cual se obtienen resultados

generales y por lo tanto muchas empresas pueden hacer uso de esa capacitación que ya se

le ofreció a la persona entrenada. El capital humano de tipo específico, sólo puede ser

usado por la empresa que pagó por la capacitación. Un ejemplo del entrenamiento general

es el que se realiza cuando una empresa paga a sus empleados por un posgrado en una

Universidad de prestigio, mientras que el de tipo específico es la capacitación que recibe

un empleado para poder hacer bien su trabajo, como es el poder utilizar una máquina o

software específico, así lo explica (Humano, 2017)


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En el campo de la educación general, Becker (1961) argumenta que el mayor beneficio se

otorga al trabajador y las empresas solo brindarán esta educación si no incurre en costos, es decir

no quieren gastar dinero, porque en un momento determinado un empleado puede irse a trabajar

a otra empresa y recuperar los conocimientos adquiridos, esto es una pérdida para la

organización, no para la productividad. Aunque, explican los autores, los trabajadores pueden

estar dispuestos a pagar por la educación general, pero solo si sus salarios futuros aumentan con

la educación. Por sí misma, la capacitación especializada aumenta la productividad en la empresa

que paga por la capacitación, pero no aumenta la productividad en ninguna otra organización

(Becker, 1961). Por lo tanto, la mayoría de las empresas solo están dispuestas a pagar por

capacitación especial porque les reportará algún beneficio. Probablemente la forma más común

de capacitación en las organizaciones es la capacitación de inducción, donde se le explica al

empleado todos los conceptos básicos de la empresa para la que trabaja, y esto suele ocurrir

cuando comienza a trabajar para la organización, tal como lo dice (Humano, 2017).

2.3. Origen y evolución de la teoría del capital humano

Seugn lo afirma ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), En los primeros años del

siglo XX, los supuestos más fundamentales de la teoría económica surgieron en la era del

capitalismo. Con el advenimiento de la Revolución Industrial y las corrientes liberales

positivistas lideradas por escritores como Adam Smith (1776/2011) y John Stuart-Mill (1951);

La esperanza para el desarrollo social es visible en la enseñanza. El capital es considerado un


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bien acumulado que incrementa la capacidad productiva y laboral del país y, por tanto, es un

factor decisivo para mejorar la calidad y las condiciones de vida de la población.

El crecimiento y el fortalecimiento de las economías industrializadas se debían a la

rentabilidad producida por la combinación del capital físico, la tecnología en auge y la

fuerza trabajadora. En esencia, la eficacia en el manejo de esos elementos era el punto de

partida para que las sociedades se hicieran con un capital lo suficientemente amplio como

para mejorar las condiciones de vida de los obreros y, por extensión, del resto de la

población. La producción de bienes para el consumo ayudaba a robustecer la economía,

al mantener el equilibrio en el aparato productivo, como cita ( González Álvarez & Solís

Rodríguez, 2010).

Según lo cita ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), Sin embargo, esta definición

básica no esclarece las causas de las diferencias de ingresos y rentabilidad en economías

industrializadas regidas por el mismo paradigma de acumulación de capital. En este sentido, las

explicaciones que instrumentalizan o magnifican el mecanismo como la única causa del

crecimiento económico se ven insuficientes.

Desde la perspectiva del liberalismo económico, el progreso se debía a la ampliación del

capital físico y de la fuerza laboral en términos de cantidad. A mayor alcance

tecnológico, mayor el ingreso; pero en la realidad se comenzó a percibir una tendencia

hacia la homogeneización del dinero recibido por el concepto de trabajo, o una disparidad

en los niveles de producción en industrias con organización similar. Esta situación trajo
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una serie de cuestionamientos a la teoría del capital físico, al tiempo que exigió una

reevaluación de la participación del obrero en la configuración del sistema económico

( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010).

“Como todo concepto teórico, la teoría del capital humano surgió como un intento de

explicar estas diferencias entre los niveles de producción industrial y se consolidó posteriormente

en la teoría operativa y la educación económica en los países desarrollados” ( González Álvarez

& Solís Rodríguez, 2010).

Tal como cita ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), En principio, se especuló

que los factores considerados tradicionalmente como externos al aparato productivo

podrían influir en al aumento de la rentabilidad industrial, y que la fuerza laboral jugaba

un papel mucho más relevante en la producción; es decir, se le empezó a considerar en sí

misma como fuente de riqueza y no como simple poder operativo. Esto sería el comienzo

de la valorización de las habilidades individuales en el plano económico.

En principio, la teoría del capital humano fue propuesta para describir la importancia y el

papel de la educación en la acumulación de capital por encima de los beneficios de la inversión

en equipamiento tecnológico. La tasa de beneficio de la formación de la mano de obra se vuelve

más importante que el rendimiento monetario del capital físico, según lo cita ( González Álvarez

& Solís Rodríguez, 2010).


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según lo cita (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009), El pionero de este enfoque,

posterior a la segunda guerra mundial, fue Schultz, identifica la dificultad para medir los

beneficios de la inversión en capital humano, señala que el problema estriba en cómo

diferenciar los gastos de consumo de los gastos de inversión. Para la solución de esta

cuestión propone un método alternativo:

Mida las contribuciones de las personas por desempeño, no por costo. Aunque cualquier

aumento en la capacidad causado por la inversión en mano de obra se convierte en parte de la

fuerza laboral y, por lo tanto, no puede venderse, sigue siendo "relativo al mercado" en términos

de su efecto sobre los salarios y puede ser absorbido por la fuerza laboral. El aumento resultante

en los ingresos es el retorno de la inversión, así lo afirma (Villalobos Monroy & Pedroza Flores,

2009)

Otro autor es Becker (1983a), está considerado como el sistematizador de los aportes de

Schultz, calificó a la segunda mitad del siglo XX como la era de la gente, debido a que el

desarrollo de una nación se mide por la utilización de los conocimientos, de las técnicas y

de los hábitos de la población. Su punto de partida consistió en analizar los aportes

realizados por Schultz para realizar una reformulación de la teoría de la inversión en

capital humano, registro la falta de la elaboración de un conjunto amplio de implicaciones

empíricas a las cuales se dedicó, encontró varias relaciones al respecto:


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1- “Los ingresos suelen aumentar con la edad a una tasa decreciente. Tanto el ritmo de

aumento como el de descenso tienden a estar relacionados positivamente con el nivel de

cualificaciones” (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009)

2- “Las tasas de paro tienden a estar relacionadas inversamente con el nivel de

cualificaciones” (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009).

3- “Las empresas de los países menos desarrollados parecen ser más paternalistas con sus

empleados que las empresas de los países desarrollados” (Villalobos Monroy & Pedroza Flores,

2009)

4 –“Las personas más jóvenes cambian de trabajo con más frecuencia y reciben más

escolarización y formación en el trabajo que las personas de más edad” (Villalobos Monroy &

Pedroza Flores, 2009).

5- “La distribución de los ingresos está sesgada positivamente, sobre todo entre los

trabajadores profesionales y otros trabajadores cualificados” (Villalobos Monroy & Pedroza

Flores, 2009).

6- “Las personas más competentes reciben más educación y otros tipos de formación que

las otras” (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009).


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7 – “La división del trabajo está limitada por el tamaño del mercado. 8 Los inversores en

capital humano son más impulsivos que los inversores en capital físico y, por lo tanto, tienen más

probabilidades de fracasar... (Becker, 1983b)” (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009, Pg

276)

El tercer autor es Blaug (1983), donde analiza la contribución de este método desde un

punto de vista académico o de investigación, centrándose en los aspectos metodológicos. Señaló

que la característica del capital humano es el individualismo metódico, y cree que la formación

de capital humano no la realizan los individuos mismos, sino en muchos países para el

tratamiento, la educación, la búsqueda de información y la capacitación laboral. El gobierno lo

ha cancelado total o parcialmente. También cuestiona si los programas de investigación de

capital humano pueden proporcionar nuevos estándares normativos para la acción estatal. Su

respuesta a esta pregunta es que la investigación del capital humano proporciona un nuevo

estándar para la inversión social: los recursos deben asignarse a niveles de educación y años de

educación para que el rendimiento social mínimo de la inversión en educación sea igual a la tasa

de rendimiento. porque una inversión en educación no debe ser inferior al rendimiento de

inversiones privadas alternativas. Enfatiza específicamente que el retorno de la inversión en

educación debe calcularse solo en términos de valores cuantificables y observables; por lo tanto,

los rendimientos no monetarios de la educación y las externalidades relacionadas con la

educación siempre se ajustan para evaluaciones cualitativas y difieren entre autores (Blaug,

1983), tal como lo afirma (Villalobos Monroy & Pedroza Flores, 2009)
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2.4. T. Schultz: La educación como forma de inversión

Según lo cita ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), La idea principal de Schulz

es ver la educación como una fuente de creación de capital económico. Para sustentar este

beneficio se requiere inversión, y la inversión debe provenir de personas que conscientemente

acepten la necesidad de buscar una educación adecuada para poder participar en las actividades

productivas de la sociedad. Para los autores, el concepto de capital humano se define como la

bondad acumulada que se integra con una persona, se vuelve parte de una persona y así

enriquece a una persona. Desde la perspectiva de Schulz (1960), la educación es un agente de

recursos que los individuos se apropian para sus propios intereses y los de la sociedad. De esta

forma, él mismo es empleado en la capital, por lo que su trabajo es percibido como una ventaja

para el colectivo. En este sentido, la acumulación de conocimiento mejora la productividad de las

personas, y las personas se benefician de salarios más altos por la inversión en educación.

A partir de este punto empieza a crearse la relación equivalente de educación e ingresos

de trabajo, que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los estandartes de la

teoría del capital humano, como se verá más adelante. Por otro lado, desde la postura de

Schultz (1961) no se asigna al Estado o a la industria ninguna responsabilidad respecto a

la inversión en educación, a pesar de que este se ve beneficiado con una mano de obra

más capacitada ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010).


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2.5. Gary Becker y la consolidación de la teoría

Según lo cita ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), Becker (1983) parte de los

planteamientos de Schultz (1960) y complejiza el tema del financiamiento y la

retribución salarial. Para este autor, acumular capital mediante la educación es un proceso

que toma tiempo y demanda gran inversión al individuo, por lo cual se espera que el

período de inversión sea proporcional a el retorno obtenido.La predisposición a cubrir los

gastos se basa en la valoración positiva de la instrucción para el mejoramiento de las

condiciones de vida de la fuerza trabajadora. Las empresas consideran que sus empleados

deben tener las cualidades y aptitudes adecuadas para hacer realidad las transformaciones

del avance tecnológico, por lo cual pagan mejores salarios en concordancia con el nivel

educativo y de experiencia. Los modelos de análisis propuestos por Becker giran

alrededor de la comparación de las tasas de retorno de la producción, con inversión en

capital humano y sin la inversión. Esto fue de suma relevancia para terminar de echar por

tierra la creencia de la supremacía del desarrollo industrial sobre el desarrollo por

educación. Asimismo, hace una propuesta de separar el conocimiento en genérico y

especializado. El primero es costeado por el individuo, quien luego dueño de capital

humano espera mejores salarios por su capacidad de laborar con mayor calidad; el

segundo, a su turno, es aquel que se orienta a los procesos internos de funcionamiento de

la empresa y tienen un gran valor agregado para la industria, pero no tanto para el
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trabajador si llegase a cambiar de empleo. Este tipo de conocimiento es más valorado y,

por consiguiente, se paga mejor.

2.6. Capital humano y descubrimiento de oportunidades

Según ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010) La teoría del capital humano se

centra en los factores cognitivos que miden el conocimiento y las habilidades necesarias para

iniciar un nuevo negocio (Schultz, 1959; Becker, 1964; Mincer, 1974). La teoría establece que el

conocimiento otorga a los individuos mayores capacidades cognitivas, haciéndolos más

productivos y eficientes (Schultz, 1959; Becker, 1964; Mincer, 1974). De esta manera, las

personas con capital humano de mayor calidad podrán identificar mejor las oportunidades de

negocio (Davidsson y Honig, 2003, p. 305).

La educación formal es un componente del capital humano que permite la acumulación

de conocimiento, proporcionando a los emprendedores habilidades útiles para la creación

empresarial. Diversas investigaciones empíricas han analizado la relación entre educación

y creación y éxito emprendedor, sugiriendo que los efectos de la educación sobre la

probabilidad de ser un emprendedor o de conseguir éxito suelen ser de tipo no lineal

(Evans y Leighton, 1989; Bellu et al., 1990; Davidsson, 1995; Honig, 1996; Gimeno et

al., 1997; Reynolds, 1997). El capital humano no está constituido únicamente por los

conocimientos proporcionados por la educación formal, sino que también incluye los

conocimientos adquiridos a través de la experiencia y el aprendizaje práctico. Así, una

amplia experiencia laboral en un mercado concreto, así como una experiencia vocacional
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específicamente orientada, puede aumentar, en teoría, el capital humano (Becker, 1964).

La evidencia empírica ha demostrado que la habilidad de descubrir oportunidades

empresariales está relacionada positivamente con el capital humano a través de distintas

variables como la educación (Davidsson y Honig, 2003), la experiencia laboral, tanto en

general (Davidsson y Honig, 2003) como en una industria específica (Shane, 2000;

DeTienne y Chandler, 2007), la experiencia emprendedora (Daviddson y Honig, 2003;

Ucbasaran et al., 2003; DeTienne y Chandler, 2007), el conocimiento previo (Shane,

2000) y el conocimiento previo de los problemas de los clientes (Shepherd y DeTienne,

2004), según afirma ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010).

