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La civilización incaica, también llamada civilización inca o civilización quechua, fue la

última de las grandes civilizaciones precolombinas que conservó su Estado independiente


durante la conquista de América. Esta pasó por tres etapas históricas, siendo la primera
el Curacazgo incaico (1197-1438), a través de la cual los quechuas consolidaron
un Estado que logró sintetizar los conocimientos artísticos, científicos y tecnológicos de
sus antecesores tomando como centro la ciudad del Cuzco. Posterior a ello, se da la
segunda etapa, conocida como Imperio incaico o Tahuantinsuyo (1438-1533), la cual
recogió aquellos conocimientos heredados y los potenció. Conforme se dio la expansión
del imperio, este fue absorbiendo nuevas expresiones culturales de los pueblos
incorporados, llegando abarcar los actuales territorios
del Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina y Colombia, constituyéndose así en el Imperio
más grande de la América precolombina. La conquista del Tahuantinsuyo, realizada
entre 1530 y 1540 por los españoles encabezados por Francisco Pizarro, puso fin al
imperio y con ello a la etapa de apogeo de la civilización incaica, dando lugar al nacimiento
del Virreinato del Perú. Sin embargo, focos de resistencia incaicos se mantendrían
organizados en un Estado denominado Incario de Vilcabamba (1533-1572), siendo esta
última etapa de la civilización.
El desarrollo de la civilización incaica se basó en la agricultura que desarrollaron
mediante tecnologías avanzadas, como las terrazas de cultivo llamados andenes para
aprovechar las laderas de los cerros, así como sistemas de riego heredados de las
culturas pre-incas. Los incas
cultivaron maíz, maní, yuca, papa, frijoles, algodón, tabaco y coca, entre otras. Las tierras
eran propiedad comunal y se trabajaban en forma colectiva. Desarrollaron también
una ganadería de camélidos sudamericanos (llama y alpaca). Por los excelentes caminos
incas (Cápac Ñan) transitaban todo tipo de mercancías:
desde pescado y conchas spondylus hasta sal y artesanías del interior. Las expresiones
artísticas más impresionantes de la civilización inca se edificaron durante su etapa imperial
e incluyen templos (Sacsayhuamán y Coricancha), palacios y complejos estratégicamente
emplazados (Machu Picchu, Ollantaytambo y Písac). En la actualidad, algunas costumbres
y tradiciones de la desaparecida civilización incaica prevalecen aun en los países que
formaron parte del Imperio incaico: Perú, Bolivia, Ecuador, norte de Chile y Argentina, y sur
de Colombia.

Organización política
Detalle de una galería de retratos de los soberanos incas que fue publicada en 1744 en la
obra Relación del Viaje a a la América Meridional en la que Jorge Juan y Antonio de Ulloa fueron
sus autores.

La organización política incaica fue una de las más avanzadas de América precolombina.
A decir de Luis E. Valcárcel, el propósito del Estado inca era garantizar el bienestar de
todos sus súbditos, a diferencia de otras monarquías históricas que buscaban solo
defender los privilegios de grupos reducidos. El imperio incaico «garantizó a la totalidad de
seres humanos, bajo su jurisdicción, el derecho a la vida mediante la satisfacción plena de
las necesidades físicas primordiales de alimentación, vestido, vivienda, salud y sexo.» Ello
se logró organizando de manera meticulosa a los pobladores, considerados ante todo
como actores del proceso de la producción económica, de modo que pudieran evitar las
hambrunas y estar siempre prevenidos ante los embates destructivos de la naturaleza. El
Estado inca tuvo, pues, un alto sentido de previsión social. 1

La jerarquía
Los cronistas españoles, cuyos escritos constituyen la fuente primaria de la historia inca,
interpretaron al sistema político de los incas según su concepción europeísta y occidental.
Es por eso que describieron al gobierno inca como una monarquía absolutista, a la cabeza
del cual se hallaba un solo soberano absoluto, el Inca. Sin embargo, los modernos
estudios nos dejan entrever que existieron dos gobernantes que ostentaron al mismo
tiempo el mando.23 Uno pertenecía a la parcialidad del Hanan Cuzco (Cuzco alto) y el otro
a la del Hurin Cuzco (Cuzco bajo). Esta dualidad del Hanan y del Hurin se daba también
en los curacazgos, y se remonta a la época preincaica; es pues, típica de la cosmovisión
andina.4 Según Waldemar Espinoza Soriano, si bien en el Imperio había dos
administradores o jefes máximos, ello no significa que existiesen dos monarquías
paralelas, sino que solo había una, debidamente unificada. Los dos gobernantes tenían
sus bienes y posesiones de manera equivalente, aunque era el de Hanan el que reunía
más rango por ser el que manejaba la vida cívica, política, económica, social y militar; por
eso se le llamaba el Sapa Inca. El otro gobernante, el de Hurin, concentraba en su persona
el poder sacerdotal: era el Willaq Umu, y aunque era de menos rango, no por ello dejaba
de tener enorme influencia en las decisiones imperiales.5

