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INTRODUCCIÓN
Como hemos venido estudiando, los rasgos de personalidad representan patrones de
pensamiento, percepción, reacción y relación que son relativamente estables en el tiempo. Por
ejemplo, algunas personas tienden a estar de mal humor y retraídas. Otras tienden a ser
extrovertidas y sociables.
Estas desadaptaciones sociales pueden causar angustia significativa en personas con trastornos
de personalidad y en aquellas que las rodean. La mayoría de las personas cuyos rasgos de
personalidad son ineficaces o tienen consecuencias negativas intentan cambiar sus patrones de
respuesta. En contraste, los sujetos con un trastorno de la personalidad no modifican sus
patrones de respuesta, incluso cuando estos patrones son repetidamente ineficaces y sus
consecuencias son negativas.
Alrededor del 10% de la población sufre un trastorno de la personalidad. Estos trastornos suelen
afectar en igual medida a hombres y a mujeres, si bien algunos tipos de trastornos de
personalidad afectan a un sexo más que al otro. Por ejemplo, el trastorno de personalidad
antisocial es 6 veces más frecuente entre los hombres.
El grupo A se caracteriza por parecer extraño o excéntrico. Comprende los siguientes trastornos
de la personalidad, cada uno con sus características distintivas:
El grupo B se caracteriza por parecer dramático, sensible o errático. Comprende los siguientes
trastornos de la personalidad, cada uno con sus características distintivas:
Límite: Problemas para estar solo (por miedo a ser abandonado), problemas para controlar las
emociones y comportamiento impulsivo
Narcisista: Autoestima frágil, necesidad de ser admirados y una visión exagerada de su propia
valía (lo que se denomina grandiosidad)
El grupo C se caracteriza porque la persona parece ansiosa o temerosa. Comprende los
siguientes trastornos de la personalidad, cada uno con sus características distintivas:
Las personas con un trastorno paranoide de la personalidad sospechan que los demás planean
explotarles, engañarles o dañarles, por lo que siempre están atentos a posibles insultos, desaires
o amenazas
Las personas con trastorno de personalidad paranoide piensan a menudo que otras personas
les han dañado de manera grave e irreversible. Están al acecho de posibles insultos, desaires,
amenazas y deslealtad y buscan significados ocultos en comentarios y acciones. Examinan
minuciosamente a los demás en busca de pruebas que sustenten sus sospechas. Por ejemplo,
pueden malinterpretar una oferta de ayuda como una confirmación de que no pueden realizar
la tarea por sí mismos. Si creen que han sido insultados o lastimados de alguna manera, no
perdonan a la persona que les lastimó. Tienden a contraatacar o a enojarse como respuesta a
estas injurias percibidas. Como desconfían de los demás, sienten la necesidad de ser
autosuficientes y controlarlo todo.
Por lo tanto, llevarse bien con personas con trastorno de personalidad paranoide puede ser
difícil. Cuando los demás les responden de forma negativa, toman estas respuestas como una
confirmación de sus sospechas originales
Las personas con trastorno de personalidad esquizoide parecen no tener interés en las
relaciones cercanas con los demás y prefieren estar solos o solas.
Las personas con trastorno de personalidad esquizoide parecen no desear en absoluto mantener
una relación estrecha con otras personas, incluso parientes. No tienen amistades íntimas o
confidentes, excepto a veces un familiar de primer grado (como una madre/padre o un
hermano/a). Raramente salen y muchas veces no se casan. Debido a que prefieren estar en
soledad, tienden a elegir actividades y pasatiempos que no requieren interacción con los demás
(como los juegos de computadora).
Para ellos, la actividad sexual con los demás tiene poco interés o ninguno. También parecen
experimentar menos disfrute de las experiencias sensoriales y corporales (como caminar por la
playa).
A las personas con trastorno de personalidad esquizoide no parece preocuparles lo que los
demás piensen de ellas, ya sea bueno o malo. Pueden parecer distantes o egocéntrico/as. No
perciben señales sociales normales y, por lo tanto, pueden parecer socialmente ineptos.
Las personas con trastorno de personalidad esquizoide rara vez reaccionan (por ejemplo,
sonriendo o asintiendo con la cabeza) o muestran emociones en situaciones sociales. Tienen
dificultades para expresar la ira, incluso cuando se les provoca. No reaccionan de manera
apropiada ante eventos importantes de la vida y pueden parecer personas pasivas en respuesta
a los cambios en las circunstancias. Como resultado, puede parecer que su vida no tiene rumbo.
Con muy poca frecuencia, cuando estas personas se sienten cómodas al descubrirse, admiten
que sienten dolor, especialmente en las interacciones sociales.
