Está en la página 1de 6

MÉTODOS DE EVALUACIÓN DEL ADULTO MAYOR PARA EL

DIAGNÓSTICO DE LAS PATOLOGÍAS Y POTENCIALIDADES DE LA


SENECTUD

Tenemos que para llegar a la valoración y diagnóstico del estado del


adulto mayor se van a requerir métodos e instrumentos diferentes a los que se
utilizarían en etapas previas a la senectud, de igual forma es importante
resaltar que más allá de los instrumentos de evaluación psicológica un correcto
análisis de las capacidades del adulto mayor va a tener la integración y
aplicación de otros instrumentos que podrían ser adquiridas del área de la
medicina y geriatría en general. Al hablar de los métodos de evaluación del
adulto mayor debemos mencionar la Escala KATZ y la Escala de Lawton que a
continuación se profundizaran:

 Escala Katz:

Es uno de los instrumentos más utilizados en geriatría para evaluar la


funcionalidad de las capacidades del adulto mayor para desarrollar actividades
de la cotidianidad sin necesidad de ayuda o dependencia de un cuidador, este
índice clasifica el desempeño que tiene el individuo y se divide en la evaluación
de 6 items, cada una enfocada en funciones cotidianas: baño (ducha, bañera o
esponja), vestimenta, uso del sanitario, trasferencias (movilidad de un lado a
otro), continencia (control de esfínteres) y alimentación. Ahora bien, si el
individuo no se encuentra cognoscitivamente apto para responder se deberá
interrogar a un cuidador.

 Escala Lawton

Esta escala apoya a la detección de los primeros indicios del deterioro


funcional del adulto mayor que vive en su domicilio o en instituciones de
cuidados prolongados, lo que permite monitorear con regularidad a la persona
mayor en riesgo de discapacidad. Por su parte, este instrumento ayuda a la
evaluación de 8 actividades cotidianas: usar el teléfono, cocinar, lavar ropa,
hacer tareas del hogar, usar transporte; manejar las finanzas, hacer compras,
administrar medicamentos.

Como se evidencio, los instrumentos anteriores son de orden general y


ayudan al profesional geriátrico a evaluar áreas específicas del funcionamiento
de las capacidades del adulto mayor, ahora bien, existen en psicología otros
instrumentos que se enfocan en áreas específicas como los procesos
cognitivos, las habilidades motrices y la personalidad.

En cuanto al área cognitiva del adulto mayor tenemos, como señalan


Gallo, Reichel y Anderson (1988), la evaluación del estado mental en personas
mayores debe tener en cuenta los siguientes aspectos cognitivos: nivel de
conciencia, atención, lenguaje (fluidez, comprensión y repetición, memoria a
largo y corto plazo), interpretación de proverbios, semejanzas verbales, cálculo,
escritura y habilidades de construcción. Para dicha evaluación contamos con
instrumentos como el Cuestionario Breve y Portable del Estado Mental
(«Short Portable Mental Status Questionaire» SPMSQ, Pfeiffer, 1975), este
cuestionario consta de 10 ítems o elementos de fácil aplicación. El propio
Pfeiffer (1975) considera que la prueba reúne las siguientes características: 1)
Evaluar aspectos relevantes del funcionamiento intelectual como son la
memoria a corto y largo plazo, la orientación, información sobre cuestiones de
la vida diaria seriales aritméticos. 2) Ser breve y manejable. 3) Ser de fácil
valoración. 4) Incluir los distintos grados o niveles de deterioro, desde severo a
inexistente.

Por otra parte, tenemos la Escala Global de Deterioro diseñada por


Reisberg (1982), es considerablemente manejada en estudios clínicos. Sus
autores la validaron contrastándola con medidas psicométricas,
neuroanatómicas y neurofisiológicas. Esta escala mide el grado de la
enfermedad de Alzheimer, aunque también es aplicada para valuar otros tipos
de demencia en siete estadios clínicos (con un rango de 1 a 7); los valores más
altos significan mayor grado de deterioro. La asignación final del estadio se
realiza tras evaluar, mediante entrevista, las características clínicas del
deterioro cognitivo en el paciente
Otras áreas como las habilidades motrices o la funcionalidad del anciano
poseen sus propios instrumentos y están íntimamente ligados con los
instrumentos utilizados para medir las capacidades de movilidad. Por su parte,
Jauregui y Kaplan (2007) expresan que “El envejecimiento normal produce
cambios corporales generales y modificaciones específicas en distintos
órganos y sistemas. Todos estos cambios conducen a un deterioro en la
capacidad de adaptación de individuo que se pone francamente de manifiesto
ante las situaciones de estrés”. De forma más específica, Mancilla (2002) indica
que la declinación fisiológica y fisiopatológica del proceso de envejecimiento
disminuyen las capacidades motoras (CM), con énfasis después de los sesenta
años y en presencia de enfermedades crónicas generada pérdida de
autonomía funcional en los adultos mayores. Si bien es cierto, que las escalas
como la Kats y la Lawton miden ciertos aspectos básicos otras formas de
evaluación como las utilizadas para observar la movilidad deben ser empleadas
en este contexto, la prueba de sentarse y levantarse, el test de caminar, test de
ida y vuelta, así como observar como el individuo es capaz o incapaz de:
sujetar vasos, escribir, doblar, entre otros.

