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Marcelo López Alfonsín entiende por ambiente: "la sistematización de diferentes valores,
fenómenos y procesos tanto naturales como sociales que condicionan, en un determinado
tiempo y espacio histórico, la vida y el desarrollo de organismos vivos, en una simbiosis
integradora de relaciones de intercambio del hombre con los demás seres vivos, de los
individuos entre sí, y entre los diferentes recursos naturales renovables y no renovables".
(Pdfs): Geoffrey St. Hilaire: el concepto de medio ambiente, desde el punto de vista filosófico,
tal expresión se refiere al conjunto de relaciones entre el mundo natural y los seres vivientes,
que influye en la vida y el comportamiento del ser vivo.
Coexisten una multiplicidad de definiciones que abarcan elementos sociales, culturales,
bióticos y abióticos que interactúan en un espacio y tiempo delimitado. Según la Real
Academia Española, medio ambiente es el "conjunto de circunstancias culturales, económicas
y sociales en que vive una persona o grupo humano".
En sentido amplio, el ambiente es el entorno donde las personas desenvuelven su existencia;
comprensivo no sólo de la naturaleza sino también de las modificaciones que sobre ésta
realiza el ser humano. Puede ser conceptualizado como la sumatoria de la naturaleza -
incluyendo recursos y elementos naturales- y las manifestaciones humanas- tanto sociales,
económicas y culturales.
Es decir que puede ser definido como "aquel sistema global constituido por elementos
naturales, artificiales de naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus
interacciones, en permanente modificación por la acción humana o natural, que rige y
condiciona la existencia y el desarrollo de la vida en sus múltiples manifestaciones”. Una
definición totalizadora e integral del ambiente alcanza los recursos naturales y culturales, que
directa o indirectamente conforman el hábitat humano. Gafferata enseña que el vocablo hace
referencia al conjunto de elementos naturales o inducidos por el hombre que interactúan en
un espacio o tiempo determinado, mientras que, en términos operativos, designa entornos
más circunscriptos, ambientes naturales, agropecuarios, urbanos y demás categorías
intermedias. Gelli define al ambiente como el conjunto de elementos naturales o
transformados por el hombre y creados por él, que permiten el nacimiento y desarrollo de
organismos vivos.
La ley general sobre medio ambiente y recursos naturales 64-00, del año 2000, de la República
Dominicana, lo conceptualiza como "el sistema de elementos bióticos, abióticos,
socioeconómicos, culturales y estéticos que interactúan entre sí, con los individuos y con la
comunidad en que viven y que determinan su relación y sobrevivencia". El ambiente no es
una acumulación de elementos, sino que debe ser entendido como un sistema integrado,
como un conjunto de elementos que interactúan entre sí, provocando nuevas propiedades
que no resultan inherentes a los elementos aislados. El ambiente debe ser considerado como
un todo. Para federovisky, el término medio ambiente incorpora al hombre un papel
protagónico, otorgándole una función primordial a su relación con el medio. El medio
ambiente es una consecuencia directa de la acción humana; los individuos interactúan con la
naturaleza y provocan efectos que no serían posibles sin dicha interacción.
El ambiente puede concebirse de manera restrictiva o amplia. La primera postura (Tesis
Restringida) está integrada por el conjunto de elementos físicos que rodean la existencia de
las personas. Así, la tierra, el aire, el agua, la flora, la fauna y todos aquellos objetos materiales
que son obra del hombre conforman el ambiente, sean elementos de carácter natural o
artificial. Mientras que para la segunda concepción (Tesis amplia) el ambiente abarca también
las circunstancias y condiciones físicas, sociales, culturales y económicas bajo las cuales se
desarrolla la vida humana. Un concepto restringido incluye únicamente los recursos naturales
y la interacción entre éstos. Una concepción amplia comprende, además, el paisaje y los
denominados "valores ambientales" de utilidad, agrado o de placer producidos por el
ambiente.
Ambiente y naturaleza (clase y pdf): Ambiente no es sinónimo de naturaleza. La naturaleza
era considerada como el principio de vida, el principio de movimiento de todas las cosas
existentes. Para federovisky, Naturaleza puede ser concebida de distintas maneras, como
aquello que brinda frutos a los individuos, o bien como una amenaza. Para distinguirla de lo
que es el ambiente, está siempre resulta externa al ser humano, entendido como sujeto social;
el ser humano con su accionar altera ese equilibrio que se presenta en la naturaleza y en cada
uno de los recursos naturales que la integran.
(clases): no es lo mismo que ambiente. La ecología es una ciencia que pertenece al campo de
las ciencias naturales, pero con una visión holística, interdisciplinaria brinda herramientas al
derecho a la hora de que el ordenamiento jurídico tenga que delinear instrumentos a fin de
poner un límite al accionar del hombre sobre el medio ambiente que provoca impactos
negativos. Tiene como objeto de estudio la interrelación entre organismos vivos y el hábitat,
el ambiente que los sustenta, sus manifestaciones en ciclos y ritmos naturales, su desarrollo
en sistemas comunitarios, su estructura y la interrelación entre diferentes clases de
organismos vivos entre sí, su distribución territorial o espacial y cómo se va alterando su
población. ¿cuál es la función de la ecología en el campo de las ciencias jurídicas? La
importancia de la ecología es evidente, si consideramos que el hombre con su actuar quiebra
todos los mecanismos de preservación natural de los ecosistemas, desconociendo cuáles son
las leyes ecológicas que regulan el nacimiento, el desarrollo, la muerte de cada uno de esos
elementos naturales. En este sentido, surge la relación entre la ecología y las ciencias sociales;
en particular con el derecho, en consecuencia, como el operador jurídico desconoce si las
leyes propias de la naturaleza deben acudir, para instrumentar cuáles son los mecanismos
para poner un límite al accionar del ser humano, con la necesidad preponderante de proteger
la vida en la tierra.
Falta Tesis Intermedia
Concepto constitucional (pdf)
En la República Argentina la reforma constitucional de 1994 incorpora el artículo 41 que
establece:
"Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades
presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo
establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización
racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la
diversidad biológica, y a la información y educación ambientales. Corresponde a la Nación
dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias,
las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales. Se
prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y
de los radioactivos".
Afirma Andorno que "el constituyente de 1994 se ha enrolado en la tendencia mundial que
encuadra a los derechos ambientales entre aquellos de naturaleza básica, llamados derechos
ambientales de tercera generación, los derechos civiles y políticos, y los derechos sociales y
económicos. En cuanto al alcance de los términos utilizados en la redacción del artículo, Baeza
dice que la expresión “sano” no solo tiene que ver con la preservación y no contaminación de
los elementos como el aire que respiramos, el agua que bebemos o el suelo del cual podemos
obtener los elementos, sino además con todos aquellos ámbitos construidos por el hombre.
Sano significa una ciudad con cloacas, con agua corriente, control del ruido y de las
emanaciones, y con espacios verdes suficiente; en relación con el espacio construido. Sano
significa una vivienda adecuada, seca, aislada y luminosa, un ámbito de trabajo adecuado a su
función, seguro y confortable. Sano significa que las escuelas, tengan ese mismo tipo de
condiciones, pudiendo hacer extensivo lo mismo a los hospitales, las cárceles, etcétera ". En
cuando al concepto de ambiente "equilibrado”, en la Convención constituyente se destacó
que no es una noción que se refiera a los equilibrios naturales del ambiente, sino el equilibrio
de los ambientes transformados por el hombre, lo que quiere decir que a las modificaciones
a que se somete ese ambiente se le deben buscar respuestas que sean equivalentes en
condiciones aceptables a las que resultan de la propia actividad del hombre. Ese ambiente
debe ser apto para el desarrollo humano. El concepto de desarrollo humano, tal como lo
destaca Daniel Sabsay, aparecería para el constituyente como un equivalente al desarrollo
sustentable en el que confluyen las variables ambiental, económica, social y cultural. La
sustentabilidad dice rosatti, expresa la preservación del patrimonio ambiental gestado en una
continuidad generacional para que subsista en el futuro.
De allí que dos variables e indicadores del desarrollo humano tratan de reflejar, no solo el
crecimiento económico, sino un desarrollo integral del ser humano, bien alimentado, con
acceso a puestos de trabajo, con posibilidades concretas de acceder a la educación, salud,
seguridad, etc.
Se debe identificar al sujeto pasivo, disponer cómo, cuándo y dónde se recompone antes de
reparar o indemnizar como dispone la ley civil.
Respecto de la indemnización, si se puede se pagará en especie, de lo contrario en dinero
conforme al principio general de reparación.
Por supuesto esto no supone que las provincias puedan dictar normas complementarias de
leyes nacionales de protección ambiental cuando éstas tengan que ver con materias objeto
de los códigos de fondo.
Por su parte, la ley general del ambiente entiende por Presupuesto Mínimo, a “toda norma
que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional y tiene
por objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental.
Finalmente se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente
peligrosos y de los radiactivos. Los residuos son todo objeto, sustancia o energía que resulte
de la utilización, descomposición, transformación o destrucción de un objeto, sustancia o
energía que carece de utilidad para su dueño y cuyo destino natural debería ser su
eliminación. Residuo peligroso es aquel que puede causar daño directo o indirecto a seres
vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente. Los residuos radiactivos son
los isótopos y los elementos que han sido expuestos a contaminación radiactiva, durante el
proceso de producción o utilización de combustible nuclear).
Elementos, condiciones y destino del ambiente. Características del impacto ambiental.
Podemos decir que, el ambiente consiste en el entorno natural que ofrece al hombre un
conjunto de elementos de origen animal, vegetal y mineral, químico y energético que
constituye parte del ambiente en que transcurre su existencia. El medio ambiente es definido
como la suma de todo lo que nos rodea; no es solo naturaleza, sino que es el hábitat del
hombre formado por: naturaleza, cultura, información y comunicación, lo cual posibilita la
concientización y la educación en el cuidado. En sentido jurídico, podemos decir que es la
realidad natural considerada en un cierto equilibrio biológico considerándose esta noción
particularmente útil en relación con la salud y el bienestar físico que junto a otros elementos
estéticos científicos e históricos que por estimarse valiosos deben ser conservados.
Elementos: En cuanto a sus elementos se presentan como una realidad compleja e
interactuante. Está compuesta de distintos elementos bióticos, como los animales y vegetales,
y abióticos como el aire, el agua, el suelo en equilibrio ecológico. Está integrado por elementos
naturales y culturales. Con respecto a los primeros, cuando son aprovechados
económicamente por el hombre se transforman en recursos. Esos elementos son: la
atmósfera y el espacio aéreo, el suelo, el agua, la flora, la fauna, los recursos minerales y la
energía. En lo que se refiere a los elementos culturales, las condiciones que debe tener el
ambiente, tiene que ver con la temperatura, el fluido, la seguridad, la salud y la contaminación,
factores estos que cuando no se cumplen pueden llegar a afectar el desarrollo de la vida de
los hombres.
Características del impacto ambiental: Todas las actividades que realiza la población de un
país producen un impacto en el ambiente, puede llegar a ser beneficiosos o positivo, pero
generalmente dañan al ambiente. Y quienes realizan esos impactos negativos tienden a
amparase en la clandestinidad, en la reticencia o en el ocultamiento para evitar su
responsabilidad jurídica. De allí que sea importante el rol del estado para prevenir los
impactos negativos utilizando el control de las actividades mediante instrumentos idóneos de
política y gestión ambiental. Con respecto al impacto ambiental, debemos decir que el
impacto debe comprender una alteración física, es decir en los aspectos ecológicos, estéticos,
históricos, sociales, relativos a la salud pública.
