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Organización administrativa[editar]

División territorial: Suyos o regiones[editar]


Artículo principal: Suyos del Imperio incaico

Mapa del imperio incaico: Chinchaysuyo (en


rojo), Collasuyo (en azul), Antisuyo (en verde) y Contisuyo (en amarillo).
Los cronistas afirmaron que el imperio incaico estuvo dividido en cuatro grandes distritos
conocidos como suyos (del quechua suyu, que significa
surco): Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo. El centro de esta división era el
propio Cuzco. Debido a ello, el imperio adoptó el nombre de Tahuantinsuyo, es decir, los
cuatro suyos o regiones, concordantes con los cuatro puntos cardinales. El concepto
del suyo era más que nada demarcativo. No equivalía a una denominación política ni étnica,
tan así que nunca los pobladores del imperio se autodenominaron tahuantinsuyanos.
Los suyos se dividían a la vez en huamanis o grandes provincias, los cuales solían coincidir
con las fronteras de los territorios de los pueblos o etnias sometidas al imperio.
Los huamanis se dividían a su vez en sayas o sectores, que eran dos: Hanansaya o parte alta,
y Hurinsaya o parte baja. En cada saya vivía un número variable de ayllus o grupos
familiares.11
Se ha atribuido al inca Pachacútec la creación de este sistema de organización del territorio;
sin embargo sabemos que se trataba de una práctica mucho más antigua.

La base decimal de la administración[editar]


Para la mejor administración del imperio, era necesario asegurar que todos trabajaran y
cumplieran lo que se les imponía. Con esta finalidad, los incas crearon una organización
decimal que consistía en una escuela de funcionarios, cada uno de los cuales controlaba el
trabajo de diez que estaban bajo su inmediata autoridad: 1213

 El Purec o jefe de familia (la base de la sociedad).


 El Chunca-camayoc, encargado de una Chunca, es decir, el conjunto de diez
familias. Mandaba a diez purecs y estaba encargado del censo de las personas
correspondientes a su jurisdicción, distribuirles tierras y dirigirles en el trabajo.
 El Pachaca-camayoc, funcionario al parecer equivalente al curaca, que controlaba
una Pachaca o conjunto de cien familias. Estaba encargado de vigilar a
los chunca-camayocs en el cumplimiento de sus obligaciones y revisar las
decisiones que hubiesen tomado en asuntos de su jurisdicción.
 El Huaranga-camayoc, a cargo de una Huaranga o conjunto de mil familias.
Supervigilaba a los pachaca-camayocs; especialmente debía cuidar la exactitud
de los registros censales y la equidad de la distribución de tierras, para evitar que
aquellos aprovechasen su autoridad en perjuicio del bienestar del pueblo.
 El Huno-camayoc, al mando de un Huno o conjunto de diez mil familias, amplitud
que hace pensar en una confederación tribal estabilizada por la autoridad del Inca.
Supervigilaba a los huaranga-camayocs. Conservaba los registros censales y de
acuerdo con ellos dirigía la política agraria y los trabajos artesanales. Se hallaba
subordinado al Tucuirícuc y al Suyuyuc Apu.

El sistema vial y el transporte[editar]


Los Incas se preocuparon por tener buenas vías de comunicación y por ello se dedicaron a
construir a lo largo y ancho de sus dominios una vasta y compleja red de caminos. Estos
tenían la función de integrar y unificar el Imperio. 14

Qhapaq Ñan o camino real[editar]


Artículo principal: Red vial incaica

Sistema de caminos del imperio incaico.


