Está en la página 1de 9

Ayudas diagnósticas en la medicina de los animales de producción: Parte I

Publicado el: 23/9/2021 – 03/01/2022


Autor/es: Nathalia María del Pilar Correa Valencia, MV, MSc, Dsc.
Las pruebas de diagnóstico—también conocidas como “ayudas” diagnósticas, son
herramientas indispensables ante los nuevos desafíos que presentan los retos sanitarios
pecuarios. La globalización, que ha permitido la entrada y salida de los mercados pecuarios,
nos presenta un flujo constante de agentes patógenos; adicionalmente, las técnicas
zootécnicas, en donde las exigencias productivas son cada vez mayores, representan un
desafío extra. Es por ello que reconocer las verdaderas causas de enfermedad, es hoy en
día aún más complejo, entendiendo también que las patologías son un conjunto de eventos
multifactoriales, los cuales deben ser tratados de maneras diferentes a las planteadas en la
retórica de la medicina veterinaria conocida a través de los años.
La utilidad de una ayuda diagnóstica está determinada, sin duda alguna, por una cuidadosa
evaluación semiológica del paciente. Esto es de fundamental conocimiento, ya que utilizar
una prueba de laboratorio con el fin de sobrepasar, evitar o no identificar pistas diagnósticas,
solo logrará que no se obtenga un diagnóstico final bien orientado, ya que la misma solo
suministra algunos elementos de base. Sin embargo, aunque la expectativa general de una
prueba diagnóstica es llevarnos a una causa final o un tratamiento efectivo, no se puede
desestimar —en el caso de que esta situación no sea cubierta, que esta evaluación tiene
múltiples utilidades y genera información que debe ser aprovechada; por ejemplo, el
pronóstico, posibles pautas de tratamientos de soporte, identificación de pistas diagnósticas
cuando no son claras al examen clínico y, en el mejor de los casos, hallar disfuncionalidades
no previstas.
La presente publicación comprende la primera de tres entregas alrededor del tema de
ayudas diagnósticas, prestando atención a aquellos puntos fundamentales al momento de
colectar las muestras ante un evento sanitario —individual o poblacional, en animales de
producción.
Se debe aclarar que la veracidad de los resultados de una prueba de laboratorio
depende, en su mayor parte, del tipo y de la calidad de la muestra tomada, para ello
se debe prestar especial atención a cubrir un protocolo avalado, que permita alcanzar
un diagnóstico presuntivo, sin importar el escenario o las circunstancias, o el tipo de
paciente. Asimismo, se debe tener en cuenta que, durante el abordaje del paciente,
se deben tomar las muestras antes de la instauración de los tratamientos y, de ser
posible, tomar el panel de muestras básicas antes de la exploración clínica, con el fin
de evitar una manipulación que genere estrés y modificaciones orgánicas, que
alteren en algún grado los resultados de laboratorio.
A continuación se detallan algunos de los procesos relacionados con la correcta colección
de muestras biológicas, en pro de una correcta implementación de pruebas diagnósticas:
1. Como premisa de los eventos de toma de muestras, es necesario conservar un estricto
protocolo de bioseguridad, con el fin de evitar accidentes profesionales o llevar a
contaminación a los predios. Para este asunto, se inicia contando con adecuados
elementos de sujeción y contención del animal, como bretes, lazos y bozales,
tratando en lo posible, que estos generen las menores condiciones de estrés en el
paciente. Teniendo en cuenta que no siempre es posible conseguir con éxito el manejo
pasivo del animal, se tendrá presente esta situación en la lectura e interpretación de los
resultados de laboratorio.
2. Luego de las disposiciones planteadas para el paciente, se continua con las
concernientes a la persona encargada de la toma de la muestra. En cuanto al tema de
bioseguridad, estas bases se centran en componentes como guantes quirúrgicos, ropa y
calzado de fácil desinfección, así como tapabocas en los casos que se requiera. Estos
elementos dependen de los escenarios en que se establezca el desarrollo de la toma, pero
siempre manteniendo claro que el objetivo es disminuir el riesgo de contaminación.