El impacto debe ser significativo, o sea el significado de una acción debe ser evaluado en su
contexto, es decir, en el área de influencia del impacto en el sentido humano, social, religioso
y en su intensidad, es decir, por la severidad gradual del impacto en relación a las áreas
protegidas como salud, seguridad y calidad de vida. Así podemos decir que:
El impacto ambiental es la alteración, modificación o cambios en el ambiente o en alguno de
sus componentes de cierta magnitud y complejidad originado por los efectos de la acción
humana la que puede ser positiva o negativa.
Se pueden clasificar los impactos en beneficiosos o positivos, como, por ejemplo, la
forestación; también adversos o negativos, como la construcción de obras de infraestructura,
ampliación de tierras para cultivo mediante la deforestación o introducción de especies
exóticas que alteren el equilibrio ecológico. También pueden ser directos o indirectos: los
primeros, tienen una relación de causa-efecto con la actividad, como el derrame de petróleo
en el mar, por ejemplo, produce la muerte de peces; en cambio, los impactos indirectos son
causados por la actividad más extensa y se observan temporalmente en forma tardía, por
ejemplo, la deforestación de una extensa superficie no solo produce la extinción de la
biodiversidad, sino también puede influir en el régimen de lluvias. También tenemos impactos
reversibles que son los que, si bien producen potencialmente efectos a la salud y en el
ambiente, con el debido control pueden recuperarse las condiciones existentes; como la
contaminación acústica en viviendas próximas a autopistas que mediante la construcción de
paneles ubicados próximos a esas viviendas puede llegar a reducir el impacto. En cambio, los
impactos irreversibles, son los impactos sobre el ambiente o la salud que por su naturaleza
no permiten que las condiciones iniciales se restablezcan, aunque la actividad o proyecto se
suspenda. También hay impactos acumulativos, es decir, es el que resulta de los impactos
incrementales de una obra toda vez que éste se añade a otros pasados, presentes o
razonablemente previsibles proyectos futuros independientemente de la persona o agencia
que esté llevando o haya llevado a cabo esas acciones. Para evitar o prevenir los impactos
negativos la ley general del ambiente hace alusión a los instrumentos de la política y la gestión
ambiental en su artículo 8 y entre ellos, la Evaluación de Impacto Ambiental es una
herramienta que permite mediante un procedimiento jurídico, técnico administrativo estimar
los efectos negativos de la ejecución de un determinado proyecto, obra o actividad en el
ambiente para tomar las medidas de prevención y reparación.
2-El Derecho y los Recursos Naturales. Elementos naturales, recursos naturales y culturales
como objeto del derecho. Caracteres de los recursos naturales. Conservación y protección
en la Constitución Nacional. Distinción de los recursos naturales renovables y no renovables.
Elementos naturales y recursos naturales: El entorno natural ofrece al hombre un conjunto
de elementos de origen animal, vegetal, mineral, químico y energético que constituyen parte
del ambiente en que transcurre su existencia. Todos estos elementos, sin embargo, no son
utilizados o aprovechados por el hombre para el desenvolvimiento de sus actividades y, por
lo tanto, no constituyen un recurso natural. Sostiene Catalano, que para que cada uno de ellos
ingrese a esta categoría, es necesario que aporten al género humano alguna utilidad física o
estética, es decir, que la Humanidad pueda utilizarlos en su provecho o presienta la posibilidad
de hacerlo en un futuro más o menos inmediato.
Este distingue entre elementos naturales y recursos naturales. Los primeros son todas las
cosas que la Naturaleza brinda, independientemente de su utilidad o aprovechamiento. Es
decir que existen sin acción del Hombre y tampoco este puede crearlos. Los recursos, en
cambio, son los elementos naturales que el hombre aprovecha para su propia existencia
material o estética, sirven para satisfacer sus necesidades. Podemos considerar tres clases de
recursos: los naturales, los humanos y los culturales.
Recursos Culturales: Son los que resultan de la capacidad creadora del hombre, como las
obras de arte, los sistemas políticos, las técnicas, o de la transformación de los recursos
naturales, productos de la actividad agraria, minera o industrial.
Recursos Humanos: Es el hombre que se sirve de los recursos naturales y crea los culturales.
Los recursos humanos son los que movilizan la energía acumulada en los recursos naturales.
Los Recursos Naturales son conceptualizados como "los medios o bienes de subsistencia que
nos proporciona la naturaleza y las fuentes que suministran dichos bienes, cosas que el
Hombre hace suyas y transforma en bienes para la satisfacción de sus necesidades ya que son
fuente de riqueza para la explotación económica, o bien como bienes de la naturaleza en
cuanto no han sido transformados por el Hombre y puedan resultarle útiles."
Tampoco debe ser asimilado el concepto de recurso natural con el entorno, ambiente o medio
humano. Este último es el medio que el hombre ha aceptado para vivir y desarrollarse e
incluye no sólo los recursos naturales sin los cuales sería imposible su supervivencia, sino
también los demás elementos naturales que gravitan en su existencia y el entorno artificial, o
sea aquellos elementos que él mismo genera en su actividad, como lo son su propio hábitat,
los ruidos y otros agentes contaminantes y productos de su accionar constante sobre el
planeta.
Los recursos que podemos encontrar en la naturaleza son:
1-El suelo (la tierra útil para el Hombre, la capa externa): Capa que cubre gran parte de los
continentes, siendo su profundidad no mayor de varios centímetros en regiones montañosas
y de varios metros en las llanuras;
2- Los yacimientos minerales en sus diferentes estados físicos (solido, liquido o gaseoso). Los
minerales son elementos naturales que componen la corteza terrestre. Estos se han formado
a partir de elementos químicos desde el origen del planeta, para hoy encontrarse dispersos
en el mundo. Se considera como mineral a aquellas sustancias de origen natural, con forma
sólida y con estructura cristalina formados por los elementos presentes en la tabla periódica
y que fueron producto de un proceso geológico, considerado un inmueble distinto al
superficial por nuestro Código de Minería;
3- Los recursos hídricos, es decir el agua en sus diferentes estados físicos y condiciones de
existencia (lluvia, nube, nieve, aguas superficiales y subterráneas), ocupa alrededor del 70%
de la superficie del planeta, y constituye el compuesto químico más abundante en los
organismos vivos. Ningún ser viviente puede sobrevivir sin agua. El agua cubre el 71 % de la
superficie de la corteza terrestre. Se localiza principalmente en los océanos, donde se
concentra el 96,5 % del agua total. A los glaciares y casquetes polares les corresponde el
1,74%, mientras que los depósitos subterráneos, los permafrost y los glaciares continentales
concentran el 1,72 %. El restante 0,04 % se reparte entre lagos, humedad del suelo, atmósfera,
embalses, ríos y seres vivos. El agua circula constantemente en un ciclo de evaporación o
transpiración, precipitación y desplazamiento hacia el mar. Se estima que aproximadamente
el 70% del agua dulce se destina a la agricultura;
4- La flora silvestre ya sea terrestre o acuática, es la cubierta vegetal, un recurso atento a su
función en el ciclo hidrológico y en la formación de la atmósfera, y como refugio de toda forma
de vida. Son tres los tipos de flora existentes: a) Flora nativa: la flora autóctona de una zona.
b) Flora agrícola y de jardín: las plantas que son cultivadas por el Hombre y, c) flora arvense o
de la maleza: Esta clasificación fue aplicada tradicionalmente a las plantas que se
consideraban indeseables y se estudiaban para su control o erradicación.;
5- La fauna silvestre tanto terrestre, acuática como aérea. La fauna es el conjunto de especies
animales que habitan en una región geográfica. Los tipos de fauna son dos: la fauna silvestre
o salvaje, es aquella que vive y no ha sido domesticada y, la fauna en proceso de
domesticación, está integrada por aquellos animales silvestres, sean autóctonos, exóticos o
importados, criados zootécnicamente bajo el dominio del hombre en zoo criaderos bajo
condiciones de cautiverio o semicautiverio, que a través de las generaciones van perdiendo
su carácter de salvajes para convertirse en domésticos y ser explotados con iguales fines que
estos últimos;
6- El espacio aéreo: es una porción de la atmósfera terrestre, tanto sobre tierra como sobre
agua, regulada por cada país en particular;
7- Los recursos panorámicos o esceneicos: es decir, los lugares cuya belleza sirve para
recreación y promueven riqueza con el turismo;
8- La energía (hidráulica, mareomotriz, eólica, solar, nuclear): se considera como Recurso
Energético a toda aquella sustancia, de la cual podemos obtener energía a través de diversos
procesos.
Clasificación de los recursos naturales según el Dr. Edmundo Fernando Catalán:
Renovables:
• Suelo.
• Atmósfera y espacio aéreo.
• Agua.
• Minerales y rocas
• Flora y Fauna Silvestre.
• Bellezas panorámicas o escénicas.
• Energía:
Hidroeléctrica
Solar
Eólica
Mareomotriz
No Renovables:
*interdependencia (como consecuencia lógica de que los recursos naturales son componentes
fundamentales de los ecosistemas, toda modificación en los elementos abióticos o abióticos
provoca una alteración en los restantes).
Autores como Mario Valls realizan la siguiente caracterización de los recursos naturales: a)
Limitación y agotamiento, b) Desigual distribución geográfica, c) pueden proveer beneficios
considerables a la región en que se encuentren, d) interrelaciones, e) importancia, f)
demanda selectiva y creciente, g) repercusión en el tiempo y en el Espacio, h) contaminable.
A) Limitación y agotamiento: la dotación u oferta original de los recursos naturales que recibió
la humanidad es limitada y rígida, mientras que la demanda crece como crece el hombre y sus
apetencias, impulsada por el crecimiento explosivo de la humanidad y un progreso tecnológico
que la ha acelerado, aumentado y diversificado. El hombre los aprovecha, los va consumiendo
y estos se van agotando con la posibilidad de extinguirse. Los primeros pobladores podían
disfrutar de una mayor cantidad de recursos que en la actualidad. Desde que el hombre
empezó a consumirlos se evidencio su limitación. Esa limitación impulsa al hombre a emigrar
en busca de regiones menos competitivas, o a sustituirlos con otros elementos de la
naturaleza que así adquieren el carácter de recurso, a preservarlos y mejorar su
aprovechamiento. Cuando ello no basta puede llegarse al agotamiento del recurso incluso
hasta su extinción. Esta limitación los convierte en recursos económicos. Pero mientras no se
produce su escasez el derecho solo suele ocuparse de los recursos naturales para evitarla o
retardarla.
B) Desigual Distribución geográfica: la mayoría de los problemas económicos que plantean
los recursos naturales deriva de su distribución desigual en el espacio geográfico. Ello genera
una desigualdad e interdependencia entre los estados y entre distintas regiones de un mismo
estado. Como son limitado e indispensables para el desarrollo se entablan entre quienes lo
detentan y quienes pretenden gozar de sus beneficios relaciones de interés que el derecho
debe enmarcar. La solución para que todas estas regiones disfruten de los recursos naturales
es a través del comercio, a través de acuerdos y/o cooperación internacional. Los recursos
proveen materia prima para desarrollar las industrias de las regiones donde éstos se
encuentran y hacen que se enriquezcan, lo que permite su comercialización y su
aprovechamiento por aquellas zonas que no las poseen.