La jerarquía imperial
El Sapa Inca o, simplemente, el Inca era el máximo gobernante, que compartía el poder
con el sumo sacerdote o Willaq Umu. Todos sus súbditos debían acatar con sumisión sus
órdenes. El símbolo de su poder era la mascapaicha, una especie de borla de lana roja
que ceñía en la cabeza. Ejercía las funciones de su gobierno desde el palacio particular
que cada uno se hacía construir en el Cuzco. Allí concedía audiencia todo el día y
administraba justicia. Pero también viajaba con frecuencia por todo el territorio de su
imperio, llevado en andas sobre hombros de cargadores, para atender personalmente las
necesidades de su pueblo.6
Al Inca le seguían en jerarquía:

• El Auqui o príncipe heredero. En vida de su padre, ejercía el cogobierno, para


ejercitarse en las funciones imperiales. No necesariamente era el hijo mayor
del Inca y de la coya, sino que se lo escogía de entre todos los hijos del Inca,
recayendo el honor sobre quien tuviera las mejores cualidades para
desempeñar tan alta función.78
• El Tahuantinsuyo Camachic o Consejo Imperial, integrado por cuatro
personajes o apus, que tenía a su cargo el gobierno de cada uno de los suyos
o regiones. Algunos autores lo denominan Suyuyuc Apu. A esos 4 apus habría
que agregar, según Guaman Poma de Ayala, a otros 12 consejeros: cuatro por
cada uno de los suyos grandes (Chinchaysuyo y Collasuyo) y dos por cada
uno de los de menor tamaño (Antisuyo y Contisuyo). De modo que el Consejo
Imperial estaba representado por 16 consejeros: 4 principales y 12
secundarios.9
• Los gobernadores o Apunchic, con atribuciones político-militares. Su labor
consistía en mantener en orden las provincias. Residía en fortalezas ubicadas
en puntos estratégicos y rendía cuentas directamente al Inca y a su Consejo.9
• El Tucuirícuc o tocricoc, «el que todo lo ve», una especie de supervisor o
veedor imperial, que controlaba a los funcionarios de provincias, y en caso
necesario, ejercía las funciones de gobierno. Se encargaba además de
recoger los tributos y remitirlos al Cuzco, de casar a las parejas y de ejercer la
justicia.10 Como símbolo del poder que le otorgaba el Inca, llevaba siempre un
hilo de la mascapaicha, que era inconfundible para la gente.
• El curaca, era el jefe del aillu o comunidad. Equivalente a cacique. Solía ser el
más anciano y sabio de su pueblo, aunque a veces los incas imponían sus
propios curacas en las poblaciones recalcitrantes a su dominio. Vigilaba por el
orden y aplicaba justicia; también se encargaba de recolectar el tributo para el
Inca. Tenía como privilegios el poder entrevistarse con el Inca, de tener como
esposa principal a una aclla cusqueña, además de numerosas esposas
secundarias. Debía enviar a sus hijos al Cuzco, para ser educados junto con la
élite inca; con ello, el Estado inca buscaba quechuizar a la clase dirigencial de
las provincias.10

Organización administrativa
División territorial: Suyos o regiones
Artículo principal: Suyos del Imperio incaico

Mapa del imperio incaico: Chinchaysuyo (en rojo), Collasuyo (en azul), Antisuyo (en verde)
y Contisuyo (en amarillo).

Los cronistas afirmaron que el imperio incaico estuvo dividido en cuatro grandes distritos
conocidos como suyos (del quechua suyu, que significa
surco): Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo. El centro de esta división era el
propio Cuzco. Debido a ello, el imperio adoptó el nombre de Tahuantinsuyo, es decir, los
cuatro suyos o regiones, concordantes con los cuatro puntos cardinales. El concepto
del suyo era más que nada demarcativo. No equivalía a una denominación política ni
étnica, tan así que nunca los pobladores del imperio se
autodenominaron tahuantinsuyanos. Los suyos se dividían a la vez en huamanis o grandes
provincias, los cuales solían coincidir con las fronteras de los territorios de los pueblos o
etnias sometidas al imperio. Los huamanis se dividían a su vez en sayas o sectores, que
eran dos: Hanansaya o parte alta, y Hurinsaya o parte baja. En cada saya vivía un número
variable de ayllus o grupos familiares.11
Se ha atribuido al inca Pachacútec la creación de este sistema de organización del
territorio; sin embargo sabemos que se trataba de una práctica mucho más antigua.