No sólo el conocimiento real de un individuo (por ejemplo, nivel y tipo de estudio) es

crucial para descubrir oportunidades empresariales, sino también su percepción del conocimiento

y las habilidades que posee. En este sentido, la autoeficacia se entiende como el juicio que las

personas hacen sobre si tienen las habilidades para realizar una tarea, y su creencia en su

capacidad para usar esas habilidades para lograr los resultados deseados (Bandura, 1989, 1997)

se ha identificado como uno. de los principales factores cognitivos que influyen en el

emprendimiento (Scott y Twomey, 1988; Chen et al., 1998; De Noble et al., 1999; Segal et al.,

2002). Si las personas creen que tienen estas habilidades, pueden considerar ingresar al programa

(Krueger et al., 2000; Wilson et al., 2007). Kruger et al. (2000, p. 417) argumentan que el

reconocimiento de oportunidades depende de si los individuos perciben las situaciones como

controlables y positivas, ya que las percepciones de autoeficacia son un requisito previo

importante para el reconocimiento de oportunidades. Aunque ha habido algunos estudios previos


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que relacionan la autoeficacia con las intenciones empresariales (Scott y Twomey, 1988; Chen et

al., 1998; De Noble et al., 1999; Segal et al., 2002; Wang et al., 2002) . , no existen trabajos que

analicen la relación entre la autoeficacia y el descubrimiento de oportunidades ( González

Álvarez & Solís Rodríguez, 2010).

A partir de todo lo anterior, es posible formular la siguiente hipótesis:

H1: El capital humano (educación formal y autoeficacia) está positivamente relacionado

con el descubrimiento de oportunidades de creación empresarial. (p. 182).

2.7. Aspectos fundamentales de la teoría del capital

A partir de los trabajos de Schultz (1960) y Becker (1983) se han consolidado ciertos

aspectos característicos de la teoría del capital humano, que permanecen vigentes y

forman una definición ya extendida de esta teoría económica. Para empezar, es posible

afirmar que el eje central es el siguiente: la educación determina el nivel productivo de

una sociedad. Cuanto mayor sea el grado de instrucción de los individuos, mejor será su

desempeño laboral y, por consiguiente, aumentará el crecimiento económico de toda una

población. La enseñanza repercute directamente en las oportunidades de los individuos de

insertarse adecuadamente en el ambiente laboral; es un mecanismo de empoderamiento

que da a las personas las habilidades para convertirse en seres humanos con poder de

decisión ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010).


25

Se consideraba que la maquinaria de producción dependía de factores distintos de la

mecanización de los procesos y el capital industrial, y como resultado se abandonaron las

teorías capitalistas tradicionales de reinversión de la plusvalía en maquinaria y se puso

énfasis en el individuo y su potencial. Uno de los postulados básicos de la teoría es que

“una mano de obra más calificada utiliza el capital de manera más eficiente y por lo tanto

se vuelve más productiva” (Elías y Fernández, 2002, p. 1 2) tal como cita ( González

Álvarez & Solís Rodríguez, 2010).

Según lo cita ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), La educación propicia la

innovación, la investigación, la resolución de problemas y la búsqueda de soluciones que

impactan positivamente en la economía, pues dan eficacia a los procesos de las empresas.

Por consiguiente, la teoría del capital humano es de carácter exclusivamente económico y

laboral. La importancia de la acumulación del conocimiento está en la capacidad de

ponerlo al servicio de la fuerza productiva del trabajo.

Tal como lo dice ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010), Otro aspecto

importante de la teoría del capital humano es que se ha convertido en un interés de la

política pública y de la empresa privada. En principio, se cree que la responsabilidad de la

educación es del individuo, aunque las empresas y el sector público son los beneficiarios

directos, juegan un papel más pasivo en la promoción de la educación. El capital humano

está transformando el papel del gobierno en la financiación de la educación. Enriquece la


26

teoría al agregar aspectos del gasto público, problemas de calidad de la educación y

factores externos en el funcionamiento de las organizaciones educativas que afectan

significativamente el logro educativo y la calidad de vida de las personas.

Capítulo 3. Teoría basada en las oportunidades

3.1. Conceptualización

Según (Gámez Gutiérrez, Jorge Alberto;, 2013), Peter Drucker no aceptó el concepto de

personalidad emprendedora, sino los rasgos distintivos de cada individuo y su conducta,

de suerte que la base de un emprendedor no es intuitiva, sino conceptual y teórica: un

empresario exitoso no espera a la musa; busca la necesidad que debe ser entendida, pues

sin entender el problema no se puede encontrar una solución y tampoco este se puede

solucionar sin el conocimiento. Independiente del espacio donde él o ella emprendan —

público, dentro de la empresa o en creación de empresa—, los emprendedores deben

acudir a la permanente innovación, puesto que es difícil vivir en entornos innovadores sin

esa competencia, además porque el emprendimiento no es natural, ni creativo: es trabajo;

los emprendedores pueden aprender, pero requiere esfuerzo, y los emprendedores

empresariales deben ser disciplinados, trabajar y practicar (Drucker, 1984, 2007).

Tal como lo dice (Gámez Gutiérrez, Jorge Alberto;, 2013), La creatividad es una palabra

utilizada por los no innovadores; es la eterna exploración de cómo escapar de la obsolescencia

trabajando constantemente, revisando proyectos, prediciendo resultados y buscando

constantemente nuevas formas de hacer las cosas. El emprendedor innovador es una minoría
27

porque crea algo nuevo y diferente que afecta la economía y de lo contrario provoca cambios en

los valores sociales; por tanto, el emprendedor innovador tiene un mayor impacto en la economía

que la tecnología; tiene un papel innegable en la creación de empresas, pero Drucker (1984,

2007) encontró que, en 1980, el 75% de las nuevas empresas eran empresas tradicionales. Para el

autor, los emprendedores de alta tecnología son inventores y especuladores, no innovadores, y

coincide con Schumpeter en que los inventores generan ideas y los emprendedores hacen que las

cosas sucedan (Drucker, 1984, 1986; Xiong Peter, 1947a). Así, un inventor es una persona que

crea algo por primera vez, motivado por su trabajo e ideas personales, con experiencias

familiares, educativas y profesionales que contribuyen a su desarrollo creativo; Los inventores

otorgan gran importancia al éxito y la capacidad de patentar sus invenciones en cantidades y

recompensas monetarias, sin embargo, no fue la medida de su éxito. A diferencia de los

empresarios que le dan vida, los inventores simplemente disfrutan el proceso de inventar (Hisrich

et al., 2005).

Un emprendedor es un tomador de riesgos, es un innovador que busca el cambio,

reacciona ante él y lo usa como una oportunidad; la oportunidad es una fuente de innovación que

existe en estructuras de mercado inesperadas y descoordinadas, nuevos conocimientos. Las

innovaciones deben ser sistemáticas, específicas y deben analizarse las oportunidades; por

supuesto, observar, preguntar, escuchar, ser conciso, conciso y conciso, reflejado en detalles,

debe ser el mejor en este campo. La innovación comienza con un análisis sistemático de

oportunidades, por lo que la vigilancia no es suficiente. La búsqueda debe organizarse y la

innovación efectiva comienza poco a poco; idealmente, un emprendedor considera una forma de
28

innovación desde la formación de su idea de negocio para promover y fortalecer el liderazgo en

su industria (Gámez Gutiérrez, Jorge Alberto;, 2013).

Según lo cita (Gámez Gutiérrez, Jorge Alberto;, 2013), emprendedor parte de preguntas

como: ¿qué significa si?, ¿adónde me lleva?, ¿cómo se encara? En el momento de crear

empresa se lleva a cabo la innovación, que no tiene que ser técnica, ni siquiera una cosa;

se refiere a lo económico y lo social, no a lo técnico. Coincide Drucker (1984) con los

psicólogos en que el empresario innovador trata de crear valor, de hacer una

contribución, y tiene motivaciones que pueden ser dinero, poder, curiosidad, fama o

reconocimiento.

Así lo afirma (Gámez Gutiérrez, Jorge Alberto;, 2013), El crédito genera poder

adquisitivo y, al igual que los economistas neoinstitucionalistas North y Coase, Drucker

argumentó que los empresarios están rodeados de redes e instituciones. Finalmente, atribuye el

fracaso de los empresarios a factores como la codicia, la estupidez, el impulso irracional y la

incompetencia; luego sugirió lo que los emprendedores no deberían hacer: ser inteligentes,

enfocarse en una cosa e innovar ahora (Drucker, 1984).


29

Teoría Basada en Oportunidades

“Sautet (2013) estableció que el emprendimiento basado en necesidad se diferencia del

emprendimiento local, por ende, cuando una persona emprendedora identifica las oportunidades

existentes en el mercado estas son aprovechadas al máximo”, según lo afirma ( ESPINOZA

BAJAÑA & SALAZAR REYES, 2021)

3.2 Teoría de la iniciativa empresarial basada en la oportunidad

Según lo cita (Leon, 2021): Las teorías basadas en índices se basan en nombres como

Peter Drucker y Howard Stevenson. El enfoque propuesto proporciona un marco integral para la

investigación empresarial que no provoca cambios (como afirman las escuelas schumpeterianas

o austriacas), sino que explota las oportunidades creadas por el cambio (en términos de

tecnología, preferencias de los consumidores, etc.) (Drucker, 1985). También dijo: Significa

negocios y emprendimiento. Los emprendedores siempre buscan el cambio, reaccionan ante él y

lo utilizan como una oportunidad. " Drucker Access reconoce que el cambio no es solo un

problema del empleador. Significa centrarse en las oportunidades para crear cosas. Stevenson

(1990) sobre la capacidad de concentración de Drucker. Se basa en la investigación para

determinar la diferencia entre la gestión y el espíritu empresariales. Concluye que un sistema de

gestión empresarial “busca oportunidades independientemente de los recursos que actualmente

maneja.
30

Capítulo 4. Teoría basada en los recursos

4.1. Fundamentos teóricos

Según lo cita ( Suárez González & Fernandez, 2015), La teoría basada en los recursos

cuestiona los supuestos más extendidos en los años ochenta, donde se postulaba que la

construcción de una posición competitiva ventajosa y sostenible a largo plazo dependía

básicamente de la posición en los mercados de productos (Porter, 1980, 1985); antes, al

contrario, para el enfoque de recursos:

1) “cada empresa es heterogénea, ya que posee una diferente dotación de recursos,

producto de su historia, suerte y decisiones pasadas, sobre los que puede sustentar una ventaja

competitiva”, así lo afirmo ( Suárez González & Fernandez, 2015).

2) “Puede mantener esta heterogeneidad en el tiempo; es decir, puede mantener una

ventaja competitiva que le proporcionará ingresos a largo plazo” ( Suárez González &

Fernandez, 2015)

Como lo cita ( Suárez González & Fernandez, 2015), A partir de esta idea general, se

abren dos líneas de reflexión teórica: a) identificación de los recursos y de sus

características más relevantes desde el punto de vista estratégico justificación del papel

de esos recursos en la construcción de ventajas competitivas sostenibles.


31

4.1.2 De los recursos, concepto

Tal como lo afirmo ( Suárez González & Fernandez, 2015), En este enfoque, dos

conceptos clave son los recursos y las capacidades. Se entiende por recurso cualquier factor de

producción que está a disposición de la empresa, es decir, puede ser controlado firmemente,

aunque no tenga derechos de propiedad claramente definidos. Se trata, pues, de un concepto de

recursos más amplio que el aceptado por la teoría económica, que considera únicamente la tierra,

el capital, el trabajo y la organización posmarshalliana. Vernefelt (1984, 172) considera que

todos los activos tangibles e intangibles con los que están vinculados de forma semipermanente

deben ser considerados como recursos, tales como marcas, conocimiento técnico propietario,

personal calificado, relaciones comerciales, instalaciones, procedimientos eficientes. , capital, ya

sean fortalezas o debilidades de la organización.

4.1.3 Tipos de Recursos

Un elemento central para el enfoque es la distinción entre recursos tangibles e

intangibles. La importancia de los intangibles en particular es destacada inicialmente por

Itami (1987) -uno de los primeros autores, por cierto, que trata de teorizar sobre el éxito

japonés- quien llama la atención sobre la importancia de los "activos invisibles". Con

posterioridad Aaker (1989) y Hall (1993) distinguen dentro de los recursos intangibles

entre los que serían estrictamente activos (assets)("lo que se tiene") y competencias o

habilidades (skills) ("lo que se hace"), según el grado de control que pueda ejercer la

empresa sobre ellos. Además, las habilidades y competencias dependen de las personas
32

que las poseen, al igual que ocurriría con algunos activos, en particular los vinculados a

la reputación (Itami, 1987 ; Hall,1993) mientras que el resto de activos sería

independiente de ellas, así lo afirma ( Suárez González & Fernandez, 2015).

4.1.4 Características

Esta idea de capacidades como “algo hecho” acerca el concepto de recursos al concepto

de capacidades. Una capacidad es un conjunto de recursos para realizar una tarea o actividad,

resultado del trabajo conjunto de un conjunto de recursos (Grant, 1991); estas son las que

Prahalad y Hamel (1990) denominan capacidades básicas, aunque se centran en el aspecto

técnico ( Suárez González & Fernandez, 2015).

Según lo afirmo ( Suárez González & Fernandez, 2015), La gestión colectiva de un

conjunto de recursos exige complejos patrones de coordinación entre ellos; lo que

conecta el concepto de capacidad con el de rutina organizativa (Nelson y Winter, 1982), y

comienza a aproximar el enfoque basado en los recursos al evolutivo. Con todo, las

capacidades pueden incluir más elementos, como las habilidades tecnológicas y los

activos complementarios (Teece et al.,1990) o los conocimientos y habilidades, los

sistemas de dirección, los sistemas físicos y los valores que sustentan todo el conjunto

(Leonard-Barton,1992, Leonard-Barton et al.,1994).