El Qhapaq Ñan o Camino Real es, indudablemente, el más imponente ejemplo de la
ingeniería civil incaica. Tiene una longitud de 5200 km y servía de enlace a una red articulada
de caminos e infraestructuras de más de 20 000 km, construidas a lo largo de dos milenios de
culturas andinas precedentes a los incas. Todo este sistema de caminos recorría, superando
los potenciales obstáculos de los candentes desiertos, de la escabrosidad de las montañas,
los zigzag de las quebradas, las correntadas de los ríos, vinculando diversos núcleos
productivos, administrativos y ceremoniales cuyo centro era la ciudad del Cuzco, donde, como
en la Roma antigua, todos los caminos confluían.15
El Qhapaq Ñan se dividía en dos ramales longitudinales: el camino de la costa y el camino de
la sierra. Comunicaba localidades tan distantes como Quito, al norte, y Tucumán, al sur. Los
cronistas españoles alabaron no solo su extensión, sino su trazado, anchura y calidad, sobre
todo por el esfuerzo que significó su construcción en medios tan agrestes como los Andes y
los desiertos costeros; tanto así que lo compararon con la red vial del Imperio romano. 16 Es
evidente que la red vial incaica facilitó la conquista española, según lo aseveran los
entendidos.
En el 2014, la Unesco proclamó al Qhapaq Ñan como Patrimonio de la Humanidad.17

Los puentes[editar]

Puente colgante de Q'eswachaca construido según la


antigua técnica inca.
Para cruzar ríos, salvar quebradas o desfiladeros, los incas construyeron ingeniosos puentes.
Existieron tres clases de estos:18

 Los puentes de piedra o puentes fijos, que se construían en medio de ríos de poco
caudal o quebradas angostas.
 Los puentes colgantes, fabricados de resistentes fibras de maguey, que
soportaban el peso de hombres y animales de carga.
 Los puentes flotantes o de oroyas, constituidos por grandes cestos o balsas
sujetas con gruesas sogas, que se extendían de una orilla a otra, donde los cabos
se sujetaban a peñascos o pilares. Para cruzar el río el viajante se subía a la balsa
y tiraba de la soga, hasta llegar a la otra orilla.
Los tambos[editar]
Un tambo era una construcción que servía de depósito de alimentos, vestidos, herramientas y
armas, que los incas hicieron construir a lo largo de los caminos que cruzaban el imperio, a fin
de que allí pudiesen descansar y reparar sus fuerzas los funcionarios, los ejércitos en
campaña y aun el mismo Inca con su séquito. Los viajeros particulares no podían participar de
estos beneficios pues estos estaban obligados a llevar alimentos de su propia tierra. Había
tambos aún en los lugares desiertos y cuando estaban cerca de algún pueblo tenían por
objeto evitar que el paso del ejército y los funcionarios no aumentara la carga tributaria al
mismo. Los españoles admiraron este sistema y lo aprovecharon. 1920

Los chasquis[editar]
Para llevar las órdenes y disposiciones del Inca a todos los confines del Imperio en la menor
brevedad posible, existió un sistema de correo de postas denominado de los chasquis. Estos
eran jóvenes corredores apostados en los caminos y que se cobijaban en chozas. Cada
puesto estaba a una distancia prudencial del otro, aproximadamente de 1.5 km, pues decían
que aquello era lo que un joven podía correr con ligereza, sin cansarse. Cuando el encargado
de llevar el mensaje llegaba al puesto en donde terminaba, anunciaba su llegada por medio de
un pututo (trompeta hecha de concha marina), saliendo a su encuentro otro mozo, que
escuchaba el mensaje dos y tres veces, hasta memorizarlo exactamente y, a su turno, salía a
la carrera para transmitirlo al próximo puesto. Por ello el mensaje debía ser corto, concreto y
muy simple para evitar que se olvidasen. Otras noticias se transmitían por quipus o hilos con
nudos, sistema mnemotécnico cuyo significado solo lo podían descifrar las personas
entendidas. De ese modo, se llevaba a cabo una gigantesca carrera de postas que permitía
que las órdenes, noticias, mercaderías, etc., llegara a su destino con bastante rapidez. Se
asegura que así se conocían en Cuzco las noticias de Chile o Quito solo en el término de 15
días y aún menos; y que el Inca recibía en su palacio cuzqueño pescado fresco desde la
costa.1920