El Código Civil y Comercial de la Nación en el artículo 1887 enumera los derechos reales entre
los cuales se encuentra el dominio. Y en el Título III en donde legisla sobre el dominio como
derecho real, en el artículo 1941 expresa: "dominio perfecto".
El dominio perfecto es el derecho real que otorga todas las facultades de usar, gozar y
disponer material y jurídicamente una cosa dentro de los limites previstos en la legislación. El
dominio se presume perfecto hasta que se pruebe lo contrario. Esta norma se refiere al
dominio privado que puede recaer en los particulares o en el estado cuando actúa como
persona de derecho privado.
Los caracteres del dominio perfecto son: perpetuidad (art. 1942 CCYC) exclusividad (art. 1943
CCYC) y exclusión (art. 1944 CCYC).
b- Dominio eminente: se lo entiende como una potestad o facultad del estado nacional o
provincial para ejercer la tutela de las cosas que están en su territorio en función de la
soberanía y reglar el destino de ellas, las que, si bien no le pertenecen jurídicamente ni
patrimonialmente, caen bajo su control en virtud de la soberanía.
El dominio eminente está en la nota al art. 2507 del Código Civil anterior se caracteriza porque:
"El ser colectivo que se llama Estado, tiene respecto de los bienes que están en su territorio
que se llama Estado un poder, un derecho superior de legislación y de contribución, que,
aplicado a los inmuebles, no es otra cosa que una parte de la soberanía interior. Este derecho
del estado que no es un verdadero derecho de la propiedad o dominio, corresponde sólo el
deber de los propietarios de someter sus derechos a las restricciones necesarias al interés
general y de contribuir a los gastos necesarios a la existencia o el mayor bien del estado.”
c- Dominio público: El Código Civil de Vélez Sarsfield no definió que era el dominio público,
sino enumeraba que bienes se encontraban en esa categoría. El dominio público se caracteriza
por ser inenajenable, imprescriptible e inembargable. No se puede constituir sobre ellos
derechos reales como hipotecas o servidumbres por cuanto importan una enajenación. Existe
un dominio público natural y otro artificial. Los bienes del dominio público son susceptibles
de uso general por los particulares o de un uso especial a través de la concesión o permiso.
El Código Civil Y Comercial de la Nación tampoco define en que consiste el dominio público
sino en su artículo 235 enumera los bienes del dominio público. Estos son:
a- El mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados internacionales y la
legislación especial, sin perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona
económica exclusiva y la plataforma continental. Se entiende por mar territorial el agua, el
lecho y el subsuelo.
b- Las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas.
c- Los ríos, estuarios; arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y
lagunas navegables, los glaciares y el ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o
adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas
subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de
extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a las disposiciones
locales.
d- Las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la
plataforma continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas
navegables, excepto las pertenecen a los particulares
e- El espacio aéreo subyacente al territorio y las aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina,
de conformidad con los tratados internacionales y la legislación especial.
f- Las calles, plazas, caminos, canales, puentes o cualquier otra obra pública construida para
utilidad o comodidad común.
g- Los documentos oficiales
h- Las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.
d- Dominio originario:
Se entiende por dominio originario aquel que pertenece desde su origen a una persona
(estado o particulares) y no reconoce titular anterior. La reforma de la Constitución de 1994
incorporo en el artículo 124 el concepto de dominio originario. Así dispone: “…Corresponde
a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”.
Las provincias tienen la propiedad de los bienes que se encuentran en su territorio.
El dominio originario, como lo enseña Patorino “conlleva el poder de legislación, jurisdicción
e imposición sobre la cosa sometida a este tipo de dominio.”
Para Rosatti” la palabra originario que completa, califica al vocablo dominio debe ser
entendida:
a)- como una reivindicación histórica, derivada de la preexistencia de los entes territoriales
locales al estado nacional.
b)- como una advertencia a los titulares del dominio, en el sentido de que tal titularidad no
conlleva la facultad de explotación local desligada de las necesidades del país.
El dominio originario es una suerte de dominio eminente que tienen las provincias sobre los
recursos naturales que se encuentran en su territorio, pero que no debe confundirse con la
Jurisdicción.
Jurisdicción: La palabra jurisdicción tienen diversas acepciones en el lenguaje jurídico:
a- Como función específica de los jueces: “etimológicamente proviene del latín jurisdictio, que
quiere decir “acción de decir el derecho, no de establecerlo. También la extensión o límite de
poder juzgar ya sea por razón de la materia, ya sea por razón del territorio”.
b- conforme a Pedro Frías: “la jurisdicción debe ser vista como la suma de facultades divisibles
en las diversas materias del gobierno” y
c-Para Pigretti “el vocablo jurisdicción se vincula con la potestad del Estado de reglamentar
sobre un determinado bien público o privado lo que supone para este autor la posibilidad de
aplicar leyes propias a los recursos naturales o a los bienes.”
d-Para Bidart Campos la Jurisdicción, supone potestas, o sea una masa de competencias
atribuida a un órgano de poder, sobre la base de la función o las funciones que son propias
del Estado, para cumplir determinadas actividades.
El termino competencia implica la “atribución legítima de un juez u otra autoridad para el
conocimiento o resolución de un asunto determinado”.
Es así que en el sistema federal argentino anterior a la constitución nacional de 1994 la regla
es la competencia provincial o local, la excepción es la competencia federal.
En términos constitucionales como enseña Horacio Rosatti, “todo aquello que no está
expresamente cedido por las provincias al gobierno federal quedaba retenido en aquellas por
disposición del art.121 de la Constitución Nacional”.
Este criterio suele ser expresado como poder residual de las provincias. Sin embargo, esta
regla de distribución suele confrontar con otro criterio que establece que el gobierno federal
tiene los poderes implícitos necesarios para llevar adelante sus competencias
constitucionales. Este criterio suele ser expresado como poderes implícitos del gobierno
federal.
Por estas razones todo lo referente a la legislación en materia relacionada a los recursos
naturales y al ambiente debe realizarse a partir de las disposiciones contenidas en nuestra
constitución nacional.
Antes de la reforma de la constitución de 1994 era distintas posturas doctrinarias lo vinculado
al ambiente. Para algunos era una facultad exclusiva de las provincias y para otros se trataba
de competencias concurrentes.
Al dictarse la CN de 1994 podemos afirmar que surge un nuevo concepto de federalismo que
se denomina “federalismo de concertación” que viene a avalar el sistema de los derechos de
tercera generación y que coordina las atribuciones de las provincias con las de la Nación con
la finalidad de lograr el bien común.
El suelo urbano y agrícola pertenecen a la categoría de bienes privados por lo cual pueden los
particulares y el estado adquirir su dominio, entendido como derecho real, con la
particularidad que conforme al CCYC de la Nación el ejercicio de ese derecho en cuanto a su
uso no debe afectar los bienes ambientales.
La fauna silvestre son cosas de nadie. Y la flora sigue por adhesión el régimen de la propiedad
inmueble.
Los minerales y las rocas tienen un régimen particular establecido en el Código Minero. El
artículo 7 dispone que: “la minas son bienes privados de la Nación o de las provincias, según
el territorio que se encuentran”.
El agua es un recurso que pertenece en principio al dominio público conforme el art. 239 del
CCYC y excepcionalmente pueden ser del dominio privado.
El espacio aéreo subyacente al territorio y a las aguas jurisdiccionales se incluyen dentro del
dominio público. En principio los recursos naturales que son del dominio público los
particulares acceden a ellos por concesiones de uso administrativas o a través de permisos
especiales.
Los parques y Reservas Nacionales son del dominio público por la ley 22351.
Entre las facultades delegadas corresponde hacer el distingo entre las competencias
delegadas al Poder Legislativo, al Ejecutivo y al Judicial, pudiendo corresponder, para una
materia determinada, una, la legislativa, al Estado Nacional y otra, la jurisdiccional, al Estado
provincial.
Lo mismo ocurre con los demás códigos de fondo: en materia comercial puede legislarse el
seguro ambiental; en materia penal son ejemplos los delitos contra la fauna silvestre y los
delitos por contaminación; el Código de Minería dispone los modos de adquirir la propiedad
de los minerales, y, por último, en la seguridad laboral se incluyen las normas de higiene del
trabajo que hacen al aspecto ambiental laboral.
Las provincias legislan sobre sus propios Códigos de Procedimiento y organizan su justicia por
imperio del art. 122 de la Constitución Nacional que estatuye que las provincias se dan sus
propias instituciones. Debido a esto mismo, y al dominio eminente de los Estados y de la
reserva de facultades no delegadas que se hicieron, es que las provincias también dictan sus
normas administrativas. Entre estas últimas interesan las restricciones al dominio, cuya
competencia provincial está ratificada por el art. 1970 del Código Civil y Comercial (Las
limitaciones impuestas al dominio privado en el interés público están regidas por el derecho
administrativo). A través de este instituto se condiciona el uso o aprovechamiento de los
recursos naturales y del ambiente, cuando estos corresponden al dominio privado de los
particulares.
En cuanto a los recursos naturales, pueden ser legislados en ambas esferas, nacional y
provincial, pero con alcance diverso: la legislación de fondo o derecho común se legislan por
leyes nacionales. En cambio, la reglamentación a través del derecho administrativo está
destinada a las normas provinciales: uso y sus restricciones, concesión, permiso, etc.
La Nación debe proveer al bienestar general, pero lo debe hacer con las herramientas que las
provincias le otorgaron y con los medios de que dispone. Otorgar competencia legislativa a
partir de este objetivo de bienestar general significa vaciar de significado el federalismo.
La Nación tiene a su cargo la celebración de tratados internacionales. Muchos de estos
tratados tienen como objeto cuestiones relacionadas con el ambiente y los recursos naturales,
pero de ninguna manera la Nación puede utilizar este mecanismo para alterar las
jurisdicciones locales maniatando a los gobiernos de las provincias con compromisos en cuya
adopción no han participado.
Competencias del Ejecutivo: Entre las leyes dictadas por el Congreso Nacional corresponde
distinguir entre las leyes de fondo o derecho común, que son de aplicación por las autoridades
de casa provincia, del resto, de derecho federal, que son aplicadas por el gobierno federal,
aun en territorio provincial. Con respecto a las competencias legislativas, la legislación de
fondo es de aplicación provincial; el resto, derecho federal, es de aplicación nacional.
Una función del Ejecutivo es el ejercicio del Poder de Policía, a través del cual el Poder
Administrados aplica limitaciones a los derechos individuales. Es un principio de derecho
constitucional que la policía de las provincias está a cargo de sus gobiernos locales,
entendiéndose incluido en los poderes que se han reservado, el de proveer lo conveniente a
la seguridad, salubridad y moralidad de sus vecinos. Las provincias tienen incluido el poder de
policía dentro de las facultades que ellas se han reservado, es decir, aquella que no han
delegado a la Nación.
En materia de recursos naturales y ambiente esta solución es la más conveniente y práctica
dada la importancia que reviste el hecho de la cercanía de la autoridad que debe entender
con el objeto de administrar. También se puede ejercer un control más adecuado porque se
opera una descentralización territorial. Es necesario trasladar estas ideas a la esfera municipal
y otorgarles a los municipios el poder de policía ambiental y de recursos naturales, dado los
principios de localidad e inmediatez (el principio de localidad está referido a la posibilidad de
localizar en un lugar determinado el problema ambiental o, su origen; mientras que el
principio de inmediatez otorga a la autoridad local la potestad de intervenir en virtud de los
beneficios que otorga la cercanía en cuanto a la posibilidad de conocimiento, celeridad y
economía en la intervención).
