Las personas con trastorno de personalidad por evitación tienen intensos
sentimientos de inadecuación y se adaptan en forma inapropiada evitando situaciones en las que puedan ser evaluados negativamente. La prevalencia informada del trastorno de personalidad por evitación en los Estados Unidos varía, pero la prevalencia estimada es de aproximadamente 2,4%. El trastorno de personalidad por evitación afecta a mujeres y hombres por igual. Las enfermedades asociadas son frecuentes. Los pacientes a menudo tienen también trastorno depresivo mayor, trastorno depresivo persistente, trastorno obsesivo compulsivo, o un trastorno de ansiedad (p. ej., trastorno de pánico, particularmente fobia social [trastorno de ansiedad social]). También pueden tener otro trastorno de la personalidad (p. ej., dependiente, limítrofe). Los pacientes con fobia social y trastorno de la personalidad por evitación tienen síntomas y discapacidades más graves que aquellos con uno solo de los trastornos. Etiología del trastorno de la personalidad evitativa/por evitación La investigación sugiere que las experiencias de rechazo y marginación durante la infancia y los rasgos innatos de ansiedad social y evitación pueden contribuir al trastorno de personalidad por evitación. La conducta de evitar situaciones sociales se detecta a los 2 años. Signos y síntomas del trastorno de la personalidad evitativa/por evitación Los pacientes con trastorno de personalidad por evitación tratan de no interactuar con otras personas, incluso en el trabajo, porque tienen miedo de que van a ser criticados o rechazados o que la gente los desapruebe, al igual que en las siguientes situaciones: Pueden rechazar una promoción porque temen que sus compañeros de trabajo los critiquen. Puede que eviten reuniones. Evitan hacer nuevos amigos a menos que estén seguros de que serán aceptados. Estos pacientes asumen que la gente va a ser crítica y los va a desaprobar hasta que pasan rigurosas pruebas que demuestren lo contrario. Por lo tanto, antes de unirse a un grupo y formar una estrecha relación, los pacientes con este trastorno requieren garantías de apoyo y la aceptación sin críticas. Los pacientes con trastorno de la personalidad por evitación añoran la interacción social, pero temen colocar su bienestar en manos de otros. Debido a que estos pacientes limitan sus interacciones con la gente, tienden a ser relativamente solitarios y no tienen una red social que podría ayudarles cuando lo necesiten. Estos pacientes son muy sensibles a cualquier comentario crítico, de desaprobación, o burla porque constantemente piensan en ser criticados o rechazados por otros. Están atentos a cualquier señal de una respuesta negativa a ellos. Su apariencia tensa, ansiosa puede provocar burlas o bromas, pareciendo así confirmar sus dudas sobre sí mismos. La baja autoestima y un sentido de inadecuación inhiben a estos pacientes en situaciones sociales, especialmente nuevas. Las interacciones con las personas nuevas se inhiben porque los pacientes se consideran a sí mismos como socialmente ineptos, poco atractivos e inferiores a los demás. Tienden a ser tranquilos y tímidos y tratan de desaparecer debido a que tienden a pensar que si dicen algo, otros dirán que es un error. Son reacios a hablar de sí mismos para que no se burlaron o humillados. Se preocupan de ruborizarse o llorar cuando se les critique. Los pacientes con trastorno de la personalidad por evitación son muy reacios a asumir riesgos personales o participar en nuevas actividades por razones similares. En tales casos, tienden a exagerar los peligros y usan mínimos síntomas u otros problemas para explicar su evitación. Es posible que prefieran un estilo de vida limitado debido a su necesidad de seguridad y certeza. Diagnóstico del trastorno de la personalidad evitativa/por evitación Criterios clínicos (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición [DSM-5]) Para diagnosticar el trastorno de personalidad por evitación, los pacientes deben tener Un patrón persistente de alejamiento del contacto social, sentirse inadecuado e hipersensibilidad a la crítica y el rechazo Este patrón se manifiesta con la presencia de ≥ 4 de los siguientes elementos: Evitación de actividades relacionadas con el trabajo que impliquen contacto interpersonal, porque temen que van a ser criticados o rechazados o que la gente los desaprobará Falta de voluntad para involucrarse con la gente a menos que estén seguros de que serán apreciados Reserva en las relaciones personales porque temen al ridículo o la humillación Preocupación de ser criticado o rechazado en situaciones sociales Inhibición de las nuevas situaciones sociales porque se sienten inadecuados Autoevaluación como socialmente incompetente, poco atractiva o inferior a los demás Renuencia a asumir riesgos personales o a participar en cualquier actividad nueva para no sentir vergüenza Además, los síntomas deben haber comenzado en la edad adulta temprana. Diagnósticos diferenciales El trastorno de personalidad por evitación debe distinguirse de los dos trastornos siguientes: Fobia social: las diferencias entre la fobia social y el trastorno de la personalidad por evitación son sutiles. El trastorno de personalidad por evitación implica más una ansiedad generalizada y evitación que fobia social, que a menudo es específica de situaciones que pueden dar lugar a vergüenza pública (p. ej., hablar en público, actuar en un escenario). Sin embargo, la fobia social puede implicar un patrón de evitación más amplio y por lo tanto puede ser difícil de distinguir. Los dos trastornos se presentan a la vez. Trastorno esquizoide de la personalidad: ambos trastornos se caracterizan por aislamiento social. Sin embargo, los pacientes con trastorno de personalidad esquizoide se aíslan porque no están interesados en los demás, mientras que aquellos con trastorno de personalidad por evitación se aíslan porque son hipersensibles al posible rechazo o la crítica de los demás. Otros trastornos de la personalidad pueden ser similares en algunos aspectos al trastorno de personalidad evasiva, pero se pueden distinguir por rasgos característicos (p. ej., por una necesidad de ser atendidos en el trastorno de personalidad dependiente frente a la evitación del rechazo y la crítica en el trastorno de personalidad por evitación). Tratamiento del trastorno de la personalidad evitativa/por evitación Terapia cognitivo-conductual centrada en las habilidades sociales Psicoterapia de apoyo Psicoterapia psicodinámica Ansiolíticos y antidepresivos El tratamiento general del trastorno de la personalidad por evitación es similar al de todos los trastornos de la personalidad. Los pacientes con trastorno de la personalidad por evitación a menudo evitan el tratamiento. Las terapias eficaces para los pacientes con fobia social y trastorno de la personalidad por evitación incluyen Terapia cognitivo-conductual centrada en la adquisición de habilidades sociales, realizada en grupos Otros tratamientos grupales si el grupo está formado por personas con las mismas dificultades Los pacientes con trastorno de la personalidad evitativa/por evitación mejoran con Terapias individuales que sirven de apoyo y tienen en cuenta las hipersensibilidades del paciente hacia los demás La psicoterapia psicodinámica, que se centra en los conflictos subyacentes, puede ser útil. La farmacoterapia eficaz incluye inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS); ansiolíticos, que ayudan a reducir la ansiedad lo suficiente como para que los pacientes puedan exponerse a nuevas situaciones sociales; e inhibidores de la monoaminooxidasa.
