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UNIDAD 5.

DESCARTES

1. El Renacimiento y el origen de la modernidad


El Renacimiento (siglos XV-XVI) es un periodo de transición entre la filosofía medieval y la modernidad:
 El problema fundamental en el pensamiento de la Edad Media es el problema de la relación entre fe y
razón, que surge por la concepción cristiana de la vida que impera en esa época. Vamos a señalar a dos
filósofos medievales como ejemplos de las respuestas a este problema. Según Agustín de Hipona no hay
separación entre fe y razón, mientras que para Tomás de Aquino la razón colabora con la fe.
 La filosofía moderna abarca los siglos XVII y XVIII y se caracteriza por:
1. La autonomía de la razón: la razón por sí misma puede alcanzar conocimientos
verdaderos con independencia de la fe.
2. Los filósofos modernos buscan una ciencia definitiva que englobe a las ciencias
particulares y un método propio para esa ciencia.

¿Cómo se produce este cambio? La respuesta la encontramos en el gran avance científico (astronomía y
física) que se produce en el Renacimiento. El heliocentrismo de Copérnico, el universo infinito de Giordano Bruno,
las leyes sobre el movimiento de los planetas de Kepler (las órbitas de los planetas son elípticas), junto con la
aplicación de las matemáticas a la física y la introducción del método experimental de Galileo, permiten la
introducción del lenguaje matemático en la ciencia, que supone confianza en la razón para adquirir conocimientos
verdaderos. Por estos y otros motivos la autonomía de la razón es la característica fundamental de la modernidad.
La modernidad abarca dos movimientos filosóficos: el racionalismo y el empirismo. El racionalismo surge en
le siglo XVII en el continente europea y el empirismo un siglo después en Gran Bretaña. Algunos representantes del
racionalismo son Descartes, Leibniz y Spinoza y del empirismo, Locke y Hume.

El racionalismo se caracteriza por:

1. El conocimiento verdadero procede de la razón y no de los sentidos, puesto que se considera que el
conocimiento que procede de los sentidos es confuso.
2. En nuestra mente existen ideas innatas a partir de las cuales se obtiene el resto del conocimiento.
3. El conocimiento no trata sobre objetos sino sobre las ideas que tenemos de estos. No conocemos los
objetos sino nuestras ideas de los objetos. Una idea es cualquier objeto del pensamiento o contenido
de la mente.
4. El método científico que adoptan es el de las matemáticas. En este método podemos apreciar dos
momentos: la intuición, que es la búsqueda de verdades evidentes e indubitables, y la deducción, que
consiste en derivar conclusiones a partir de aquellos principios evidentes.
5. La ciencia única de los racionalistas debe basarse en el modelo matemático. Si la filosofía quiere ser una
ciencia tiene que buscar principios evidentes de los que no pueda dudar y a partir de allí derivar el resto
del conocimiento.

2. Descartes
Descartes nace en Francia en el seno de una familia noble. Participó en la Guerra de los Treinta años. Realizó
numerosos viajes y mantuvo relaciones con los filósofos de su tiempo. Se interesa por las matemáticas, la física y la
biología. Sus principales obras son: “Discurso del método” y “Meditaciones metafísicas”.

1. Sabemos que el principal problema de Descartes, como el de los filósofos de su época, era buscar una
ciencia única y definitiva, que englobe todas las ciencias particulares, y por tanto un método único para esa ciencia.
Esto es posible porque la razón es única es decir la razón que distingue lo verdadero de lo falso (en cualquier ciencia
particular) es una y la misma.
Por ello, para construir la ciencia única se necesita saber cómo funciona mejor la razón, es decir se necesita
saber cuál es el mejor método.
UNIDAD 5. DESCARTES
Descartes siente gran admiración por el método matemático. Este incluye dos modos de conocimiento
relacionados:
- Intuición: Búsqueda de verdades evidentes e indubitables, verdades que nunca se puedan negar.
- Deducción: Derivar conclusiones a partir de los principios evidentes.
La razón sólo se ha utilizado de este modo en el ámbito de las matemáticas, produciendo resultados
admirables. Así que, nada impide utilizar la razón de este modo en otros ámbitos del saber para construir su ciencia
Por eso, Descartes inspirándose en el método matemático propone seguir las siguientes cuatro reglas:
- Evidencia: admitir sólo aquello que se presente ante nuestra razón con tal claridad y distinción que no
quepa la menor duda.
- Análisis: la evidencia sólo se puede tener de las ideas simples, por tanto es necesario reducir las ideas
compuestas a ideas simples.
- Síntesis: conducir ordenadamente nuestros pensamientos, comenzando por los objetos más simples y
fáciles de conocer para llegar gradualmente al conocimiento de lo complejo.
- Enumeración: revisar todo el proceso anterior para estar seguros de no omitir nada.