3. Como materiales para la toma de muestra, no solo se debe contar con aquellos
recipientes que sean indispensables para la muestra inicialmente planteada, sino también
con más de un recipiente para la misma muestra, en caso de que se presenten dificultades
o errores en la toma; adicionalmente —si las circunstancias lo permiten, durante la
exploración y la manipulación se pueden obtener espontáneamente otras muestras
que se deben colectar, ya que luego será validado su procesamiento al concluir el
examen clínico. A este punto, la premisa es no perder la oportunidad de la obtención.
Entre los materiales a considerar se incluyen agujas de calibres adecuados, tubos con los
anticoagulantes indicados (o sin uno) y recipientes estériles, así como claridad de los
volúmenes a tomar. Para los procesos en que no se tiene certeza sobre la muestra
solicitada para la evaluación de una enfermedad sospechada, o no es claro cuál prueba se
va a solicitar, existe la posibilidad de tomar un componente básico de muestras, que consta
de sangre completa, suero y orina. Generalmente, los laboratorios clínicos cuentan con
personal capacitado en el asesoramiento de las pruebas a realizar bajo una completa
historia clínica.
4. La prueba diagnóstica básica por excelencia, es el cuadro hemático, el cual requiere de
una muestra de buena extracción y un volumen que, dependiendo de la especie y el tamaño
del paciente es manejable. La muestra se colecta en tubos convencionales. En los casos
de eventos sanitarios poblacionales, es indispensable tener en cuenta que una sola
muestra, de un paciente en estado crítico, no es un elemento diagnóstico útil y
representativo. Por lo tanto, la cantidad de “muestra diagnóstica”; en este caso, está sujeta
al número total de individuos y a los grupos etarios afectados en el predio. Como condición
se deben evaluar individuos sanos, en los primeros estadios de enfermedad, estados finales
y crónicos.
5. Es importante reconocer dentro de los elementos iniciales de la toma de muestra, el
laboratorio de envío, con el fin de prever situaciones como cantidad de preservante, forma
de envío, tipo de transporte y si el laboratorio donde se remitirá tiene las pruebas solicitadas.
6. Dentro de los elementos que marcan la diferencia para una correlación clínica ideal que
permita a los profesionales del laboratorio colaborar a los usuarios, es un diligenciamiento
correcto del formato de recepción de muestras. Dentro de lo cual se resalta la importancia
de información de carácter obligatorio, que es solicitada por los laboratorios registrados
antes el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) como parte de la vigilancia epidemiológica
que se ejerce en el país. Asimismo, la sintomatología y los tratamientos realizados son
elementos claves en la contribución diagnóstica, y les permiten a los laboratoristas asistir
en la evaluación de detalles puntuales que favorecerán la correlación clínica.
7. Las muestras para serología que corresponden a evaluaciones, en la mayoría de los
casos, a agentes virales, en donde es claro que el aspecto generalista es la evidencia del
contacto con el antígeno, no se clarifica en todas las oportunidades ser la causa primaria
de la enfermedad y, por lo tanto, en ocasiones son pruebas de laboratorio subutilizadas. La
obtención de la muestra de suero conlleva algunos componentes importantes, como son
tubo sin anticoagulante, esperar el atemperamiento de la muestra antes de ser refrigerada,
permitir que el fluido sanguíneo descienda por las paredes del tubo durante la toma,
evitando la entrada precipitada de la sangre y en lo posible proveer la menor luz posible
para disminuir el tiempo de retracción del coágulo. Estas son algunas de las medidas que
evitan los procesos de hemolisis en la muestra, eventos inconvenientes, ya que afectan la
calidad de la muestra para su procesamiento en laboratorio.
8. Cuando se presentan cuadros patológicos de carácter reproductivo —más
específicamente abortos, se debe tener claridad en el hecho de que el momento de
evaluación serológica debe ser de al menos 20 días luego del suceso y, en lo posible,
tomar una muestra testigo a una hembra con similares condiciones de edad y
gestación que se encuentre en curso. De igual manera, una segunda muestra del
mismo paciente, un mes después, permite evaluar el comportamiento de los
anticuerpos y obtener una respuesta más clara de la etiología del evento.
9. En el caso de muestras para microbiología, el manejo de colecta aséptica de la muestra
es indispensable, para aislar en lo posible los agentes patógenos específicos. Para
cualquier líquido corporal, la extracción por punción a través de aguja y succión por jeringa
es la más adecuada.