Trastorno de la personalidad esquizoide
En el trastorno esquizoide de la personalidad, la capacidad para relacionarse con
los demás de manera significativa es limitada. Alrededor del 3,1 al 4,9% de la población general tiene un trastorno de personalidad esquizoide. Es un poco más frecuente en varones. El trastorno de personalidad esquizoide puede ser más común entre las personas con antecedentes familiares de esquizofrenia o trastorno esquizotípico de la personalidad. Las enfermedades asociadas son frecuentes. Hasta la mitad de los pacientes tuvieron al menos un episodio de trastorno depresivo mayor. A menudo también tienen otros trastornos de la personalidad, más comúnmente esquizotípicos, paranoides, limítrofes, o por evitación. Etiología del trastorno de personalidad esquizoide Tener cuidadores que eran emocionalmente fríos, negligentes, y desprendidos durante la infancia puede contribuir al desarrollo del trastorno de personalidad esquizoide, alimentando el sentimiento del niño de que las relaciones interpersonales no son satisfactorias. Signos y síntomas del trastorno de personalidad esquizoide Los pacientes con trastorno esquizoide de la personalidad parecen no tener ningún deseo de relaciones estrechas con otras personas, incluso familiares. No tienen amigos cercanos o confidentes, excepto a veces un familiar de primer grado. Rara vez tienen citas y, a menudo no se casan. Prefieren estar solos y eligen las actividades y aficiones que no requieren interacción con otros (p. ej., juegos de ordenador). La actividad sexual con otros les genera escaso o ningún interés. También parecen experimentar menos disfrute de las experiencias sensoriales y corporales (p. ej., caminar en la playa). Estos pacientes no parecen molestarse por lo que otros piensan de ellos, ya sea bueno o malo. Debido a que no advierten las pistas normales de interacción social, puede parecer socialmente ineptos, distantes o introvertidos. Rara vez reaccionan (p. ej., sonriendo o asintiendo) o muestran emociones en situaciones sociales. Tienen dificultades para expresar la ira, incluso cuando son provocadas. No reaccionan apropiadamente a los eventos importantes de la vida y pueden parecer pasivos en respuesta a cambios en las circunstancias. Como resultado, podría parecer que su vida no tiene rumbo. En raras ocasiones, cuando estos pacientes se sienten cómodos revelándose a sí mismos, admiten que sienten dolor, especialmente en las interacciones sociales. Los síntomas del trastorno esquizoide de la personalidad tienden a permanecer estables en el tiempo, más que los de otros trastornos de la personalidad. Diagnóstico del trastorno de personalidad esquizoide Criterios clínicos (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición [DSM-5]) Para diagnosticar un trastorno de personalidad esquizoide, los pacientes deben tener un patrón persistente de Desapego y desinterés general en las relaciones sociales Expresión limitada de las emociones en las interacciones interpersonales Este patrón se manifiesta con la presencia de ≥ 4 de los siguientes elementos: Falta de deseo de disfrutar con las relaciones cercanas, incluso los miembros de la familia Fuerte preferencia por actividades solitarias Poco o ningún el interés en la actividad sexual con otra persona Disfrute de pocas o ninguna actividad Falta de amigos cercanos o confidentes, excepto posiblemente por los parientes de primer grado Indiferencia aparente para el elogio o la crítica de los demás Frialdad emocional, desapego, o afecto achatado Además, los síntomas deben haber comenzado en la edad adulta temprana. Diagnósticos diferenciales Los médicos deben distinguir el trastorno esquizoide de la personalidad de las siguientes opciones: Esquizofrenia y trastornos relacionados: los pacientes con trastorno de personalidad esquizoide, a diferencia de los que tienen esquizofrenia, no tienen alteraciones cognitivas o perceptivas (p. ej., paranoia, alucinaciones). Trastornos del espectro autista: el deterioro social y los comportamientos o los intereses estereotipados son menos prominentes en los pacientes con trastorno de personalidad esquizoide. Trastorno esquizotípico de la personalidad: este trastorno se caracteriza por percepciones y pensamiento distorsionados; estas características están ausentes en el trastorno esquizoide de la personalidad. Trastorno de personalidad por evitación: el aislamiento social en el trastorno de personalidad esquizoide se debe al desapegogeneralizado y al desinterés general en las relaciones sociales, mientras que en el trastorno de personalidad por evitación, es debido al temor de ser avergonzado o rechazado. Tratamiento del trastorno de personalidad esquizoide Entrenamiento en habilidades sociales El tratamiento general del trastorno de la personalidad esquizoide es el misma que para todos los trastornos de la personalidad. No se publicaron estudios controlados sobre las psicoterapias o las terapia con medicamentos para el trastorno esquizoide de la personalidad. En general, los esfuerzos para compartir el interés por los temas no impersonales (p. ej., las posesiones, colecciones, aficiones) que atraen a las personas que prefieren actividades solitarias pueden ayudar a establecer una relación con un paciente y tal vez facilitar una interacción terapéutica. Los abordajes cognitivo-conductuales que se centran en la adquisición de habilidades sociales también pueden ayudar a los pacientes a cambiar. Dado que los pacientes con trastorno esquizoide de la personalidad carecen de interés en otras personas, no pueden ser motivados al cambio. Trastorno de ansiedad generalizado
El trastorno de ansiedad generalizada es frecuente y afecta a alrededor del 3% de
la población en un período de 1 año. Las mujeres tienen el doble de probabilidades de presentar este problema que los hombres. A menudo comienza en la infancia y la adolescencia, pero puede aparecer a cualquier edad. Signos y síntomas del trastorno de ansiedad generalizada El objeto de la preocupación no es tan restringido como en otros trastornos psiquiátricos (p. ej., tener un ataque de pánico o crisis de angustia, sentirse avergonzado en público o sentirse sucio); el paciente tiene múltiples preocupaciones que van cambiando con el tiempo. Las más frecuentes están relacionadas con las responsabilidades laborales, el dinero, la salud, la seguridad, la reparación de los vehículos y otras tareas. Habitualmente, la evolución es fluctuante y crónica y empeora durante el estrés. La mayoría de los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada padecen uno o más de otros trastornos psiquiátricos asociados, como depresión mayor, fobia específica, fobia social y trastorno de angustia. Diagnóstico del trastorno de ansiedad generalizada Criterios clínicos El diagnóstico es clínico y se basa en los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5). Los pacientes tienen Ansiedad excesiva y preocupación acerca de varias actividades o acontecimientos Los pacientes tienen dificultad para controlar las preocupaciones; son más los días en que esto está presente que ausente durante ≥ 6 meses. Las preocupaciones también se deben asociar a ≥ 3 de los siguientes síntomas: Agitación o nerviosismo Facilidad para fatigarse Dificultades para concentrarse Irritabilidad Tensión muscular Trastornos del sueño También, no se puede atribuir la ansiedad y la preocupación al consumo de sustancias o a otro trastorno médico (p. ej., hipertiroidismo). Tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada Antidepresivos y a menudo benzodiazepinas Algunos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS; p.ej. escitalopram, con dosis inicial de 10 mg por vía oral 1 vez al día) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, los inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina (IRSN; p. ej., venlafaxina de liberación prolongada, con dosis inicial de 37,5 mg por vía oral 1 vez al día) son eficaces, pero en general solo después de haberlos tomado por lo menos durante algunas semanas. Las benzodiazepinas (ansiolíticos) en dosis pequeñas a moderadas también pueden ser eficaces, aunque su uso sostenido puede conducir a la dependencia física. Una estrategia puede ser comenzar con una benzodiazepina junto con un antidepresivo. Se empieza a disminuir la dosis de la benzodiazepina una vez que el antidepresivo resulta eficaz. El tratamiento con buspirona también es eficaz, con una dosis de inicio de 5 mg por vía oral 2 o 3 veces al día. Sin embargo, la buspirona puede requerir dosis moderadamente altas (es decir, > 30 mg/día) y al menos 2 semanas antes de empezar a hacer efecto. La psicoterapia, habitualmente de tipo cognitivo-conductual, puede ser tanto de apoyo como focalizada en el problema. La relajación y la biorretroalimentación pueden servir de ayuda, aunque son pocos los estudios en los que se ha demostrado su eficacia.