Organización militar[editar]
Véase también: Ejército inca

Manco Inca fue el primer guerrero inca en adoptar la


técnica militar de los hispanos (espadas, corazas de hierro y caballos de guerra).
Los incas formaron un ejército fuerte acorde con las necesidades de su Estado expansionista.
Se dividía en grupos de guerreros profesionales y soldados reclutados especialmente para
cada campaña, y basaba su poder en la cantidad de hombres, la eficiente logística, la férrea
disciplina y moral de combate, y la construcción de fortalezas militares. Las acciones bélicas
guardaban un carácter religioso.
El Estado Incaico planificó tanto las conquistas de pueblos vecinos como la defensa del
territorio propio. Su base fue un ejército bien dotado, una red de caminos que facilitaban su
desplazamiento y la construcción de grandes fortalezas que cumplían como principal función
la disuasión de posibles ataques y su contención, si se producían.

Instrucción premilitar[editar]
Todos los hombres eran preparados para la guerra desde muy jóvenes. Entre los 10 y 18 años
eran entrenados en el manejo de las armas y la lucha cuerpo a cuerpo. Todo ello se
complementaba con otras actividades físicas, como trepar cerros y cruzar ríos. Aprendían
también a espiar al enemigo, a imitar el grito de los animales y enviar mensajes con señales
de humo y el sonido de un tambor.21
Toda esta instrucción la recibían los muchachos como parte de su educación tradicional; en
períodos de conflicto, la preparación se realizaba en las fortalezas militares.

El ejército[editar]
Todos los hombres entre los 25 y los 50 años estaban obligados a servir en el  ejército. Cada
provincia del imperio debía aportar una cuota de reclutas según su población, los que servían
por riguroso turno e iban comandados por sus respectivos jefes, no siendo mezclados, sino
que permanecían bajo el mismo comando.
La mayor parte de los soldados eran campesinos (solo la guardia del Inca reinante estaba
compuesta por combatientes de oficio, casi todos de origen noble).
El servicio de armas, uniforme y rancho, estaba admirablemente organizado. De trecho en
trecho en los principales caminos que recorrían, se aprovisionaban en los tambos que hacían
las veces de verdaderos cuarteles de abastecimiento y nada tenían que sacar de los pueblos
ni exigir provisiones a sus habitantes.

La jerarquía[editar]
Las tropas estaban divididos en grupos de 10, 100 y 1000 soldados o aucarunas, cada una de
las cuales estaban mandada por el chuncacamayoc, el pachacacamayoc y
el huarangacamayoc, respectivamente. El jefe supremo del ejército era el Inca, pero el jefe
ejecutivo era un pariente más cercano de su entera confianza, su príncipe heredero o
cualquier otro príncipe; era llamado el Apuquispay, cuyo nombre sugiere el modo de impartir
órdenes mediante una trompeta. También eran altos jefes los hermanos, tíos y otros parientes
cercanos del Inca que tuviesen grandes condiciones guerreras, incluidas la valentía y la
habilidad.22

Armas ofensivas y defensivas[editar]

 Armas ofensivas: Preferentemente utilizaron la maza o huactana, hecha de


madera o metal de una sola pieza; y la porra o champi, confeccionada con una
piedra o metal en forma de estrella encajada en un palo. También usaron el hacha
o chictana, la lanza o chuqui, la honda o huaraca, la estólica (propulsor,
lanzadardos o átlatl), el arco y flecha, entre otras. Usaron también las galgas, que
eran grandes piedras que colocaban en el borde de una ladera, y que echaban a
rodar para que causara estragos a los que pasaban por la parte baja. 23
 Armas defensivas: Los guerreros vestían túnicas de algodón reforzado y cascos
de madera o de cañas entretejidas con hilos de lana. También se cubrían la
espalda con placas de madera, y llevaban escudos del mismo material, a veces
reforzados con piel de venado.24