Ahora bien, Descartes piensa que si toma como punto de partida ideas evidentes y a partir de ellas deduce
ordenadamente otras ideas, puede llegar a conocerlo todo. Esta consideración se conoce como optimismo
racionalista.

2. Una vez que Descartes ha establecido las cuatro reglas decide probarlas en el ámbito de las matemáticas.
En pocos meses se da cuenta de su eficacia pues a partir de ella conoce la geometría analítica. Entonces decide
aplicarlas a la metafísica, pues considera que ésta debe ser el punto de inicio de su ciencia única, ya que sobre los
tres principios metafísicos- YO, DIOS, MUNDO- se apoya el resto del conocimiento.

3. Si la primera regla señala que es verdadero aquello que se presente al entendimiento con claridad y
distinción, y de lo que sea imposible dudar, el punto de partida de Descartes será la búsqueda de una verdad que
sea absolutamente cierta. La búsqueda de este punto de partida exige una tarea previa consistente en eliminar
todos aquellos conocimientos que no aparezcan dotados de una certeza absoluta. Es decir, hay que eliminar todo
aquello de lo que sea posible dudar. La duda, por tanto, es el primer paso del método cartesiano, y Descartes la
utiliza para no caer en el error.
Las características principales de la duda cartesiana son:
- Universal: hay que dudar de todo, incluso de lo que hasta ahora se ha considerado cierto.
- Hiperbólica: es exagerada. hay que dudar de todo aquello de lo que tengamos la menor duda, aunque no
podamos mostrar que sea falso.
- Metódica: pretende alcanzar una verdad de la que no se pueda dudar, se trata, por tanto, de un
instrumento para alcanzar la verdad. No se trata entonces de la duda de los escépticos, para quienes la
duda es un estado permanente, ya que niegan la posibilidad de conocer la verdad.
- Teorética: se refiere sólo a la reflexión filosófica y científica, no debe extenderse a las creencias o
comportamientos éticos.
Descartes comienza dudando de lo que se percibe por los sentidos: falacia (engaño) de los sentidos: Los
sentidos son poco fiables porque algunas veces nos inducen a error. Pero si esto es así, ¿qué garantía existe de que
no nos induzcan a error siempre? Por eso es necesario dudar del testimonio de los sentidos. Por tanto, se duda de
que las cosas sean como se perciben por los sentidos: color, olor, sabor…
Podemos dudar de que las cosas sean como las percibimos, pero parece que no podemos dudar también de
que existan las cosas que percibimos. Sin embargo, a veces no podemos distinguir el sueño de la vigilia. Por tanto,
nunca podemos saber si las cosas que captamos por los sentidos las soñamos o realmente son. Es necesario dudar
del mundo exterior, es decir podemos dudar de que las cosas existan.
Además, es posible también dudar del propio razonamiento: paralogismos (razonamiento incorrecto) de la
razón. Mi propio entendimiento puede equivocarse cuando razona. Sin embargo hay un tipo de verdades de las que
parece imposible dudar. Estas son las verdades matemáticas. Para introducir la duda en conocimientos de este tipo,
Descartes introduce la hipótesis del genio Maligno: tal vez exista un genio de gran poder e inteligencia, que pusiera
todo su empeño en engañarnos sobre este tipo de conocimientos. Por tanto, es necesario dudar de nuestra propia
capacidad al razonar.
UNIDAD 5. DESCARTES
Una vez que se ha dudado de todo hay que encontrar una certeza absoluta, algo de lo que no se pueda
dudar.
La consecuencia más importante de la hipótesis del genio maligno es la necesidad de nuestra existencia (yo existo),
ya que tengo que existir para poder ser engañado, tengo que existir para dudar, tengo que existir para pensar. Por
tanto, “pienso, luego existo” (“cogito, ergo sum”). Lo que realmente soy yo es simplemente una cosa que piensa.
Este es el principio indubitable que estaba buscando, SE ESTABLECE ASÍ LA PRIMERA CERTEZA METAFÍSICA: EL YO
EXISTE. A partir de este primer principio claro y distinto Descartes va a deducir las demás verdades.

Este primer principio indubitable se caracteriza por:


1. Es una idea clara y distinta. Clara significa que se nos manifiesta mediante intuición, es decir, al mismo
tiempo que pienso me doy cuenta que existo. No se trata, entonces, de un razonamiento del tipo para pensar tengo
que existir. Distinta significa que es una idea simple.
Todo lo que se capta con igual claridad y distinción será igualmente verdadero. De ahí, que el principio o
criterio de evidencia sea que sólo se admita como verdadero aquello de lo que no se pueda dudar, es decir, aquello
que sea claro y distinto.
2. Es una idea innata, ya que el entendimiento la posee por naturaleza.
3. Es una idea inmutable, puesto que es algo de lo que nunca se puede dudar. Pueden existir o no las cosas
que percibo o pienso, pero es imposible que no exista yo que las percibo o pienso.