Trastornos depresivos
El término depresión se utiliza especialmente para referirse a cualquiera de los
trastornos depresivos. En la quinta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5), se clasifican algunos tipos de trastornos según los síntomas específicos: Trastorno depresivo mayor (a menudo denominado depresión) Trastorno depresivo persistente (distimia) Otro trastorno depresivo especificado o no especificado Otros son clasificados por la etiología: Trastorno disfórico premenstrual Trastorno depresivo debido a otra enfermedad Trastorno depresivo inducido por sustancias/fármacos Los trastornos depresivos pueden presentarse a cualquier edad, pero es típico su desarrollo a mediados de la adolescencia, en la tercera y la cuarta década de la vida (véase también Trastornos depresivos en niños y adolescentes). Hasta el 30% de los pacientes refieren síntomas depresivos en los centros de atención primaria, pero < 10% tendrá una depresión mayor. Desmoralización y pena El término depresión se utiliza a menudo para describir un estado de ánimo bajo o de desánimo que es consecuencia de decepciones (p. ej., crisis financieras, catástrofes naturales, enfermedades graves) o pérdidas (p. ej., el fallecimiento de un ser querido). Sin embargo, los términos más adecuados para estos estados de ánimo son la desmoralización y la pena. Los sentimientos negativos de desmoralización y dolor, a diferencia de los de la depresión, hacen lo siguiente: Ocurren en oleadas que tienden a estar ligadas a pensamientos o recordatorios del evento incitante Se resuelven cuando las circunstancias o los eventos mejoran Se pueden intercalar con períodos de emoción positiva y humor No están acompañados por sentimientos generalizados de inutilidad y autodesprecio El estado de ánimo deprimido dura habitualmente días en lugar de semanas o meses, y los pensamientos suicidas y la pérdida prolongada de la funcionalidad son mucho menos probables. Sin embargo, los eventos y los factores de estrés que inducen la desmoralización y la pena también pueden precipitar un episodio depresivo mayor, particularmente en personas vulnerables (p. ej., aquellas con antecedentes o antecedentes familiares de depresión mayor). En un número pequeño pero significativo de pacientes, el duelo puede volverse persistente e incapacitante. Esta condición se denomina trastorno de duelo prolongado y puede requerir tratamiento específico. Etiología de los trastornos depresivos Se desconoce la causa exacta de los trastornos depresivos, pero contribuyen factores genéticos y ambientales. La herencia da cuenta del 50% de la etiología (menos en la denominada depresión de inicio tardío). Por lo tanto, la depresión es más frecuente entre los familiares de primer grado de los pacientes con este cuadro; la concordancia entre gemelos idénticos es alta. Además, los factores genéticos probablemente influyen en el desarrollo de las respuestas depresivas a los eventos adversos. Otras teorías se enfocan en los cambios en las concentraciones de los neurotransmisores, que incluyen la regulación anormal de la neurotransmisión colinérgica, catecolaminérgica (noradrenérgica o dopaminérgica), glutamatérgica, y serotoninérgica (5-hidroxitriptamina) (1). La desregulación neuroendocrina puede ser un factor, y se destacan 3 ejes en particular: hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, hipotálmo-hipófisis-tiroides y hipotálamo-hipófisis-hormona de crecimiento.. También pueden estar implicados factores psicosociales. Las situaciones de estrés mayor de la vida cotidiana, en especial las separaciones y las pérdidas, preceden habitualmente a los episodios de depresión mayor; sin embargo, estos acontecimientos no suelen provocar depresión intensa de larga duración, excepto en personas predispuestas a padecer un trastorno del estado de ánimo. Las personan que han tenido un episodio de depresión mayor tienen un riesgo más alto de sufrir otros episodios en el futuro. Las personas menos flexibles y/o con tendencia a la ansiedad muestran una mayor propensión a desarrollar un trastorno depresivo. Estas personas en general carecen de las habilidades sociales necesarias para ajustarse a las presiones de la vida. La presencia de otros trastornos mentales aumenta los riesgos de trastorno depresivo mayor. Las mujeres tienen un riesgo más alto, pero no hay ninguna teoría que explique por qué. Los posibles factores incluyen los siguientes: Una mayor exposición o respuesta a las tensiones diarias Niveles más altos de la monoaminooxidasa (la enzima que degrada los neurotransmisores se considera importante para el estado de ánimo) Tasas más altas de disfunción tiroidea Cambios endocrinos que se producen con la menstruación y la menopausia En la depresión periparto, los síntomas aparecen durante el embarazo o dentro de las 4 semanas siguientes al parto (depresión posparto); se ve implicada la participación de factores endocrinos, pero se desconoce la causa específica. En el trastorno afectivo estacional, los síntomas se desarrollan siguiendo un patrón estacional, típicamente en otoño o invierno; el trastorno tiende a aparecer en climas que tienen inviernos largos o crudos. Los síntomas o trastornos depresivos pueden aparecer en varios trastornos físicos, que incluyen los trastornos tiroideos y suprarrenales, los tumores encefálicos benignos y malignos, el accidente cerebrovascular, el Sida, la Enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple (véase tabla Algunas causas de síntomas de la depresión y la manía). Algunos fármacos, como los corticoides, algunos beta-bloqueantes, el interferón, la reserpina, también pueden producir trastornos depresivos. El abuso de algunas sustancias de uso recreativo (p. ej., alcohol, anfetaminas) puede provocar o acompañar la depresión. Los efectos tóxicos o la abstinencia pueden provocar síntomas depresivos transitorios. TABLA Algunas causas de síntomas de la depresión y la manía* Referencia de la etiología 1. Ghasemi M, Phillips C, Fahimi A, et al: Mechanisms of action and clinical efficacy of NMDA receptor modulators in mood disorders. Neurosci Biobehav Rev 80:555- 572, 2017. doi: 10.1016/j.neubiorev.2017.07.002 Síntomas y signos de los trastornos depresivos La depresión provoca una disfunción cognitiva, psicomotora y de otros tipos (p. ej., escasa concentración, cansancio, pérdida de deseo sexual, pérdida de interés o placer en casi todas las actividades que anteriormente se disfrutaban, alteraciones del sueño) así como un estado de ánimo depresivo. Las personas con un trastorno depresivo con frecuencia tienen pensamientos suicidas y pueden intentar suicidarse. Otros síntomas o trastornos mentales (p. ej., ansiedad o crisis de pánico) coexisten con frecuencia y a veces complican el diagnóstico y el tratamiento. Los pacientes con cualquier forma de depresión tienen más probabilidades de padecer un abuso de alcohol o de otras sustancias de uso recreativo, en un intento de tratar por sí mismos los trastornos de sueño o los síntomas de ansiedad; sin embargo, la depresión es una causa menos frecuente de trastorno por uso de alcohol y otros trastornos por abuso de sustancias de lo que se pensaba antiguamente. Los pacientes también tienen más probabilidades de convertirse en fumadores importantes y de descuidar su salud, con lo cual aumenta el riesgo de que se desarrollen o