Pero también es cierto que los recursos naturales y el ambiente se rigen por el principio de
interdependencia y que no reconocen fronteras políticas. Traspasan el ámbito municipal, el
provincial y el nacional. Un manejo adecuado de los recursos nos obliga a regir nuestras
decisiones, considerando en primer lugar las leyes de la naturaleza. Un desigual tratamiento
provocado por el esquema político de las jurisdicciones no sólo plantea inconvenientes en la
permanencia del recurso y en su calidad, sino que también genera desigualdades económicas
y sociales que son consecuencia del aprovechamiento desigual que se haga del ambiente.
Así como conviene que la autoridad de aplicación sea la más cercana al recurso a administrar,
también conviene la homologación de los criterios para el tratamiento de los recursos y el
ambiente.
Competencias judiciales: sobre el derecho común y federal; las cuestiones litigiosas sobre el
primero las resuelven los jueces locales; sobre el segundo, los jueces federales. El art. 116,
(que dice: Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la
Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc. 12 del Artículo 75: y
por los tratados con las naciones extranjeras: de las causas concernientes a embajadores,
ministros públicos y cónsules extranjeros: de las causas de almirantazgo y jurisdicción
marítima: de los asuntos en que la Nación sea parte: de las causas que se susciten entre dos o
más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes
provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero)
otorgó a la Corte Suprema Nacional jurisdicción para resolver otras cuestiones más allá de la
competencia otorgada al Congreso para dictar el derecho federal. Al hablar de almirantazgo y
jurisdicción marítima se está haciendo referencia a la jurisdicción que sobre el mar se le delegó
a la Nación por la misma Constitución; esto es, sobre la navegación, la defensa y las aduanas.
La competencia nacional para resolver asuntos en que dos o más provincias son parte está
conferida a la Corte Suprema. Se trata de una competencia judicial, que no puede ser
trasladada al ámbito legislativo como facultad de legislar sobre recursos naturales o ambiente
compartido.
El dominio originario sobre los recursos naturales: El art. 124 de la Constitución Nacional,
luego de la reforma dispone: “Las provincias podrán crear regiones para el desarrollo
económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines y
podrán también celebrar convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la
política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el
crédito público de la Nación; con conocimiento del Congreso Nacional. La ciudad de Buenos
Aires tendrá el régimen que se establezca a tal efecto. Corresponde a las provincias el
dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”.
Pedro Frías diferencia estos términos: el dominio se ejerce sobre las cosas; la jurisdicción sobre
las relaciones, concluyendo que el dominio lleva necesariamente a la jurisdicción si nada la
limita o excluye, pero la jurisdicción no lleva necesariamente al dominio. La Corte Suprema de
Justicia de la Nación ha convalidado la distinción entre dominio y jurisdicción, ratificando que
puede existir uno sin la otra y viceversa. El dominio es ejercido por el Estado (nacional o
provincial), donde la cosa se encuentra. Se trata de un dominio eminente o político del Estado.
Este dominio eminente le otorga al Estado el poder de legislación, jurisdicción e imposición.
Dominio y jurisdicción, no deben necesariamente coincidir. Es más, dado que una cosa puede
ser objeto de múltiples relaciones, la jurisdicción puede ser de diversos estados de acuerdo
con la actividad de que se trate.
A los efectos de la asignación de competencias en materia de recursos naturales, dentro de
nuestro sistema federal, la distinción entre dominio y jurisdicción permite afirmar que no cabe
dudas respecto del dominio originario de las provincias sobre ellos; pero que, es posible
reconocer la jurisdicción nacional sobre los mismos.
A partir de lo señalado, es posible desdoblar –en materia de recursos naturales– la titularidad
del dominio y el ejercicio de la jurisdicción. En función del texto expreso del artículo 124 de la
Ley Fundamental, que el dominio es provincial, pero ello no invalida la jurisdicción nacional
en la materia por razones de planificación y como garantía del uso racional de los recursos y
de la sustentabilidad ambiental. Para que el proceso no conduzca a abusos, es necesario que
se lleve a cabo garantizando, la necesaria participación de las provincias al momento de
decidir una política global que contemple la protección de los recursos naturales existentes
en sus territorios.
Lo que han querido establecer los constituyentes tanto con la cláusula del art. 124 in fine como
con las demás disposiciones relativas a los recursos naturales del nuevo texto, se halla en dos
criterios. Por un lado, lo referido al sujeto titular de los recursos naturales, la reforma del 94
ha tomado definido su opción: los recursos naturales pertenecen a las provincias. Por el otro
lado, la segunda definición de la Convención Constituyente al calificar a ese dominio como
"originario", ha sido adoptar el carácter público de los recursos naturales como bloque, es
decir, en tanto conjunto. Supone la tutela del Estado o del poder público en tanto regulador y
legislador sobre sus usos y en beneficio del conjunto social.
La competencia normativa: El artículo 41 de la Constitución Nacional ha establecido un nuevo
esquema de competencias ambientales al disponer que ...las autoridades proveerán … a la
utilización racional de los recursos naturales. … Y también a que las actividades productivas
sean sustentables. Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los
presupuestos mínimos de protección y a las provincias las necesarias para complementarlas,
sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales….
Como criterio mayoritario, se considera que el Congreso Nacional es competente para el
dictado de la legislación mínima, delimitando en forma clara y precisa el ámbito de
competencia complementaria o remanente que le corresponde a las provincias.
Por presupuestos mínimos se entiende normas de base, umbral, comunes, sobre las cuales se
va a construir el edificio total normativo de la tutela ambiental en la Argentina, de
organización federal. Se trata de normas de aplicación en todo el territorio de la Nación,
básicas, de un umbral, de un piso inderogable. La expresa delegación de facultades legislativas
que en materia ambiental efectúa el artículo 41 de la Constitución Nacional tuvo en miras el
establecer un sistema jurídico, uniforme, que asegure a todos los habitantes el goce de un
ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones
futuras. El alcance de las normas de presupuestos mínimos comprende no solamente los
estándares o parámetros técnicos, sino también las políticas de gestión en materia ambiental,
con la sola limitación de no extralimitarse -vaciando de contenido o devaluando las facultades
provinciales de dictar normas complementarias-, ni cercenar o aniquilar las facultades
inherentes al dominio originario de los recursos naturales existentes. Las autoridades
provinciales están obligadas a sujetar su accionar a las leyes nacionales de presupuestos
mínimos, no obstante, cualquiera disposición en contrario que contengan las normas locales,
conforme lo dispone el artículo 31 de la Constitución Nacional. En tales casos, las normas
locales quedarían en forma tácita parcial o totalmente derogadas, dado que los constituyentes
delegaron el poder legisferante, en la medida y con los límites de los presupuestos mínimos,
al Congreso de la Nación.
El artículo 41 de la Constitución Nacional ordena al Estado federal a reglamentar aquellos
criterios básicos de cuidado de los recursos naturales en todo el territorio nacional, pudiendo
las provincias agregar los que entiendan conveniente, pero nunca disminuir tales estándares
de base. Para dictar esas reglas surge como un requisito la fijación de políticas adecuadas a tal
fin, tanto a través de legislaciones de fondo como de reglamentaciones particulares. Quedan
dentro de las facultades jurisdiccionales de las provincias todo lo atinente a la reglamentación
y regulación del uso del recurso, la oportunidad de la contratación de concesiones o permisos
y sus características particulares, las reglas de uso de los recursos en adición a las nacionales,
el control de esas reglas, y todo otro tema que surja de este alcance que le hemos dado al
dominio originario, siempre en concordancia con la jurisdicción nacional y siguiendo los
criterios generales que su legislación establezca.
Puede afirmarse que las reglas generales sobre los recursos naturales en todo lo referente a
su uso racional, su vinculación con el cuidado ambiental, las políticas nacionales que
armonicen su utilización en beneficio del conjunto del país, son facultades federales.
Potestades que han de ser ejercidas cuidando que la eventual explotación de tales recursos
respete un adecuado reparto de los beneficios económicos en toda la población nacional,
actual y futura.
La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires se pronunció en el sentido de
que En el campo ambiental, se ha producido una delegación a favor de la Nación en lo que
hace a la determinación de los presupuestos mínimos para su protección, las provincias han
renunciado así a competencias originarias, en excepción al principio receptado por el artículo
121, reservándose exclusivamente las facultades necesarias para dictar normas
complementarias, conservando el dominio originario de los recursos naturales existentes en
su territorio. Las provincias pueden complementarla como, asimismo los municipios y aún
aumentar las condiciones impuestas por la Nación, pero nunca deben ser menores ni
oponerse a ellos.
Unidad 2
Derecho Ambiental: definición y caracteres.
El derecho ambiental es una nueva disciplina jurídica que se encuentra en constante evolución, tanto
en lo doctrinario como en lo normativo, razón por la que resulta difícil obtener un criterio único, por
lo que existen diversas posturas y definiciones de ella. Sin embargo, luego de resaltar algunas
definiciones se constatará que existen rasgos comunes.
Para algunos autores, "El derecho ambiental constituye el conjunto de normas regulatorias de
relaciones de Derecho Público o Privado tendientes a disciplinar las conductas en el orden al uso
racional y conservación del medio ambiente, en cuanto a la prevención de daños al mismo, a fin de
lograr el mantenimiento del equilibrio natural, lo que redundará en una optimización de la calidad de
vida."
Para Lorenzetti: "El Derecho Ambiental es decodificante, herético y mutante: Se tratan de problemas
que convocan a todas las ciencias a una nueva fiesta, exigiéndoles un vestido nuevo. En el caso del
derecho la invitación es amplia: abarca lo público y lo privado, lo penal y lo civil, lo administrativo y lo
procesal, sin excluir a nadie, con la condición que adopten nuevas características.
Morello y Cafferatta han en señado que: "El Derecho Ambiental es una novísima disciplina jurídica
de matriz desconcertante, su contenido es predominantemente social, aunque a la par es
considerado como un derecho personalísimo, a su vez que constituye un derecho subjetivo privado/
publico, con base constitucional. Además, participa de la naturaleza compleja de su tipología, difusa,
grupal, colectiva, comunitaria, general, característica de los denominados por la Constitución
Nacional de 1994 derechos de incidencia Colectiva."
Mario F. Valls sostiene que el Derecho Ambiental no solo “norma la creación, modificación,
transformación y extinción de las relaciones jurídicas que contiene el disfrute, la preservación y el
mejoramiento del ambiente, sino que contiene normas del Derecho Privado, de Derecho Público y
otras de orden público.
Lo tipificante de esta nueva disciplina es que está integrado por normas de derecho privado y
público, que es interdisciplinario, que es transversal con estrecha relación con el derecho
constitucional, civil, administrativo, penal y comercial.
Se refiere a normas legales que regulan el uso y conservación de todos los bienes, fenómenos, y
elementos que contienen el ambiente humano, que se integra con el entorno humano y cuyo
objetivo es lograr y mantener el equilibrio natural de los seres vivos con a finalidad del desarrollo del
hombre en él.
Fuentes jurídicas del Derecho Ambiental
El Derecho ambiental como toda disciplina jurídica recurre para su interpretación y aplicación a las
fuentes internas y externas.
1) Constitución Nacional: influye genéricamente sobre el derecho ambiental cuando fija las
bases del derecho argentino. Atribuye funciones a los tres poderes y distribuye la
competencia entre los gobiernos nacional y provincial.