Los síntomas del trastorno de personalidad esquizoide tienden a permanecer con el tiempo, más
que los de otros trastornos de la personalidad.
Las personas con este trastorno pueden ignorar las convenciones sociales ordinarias (por
ejemplo, no establecer contacto visual) y, debido a que no comprenden las señales sociales
habituales, pueden interactuar con los demás de manera inapropiada o rígida.
• Ideas de referencia: las personas con estas ideas piensan que los sucesos
normales tienen un significado especial solo para ellas.
• Pensamiento mágico: creen que poseen un control mágico sobre las demás
personas. Por ejemplo, pueden pensar que provocan que otras personas hagan
cosas normales (como alimentar al perro) o que pueden realizar rituales
mágicos para evitar daños (como lavarse las manos 3 veces para prevenir
enfermedades).
• Paranoia: la persona afectada es suspicaz y desconfiada y piensa, de forma
errónea, que los demás le tienen manía o tienen la intención de hacerle daño.
• Poderes paranormales: la persona piensa que tiene poderes paranormales, lo
que le permite detectar los acontecimientos antes de que sucedan o leer las
mentes de otras personas.
El discurso puede ser extraño. Puede ser excesivamente abstracto o concreto, contener frases
raras o usar frases o palabras de maneras extrañas. A menudo se visten de manera extraña o
descuidada (por ejemplo, con ropa sucia o mal ajustada) y tienen peculiaridades extrañas.
Percepción de la realidad
En las personas con trastorno esquizotípico, las percepciones (lo que ven, oyen o sienten)
pueden estar distorsionadas. Por ejemplo, pueden escuchar una voz que susurra su nombre.
• Ideas de referencia
• Percepciones distorsionadas
Las personas con un trastorno de personalidad antisocial persiguen lo que quieren sin tener en
cuenta las consecuencias para ellas mismas o para los/as demás y sin sentir ningún
remordimiento o culpabilidad. Pueden cometer actos ilícitos, engañosos, abusivos e
imprudentes para su beneficio o placer personales sin remordimiento. Es posible que:
• Sean indiferentes a los efectos explotadores y dañinos de sus acciones sobre los
demás
Las personas con este trastorno con frecuencia no sienten remordimiento o culpa por lo que
han hecho. Pueden racionalizar sus acciones culpando a las personas a quienes lastimaron
(por ejemplo, pensando que lo merecían) o a cómo es la vida (por ejemplo, pensando que es
injusta). Están decididas a no ser avasalladas y a hacer lo que creen que es mejor para ellas
mismas a toda costa; esta actitud puede deberse a la desconfianza generalizada en los/as
demás.
Las personas con trastorno de personalidad antisocial carecen de empatía por los/as demás y
pueden despreciar o mostrarse indiferentes ante los sentimientos, los derechos y el
sufrimiento de las personas.
Comportamiento impulsivo (impulsividad)
Las personas con trastorno de personalidad antisocial por regla general son impulsivas. Tienen
dificultades para planificar con anticipación y considerar las consecuencias para ellas mismas
o para las demás. Como consecuencia, pueden hacer lo siguiente:
Por otra parte, pueden caer en provocaciones y son agresivas desde el punto de vista físico
porque tienen dificultades para controlar sus impulsos y no calculan el efecto de sus acciones
sobre los demás.
Irresponsabilidad
Las personas con trastorno de personalidad antisocial a menudo son irresponsables desde el
punto de vista social y financiero. Como consecuencia, pueden hacer lo siguiente:
Los pacientes con trastorno de personalidad límite a menudo parecen más estables de lo que
se sienten en realidad.
Miedo al abandono
Las personas con un trastorno de personalidad límite temen el abandono, en parte porque no
quieren estar solas. A veces sienten que no existen en absoluto, a menudo cuando no tienen
a nadie que les cuide. Con frecuencia se sienten vacías por dentro.
Cuando las personas con este trastorno sienten que están a punto de ser abandonadas, por lo
general se muestran temerosas y enfadadas. Por ejemplo, pueden sentir angustia o ira cuando
alguien importante para ellos/as llega unos minutos tarde o cancela un compromiso. Dan por
sentado que estos contratiempos se deben a los sentimientos de esa persona respecto a ellos
o ellas en lugar de pensar que pueden deberse a circunstancias externas. Pueden creer que la
cancelación de un compromiso significa que la otra persona les rechaza y que son malos/as.
La intensidad de su reacción refleja su sensibilidad al rechazo.