10. Referente a las evaluaciones de leche en mamíferos, como seguimiento a condiciones
sanitarias, es importante mencionar que se deben realizar las tomas de muestras evitando
hacerlo durante un proceso de terapia antibiótica; en el mejor de los casos, previo a la
misma y remitir la información de los antibióticos utilizados hasta el momento.
11. La necropsia es un elemento útil en las evaluaciones poblaciones, que nos
permite llegar a diagnósticos presuntivos. Las técnicas de laboratorio empleadas para
la evaluación de los componentes son bacteriológicas, virológicas e histopatológicas
de los tejidos que, sumado a los hallazgos de laboratorio, permitirá obtener
diagnósticos finales, aunque no definitivos. Los resultados más rápidos y efectivos de
laboratorio dependen de la selección y la manipulación adecuado de los tejidos y los
métodos de conservación de estos. La selección de tejidos está dada por la historia, los
signos clínicos y las lesiones macroscópicas observadas. Adicionalmente, las
muestras escogidas y las pruebas solicitadas de cada caso deben estar orientadas a reducir
tiempo, material, dinero y esfuerzos, por lo que es indispensable, como en los casos
anteriores, tener un diagnóstico presuntivo.
12. En las consideraciones iniciales de embalaje y transporte de muestras, las condiciones
de bioseguridad deben ser contempladas de manera estricta, buscando siempre tejidos y
recipientes que reduzcan al mínimo el contacto directo de las muestras con los individuos
y asegurarse de suministrar refrigeración constante del envío hasta llegar al laboratorio
remitente. Para histopatología, las muestras permiten la confirmación de las observaciones
morfológicas macroscópicas; adicionalmente este tipo de muestras permite evidenciar la
presencia de agentes patógenos virales, bacterianos o parasitarios, así como diferenciar
lesiones de orden degenerativo de las inflamatorias. La toma de muestras en
histopatología debe tener como premisa una extracción de tejidos y preservación
rápida después de la muerte del animal que, en ocasiones, a nivel de campo, es
compleja y, por lo tanto, es imprescindible evaluar los grados de descomposición,
con el fin de evitar el envío de muestras no aptas. Es fundamental también obtener
tejidos representativos de la zona afectada o para la prueba específicamente
solicitada. Siempre deben seleccionarse zonas afectadas junto a porciones de tejido
normal, con el fin de que se permita reconocer el tejido afectado.
13. Los tejidos deben ser fijados en formalina al 10% (1 ml de formalina:9 ml de agua) en
proporción de una parte de órgano: 10 ml de formalina, colectados en frascos plásticos. Los
cortes de tejido no deben ser mayores a 0,5 cm y, en lo posible, que estén libres de
porciones capsulares (ya que estas no permiten el acceso correcto de la formalina).
14. Los frotis e improntas son otros elementos de buena capacidad diagnóstica, los cuales
son realizados a través de fijación con alcohol metílico o fuego. Es necesario que los
elementos de corte sean flameados antes de las disecciones y los portaobjetos sean
limpiados de manera profusa antes del procedimiento. La impronta de tejidos afectados es
útil en el diagnóstico de enfermedades clostridiales, paratuberculosis, clamidiasis, entre
otras.
5. Para el caso de agentes bacteriológicos, se busca conservar en los posible la viabilidad
de los microorganismos, que se logra mediante el envío de las muestras en recipientes con
caldos nutritivos. Si en el momento de la colección de la muestra no se cuenta con la
disponibilidad de estos recursos, la refrigeración es aún más fundamental. El procedimiento
de esterilización casera de frascos se realiza tomando el recipiente —previamente lavado
con solución detergente, colocando la tapa rosca parcialmente enroscada y se hierve en
olla exprés por 10 a 15 minutos. Se realiza el cierre inmediato de la tapara rosca al finalizar
el procedimiento y en lo posible se coloca un capucho de papel aluminio.
16. Para el caso de evaluaciones virológicas, la metodología puede permite el envío de
tejidos congelados. El tipo de muestra y el área de colección dependerá del agente
etiológico de interés.