33

Según lo cita ( Suárez González & Fernandez, 2015), Las capacidades, como las rutinas

que las soportan, están organizadas en una jerarquía (Collins, 1991; Teece et al., 1994, Grant,

1995). El primer nivel son las capacidades estáticas relacionadas con las actividades funcionales

de la empresa. El segundo son las capacidades dinámicas (Teece et al; 1994) [capacidades

basadas en la transición (Lado et al, 1992) o capacidades arquitectónicas (Henderson y Cockbur,

1994)]. Finalmente, podemos hablar del tercer nivel, que incluye la capacidad de aprender a

aprender y aprender más rápido que los competidores (Collins, 1994).

Según lo afirma ( Suárez González & Fernandez, 2015):

Ahora bien, este concepto tan sugerente no se distingue con claridad del de recurso en los

trabajos de muchos autores. La cuestión no es, en realidad, tan importante si se entiende

lo que está detrás de cada uno y se asume que tanto recursos como capacidades se

ordenan de forma jerárquica dentro de las organizaciones. En cualquier caso, existe un

elemento homogeneizador, que subyace en cualquier concepto de recurso intangible o

capacidad que se contemple: ambos son formas de conocimiento más o menos complejas

que posee la organización. Ello hace que en estos momentos probablemente estén

coexistiendo varias líneas de investigación, según que hagan hincapié en:

a) “recursos (Wernefelt, 1984, Barney, 1986, 1991, 1992, Dierick y Cool, 1989, Peteraf,

1993, Chi, 1994)” ( Suárez González & Fernandez, 2015).


34

b) “Recursos y capacidades (Teece et al., 1994; Grant, 1991, 1995; Markides y

Williamson, 1994, 1996) 2. En la práctica, esta capacidad aparece en las prácticas JIT más

comunes (ver, por ejemplo, Stalk et al., 1992)” ( Suárez González & Fernandez, 2015).

c) “conocimientos (Kogut y Zander, 1992, Zander y Kogut, 1995, Hill y Deeds, 1996)”

( Suárez González & Fernandez, 2015).

Tal como lo afirma ( Suárez González & Fernandez, 2015):

Por lo demás, existen una serie de aspectos que pueden aplicarse indistintamente a los

conocimientos, a las capacidades y a los recursos intangibles y que aparecen de forma

reiterada en las tres líneas que acabamos de mencionar; entre ellos podemos identificar

los siguientes:

1. Codificación (Reed y de Filippi, 1990). Por definición, las habilidades son un

componente del conocimiento tácito (Polanyi, 1967), es decir, se adquieren haciendo o viendo

cosas hechas (recordemos que los efectos de la experiencia también son el resultado de la

repetición). Los propios recursos intangibles pueden o no contener conocimiento tácito, ( Suárez

González & Fernandez, 2015).

2. Especificidad (Williamson, 1975; Klein et al., 1978; Reed y de Filippi, 1990). Gran

parte del conocimiento que generan las organizaciones y sus capacidades son específicos en el
35

sentido de que son más útiles para la organización que los creó que para cualquier otra

organización. Este fenómeno es más pronunciado cuando se requieren más recursos

especializados compartidos, es decir, son interdependientes (Teece, 1986), según lo cita ( Suárez

González & Fernandez, 2015).

3. Complejidad (Reed y de Filippi, 1990,Winter, 1987, Zander y Kogut, 1995). Surge

como consecuencia de la existencia de destrezas y rutinas múltiples y coordinadas dentro

de la organización. La complejidad favorece lo que Lippman y Rumelt (1982) denominan

"ambigüedad causal", es decir el desconocimiento sobre cuáles son las causas del éxito de

una organización y cómo pueden reproducirse. Especificidad y complejidad suelen ir en

paralelo ya que la generación de complejos sistemas de interacción entre recursos suele ir

acompañada de una creciente adaptación a la organización donde se han desarrollado. De

manera similar, también van apareciendo activos especializados. Además, para Barney

(1991) ese desconocimiento debe ser tan grande como para que ni siquiera la empresa

que posee los recursos entienda porqué funcionan, ya que en caso contrario otras

empresas podrían hacerse con ellos contratando a los directivos. Reed y de Filippi (1990)

no son tan drásticos, ya que entienden que aún comprendiendo las causas de su éxito la

empresa puede conservarlo, ( Suárez González & Fernandez, 2015)

4. Dependencias del sistema (Winter, 1987; Zander y Kogut, 1995). Es la medida en que

cierto conocimiento depende de muchos grupos diferentes de (las) personas con un cierto nivel

de calificación. Algunos conocimientos se integran en individuos específicos, mientras que otros


36

conocimientos son producto del aprendizaje colectivo (Prahalad y Hamel, 1990) e integrados en

equipos ( Suárez González & Fernandez, 2015).

Según lo afirma ( Suárez González & Fernandez, 2015), El enfoque de recursos se

preocupa casi exclusivamente de los aspectos internos de la empresa y, en consecuencia,

de los mercados de factores; sin embargo, algunos autores también llaman la atención

sobre la posible existencia de recursos, y desde luego de capacidades, en los mercados de

productos (Foss y Eriksen, 1995; Langlois, 1995), como ocurre con los estándares de la

industria, el conocimiento compartido en redes de I+D y las normas de conducta

compartidas. Esta línea de investigación conecta con el estudio de las redes empresariales

y con las últimas aportaciones de Porter (1990).

4.2. De los recursos como base de ventajas competitivas

El enfoque basado en los recursos traslada el centro de atención a los factores productivos

de la empresa, porque entiende que de ellos depende la construcción de ventajas

competitivas sostenibles capaces de proporcionar rentas a largo plazo, fin último de la

estrategia (Bower, 1970, Schoemaker, 1990). Se trata, por lo tanto, de analizar por qué y

cuáles son los recursos, capacidades o tipos de conocimiento, capaces de ello, lo que

Amit y Schoemaker (1993) llamaran activos estratégicos, Barney (1986a) factores

estratégicos y Wernerfelt (1984) recursos críticos, así como lo dice ( Suárez González &

Fernandez, 2015).
37

Según ( Suárez González & Fernandez, 2015). Actualmente contamos con al menos tres

esfuerzos básicos que pueden servir para identificar las características que debe reunir un recurso

para lograr sus propiedades estratégicas (Barney, 1991; Grant, 1991; Peteraf, 1993). Sin

embargo, curiosamente, estos autores solo estuvieron parcialmente de acuerdo con sus

solicitudes de recursos estratégicos, como se muestra en la Tabla 1.

CUADRO 1: REQUISITOS DE LOS RECURSOS ESTRATÉGICOS. TRES

MODELOS A EXAMEN.

Así como lo afirma ( Suárez González & Fernandez, 2015). La heterogeneidad (Peteraf,

1993) es la que permite a las empresas aprovecharse de las rentas ricardianas, originadas,

precisamente, por la existencia de recursos escasos y valiosos (Barney, 1991). Es decir,

se retoma aquí uno de los postulados básicos del enfoque, relacionados con la
38

distribución asimétrica de recursos, no todos igualmente valiosos, lo que permite a sus

afortunados poseedores disfrutar de u na renta que no procede de la explotación de poder

de mercado (como querrían los modelos derivados de la economía industrial).

Según ( Suárez González & Fernandez, 2015), Sin embargo, para que esto continúe, los

competidores no deben replicar, o sustituir otros equivalentes (Collins, 1994), los recursos o

capacidades que forman la base de la ventaja (Grant, 1991). Según Barney (1991), los recursos

más valiosos son aquellos que no pueden ser imitados o sustituidos, evitando que la competencia

nos copie o reemplace; si se quieren preservar las fuentes de la ventaja competitiva, la

competencia se limita ex post (Peteraf, 1993).

Tal como lo afirma ( Suárez González & Fernandez, 2015), La dificultad para copiar

depende, en opinión de Rumelt (1984; 1987) de los llamados mecanismos de aislamiento,

factores que retrasan la imitación de una empresa individual, y que son el equivalente a

nivel de empresa a las barreras a la entrada o a las barreras a la movilidad (Caves y

Porter, 1977). Existen una serie de características que poseen algunos recursos y

capacidades que reducen o impiden la posibilidad de que sean copiados por terceros.

Algunas ya se han mencionado en el epígrafe anterior; en el cuadro 2 aparece una

relación completa de ellas. Paradójicamente, no debemos olvidar que los mismos factores

que protegen los recursos y capacidades de la imitación también dificultan su replicación

interna, lo que supone una restricción al crecimiento (Kogut y Zander, 1992); sin

embargo, se ha prestado más atención a las posibilidades de imitación externa (Winter,

1995).
39

Barney (1991) resume aquí sus afirmaciones; Sin embargo, Peteraf (1993) y Grant (1991)

argumentan que la capacidad de poseer recursos escasos, valiosos, incomparables y no

sustituibles es esencial para que las empresas logren una ventaja competitiva, pero no para

obtener ganancias. comprando estos recursos. El objetivo final de cualquier estrategia. De hecho,

si el mercado de factores estratégicos funciona bien, el precio del recurso incluirá las ganancias

futuras esperadas de la empresa que lo compra o lo utiliza; la razón por la que no puede ganar

más de los ingresos normales. Para ello, Grant (1991) plantea una condición: el recurso debe ser

difícil de transferir en el mercado. Peteraf (1993) divide este requerimiento en dos partes,

dependiendo de si se tiene en cuenta el momento de adquisición de estos recursos (restricción de

la competencia por adelantado) o el momento de distribución del ingreso que recibe la empresa

(no completamente estacionario); diferentes expectativas (que afectarán su precio) y la

probabilidad de que pueda salir al mercado sin perder valor (incluso si hay mucha información al

respecto). La Tabla 2 muestra los principales factores que dificultan o inhiben el funcionamiento

de los mercados y la consiguiente transferencia de recursos y capacidades, según lo cito ( Suárez

González & Fernandez, 2015)

Según ( Suárez González & Fernandez, 2015):

La existencia de distintas expectativas vinculadas con el futuro de un recurso enfatiza el

papel del empresario y de las rentas empresariales (Rumelt, 1987); lo que, a su vez,

enlaza el enfoque de recursos con la escuela austriaca, que se caracteriza por la

importancia que otorga al empresario en la actuación de los mercados (Kirzner, 1973). El


40

empresario es, precisamente, quien es capaz de percibir en el mercado oportunidades que

los demás no aprecian y de desplegar los recursos capaces de aprovecharla, lo que le

permitirá apropiarse de una renta derivada de esa percepción y del riesgo subsiguiente

que su explotación le acarreará.

La dificultad de replicar y/o adquirir recursos estratégicos explica la distribución

constantemente diferente de los recursos entre las empresas, ya que no se distribuyen de manera

uniforme entre todos los participantes del mercado. Ahora no hay consenso sobre este tema. Así,

Barney (1986a), como antes Schumpeter, se dio cuenta de que una actividad puramente

comercial no podía generar ingresos continuos, por lo que inevitablemente sería copiada por

otros. Para Barney (1986a), existe un mercado relativamente competitivo para los recursos

estratégicos, aunque imperfecto; sin embargo, por el contrario, Dierickx y Cool (1989) entienden

que muchos recursos estratégicos, como la reputación, carecen de mercados y por tanto deben ser

interiorizados, tal como lo dijo ( Suárez González & Fernandez, 2015).

Tras ellos Chi (1994) continúa el análisis de los mercados de recursos estratégicos,

analizando nuevas opciones que permitirían a la empresa inicialmente poseedora de un

recurso cederlo y conservar la posibilidad de mantener sus rentas. Es interesante porque

enlaza con el estudio de las alianzas estratégicas, pero en apariencia olvida que uno de los

requisitos exigidos a los recursos estratégicos es que sean escasos, según lo afirma

( Suárez González & Fernandez, 2015)


41

4.3 La teoría de la empresa basada en los recursos

Según Medina Muñoz (1998) Esta teoría constituye un marco teórico emergente que está

propiciando la aparición de una gran variedad de investigaciones desde tres perspectivas

de investigación distintas (Mahoney y Pandian, 1992; Barney, 1992): la dirección

estratégica, la economía de las organizaciones y la organización industrial. El origen del

planteamiento basado en los recursos puede situarse en 1984, cuando se publicaron dos

trabajos (Foss, 1997a): A resource-based view of the firm, de Birger Wernerfelt, y

Towards a strategic theory of the finn, de Richard P. Rumelt. En poco más de una década,

esta teoría se ha convertido, para muchos, en la perspectiva dominante en el campo de la

dirección estratégica.

Según Medina Muñoz, (1998). La naturaleza novedosa de la teoría de la empresa basada

en los recursos ayuda a explicar la confusión terminológica existente, particularmente en los

términos utilizados para denotar las fortalezas centrales de una empresa (Foss, 1997a). Para

muchos escritores, estas fortalezas son "recursos"; así, por ejemplo, Wernerfelts define el

término "recurso" como todo lo que puede ser una ventaja o desventaja para una empresa;

Barney (1991:101) reserva el término "recurso" como "[...] cualquier cosa que permita a una

empresa desarrollar e implementar una estrategia para aumentar su eficacia y eficiencia". Sin

embargo, Prahalad y Hamel (1990) prefieren hablar de “core competencies”, que en la

terminología de Wernerfelt y Bamey son recursos; Específicamente, el término "competencias


42

básicas" se define como el aprendizaje colectivo de una organización, particularmente en

términos de conocimiento sobre cómo coordinar diferentes habilidades de producción e integrar

múltiples flujos tecnológicos. Sin embargo, otros autores (por ejemplo, Langlois, 1997; Kogut y

Zander, 1992) prefieren el término "competencia". Según Penrose (1959), el término alternativo

"recurso" tiene sentido si se quiere distinguir entre existencias (es decir, recursos) y los flujos o

servicios que se pueden obtener de ellos (es decir, habilidades y capacidades).