progresen otras enfermedades (p. ej., enfermedad pulmonar obstructiva crónica). La depresión puede reducir las respuestas inmunitarias protectoras. También aumenta el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, porque durante la depresión se liberan citocinas y otros factores que aumentan la coagulación de la sangre y disminuyen la variabilidad de frecuencia cardíaca (todos factores de riesgo potenciales para los trastornos cardiovasculares). Depresión mayor (trastorno unipolar) Los pacientes tienen un aspecto triste, con ojos llorosos, ceño fruncido, comisuras de la boca hacia abajo, postura decaída, escaso contacto visual, ausencia de expresión facial, pocos movimientos corporales y cambios en el habla (p. ej., voz baja, falta de prosodia, uso de monosílabos). El aspecto puede confundirse con el de una enfermedad de Parkinson. En algunos pacientes, el estado de ánimo depresivo es tan profundo que se acaban las lágrimas; dicen que son incapaces de sufrir las emociones habituales y sienten que el mundo se ha vuelto anodino y apagado. La nutrición puede sufrir un deterioro importante, que requiere una intervención inmediata. Algunos pacientes con depresión descuidan su higiene personal o incluso a sus hijos, otros seres queridos o a sus mascotas. Para el diagnóstico de depresión mayor, ≥ 5 de los siguientes síntomas deben haber estado presentes casi todos los días durante un período dado de 2 semanas, y uno de ellos debe ser el estado de ánimo depresivo o pérdida de interés o placer: Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades la mayor parte del día Aumento o pérdida significativa (> 5%) de peso, o disminución o aumento del apetito Insomnio (a menudo insomnio de mantenimiento del sueño) o hipersomnia Agitación o retardo psicomotor observado por otros (no informado por el mismo paciente) Fatiga o pérdida de energía Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada Capacidad disminuida para pensar o concentrarse, o indecisión Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, intento de suicidio o un plan específico para suicidarse Trastorno depresivo persistente Los síntomas depresivos que persisten durante ≥ 2 años sin remisión se clasifican como trastorno depresivo persistente, una categoría que consolida trastornos anteriormente denominados trastorno depresivo mayor crónico y trastorno distímico. Los síntomas generalmente comienzan de forma insidiosa durante la adolescencia y pueden durar muchos años o décadas. La serie de síntomas a menudo fluctúa por encima y por debajo del umbral del episodio depresivo mayor. Los pacientes afectados pueden presentarse habitualmente negativos, pesimistas, sin sentido del humor, pasivos, obnubilados, introvertidos, hipercríticos respecto de sí mismos y de los demás y quejumbrosos. Los pacientes con trastorno depresivo persistente también tienen más probabilidades de experimentar trastornos de ansiedad subyacentes, trastornos por abuso de sustancias o trastornos de la personalidad (es decir, personalidad de tipo limítrofe). Para el diagnóstico del trastorno depresivo persistente, los pacientes deben haber tenido un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, con más días presente que ausente durante ≥ 2 años, más ≥ 2 de los siguientes: Falta o exceso de apetito Insomnio o hipersomnia Baja energía o fatiga Baja autoestima Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones Sentimientos de desesperanza Trastorno disfórico premenstrual El trastorno disfórico premenstrual implica síntomas de ánimo y ansiedad que están claramente relacionados con el ciclo menstrual, con inicio en la fase premenstrual y un intervalo libre de síntomas después de la menstruación. Los síntomas deben estar presentes durante la mayoría de los ciclos menstruales durante el pasado año. Las manifestaciones son similares a las del síndrome premenstrual, pero son más intensas, causando malestar clínicamente significativo y/o notable deterioro de la actividad laboral o social. El trastorno puede comenzar en cualquier momento después de la menarquia; puede empeorar a medida que la menopausia se acerca, pero cesa después de la menopausia. La prevalencia se estima en 2 a 6% de las mujeres que menstrúan en un intervalo dado de 12 meses. Para el diagnóstico del trastorno disfórico premenstrual, los pacientes deben presentar ≥ 5 síntomas durante la semana anterior a la menstruación. Los síntomas deben comenzar a remitir a los pocos días después de la aparición de la menstruación y son mínimos o nulos en la semana después de la menstruación. Los síntomas deben incluir ≥ 1 de los siguientes: Notables cambios de ánimo (p. ej., repentina tristeza o ganas de llorar) Notable irritabilidad o furia o aumento de los conflictos interpersonales Estado de ánimo muy depresivo, sensación de desesperanza y pensamientos de desvalorización personal Marcada ansiedad, tensión o nerviosismo Además, debe estar presente ≥ 1 de los siguientes: Disminución de interés en las actividades habituales Dificultades para concentrarse Baja energía o fatiga Marcado cambio en el apetito, atracos o antojos de alimentos específicos Hipersomnia o insomnio Sentimiento de que las cosas lo superan o que está fuera de control Síntomas físicos tales como hipersensibilidad en las mamas o hinchazón, dolor articular o muscular, distensión abdominal y aumento de peso Trastorno de duelo prolongado El duelo prolongado es la tristeza persistente que sigue a la pérdida de un ser querido. Se diferencia de la depresión en que la tristeza se relaciona con la pérdida específica más que con los sentimientos más generales de fracaso asociados con la depresión. A diferencia del duelo normal, esta afección puede ser muy incapacitante y requiere tratamiento específicamente diseñado para el trastorno de duelo prolongado. El duelo prolongado se considera presente cuando la respuesta al duelo (caracterizada por deseo o anhelo persistentes y/o preocupación por el fallecido) dura un año o más y es persistente, generalizada y excede las normas culturales. También debe acompañarse de ≥ 3 de los siguientes elementos durante el último mes en un grado que cause angustia o discapacidad: Incredulidad Dolor emocional intenso Sensación de confusión de identidad Evitar los recordatorios de la pérdida Sensaciones de entumecimiento Soledad intensa Sentimientos de falta de sentido Dificultad para participar en la vida cotidiana Algunas herramientas útiles para la detección incluyen el Inventory of Complicated Grief y el Brief Grief Questionnaire. Otro trastorno depresivo Los conjuntos de síntomas con características de un trastorno depresivo que no cumplen todos los criterios para otros trastornos depresivos, pero que causan malestar clínico significativo o deterioro del funcionamiento se clasifican como otros trastornos depresivos (especificados o no especificados). Se incluyen los períodos recurrentes de disforia con ≥ 4 otros síntomas depresivos que duran < 2 semanas en personas que nunca han cumplido los criterios para otro trastorno del ánimo (p. ej., depresión breve recurrente) y los períodos de depresión que duran más tiempo, pero que no incluyen suficientes síntomas para el diagnóstico de otro trastorno depresivo. Especificadores La depresión mayor y el trastorno depresivo persistente pueden incluir uno o más especificadores que describen manifestaciones