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El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre
engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la
amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el
machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
CORIFEO.- Creo que a ningún otro se refiere, sino al que tratabas de ver antes
haciéndolo venir desde el campo. Pero aquí está Yocasta que podría decirlo
mejor.
EDIPO.- Mujer, ¿conoces a aquel que hace poco deseábamos que se presentara?
¿Es a él a quien éste se refiere?
YOCASTA.- ¿Y qué nos va lo que dijo acerca de un cualquiera? No hagas ningún
caso, no quieras recordar inútilmente lo que ha dicho.
EDIPO.- Sería imposible que con tales indicios no descubriera yo mi origen.
YOCASTA.- ¡No, por los dioses! Si en algo te preocupa tu propia vida, no lo
investigues. Es bastante que yo esté angustiada.
EDIPO.- Tranquilízate, pues aunque yo resulte esclavo, hijo de madre esclava por
tres generaciones, tú no aparecerás innoble.
YOCASTA.- No obstante, obedéceme, te lo suplico. No lo hagas.
EDIPO.- No podría obedecerte en dejar de
averiguarlo con claridad.
YOCASTA.- Sabiendo bien qué es lo mejor para ti,
hablo.
EDIPO.- Pues bien, lo mejor para mí me está
importunando desde hace rato.
YOCASTA.- ¡Oh desventurado! ¡Que nunca llegues
a saber quién eres!
EDIPO.- ¿Alguien me traerá aquí al pastor? Dejen
a ésta que se complazca en su poderoso linaje.
YOCASTA.- ¡Ah, ah, desdichado, pues sólo eso te puedo llamar y ninguna otra
cosa ya nunca en adelante!
Noble desengaño,
Gracias doy al cielo
Que rompiste el lazo
Que me tenía preso.
Por tan gran milagro
Colgaré en tu templo
Las graves cadenas
De mis graves yerros.
Las fuertes coyundas
Del yugo de acero,
Que con tu favor
Sacudí del cuello,
Las húmidas velas
Y los rotos remos
Que escapé del mar
Y ofrecí en el puerto,
Ya de tus paredes
Serán ornamento,
Gloria de tu nombre,
Y de Amor descuento. (…)
TEXTO PERSUASIVO
Afortunadamente, estructurar textos persuasivos no es una habilidad innata por lo cual, podemos
desarrollarla y optimizarla a lo largo de nuestra vida principalmente si tenemos afinidad con la
escritura.
En efecto, escribir buenos textos, que convencen y fomentan una determinada postura, refleja
la correcta adecuación de un combo integrado por conocimiento, dinamismo, técnicas de
copywriting y buenos ejemplos.
En términos generales, un texto persuasivo
consiste en un contenido escrito del tipo
argumentativo cuyo propósito principal es
convencer, influir o incitar al lector a hacer algo
que favorezca de algún modo al escritor o a la
idea que representa.
Algunos muy buenos ejemplos de textos
persuasivos son las cartas de ventas, los
anuncios publicitarios y cualquier otro texto
cuya finalidad se relacione con las señaladas
supra.
Es importante señalar que la producción de un texto persuasivo no implica una receta por lo que
su proceso creativo y dinámica de uso de la información depende en gran medida del perfil del
cliente potencial, así como de las soluciones que la empresa comercializa.
Otro punto que vale la pena recalcar es que el formato de este tipo de texto se vincula
directamente con la efectividad de las técnicas SEO aplicadas.
Esto quiere decir que un contenido persuasivo también debe ocasionar una buena respuesta de
los mecanismos de búsqueda y la razón es bastante obvia: al posicionarse en los primeros lugares
de los resultados orgánicos, tiende a estimular la credibilidad y fiabilidad ante la audiencia.