La base decimal de la administración


Para la mejor administración del imperio, era necesario asegurar que todos trabajaran y
cumplieran lo que se les imponía. Con esta finalidad, los incas crearon una organización
decimal que consistía en una escuela de funcionarios, cada uno de los cuales controlaba
el trabajo de diez que estaban bajo su inmediata autoridad:1213

• El Purec o jefe de familia (la base de la sociedad).


• El Chunca-camayoc, encargado de una Chunca, es decir, el conjunto de diez
familias. Mandaba a diez purecs y estaba encargado del censo de las
personas correspondientes a su jurisdicción, distribuirles tierras y dirigirles en
el trabajo.
• El Pachaca-camayoc, funcionario al parecer equivalente al curaca, que
controlaba una Pachaca o conjunto de cien familias. Estaba encargado de
vigilar a los chunca-camayocs en el cumplimiento de sus obligaciones y revisar
las decisiones que hubiesen tomado en asuntos de su jurisdicción.
• El Huaranga-camayoc, a cargo de una Huaranga o conjunto de mil familias.
Supervigilaba a los pachaca-camayocs; especialmente debía cuidar la
exactitud de los registros censales y la equidad de la distribución de tierras,
para evitar que aquellos aprovechasen su autoridad en perjuicio del bienestar
del pueblo.
• El Huno-camayoc, al mando de un Huno o conjunto de diez mil familias,
amplitud que hace pensar en una confederación tribal estabilizada por la
autoridad del Inca. Supervigilaba a los huaranga-camayocs. Conservaba los
registros censales y de acuerdo con ellos dirigía la política agraria y los
trabajos artesanales. Se hallaba subordinado al Tucuirícuc y al Suyuyuc Apu.
El sistema vial y el transporte
Los Incas se preocuparon por tener buenas vías de comunicación y por ello se dedicaron a
construir a lo largo y ancho de sus dominios una vasta y compleja red de caminos. Estos
tenían la función de integrar y unificar el Imperio. 14
Qhapaq Ñan o camino real
Artículo principal: Red vial incaica
Sistema de caminos del imperio incaico.

El Qhapaq Ñan o Camino Real es, indudablemente, el más imponente ejemplo de la


ingeniería civil incaica. Tiene una longitud de 5200 km y servía de enlace a una red
articulada de caminos e infraestructuras de más de 20 000 km, construidas a lo largo de
dos milenios de culturas andinas precedentes a los incas. Todo este sistema de caminos
recorría, superando los potenciales obstáculos de los candentes desiertos, de la
escabrosidad de las montañas, los zigzag de las quebradas, las correntadas de los ríos,
vinculando diversos núcleos productivos, administrativos y ceremoniales cuyo centro era la
ciudad del Cuzco, donde, como en la Roma antigua, todos los caminos confluían. 15
El Qhapaq Ñan se dividía en dos ramales longitudinales: el camino de la costa y el camino
de la sierra. Comunicaba localidades tan distantes como Quito, al norte, y Tucumán, al sur.
Los cronistas españoles alabaron no solo su extensión, sino su trazado, anchura y calidad,
sobre todo por el esfuerzo que significó su construcción en medios tan agrestes como los
Andes y los desiertos costeros; tanto así que lo compararon con la red vial del Imperio
romano.16 Es evidente que la red vial incaica facilitó la conquista española, según lo
aseveran los entendidos.
En el 2014, la Unesco proclamó al Qhapaq Ñan como Patrimonio de la Humanidad.17
Los puentes

Puente colgante de Q'eswachaca construido según la antigua técnica inca.


Para cruzar ríos, salvar quebradas o desfiladeros, los incas construyeron ingeniosos
puentes. Existieron tres clases de estos:18