adicionales durante un episodio depresivo: Angustia con ansiedad: los pacientes se sienten tensos e inusualmente inquietos; tienen dificultad para concentrarse porque se preocupan o tienen miedo de que algo terrible pueda suceder, o sienten que pueden perder el control de sí mismos. Características mixtas: los pacientes también tienen ≥ 3 síntomas maníacos o hipomaníacos (p. ej., estado de ánimo elevado, grandiosidad, mayor locuacidad de lo habitual, fuga de ideas, disminución del sueño). Los pacientes que tienen este tipo de depresión tienen mayor riesgo de desarrollar trastorno bipolar. Melancolía: los pacientes han perdido el placer en casi todas las actividades o no responder a estímulos habitualmente placenteros. Pueden sentirse abatidos y desesperanzados, sentir culpa excesiva o inapropiada, despertarse temprano en la mañana, presentar marcado retraso o agitación psicomotriz, y anorexia o pérdida de peso significativas. Atípico: el estado de ánimo de los pacientes mejora temporalmente en respuesta a acontecimientos positivos (p. ej., la visita de los hijos). También presentan ≥ 2 de los siguientes: reacción exagerada a la crítica o el rechazo percibido, sensación de parálisis aplomada (una sensación de pesadez, por lo general en las extremidades), aumento de peso o aumento del apetito e hipersomnia. Psicótico: los pacientes tienen delirios y/o alucinaciones. Las ideas delirantes suelen relacionarse con haber cometido pecados o crímenes imperdonables, albergar trastornos incurables o vergonzosos o ser perseguidos. Las alucinaciones pueden ser auditivas (p. ej., oír voces acusatorias o condenatorias) o visuales. Cuando sólo se describen voces, debe considerarse cuidadosamente si éstas representan verdaderas alucinaciones. Catatónica: los pacientes presentan retraso psicomotor intenso, participan excesivamente en una actividad sin sentido y/o se retraen; algunos pacientes gesticulan o imitan el habla (ecolalia) o el movimiento (ecopraxia). Inicio periparto: el inicio es durante el embarazo o dentro de las 4 semanas después del parto. Puede identificarse características psicóticas; el infanticidio se asocia a menudo con episodios psicóticos que implican alucinaciones de comando para matar al bebé o ideas delirantes de que el niño está poseído. Patrón estacional: los episodios ocurren en un momento determinado del año, con mayor frecuencia en otoño o invierno. Diagnóstico de los trastornos depresivos Criterios clínicos (DSM-5) Hemograma, electrolitos y hormona tiroideoestimulante (TSH), vitamina B12 y folato para descartar trastornos físicos que puedan producir depresión El diagnóstico de los trastornos depresivos se basa en la identificación de los signos y síntomas (y los criterios clínicos descritos anteriormente). Una serie de preguntas cerradas específicas ayudan a determinar si los pacientes tienen los síntomas que requiere el DSM-5 para el diagnóstico de depresión mayor. Para poder diferenciar los trastornos depresivos de los cambios de ánimo normales, debe existir angustia significativa o deterioro en el funcionamiento social, laboral o en otras áreas importantes. La gravedad se determina por el grado de dolor y discapacidad (fisico, social, ocupacional) y también por la duración de los síntomas. Un médico debe preguntar delicada pero directamente a los pacientes sobre cualquier pensamiento o planes de dañarse a sí mismos o a los otros, cualquier amenaza o intento de suicidio previos, y otros factores de riesgo. La psicosis y la catatonía indican depresión grave. Las características melancólicas indican depresión grave o moderada. Los problemas físicos coexistentes, los trastornos por abuso de sustancias y de ansiedad agravan el cuadro. Diagnósticos diferenciales Los trastornos depresivos deben diferenciarse de la desmoralización y la pena. Otros trastornos mentales (p. ej., trastorno de ansiedad) pueden imitar u oscurecer el diagnóstico de depresión. A veces aparecen varios trastornos. La depresión mayor (trastorno unipolar) debe diferenciarse del trastorno bipolar. En los pacientes ancianos, la depresión puede manifestarse como demencia depresiva (antes denominada seudodemencia), que produce muchos de los signos y síntomas de la demencia, como retraso psicomotor y disminución de la concentración. Sin embargo, la demencia temprana puede provocar depresión. En general, cuando el diagnóstico es dudoso, debe intentarse el tratamiento de un trastorno depresivo. Puede ser difícil diferenciar los trastornos depresivos crónicos, como la distimia, de los trastornos por abuso de sustancias, sobre todo porque pueden coexistir y contribuir entre ellos. Los trastornos físicos también deben excluirse como causas de los síntomas de depresión. El hipotiroidismo a menudo causa síntomas de depresión y es frecuente, sobre todo entre los ancianos. La enfermedad de Parkinson en particular puede manifestarse con síntomas que se parecen a la depresión (p. ej., pérdida de energía, pérdida de expresividad, escasez de movimiento). Se requiere un examen neurológico minucioso para excluir este trastorno. Cribado Hay varios cuestionarios breves disponibles para detectar la depresión. Ayudan a desencadenar algunos síntomas depresivos, pero el diagnóstico no puede basarse solo en su empleo. Sin embargo, muchas de estas herramientas son útiles para identificar a las personas en riesgo que necesitan una evaluación más detallada. Algunas de las herramientas de detección más utilizadas incluyen el Patient Health Questionnaire-9 (PHQ-9) y el Beck Depression Inventory (BDI). Estudios complementarios Ningún hallazgo en los exámenes de laboratorio es patognomónico de los trastornos depresivos. Sin embargo, las pruebas de laboratorio son necesarias para descartar trastornos físicos que puedan provocar depresión (véase tabla Algunas causas de depresión). Las pruebas incluyen hemograma completo, niveles de hormona tiroideoestimulante y niveles de electrolitos, vitamina B12 y ácido fólico de rutina y, en hombres mayores, testosterona. Las pruebas para el uso de drogas ilegales a veces son apropiadas. Tratamiento de los trastornos depresivos Soporte Psicoterapia Fármacos (Véase también Tratamiento farmacológico de la depresión.) Los síntomas pueden remitir espontáneamente, sobre todo cuando son leves o de corta duración. La depresión leve puede ser tratada con medidas generales y psicoterapia. La depresión moderada o grave se trata con fármacos o psicoterapia, y a veces con terapia electroconvulsiva. Algunos pacientes requieren una combinación de fármacos. La mejoría puede necesitar entre 1 y 4 semanas de tratamiento farmacológico. La depresión puede recurrir, especialmente en pacientes que han tenido > 1 episodio; por lo tanto, los casos graves a menudo justifican el tratamiento farmacológico con un mantenimiento prolongado. La mayoría de las personas con depresión se tratan de forma ambulatoria. Los pacientes con ideación suicida, en particular cuando carecen de apoyo familiar, requieren hospitalización, al igual que los que tienen síntomas psicóticos o están físicamente debilitados. En los pacientes que presentan trastornos por uso de sustancias los síntomas depresivos se resuelven a los pocos meses de interrumpir el consumo de las sustancias. El tratamiento antidepresivo es mucho menos probable que sea eficaz mientras continúa el abuso de