Según lo cita ( Medina Muñoz, 1998). Desde la perspectiva de la dirección estratégica, el

planteamiento basado en los recursos examina la relación entre las características internas

de la empresa y su posicionamiento competitivo, para lo que admite dos hipótesis básicas

(Foss, 1997a; Barney, 1991): (a) existen diferencias sistemáticas entre las empresas en la

medida en que éstas controlan recursos que son necesarios para implantar las estrategias

(i.e., las empresas de un sector o grupo pueden ser heterogéneas con respecto a los

recursos estratégicos que controlan); y (b) estas diferencias son relativamente estables

(i.e., estos recursos pueden no ser perfectamente móviles y, de esta forma, la

heterogeneidad puede ser de larga duración).

Los enfoques basados en recursos utilizan estos dos supuestos para analizar las fuentes de

la ventaja competitiva, intentando realizar un análisis estratégico convencional que identifique

oportunidades y amenazas en el entorno (p. ej., Barney, 1991, 1992; Peteraf, 1993; Cuervo

García, 1993). Foss (1997a), la estructura básica de la teoría de la empresa basada en los recursos

surge cuando se combinan los dos supuestos anteriores con otros supuestos básicos derivados en
43

gran medida de la economía, de los cuales se destacan dos (Schulze, 1994; Foss, 1997a): ( a)

diferencias. los recursos fijos conducen a diferencias en el desempeño, y (b) las empresas buscan

maximizar, pero no necesariamente maximizar, su desempeño ( Medina Muñoz, 1998).

Tal como lo cita ( Medina Muñoz, 1998):

La implicación básica de este planteamiento para la dirección de empresas hace

referencia a que las empresas pueden asegurar una elevada performance mediante la

construcción o adquisición de ciertas dotaciones de recursos; de manera más específica,

el objetivo general del planteamiento basado en los recursos consiste en "[...] explicar la

creación, mantenimiento y renovación de la ventaja competitiva en términos de los

recursos de las empresas" (Foss, 1997a:4). En tal sentido, siguiendo a Foss (1997a), la

mayoría de los estudios elaborados bajo este planteamiento teórico están orientados a dar

respuesta a las cuestiones fundamentales que cualquier teoría de la estrategia debería

responder; en términos generales, se pretende explicar el origen y dinámica de la ventaja

competitiva, acudiendo a las características de los recursos y cómo estas características

cambian con el tiempo.

Según Peteraf (1993), para que los recursos sean una verdadera fuente de ventaja

competitiva deben cumplir cuatro requisitos: (a) heterogeneidad, ya que sólo las diferencias en la

eficacia de los recursos y capacidades pueden explicar la existencia de ventaja competitiva; (b) p.

restricciones competitivas antecedentes (es decir, antes de que una empresa elija una posición

dominante en función de ciertos recursos, debe existir una competencia limitada para lograr esa
44

posición); (c) restricciones competitivas ex post (es decir, debe ser difícil o imposible que los

competidores las imiten) o sustituir recursos y capacidades que generan rentas; d) movilidad

imperfecta (es decir, los recursos y las capacidades deben ser relativamente específicos de la

empresa para evitar que los competidores los adquieran). De esta manera, la heterogeneidad

genera rentas, la restricción ex post de la competencia asegura que las rentas no desaparezcan, la

movilidad imperfecta asegura que se retengan capacidades y recursos valiosos dentro de las

empresas y las rentas se compartan, y la restricción ex post de la competencia asegura que las

rentas no sean utilizadas por otras empresas Sobrecarga de costos, según lo cita ( Medina Muñoz,

1998).

Tal como lo afirman ( Medina Muñoz, 1998). Porter (1998) ofreció una de las críticas

más acertadas a la teoría de las empresas de recursos, afirmando que la teoría es de naturaleza

introspectiva, olvidando por completo que el entorno es un determinante clave de la ventaja

competitiva. Sin embargo, los partidarios de esta teoría afirman que este no es el caso, porque p.

el valor de los cuatro requisitos que debe cumplir un recurso para ser fuente de ventaja

competitiva, según Peteraf (1993), depende en gran medida de las operaciones comerciales.

Caracterización del medio ambiente (Foss, 1997e).

Así lo cita ( Medina Muñoz, 1998), Además de la identificación de las condiciones que

deben cumplir los recursos para que constituyan auténticas fuentes de ventaja

competitiva, el segundo gran tópico de investigación dentro del planteamiento basado en

los recursos ha sido la diversificación, entendida ésta como un importante instrumento


45

para explotar mejor los recursos generadores de renta, conseguir que algunos recursos

comiencen a generar rentas por sí mismos, y desarrollar nuevos recursos (e.g., Markides

y Williamson, 1997). Más específicamente, Mahoney y Pandian (1992) consideran que el

planteamiento basado en los recursos contribuye a la investigación sobre la estrategia de

diversificación de cuatro formas: (a) considerando las limitaciones del crecimiento

diversificado (vía desarrollo interno y fusiones y adquisiciones), (b) considerando las

importantes motivaciones para la diversificación, (e) proporcionando una perspectiva

teórica para predecir la dirección de la diversificación, y (d) proporcionando una lógica

teórica para predecir una performance superior para ciertas categorías de la

diversificación relacionada.

Según ( Medina Muñoz, 1998). De manera similar, recientemente se ha propuesto la

teoría de los recursos como una explicación alternativa de por qué las empresas forman y entran

en alianzas estratégicas o relaciones interorganizacionales (p. ej., Eisenhardt y Schoonhoven,

1996). Dado que RI implica la coordinación de recursos entre diferentes organizaciones, las

teorías basadas en recursos sugieren que la decisión de participar en RI depende del tipo de

recursos que asigna la organización (Mahoney y Pandian, 1992) y, lo que es más importante, del

tipo y la economía. del recurso la renta que desea obtener (Bergh, 1995). Por un lado, las

capacidades únicas de una organización en términos de conocimientos técnicos y habilidades de

gestión son una fuente importante de heterogeneidad que puede crear ventajas competitivas

sostenibles y es poco probable que se compartan entre los RI. Por otro lado, se sugiere que las

organizaciones cuentan con diferentes tipos de recursos (Chatterjee y Wernerfelt, 1991) que

pueden ser utilizados para realizar dos tipos de renta económica (Bergh, 1995): (a) cooperativa y
46

estratégica, derivada de la distribución. recursos altamente especializados (por ejemplo, mano de

obra, equipos) o (b) competitivos y financieros, lo que resulta en una asignación de recursos más

eficiente dentro de la organización que en el mercado; por lo tanto, una organización participará

en RI cuando busque cooperación y arrendamiento estratégico, es decir, puede adquirir recursos

y capacidades de otras organizaciones y así compartir costos y riesgos (Eisenhardt y

Schoonhoven, 1996).

A pesar de la extraordinaria aceptación que la teoría de la empresa basada en los recursos

ha recibido entre los académicos y profesionales, existen algunas incertidumbres en cuanto al

futuro desarrollo de esta teoría. En tal sentido, Foss (l997c) identifica, entre otros, los siguientes

inconvenientes de esta teoría: (a) no es un planteamiento completo sobre la estrategia; (b) no

proporciona una aproximación para el análisis del entorno; (e) se centra en el contenido de la

estrategia, sin casi hacer mención al proceso estratégico; y (d) tiene dificultades para justificar el

proceso de creación de nuevos recursos, según lo afirma ( Medina Muñoz, 1998)

Capítulo 5. Teoría del capital social o de la red social

5.1. Concepto

Según ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010). En los últimos años, se ha llamado

la atención desde varios ángulos sobre la influencia de ciertos activos sociales –por ejemplo,

redes guanxi, normas de reciprocidad, valores, cooperación o confianza– en la actividad


47

económica (Fukuyama, 1995; Barro, 1996; Putnam). , 2000; Baumol, 2002; Guiso et al., 2004;

Norte, 2005). Los activos sociales surgen de las relaciones estables que los individuos, grupos y

organizaciones mantienen en la sociedad y generalmente son el mismo concepto que el capital

social (Bourdieu, 1986; Coleman, 1988, 1990; Putnam, et al., 1993; Putnam, 2000). Se ha

generalizado el uso del concepto de capital social (Casson y Della Giusta, 2007) para describir

colectivamente todos los activos que facilitan las relaciones sociales y el intercambio económico

(Grootaert y van Basteaert, 2002).

De esta forma, mientras que el capital físico se refleja en dotación de maquinaria e

instalaciones y el capital humano en el nivel de formación y la experiencia, el capital

social se refleja en la fortaleza de la red de relaciones que mantienen los agentes

económicos (Coleman, 1988). El capital social se acumula mediante un proceso de

inversión en el que se dedican recursos valiosos, especialmente tiempo, a desarrollar y

fortalecer las relaciones sociales (Lin, 2001). La inversión en capital social genera

rendimientos económicos que mejoran las relaciones sociales, facilitan el acceso a la

información, estimulan la cooperación y generan confianza mutua ( González Álvarez &

Solís Rodríguez, 2010).

Según lo cita González Álvarez & Solís Rodríguez, (2010). El capital social es un activo

que se puede crear y utilizar de forma individual y colectiva (Bowles y Gintis, 2002). En un

contexto social dado, los individuos adquieren capital social a través de un comportamiento

deliberado y pueden utilizarlo para generar rendimientos económicos. Sin embargo, la capacidad

de hacerlo depende de la naturaleza del compromiso social, las conexiones y las redes
48

disponibles para ellos (Bourdieu, 1986). La ampliación del capital social de muchos individuos

tiene un impacto social significativo a nivel colectivo. El capital social que se acumula en un

espacio geográfico puede beneficiar a toda la población. En instituciones con altos niveles de

capital social, crecen las redes sociales que facilitan las relaciones entre los individuos y aumenta

la probabilidad de interacciones repetidas entre los agentes. Tal entorno proporciona un terreno

fértil para las normas sociales que apoyan los valores compartidos y fortalecen la confianza, la

reciprocidad y la cooperación. Una mayor calidad de la información disponible y una difusión

más rápida aumentan el costo de oportunidad del comportamiento oportunista. De esta forma, el

comportamiento del agente se vuelve más predecible y menos incierto. Por el contrario, en

entornos con bajos niveles de capital social, las personas no están contentas, las relaciones se

basan en contratos rígidos, se reduce el intercambio de información y surgen barreras para

acceder a recursos y oportunidades. Así, así como un aumento en el stock de capital físico reduce

el costo promedio de producción, un aumento en el capital social reduce el costo promedio de las

transacciones económicas al mejorar las relaciones entre los individuos (Zak y Knack, 2001).

Tal como lo dice ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010). Un creciente cuerpo de

trabajo se centra en el impacto del entorno social de un empresario potencial en el

descubrimiento de oportunidades. Se ha sugerido que las características del entorno inmediato,

del que forman parte los miembros de la familia, los amigos y los colegas, afectan la capacidad

de un individuo para reconocer oportunidades (Hills et al., 1997; De Koning, 1999). Las

conferencias, ferias comerciales y asociaciones profesionales (consumidores, proveedores o

inversionistas) con intereses en la misma industria también son entornos sociales que promueven

el reconocimiento de oportunidades (Ozgen y Baron, 2007, p. 175). En general, las redes sociales
49

juegan un papel importante en el reconocimiento de oportunidades porque facilitan la difusión de

información entre sus miembros (Singh, 2000), se suman a las habilidades cognitivas de los

empresarios potenciales (De Koning, 1999) y argumentan que los empresarios las utilizan. .

encontrar orientación, identificar oportunidades, acceder a otros recursos tangibles e intangibles

y resolver problemas (Herrera Echeverri, 2009, p. 32).

Según lo cita ( González Álvarez & Solís Rodríguez, 2010). Los entornos que cuentan

con un stock elevado de capital social se caracterizan por haber desarrollado numerosas y

densas redes de intercambio social. Los individuos que residen en estos entornos tienen

mayores oportunidades para captar información y definir nuevos negocios a través de los

contactos que mantengan con otros miembros de red, que pueden facilitar conocimientos

y recursos complementarios (Larson, 1991). Cuanto más elevado sea el stock de capital

social acumulado en un entorno determinado, más extensas y densas serán las redes de

vínculos sociales entre los individuos, y mayor será la probabilidad de que sean

descubiertas las oportunidades de creación empresarial (Hills et al., 1997). Sobre la base

de estos argumentos se puede formular la siguiente hipótesis:

H2: El capital social está relacionado positivamente con el descubrimiento de

oportunidades de creación empresarial. (p.191)


50

5.2. Capital social y emprendimiento juvenil

a) La noción de capital social: perspectivas teórico-conceptuales

Según lo cita Dávila León & Gloria Honores, (2003). En la última década, el concepto de

capital social ha recibido un fuerte apoyo y reconocimiento por parte de representantes de

diversas disciplinas, especialmente las relacionadas con el desarrollo económico y social,

científicos, investigadores y círculos académicos. La idea principal de la instalación del concepto

en estos escenarios -a pesar de la falta de precisión teórica- ha sido la socialización y sus

consecuencias, especialmente aquellas que son positivas para el desarrollo de los individuos,

sociedades y naciones enteras.

Según lo afirma ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). En este contexto, las

perspectivas sociológicas modernas, según Portes (1999), constituyen el marco más cercano y

limitado en el que se puede ubicar y describir la construcción teórica del concepto de capital

social, especialmente las discusiones sobre los modelos de desarrollo dominantes. En general, se

pueden distinguir dos tipos. El primero es una discusión sobre la inadecuación del modelo de

desarrollo en términos de las dimensiones que toma en cuenta en su interpretación. En este

sentido, revela un enfoque en la ampliación de horizontes y un intento por determinar el impacto

de otros factores como las influencias políticas, sociales, culturales y ambientales. En base a esto,

el objetivo es combinar estos factores en un marco integrado que combine una perspectiva más
51

específica o micro con una perspectiva de desarrollo macro para determinar indicadores

apropiados para el mismo objetivo.

El segundo punto de vista plantea dudas más profundas, argumentando que la naturaleza

misma está en riesgo, y con ella los conceptos de desarrollo y los paradigmas

estrechamente relacionados de la lógica del mercado. Desde esta perspectiva, este

artículo argumenta que cualquier nuevo concepto o enfoque que tienda a introducirse

como una dimensión más del desarrollo no puede promover efectivamente una mayor

igualdad económica y social sin un análisis crítico de los modelos de desarrollo vigentes.