El yo piensa ideas. Pensar significa tener conciencia de algo, dudar, entender, afirmar, negar, querer,
imaginar, sentir. Por idea entendemos cualquier contenido de nuestra mente. Descartes además de las ideas innatas
señala también otros tipos de ideas, tales como las adventicias, que son aquellas que parecen provenir del mundo
exterior, pero que a partir de ellas no podemos asegurar que el mundo exterior exista, y las ideas facticias, que son
aquellas que proceden de la imaginación.

Una vez que Descartes llega a un principio del que no se puede dudar, se pueden deducir a partir de él otras
verdades. Lo primero que deduce es el concepto de substancia. Este concepto es fundamental en Descartes y en
todos los filósofos racionalistas. Descartes define la substancia como aquello que no necesita ninguna otra cosa para
existir, y señala tres tipos de substancias: la pensante, la infinita y la extensa.

Descartes deduce las tres substancias del siguiente modo:


 Es cierto que existo como ser pensante, es cierto que soy una cosa que piensa porque incluso si careciera de
cuerpo, soy. Entonces soy una substancia.
 Dudo que exista el mundo exterior (incluido mi propio cuerpo). Pero aquello de lo que dudo no puede ser lo
mismo que aquellos de lo que no dudo. Por tanto, el mundo exterior, si existiera, sería otra cosa, otra
substancia.
 Debe existir además otra substancia que posea las características contrarias a las de las otras dos, es decir,
que sea perfecta porque sólo podemos reconocer que las demás son imperfectas al compararlas con lo
perfecto.

Por tanto, existen tres tipos de substancias: la pensante (res cogitans) se corresponde con el yo y su
característica principal o atributo es el pensamiento; la infinita (res infinita) se corresponde con Dios y su atributo es
la perfección; y la extensa (res extensa) que hace referencia a los cuerpos, al mundo exterior y su atributo es la
extensión.

En sentido literal esta definición sólo puede aplicarse a Dios, la substancia infinita, ya que los seres finitos,
tanto pensantes como extensos, son creados por Dios. El propio Descartes reconoció que esta definición sólo podía
aplicarse a Dios de modo absoluto, aunque la definición puede seguir manteniéndose por lo que se refiere a la
independencia mutua entre la substancia pensante y la extensa, que no se necesitan la una de la otra para existir.
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 Substancia Pensante (Res Cogitans)

El punto de partida de Descartes es el siguiente: es cierto que existo como ser pensante y que también que
dudo de la existencia del mundo exterior y de mi propio cuerpo, pero aquello de lo que dudo no puede ser lo mismo
que lo que no dudo, por tanto, el cuerpo (substancia extensa) es diferente del yo (substancia pensante).
Descartes identifica el yo con el alma. El alma existe aunque no exista el cuerpo, por eso es una substancia,
porque puede existir independientemente del cuerpo. Si el alma y el cuerpo pueden existir independientemente, su
unión es accidental (parecida a la que mantenía Platón) y se produce a través de la glándula pineal, que según
Descartes, está situada en el cerebro y es la sede del alma.
La esencia del alma es el pensamiento. Pero el alma cuenta también con otras cualidades: memoria sentido
común, la imaginación, el entendimiento, y la voluntad o libertad. Las últimas son las más importantes, puesto que
el entendimiento concibe lo verdadero pero es la voluntad la que acepta o rechaza estas verdades y la libertad elige
una de estas opciones. Por tanto, mi alma es libre.

 Substancia infinita (Res infinita)

Atendiendo a la hipótesis del Genio Maligno, lo único de lo que no podemos dudar es de nuestra propia
existencia, por lo que el conocimiento de nuestra propia existencia sería el único conocimiento que poseemos. Pero
si se demuestra la existencia de Dios, la hipótesis del genio Maligno queda anulada, y nos será posible obtener más
conocimientos verdaderos, ya que Dios es por esencia bueno y le es imposible el engaño.
Para demostrar la existencia de Dios, Descartes parte del reconocimiento de que existe en nuestra mente la
idea innata de infinito, que identifica con la idea de Dios, ya a partir de ahí sigue tres argumentaciones:

- Argumentos basados en la causalidad:

1. Dios causa la idea de infinito

La idea innata de infinito no ha podido surgir de la nada ni ha podido ser producida por mí, puesto que yo
soy un ser imperfecto ya que dudo. Por tanto ha tenido que ser puesta en mi mente por un ser cuya naturaleza
presente las mismas características que la idea.
Esta argumentación se basa en la causalidad. Entre causa y efecto debe existir una proporción. Es decir, debe
existir tanta realidad y perfección tanto en la causa como en el efecto.
Por tanto, si hay una idea de infinito (efecto), requiere una causa infinita. La idea de infinito ha sido causada
en mí por un ser superior, luego el ser superior existe. Es decir, el ser infinito es la causa de la idea de infinito que
tenemos en nuestra mente.