sustancias. Si un trastorno físico o la toxicidad de un fármaco pudieran ser la causa, el tratamiento primero debe dirigirse al trastorno subyacente. Sin embargo, si hay dudas a la hora del diagnóstico o si los síntomas son incapacitantes, incluyen la ideación suicida o hay desesperanza, puede ayudar una prueba terapéutica con un antidepresivo o un fármaco regulador del estado de ánimo. El trastorno de duelo prolongado puede beneficiarse con psicoterapia diseñada en forma específica para este trastorno. Manejo inicial Hasta que la mejora comience, un médico puede requerir ver a los pacientes 1 vez por semana o cada 15 días para darles el apoyo y la educación necesarios y para controlar su evolución. Llamadas telefónicas pueden complementar las visitas al consultorio. Los pacientes y sus seres queridos pueden estar preocupados o sentirse avergonzados por la idea de tener un trastorno mental. El médico puede ayudarlos explicando que la depresión es un trastorno médico grave causado por alteraciones biológicas que requiere un tratamiento específico, que la mayoría de las veces es un problema autolimitado y que el pronóstico con tratamiento es bueno. Los pacientes y los seres queridos deben ser tranquilizados respecto de que la depresión no refleja ningún defecto del carácter (p. ej., pereza, debilidad). Si se informa a los pacientes que el camino de la recuperación tiene altibajos, esto les ayuda a mirar con otra perspectiva los sentimientos de desesperanza y mejora el cumplimiento. Hay que alentar a los pacientes a aumentar gradualmente las actividades simples (p. ej., dar paseos, hacer ejercicio sistemático) y a seguir manteniendo las interacciones sociales aunque se sepa que el paciente quiere evitarlas. El médico puede sugerirle a los pacientes que no se culpen a sí mismos y explicarles que esos pensamientos oscuros forman parte del trastorno y que terminarán por desaparecer. Psicoterapia Numerosos ensayos controlados han demostrado que la psicoterapia, en particular la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal, es eficaz en pacientes con trastorno depresivo mayor, tanto para el tratamiento de los síntomas agudos como para disminuir la probabilidad de recaída. Los pacientes con depresión leve tienden a tener mejor pronóstico que aquellos con depresión más grave, pero la magnitud de la mejora es mayor en las personas con depresión más grave. Tratamiento farmacológico para la depresión Varias clases de fármacos y medicamentos se pueden utilizar para tratar la depresión: Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) Moduladores de la serotonina (antagonistas de los receptores 5-HT2) Inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina Inhibidor de la recaptación de noradrenalina-dopamina Antidepresivos heterocíclicos Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) Antidepresivo melatonérgico Fármacos similares a la ketamina La elección del fármaco puede depender de la respuesta previa a un antidepresivo específico. De otra forma, los ISRS son los fármacos de primera elección. Aunque los distintos ISRS son igualmente eficaces en los casos típicos, ciertas propiedades los hacen más o menos apropiados para determinados pacientes (véase tabla Antidepresivos). Terapia electroconvulsiva (TEC) La TEC implica la inducción eléctrica de una convulsión en condiciones controladas. Su mecanismo de acción es incierto, pero la generade actividad convulsiva parece ser parte integral de sus efectos antidepresivos. La TEC moderna, administrada bajo sedación fuerte/anestesia general, suele ser bien tolerada, pero puede provocar confusión y deterioro agudo de la memoria. Gran parte de esto mejora y se resuelve a los 6 meses después de un curso de TEC, pero la amnesia retrógrada puede persistir a largo plazo. Esto es particularmente cierto para los recuerdos de los varios meses anteriores al TEC. Los pacientes con déficits cognitivos basales, los que reciben tratamientos bilaterales, los pacientes mayores y los que reciben litio tienen mayor riesgo de deterioro de la memoria y confusión. Las siguientes entidades a menudo se tratan con TEC si los medicamentos son ineficaces: Depresión suicida grave Depresión con agitación o retraso psicomotor Depresión delirante Depresión durante el embarazo Los pacientes que dejan de comer pueden necesitar la terapia electroconvulsiva para impedir la muerte. La TEC es particularmente eficaz para la depresión psicótica. La respuesta a las 6 a 10 sesiones de terapia electroconvulsiva suele ser espectacular y salvar la vida. La recidiva es frecuente y debe mantenerse el tratamiento farmacológico después de interrumpir la terapia electroconvulsiva. Fototerapia La fototerapia se conoce mejor por sus efectos sobre la depresión estacional, pero parece tener la misma eficacia para la depresión no estacional. El tratamiento se puede proporcionar en el hogar con una unidad de luz especial que proporciona 2.500 a 10.000 lux a una distancia de 30 a 60 cm que los pacientes observan durante 30 a 60 minutos/día (más tiempo con una fuente de luz menos intensa). En los pacientes que se van a dormir tarde por la noche y que se levantan tarde por la mañana, la fototerapia es más eficaz por la mañana y a veces se complementa con 5 a 10 min de exposición entre las 3 pm y las 7 pm. En los pacientes que se van a dormir y se levantan temprano, la fototerapia es más eficaz entre las 3 pm y las 7 pm. Otros tratamientos A veces se utilizan psicoestimulantes (p. ej., dextroanfetamina, metilfenidato) junto con antidepresivos. Varios ensayos controlados apoyan su uso en los trastornos depresivos (1). Algunos pacientes utilizan productos derivados de hierbas. El hipérico (Hypericum perforatum, hipericón, corazoncillo, hierba de San Juan) puede ser eficaz para la depresión leve, aunque los datos son contradictorios. El hipérico puede interactuar con los antidepresivos u otros fármacos. Algunos estudios controlados con placebo de suplementación con omega-3 utilizados como agregado o como monoterapia han sugerido que el ácido eicosapentaenoico 1 a 2 g 1 vez al día tiene efectos antidepresivos útiles. La estimulación del nervio vago incluye su estimulación intermitente con un generador de pulsos implantado. Puede ser útil para la depresión refractaria a otros tratamientos, pero suele tardar 3 a 6 meses en hacer efecto. El uso de estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr) para el tratamiento agudo del trastorno depresivo mayor tiene un apoyo sustancial de ensayos controlados. Se puede aplicar EMTr de baja frecuencia a la corteza prefrontal dorsolateral derecha, y EMTr de alta frecuencia a la corteza prefrontal dorsolateral izquierda. Los efectos adversos más comunes son dolor de cabeza y las molestias del cuero cabelludo; ambos ocurren con más frecuencia cuando se utiliza más EMTr de alta frecuencia que de baja frecuencia. La estimulación cerebral profunda con electrodos implantados dirigidos al cíngulo subgenual o la cápsula interna ventral anterior/estriado ventral ha tenido resultados prometedores en series de casos no controlados (2). Se están realizando ensayos controlados. Los grupos de apoyo (p. ej., Depression and Bipolar Support Alliance [Alianza de Apoyo Bipolar y Depresión, [DBSA] ) pueden ayudar a los pacientes al proporcionar un foro para compartir sus experiencias y sentimientos.