Las personas con trastorno de personalidad límite pueden identificarse con otras personas y
cuidar de ellas, pero solo si sienten que la otra persona estará a su disposición siempre que
sea necesario. Aunque desean relaciones íntimas y se preocupan por los demás, les resulta
difícil mantener relaciones estables. Tienden a tener expectativas muy altas sobre cómo
deberían actuar las personas que sienten cercanas, y sus sentimientos sobre una relación
pueden fluctuar de forma rápida e intensa.
Ira
Las personas con trastorno de personalidad límite tienen dificultades para controlar su ira y,
a menudo, se muestran enojadas de forma inapropiada e intensa. Pueden expresar su ira con
sarcasmo hiriente, amargura o diatribas airadas. Su ira se dirige a menudo contra amigos/as
cercanos/as, parejas sentimentales, familiares y, a veces, contra los médicos/as, porque se
sienten desatendidos/as o abandonados/as.
Personalidad cambiante
Las personas con trastorno de personalidad límite tienden a cambiar su visión de los demás
de forma abrupta y drástica. Por ejemplo, pueden idealizar a alguien al principio de la relación,
pasar mucho tiempo juntos y compartirlo todo. De repente, pueden sentir que la otra persona
no los quiere lo suficiente y desilusionarse. Entonces pueden menospreciar a esa persona o
enojarse con ella.
Pueden sentirse dependientes durante un minuto y enfadarse por sentirse maltratados al
minuto siguiente. Su actitud fluctúa en función de su percepción de la disponibilidad y el apoyo
de los demás. Cuando se sienten apoyados/as, pueden mostrarse vulnerables y dependientes
y, cuando se sienten amenazados/as o decepcionados/as, pueden enfadarse y menospreciar
a los demás.
Las personas con trastorno de personalidad límite también pueden cambiar de forma abrupta
y drástica la imagen que tienen de sí mismos/as, algo que se manifiesta cambiando
repentinamente sus objetivos, valores, opiniones, carreras profesionales o amigos.
Los comportamientos relacionados con el suicidio, incluidos los intentos de suicidio, las
amenazas y la autolesión (por ejemplo, cortarse o quemarse) son muy frecuentes. Aunque
muchos de estos actos autodestructivos no pretenden acabar con la vida, el riesgo de suicidio
en estas personas es 40 veces mayor que el de la población en general. Alrededor del 8-10%
de las personas con un trastorno de personalidad límite mueren por suicidio. Estos actos
autodestructivos a menudo se desencadenan por el rechazo, el abandono percibido o la
desilusión respecto a alguien cercano.
Otros síntomas
Las personas con un trastorno de personalidad límite con frecuencia se sabotean a sí mismas
cuando están a punto de alcanzar un objetivo, de modo que los demás perciban que tienen
dificultades. Por ejemplo, pueden abandonar la escuela justo antes de la graduación o arruinar
una relación prometedora.
Cuando estas personas se sienten muy estresadas, pueden sufrir episodios breves de
paranoia, síntomas que se asemejan a la psicosis (como alucinaciones) o disociación. El estrés
suele tener su origen en la sensación de que nadie se preocupa por ellos/as (es decir, se
sienten solos/as y abandonados/as) o en la sensación de sentirse rotos/as y sin valor. La
disociación incluye no sentirse real (lo que se denomina desrealización) o sensación de
separarse de su cuerpo o pensamientos (lo que se denomina despersonalización). Estos
episodios son temporales y, por lo general, no son lo suficientemente graves como para
considerarse un trastorno distinto.
Las personas con trastorno de personalidad histriónica demandan continuamente ser el centro
de atención y, con frecuencia, tratan de hacerlo vistiéndose y actuando de maneras
inapropiadamente seductoras y provocativas y expresándose de forma muy dramática.
Necesidad de atención
Las personas con trastorno de personalidad histriónica intentan continuamente ser el centro
de atención y, a menudo, se deprimen cuando no lo son. A menudo son personas animadas,
dramáticas, entusiastas y coquetas, y algunas veces atraen a nuevos conocidos/as.
Las personas con este trastorno a menudo se visten y actúan de maneras inapropiadamente
seductoras y provocativas, no solo con posibles intereses románticos, sino en muchos
contextos, incluido el trabajo y la escuela. Quieren impresionar a los demás por su aspecto y,
por lo tanto, se preocupan a menudo por su apariencia.
Lograr intimidad emocional o sexual puede ser difícil. Las personas pueden, a menudo sin
darse cuenta, desempeñar un papel (como el de víctima, por ejemplo). Pueden tratar de
controlar a su pareja usando la seducción o la manipulación emocional a la vez que se vuelven
muy dependientes de la pareja.