La reforma de 1994 incluyó en la Constitución el derecho de todos los habitantes a un
ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano, siguiendo la práctica de otras
constituciones extranjeras y provinciales, lo que convierte en un derecho enunciado
expresamente que antes era implícito (Constitución Nacional arts. 33 y 41). Impone a su
habitante el deber de preservarlo que es el reverso de ese derecho, porque no preservar el
ambiente implica frustrarlo.
Incorpora también el principio de desarrollo duradero llamados a veces sostenible o
sustentable.
La obligación de recomponer el daño ambiental según lo establezca la ley que impone, va a
requerir una cuidadosa reglamentación legal.
Le encomienda otras prestaciones como ser:
a. La utilización racional de los recursos naturales misión de difícil cumplimiento puesto que
la mayor parte de esos recursos pertenecen a particulares.
b. La preservación del patrimonio natural y cultural.
c. La preservación de la diversidad biológica.
d. La información ambiental.
e. La educación ambiental.
Faculta al gobierno de la nación para fijar en materia ambiental lo que ella llama los
“presupuestos mínimos de protección”, para todo el país y a las provincias las faculta a
complementarlos y aplicarlos.
El gobierno de la nación impone la calidad ambiental mínima que quiera para todo el país y
que cada provincia decida imponer o no presupuestos más estrictos en sus territorios
respectivos. Las únicas restricciones que tienen los poderes nacionales es que solo pueden
hacerlo en materia de protección ambiental y sin alterar las jurisdicciones locales.
Reitera la prohibición hasta ese momento legal de introducir residuos actual o
potencialmente peligrosos.
Legitima a los afectados, a determinadas organizaciones no gubernamentales y a los
defensores del pueblo para accionar por vía de amparo en defensa del derecho
constitucional al ambiente (art.43).
2) Los códigos de fondo: Una de las innovaciones del Código Civil y Comercial es que establece
la constitucionalidad del derecho privado eliminando la división tajante entre lo privado y lo
público y estableciendo una conexión entre la CN y el derecho privado basado en los aportes
de la doctrina y jurisprudencia.
Lorenzetti dice: “Lo importante es que el Código defina los grandes paradigmas del derecho
privado a través de principios que van estructurando el resto del ordenamiento”.
En cuanto a la protección del medio ambiente regula los derechos individuales y de
incidencia colectiva en general en los arts.14, 240y 241 del citado cuerpo legal. En el Título III
(Bienes), Capitulo 1 referido a los Bienes con relación a las personas y los derechos de
incidencia colectiva establece en el art. 241 que: “El ejercicio de los derechos individuales
sobre los bienes mencionados en el capitulo1 y 2 deben ser compatibles con los derechos de
incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas del Derecho Administrativo nacional y
local dictadas en el interés público y no debe afectar el funcionamiento ni la sustentabilidad
de los ecosistemas, de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales, el
paisaje, entre otros según los criterios previstos en la ley especial”. “cualquiera que sea la
jurisdicción en que se ejerzan los derechos, debe respetarse la normativa sobre presupuestos
mínimos aplicable.”
Este código pone énfasis en la protección del bien colectivo que es el ambiente, reconocido
en el art. 41 de la Constitución Nacional.
3) Los códigos de fondo. El Código Penal y su legislación complementaria: El Código Penal
Argentino no incrimina genéricamente las acciones y omisiones perjudiciales para el
ambiente, sino que incrimina específicamente:
• La usurpación de agua y la rotura y alteración de obras hidráulicas con ese fin
(art.182).
• El daño que incluye implícitamente el daño al ambiente (art. 183/184).
• El incendio, la explosión y la inundación (art.186/189).
• La fabricación, suministro, adquisición, sustracción o tenencia de bombas, materiales
o aparatos capaces de generar energía nuclear, materiales explosivos inflamables
asfixiantes o tóxicos (art.189 bis).
• El envenenamiento o adulteración de agua potable (art.200/203).
• La propagación de una enfermedad contagiosa y peligrosa para las personas
(art.202). El código incrimina la mera propagación.
Legislación laboral
a) Impone reglas de higiene y seguridad para proteger al trabajador contra los daños que el
medio pueda causarle. Así establece a mantener en buen estado las maquinas instalaciones y
útiles como así también las instalaciones eléctricas sanitarias y de agua potables.
b) Instalar equipos necesarios para la remoción del aire, a evitar la acumulación de desechos
y residuos que constituyan un riesgo para la salud
c) A eliminar aislar los ruidos y vibraciones peligrosas para la salud del trabajador.
d) Limita la jornada laboral en los casos en que debe cumplirse en un medio adverso.
e) Acuerda indemnizaciones por accidentes y enfermedades causadas por el medio en el que
el trabajador se desempeña.
Otras fuentes
Su obligatoriedad no es en todos los casos iguales. Las conferencias internacionales a las cuales
asistió nuestro país con sus representantes como la Conferencia de Río de 1.992 o bien la de Río
+20 sus conclusiones son solo recomendaciones. Sin embargo, en la Conferencia de Río de 1.992
se firmó el Convenio de Biodiversidad que posteriormente por ley se incorporó a la legislación
argentina. Conforme a la CN y sus disposiciones tienen fuerza legal.
El Derecho Ambiental, como nueva rama del derecho, además de sus caracteres propios, se
encuentra impregnado de principios propios. Se trata de conceptos que no son unívocos. Su
contenido y sistematización en el campo del derecho depende de la orientación ius-filosófica y de las
diferentes ramas del derecho desde la que se posicionan los autores.
Los valores y principios se usan de modo indiferente en la doctrina jurídica. Puede decirse que unos
reconducen a otros porque los principios tienen por objeto los bienes humanos básicos de todo
hombre y éste descubre por evidencia y procura espontáneamente para su perfección. El término
“valores”, se usa frecuentemente para aludir a aquello que el hombre aprecia y de lo que resulta una
perfección o una completitud, por lo que presentan cierto grado de identidad con los principios. Los
valores plantean requerimientos y exigencias que desborda lo jurídico, mientras que los principios
jurídicos son determinaciones o proyecciones de los valores al campo del derecho – su estudio
corresponde a la ius-filosofía.
Cafferatta sostiene que: “el valor es un bien final en sí mismo, que se encuentra ante nosotros como
una meta que pide ser alcanzada mediante actividad teleológicamente. “Los valores nos indican la
meta, pero no el camino, los principios nos muestran el camino, pero no la meta”.
Aunque los principios pueden ser entendidos como los valores jurídicos de una comunidad definidos
de forma genérica e indeterminada, no son creaciones humanas o mandatos de una autoridad
estatal o social, ni provienen del consenso, sino que se desentrañan de la naturaleza humana. Son
reconocidos por el derecho positivo, pero no es necesaria su positivización para asegurar su vigencia
no obstante que las normas se sustentan en ello. Aun cuando no fuera posible detectarlos en las
normas, su naturaleza prescriptiva deriva de su condición de valor jurídico de la comunidad. No
necesitan ningún trámite posterior de positivización porque se tornan obligatorios desde que se
integran a la conciencia colectiva.
Entonces aquí entenderemos a los principios como “un tipo de prescripción jurídica con una
estructura peculiar: no son una proposición jurídica. Carecen de un presupuesto de hecho y no
establece expresamente la sanción consecuente con la infracción. El mandato jurídico que deriva de
ellos es muy general ya que el deber de respetar el valor que ese principio contiene otorga un
derecho a obtener la anulación del acto que lo contradiga. Tiene una menor eficacia cualitativa; su
ámbito de aplicación es mucho más extenso que el de las normas propiamente dichas y por ello es
mayor su eficacia cuantitativa.
Los principios, a diferencia de las normas positivas, no se excluyen entre sí, sino que se articulan,
interactúan y complementan. Se entiende por principio, desde lo general, el fundamento de algo.
Jurídicamente los principios son ideas directrices, que sirven de justificación racional de todo el
ordenamiento jurídico son pautas generales de valoración jurídica. Líneas fundamentales e
informadoras de la organización.
Se dice que los principios poseen una estructura abierta flexible; no obstante, lo cual también se
afirma, que los principios tienen una dimensión que falta en las normas: la dimensión del peso o
importancia. No puede establecerse en abstracto una jerarquía entre los principios, eso hace que no
pueda existir una ciencia sobre su articulación sino una prudencia en su ponderación.
• Función informadora.
• Función de interpretación.
• Los principios como filtros.
• Los principios como diques.
• Los principios como cuña.
• Los principios como despertar de la imaginación creadora.
• Los principios como recreadores de normas obsoletas.
• Capacidad organizativa– compaginadora de los principios.
• Los principios como integradores.
Las funciones de los principios, son concebidas de tal forma que de faltar cambiaría el carácter de
una institución o de todo el derecho, la consecuencia práctica es o debe ser que el principio se erige
en criterio preferente para la interpretación de las normas singulares de su grupo o institución, por
cuanto se supone que dota de sentido unitario y coherente al conjunto normativo.
La Ley General del Ambiente contiene los fines o metas de la especialidad o valores jurídicos en el
artículo 2 cuando se refiere a los objetivos en sus once incisos y en los artículos 4 y 5 enuncia los
principios de política ambiental los que son enunciativos ya que existen otros que no están
expresamente mencionados en la citada ley.
❖ Congruencia
❖ Prevención
❖ Precautorio
❖ De equidad intergeneracional
❖ Progresividad
❖ Subsidiaridad
❖ Sustentabilidad
❖ Solidaridad
❖ Cooperación
Proteger el medio ambiente es una cuestión compleja, de ciencia, de ética, de técnica jurídica y de
política.
El Medio Ambiente es definido en general como “la suma de todo los que nos rodea”.
El Derecho Ambiental
Partiendo del ambiente y la ecología, podemos decir que el Derecho Ambiental “es una legislación
que trata de reglar las relaciones del hombre con su medio ambiente”.
Debe actuar en la prevención y para ello debe actuar en la concientización del hombre, en cuanto a
la conservación y protección del planeta y de la humanidad, frente al hombre que es quien más lo
afecta. Para muchos agraristas, el derecho ambiental es transversal, es decir, un derecho abarcativo
de todas las disciplinas jurídicas (multidisciplinario).
Era uno de los derechos no enumerados que nacen de la soberanía del pueblo y de la forma
republicana de gobierno a que se refiere el art. 33. La doctrina considera en forma unánime, el
reconocimiento implícito de gozar de un ambiente sano y equilibrado para todos los habitantes y en
el Preámbulo se hace referencia a “las generaciones Futuras”.
1º Párrafo
a. Derecho de todos los habitantes al ambiente sano
b. Deber de preservación.
c. Obligación de Recomponer con carácter prioritario en caso de Daño Ambiental.
2º Párrafo: Funciones Estatales Obligatorias para todos los poderes públicos según sus
competencias:
a. Proveer a la protección del derecho al ambiente.
b. Proveer la utilización racional de los recursos naturales.
c. Proveer a la Preservación del patrimonio Natural y Cultural y de la Diversidad biológica.
d. Proveer a la información y educación ambiental.
3º Párrafo: Dispone la distribución de competencia normativa en relación a esas funciones
estatales entre La Nación y Las Provincias, incorporando el concepto de “Presupuestos
mínimos de Protección Ambiental”.
Esta cláusula ambiental se encuentra inserta en el segundo capítulo de la parte dogmática, el de los
llamados “Nuevos Derechos y Garantías” que ensancha la recepción constitucional de los derechos
humanos de 2a generación (los económicos, sociales y culturales) y por ello, se la incluye dentro de
los llamados Derechos de 3a generación (son derechos de incidencia colectiva que se fundan sobre
los valores de la paz y la solidaridad).