Trastornos bipolares
Los trastornos bipolares suelen comenzar en la adolescencia, la tercera o la cuarta
década de la vida (véase también Trastorno bipolar en niños y adolescentes). Su prevalencia a lo largo de la vida es del 4%. Los trastornos bipolares se clasifican en Trastorno bipolar I: definido por la presencia de por lo menos un episodio maníaco completo (es decir, que interrumpe la función social y laboral normal) y habitualmente episodios depresivos. La incidencia es casi igual en hombres y mujeres. Trastorno bipolar II: definido por la presencia de episodios depresivos mayores al menos con un episodio hipomaníaco pero sin episodios maníacos completos. La incidencia es algo mayor en las mujeres. Trastorno bipolar no especificado: trastornos con características bipolares claras que no cumplen criterios específicos para otros trastornos bipolares En el trastorno ciclotímico, los pacientes tienen períodos prolongados (> 2 años) que incluyen episodios tanto hipomaníacos como depresivos; sin embargo, estos episodios no cumplen con los criterios específicos para un trastorno bipolar o depresivo mayor. (Véase también Generalidades sobre los trastornos del estado de ánimo). Etiología de los trastornos bipolares Se desconoce la causa exacta del trastorno bipolar. La herencia desempeña un papel importante. También hay evidencia de desregulación de los neurotransmisores serotonina, noradrenalina, y dopamina. También puede haber implicados factores psicosociales. Algunos eventos vitales estresantes se asocian con el desarrollo inicial de síntomas y las exacerbaciones posteriores, aunque no se ha establecido relaciones causa-efecto. Ciertos fármacos pueden desencadenar exacerbaciones en algunos pacientes con trastorno bipolar; estos fármacos incluyen Simpaticomiméticos (p. ej., cocaína, anfetaminas) Alcohol Ciertos antidepresivos (p. ej., tricíclicos, inhibidores de la recaptación de noradrenalina) Signos y síntomas de los trastornos bipolares El trastorno bipolar comienza con una fase aguda de síntomas que es seguida por un curso de recidivas y remisiones. Las remisiones suelen ser completas, pero muchos pacientes tienen síntomas residuales, y para algunos, su capacidad laboral queda gravemente deteriorada. Las recidivas son episodios marcados por síntomas más intensos que son maníacos, depresivos, hipomaníacos o una mezcla de características depresivas y maníacas. Los episodios duran desde algunas semanas hasta 3 a 6 meses: los episodios depresivos duran en forma típica más tiempo que los episodios maníaco o hipomaníaco. Los ciclos, es decir el tiempo que transcurre desde el inicio de un episodio hasta el siguiente, tienen una duración variable. Algunos pacientes tienen episodios esporádicos, tal vez sólo algunos pocos durante toda la vida, mientras que otros tienen formas de ciclado rápido (que habitualmente se definen como ≥ 4 episodios/año). Sólo una minoría alterna entre la manía y la depresión con cada ciclo; en la mayoría predomina una u otra. Los pacientes pueden intentar o completar un suicidio. La incidencia de por vida de suicidio en pacientes con trastorno bipolar se estima al menos 15 veces mayor que en la población general. Manía El episodio de manía se define como ≥ 1 semana de un estado de ánimo persistentemente elevado, expansivo o irritable, y el aumento sostenido de la actividad con propósito o un incremento evidente de la energía sumado a ≥ 3 síntomas adicionales: Autoestima inflada o megalomanía Disminución de la necesidad de sueño Mayor locuacidad de lo habitual Fuga de ideas o pensamientos acelerados Distractibilidad Aumento de la actividad dirigida por objetivos Excesiva participación en actividades con alto riesgo de consecuencias graves (p. ej., compras compulsivas, inversiones financieras insensatas) Los pacientes maníacos pueden participar de forma inagotable, excesiva e impulsiva en distintas actividades placenteras de alto riesgo (p. ej., juego, deportes peligrosos, actividad sexual promiscua) sin tener perspectiva del posible daño. Los síntomas son tan graves que no pueden desempeñar sus roles primarios (empleo, educación, mantenimiento del hogar). Las inversiones imprudentes, las compras compulsivas y otras elecciones personales pueden tener consecuencias irreparables. Los pacientes que se encuentran en un episodio de manía pueden presentarse exuberantes y se visten de una manera extravagante o colorida; a menudo tienen maneras autoritarias con una verborrea imparable. Pueden establecer asociaciones por sonidos (el sonido de las palabras y no su significado provoca nuevos pensamientos). Se distraen fácilmente, cambian constantemente de tema o se empeñan en otra cosa. Sin embargo, tienden a creer que se encuentran en su mejor estado mental. La falta de perspectiva y el aumento de la actividad provocan una conducta impertinente y puede ser una combinación peligrosa. Se producen roces interpersonales que pueden hacer que los pacientes se sientan maltratados o perseguidos injustamente. En consecuencia, pueden volverse peligrosos para sí mismos o las otras personas. El paciente percibe su actividad mental acelerada como pensamientos apresurados y el médico lo observa como fuga de ideas. La psicosis maníaca es una manifestación más extrema, y los síntomas psicóticos pueden ser difíciles de distinguir de la esquizofrenia. Los pacientes pueden tener ideas delirantes megalómanas o persecutorias (p. ej., de ser Jesús o ser perseguidos por el FBI), algunas veces con alucinaciones. El nivel de actividad aumenta mucho; los pacientes pueden correr de aquí para allá y gritar, insultar o cantar. Aumenta la labilidad del estado de ánimo, a menudo con irritabilidad creciente. Puede aparecer un delirio completo (manía delirante), con pérdida total del pensamiento y la conducta coherentes. Hipomanía Un episodio hipomaníaco es una variante menos extrema de la manía que involucra un episodio distintivo que dura ≥ 4 días con conducta que puede distinguirse del estado de ánimo no deprimido habitual del paciente, y que incluye ≥ 3 de los síntomas adicionales mencionados anteriormente en la manía. Durante el período hipomaníaco, el estado de ánimo mejora, la necesidad de dormir disminuye a medida que la energía aumenta notablemente y la actividad psicomotora se acelera. Para algunos pacientes, los períodos hipomaníacos son adaptativos porque producen un aumento de la energía, la creatividad, la confianza y un funcionamiento social supernormal. Muchos no desean abandonar este estado eufórico placentero. Algunos funcionan muy bien, y el funcionamiento no está muy alterado. Sin embargo, en algunos pacientes, la hipomanía se manifiesta como distracción fácil, irritabilidad y estado de ánimo lábil, lo que el paciente y los demás encuentran menos atractivo. Depresión Un episodio depresivo tiene características típicas de depresión mayor; el episodio debe incluir ≥ 5 de los siguientes síntomas durante el mismo período de 2 semanas, y uno de ellos debe ser el estado de ánimo depresivo o la pérdida de interés o placer y, salvo los pensamientos o los intentos de suicidio, todos los síntomas deben estar presentes durante casi todo el día: Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades la mayor parte del día Aumento o pérdida significativa (> 5%) de peso, o disminución o aumento del apetito Insomnio (a menudo insomnio de mantenimiento del sueño) o hipersomnia Agitación o retardo psicomotor observado por otros (no informado por el mismo paciente) Fatiga o pérdida de energía Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada Capacidad disminuida para pensar o concentrarse, o indecisión Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, intento de suicidio o un plan específico para suicidarse Los rasgos psicóticos son más frecuentes en la depresión bipolar que en la depresión unipolar. Características mixtas Se considera que un episodio de manía o hipomanía tiene