El devenir es simplemente otra fantasía de la modernidad ( Dávila León & Gloria

Honores, 2003).

Así como lo afirmo Dávila León & Gloria Honores, (2003). En este caso, en el

continuum que se puede crear entre posiciones y definiciones más cercanas a uno u otro enfoque

-aunque es importante aclarar que el andamiaje teórico se construye mejor según el primero- -

Algunos de los fantasmas más comunes se puede encontrar en la literatura sobre el tema.

A finales de los años setenta y ochenta, las principales contrapartes teóricas del concepto

de capital social fueron Bourdieu (1980) y Loury (1977, 1981). Desde el punto de vista de la

sociología cultural, el primer enfoque sistematiza fundamentalmente el concepto, y el enfoque

instrumental se centra en los beneficios que obtienen los individuos a partir de su pertenencia a

grupos y la construcción consciente de la competencia social con el objetivo de crear este

recurso. En términos generales, enfatiza la sustituibilidad de las diferentes formas de capital, de


52

modo que en posesión de todo el capital (incluido el capital social) siempre es posible reducirlo a

la producción de capital económico, incluso si el proceso por el cual se produce el capital

económico - social el capital no. Por un lado, el economista Lowry, aunque no conceptualiza

sistemáticamente el término, se acerca más en su enfoque crítico a la teoría económica

tradicional, que considera demasiado individualista por su énfasis casi exclusivo en el capital

humano individual ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

El final de la década de 1980 y principios de la de 1990 fue el período en el que el marco

teórico de este concepto obtuvo un reconocimiento real en el debate sobre el desarrollo. Coleman

es, por lo tanto, el primero en desarrollar un análisis del papel del capital social en la formación

del capital humano, reconociendo el trabajo de Loury. Él la define en términos de su función

como "una multiplicidad de entidades que comparten dos elementos en común: todas encarnan

algún aspecto de la estructura social y animan a un actor individual, ya sea individual o

corporativo, a adoptar una acción particular" (citado en Portes, 1999: 246. Es decir, sigue un

enfoque de capital social que enfatiza el papel de las asociaciones tanto en aspectos horizontales

o interpersonales como en aspectos verticales, jerárquicos o estructurales. No hace un juicio de

valor al respecto, pero sugiere que su complementariedad facilita o dificulta las diversas

actividades de los actores ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según lo cito Dávila León & Gloria Honores, (2003). En la década de los noventa

Putnam (1993, 1996, 2002), uno de los autores que alcanza más notoriedad en este campo

de estudio, desarrolla el concepto de capital social, entendiendo que éste se halla


53

compuesto fundamentalmente por: «el grado de confianza existente entre los actores

sociales de una sociedad, las normas de comportamiento cívico practicadas y el nivel de

asociatividad que caracteriza a esa sociedad. Estos elementos evidencian la riqueza y la

fortaleza del tejido social interno de una sociedad» (Putnam, 1993).

Por otro lado, Fukuyama (citado en Zumbado, 1998) fue un defensor de la asociación

horizontal y vertical, integrando diferentes teorías en su enfoque del capital social. Su enfoque

enfatiza lo que él llama las virtudes sociales de una sociedad o grupo. Su objetivo es explicar

cómo se genera la prosperidad económica a partir de ella, ya que argumenta que la vida

económica de un país refleja y da forma al medio ambiente. Muestra que las instituciones

políticas y económicas dependen de una sociedad civil dinámica y activa. También afirma que

esta sociedad civil se basa en hábitos, valores y costumbres arraigados en su identidad cultural y

destaca que la confianza es la característica cultural más importante ( Dávila León & Gloria

Honores, 2003).

Finalmente, la nueva perspectiva institucional de North y Olson argumenta que los

modelos de desarrollo actuales pueden refinarse para incluir nuevas dimensiones, incluidas las

dimensiones sociales (citado en Zumbado, 1998). Estos autores amplían las contribuciones de

otros teóricos del capital social para incluir definiciones y análisis de las relaciones y estructuras

formales e institucionalizadas de gobierno, instituciones políticas, estado de derecho, poder

judicial y libertad ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).


54

En otra línea de análisis, pero en el mismo contexto de los enfoques que adhieren al

modelo de desarrollo, es posible distinguir dos perspectivas no excluyentes, pero sí

diferentes en cuanto a sus énfasis y que dan origen a desarrollos teóricos también

específicos. Éstas corresponden a los niveles macro y micro del capital social. De esta

forma el concepto ha circulado desde una noción que lo vincula con la posesión de

recursos individuales, por supuesto en un contexto de redes sociales y los beneficios que

ello reporta a la persona y colectivos más próximos, y su extensión a colectivos de mayor

complejidad, incluyendo el capital social que se genera en una sociedad o nación

completa y las ventajas que a partir de ello se producen para quienes participan de la

misma, así lo afirma ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según lo afirma Dávila León & Gloria Honores, (2003). Rist (2000) es considerado uno

de los principales enfoques interpretativos que cuestionan la naturaleza de los modelos de

desarrollo actuales. Para este autor, tanto el concepto de capital social como el de cultura como

apéndices o variables evolutivas se consideran incluidos de forma agregada. Lo cuestionable

desde su enfoque no son estos dos conceptos como dimensiones del desarrollo social, sino el

actual modelo de desarrollo que pretenden implementar. En este caso, el modelo está

precisamente reñido con los conceptos de capital cultural y social, ya que refuerza las diferencias

sociales al enfatizar la competitividad, el mercantilismo y el individualismo. Según Rist, este

enfoque finalmente destruye la identidad cultural y el capital social.


55

Según ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). Por otro lado, en el contexto de esta

actitud aparentemente radical hacia el desarrollo, dentro de la construcción de la teoría del

capital social surgen perspectivas más amplias, como la propuesta por Lehner (2002), que sitúa

el análisis de los procesos subjetivizados o individualizados. como referente principalmente para

entender el concepto de capital social con los parámetros que da la modernidad, pero desde una

perspectiva complementaria. Señala que “hay una visión unilateral tanto de quienes apuestan

firmemente por la modernización, que ven el malestar como el precio inevitable, como de

quienes enfatizan la destrucción de la identidad, sin considerar las posibilidades que ofrece el

proceso de desarrollo de la modernización, hacer la vista gorda, influir» (Lechner, 2002: 3). Para

él, el concepto de capital social se refiere a las relaciones sociales y por lo tanto su relación con

el proceso de subjetivación. En este sentido, la transformación del capital social debe analizarse

desde dos perspectivas: el cambio de identidad personal y la transformación de la sociedad. De

esta forma, el capital social en el marco actual refleja los cambios que se han producido en las

relaciones sociales. Dentro de la interconexión de disciplinas y sistemas funcionales, se relaciona

con el concepto de redes y su rol como fuerzas productivas. Es la propiedad de individuos y

grupos que proporciona desarrollo económico. También puede ser puramente expresivo y libre,

es decir, un fin en sí mismo, se trata de relaciones humanas sin ánimo de lucro (Lechner, 2002).

Tal como lo afirma ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). Al finalizar este sucinto

recorrido, es importante señalar dos elementos para la reflexión. Uno tiene que ver con

que resulta restrictivo explicar el capital social por sus consecuencias o formas de

expresión y no profundizan sobre sus fuentes. Si bien en el campo de su aplicación


56

práctica puede ser más útil, es necesario reparar en que este enfoque sin ampliación —tal

como gran parte de los mismos teóricos sobre el tema lo plantean— se vuelve

tautológico: se trata de una lógica circular en tanto concibe el capital social como causa y

efecto simultáneamente, oscureciendo las posibilidades ciertas de hacer uso de la noción

en todo su potencial.

Por otro lado, pero muy relacionado con lo anterior, se trata de una discusión sobre la

perspectiva histórica del capital social, más que la perspectiva creada por su nueva construcción.

A grandes rasgos, el primero asume cierto determinismo en cuanto a si dicho capital existe

dentro de una sociedad o comunidad, mientras que el segundo afirma que, en condiciones

favorables, interna y/o externamente, puede ser El tiempo hace el tiempo. Saliendo de este

supuesto y al menos apegados a la idea de dos formas no excluyentes de construir capital social

Dávila León & Gloria Honores, (2003).

b) El capital social como sustrato y posibilidad de desarrollo del emprendimiento

juvenil

El objetivo de este apartado fue, a partir de la revisión bibliográfica realizada, establecer

la eventual vinculación entre las nociones de capital social y capacidad emprendedora

juvenil. Esto, desde el contexto en que se desarrolló la investigación evaluativa, es decir,

la oferta programática pública y privada dirigida a generar y/o potenciar el capital social
57

y capacidad de emprendimiento de los jóvenes. A partir de aquello se estableció como

hipótesis que el capital

“social en tanto recurso disponible —individual y/o colectivamente— podría operar

como contexto o sustrato para el desarrollo de la capacidad emprendedora juvenil” ( Dávila León

& Gloria Honores, 2003).

Según como lo afirma Dávila León & Gloria Honores, (2003). Con base en estas

referencias, primero es necesario examinar si el concepto de emprendimiento juvenil es una

categoría. Se puede decir que no existe en los estudios teóricos y empíricos, al menos en China.

De hecho, las descripciones del emprendimiento juvenil son en gran medida consistentes con un

enfoque descriptivo de cómo funcionan las iniciativas productivas entre las cohortes de jóvenes

utilizando algunas variables distintas como la edad, el género y la ubicación geográfica

(urbana/rural). El desarrollo más productivo corresponde únicamente al emprendimiento -visión

integral basada principalmente en la teoría económica- asociada muchas veces a un conjunto de

actitudes y comportamientos que crean un perfil personal relacionado con aspectos clave. Los

ejemplos incluyen la gestión de riesgos, la creatividad, la innovación, la autoconciencia y un tipo

especial de actividad denominada "actividad empresarial". Según un estudio sobre

emprendimiento juvenil, se considera a este último “cualquier actividad innovadora encaminada

a lograr un objetivo específico a través de un sistema organizado de relaciones humanas y de

puesta en común de recursos” (Selamé et al., 1999:179), conscientes de que es relacionado con
58

crearía algo nuevo y nuevo valor: un producto, bien o servicio que antes no existía o podría

aportar algo nuevo.

De esta manera, el enfoque del emprendimiento y del «sujeto emprendedor» se ha

instalado en el ámbito productivo, énfasis que obedece a la génesis del concepto y que lo

liga al mundo de los negocios, aunque se ha intentado extrapolar a otras esferas como la

social, cultural, ambiental, etc. Sin embargo, en estos casos la comprensión es más laxa,

pues se tiende a homologar la capacidad de iniciativa ( Dávila León & Gloria Honores,

2003).

Según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). En este caso, se posiciona como un

horizonte posible y deseable llevado al campo de la política y planificación del empleo y

cristalizado en compromisos concretos que brindan a los usuarios un mecanismo de inserción

laboral absolutamente factible. los usuarios corresponden principalmente a la población más

vulnerable del país, y los recursos asignados en muchos casos no hacen sostenibles estas

iniciativas. Por otro lado, al hablar de la posible relación entre el capital social y el desarrollo del

emprendimiento juvenil, tenemos discusiones sobre el desarrollo que indican claramente la

necesidad de incluir nuevas dimensiones, como la dimensión social en cuanto al intercambio

económico en todos los niveles, incluyendo el justo. distribución. Aquí, algunos autores e

instituciones, como CEPAL (2001), proponen un posible vínculo entre los conceptos de capital

social y competencia emprendedora, entendida en primer lugar como un recurso que puede servir

como entorno propicio para el desarrollo del co-emprendimiento. ciertos tipos:


59

La cantidad y calidad de las relaciones sociales de un agente o grupo hará más probable el

logro de las metas productivas individuales y grupales. Idealmente, el capital social individual y

colectivo coexiste con el capital social vertical o el capital social dotado de estructuras sociales,

creando efectivamente un escenario privilegiado para el desarrollo productivo exitoso y el

desarrollo de empresas mixtas. La tesis principal de la propuesta es que la visión del capital

social como base del emprendimiento brindará la oportunidad de redefinir y/o expandir esta

última perspectiva – de un énfasis individualista a uno más colectivo – al darse cuenta y apreciar

la importancia del colectivo. acción y solidaridad con el objetivo de mejorar las condiciones de

vida colectiva, especialmente para los grupos más pobres. Así, define dos formas principales de

utilización del capital social: i) promover la formación de la base productiva y la gestión

eficiente: todo tipo de empresas mixtas; ii) crear un entorno social favorable - las condiciones

estructurales necesarias - realizar actividades innovadoras: apoyo financiero de instituciones

estatales y privadas, acceso a una educación de calidad, fácil acceso a nuevas tecnologías, tal

como cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).


60

5.3 Las orientaciones de política en juventud

Evaluar las intervenciones programáticas dirigidas al mundo juvenil, sean originadas

desde el ámbito público o privado, y guiadas por la lógica del capital social y capacidad

de emprendimiento de los mismos jóvenes, parece ser una preocupación reciente y no

suficientemente explicitada en cuanto a los orígenes y fundamentos que pudiesen llevar a

adoptar aquella perspectiva. De allí que en un primer momento parece relevante

interrogarse por esa suerte de cambio en la orientación desde la cual se pretende evaluar y

analizar la oferta programática dirigida a los jóvenes chilenos, en particular a los jóvenes

que presentan menores ventajas integrativas en el sistema social o que presentan

debilidades en sus vínculos sociales con determinados agentes sociales ( Dávila León &

Gloria Honores, 2003).

