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Hemos visto ya que todo proceso de investigación tiene momentos que se suceden entre sí, o
bien que se retroalimentan. Una vez que se ha planteado el problema de investigación, es decir,
se ha definido la pregunta de investigación, los objetivos, las hipótesis, los antecedentes y el
marco conceptual, llega el momento que Sabino denomina metodológico (Sabino, 1992), en el
que se eligen el enfoque (cualitativo, cuantitativo o mixto), el compromiso o no con la lógica
experimental, la temporalidad, los métodos y los procedimientos o estrategias generales que
han de servir para llevar a cabo la investigación.
En este momento, los investigadores/as tienen la tarea de justificar las hipótesis instrumentales
o indicadoras, es decir, demostrar que los procedimientos que se emplearán son válidos,
instancia que Samaja denomina de validación empírica (Samaja, 1999).
Luego se hace necesario definir los objetos o sujetos sobre los que realizaremos el estudio,
definir los aspectos observables más relevantes y los procedimientos por los cuales los podemos
observar o medir.
Además, deberán señalarse las fuentes de los datos y establecerse un plan de análisis e
interpretación de resultados.
Seleccionar los casos implica definir la unidad de análisis en el ámbito espacio-temporal que
interesa (Cohen & Rojas, 2019). Luego de ello, debería poder identificarse la población (o
universo), que es el conjunto de ejemplares de esa unidad que se encuentran en ese ámbito. La
población es el conjunto de todos los casos que concuerdan con una serie de especificaciones o
cualidades, que deben estar explicitadas en los “criterios de inclusión y exclusión”.
Si la población no es muy extensa, o si existen las posibilidades de acceder a todas las unidades
de análisis, es posible hacer un trabajo con todos sus miembros, y se habla de “enunciación
completa”.
Pero cuando la población es muy numerosa teniendo en cuenta las posibilidades materiales del
equipo de investigación, se recurre a una selección de casos llamada muestreo. La muestra es
un subgrupo de la población. El muestreo, según el tipo de investigación planeado, será
probabilístico, si se persigue realizar inferencias estadísticas y generalizaciones de dicha índole,
o bien no aleatorios/ no probabilístico.
Figura 1. Tipos de muestras. Tomado de (Hernández Sampieri, Roberto; Fernández Collado, Carlos;
Baptista Lucio, 2014)
En enfoques cualitativos, las muestras se van definiendo según la profundidad, riqueza y detalle
de información que brinden las unidades de análisis ya incorporadas. Por otra parte, a medida
que avanza el estudio, se pueden agregar otros tipos de unidades, puesto que el proceso
cualitativo es más abierto y está sujeto al desarrollo del estudio (Hernández Sampieri, Roberto;
Fernández Collado, Carlos; Baptista Lucio, 2014).
En ese mismo recorrido el equipo de investigación precisará dar una definición inicial sobre el
origen de los datos o información. Los datos se obtienen de alguna fuente, y éstas pueden ser
primarias o secundarias. Las fuentes primarias son aquellas creadas por quien investiga con
objetivo de responder la pregunta de investigación. En cambio, las fuentes secundarias son
fuentes ya existentes, que fueron creadas con otro propósito pero que pueden ser útiles para
responder a la pregunta de investigación.
Aunque se utilicen fuentes secundarias, como por ejemplo historias clínicas, suele ser necesario
un trabajo de limpieza y procesamiento de la información, para poder alcanzar los objetivos que
nos proponemos. En el trabajo con fuentes secundarias, se presenta la dificultad que los datos,
ya sean cuantitativos o cualitativos, no se produjeron para responder a nuestra pregunta de
investigación.
El Manual De Marradi, Archenti & Piovani (Marradi et al., 2018), para comprender los conceptos
fundamentales sobre algunos instrumentos de producción (entrevista en profundidad, grupos
focales, observación, sondeo o encuesta, estudio de caso) y de análisis (análisis de contenido,
análisis de discurso, método comparativo constante). Cap. X-XIV.
El Manual De Cohen & Rojas (Cohen & Rojas, 2019), para profundizar en el análisis cualitativo (en
el enlace deben crearse un usuario de Editorial TESEO y podrán descargar libremente todos los
libros de la editorial), Cap. VII .
Plan de análisis
Deben darse a conocer los posibles sesgos en la selección, producción o análisis de información.
Para ello debe realizarse un trabajo de vigilancia epistemológica sobre:
1. Los criterios de selección y exclusión de los casos. ¿Cuánta relación existe entre el
problema conceptual definido y el objeto empírico? ¿Por qué elegimos estos casos?
¿Hay algún sesgo en la selección que invisibiliza cuestiones? ¿Hay sesgos referidos a los
casos que no elegimos?
4. Los aspectos éticos en la producción de dato. Los criterios de selección, los procesos de
producción y análisis de datos (instrumentos), ¿Consideran el respeto a la dignidad de
las personas, las culturas o las comunidades? ¿Qué resguardos éticos y legales se
consideran para con los sujetos de la investigación y la información producida
(¿confidencialidad/anonimato?)?
Fuente: http://esquire24h.blogspot.com/2010/10/como-pescar-con-una-lanza.html
Cohen, N., & Rojas, G. G. (2019). Metodología de la investigación, ¿para qué? Metodología de la
investigación, ¿para qué? Buenos Aires: Teseo.
Hernández Sampieri, Roberto; Fernández Collado, Carlos; Baptista Lucio, M. del P. (2014).
Metodología de la Investigación (6°). México: McGRAW-HILL / INTERAMERICANA EDITORES.
Marradi, A., Archenti, N., & Piovani, Juan Ignacio. (2018). Manual de metodología de las Ciencias
Sociales.