En el caso “Mendoza, Beatriz S. y otros c/ Estado Nacional y otros s/daños y perjuicios (derivados de
la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo) CSJN 20/06/2006), se definieron las notas
esenciales de lo que se debe considerar un “derecho de incidencia colectiva” tales como: uso común,
indivisibles, transindividuales, pertenecientes a la esfera social y no disponibles para las partes. Por
ende, un bien será colectivo cuando exista una pluralidad de titulares y éste sea no susceptible de
apropiación exclusiva pero susceptible de uso y goce común.
Análisis
Articulo 41: Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
Ambiente Equilibrado
Ecológicamente equilibrado. El equilibrio que busca proteger el texto constitucional es tanto el
equilibrio de los ecosistemas como el equilibrio individuo-sociedad.
Apto para el desarrollo humano
El concepto de desarrollo humano no se refiere únicamente a la cantidad de bienes y servicios que
pueda producir, sino fundamentalmente a la calidad de vida que puede y debe llevar todo habitante
del país.
El desarrollo humano no es lo mismo que el crecimiento económico, es más que eso, pues no basta
que el Estado o la comunidad brinde condiciones para el crecimiento económico, sino que, dentro de
nuestro sistema jurídico, debe ser apto para el desarrollo humano.
Y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades sin comprometer las de las
generaciones futuras…
Se incorpora el concepto de desarrollo sostenible o sustentable: La promoción del desarrollo
económico y la protección del medio ambiente, no son desafíos independientes.
Horacio D. Rosatti dice que los miembros de una generación “vienen al mundo dotados de ciertos
caracteres típicos, que les prestan una fisonomía común, diferenciándolos de la generación anterior”.
El individuo está adscrito a su generación, pero la generación no está en cualquier parte, sino entre
dos generaciones determinadas, de forma que es posible concebir dinámicamente, sin segmentar a
la sociedad como la articulación de generaciones, altitudes vitales desde las que se siente la
existencia de una determina manera.
❖ Criterio biológico puro, que remite a factores naturales de comprobación estadística precisa
como tasas de natalidad, de mortalidad, etc.
❖ Criterio biológico-político, que tiene en cuenta el predominio social de determinadas franjas
de edad en la toma de decisiones políticas.
❖ Criterio funcional que remite al segmento de vida humana impregnado de utilidad social.
❖ Criterio vivencial-cultural (seguido por José Ortega y Gasset y su discípulo Julián Marías) para
quienes, la generación se extiende temporalmente por quince años, que involucran las
siguientes etapas del crecimiento humano: niñez (0 a 15 años), juventud (15 a 30 años),
iniciación (30 a 45 años), predominio (45 a 60 años), vejez (más de 70 años).
“Corresponde a la Nación dictar normas que contengan los presupuestos mínimos de protección y a
las Provincias las necesarias para complementarlas sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales”
Los presupuestos mínimos deben estar contenidos en normas, es decir, en preceptos generales como
los que dicta el Congreso.
La Constitución atribuye al Congreso “hacer todas las leyes y reglamentos que sean convenientes
para poner en ejercicio los poderes concedidos al gobierno de la Nación Argentina, sin perjuicio de la
facultad reglamentaria, que con posterioridad a la intervención del Congreso y dentro de los límites
de la ley, pueda ejercitar el Poder Ejecutivo.
Los presupuestos mínimos de protección a dictar por La Nación son un piso al que las provincias
quedan habilitados para colocar un techo más alto para complementarlos en virtud de la potestad de
éstas de extender la protección ambiental en sus territorios.
La ley general del ambiente entiende por Presupuesto Mínimo, a “toda norma que concede una
tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional y tiene por objeto imponer
condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos y de los
radiactivos.
Cabe conceptualizar a los residuos como todo objeto, sustancia o energía que resulte de la
utilización, descomposición, transformación o destrucción de un objeto, sustancia o energía que
carece de utilidad para su dueño y cuyo destino natural debería ser su eliminación.
Residuo peligroso es aquel que puede causar daño directo o indirecto a seres vivos o contaminar el
suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general. Los residuos radiactivos son los isótopos y los
elementos que han sido expuestos a contaminación radiactiva, durante el proceso de producción o
utilización de combustible nuclear.
Impone al Congreso de la Nación proveer el dictado de normas que hacen al desarrollo humano, al
progreso económico (aumento de la producción de bienes y servicios) debe hacerse con justicia
social, mediante la distribución de esos bienes y servicios debe hacerse equitativamente entre los
individuos de la sociedad.
Es importante el concepto de calidad de vida, el cual comprende aspectos no monetarios en la vida
de una persona.
Al aumento de la productividad, en el sentido de un mayor rendimiento del trabajo humano.
A la generación de empleo o si ello no es posible, la utilización de políticas de subsidios a los
desocupados.
A la formación profesional, tanto en lo educacional como en lo práctico.
A la defensa del valor de la moneda, para un país que durante más de medio siglo tuvo el flagelo de
la inflación y la hiperinflación.
Ello fundamentalmente se logra con una adecuada política fiscal y de equilibrio de las cuentas
públicas.
A la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento, a través de
políticas activas, como la llave del poder de las naciones.
Al desarrollo armónico y el doblamiento de su territorio, atento al desigual desarrollo de nuestra
nación.
A la formación de Regiones entre provincias de igual o parecido desarrollo, a través de políticas
diferenciadas para evitar los desequilibrios entre provincias y regiones.
Medio sugiere la idea de rodear, circundar, alojar, el medio donde se vive, el medio natural.
Ambiente sugiere la idea de condicionar, estar en ambiente, estar ambientado– Se aglutinan ambos
sustantivos y surge la denominación “Medio Ambiente”
El medio ambiente, se presenta como una realidad compleja e interactuante compuesta de distintos
elementos bióticos (animales y vegetales) y abióticos (aire, agua, suelo).
El despertar de la conciencia ambiental se produce en la década del 60. El destinatario final de este
medio ambiente es el ser humano.
Se establece el derecho humano al ambiente como parte de los derechos de la tercera generación en
las constituciones y entre nosotros a partir de 1994 en la Constitución Nacional de 1994.
Surge el derecho ambiental, como disciplina jurídica que se caracteriza por ser transversal
La Ley General del Ambiente es una ley marco en materia de presupuestos mínimos de protección
ambiental, dictada conforme al tercer párrafo del artículo 41. Es una ley mixta porque regula
aspectos generales relativos a los presupuestos mínimos sobre protección ambiental (principios e
instrumentos de política ambiental), contiene también aspectos concretos vinculados al daño
ambiental. Con ello, la ley tiene normas de diversa índole en función de las categorías establecidas
por el art. 41 de la Constitución Nacional.
Al momento de esquematizar las potestades legislativas del Congreso de la Nación, Eduardo P.
Jiménez, clasifica los tipos de leyes de la siguiente manera:
❖ Leyes orgánicas (o de organización)
❖ Leyes federales (o especiales)
❖ Leyes ordinarias (o comunes)
❖ Leyes de base (o de habilitación)
❖ Leyes medidas (administrativas)
La ley 25.675 Ley General del Ambiente el Congreso Nacional la sancionó el 6 de noviembre de
2002, denominada Ley general del Ambiente, la misma fue publicada en el Boletín Oficial 28 de
noviembre 2002 con el título de Política Ambiental Nacional.
Estructura de la Ley N° 25.675
Se compone de 35 Art. y dos Anexos.
1. Acta constitutiva del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) de fecha 31de Agosto
de 1990– firmado en la Rioja.
Es un organismo permanente para la concertación y elaboración de una política ambiental
coordinada entre los estados miembros (provincias, Gobierno Federal y ciudad de Buenos
Aires), actúa como Persona Jurídica de derecho público, integrado por una Asamblea, una
Secretaría Administrativa y una Secretaría Ejecutiva.
2. El Pacto Federal Ambiental (de fecha 05 de Julio de 1993 firmado en Cap. Federa por las
provincias, Gobierno Federal, y la ciudad de Buenos Aires). Su fin es promover políticas
ambientales adecuadas en todo el territorio nacional, estableciendo acuerdos marcos entre
los estado y la nación o los estados provinciales entre sí.
La ley contiene tres grandes capítulos que determinan esa línea directriz:
❖ Política ambiental (titulado por la ley Bien Jurídicamente protegido)
❖ Principios de la Política ambiental (donde la ley establece los principios que deben ser
respetados por la política ambiental nacional).
❖ Instrumentos de la política de la gestión ambiental:
a) Ordenamiento ambiental territorial.
b) Evaluación del impacto ambiental.
c) El sistema de control sobre el desarrollo de las actividades antrópicas.
d) La educación ambiental.
e) El sistema de diagnóstico e información ambiental.
f) El régimen económico de promoción del desarrollo sustentable.
La ley también abarca conceptos necesarios para normas ambientales futuras, como ser
participación ciudadana, los seguros ambientales y el daño ambiental.
Según Alsina: “el nuevo art.41 de la CN ha puesto fin al problema de las competencias en el ejercicio
del poder de policía ambiental. En adelante, la nación deberá dictar las normas legales necesarias
para la tutela del ambiente en toda la República que contenga los presupuestos mínimos de
protección”.
Bidart Campos sostiene: “que el sistema de derechos de la Constitución Federal obliga a las
provincias, que no pueden disminuir el sistema, pero pueden mejorarlo y ampliarlo. Agrega que este
sistema se caracteriza que lo que primacía sobre el derecho provincial es el piso y obliga a acatarlo,
pero en donde el techo queda a cargo de las provincias. Por ello la tarea de interpretación requiere
una concurrencia de competencias.”
Las normas de presupuestos mínimos de protección ambiental para toda la Nación es una facultad a
cargo de la Nación (art. 41 de la Constitución Nacional) y debe ser ejercida por Congreso de la Nación
correspondiéndole al Poder ejecutivo federal la potestad reglamentaria, dejando a las jurisdicciones
locales la facultad para dictar normas complementarias incrementando o ampliando las mismas.
Las provincias, la CABA y los municipios pueden dictar toda la legislación vinculados a los temas
ambientales, de acuerdo con los problemas originados en su ubicación geográfica, pero siempre
observando las pautas mínimas que se hubieren dictado previamente por la Nación.
“Se entiende por presupuesto mínimo al umbral básico de protección ambiental que corresponde
dictar a la Nación y que rige en forma uniforme en todo el territorio nacional como piso
inderogable que garantiza a todo habitante una protección ambiental mínima más allá del sitio en
que se encuentre. Incluye aquellos conceptos y principios rectores de protección ambiental y las
normas técnicas que fijen valores que aseguren niveles mínimos de calidad. La regulación del
aprovechamiento y uso de los recursos naturales, constituyen potestades reservadas por las
Provincias y por ello no delegadas a la Nación. En consecuencia, el objeto de las leyes de
presupuestos mínimos debe ser el de protección mínima ambiental del recurso y no el de su
gestión, potestad privativa de las provincias.”
Sus limitaciones:
1) Es indudable que el artículo 41 de la CN contiene una expresa delegación de las Provincias a
la Nación, de potestades legislativas de protección ambiental, imponiendo las siguientes
limitaciones para tal cometido: a) que su contenido sea de garantía mínima; b) que sea de
protección ambiental; y c) que no se alteren las jurisdicciones locales.