•Los puentes de piedra o puentes fijos, que se construían en medio de ríos de


poco caudal o quebradas angostas.
• Los puentes colgantes, fabricados de resistentes fibras de maguey, que
soportaban el peso de hombres y animales de carga.
• Los puentes flotantes o de oroyas, constituidos por grandes cestos o balsas
sujetas con gruesas sogas, que se extendían de una orilla a otra, donde los
cabos se sujetaban a peñascos o pilares. Para cruzar el río el viajante se subía
a la balsa y tiraba de la soga, hasta llegar a la otra orilla.
Los tambos
Un tambo era una construcción que servía de depósito de alimentos, vestidos,
herramientas y armas, que los incas hicieron construir a lo largo de los caminos que
cruzaban el imperio, a fin de que allí pudiesen descansar y reparar sus fuerzas los
funcionarios, los ejércitos en campaña y aun el mismo Inca con su séquito. Los viajeros
particulares no podían participar de estos beneficios pues estos estaban obligados a llevar
alimentos de su propia tierra. Había tambos aún en los lugares desiertos y cuando estaban
cerca de algún pueblo tenían por objeto evitar que el paso del ejército y los funcionarios no
aumentara la carga tributaria al mismo. Los españoles admiraron este sistema y lo
aprovecharon.1920
Los chasquis
Para llevar las órdenes y disposiciones del Inca a todos los confines del Imperio en la
menor brevedad posible, existió un sistema de correo de postas denominado de
los chasquis. Estos eran jóvenes corredores apostados en los caminos y que se cobijaban
en chozas. Cada puesto estaba a una distancia prudencial del otro, aproximadamente de
1.5 km, pues decían que aquello era lo que un joven podía correr con ligereza, sin
cansarse. Cuando el encargado de llevar el mensaje llegaba al puesto en donde
terminaba, anunciaba su llegada por medio de un pututo (trompeta hecha de concha
marina), saliendo a su encuentro otro mozo, que escuchaba el mensaje dos y tres veces,
hasta memorizarlo exactamente y, a su turno, salía a la carrera para transmitirlo al próximo
puesto. Por ello el mensaje debía ser corto, concreto y muy simple para evitar que se
olvidasen. Otras noticias se transmitían por quipus o hilos con nudos, sistema
mnemotécnico cuyo significado solo lo podían descifrar las personas entendidas. De ese
modo, se llevaba a cabo una gigantesca carrera de postas que permitía que las órdenes,
noticias, mercaderías, etc., llegara a su destino con bastante rapidez. Se asegura que así
se conocían en Cuzco las noticias de Chile o Quito solo en el término de 15 días y aún
menos; y que el Inca recibía en su palacio cuzqueño pescado fresco desde la costa.1920

Organización militar
Véase también: Ejército inca
Manco Inca fue el primer guerrero inca en adoptar la técnica militar de los hispanos (espadas,
corazas de hierro y caballos de guerra).

Los incas formaron un ejército fuerte acorde con las necesidades de su Estado
expansionista. Se dividía en grupos de guerreros profesionales y soldados reclutados
especialmente para cada campaña, y basaba su poder en la cantidad de hombres, la
eficiente logística, la férrea disciplina y moral de combate, y la construcción de fortalezas
militares. Las acciones bélicas guardaban un carácter religioso.
El Estado Incaico planificó tanto las conquistas de pueblos vecinos como la defensa del
territorio propio. Su base fue un ejército bien dotado, una red de caminos que facilitaban su
desplazamiento y la construcción de grandes fortalezas que cumplían como principal
función la disuasión de posibles ataques y su contención, si se producían.

Instrucción premilitar
Todos los hombres eran preparados para la guerra desde muy jóvenes. Entre los 10 y 18
años eran entrenados en el manejo de las armas y la lucha cuerpo a cuerpo. Todo ello se
complementaba con otras actividades físicas, como trepar cerros y cruzar ríos. Aprendían
también a espiar al enemigo, a imitar el grito de los animales y enviar mensajes con
señales de humo y el sonido de un tambor.21
Toda esta instrucción la recibían los muchachos como parte de su educación tradicional;
en períodos de conflicto, la preparación se realizaba en las fortalezas militares.

El ejército
Todos los hombres entre los 25 y los 50 años estaban obligados a servir en el ejército.
Cada provincia del imperio debía aportar una cuota de reclutas según su población, los
que servían por riguroso turno e iban comandados por sus respectivos jefes, no siendo
mezclados, sino que permanecían bajo el mismo comando.
La mayor parte de los soldados eran campesinos (solo la guardia del Inca reinante estaba
compuesta por combatientes de oficio, casi todos de origen noble).
El servicio de armas, uniforme y rancho, estaba admirablemente organizado. De trecho en
trecho en los principales caminos que recorrían, se aprovisionaban en los tambos que
hacían las veces de verdaderos cuarteles de abastecimiento y nada tenían que sacar de
los pueblos ni exigir provisiones a sus habitantes.

La jerarquía
Las tropas estaban divididos en grupos de 10, 100 y 1000 soldados o aucarunas, cada una
de las cuales estaban mandada por el chuncacamayoc, el pachacacamayoc y
el huarangacamayoc, respectivamente. El jefe supremo del ejército era el Inca, pero el jefe
ejecutivo era un pariente más cercano de su entera confianza, su príncipe heredero o
cualquier otro príncipe; era llamado el Apuquispay, cuyo nombre sugiere el modo de
impartir órdenes mediante una trompeta. También eran altos jefes los hermanos, tíos y
otros parientes cercanos del Inca que tuviesen grandes condiciones guerreras, incluidas la
valentía y la habilidad.22