17. En el caso de lesiones pulmonares, se deben enviar partes de tejido fresco. Estas
porciones deben ser de mayor tamaño y en lo posible para este caso, diferentes zonas de
las porciones craneales, caudales y región media (según la especie animal). Para el caso
de corazón si no se observan lesiones, se debe enviar el músculo papilar del ventrículo
derecho. Hígado, bazo y riñón son tres elementos importantes en las sospechas infecciosas
o tóxicas. Para intestino las porciones más indicadas son íleon, yeyuno y duodeno. Estos
segmentos nunca deben mezclarse con otros tejidos. En el caso de anaerobiosis, una
porción completa que debe ser anudada por los dos extremos. En el caso de tumores, tener
en cuenta que, si son mayores a 1 cm de diámetro, deben tener cortes sagitales. Las
porciones musculares necrosadas, deben ser remitidas con porciones profundas, junto con
hisopados en medios de transporte, en el caso de anaerobiosis.
18. Lo más importante es que la temática referente al envío y toma de muestra no requiere
necesariamente alta experiencia, pero si información y claridad previa al procedimiento.
Ayudas diagnósticas en la medicina de los animales de producción: Parte II
Autor/es: Nathalia María del Pilar Correa Valencia
Un análisis clínico o prueba de laboratorio es un tipo de exploración confirmatoria, ya que
la solicita un médico veterinario al laboratorio clínico para confirmar o descartar un
diagnóstico, individual o poblacional.
Dicho análisis forma parte del proceso de atención al fenómeno epidemiológico y se apoya
en el estudio de distintas muestras biológicas mediante su análisis en laboratorio y brinda
un resultado objetivo, que puede ser cuantitativo —un número, como en el caso del nivel
de anticuerpos (Ac) o cualitativo —positivo o negativo. No deben confundirse ambos
conceptos, por un lado, está el resultado de la prueba de laboratorio realizada, y por
otro, la interpretación que el médico veterinario tratante dé a esos resultados.
En la entrega previa (Parte I), tratamos los puntos fundamentales al momento de colectar
las muestras ante un evento sanitario en animales de producción. En esta segunda entrega
nos referiremos a la definición, tipos, indicaciones de elección y limitaciones de tres tipos
de pruebas diagnósticas frecuentemente utilizadas hoy en día: ELISA (ensayo por
inmunoadsorción ligado a enzimas), PCR (reacción en cadena de la polimerasa) y
CULTIVO. Las pruebas diagnósticas de tipo hemo leucograma e histopatología refieren
particularidades extensas, que superan la intención del presente material.

ELISA
La técnica ELISA (acrónimo en inglés Enzyme-Linked ImmunoSorbent Assay) es una
técnica de inmunoensayo, en la cual un antígeno (Ag) inmovilizado se detecta mediante un
anticuerpo (Ac) enlazado a una enzima capaz de generar un producto detectable, por
ejemplo, un cambio de color. La aparición de colorantes permite medir indirectamente,
mediante espectrofotometría, el Ag en la muestra (ELISA directa).
Existen actualmente varios formatos de la prueba de ELISA, que permiten, por ejemplo, la
cuantificación de un Ag y la detección o la determinación de la subclase (idiotipo) de un Ac.
Entre los más comúnmente utilizados en medicina de la producción, tenemos los siguientes:
ELISA directa: El objetivo de la prueba es detectar la presencia de un Ag de interés en una
muestra clínica. Es necesario incluir controles negativos que serán muestras del mismo tipo
que las analizadas (sangre, orina), pero en las que se tenga la certeza de la ausencia del
Ag que es buscado. Asimismo, se incluyen controles positivos (soluciones donde se
encuentra el Ag de interés).
ELISA indirecta: El objetivo de la prueba es detectar la presencia de Ac’s generados por el
animal frente a un Ag de interés, detectados en una muestra clínica. El sistema de detección
emplea dos anticuerpos (uno primario contra el antígeno y uno secundario marcado contra
el primario). Los controles positivos y negativos son los mismos. Es el formato de ELISA
más popular y es un método polivalente y barato, aunque se pierda algo de precisión por
tener un paso de más con respecto al método directo.
ELISA competitivo: Este tipo de ELISA es el más complejo. Se utiliza para detectar o
cuantificar Ag’s presentes en bajas cantidades en una muestra clínica. Se denomina así
porque se utiliza un Ag de referencia que competirá con el Ag que se sospecha está en la
muestra, mediante la unión al Ac.