2) Son leyes dictadas por el Congreso de la Nación. El mandato del artículo 41 de la C.N. está
otorgado a la “Nación” y consiste en el dictado de “normas”. De conformidad con las
previsiones contenidas en el artículo 75, inc. 32, 76 y 99, 2º Párrafo del inc. 3º de la CN, debe
entenderse que la referencia a Nación es al Congreso de la Nación, único Poder con
facultades legislativas.” En consecuencia, el concepto normas corresponde al de leyes, que
por su naturaleza son dictadas por el Congreso de la Nación.
3) Contenido de Protección Ambiental: Toda interpretación que se haga debe tener carácter
restrictivo lo que implica que su objetivo debe mantener una relación directa y concreta con
la finalidad de protección ambiental sin desvirtuar las competencias reservadas a las
provincias, vaciando de contenido a los arts. 122 y 124 C.N.
COFEMA dice que se entiende por normas complementarias: “Las leyes de presupuestos mínimos
pueden ser reglamentadas por las provincias de conformidad a los mecanismos que sus
ordenamientos normativos prevén, en caso que éstas lo consideren necesario a los efectos de su
aplicación efectiva. La Nación, por su parte, tiene la misma facultad en el marco de su jurisdicción y
en el ámbito de las competencias constitucionalmente delegadas.
Para el caso en que existan normativas provinciales o locales menos restrictivas que la ley de
presupuestos mínimos, éstas deberán adecuarse a la Ley Nacional. Respecto de las normas locales
vigentes y preexistentes a las leyes de presupuestos mínimos de protección ambiental, aquellas
mantienen su vigencia en la medida que no se opongan y sean más exigentes que éstas.
De acuerdo al orden cronológico que fueron sancionados las leyes de presupuestos mínimos hasta la
fecha son:
La Constitución de la Provincia sancionada en el año 2006 en su art. 41 dispone que: “La Provincia de
Tucumán adopta como política prioritaria de Estado la preservación del medio ambiente…”. La
norma constitucional reafirma lo dispuesto en el art. 41 de la Constitución Nacional que establece
que el derecho de tercera generación, de que todo habitante tiene de gozar de un ambiente sano y
su responsabilidad de preservarlo para las generaciones futuras.
En igual sentido a lo consagrado en la Constitución Nacional, la dictada por nuestra provincia, con la
última reforma operada en el año 2.006, dispone en su artículo 41, abarcando, de manera extensa, la
temática ambiental, que: La Provincia de Tucumán adopta como política prioritaria de Estado la
preservación del medio ambiente. El ambiente es patrimonio común. Toda persona tiene derecho a
gozar de un ambiente sano y equilibrado, así como el deber de preservarlo y defenderlo en provecho
de las generaciones presentes y futuras. El daño ambiental conlleva prioritariamente la obligación de
recomponerlo y/o repararlo. Dentro de la esfera de sus atribuciones la Provincia:
Arbitrará los medios legales para proteger la pureza del ambiente preservando los recursos naturales,
culturales y los valores estéticos que hagan a la mejor calidad de vida. Prohibirá el depósito de
materiales o substancias de las consideradas basuras ecológica, sean de origen nuclear o de cualquier
otro tipo. Acordará con la Nación, las otras provincias y las municipalidades, lo que corresponda, para
evitar daños ambientales en su territorio por acciones realizadas fuera del mismo. Regulará,
asimismo, la prohibición de ingreso de residuos peligrosos y radiactivos al territorio provincial,
propiciando mecanismos de acuerdos con el Estado Nacional, con otras provincias, o con la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Estados extranjeros e instituciones privadas, con el objeto de crear
sistemas de tránsito, tratamiento y/o disposición final de los mismos. Deberá prevenir y controlar la
contaminación y la degradación de ambientes por erosión, ordenando su espacio territorial para
conservar y acrecentar su equilibrio. Protegerá las reservas naturales declaradas como tales y creará
nuevas con la finalidad de que sirvan como bancos de semillas de la flora autóctona, material
genético de la fauna y lugares de estudio de las mismas. Fomentará la forestación, especialmente con
plantas autóctonas, tanto en tierras privadas como en las del Estado. Reglamentará la producción,
formulación, comercialización y uso de productos químicos, biológicos y alimenticios de acuerdo a las
normas vigentes en la materia y a los códigos de conducta internacional. Procurará soluciones
prácticas, respetando las reglas sobre expropiación. Garantizará el amparo judicial para la protección
del ambiente. Promoverá la educación ambiental en todas las modalidades y niveles, y desarrollará
campañas destinadas a la concientización de la ciudadanía en general. Establecerá la obligatoriedad
de la evaluación previa del impacto ambiental de todo emprendimiento público o privado susceptible
de relevante efecto. Determinará por ley el régimen de competencia en materia ambiental,
delimitando expresamente las facultades que correspondan a la Provincia y a los municipios.
Reservará para sí la jurisdicción sobre toda cuestión que se suscite en materia ambiental dentro de su
territorio, y su sustanciación será de competencia administrativa y judicial provincial”.
Se advierte que, aunque no emplee el término “biodiversidad”, ella se encuentra implícitamente
comprendida en los alcances del texto en cuanto de manera general sienta como principio “la
preservación del medio ambiente”, y específicamente propende a la protección de las reservas
naturales, a la creación de bancos de semillas de flora autóctona, material genético de la fauna;
fomentando la forestación, especialmente con plantas autóctonas. Lo consagrado, claro está,
dependerá en gran medida de la operatividad que los organismos pertinentes doten a tales ideales a
fin de que no queden en mera letra muerta.
Ley 6253/91 sobre defensa, conservación y mejoramiento del ambiente
La ley comentada, con las modificaciones introducidas por las leyes N° 7459 y 7873, en vigencia
desde el año 1991 tiene por objeto (art. 1°), el racional funcionamiento de los ecosistemas humanos
(urbano y agropecuario), y natural mediante una regulación dinámica del ambiente, armonizando las
interrelaciones de Naturaleza– Desarrollo– Cultura, en todo el territorio de la provincia de Tucumán.
Esta ley está compuesta por 4 títulos, con varios capítulos dentro de cada uno. Así el Título primero
trata sobre el Objeto y ámbito de aplicación, el Título segundo sobre las autoridades de aplicación,
título tercero sobre la contaminación y también del impacto ambiental, y el Título cuarto trae
disposiciones especiales acerca de las aguas, de los suelos, la atmósfera, la flora, la fauna y la energía.
Por ejemplo:
a) Inventario y clasificación de los suelos por región especificándose grado de utilización,
degradación, sobreexplotación, etc.;
b) Listado de plaguicidas, herbicidas, fertilizantes…evaluando sus efectos actuales y residuales;
Monitoreo periódico de los suelos de la provincia para proceder a la reclasificación para un mejor uso
y mantenimiento de su calidad.
Artículo 24°: La Autoridad de Aplicación en coordinación con las otras áreas competentes en la
materia y teniendo en consideración las tablas de datos de la Organización Mundial de la Salud,
reglamentarán
a) El uso de elementos físicos químicos y biológicos compatibles con la óptima productividad de los
suelos y la protección de los seres vivos.
b) La producción, transporte, distribución, almacenamiento y eliminación de desechos, productos o
compuestos, cuyo volcamiento, voluntario o accidental pudiere degradar los suelos o resultar
peligroso para la salud humana.
En el artículo 24, como una obligación separada reitera lo enunciado en el apartado “a” del artículo
precedente, en cuanto se refiere al deber que pesa sobre las autoridades del área de reglamentar el
“uso de elementos físicos– químicos y biológicos compatibles con la óptima productividad de los
suelos y la protección de los seres vivos”.
El apartado “b” del artículo comentado reglamenta, erróneamente como permitida, la “producción,
transporte, distribución, almacenamiento y eliminación de desechos, productos o compuestos, cuyo
volcamiento, voluntario o accidental pudiere degradar los suelos o resultar peligroso para la salud”.
Indudablemente peca de defectuosa y contradictoria la redacción comentada, por cuanto las
conductas descriptas constituyen maniobras prohibidas y sancionadas por la misma ley, la que
precisamente las reitera en la disposición contenida en el artículo 10 (Queda prohibido a toda
persona, individual o titular responsable de plantas, instalaciones de Producción o servicio, realizar
volcamientos de efluentes contaminantes a las masas superficiales y subterráneas de agua,
descargas, inyección e infiltración de efluentes contaminantes a los suelos, o hicieren emisiones o
descargas de efluentes contaminantes a la atmósfera, que produzcan o pudieren en el corto, mediano
y largo plazo una degradación irreversible, corregible o incipiente que afecte en forma directa o
indirecta la calidad y equilibrio de los ecosistemas humano y natural.) Resulta evidente que las
autoridades intervinientes jamás podrían reglamentar como válidas, lícitas o permitidas, actividades
que a todas luces contrarían las finalidades y objetivos que se propone la ley comentada.
La ley 6.290
Llamada ley de suelos, como su nombre lo indica, tiene por objeto la protección y conservación del
suelo en aras de mantener su capacidad productiva, calificando dicho objetivo como de “interés
público” (art. 1); a tal fin impone a los sujetos obligados, la adopción de prácticas conservacionistas
que permitan aprovecharlo de manera racional. Con la finalidad de cumplir con los objetivos
señalados, la ley clasifica y distingue distintas regiones naturales para la implementación de técnicas
que permitan el cumplimiento de los objetivos de la ley, correspondiendo a la autoridad de
aplicación determinar los casos en que pueda ser degradado el suelo productivo. En relación a ello,
cabe hacer una crítica en cuanto a la sola mención de la “degradación” cuando es sabido que a ella se
suman múltiples causan que arrojan idéntico resultado, tales como la erosión, ya sea hídrica o eólica,
agotamiento, decapitación, que de una manera u otra disminuyen o anulan la capacidad productiva
del suelo. En el ámbito administrativo, la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos dependiente de
la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la provincia, autoridad de aplicación de la normativa
vigente, encaró la implementación, en el ámbito de sus atribuciones, de programas de fomento, a fin
de propender a la conservación de la biodiversidad mediante la implementación de áreas naturales
protegidas. Estas constituyen uno de los mecanismos primordiales de conservación del patrimonio
natural, cultural y de sus recursos.
Se denomina área protegida a aquellos ambientes que cuentan con protección legal y manejo
especial, destinado al logro de objetivos de conservación y/o preservación. Su manejo orgánico y
estructurado, a través de un Sistema de Áreas Protegidas, es el punto medular de cualquier
programa en la materia, figurando entre sus objetivos y funciones el de conservar la biodiversidad,
mantener el equilibrio natural y preservar los escenarios naturales importantes, proteger los hábitats
de especies amenazadas, resguardar el patrimonio natural y cultural, etc. Tucumán posee, en este
sentido, 12 áreas protegidas. La diversidad biológica, los recursos hídricos, la estabilidad, el
funcionamiento de todo el territorio provincial y su desarrollo socioeconómico sostenible dependen,
en gran medida, de la preservación y protección de estas áreas. Ellas poseen, además, valores
arqueológicos y antropológicos, que las convierten en centros de primer nivel en el panorama de la
totalidad del territorio nacional. La protección de ambientes naturales en la provincia de Tucumán se
inició a principios de siglo, época de oro de la cultura y las ciencias tucumanas, reflejando las
primeras tendencias nacionales y mundiales de los movimientos proteccionistas. Desde las primeras
décadas del siglo XX se llevaron a cabo varias iniciativas y proyectos, que se concretarían en el año
1936, cuando se crea el Parque Provincial La Florida, primera área protegida provincial en Argentina
y la primera del país adquirida por el Estado con fines de preservación de la naturaleza.