Armas ofensivas y defensivas


• Armas ofensivas: Preferentemente utilizaron la maza o huactana, hecha de
madera o metal de una sola pieza; y la porra o champi, confeccionada con una
piedra o metal en forma de estrella encajada en un palo. También usaron el
hacha o chictana, la lanza o chuqui, la honda o huaraca, la estólica (propulsor,
lanzadardos o átlatl), el arco y flecha, entre otras. Usaron también las galgas,
que eran grandes piedras que colocaban en el borde de una ladera, y que
echaban a rodar para que causara estragos a los que pasaban por la parte
baja.23
• Armas defensivas: Los guerreros vestían túnicas de algodón reforzado y
cascos de madera o de cañas entretejidas con hilos de lana. También se
cubrían la espalda con placas de madera, y llevaban escudos del mismo
material, a veces reforzados con piel de venado.24
Fortalezas
En sitios estratégicos, los incas hicieron construir grandes fortalezas. Dichas fortalezas
eran de diversos tipos, pero por lo general se alzaban sobre eminencias de terreno,
salvando las gradientes por rampas y muros defensivos, siendo coronadas por torreones.
Casi siempre ocupaban lugares inexpugnables por sus tres lados, siendo el lado de
acceso defendido por muros y almenas.25

Métodos de lucha
Pese a contar con un ejército formidable, los incas intentaban primeramente el
sometimiento voluntario y pacífico del pueblo que querían conquistar. Previamente
enviaban embajadas con ricos presentes, con lo que buscaban demostrar a dicho pueblo
todas las ventajas que sacarían si aceptaban la dominación inca. Si este ofrecimiento era
rechazado, entonces entraba en acción el ejército. Para tal efecto, aislaban al enemigo y
luego procedían al ataque. Lo iniciaban lanzando proyectiles con sus hondas, estólicas y
arcos; luego venía el combate cuerpo a cuerpo, en el cual los incas eran expertos. Estos
entraban en batalla dando terribles alaridos y usaban con destreza sus mazas, hachas,
lanzas y porras.26

Organización social
El Aillu
Artículo principal: Aillu

La base de la organización social del Tahuantinsuyo estuvo en el Aillu, palabra de


origen quechua y aimara que significa, entre otras cosas: comunidad, linaje, genealogía,
casta, género, parentesco. Puede definirse al aillu como el conjunto de descendientes de
un antepasado común, real o supuesto que trabajan la tierra en forma colectiva y con un
espíritu solidario.
En el Imperio todo se hacía por ayllus: el trabajo comunal de las tierras (tanto las del
pueblo mismo como las del Estado); las grandes obras públicas (caminos, puentes,
templos); el servicio militar y otras actividades.
El jefe del aillu o curaca era el anciano más recto y sabio, asesorado por un grupo de
ancianos. Sin embargo, cuando el peligro amenazaba, el mando militar lo ejercía un sinchi,
guerrero aguerrido y prudente, elegido entre los más fuertes del aillu.

Clases sociales

El Inca Pachacútec y su hijo, el príncipe heredero Túpac Yupanqui (dibujo de Martín de Murúa).

La sociedad en el Incanato estuvo organizada a base de clases sociales. Existían dos


clases muy diferenciadas: la Nobleza y el Pueblo. En cada una de estas clases había
diversos niveles.27

• Nobleza:
o La realeza o la corte imperial, conformada por el Inca (el monarca
o rey), la Coya (esposa principal del Inca) y los príncipes legítimos
o auquis.28
o Nobleza de Sangre, conformada por los descendientes de cada
Inca, quienes integraban los ayllus reales o panacas. Ejercían las
más altas funciones, como funcionarios imperiales, gobernadores,
generales, sumos sacerdotes, etc.29
o Nobleza de Privilegio, cuyos miembros no pertenecían a la familia
real, sino que eran nacidos del pueblo, pero que por sus grandes
servicios prestados al Estado (en las guerras, en el culto religioso,
en las obras públicas, etc.) habían alcanzado tal jerarquía. Tal era
el caso de los jefes militares, los sacerdotes y las acllas o
escogidas.29
o Nobleza de las nacionalidades derrotadas, es decir, los curacas
y sus parentelas que conformaban la aristocracia regional y local. 30