Vale la pena destacar dos aspectos de esta discusión: i) si efectivamente se está operando

con una lente de diagnóstico diferente para los jóvenes que en la última década; (ii) y cómo la

política pública mira a los niveles de programa y como una síntesis o balance de la acción

política ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). La primera observación sobre la

capacidad de visualizar este nuevo tema es que sin duda estamos ante cambios que podemos

catalogar como valores, la percepción de estos jóvenes sobre las posibilidades y expectativas de

progreso social. Se leerá más gente movida


61

pasar de un tipo colectivo a otro de tipo más individual, en función de sus méritos y logros en los

proyectos de vida. Estos cambios en el nivel de valores en el mundo de la juventud reflejarán

mejor el contexto estructural en el que el camino de la vida de esta generación A más joven es

uno de logros individuales en lugar de estrategias y acciones colectivas y/o sociales.

En este mismo contexto, vale la pena señalar que una parte importante de la formulación

de políticas públicas de juventud a fines de la década de 1990 se caracterizó por un énfasis en la

llamada "integración cultural", que se acerca más al concepto ampliado de ciudadanía juvenil.

Las prioridades antes mencionadas se basarán tanto en el diagnóstico como en la visión del

joven, a partir de los cuales se basarán los esfuerzos planificados correspondientes. A partir de

este período, las propuestas programáticas junto con el mantenimiento de mecanismos y

programas tendientes a incrementar la integración estructural, principalmente en términos de

políticas sectoriales, tienden a promover y conectar a la sociedad con la ciudadanía, el

emprendimiento, el capital social, la participación juvenil en la comunidad local, etc., redes

sociales En este contexto, se asume que el enfoque de la política nacional de juventud se

construye en torno a la imagen del “joven emprendedor” y según la lógica de funcionamiento en

determinados programas y proyectos (FOSIS, 2002). Por lo tanto, también estamos rodeados de

esos jóvenes que en la última década no son considerados como sus pares, pero creen e incluyen

los canales clásicos de integración funcional de los jóvenes a nivel de éxito personal y valores,

preferentemente. ¿Es el sistema educativo una identificación válida para realizar las aspiraciones

de la edad adulta? Así lo afirma ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).
62

Según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). En este mismo escenario, y

específicamente en el marco del debate sobre las perspectivas internacionales de la

juventud chilena, es preciso considerar los soportes institucionales que pueden favorecer

dichos itinerarios juveniles, donde se conjugan dimensiones de orden individual o

personal (y sus entornos cercanos) y estructurales o sistémicos (y sus entornos

relacionales); los que van configurando diferentes tipos posibles de trayectorias y con

grados diversos de riesgos en el tránsito por esos itinerarios (Bois-Reymond et al., 2002).

En consecuencia, dos ejes principales que debieron impulsar este proceso han cobrado

cada vez más relevancia: la estructura biográfica de los propios jóvenes, con fuerte apoyo y

énfasis en el ámbito familiar, y el conjunto de políticas en el sistema institucional, que se

considera un garante y patrón de estos viajes juveniles ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). Por otro lado, desde el punto de

vista de la política nacional de juventud, a pesar de que en el caso de Chile solo podemos hablar

de una política social general y específica dirigida al sector de la juventud, también es interesante

definir y aclarar las Análisis del campo y el lugar desde donde se plantea la cuestión de la

política de juventud, pues sus requisitos, objetivos, tareas y logros difieren según el tipo de

organización y su visión de este mundo juvenil. En estas coordenadas, también es necesario

definir dónde se ubican los actores involucrados en la elaboración y definición de la política de

juventud, entendiendo que diferentes actores concuerdan o deben sumarse a este proceso: actores

institucionales estatales de los diferentes niveles de la administración estatal, centralizada y


63

descentralizada; sectores juveniles, sectores de la sociedad civil y política articulados en varios

términos.

Por ello, uno de los puntos de conflicto al momento de establecer los diagnósticos —a

partir de ciertos tipos de sujetos jóvenes y sus realidades— y diseño de políticas de

juventud, es que han sido realizados desde las esferas gubernamentales y sus instituciones

designadas para ello, por lo que más que políticas públicas o sociales de juventud, han

sido concebidas como políticas gubernamentales dirigidas al sector de jóvenes. Es decir,

se ha hecho un uso restrictivo de la noción de políticas públicas de juventud,

homologando éstas a las políticas gubernamentales, y no utilizando en un sentido amplio

el concepto de «lo público», entendido como el espacio donde convergen el Estado, la

sociedad civil y los sectores sociales con responsabilidad pública ( Dávila León & Gloria

Honores, 2003).

Tal como lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). En este sentido, sin duda se

observa con frecuencia la ausencia de los jóvenes y sus manifestaciones colectivas en el proceso

o ciclo de vida de la política de juventud. Las cosas de gobierno han avasallado, tomado y

dominado a la ciudadanía haciendo parecer que no hay otra forma de entender a la ciudadanía en

la situación actual (Dávila, 2002b).


64

La política juvenil en la perspectiva y el desafío que se puede plantear está interesado en

elevar algunos de los elementos que se desarrollan en esta dirección. Si estamos de acuerdo en

que en la década de 1990 creemos que, como parte importante de la política juvenil, está en línea

con el período apropiado del período y/o la política minoritaria para los jóvenes, podemos

considerar esta dimensión como un problema con problemas injustificados con precisión y

formular Política juvenil. Es necesario discutir en profundidad el propósito de las políticas de

juventud, a partir de un determinado concepto de juventud, para que puedan enmarcarse

efectivamente como políticas que afirman a los sujetos jóvenes en sus niveles individuales y

colectivos y en el contexto de la ampliación de perspectivas. o extender la ciudadanía Sujetos

incapaces de realizar actividades sociales y políticas ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Finalmente y a modo de enunciación de interrogantes y problematizaciones, cabe

plantearse sobre los impactos y visualizaciones con carácter evaluativo que poseen los

jóvenes beneficiarios sobre las intervenciones programáticas en las cuales han

participado, y si logran percibir y dimensionar estas lógicas, enfoques y metodologías que

han inspirado el diseño de políticas públicas dirigidas a la juventud; como a su vez, el

estado de avance que pudiesen experimentar las alternativas programáticas desarrolladas,

particularmente en lo concerniente a dimensiones individuales y colectivas de nuevas

nociones en juego por la política social, que permitan propender a impactar positiva y

constructivamente en el diseño de políticas de juventud y sus expresiones programáticas

dirigidas a los jóvenes ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).


65

5.4 Constataciones y hallazgos

a) La noción de capital social desde los diseñadores de programas

Los proyectos que se han estudiado para fortalecer los activos sociales han ido de manera

completamente diferente. Así, parece tratarse de capital social, desde la creación de una cultura

de paz en un esfuerzo por humanizar las relaciones sociales hasta esquemas institucionales de

asistencia crediticia destinados a fortalecer las iniciativas microempresariales. En este sentido, el

concepto de capital social se convierte en una dimensión imprecisa a la hora de diseñar

intervenciones sociales. Por lo tanto, la evaluación tiende a revelar plenamente situaciones

específicas, especialmente personales, provocadas por la aplicación de procedimientos que tienen

un fuerte enfoque. Se relaciona principalmente con aspectos de condicionamiento subjetivo,

como el aumento de la autoestima de los nuevos participantes, lo que a su vez se refiere a dos

situaciones: por un lado, los diferentes grados de legitimidad que adquieren las experiencias que

tienen en sus comunidades de origen, y por otro lado, su Autoevaluación Positiva de sí mismo,

tal como lo dice ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según lo cita Dávila León & Gloria Honores, (2003). La dignificación del joven ante sí y

ante la comunidad, en consecuencia, como el valor de cambio fundamental del proceso

de capitalización. Por otra parte, a la calidad de las interlocuciones alcanzadas, fenómeno


66

que pondría de manifiesto las destrezas adquiridas por los jóvenes en el plano de la

relación con otros y, en particular, con las dinámicas de socialización.

De esta forma, temas relacionados con la integración social, basados en el fortalecimiento

de las capacidades individuales y colectivas de los jóvenes, son interpretados libremente por los

performers que, como tributarios del diseño general, introducen iniciativas minimalistas (el

“paradigma del bonsái”) que tienen poco impacto en las comunidades locales ( Dávila León &

Gloria Honores, 2003).

Cabe señalar que, en la mayoría de los casos estudiados, los programas y proyectos se

orientaron sistemáticamente al desarrollo de iniciativas económicas de este tipo que fortalecen

especialmente el emprendimiento individual, lesionando la lógica de la construcción conjunta y

la capitalización colectiva. Lo que no se tiene en cuenta aquí es que el espacio local parece ser

una fuerza que puede crearse fácilmente como un entorno ideal para mejorar los esfuerzos,

entregando efectivamente programas para fortalecer el capital social a nivel sociocultural e

iniciativas a nivel microeconómico. nivel. Reconocer a la comunidad como un espacio activo en

el que se refuerzan identidades y se determinan estrategias de crecimiento colectivo permite

recrear diseños programáticos que inciden en la capitalización de sujetos y grupos sociales,

según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).


67

b) Sobre proyectos y emprendimiento juvenil, desde los ejecutores

Así como lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). Podemos establecer algunos

alcances generales sobre las visiones que elaboran los ejecutores de proyectos juveniles

en torno a la relación que tendrían estos proyectos y el desarrollo de las habilidades

emprendedoras en los jóvenes. Al respecto, nos parece relevante enunciar algunos

aspectos principales.

Los directivos tienen diferentes formas de entender los negocios. Los emprendedores de

proyectos productivos tendrán dos visiones principales, una es ver el emprendimiento como un

campo, es decir, como un tema o módulo específico de conocimiento que puede ser utilizado en

programas educativos, y la otra es ver el emprendimiento. como un método o formas de ver el

trabajo innovador y flexible. Por su parte, existen otras dos visiones empresariales para

emprendedores de proyectos culturales/sociales, una de las cuales lo relaciona con el desarrollo

de nuevas iniciativas culturales y la otra con los negocios con implicación social ( Dávila León &

Gloria Honores, 2003).

Según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). También hay dos ideas generales

sobre la educación de los jóvenes. El primero se centrará en la imagen de fusión/exclusión.

Desde esta perspectiva, estos programas son vistos como estrategias compensatorias para reducir

los déficits educativos, laborales y/o familiares, vinculando sus proyecciones de desempeño a

mejoras directas en la calidad material y mayores oportunidades de reinserción laboral de los


68

jóvenes. La segunda estará relacionada con la imagen de participación, a partir de la cual los

proyectos se perciben como iniciativas específicas de asociación, pertenencia y desarrollo juvenil

que vinculan sus proyecciones de desempeño al fortalecimiento del liderazgo social de los

jóvenes, utilizando un poder vivencial específico para conectar. ciudadanía. Ambas visiones

estuvieron presentes en las narrativas de los implementadores examinados en este estudio,

aunque la primera visión estuvo más relacionada con las opiniones de los emprendedores de

proyectos productivos y la segunda visión estuvo más relacionada con las opiniones de los

emprendedores de proyectos culturales/comunitarios en el año medio.

Los diferentes proyectos podrían ser agrupados en una doble tipología, se distinguen los

proyectos productivos y los proyectos culturales/comunitarios. Al interior de los

proyectos productivos podemos distinguir un grupo de proyectos que están destinados a

la capacitación en habilidades, conocimientos o destrezas para el desempeño laboral

(sence, Gendarmería), y otro grupo de proyectos que están más bien centrados en la

asesoría y crédito a iniciativas laborales juveniles (INJUV, indap). A su vez, al interior de

los proyectos culturales/comunitarios podemos distinguir proyectos destinados a la

promoción de la solidaridad (Amauta), otros centrados en el fomento del asociacionismo

juvenil (Karro Juvenil, Red Juvenil), y finalmente un grupo de proyectos que se proponen

el fomento de la expresión artístico-cultural de los jóvenes (Escuelas de Rock), como lo

afirma ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).


69

Según lo cita Dávila León & Gloria Honores, (2003). Los proyectos jóvenes aparecen

como iniciativas que inciden parcial e insuficientemente en las capacidades emprendedoras de

los jóvenes. Las explicaciones que dan a esta situación son diversas y no siempre coherentes

entre sí, destacando principalmente dos, una de las cuales se refiere a las dificultades materiales

que este tipo de proyectos podría afectar a las condiciones de vida de los jóvenes más pobres, y

la otra, que se refiere a las carencias metodológicas del desarrollo de proyectos para incidir de

manera efectiva en la realidad cultural de los jóvenes más marginados.

El factor clave que explica la difícil relación que existe entre emprendimiento y proyectos

juveniles, es el proceso de precarización de los jóvenes que participan en estas iniciativas.

Las condiciones de inestabilidad vital que tienen los jóvenes, hacen insuficientes los

recursos y el apoyo técnico que les proveen, quedando muchas veces capturados en un

circuito de exclusión a pesar de participar con éxito en este tipo de experiencias ( Dávila

León & Gloria Honores, 2003).

Los programas para jóvenes parecen estar principalmente interesados en mejorar la

experiencia empresarial individual más que en el espíritu empresarial grupal. Esto puede

explicarse por la dificultad de trabajar en grupos con jóvenes sin suficiente experiencia

organizacional, pero también puede explicarse por mejores resultados en el emprendimiento

individual. Este aspecto refleja un verdadero conflicto de experiencias, especialmente

culturales/comunitarias, encaminadas a promover objetivos comunes, necesarios para satisfacer


70

las necesidades de convivencia e integración interpersonal entre los jóvenes integrantes del

grupo, según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según lo cita Dávila León & Gloria Honores, (2003). En los proyectos productivos

aparece una tensión importante entre necesidad y capacidad de los jóvenes considerados

como beneficiarios, quedando esta tensión expresada de manera explícita en los sistemas

de selección que establecen algunos proyectos juveniles para elegir a los beneficiarios de

sus cursos de capacitación. El tema de la selección de los participantes representa un

problema complejo para este tipo de proyectos, ya que en la medida que sus sistemas de

selección elijan sujetos más competentes, éstos se alejan cada vez más del perfil de los

jóvenes pobres priorizados por las líneas programáticas en las cuales se insertan los

mismos proyectos, cayendo el proceso de capacitación en general, en la paradoja de

habilitar a los que están más habilitados.