Otros síntomas
Las personas con trastorno de personalidad histriónica son fácilmente influenciables por los
demás y por las tendencias actuales. Son altamente sugestionables. Además, tienden a confiar
demasiado, especialmente en las figuras de autoridad que, según ellos, pueden resolver todos
sus problemas. Estas personas creen con frecuencia que sus relaciones son más íntimas de lo
que son en realidad.
Las personas con trastorno de personalidad histriónica ansían las novedades y tienden a
aburrirse con facilidad. Por lo tanto, pueden cambiar de trabajo y amigos con frecuencia. Se
frustran fácilmente al tener que esperar recompensas, por lo que sus acciones están
motivadas con frecuencia por el hecho de obtener satisfacción inmediata.
Grandiosidad
Las personas con trastorno de personalidad narcisista sobreestiman sus capacidades y
exageran sus logros (lo que se denomina grandiosidad). Creen que son mejores que los demás,
únicos/as o especiales. Cuando sobreestiman su propia valía y sus logros, a menudo también
subestiman la valía y los logros de los demás.
Fantasías de peculiaridad
Las personas con este trastorno están preocupadas por fantasías de grandes logros: ser
admiradas por su inteligencia o belleza abrumadoras, tener prestigio e influencia o
experimentar un gran amor. Sienten que deberían relacionarse solo con personas tan
especiales y talentosas como ellos mismos, no con personas corrientes. Usan esta relación con
personas extraordinarias para apoyar y mejorar su autoestima.
Necesidad de admiración
Las personas con trastorno de personalidad narcisista necesitan ser admiradas en exceso, por
tanto, su autoestima depende de que los demás les tengan en consideración. Como
consecuencia, su autoestima suele ser muy frágil. A menudo están pendientes de lo que los
demás piensan de ellos y de la evaluación que hacen sobre sus actos.
Miedo al rechazo
Las personas con trastorno de personalidad por evitación eluden la interacción social, incluso
en el trabajo, porque temen ser criticadas o rechazadas o no recibir la aprobación de los
demás. Por ejemplo, pueden realizar acciones como las siguientes:
• Pueden rechazar un ascenso porque temen que los compañeros de trabajo los
critiquen.
• Pueden evitar hacer nuevas amistades a menos que estén seguros o seguras de
gustarles.
Por otro lado, suponen que las demás personas serán críticas y les desaprobarán hasta que
exista una prueba clara e indiscutible de lo contrario. Por lo tanto, antes de unirse a un grupo
y establecer una relación cercana, las personas con este trastorno necesitan reiteradas
garantías de apoyo y aceptación sin crítica. Además, son reacias a hablar de sí mismas para
que las demás personas no se burlen o las humillen.
Las personas con este trastorno son muy reacias a correr riesgos o participar en nuevas
actividades por motivos similares. En tales casos, tienden a exagerar los peligros y usan
síntomas mínimos u otros problemas para explicar por qué no están participando. Es posible
que prefieran un estilo de vida limitado debido a su necesidad de seguridad y certeza.
Otros síntomas
La baja autoestima y la sensación de ineptitud inhiben a estas personas en situaciones sociales,
especialmente en las nuevas. Evitan las interacciones con personas nuevas porque se
consideran socialmente ineptas, poco atractivas e inferiores a los demás. Tienden a ser
personas calladas y tímidas porque tienden a pensar que, si dicen algo, los demás dirán que
está mal.
Las personas con trastorno de personalidad por evitación anhelan la interacción social, pero
temen poner su bienestar en manos de otras. Las personas con personalidad evitativa limitan
sus interacciones con los demás, por tanto, tienden a estar relativamente aisladas y carecen
de una red social que pueda ayudarles cuando lo necesitan.
Necesidad de atención
Las personas con trastorno por personalidad dependiente no creen que puedan cuidar de sí
mismas. Utilizan la sumisión para tratar de hacer que otras personas los cuiden. Las personas
con este trastorno acostumbran a necesitar confirmación reiterada y consejo a la hora de
tomar decisiones corrientes. A menudo permiten que otros/as, a menudo una única persona,
asuman la responsabilidad de muchos aspectos de su vida. Por ejemplo, pueden depender de
su cónyuge para que les diga qué ponerse, qué tipo de trabajo buscar y con quién relacionarse.
Sumisión excesiva
Las personas con trastorno de personalidad dependiente temen perder apoyo o aprobación,
por tanto, tienen dificultades para expresar su desacuerdo. Pueden mostrarse de acuerdo con
algo que saben que está mal, en lugar de arriesgarse a perder la ayuda de los demás. Incluso
cuando la ira es apropiada, no se enojan con sus amistades y compañeros o compañeras de
trabajo por temor a perder su apoyo.