La principal indicación de la prueba de ELISA, desde el punto de vista clínico y
epidemiológico, es la determinación de la presencia y cuantificación de un Ac particular en
una muestra, ya sea de sangre, suero, orina, leche, líquido cefalorraquídeo, o de cualquier
otro fluido de importancia clínica. Esta prueba puede aplicarse a enfermedades infecciosas
de diversas etiologías, ya sean virales, bacterianas, protozoarias, parasitarias, entre otras.
Adicionalmente, está diseñada para identificar cuantitativamente la concentración relativa
de Ac producidos por el animal en respuesta a un Ag, ya sea por vacuna o desafío de
campo; es decir que el resultado nos indicará el comportamiento inmunitario del lote
muestreado (o del individuo) frente a una enfermedad en un momento determinado, así
como los cambios en una línea temporal.
Esta última aproximación permite 1) realizar el seguimiento a la eficacia y eficiencia
de las vacunaciones (métodos, insumos, personal, rutas de aplicación); 2) determinar
el período en el cual se hace presente un desafío infeccioso o de manejo y así poder
ajustar los calendarios de vacunación para obtener una respuesta inmune óptima; 3)
evaluar los niveles de Ac transmitidos por vía materna y poder determinar la fecha
más adecuada para la vacunación dentro del sistema; 4) evaluar la eficiencia de los
procesos o inmunizaciones previos a las vacunas; y 5) analizar históricamente los
métodos utilizados en bioseguridad y preparación de instalaciones, con el fin de
identificar qué procedimientos se ajustan correctamente a los objetivos.

PCR
La técnica PCR (acrónimo en inglés Polymerase Chain Reaction) es una técnica de biología
molecular, cuyo objetivo es obtener un gran número de copias de un fragmento de
ADN/ARN particular, partiendo de un mínimo; en teoría basta partir de una sola copia de
ese fragmento original, o molde. Su utilidad es que, tras la amplificación de dicho fragmento,
resulta mucho más sencillo identificar —con una probabilidad muy alta, virus o bacterias
causantes de una enfermedad o hacer investigación científica sobre el material genético
amplificado (filogenética, secuenciación, análisis funcional de genes).
Existen actualmente varios formatos de la prueba de PCR. Entre los más comúnmente
utilizados en medicina de la producción, tenemos los siguientes:
PCR anidada: Es una técnica muy sensible de PCR, en la que el producto de una
amplificación es utilizado como molde para realizar una segunda amplificación Este tipo de
PCR tiene la ventaja de brindar alta sensibilidad y especificidad. Su desventaja, es que
no nos permite cuantificar la muestra.
PCR in situ: Consiste en una reacción de PCR en secciones histológicas o células, donde
los productos generados pueden visualizarse en el sitio de amplificación. Es realizada sobre
preparaciones fijas en un portaobjetos. De esta manera pueden detectarse cantidades
pequeñísimas del material genético de interés.
PCR múltiple: Este formato permite amplificar simultáneamente más de una secuencia
genética (ya se trate de diferentes cepas o variantes de un mismo agente etiológico o de
varios de ellos). La principal ventaja es que se obtiene información sobre varios productos
en una sola reacción, lo que se traduce en un menor costo. Sin embargo, es una técnica
que requiere de una cuidadosa optimización del proceso.
PCR en tiempo real (PCR-TR) o PCR cuantitativa (PCRQ): Es un formato cuya principal
característica es que permite cuantificar la cantidad de ADN/ARN presente en la muestra
original, o identificar (con una muy alta probabilidad), muestras de ADN específicas. A
diferencia de la PCR convencional (de punto final), que mide la acumulación del ADN al
final de un número predeterminado de ciclos, en el PCRQ esto se hace durante el proceso
de amplificación usando fluorescencia, de forma que su aumento es proporcional a la
cantidad de ADN formada, y por supuesto también al ADN molde.
La técnica de la PCR tiene multitud de aplicaciones. En medicina veterinaria, la prueba de
PCR se emplea fundamentalmente como herramienta diagnóstica, desde el punto de vista
clínico y epidemiológico, definiéndose la presencia de un agente infeccioso (o al menos su
ADN) y cuantificación de dicha presencia. Esta prueba puede aplicarse a matrices
diversas como sangre, suero, orina, fluidos orales, leche, líquido cefalorraquídeo, o
cualquier otro fluido de importancia clínica en donde se tenga conocimiento de que
el agente etiológico per se estaría presente.
