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Robots y humanos, empleos que no

volverán

Luis Moreno

La robotización está cambiando drásticamente el sentido de nuestras


vidas cotidianas. Vivimos un período de progresiva convivencia, pero
también de sustitución, entre trabajos y empleos desempeñados
hasta ahora por los humanos. ¿Cuántos tipos de trabajo, puestos
laborales y empleos desaparecerán con el imparable aumento de
robots? El asunto es de una importancia crucial al estar nuestras
democracias fundamentadas en el trabajo asalariado.

Un estudio realizado mediante métodos de investigación innovadores


examinaban las características de más de 700 ocupaciones en EEUU
en el año 2010, las cuales eran susceptibles de ser automatizadas y
robotizadas en el curso de los próximos decenios1. Sus cálculos y
estimaciones hablaban de que hasta un 47% de puestos de trabajos
serían potencialmente sustituibles por los robots o las aplicaciones
digitales, de Inteligencia Artificial o de grandes datos (big data).
Naturalmente los puestos de trabajo candidatos a desaparecer más
rápidamente eran los de baja cualificaciones y con salarios más
bajos. Sólo aquellos basados en el ‘pensamiento experto’ relativo a
resolver problemas para los cuales no hay soluciones regladas o
predeterminadas, quedarían a salvo y se necesitarían más.

Según otro reciente estudio se estimaba que en 2030 más de un


tercio de la fuerza laboral podría estar en riesgo por el progresivo
proceso de automatización. Tras analizar la situación en 27 países los
sectores más afectados por la automatización serían el transporte, la
logística y la industria manufacturera, los cuales podrían llegar a
perder entre el 52% y el 45% de los puestos2. Para el
correspondiente a la educación el efecto sería más reducido, con un
8% de puestos de trabajo potencialmente sustituibles por los robots.
Como consecuencia de las transformaciones del mercado laboral,

Doctor en Ciencias Sociales. Profesor de Investigación en el Instituto de Políticas y
Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.
1
Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne (2017), The Future of Employment: How
Susceptible are Jobs to Computerization? Technological Forecating and Social
Change, vol. 114 (c), pp. 254-280.
2
Véase Will robots steal our jobs? (¿Robarán los robots nuestros empleos?). En
línea: tps://www.pwc.co.uk/economic-services/ukeo/pwcukeo-section-4-
automation-march-2017-v2.pdf.

1
algunas proyecciones calculan que para el período 2015-2020 serán
más de 7 millones de empleos los que se perderán, dos terceras
partes de los cuales corresponderán a oficinistas y administrativos, en
contraste con los 2 millones que se ganarán en trabajos de empresas
de tamaño pequeño o familiar altamente cualificadas3.

Las proyecciones apuntan a un mercado de trabajo polarizado entre


ocupaciones de alta cualificación y de baja cualificación, con
desigualdades salariales importantes entre ambos polos. Los nuevos
puestos de trabajo requerirán nuevas cualificaciones, exigiendo un
esfuerzo importante de adaptación para quienes quieran ocuparlas
procediendo de los empleos perdidos menos cualificados. El debate se
mantiene abierto, pero nadie se atreve a refutar que, al contrario de
los que sucedió con las tres revoluciones industriales precedentes, no
se crearán más empleos de los que se van a destruir. Aunque fuese
posible que se creasen algunos nuevos puestos de trabajo, el número
de empleados que los ocupasen sería netamente menor al ahora
existente y se produciría una disminución en el agregado de la fuerza
laboral. No se trataría, por tanto, de una mera sustitución funcional
de la mano de obra asalariada.

¿Cómo será la convivencia funcional entre robots y humanos? Todo


parece indicar que la transición hacia una plena robotización de las
actividades económicas susceptibles de incorporar procesos eficientes
de automatización será progresiva y gradual, y deberá ajustarse a los
criterios de la rentabilización maximizadora. Aunque existen cálculos
de que hasta un 50% de las horas laborales podrían ser técnicamente
automatizables, ello no debería traducirse en una mayor rentabilidad
para las empresas que procediesen a una diligente automatización.
Amazon, por ejemplo, podría establecer que sus repartos estuviesen
automatizados en un 95%, enviándoles en una furgoneta autónoma,
aunque el 5% restante de dichas tareas debería finalizarlo un
trabajador encargado de efectuar la entrega. El mantenimiento de la
remuneración a dicha persona por todo el tiempo de dichas
actividades de distribución haría que una inversión previa en todo el
proceso de automatización fuese un disuasivo financiero. Por lo tanto,
aunque la automatización sea factible, en ocasiones no se llevará a
efecto a cualquier precio. Sucedería así incluso aunque se
‘construyesen’ robots que pudieran efectuar todas las tareas al
100%, porque serían artefactos muy costosos. Hacerse con toda la
nueva tecnología en bullente adaptación es tarea complicada y
requerirá que tanto directivos como empleados estén coordinados
para optimizar su trabajo en equipo.

3
Véase el estudio del World Economic Forum: http://reports.weforum.org/future-
of-jobs-2016/employment-trends/.

2
Asistimos, por tanto, de manera creciente a una cierta colaboración
entre humanos y robots. Los cambios son continuos y vertiginosos. Si
hace apenas unos lustros eran los robots industriales quienes
‘ayudaban’ a los trabajadores, ahora vemos cómo son los
trabajadores quienes auxilian a los robots. De otra parte, si los robots
producen como los humanos y contribuyen a la generación de rentas
como los humanos, se argumenta que también deberían pagar
impuestos convirtiéndose en sujetos y contribuyentes fiscales. Así, la
implementación de las políticas de renta ciudadana serían una opción
viable en las democracias robotizadas que contasen con un sistema
de progresividad fiscal. En aquellas otras donde las corporaciones
dispongan de vías de escapes para pagar menos impuestos, la
capacidad de los gobiernos para implementar nueva políticas de
integración estará muy limitada.

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