Dejando de lado las áreas de funcionabilidad se hablará entonces del


área psicoafectiva, el bienestar psicológico y la personalidad del adulto mayor,
para ello es resaltante mencionar que el bienestar psicológico como tal es uno
de los indicadores principales de la salud mental en todas las etapas del ciclo
vital. Siguiendo esto, el bienestar como constructo y otros aspectos muy
relacionados con el constituyen el tema de estudio más antiguo y que ha
recibido una mayor atención en la gerontología social. George, (1979) ha
llegado a afirmar que los gerontólogos tratan el tema del bienestar psicológico
en términos genéricos de estado de ánimo y, por tanto, bajo este concepto se
incluirían múltiples aspectos del bienestar. Teniendo en cuenta estas
consideraciones tenemos que algunos de los instrumentos utilizados para
medir estas áreas son la Escala de Satisfacción de Filadelfia (Phiadelphia
Genarric Center Morale Scale, PGC, Lawton, 1972) que evalúa el "estado de
Ánimo", considerado como un concepto multidimensional de bienestar
psicológico, el inventario de depresión de Beck que aplicado al adulto mayor
Gallagher (1986) sugiere que indica el nivel de aflicción del anciano y cuando
se considera depresión a diferencia de cuando puede considerarse una tristeza
“normal”.
CONCLUSIÓN

Dentro de las áreas que se ven afectadas en los adultos mayores están,
como pudimos observar, el área motora y el área cognitiva y se refieren
precisamente a la incapacidad, total o parcial para llevar a cabo las actividades
básicas e instrumentales de la vida diaria, por lo que el funcionamiento optimo
del adulto mayor va a estar determinado por el nivel de funcionabilidad de estas
estas áreas específicas. Ahora bien, como se observo para evaluar estos
niveles el profesional deberá valerse no solo de pruebas de psicodiagnóstico si
no que deberá integrar a la evaluación total la aplicación de otros instrumentos
que no necesariamente son originados con base psicológica si no fisiológica
como las pruebas o técnicas para evidenciar la función motora.

Por otra parte, para resumir lo relacionado a la evaluación del adulto


mayor, podríamos afirmar que el funcionamiento en la vida diaria de los
ancianos es el resultado tanto del contexto donde se desenvuelve el anciano
como del nivel de deterioro físico y por ende los instrumentos para la
evaluación de estos deberá estar integrada tanto por pruebas psicológicas
como físicas, de igual manera, es importante resaltar que muchas de las
pruebas aplicadas en el ámbito geriátrico no fueron específicamente
elaboradas para ello si no que pueden ser aplicadas y adaptadas a los casos.
BIBLIOGRAFÍA

Fernández-Ballesteros R. y Zamarrón D. (1999) Evaluación en la vejez: algunos


instrumentos. Revista digital. Clínica y Salud, 1999, vol. 10 n.º 3 - Págs. 245-
286. Recuperado en https://journals.copmadrid.org/clysa/archivos/50620.pdf

Fernández-Ballesteros, R., Iñiguez, J. y López, M.D. (1998). Trastornos


asociados a la vejez. En M.A. Vallejo Pareja (Eds): Manual de terapia de
conducta. Madrid: Dikinson.

Perou Silveira, Y., Faez Menéndez, M., San Miguel Borges, J., & Diaz Boloy, M.
(2016). Evaluación funcional del adulto mayor y el proceso de atención de
enfermería. Revista Información Científica, 95(5), 851-861. Recuperado
de https://revinfcientifica.sld.cu/index.php/ric/article/view/78/2221

Mancilla E. (20002) Escala de evaluación de la capacidad funcional motriz para


adultos mayores sin alteraciones cognitivas. España.

Fernández-Daza, M. y Martin Carbonell, M. P. (2019). Manual básico para la


evaluación psicológica de adultos mayores institucionalizados y sus
familias. (Generación de contenidos impresos N.° 06). Bogotá: Ediciones
Universidad Cooperativa de Colombia. doi: https://doi.org/10.16925/gcgp.15.

Escalante Candeaux, Leidys, Medina Álvarez, Manuel, Pila Hernández,


Hermenegildo José, & Gómez Valdés, Annia. (2019). El adulto mayor
practicante sistemático: pruebas para evaluar su condición física. Podium.
Revista de Ciencia y Tecnología en la Cultura Física, 14(3), 372-391. Epub 05
de septiembre de 2019. Recuperado en 24 de febrero de 2023, de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1996-
24522019000300372&lng=es&tlng=es.

También podría gustarte