características mixtas cuando ≥ 3 síntomas depresivos están presentes en la mayoría de los días del episodio. Esta condición a menudo es difícil de diagnosticar y puede pasar a un estado de ciclo continuo; en consecuencia, el pronóstico es peor que en un estado maníaco o hipomaníaco puro. El riesgo de suicidio durante los episodios mixtos es muy elevado. Diagnóstico de los trastornos bipolares Criterios clínicos (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición) Concentraciones de tiroxina (T4) y hormona tiroideoestimulante (TSH) para descartar hipertiroidismo Exclusión de abuso de sustancias estimulantes mediante la clínica o con pruebas en sangre u orina El diagnóstico del trastorno bipolar se basa en la identificación de los síntomas de manía o de hipomanía descritos antes, más los antecedentes de remisiones y recaídas. Un diagnóstico de trastorno bipolar de tipo I requiere síntomas maníacos bastante graves para deteriorar de manera significativa el funcionamiento social u ocupacional o requerir una hospitalización a fin de evitar daños a sí mismo o a otros. Algunos pacientes que se presentan con síntomas depresivos pueden haber experimentado previamente hipomanía o manía, pero no la comunican a menos que se los interrogue específicamente. Un interrogatorio hábil puede poner de manifiesto signos mórbidos (p. ej., gastos excesivos, escapadas sexuales impulsivas, abuso de sustancias estimulantes), aunque es más probable que esta información la aporten los familiares. Un inventario estructurado como el Mood Disorder Questionnaire puede ser útil. Debe preguntarse a todos los pacientes, con tacto pero directamente, sobre la ideación, los planes o la actividad relacionados con el suicidio. Síntomas maníacos o hipomaníacos similares pueden ser el resultado del abuso de estimulantes o trastornos físicos como hipertiroidismo o feocromocitoma. Los pacientes con hipertiroidismo normalmente tienen otros signos y síntomas físicos, pero las pruebas de la función tiroidea (concentraciones de T4 y TSH) son un estudio de cribado razonable en los pacientes nuevos. Los pacientes con feocromocitoma tienen hipertensión marcada intermitente o sostenida; si no hay hipertensión, no está indicada la prueba para detectar el feocromocitoma. Otros trastornos causan síntomas de manía con menor frecuencia, pero los síntomas depresivos se pueden presentar en un número de trastornos (véase tabla Algunas causas de síntomas de la depresión y la manía). Una revisión del consumo de sustancias (especialmente de anfetaminas y cocaína) y el examen de detección de sustancias en sangre u orina pueden ayudar a identificar los fármacos causales. Sin embargo, como el consumo de drogas puede haber desencadenado simplemente un episodio en un paciente con trastorno bipolar, es importante investigar la presencia de síntomas (maníacos o depresivos) no relacionados con el consumo de sustancias. Algunos pacientes con trastorno esquizoafectivo tienen síntomas maníacos, pero estos pacientes tienen características psicóticas que pueden persistir más allá de los episodios anímicos anormales. Los pacientes con trastorno bipolar también pueden tener trastornos de ansiedad (p. ej., fobia social, ataques de pánico, trastornos obsesivo-compulsivos), lo que posiblemente confunde el diagnóstico. Tratamiento de los trastornos bipolares (Véase también Tratamiento farmacológico del Trastorno bipolar.) Estabilizadores del estado de ánimo (p. ej., litio, algunos anticonvulsivos) o un antipsicótico de segunda generación Apoyo y psicoterapia El tratamiento del trastorno bipolar habitualmente tiene 3 fases: Aguda: para estabilizar y controlar las manifestaciones iniciales, a veces graves Continuada: para alcanzar una remisión completa De mantenimiento o de prevención: para mantener a los pacientes en remisión La mayoría de los pacientes con hipomanía pueden recibir tratamiento ambulatorio, si bien la manía o la depresión grave a menudo requieren tratamiento en internación. Terapia farmacológica del trastorno bipolar Los fármacos para el trastorno bipolar incluyen Estabilizadores del estado de ánimo: litio y algunos anticonvulsivos, especialmente el valproato, la carbamazepina y la lamotrigina Antipsicóticos de segunda generación: aripiprazol, lurasidona, olanzapina, quetiapina, risperidona, ziprasidona y cariprazina. Estos fármacos se utilizan solos o combinados en todas las fases del tratamiento, aunque en diferentes dosificaciones. La elección del fármaco para el tratamiento del trastorno bipolar puede ser difícil porque todos los agentes tienen efectos adversos importantes, las interacciones farmacológicas son frecuentes y ninguno es universalmente eficaz. La selección debe basarse en el que previamente ha sido eficaz y bien tolerado en un paciente dado. Si el paciente no recibió en forma previa medicamentos para tratar el trastorno bipolar (o cuando se desconoce el antecedente farmacológico), la elección se basa en los antecedentes clínicos del paciente (efectos adversos del estabilizador del estado de ánimo específico) y en la gravedad de los síntomas. A veces se agregan antidepresivos específicos (p. ej., inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina [ISRS]) para la depresión grave, pero su eficacia es controversial; no se recomiendan como única terapia para episodios depresivos. La infusión de ketamina también ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la depresión bipolar grave. Otros tratamientos La terapia electroconvulsiva se utiliza a veces para la depresión refractaria al tratamiento y también es eficaz para la manía. La fototerapia puede ser útil en el tratamiento de los síntomas depresivos del trastorno bipolar de tipo I estacional (con depresión en otoño-invierno e hipomanía en primavera-verano) o no estacional. Probablemente, sea más útil como terapia potenciadora. La estimulación magnética transcraneal, que a veces se utiliza para tratar la depresión grave y resistente, también ha demostrado ser eficaz en la depresión bipolar. Educación y psicoterapia Es fundamental conseguir el apoyo de los seres queridos para prevenir los episodios mayores. A menudo se recomienda seguir una terapia de grupo a los pacientes y su pareja, ya que allí aprenden cosas sobre el trastorno bipolar, sus secuelas sociales y el papel central de los estabilizadores del estado de ánimo en el tratamiento. La psicoterapia individual puede ayudar a los pacientes a enfrentarse mejor a los problemas de la vida cotidiana y a ajustarse a una nueva forma de identicarse a sí mismos. Los pacientes, en particular los que tienen un trastorno bipolar II, pueden no cumplir con las regímenes de los estabilizadores del estado de ánimo porque creen que estos fármacos los hacen estar menos alerta y disminuyen su creatividad. El médico puede explicarles que el descenso de su creatividad es relativamente infrecuente, porque los estabilizadores del estado de ánimo en general dan la oportunidad de conseguir un rendimiento aún mayor en las actividades interpersonales, escolásticas, profesionales y artísticas. Debe aconsejarse a los pacientes que eviten consumir sustancias estimulantes y alcohol para reducir la privación de sueño y reconocer los signos precoces de una recidiva. Si los pacientes tienden a ser financieramente despilfarradores, es necesario retirarles el control de las finanzas, que pasarán a otro miembro de confianza de la familia. Los pacientes que tengan tendencia a los excesos sexuales deben recibir información sobre las consecuencias conyugales (p. ej., divorcio) y los riesgos de infección que conlleva la promiscuidad, en particular el sida. Los grupos de apoyo (p. ej., Depression and Bipolar Support Alliance [Alianza de Apoyo Bipolar y Depresión, [DBSA] ) pueden ayudar a los pacientes al proporcionar un foro para compartir sus experiencias y sentimientos.
Citas bibliográficas:
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