• Pueblo:
o Los artesanos, es decir, los que hacían trabajos artesanales: los
orfebres, plateros, tejedores, olleros, chicheros, carpinteros,
ojoteros. Los más reputados eran los orfebres y plateros de la
costa (como los chimúes), así como los tejedores de tejidos finos
de la región del Collao (cumbicamayocs).31
o Los mercaderes, que era una clase muy especial dentro las
poblaciones costeras, que se ocupaban del trueque y del
intercambio. Tal es el caso de los tratantes o
comerciantes chinchanos y los del extremo norte del imperio (costa
del actual Ecuador), donde eran conocidos como mindalás. Fueron
los españoles quienes le dieron el nombre de “mercaderes”,
concepto ajeno a la mentalidad indígena, que desconocía el uso de
la moneda.32 Controlaban el comercio del spondylus, estaban
exonerados de los trabajos comunales y públicos, aunque
tributaban en especie tanto a su curaca como al Estado imperial.33
o Los hatunrunas, que quiere decir hombres grandes, conformaban
la gran masa del pueblo que se dedicaba a las labores agrícolas y
pastoriles, aunque también prestaban su trabajo en las obras
públicas. Vivían agrupados formando parte de los ayllus. De entre
ellos se elegían a los soldados, a los mitmas y a los yanas. Eran
los verdaderos sustentadores del imperio.34
o Los pescadores, vivían a lo largo del litoral, en pueblos separados
de las aldeas campesinas y sin poseer tierras de cultivo, formando
una clase social distinta. No solo pescaban, sino que cazaban aves
y cosechaban eneas que usaban como materia prima para sus
embarcaciones y chozas. Salaban los pescados y los
intercambiaban con otros productos.35
o Los mitmas o mitmaqkunas, llamados también mitimaes, eran
aquellos pobladores quechuas enviados a colonizar los nuevos
territorios conquistados y formar así una barrera contra las
poblaciones fronterizas todavía no dominadas por los Incas. Había
otro tipo de mitmas, los de las etnias sometidas, que como castigo
a su rebeldía, eran enviados a zonas distantes de su lugar de
origen, para ser sometidos a vigilancia. Este último tipo de
mitimaes aumentó en los años inmediatamente anteriores a la
conquista española.3637
o Los yanas, eran prisioneros de guerra o bien solo simples
individuos desarraigados de sus ayllus por capricho del Inca o del
curaca para ejercer como siervos, en tareas domésticas, agrarias y
pastoriles. El Inca solía donar yanacunas a los altos dignatarios, a
los jefes guerreros y a los curacas. El estatus del yanacuna era de
por vida y lo transmitía a sus descendientes. De acuerdo a quien
sirviera recibía diversos nombres. Cuando lo hacían en beneficio
de personas o familias, se los llamaba yanas o yanacunas; cuando
estaban al servicio del Inca y del Estados, se los denominaba
yanayacos o yanayacocunas.38
o Las mamaconas o acllas, mujeres que desde temprana edad eran
reclutadas de todo el imperio para ser internadas en
los acllahuasis. Allí se dedicaban a la fabricación de textiles, la
preparación de bebidas para los ritos, y otras labores; algunas eran
seleccionadas para convertirse en las esposas secundarias del
Inca o para ser entregadas como premio a los curacas y jefes
principales.39
o Las pampayrunas o mitahuarmis eran mujeres que por mandato
del Estado estaban obligadas a ejercer la prostitución, pero fuera
de las poblaciones, en el campo. Se trataba de mujeres
prisioneras, capturadas en las guerras. Así se pretendía evitar que
hubieran violaciones u otro tipo de acoso de parte de los jóvenes
solteros hacia las muchachas o las mujeres casadas.40
o Los piñas o pinas, eran prisioneros de guerra, que estaban en el
último escalón de la pirámide social del Imperio. De acuerdo a
Waldemar Espinoza, estaban sometidos a la esclavitud, pero solo
al servicio del Inca y del Estado imperial; no había piñas al servicio
de particulares. Se los destinaba a las plantaciones de coca
(cocales) en la ceja de selva, donde el trabajo era muy
extenuante.33 Sin embargo, no se puede considerar esclavista al
Estado inca, pues el número de esos piñas era ínfimo en
comparación con el número total de la población.

Economía
La economía incaica estaba basada en la previsión y planificación de todas las etapas del
proceso productivo. En el Tahuantinsuyo, nada estaba fuera del control permanente y
directo del Estado, que, haciendo suyas las experiencias tecnológicas y culturales
desarrolladas por las culturas preincas, organizó un aparato productivo, fundamentalmente
agrícola, que dio solución a los problemas de alimentación, vestido, vivienda y seguridad
social de una población cada vez más numerosa.1
No hay consenso en cuanto al cálculo sobre el número de pobladores que albergaba el
imperio inca a la llegada de los españoles. John Rowe lo calculó en seis millones; por su
parte, Noble David Cook (1981) lo elevó a nueve millones. Otros investigadores dan cifras
menores.41

El trabajo

Existía una obligación entre la población circundante de dar mantenimiento a la infraestructura vial
del imperio. En la foto, pobladores en el ritual de renovación del Puente Q'eswachaca, ritual que se
mantiene desde la época incaica hasta la actualidad.