Fortalezas[editar]
En sitios estratégicos, los incas hicieron construir grandes fortalezas. Dichas fortalezas eran
de diversos tipos, pero por lo general se alzaban sobre eminencias de terreno, salvando las
gradientes por rampas y muros defensivos, siendo coronadas por torreones. Casi siempre
ocupaban lugares inexpugnables por sus tres lados, siendo el lado de acceso defendido por
muros y almenas.25

Métodos de lucha[editar]
Pese a contar con un ejército formidable, los incas intentaban primeramente el sometimiento
voluntario y pacífico del pueblo que querían conquistar. Previamente enviaban embajadas con
ricos presentes, con lo que buscaban demostrar a dicho pueblo todas las ventajas que
sacarían si aceptaban la dominación inca. Si este ofrecimiento era rechazado, entonces
entraba en acción el ejército. Para tal efecto, aislaban al enemigo y luego procedían al ataque.
Lo iniciaban lanzando proyectiles con sus hondas, estólicas y arcos; luego venía el combate
cuerpo a cuerpo, en el cual los incas eran expertos. Estos entraban en batalla dando terribles
alaridos y usaban con destreza sus mazas, hachas, lanzas y porras. 26

Organización social[editar]
El Aillu[editar]
Artículo principal: Aillu

La base de la organización social del Tahuantinsuyo estuvo en el Aillu, palabra de


origen quechua y aimara que significa, entre otras cosas: comunidad, linaje, genealogía,
casta, género, parentesco. Puede definirse al aillu como el conjunto de descendientes de un
antepasado común, real o supuesto que trabajan la tierra en forma colectiva y con un espíritu
solidario.
En el Imperio todo se hacía por ayllus: el trabajo comunal de las tierras (tanto las del pueblo
mismo como las del Estado); las grandes obras públicas (caminos, puentes, templos); el
servicio militar y otras actividades.
El jefe del aillu o curaca era el anciano más recto y sabio, asesorado por un grupo de
ancianos. Sin embargo, cuando el peligro amenazaba, el mando militar lo ejercía un sinchi,
guerrero aguerrido y prudente, elegido entre los más fuertes del aillu.

Clases sociales[editar]
El Inca Pachacútec y su hijo, el príncipe heredero Túpac
Yupanqui (dibujo de Martín de Murúa).
La sociedad en el Incanato estuvo organizada a base de clases sociales. Existían dos clases
muy diferenciadas: la Nobleza y el Pueblo. En cada una de estas clases había diversos
niveles.27

 Nobleza:
o La realeza o la corte imperial, conformada por el Inca (el monarca o
rey), la Coya (esposa principal del Inca) y los príncipes legítimos
o auquis.28
o Nobleza de Sangre, conformada por los descendientes de cada Inca,
quienes integraban los ayllus reales o panacas. Ejercían las más altas
funciones, como funcionarios imperiales, gobernadores, generales,
sumos sacerdotes, etc.29
o Nobleza de Privilegio, cuyos miembros no pertenecían a la familia
real, sino que eran nacidos del pueblo, pero que por sus grandes
servicios prestados al Estado (en las guerras, en el culto religioso, en
las obras públicas, etc.) habían alcanzado tal jerarquía. Tal era el caso
de los jefes militares, los sacerdotes y las acllas o escogidas. 29
o Nobleza de las nacionalidades derrotadas, es decir, los curacas y
sus parentelas que conformaban la aristocracia regional y local. 30