Por obvias razones permite la identificación de dicho agente, incluso presente en bajas
cantidades en la muestra clínica. Esto representa una ventaja analítica cuando se le
compara con otras pruebas como ELISA y cultivo. En el primer caso, para la detección de
Ac se requiere de una respuesta inmune efectiva y detectable, lo cual no siempre se
presenta; y en el segundo caso, se requieren partículas del agente infeccioso que se
encuentren viables para que se puedan reproducir y ser visibles. La prueba de PCR requiere
cantidades suficientes de ADN, incluso de un microorganismo no viable, para garantizar su
detección. Adicionalmente, esta prueba permite genotipificar el agente infeccioso de
interés a través de la secuenciación (esto es, analizar el ADN de la línea germinal de un
microorganismo, con el fin de identificar nucleótidos o bases nitrogenadas específicas que
permiten determinar la presencia de ciertas variantes).
La detección de ADN/ARN por la PCR presenta ciertas ventajas —como la rapidez,
identificación inequívoca del agente, así como desventajas —una sensibilidad moderada,
alto costo, equipos y reactivos especiales y personal altamente calificado. La sensibilidad
moderada, más que un asunto propio de la prueba es una variable por controlar
cuando se toma la decisión de qué muestra biológica remitir (la materia fecal incluye
varios inhibidores de la polimerasa, enzima responsable del proceso replicación del ADN),
el momento de colección de la muestra en el proceso de dinámica de la enfermedad
(período prepatogénico, patogénico, recuperación; lo que podría comprometer la cantidad
de ADN “detectable” en la muestra biológica), y conservación durante el transporte y
almacenamiento de la muestra (dada la posibilidad de degradación del ADN presente en
la muestra). Todas las situaciones mencionadas podrían llevar a un falso negativo, lo cual
comprometería la interpretación del fenómeno epidemiológico.
La prueba de PCR también presenta una ventaja, específicamente sobre la prueba de
ELISA, y es que, dada su sensibilidad, se pueden tomar muestras colectivas o "pools" (por
ejemplo, 96 pruebas individuales). Si una de estas muestras colectivas da positivo, se
toman a partir de ella muestras progresivamente menores hasta que se encuentre el origen
de la respuesta, o partir del resultado poblacional para la intervención que dio justificación
a la realización de la prueba.
En microbiología, el cultivo se define como un método para la multiplicación de
microorganismos (bacterias, virus), a partir de la preparación de un medio óptimo que
favorezca el proceso deseado.
Las variedades de formatos del cultivo radican principalmente en el medio que se utilice
(sólido, líquido). La principal diferencia entre estos medios es que el sólido contiene un 1,5–
2% de agar-agar, mientras que el medio líquido no contiene agar-agar. Un microorganismo
se puede sembrar en un medio líquido o en la superficie de un medio sólido de agar,
dependiendo de sus características particulares. Los medios de cultivo contienen distintos
nutrientes que van, desde azúcares simples hasta sustancias complejas como la sangre o
el extracto de caldo de carne.
En el caso que el objetivo de la prueba sea aislar o purificar una especie bacteriana a partir
de una muestra biológica formada por muchos tipos de bacterias, se siembra en un medio
de cultivo sólido donde las células que se multiplican no cambian de localización; tras
muchos ciclos reproductivos (resiembras), cada bacteria individual genera —por escisión
binaria, una colonia macroscópica compuesta por decenas de millones de células similares
a la original. Si esta colonia individual se siembra a su vez en un nuevo medio crecerá como
cultivo puro de un solo tipo de bacteria.
En medicina veterinaria, el cultivo se emplea fundamentalmente como herramienta de
detección, desde el punto de vista diagnóstico, definiéndose la presencia de un agente
infeccioso —inicialmente viable y capaz de reproducirse, y en algunos casos, la
cuantificación de su presencia en términos de UFC (Unidades Formadoras de Colonia).
Esta prueba puede aplicarse a matrices diversas como sangre, suero, orina, fluidos orales,
leche, líquido cefalorraquídeo, o cualquier otro fluido de importancia clínica en donde se
tenga conocimiento de que el agente etiológico viable está presente.