El trabajo era considerado como una función social de la que no podía eximirse ningún
individuo; era pues obligatorio. Todos los habitantes del Imperio, hombres y mujeres,
debían trabajar, pero no era igual para todos sino que se asignaba a cada individuo según
sus capacidades. A nadie se le exigía más de lo que podía dar; así, el niño trabajaba
mucho menos que el joven y este menos que el adulto, edad en la que se exigía el máximo
esfuerzo, descendiendo después la exigencia a medida que iba ascendiendo la edad.42
El trabajo era colectivo, pues siempre lo hacían con la intervención de todos los miembros
de la comunidad o aillu, los mismos que se ayudaban mutuamente unos a otros.
Modalidades de trabajo comunitario eran la mita, el ayni y la minca.43

• El ayni.- Consistía en la ayuda mutua o recíproca que se prestaban las


familias que componían el aillu, principalmente en las labores del campo.
Cuando un miembro del aillu no podía labrar su parcela, venía otro a ayudarle
en esa labor; luego aquel devolvía el favor de similar manera.
• La minca.- Consistía en el trabajo en masa que realizaban los ayllus para
cultivar las tierras del Inca y del Sol o cuidar sus rebaños. El Inca y los
sacerdotes les proporcionaban todo lo necesario: herramientas, vestidos,
bebidas, etc.
• La mita.- Era el trabajo obligatorio y por turno que debían prestar por tres
meses al año los varones de 25 a 50 años de edad en las grandes obras
públicas: caminos, puentes, templos, palacios, fortalezas, el laboreo de las
minas, el cultivo de la coca, el servicio militar, y también servicios como el de
los chasquis y el de la guardianía de los puentes.
Agricultura
Artículo principal: Agricultura incaica

Fueron más de 200 las variedades de papas cultivadas, que constituyen el mayor aporte de los
pueblos andinos a la alimentación mundial.

Los incas se valieron de varias técnicas para ganar terrenos de cultivo (andenes,
camellones, hoyas, pozas secas), así como usaron y ampliaron los sistemas de riego
heredados de las culturas preincaicas (acueductos y canales). Todo ello se amplía en la
sección de Tecnología agrícola.
Se estima que los incas cultivaron más de ochenta especies vegetales, entre ellas
especies alimenticias como la papa, el camote, el maíz, el olluco, la oca, la quinua, el ají,
el tomate, el maní, el pallar, la palta, la yuca y el frijol. Es de destacar la papa, cuya
domesticación ha sido el gran aporte de la civilización andina para la alimentación mundial.
Cultivaron más de 200 variedades de papa. Se las consumía sancochadas, con cáscara y
todo, y también se las sometía a procesos de conservación, obteniendo la papaseca y
el chuño.44
El maíz, domesticado en el Antiguo Perú de manera independiente con respecto a México,
fue también la base de la alimentación y era comido en muy variadas formas: tostado
(cancha), sancochado (mote) y en una especie de pan llamado tanta. Sus hojas eran
consumidas como legumbres y de sus granos hacían también la famosa chicha o acja, la
bebida preferida del Imperio.45
Cultivaron también plantas industriales como el algodón y el magüey. Del algodón hicieron
tejidos. Del maguey aprovecharon sus fibras para hacer sogas resistentes y calzados.
Otras plantas cultivadas fueron la tabaco (sairi) y coca (cuca) para uso ritual y medicinal.
De acuerdo a los cronistas, las tierras del Imperio se dividían en tres sectores: 46

• Tierras del Sol, destinadas a la obtención del alimento necesario para la


ofrenda de los dioses y para el sustento de la clase sacerdotal encargada del
culto.
• Tierras del Inca o del Estado, destinadas a proporcionar alimento al Inca, su
familia, la nobleza y los funcionarios. De estas tierras se sacaba también
alimento para la gente que trabajaba al servicio del Inca, para los ejércitos en
campaña y para ayudar a los pueblos que por alguna catástrofe perdían sus
cosechas. Estos alimentos se guardaban en los graneros. Tanto las tierras del
Sol como las del Inca eran trabajadas en comunidad por el pueblo.
• Tierras de las comunidades, eran de mayor extensión destinadas a
los ayllus para que obtuvieran su sustento. Cada año se hacía el reparto de
estas tierras entre los hombres y mujeres aptos para realizar las labores
agrícolas. Cada hombre casado recibía un tupu (o topo), otro por cada hijo
varón y medio tupu por cada hija mujer. De acuerdo a las informaciones del
Inca Garcilaso, un tupu era igual a una fanegada y media (2880 m²) y
representaba una extensión de tierra donde se podía sembrar un quintal de
maíz (46 kg).47 En realidad, según la opinión de Baudin, un tupu era el lote de
terreno necesario para cultivar lo suficiente para una familia sin niños. Su
extensión debía variar según la clase de tierra.
Sin embargo, el sistema de propiedad de la tierra era mucho más complejo. Había también
tierras que eran de propiedad de los ayllus reales y de las panacas; otras que eran
destinadas para sustentar a las huacas en el mantenimiento de su culto; otras que estaban
en posesión de los curacas regionales o locales.4849

Ganadería
Artículo principal: Ganadería incaica

Los camélidos fueron un recurso esencial del Tahuantinsuyu. El Estado inca se preocupó de
abastecerse tanto de la carne como de la fibra de estos animales.