 Pueblo:
o Los artesanos, es decir, los que hacían trabajos artesanales: los
orfebres, plateros, tejedores, olleros, chicheros, carpinteros, ojoteros.
Los más reputados eran los orfebres y plateros de la costa (como los
chimúes), así como los tejedores de tejidos finos de la región del
Collao (cumbicamayocs).31
o Los mercaderes, que era una clase muy especial dentro las
poblaciones costeras, que se ocupaban del trueque y del intercambio.
Tal es el caso de los tratantes o comerciantes chinchanos y los del
extremo norte del imperio (costa del actual Ecuador), donde eran
conocidos como mindalás. Fueron los españoles quienes le dieron el
nombre de “mercaderes”, concepto ajeno a la mentalidad indígena,
que desconocía el uso de la moneda. 32 Controlaban el comercio
del spondylus, estaban exonerados de los trabajos comunales y
públicos, aunque tributaban en especie tanto a su curaca como al
Estado imperial.33
o Los hatunrunas, que quiere decir hombres grandes, conformaban la
gran masa del pueblo que se dedicaba a las labores agrícolas y
pastoriles, aunque también prestaban su trabajo en las obras públicas.
Vivían agrupados formando parte de los ayllus. De entre ellos se
elegían a los soldados, a los mitmas y a los yanas. Eran los
verdaderos sustentadores del imperio.34
o Los pescadores, vivían a lo largo del litoral, en pueblos separados de
las aldeas campesinas y sin poseer tierras de cultivo, formando una
clase social distinta. No solo pescaban, sino que cazaban aves y
cosechaban eneas que usaban como materia prima para sus
embarcaciones y chozas. Salaban los pescados y los intercambiaban
con otros productos.35
o Los mitmas o mitmaqkunas, llamados también mitimaes, eran
aquellos pobladores quechuas enviados a colonizar los nuevos
territorios conquistados y formar así una barrera contra las
poblaciones fronterizas todavía no dominadas por los Incas. Había
otro tipo de mitmas, los de las etnias sometidas, que como castigo a
su rebeldía, eran enviados a zonas distantes de su lugar de origen,
para ser sometidos a vigilancia. Este último tipo de mitimaes aumentó
en los años inmediatamente anteriores a la conquista española. 3637
o Los yanas, eran prisioneros de guerra o bien solo simples individuos
desarraigados de sus ayllus por capricho del Inca o del curaca para
ejercer como siervos, en tareas domésticas, agrarias y pastoriles. El
Inca solía donar yanacunas a los altos dignatarios, a los jefes
guerreros y a los curacas. El estatus del yanacuna era de por vida y lo
transmitía a sus descendientes. De acuerdo a quien sirviera recibía
diversos nombres. Cuando lo hacían en beneficio de personas o
familias, se los llamaba yanas o yanacunas; cuando estaban al
servicio del Inca y del Estados, se los denominaba yanayacos o
yanayacocunas.38
o Las mamaconas o acllas, mujeres que desde temprana edad eran
reclutadas de todo el imperio para ser internadas en los acllahuasis.
Allí se dedicaban a la fabricación de textiles, la preparación de bebidas
para los ritos, y otras labores; algunas eran seleccionadas para
convertirse en las esposas secundarias del Inca o para ser entregadas
como premio a los curacas y jefes principales.39
o Las pampayrunas o mitahuarmis eran mujeres que por mandato del
Estado estaban obligadas a ejercer la prostitución, pero fuera de las
poblaciones, en el campo. Se trataba de mujeres prisioneras,
capturadas en las guerras. Así se pretendía evitar que hubieran
violaciones u otro tipo de acoso de parte de los jóvenes solteros hacia
las muchachas o las mujeres casadas.40
o Los piñas o pinas, eran prisioneros de guerra, que estaban en el
último escalón de la pirámide social del Imperio. De acuerdo a
Waldemar Espinoza, estaban sometidos a la esclavitud, pero solo al
servicio del Inca y del Estado imperial; no había piñas al servicio de
particulares. Se los destinaba a las plantaciones de coca (cocales) en
la ceja de selva, donde el trabajo era muy extenuante. 33 Sin embargo,
no se puede considerar esclavista al Estado inca, pues el número de
esos piñas era ínfimo en comparación con el número total de la
población.

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