Las personas con trastorno por personalidad dependiente hacen todo lo posible para obtener
atención y apoyo. Por ejemplo, pueden realizar tareas desagradables, someterse a exigencias
poco razonables e incluso tolerar el abuso físico, sexual o emocional. Estar solas les hace
sentirse muy incómodas o asustadas porque temen no poder cuidar de sí mismas.
Falta de confianza
Las personas con trastorno de personalidad dependiente se consideran inferiores y tienden a
menospreciar sus capacidades. Interpretan cualquier crítica o desaprobación como prueba de
su incompetencia, lo que socava aún más su confianza.
Falta de independencia
Las personas con trastorno de personalidad dependiente están seguras de que no pueden
hacer nada por sí mismas, por tanto, tienen dificultades para comenzar una nueva tarea y
trabajar de forma independiente. Evitan tareas que requieren asumir responsabilidades. Se
presentan como incompetentes y necesitan ayuda y consuelo constantes. Cuando se aseguran
de que una persona competente les supervisa y aprueba, las personas con trastorno de
personalidad dependiente tienden a funcionar de forma adecuada. Sin embargo, no quieren
parecer demasiado competentes para no ser abandonados. Como consecuencia, su carrera
profesional puede verse afectada negativamente. Perpetúan su dependencia porque tienden
a no aprender habilidades para llevar a cabo una vida independiente.
Las personas con trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva desean que todo se haga de
una manera específica, por tanto, tienen dificultades para delegar tareas y trabajar con otras
personas. Al trabajar con otras personas, pueden hacer listas detalladas sobre cómo debe
realizarse una tarea y se molestan si un compañero/a de trabajo sugiere una forma alternativa.
Pueden rechazar ayuda incluso cuando van retrasados.
La expresión de afecto también está estrechamente controlada. Las personas con este
trastorno pueden relacionarse con los demás de una manera formal, estirada o seria. A
menudo, hablan solo después de pensar la frase perfecta para decir. Pueden concentrarse en
la lógica y el intelecto y ser intolerantes con el comportamiento emocional o expresivo.
Otros síntomas
Las personas con un trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva pueden ser
excesivamente entusiastas, quisquillosos y rígidos con respecto a cuestiones de moralidad,
ética y valores. Aplican principios morales rígidos a ellos mismos y a los demás y son
duramente autocríticos.
A las personas con este trastorno les resulta muy difícil descartar artículos desgastados o sin
valor (como electrodomésticos rotos), incluso aquéllos sin valor sentimental.
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo pueden ser reacias a gastar dinero, ya que
piensan que deben ahorrar por si se produce un desastre en el futuro.
Los teóricos modernos están abogando por una perspectiva dimensional, en oposición a una
categórica, de los trastornos de personalidad. En el modelo dimensional de la personalidad, la
única distinción que se hace entre los rasgos de personalidad normales y los trastornos es en
función de extremo, rigidez y desadaptatividad.
Por ejemplo, Widiger (1997) afirma que los trastornos tan sólo son variantes y combinaciones
desadaptativas de los rasgos de personalidad de rango normal. Los rasgos de personalidad más
estudiados como fuentes de trastornos son los cinco rasgos del modelo de los cinco factores.
Los cinco grandes rasgos proporcionan un marco útil para entender los trastornos. Widiger
(1997) presenta datos afirmando que, por ejemplo, el trastorno de personalidad limítrofe es
narcisismo extremo, y el trastorno esquizoide es introversión extrema acompañada de
neuroticismo bajo (estabilidad emocional). La introversión extrema acompañada por
neuroticismo alto en extremo, por otra parte, produce un trastorno de personalidad evitativa.
El trastorno histriónico se caracteriza como extraversión extrema. El trastorno obsesivo-
compulsivo es una forma desadaptativa de escrupulosidad extrema. El trastorno de
personalidad esquizotípica es una combinación compleja de introversión, neuroticismo alto,
agradabilidad baja y apertura extrema.
La perspectiva dimensional es un poco como la química: se agrega algo de este rasgo y más de
aquél, se amplifica a niveles altos (o bajos) en extremo, y el resultado es un trastorno específico.
Los modelos dimensionales pueden tener ciertas ventajas, como explicar por qué las personas
en la misma categoría diagnóstica pueden ser tan diferentes entre sí en la forma en que
expresan el trastorno. Además, el modelo dimensional permite que una persona tenga múltiples
trastornos de personalidad. Y, por último, el modelo dimensional reconoce de manera explícita
que la distinción entre lo que es normal y lo que es anormal es más una cuestión de grado que
una separación clara y cualitativa.