2. Dios causa el yo

El yo es imperfecto (finito y limitado), pero posee ideas de perfecciones (infinito, eterno, inmutable). Si yo fuera
causa de mi propia existencia, tendría además del conocimiento de estas perfecciones, las perfecciones mismas
(infinito, eterno, inmutable, omnisciente, todopoderoso). Por ello no puede ser el único ser que exista, tiene que
existir otro ser que posea estas perfecciones. Este ser es la causa de mi yo y de las demás substancias (extensas).

- Argumento basado en el argumento ontológico de San Anselmo (XI):

1. Todas las personas tienen en su mente una idea de Infinito, de un ser perfecto.
2. La idea de infinito es la idea de un ser que no tiene limitaciones. Si le faltara la existencia tendría una
limitación.
3. Por tanto, el ser infinito existe en mi pensamiento y en la realidad.

Por último, como la hipótesis del genio Maligno desaparece con la demostración de la existencia de Dios, se
pueden aceptar todas aquellas ideas que sean claras y distintas. A partir de ahora, podemos ampliar nuestro
conocimiento, ya que Dios lo garantiza. Es decir, Dios es el creador del Universo, de las leyes que rigen el Universo y
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de las verdades de la lógica, las matemáticas y la moral. El hombre con su entendimiento puede comprender las
leyes de Dios, pero es la voluntad/libertad las que las acepta o no. Así, Dios no es el causante de nuestros errores.

DEMOSTRADA LA EXISTENCIA DE DIOS, UTILIZANDO TRES ARGUMENTOS DIFERENTES SE ESTABLECE LA SEGUNDA


CERTEZA METAFÍSICA: DIOS EXISTE

 Substancia extensa (Res extensa)

Si Dios existe y es infinitamente bueno no puede permitir que yo me engañe con respecto al mundo; luego,
el mundo existe. TERCERA CERTEZA METAFÍSICA:EL MUNDO EXISTE

Dios garantiza que a mis ideas del mundo exterior (adventicias) les corresponda una realidad extramental.
Pero debemos matizar lo que acabamos de señalar: Dios no garantiza que a todas mis ideas le corresponda una
realidad extramental. En este sentido Descartes se deja guiar por la ciencia, y al igual que Galileo hace una distinción
entre cualidades primarias (extensión, movimiento) y cualidades secundarias (olor, color, sabor...) En su modelo de
ciencia Galileo elimina las cualidades secundarias, y Descartes hace lo mismo: Dios garantiza un mundo constituido
exclusivamente por la extensión y el movimiento (cualidades primarias), pero no garantiza las cualidades
secundarias.
A partir de estas ideas, extensión y movimiento, Descartes va a desarrollar la física. La interpretación de
Descartes del mundo es mecanicista: el Universo actúa como si fuera una máquina cuyo funcionamiento pudiera
calcularse con exactitud. Todo lo material está sujeto a las leyes de la naturaleza (cuerpos inanimados y seres vivos),
y se comporta de manera MECÁNICA Y DETERMINISTA (determinismo: dada una causa inevitablemente se
producirá un efecto).
Esto es así porque Dios crea el Universo con una determinada cantidad de movimiento que se conserva constante. A
partir de esta idea busca las leyes del movimiento:
- ley de la inercia: todo cuerpo permanece siempre en el mismo estado de movimiento y reposo y no puede
cambiar más que por la intervención de una fuerza externa.
- ley del movimiento en línea recta: todo cuerpo en movimiento tiende a moverse en línea recta salvo que
intervenga una fuerza externa.
_ ley de la conservación del movimiento: el movimiento no se pierde con los choques de los cuerpos entre sí,
sino que la cantidad de movimiento permanece constante.

En relación al ser humano descartes defiende un dualismo: cuerpo (substancia extensa) y alma (substancia
pensante). El cuerpo está formado por materia, está sometido a las leyes de la física y sujeto al determinismo, sin
embargo el alma es inmaterial y no está sujeta al mecanicismo determinista, el alma es libre. La muerte del ser
humano no se produce porque el alma se separe del cuerpo, sino porque el cuerpo, que es una máquina deja de
funcionar.

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