La ganadería, a diferencia de la agricultura, fue menos favorecida. Esto se debió a la


escasa fauna andina. Aun así, constituyó la única ganadería existente en la América
precolombina, constituida por los dos camélidos sudamericanos domesticados: la llama y
la alpaca, de los que aprovechaban tanto su carne para alimento, como su fibra o lana
para sus vestimentas. La llama también fue utilizada como medio de transporte de carga.
Aprovecharon también la carne y la lana de la vicuña y el guanaco (camélidos salvajes),
para lo cual organizaban cacerías llamadas chacos o chakus.50 A los camélidos
sudamericanos se les llama también auquénidos, término erróneo que no debe usarse,
pues auchenia corresponde científicamente a un grupo de insectos de la familia de los
Curculiónidos (gorgojos).
Criaron también el cuy, roedor andino que hasta hoy es la base de muchos potajes de
la gastronomía andina. Se los alimentaba con las hojas de las mazorcas de maíz (panca) y
hierbas. Se aprovechaba también una especie de cuy silvestre, llamado cari.51 En la costa
se criaba una especie de pato, hoy ya extinguido; también se consumía la carne de perro,
especialmente entre los huancas.52
La ganadería se relacionaba estrechamente con la agricultura. Los incas no concebían una
sin la existencia de otra. Al igual que la agricultura, la ganadería estaba distribuida entre el
Sol, el Inca, la nobleza y el pueblo.

Pesca
Los habitantes de las costas del Pacífico y de las riberas del lago Titicaca se dedicaban a
la pesca. De ella obtenían alimento, material para fabricar objetos como peines, agujas y
abono para la tierra. Para pescar usaban anzuelos, redes, canastas y arpones. En la costa
usaban desde remotos tiempos el famoso caballito de totora, que era un haz de juncos
dispuestos en forma de cigarro, sobre el cual montaba el pescador, que para impulsarse
usaba un pequeño remo. Se dice que esta peculiar embarcación fue trasplantada por
orden del inca Pachacútec a las orillas del lago Titicaca, donde a partir de entonces se
usan las ya tradicionales balsas de totora.
Para la pesca más prolongada usaban balsas de madera impulsadas por una vela de fibra
de algodón, con las que se atrevían a incursionar más adentro del mar.

Comercio y navegación
La balsa Kon-tiki, expuesta en un museo. Es similar a las embarcaciones usadas por los incas.

Entre los incas, y en general en todas las culturas andinas, se empleó el comercio
de trueque y el intercambio, que consiste en el cambio que hace un individuo de los
productos que le sobran por otros que, a su vez, necesita. Así, por ejemplo, los habitantes
de la costa intercambiaban sus productos (pescado seco, conchas, etc.) con el de los
habitantes de la sierra (alimentos, lana, etc.).
Había en la costa una clase dedicada exclusivamente al trueque y el intercambio a larga
distancia, a cuyos miembros los españoles les dieron el nombre de “mercaderes”,
concepto ajeno a la mentalidad indígena, que desconocía el uso de la moneda. Se ha
investigado el caso específico de los “mercaderes” o tratantes de Chincha: sabemos que la
administración inca, al conocer que el valle de Chincha se hallaba tan poblado al punto
que no podía satisfacer la alimentación de todos sus habitantes, decidió dividir a su
población económicamente activa en tres grupos: agricultores, pescadores y
“comerciantes”. Estos últimos ascendían a seis mil. Otros tratantes o “mercaderes” de
importancia eran los de la costa del actual Ecuador. Uno de los productos más preciados
del intercambio comercial era la concha spondylus.53
En sus viajes marítimos, dichos “mercaderes” llegaron a regiones costeras tan alejadas
como Panamá y Costa Rica, y posiblemente hasta las costas del sur de México.54 Para
cubrir esas rutas usaban resistentes balsas de madera impulsadas a vela; se afirma
también que, hacia 1460, el entonces príncipe Túpac Yupanqui organizó una nutrida
expedición de balsas que descubrió unas misteriosas islas
llamadas Auachumbi y Ninachumbi, que se ha querido identificar con las islas Galápagos,
la isla de Pascua e incluso con la lejana Polinesia.55
No existía la moneda; sin embargo, se tiene evidencia de que algunos productos hacían
las veces de moneda, como por ejemplo, el ají, la sal, el maíz, el algodón, la coca, plumas
de aves y conchas marinas. Se mencionan también hachas pequeñas o tumis. El que
vendía recibía en pago cualquiera de estos productos. Cuando compraba, pagaba a su vez
con los referidos productos.

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