En resumen, la relación establecida entre los programas para jóvenes y el

emprendimiento es asistemática y localizada, y no hay evidencia de que las vías del programa

analizadas en este estudio realmente tengan un impacto positivo en la capacidad emprendedora

de los jóvenes beneficiarios. Esencialmente, las habilidades empresariales estarán vinculadas a

caminos que son importantes para los jóvenes, por lo que estas habilidades no se transferirán a

través de experiencias específicas de formación o trabajo en grupo, sino que el desarrollo de

estas habilidades requerirá la integración de los jóvenes a lo largo del tiempo. El proceso de

mejorar sistemáticamente su calidad de vida. ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).
71

c) El impacto subjetivo desde los jóvenes participantes

Con la indagación sobre ciertas dimensiones referidas a la percepción y valoración que

presentan los jóvenes consultados sobre su participación en los programas juveniles

considerados, como en ámbitos relativos a las nociones de capital social individual y

colectivo, podemos señalar algunos aspectos que aparecen como más relevantes de

acuerdo a los principales resultados del cuestionario aplicado a los jóvenes participantes

de los proyectos, como lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

El impacto subjetivo positivo de la participación de los jóvenes en dichos proyectos

juveniles debe evaluarse, especialmente en función de su evaluación y evaluación de su

experiencia de participación en proyectos juveniles. Además de sus deseos de participar en el

programa, parecen haberse cumplido en su mayoría. Asimismo, se valoró positivamente la

valoración de los distintos aspectos que intervienen en el desarrollo del proyecto, tanto en estas

actividades, en la convivencia de los participantes y responsables, como en la propia

participación. Esta evaluación muy positiva cae solo en un nivel inferior en términos de

disponibilidad de infraestructura y recursos para llevar a cabo las actividades previstas por el

proyecto. Gran parte de esta percepción se debe a la disponibilidad bastante limitada y eficiente

de recursos para los proyectos en general y, en algunos casos, a la inestabilidad de las

instalaciones en las que se llevan a cabo estas experiencias. ( Dávila León & Gloria Honores,

2003).
72

Tal como lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). Conjuntamente con lo anterior,

similar valoración y evaluación positiva hacen los jóvenes en cuanto al potenciamiento de

la adquisición de nuevos conocimientos, destrezas personales y habilidades sociales

obtenidas en su participación. Es decir, se verifica por parte de los jóvenes la adquisición

de beneficios y de utilidades de distinta índole, personales y sociales, por el hecho de

haber participado de las experiencias de proyectos juveniles. Por tanto, debemos rescatar

la alta valoración y evaluación positiva que realizan los jóvenes sobre el hecho de

participar en estos proyectos.

En primer lugar, los enfoques del capital social percibido, el capital social individual y

colectivo pueden establecer un vínculo directo entre los niveles de capital social percibido y las

dimensiones que abordan, como la gestión de riesgos, la autoeficacia, el comportamiento

prosocial, el empoderamiento, la conexión y la creatividad, que demostrar consistencia interna

dentro de las categorías formuladas. En base a esto, las dimensiones que se promoverán

corresponden más a conducta prosocial y percepción de relaciones y apoyo social, menos a

gestión de riesgos y autoeficacia. Es decir, con base en estas dimensiones, los dominios

relacionados con los comportamientos relacionados con la ayuda a los demás, la solidaridad, el

cuidado de los demás y los vínculos comunitarios son los que muestran los niveles más altos de

evaluación positiva y desempeño a nivel comunitario. El impacto que tienen los jóvenes en poder

estar en espacios sociales y diferentes formas de relaciones sociales, incluso con grupos de pares

y espacios comunitarios ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).


73

Por otra parte, no se logra establecer una relación directa y recíproca entre la evaluación

positiva realizada sobre los programas juveniles en que participaron los jóvenes y la

dimensión de capital social percibido y la percepción de capital social colectivo. Es decir,

no necesariamente quienes evalúan más positivamente la experiencia de participación en

el proyecto, son quienes presentan un mayor nivel de capital social percibido, en el plano

individual y colectivo. Lo que sí logra verificarse es una correspondencia entre el capital

social percibido como dimensión individual, con la percepción del capital social

colectivo, en específico, con las dimensiones referidas a evaluación de la

institucionalidad local y/o comunitaria, y la evaluación del vínculo social comunitario, así

lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Según lo cita ( Dávila León & Gloria Honores, 2003). Por lo tanto, para la evaluación e

impacto subjetivo de la participación en programas sociales juveniles, no es necesario percibir y

evaluar el fortalecimiento de habilidades personales e interpersonales relacionadas con la

promoción y flujo del capital social personal; de modo que se puedan tener en cuenta tanto las

capacidades empresariales como las individuales e interpersonales. La adquisición de capital

social colectivo corresponde a la línea de base, el conjunto de competencias que los jóvenes

ofrecen cuando ingresan a la educación secundaria, con algunas diferencias según el tipo de

educación, especialmente si se aplican ciertos filtros de entrada o selectividad al potencial.

participantes, una de las variables que influye es el nivel educativo alcanzado y las actividades

sociales de los jóvenes, con lo cual podemos contextualizar las trayectorias y rutas de los ciclos

de vida de los jóvenes.


74

d) Evaluación de los jóvenes de la oferta programática, desde la noción de capital

social

Según lo cita Dávila León & Gloria Honores, (2003). Analizando y evaluando la

información obtenida a partir del uso de entrevistas semiestructuradas a nuevos usuarios de

programas públicos y privados, se pueden extraer algunas conclusiones que radican en la

percepción evaluada del funcionamiento interno del programa.

i) Disociación entre oferta programática y las expectativas de integración social. La

evaluación general de los jóvenes respecto del modo de funcionamiento interno de los

programas es más bien positiva, sin embargo, específicamente en los programas de tipo

productivo se observa una escasa conexión entre oferta y efectividad de los procesos de

integración laboral, supuestos en sus orientaciones. Esta disonancia se constata además

en las percepciones sobre el rol del Estado en el proyecto vital, el que en general se

vincula con la estructura de oportunidades y los mecanismos de distribución de las

mismas y la correspondiente evaluación negativa que los y las jóvenes realizan. Esto se

traduce en una tendencia a percibir un déficit de capital en ese contexto. Al mismo

tiempo y si bien las percepciones de aquellos jóvenes que participaron de programas de

tipo cultural o social comunitarios en términos de impacto tienden a ser más positivas en

función de sus expectativas de integración, que en la mayoría de los casos refieren a

ámbitos no vinculados a sus proyectos vitales futuros, en áreas más decisivas de la

misma, también perciben un déficit de capital ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).
75

ii) El efecto principal: la sociabilidad misma. Los contenidos, ideas y significados más

directa e indirectamente relacionados con la participación en programas comunitarios tanto

productivos como culturales o sociales en términos de capital social son los que lo vinculan a su

dimensión expresiva. Es decir, desde el punto de vista subjetivo de los jóvenes, estos

espectáculos tienen un impacto, especialmente en el ámbito social, donde no tienen un propósito

específico. Considerando las percepciones de los jóvenes, aquí apuntamos al menos dos

dimensiones o visiones del capital social, las estrategias expresivas e instrumentales, y su

utilidad debe ser reportada por separado e integrada en el contexto del logro de metas personales.

. Una pregunta obvia a considerar es si la socialización en sí misma o la ponderación de los

procesos antes mencionados por sí sola puede ser considerada un factor fundamental y esencial

en la toma de decisiones y en el desarrollo de ofertas de programas para jóvenes; Si fuera posible

combinar esta perspectiva de capital social con un recurso que podría hacer una contribución

decisiva a la realización de proyectos de vitalidad juvenil. Esto es especialmente cierto para su

efectiva integración social. Desde el punto de vista de los jóvenes, la estrategia claramente no

parece ir en esa dirección, pues si bien valoran y aprecian el esfuerzo como un lugar de

encuentro e intercambio de experiencias, no lo ven como una solución al gran desafío. . su

integración. donde se destacan en el trabajo. Así, sus necesidades van más allá del

funcionamiento interno del programa y/o proyecto, así lo afirma ( Dávila León & Gloria

Honores, 2003).

iii) Conexiones y desconexiones entre los conceptos de capital social y emprendimiento

juvenil: implicaciones para las oportunidades de inclusión social efectiva. La mayoría de los

programas no vinculan el concepto de capital social con el concepto de emprendimiento juvenil,


76

especialmente aquellos que son productivos, a excepción de los programas mejor calificados

como el Programa de Servicio Rural Juvenil Indaps y Vicaría de la Pastoral Social. En este

sentido, la situación parece estar relacionada con la falta de un enfoque integrado del capital

social en forma de expresiones y herramientas ( Dávila León & Gloria Honores, 2003).

Capítulo 6. Teoría del capital financiero y la liquidez

6.1. Conceptualización Gestión financiera

Se abordan diferentes autores con sus definiciones sobre gestión financiera, entre ellos

encontramos:

Según lo citado en (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021). Córdoba, (2012)

afirma: “Las finanzas provienen del latín finis, que significa acabar o terminar. Las finanzas

tienen su origen en la finalización de una transacción económica con la transferencia de recursos

financieros, con la transferencia de dinero se acaba la transacción”.

Para Fajardo y Soto, 2018, como se citó (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

Etimológicamente, la palabra gerencia hace referencia a la palabra latina “management”, donde

el concepto de gestión se basa en la acción y gestión de algo. Por lo tanto, la gestión se define

como una serie de actividades realizadas por una persona para administrar un negocio o empresa.
77

La gestión empresarial, a su vez, activa las actividades que se realizan en la empresa después de

adoptar un método que materializa los objetivos planteados en dicha organización.

Para el autor (Cordoba Padilla, n.d., Pg 4) la gestión financiera es aquella disciplina que

se encarga de determinar el valor y tomar decisiones en la asignación de recursos,

incluyendo adquirirlos, invertirlos y administrarlos. Es así como la gestión financiera se

encarga de analizar las decisiones y acciones que tienen que ver con los medios

financieros necesarios en las tareas de las organizaciones, incluyendo su logro, utilización

y control, según lo cita (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

La gestión financiera se refiere a cómo una empresa gestiona mejor sus recursos para

maximizar su utilidad. En el proceso de alcanzar las metas establecidas, la empresa debe definir

diversas áreas, por ejemplo, definir en qué invertir, elegir dónde y con quién captar

financiamiento, utilizar los recursos de manera eficiente y eficaz y tomar decisiones en beneficio

de la organización. Todo esto y más gestión financiera aumentada, tal como lo dice (Hernandez

Obregon & Oliva Villegas, 2021).

Conforme a lo citado en (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021). “Fajardo y Soto,

(2018) estructura la gestión financiera bajo dos lineamientos”

 El análisis de la actual situación financiera de la empresa;

 “Evaluación y formulación de decisiones sobre alternativas que permitan mejorar el

futuro financiero de la empresa” (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021)


78

Dichas decisiones se dividen en tres áreas que son fundamentales para la empresa, las

cuales son tomadas por un tesorero o contralor quienes reportan ante un director de

finanzas, quien es portavoz del presidente ejecutivo para la toma de decisiones

(Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

6.2. Fundamentos teóricos de la gestión financiera

Se presentan diferentes teorías conforme a su evolución a través del tiempo.

6.2.1 Mercados eficientes

Según lo citado en (Uribe Gil & Ulloa Villegas, n.d.) Los mercados en los que los precios

siempre reflejan plenamente la información disponible se denominan mercados eficientes (Fama,

1970, 383). Un mercado se considera eficiente si los precios creados en él son correctos

(imparciales), completos y siempre reflejan toda la información disponible (Hernandez Obregon

& Oliva Villegas, 2021).

La hipótesis del mercado eficiente se deriva de la teoría del paseo aleatorio. En un

mercado competitivo, el precio de un bien o servicio es tal que la oferta es igual a la demanda

total. Este precio refleja el consenso de los participantes del mercado sobre el verdadero valor del

bien o servicio, con base en toda la información disponible. Si el ajuste a los cambios en la nueva

información es inmediato, los cambios sucesivos de precios son independientes y aleatorios.

(Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).


79

Por otra parte, según lo citado en (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021). En un

mercado eficiente, los precios observados de los títulos en cualquier momento están

basados en una correcta evaluación de toda la información disponible en ese momento.

Semejante mercado incluye, instantáneamente, las consecuencias de los acontecimientos

pasados y refleja las expectativas sobre los acontecimientos futuros. Así, el precio de un

título financiero es, en todo momento, una buena estimación de su valor intrínseco. Es

imposible prever las variaciones futuras de este precio, puesto que todos los

acontecimientos conocidos o anticipados ya están integrados en los precios actuales.

6.2.2. La teoría de carteras

La teoría de carteras aporta interesantes propuestas para esclarecer los conceptos de

rentabilidad y riesgo. Desarrolla la idea de la diversificación de las inversiones en valores

mobiliarios sobre la base de un principio general: una cartera de acciones puede presentar

un riesgo más débil que el de cada acción tomada aisladamente, mientras que el

rendimiento de esta cartera es igual a la suma ponderada de los rendimientos medios de

las acciones que la componen. (Azofra Palenzuela & Fernández Álvarez, n.d.)

El autor (Markowitz, 1958) menciona que la idea es que se pueden crear diferentes

portafolios combinando nombres cuyos equivalentes estén en la frontera eficiente de diferentes

formas, y la elección dependerá de la función de utilidad del inversionista. Conforme a lo citado

en (Azofra Palenzuela & Fernández Álvarez, n.d.)