En otros escenarios —entendiendo que muchas especies bacterianas son similares al
microscopio (morfológicamente hablando), para identificar cada tipo de bacteria se estudian
sus características bioquímicas, sembrándolas en medios de cultivo especiales. Así,
algunos medios contienen un producto que inhibe el crecimiento de la mayoría de las
especies bacterianas, pero no la del tipo que se desea averiguar si está presente. En otras
aproximaciones, el medio de cultivo contiene determinados azúcares especiales que sólo
pueden utilizar algunas bacterias. En algunos medios se añaden indicadores de pH que
cambian de color cuando uno de los nutrientes del medio es fermentado y se generan
catabolismos ácidos. Si las bacterias son capaces de producir fermentación, generan gases
que pueden ser detectados cuando el cultivo se realiza en un tubo cerrado. Con otros
medios de cultivo se puede identificar si las bacterias producen determinadas enzimas que
digieren los nutrientes. Así, algunas bacterias con enzimas hemolíticas (capaces de romper
los glóbulos rojos) producen hidrólisis y cambios apreciables en las placas de agar sangre.
Cuando se requiere el cultivo de virus, este se debe realizar en células vivas y todo lo que
ello representa en términos de viabilidad y conservación. Las técnicas de cultivo celular
necesitan unas estrictas condiciones de asepsia porque las células animales crecen menos
rápido que la mayoría de los contaminantes comunes como las bacterias, los hongos y las
levaduras.
Algunas limitaciones generales al cultivo microbiano y a los resultados al antibiograma, se
derivan de factores como la calidad del medio (capacidad nutricional, pH, humedad), el
grosor del agar, horizontalidad y esterilidad, las condiciones de incubación (temperatura,
humedad, composición de la atmósfera, tiempo), discos antibióticos de baja calidad o
caducos, interacciones antibióticas, poca distancia entre discos o que estén demasiado
cerca del margen de la placa de Petri, inóculo no estandarizado o dispersión desigual en
placa, cultivo contaminado o cepa infectada por bacteriófagos, e instrumentos de medida
no estandarizados — lectura de las zonas de inhibición e interpretación equívocas.
Una indicación que viene ganando popularidad, es que, además de la identificación de las
bacterias causantes de las enfermedades infecciosas, se identifiquen también los
antibióticos a los que son sensibles, es decir, la inclusión del antibiograma, el cual tiene 3
utilidades principales: 1) la instauración de un tratamiento antibiótico correcto, de acuerdo
con el agente aislado desde el cultivo. En este caso, es necesario conocer si el
microorganismo responsable de la infección posee mecanismos que le confieran resistencia
frente a algún antibiótico para no incluirlo como terapia; 2) en cuanto al tratamiento, el
antibiograma no solo es necesario en la instauración, también resulta útil en el seguimiento
e incluso en la confirmación de tratamientos empíricos. En ocasiones la enfermedad
infecciosa resulta grave y se comienza el tratamiento antes de conocer los datos de
sensibilidad de la cepa. En este sentido se espera que el antibiograma confirme, o en su
defecto, oriente en la corrección del tratamiento; y, 3) en la epidemiología, ya que es
necesario detectar el aumento de los niveles de resistencia en los aislamientos clínicos para
tomar medidas correctivas, principalmente cuando se presentan resistentica de interés en
salud pública.
Históricamente, la sensibilidad a los antibióticos se determinaba mediante la técnica de
Kirby-Bauer, que utiliza discos impregnados de antibiótico y según el halo que se formaba
a su alrededor (en mm) se determinaba si la bacteria era sensible, intermedia o resistente
a dicho antibiótico. Sin embargo, se han desarrollado otros métodos, como, por ejemplo, la
determinación de la CIM (Concentración Inhibitoria Mínima), es decir, la concentración más
baja de un antibiótico necesaria para lograr la inhibición del crecimiento de un
microorganismo después de su incubación.
RECUERDEN:
Ninguna prueba diagnóstica brinda la información completa del fenómeno epidemiológico
que se está presentando, y mucho menos, representa una ruta de solución a un problema
infeccioso por sí sola. Adicionalmente, todas y cada una de ella presenta limitaciones
propias que comprometen su sensibilidad y especificidad. Es por esto se recomienda la
combinación de 2 o más pruebas diagnósticas para contar con un mayor espectro de
información.

También podría gustarte