80

De igual forma (Mira, n.d.) menciona que, la Teoría de Carteras o también denominada

teoría moderna de carteras es aquel conjunto de aportaciones teóricas que tratan de resolver el

problema de elegir las mejores combinaciones de activos financieros dentro del universo

inversor. El precursor de esta teoría fue Harry M. Markowitz quien en 1952 publicó en la revista

Journal of Finance un artículo basado en su tesis doctoral y titulado “Portfolio Selection”. En

dicho artículo planteaba un modelo de conducta racional del decisor para la selección de carteras

de títulos financieros con liquidez inmediata. El desarrollo de esta primera contribución dio

origen a lo que en la actualidad se conoce como modelo media-varianza o modelo de

Markowitz.

6.2.3. Teoría de opciones

Según lo que menciona el autor (Azofra Palenzuela & Fernández Álvarez, n.d.) El

modelo de valoración de opciones para valorar los derechos financieros desde una perspectiva

relativa, desarrollado por Black y Scholes en 1973, es otra contribución importante a la teoría

financiera moderna en la década de 1970. En los mercados donde se negocian acciones y

opciones sobre acciones, los inversores individuales pueden tomar una posición libre de riesgo

comprando acciones y vendiendo opciones. Si los mercados anteriores son eficientes, el

rendimiento de dicha posición debe ser igual a la tasa de interés del valor libre de riesgo. Bajo

tales condiciones, la evaluación de diferentes tipos de opciones se convierte en un problema

matemáticamente fácil de formular. Partiendo de estos conceptos básicos, mucha investigación

se ha centrado en la valoración de bonos convertibles y garantías y ha abordado cuestiones como

la estructura de capital y la propensión de los prestamistas a limitar la deuda o imponer


81

convenios como si fueran opciones. Acuerdo de Compromiso de Empresa. En los últimos años,

la aplicación de modelos de precios de opciones en la economía financiera se ha desarrollado y

logrado resultados fructíferos en la solución de ciertos problemas intelectuales. Desde el modelo

de evaluación de configuración, puede obtener la importancia de la teoría de la economía

moderna de la compañía, que se puede resumir a continuación:

1.“posibilita la valoración de títulos complejos y facilita, por tanto, el análisis de

la estructura financiera al valorar las acciones y la deuda de la empresa como un tipo

especial de opciones” (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

2. “Puede resolver algunos de los problemas con el uso del VAN en las

asignaciones de presupuestos de capital, en particular los factores estratégicos que no se

tienen en cuenta al descontar los flujos de efectivo esperados” (Hernandez Obregon &

Oliva Villegas, 2021).

3.“plantea las bases para el estudio conjunto de la interrelación entre la

planificación estratégica y el presupuesto de capital” (Hernandez Obregon & Oliva

Villegas, 2021).

6.2.4. Teoría de la agencia

Tal como lo afirma (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021). Los desarrollos

presentados hasta este momento tienden a indicar que la teoría financiera tiene,
82

esencialmente, dos soportes o dos inspiraciones de orden general: la teoría económica y

los mercados financieros. En estas condiciones, la teoría financiera de la empresa no sería

sino una teoría de los mercados financieros en los cuales la empresa se percibe como un

agente económico cuyas decisiones son el reflejo de comportamientos dictados y,

eventualmente, sancionados por el mercado. (Azofra Palenzuela & Fernandez Alvarez,

n.d.)

La teoría de la agencia, propuesta formalmente por los economistas Jensen y McLean en

1976, es una teoría basada en el análisis de los conflictos dentro de una empresa causados por las

diferencias de intereses de varios agentes directamente involucrados en ella. Para Jensen y

Meckling, una organización puede entenderse como una red de contratos directos o indirectos

que definen las funciones de todos los stakeholders y definen derechos y responsabilidades. De

esta relación surgen las imágenes de "principal" y "agente": el principal es la persona (en

cualquier nivel o en el conjunto de la organización) que establece una meta específica, mientras

que el "agente" es la persona responsable de formular un objetivo específico. "Principal" en

quien se delega la toma de decisiones como un medio para un fin determinado. Los principales y

agentes incluyen a todas las partes interesadas de la organización, incluidos funcionarios,

gerentes, accionistas, proveedores, clientes, competidores, acreedores, reguladores y gobiernos,

según lo cita (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021)


83

6.3. Dimensiones de la gestión financiera

Las dimensiones de la gestión financiera se dividen en:

6.3.1 Gestión de capital de trabajo

Como se menciona en (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021). La Gestión de

capital de trabajo según el autor Córdova (2012) define que: “La gestión del capital de trabajo es

un proceso operativo que se encarga de planificar, ejecutar y controlar la gestión de sus

componentes y su correspondiente nivel y calidad con el fin de reducir el riesgo y aumentar la

rentabilidad de la empresa.”

El proceso operativo que detalla Córdova se refiere al tiempo que transcurre entre la

compra de materiales necesarios para el funcionamiento del negocio y el cobro de las

ventas de estos materiales con su valor agregado. Dentro de este ciclo operativo nos

encontramos con el ciclo del efectivo, que tiene que ver con los ingresos y egresos de

dinero que incluye el tiempo en que se realiza el pago a los proveedores hasta que se

cobran las ventas al crédito lo cual permite realizar nuevas compras y completar el ciclo

operativo de la organización. Con esto podemos deducir que el capital de trabajo es aquel

efectivo que nos permite financiar el ciclo operativo de la empresa o también son
84

aquellos activos de rápida conversión en efectivo que permiten cumplir con dicho ciclo,

así lo cita (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021)

Según Angulo (2016) citado en (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021)” estos

activos que suelen convertirse en efectivo rápidamente son los componentes del capital de

trabajo y son” :

✓ “El disponible, está compuesto por las partidas que pueden ser utilizadas para pagar las

obligaciones a su vencimiento” (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

✓ “El realizable, lo integran aquellas partidas que se convierten en disponible en un

tiempo corto” (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

✓ “Las existencias, compuestas por las partidas de los inventarios que posee la empresa

en materias primas, productos en proceso y productos terminados (Hernandez Obregon & Oliva

Villegas, 2021).

6.3.2. Gestión de tesorería

Según lo citado en (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021). Los autores Lopez y

Soriano (2014): “La gestión de tesorería debe entenderse como la gestión de la liquidez

inmediata, constatable en la caja o en cuentas con entidades de depósito y financiación”


85

(Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021) “La gestión de tesorería determina que en

todo momento quede garantizada la disponibilidad de dinero en efectivo necesario para el

funcionamiento del negocio para que ante cualquier contingencia que se presente pueda

responder eficiente y eficazmente”.

6.4 Teorías de la Liquidez

Según lo cita (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021) “A lo largo del tiempo han

existido diversas teorías sobre la liquidez entre las cuales podemos mencionar las siguientes”

✓ “Teoría Keynesiana de la preferencia por la liquidez” (Hernandez Obregon & Oliva

Villegas, 2021).

Según Novelo, (2016) establece que:

Para Keynes, además de medio de pago, el dinero es un depósito de valor que liga el

presente con el futuro, y que también se somete a la incertidumbre, ahora referida a los

cambios futuros y desconocidos de las tasas de interés que variarán temporalmente en

relación inversa a las variaciones de la oferta monetaria, hasta que la trampa de liquidez

haga acto de presencia (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).


86

Torres et. al. (2013) desarrolla que:

Según Keynes, las empresas industriales bien administradas no suelen distribuir todas las

ganancias entre los accionistas. En los buenos años, si no todos los años, conservan parte de sus

ganancias y las reinvierten en su negocio. Por lo tanto, hay un elemento de interés compuesto a

favor de una buena inversión industrial. El principal objetivo de la teoría keynesiana ha sido

crear un modelo macroeconómico para explicar la determinación de la renta y el empleo en la

economía monetaria moderna, según lo cita (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021)

Según como lo cita (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021):

De lo expuesto, podemos indicar que para Keynes el dinero significa que hay liquidez

dentro de la empresa y, por ende, una reinversión en los negocios que trae como

consecuencia beneficios a sus accionistas y a los trabajadores en general.

✓ Teoría de la gestión de la liquidez (liquidity management)

Torres et. al. (2013) desarrolla que:

Antes de la década de 1960, los banqueros veían la liquidez casi exclusivamente en los

activos del balance. A partir de entonces, comenzaron a tratarlo pasivamente. En lugar de hacer

coincidir los activos con los pasivos, decidieron hacer lo contrario. Debido a la baja rentabilidad,

simplemente no hay necesidad de mantener la liquidez, ya que se puede comprar en el mercado


87

si es necesario. Las grandes instituciones financieras encuentran más conveniente proporcionar

liquidez a través de sus sucursales en Londres (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021).

De lo anterior se puede decir que en la teoría de la gestión de la liquidez los bancos no

solo veían sus ganancias hacer préstamos a compañías o personas porque no todos

aceptaban tasas de intereses altos, entonces comenzaron a invertir capital y además tener

préstamos entre sucursales (Hernandez Obregon & Oliva Villegas, 2021)

6.4.1 Teoría científica de liquidez

“Es la rapidez con la que un activo se transforma en efectivo” ( Quiroz Menor & Barrios

Solano, 2020)

6.4.2 Definición de Liquidez

Capacidad de cumplir con sus obligaciones que la organización ha generado en

momentos concretos de vencimiento. Si las empresas son capaces de cubrir sus

obligaciones de pago y aun así disponen de efectivo, entonces podemos decir que la

empresa tiene activos ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).

“También podemos decir que una empresa es líquida si es capaz de hacer pagos o porque

tiene acceso a una línea de crédito con una entidad financiera (que se considera líquida por la

calidad y condición de la empresa)” así lo afirma ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).
88

6.4.3. Importancia de la liquidez

“Es primordial en la medida que sirve para cumplir la cancelación de sus

responsabilidades generadas por la compañía, con el objetivo de mantener el ciclo normal de

explotación” ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).

6.4.4 Beneficios de la liquidez

Le da mayor bienestar y salud financiera a la organización, permitiéndole pagar sus

deudas y realizar inversiones y bienes que generen ingresos para la organización. Negocia la

adquisición con mayor prontitud y logrando mejor precio, te da un poder de negociación y

capacidad de pago ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).

6.4.5 Riesgo de liquidez

“En consecuencia, existe el riesgo de que la deuda no pueda liquidarse sin generar

liquidez. También depende en gran medida de las características comerciales, la rotación de

productos y el lanzamiento rápido a los consumidores”, así lo afirma ( Quiroz Menor & Barrios

Solano, 2020)

6.4.6 Gestión del riesgo de liquidez


89

Según lo cita ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020). Se gestiona en base a tres

categorías: instrumentos, mercado y portafolios. La primera categoría está dada por la

magnitud del negocio y la participación de esta. La segunda verifica la liquidez en base a

cada producto y en la última se observa el flujo de caja para fijar estrategias para futuras

inversiones.

6.4.7 Ratios de Liquidez

“La liquidez se conoce en base a la capacidad de afrontar sus obligaciones corrientes de

corto plazo” ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).

i. Liquidez General

Esta ratio nos permite evaluar la disposición que tiene la compañía para realizar sus

necesidades inmediatas. Si el resultado es mayor 1, entonces quiere decir que sus activos

corrientes son mayores a sus pasivos corrientes, es decir que la compañía cuenta con

activo corriente, como para cumplir todas sus obligaciones a corto plazo ( Quiroz Menor

& Barrios Solano, 2020).


90

ii. Liquidez Rápida o Prueba Ácida

“Esta prueba es más exigente ya que toma en cuenta las partidas que son fácilmente

realizables, al igual que el ratio liquidez general busca cubrir las exigencias a corto plazo” asi lo

afirma ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).

iii. Prueba defensiva

Mide la capacidad efectiva de la organización en un período de menos de 1 año; tiene en

cuenta los activos mantenidos en fondos líquidos y excluye los efectos de las variables

temporales y otros precios de la cuenta de activos corrientes ( Quiroz Menor & Barrios

Solano, 2020).

A su vez, la liquidez está compuesta por cuatro dimensiones, las que se describen a

continuación:

Por liquidez corriente se entiende la capacidad de los activos de propiedad de la empresa

para realizar y pagar deudas en el corto plazo. Asimismo, Herrera, Betancourt, Herrera, Vega y

Vivanco (2016) argumentan que las empresas tienen la capacidad de hacer frente a sus reclamos

y obligaciones financieras de corto plazo. ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).
91

Según lo cita ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020). Liquidez ácida. Es la capacidad

que tiene la empresa para usar como medio de pago sus activos para solventar

obligaciones de corto plazo. Generando una solvencia inmediata. Se obtiene al relacionar

los activos corrientes menos los bienes de cambio entre los pasivos corrientes; para que

sea satisfactoria debe dar uno, sin embargo, un índice menor no necesariamente

representa problemas financieros, ya que esto no determina la totalidad de la liquidez

(Albanese, Boland & Rivera, 2002)

“Cobertura de deuda total. Es comprendida como la posibilidad que posee la empresa

para pagar con sus activos de corto plazo sus deudas totales” ( Quiroz Menor & Barrios Solano,

2020).

Liquidez instantánea. Las empresas pueden hacer pagos en efectivo a corto plazo. Otros

autores han mencionado que la liquidez de una organización se manifiesta en su capacidad para

cumplir con las obligaciones de pago en un determinado período de tiempo, y un nivel suficiente

de pagos es garantía de solvencia y estabilidad (Gonzales, 2018). Además, Angulo (2016) dice

que la liquidez de una empresa se crea por el exceso de activo circulante sobre los pasivos de

corto plazo, lo que asegura la estabilidad financiera, redundando en un adecuado nivel de

solvencia. Para Vargas (2003), los pasivos financieros son los recursos en efectivo que una

empresa necesita utilizar para el proceso normal de producción, es decir, para suministros físicos,

pago de salarios, etc., debido a que dichos pagos se distribuyen adecuadamente en el tiempo. a

las condiciones firmadas por el pagaré, según lo cita ( Quiroz Menor & Barrios Solano, 2020).
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