Nuestra provincia posee la legislación,( sin bien dispersa y con fallas en su adecuación a la vigente a
nivel nacional), y los instrumentos idóneos a fin de propender a la protección de la diversidad
biológica sita en el ámbito de su territorio, muchas veces amenazada por los efectos de la
contaminación generada mayormente por las actividades industriales que en ella se desenvuelven,
como ser la derivada de la industria azucarera.
Unidad N°3 DD AMBIENTAL
La protección de la naturaleza y del ambiente siempre estuvo presente en los diferentes pueblos,
pero es en el siglo XX, a partir de 1960, que se intensificó la difusión de los problemas ambientales y
toma de conciencia de que había que adoptar medidas urgentes tendientes a evitar el daño al
ambiente. Es así que para mencionar algunos de los problemas que afectan al ambiente se puede
citar: a la deforestación de grandes superficies en la zona del Amazona, lo que implica la pérdida de
biodiversidad, la contaminación atmosférica por gases específicos emanados de las industrias y
también del transporte y por el uso de las calefacciones en los centros urbanos, la acumulación de
residuos industriales, tóxicos y peligroso, los que emanan de los residuos domiciliarios y los que
surgen de la actividad agraria, todos ellos inciden significativamente en la calidad del ambiente y por
ende en la salud de los individuos. Asimismo, está también la contaminación de las aguas de los ríos,
arroyos, canales y lagos como consecuencia de la actividad que realiza el hombre a través de sus
industrias, y la contaminación sonora en las grandes ciudades en donde sus habitantes deben
soportar niveles de ruido superiores a los admisibles, produciendo una degradación progresiva del
ambiente, con graves consecuencias en la salud de la población. Este y otros son algunos de los
problemas que se afrontan en la actualidad. El siglo XX se caracterizó por la incorporación de nuevas
técnicas agrícolas, selección de razas, variedades, mecanización agraria, uso de nuevos componentes
químicos como elementos de luchas contra plagas y enfermedades, fabricación de abonos en
sustitución de los naturales, técnicas de cultivos intensivos, nuevos métodos de mejoras genéticas
con la incorporación de nuevas técnicas de la llamada ingeniería genética, el perfeccionamiento de
los métodos de transporte, la creación de múltiples industrias, los emprendimientos mineros con
explotaciones no solamente subterráneas, sino también a ciclo abierto en fin todo tipo de
actividades realizadas por el hombre en pro del progreso. El paradigma dominante del desarrollo
económico sustentable, fundado en el patrón antropocéntrico llevo a considerar que el progreso y la
evolución permitirían 198 generar tecnología sin límites a tal punto de destruir el ambiente en donde
el hombre está inserto y se desarrolla, medio que lo condiciona y a su vez es modificado por su
acción. Contra esa concepción se reacciona y se comienza a gestar una nueva visión filosófica: “El
hombre es parte integrante de la naturaleza y debe extender su valor a toda ella sin que esta actitud
signifique que pierda su creatividad”. Surgen los términos ecología, recurso, ambiente, impacto
ambiental, daño ambiental, biodiversidad, vocablos que en principio son utilizados en otras
disciplinas ajenas al derecho pero que poco a poco se incorporarán a él. Se entiende por ecología
como la ciencia que estudia la interrelación entre los organismos y sus medios. El vocablo recurso se
define como algún bien del que depende el ser viviente para su mantenimiento o abastecimiento.
Los recursos naturales son aquellas manifestaciones y materias naturales que el hombre puede
utilizar para satisfacer sus necesidades, anhelos y aspiraciones. Se tratan de recursos prístinos
(Prístinos del latín pristinus, que significa primitivo, original).
Reunidos del 5 al 16 de junio de 1972, los representantes de 113 Estados y más de 400 ONGs
contemplaron la necesidad de un criterio y unos principios comunes que ofrecieran a los pueblos del
mundo inspiración y guía para preservar y mejorar el medio humano.
Durante las discusiones, se observaron dos facciones de Estados. La primera, compuesta por
las naciones desarrolladas, sostenía que debía cesarse rápidamente con las políticas depredadoras de
los ecosistemas. En tanto, los países en vías de desarrollo se agruparon denunciando que un cambio
tan brusco significaría auto condenarse a la pobreza y a convertirse en vertedero del mundo
desarrollado.
La discusión trajo a colación una evidente verdad. Mientras el mundo desarrollado podía darse
el lujo proteger sus ecosistemas de la mano de gobiernos no constreñidos financieramente, el resto de
las naciones no podía seguir el mismo camino con sus resentidas economías; la única manera era si
mediaba una actitud de solidaridad de los países desarrollados.
• La capacidad del hombre para transformar su medio puede llevar al ennoblecimiento de todos
los pueblos, así como también dañar incalculablemente a la humanidad.
• En los países en vías de desarrollo, la mayor parte de los problemas ambientales están
motivados por el subdesarrollo. Es por ello que deben dirigirse esfuerzos para desarrollar
dichas sociedades de acuerdo a sus prioridades y necesidades.
• Los seres humanos deben redirigir sus esfuerzos a mejorar las condiciones de vida del medio,
con entusiasmo, trabajo y serenidad.
• La humanidad, en todos sus planos, debe aceptar las responsabilidades que le incumben y
participar equitativamente en la labor común de proteger el ambiente y lograr el desarrollo.
Para ello se requerirá cooperar en todos los niveles.
Según Bellagamba, de los puntos antedichos se desprenden dos conceptos jurídicos esenciales
en materia ambiental, según los cuales el hombre tiene:
PNUMA
Es la voz del medio ambiente en el sistema de las Naciones Unidas. Actúa como catalizador,
defensor, educador y facilitador para promover el uso sensato y el desarrollo sostenible del medio
ambiente global.
El mandato del PNUMA es ser la autoridad ambiental líder en el mundo, que fija la agenda
ambiental global, que promueve la aplicación coherente de las dimensiones ambientales del desarrollo
sostenible en el marco del sistema de las Naciones Unidas, y que ejerce de defensor acreditado del
medio ambiente global.
Cambio Climático. El Programa lucha contra el cambio climático colaborando con los
diferentes países para reducir su huella de carbono e incrementar su resiliencia ante los
impactos actuales y futuros del cambio climático. Esto se da mediante iniciativas tales como la
creación de capacidades y sensibilización, intercambio de información, evaluación de
necesidades tecnológicas y vulnerabilidad, e implementación de proyectos específicos de
mitigación y adaptación.
B) Manejo de Ecosistemas. La presión sobre los ecosistemas terrestre amenaza las perspectivas
de desarrollo económico, pero al mismo tiempo ofrece una enorme ventana de oportunidades
para que empresas y gobiernos innoven en beneficio de las comunidades. Es tarea del
Programa trabajar para articular, facilitar y apoyar en brindar las respuestas apropiadas para
dichos desafíos, promoviendo el crecimiento socioeconómico y la igualdad.
E) Eficiencia de Recursos. Dentro de ésta área, el Programa tiene como objetivo apoyar y facilitar
los esfuerzos mundiales para asegurar que los recursos naturales sean producidos, procesados
y consumidos en una forma más ambiental y sostenible. Para ello, se requerirá una
combinación de nuevas políticas, una inversión redirigida, aplicación de tecnologías
ecológicamente racionales, cooperación internacional y la creación de capacidades para
reformar las economías nacionales, así como la economía mundial.
Establecida a instancia de la AG, la CMMAD fue creada como consecuencia de los ínfimos
avances respecto de los principios de Estocolmo y de la expansiva corriente neoliberal a instancias de
EE.UU. y el Reino Unido. Presidido por la ex Primer Ministra noruega Gro Herlem Brundtland (que dio
lugar a que la comisión fuera popularmente denominada Comisión Brundtland), el grupo de trabajo
recibió la sugerencia de proponer estrategias medioambientales a largo plazo para alcanzar un
desarrollo sustentable, además de recomendar sendas a través de las cuales la comunidad
internacional pudiera lidiar cooperativamente con la cuestión ambiental.
Luego de cuatro años de trabajo, se publicó el reporte titulado Nuestro Futuro Común (también
llamado Reporte Brundtland), que se hizo famoso por acuñar la siguiente definición:
El desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin
comprometer la habilidad de futuras generaciones para satisfacer las propias.
El ozono es un gas que forma una delgada capa en la parte superior de la atmósfera, entre 12
y 15 kilómetros de altura. La gran importancia de esta capa radica en que protege la superficie terrestre
de la radiación ultravioleta dañina que proviene del sol y que puede causar cáncer de la piel y daños
imprevisibles a las plantas, las algas, la cadena de alimentación, y el ecosistema mundial.
En 1974, los científicos publicaron sus primeras hipótesis científicas sobre como los gases
clorofluorocarbonos (CFC), utilizados ampliamente y que no presentan ningún daño, pueden migrar a
la estratosfera, mantenerse intactos durante décadas o siglos y romper la capa de ozono por la
liberación de cloro.
En el marco del convenio, se han llevado a cabo numerosos acuerdos y tratados para reducir o
prohibir la producción y venta de CFC; el más importante de éstos es el Protocolo de Montreal. De
acuerdo a evaluaciones del PNUMA y de la Organización Meteorológica Internacional (OMI), la
cantidad de compuestos combinados que agotan la capa de ozono alcanzó su punto máximo en 1994
y desde entonces ha disminuido paulatinamente. La capa de ozono continuará adelgazándose debido
a las sustancias químicas que ya se encuentran en la atmósfera. Sin embargo, si se lleva a cabo al pie
de la letra los acuerdos, la capa de ozono estará totalmente restaurada a mediados del siglo XXI.
En el documento se definen a los residuos peligrosos, otorgando a toda parte del Convenio la
potestad de añadir a esta lista otros residuos clasificados peligrosos en su legislación nacional.
Respecto a los movimientos transfronterizos, son definidos como todo movimiento de residuos
peligrosos o de otros residuos procedentes de una zona que sea competencia nacional de un Estado y
con destino a una zona que sea competencia nacional de otro Estado, o en tránsito por dicha zona, o
de una zona que no sea competencia nacional de ningún Estado, o en tránsito por dicha zona, siempre
y cuando al menos dos Estados se vean afectados por el movimiento.
Entre las obligaciones y prohibiciones que impone este instrumento se pueden mencionar:
• Obligación de reimportación de residuos peligrosos si éstos han sido objeto de tráfico ilícito.
Del 3 al 14 de junio de 1992, los representantes de 172 países y de unas 1.500 ONGs se
reunieron en Río de Janeiro para llevar por primera vez al plano real el concepto de desarrollo
sustentable. En base a los p i ipios de Esto ol o el ‘epo te B u dtla d, el o jetivo fue esta le e u a alia za
u dial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación, procurando alcanzar
acuerdos internacionales en que se respetaran los intereses comunes e interdependientes de la Tierra
y sus habitantes.
Como resultado de la reunión de elaboraron una serie documentos de gran relevancia para el
derecho ambiental internacional:
c. Control ambiental. Es una necesidad que debe hacerse efectiva por medio de la
legislación de los Estados y los organismos de integración. Se precisa, además, instaurar
una obligación de evaluar el impacto ambiental de toda actividad y no permitirla si no
hay seguridad científica respecto de su inocuidad.
B) Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El objetivo de este tratado
es lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Este nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten
naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada
y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible.
C) Convenio de las Naciones Unidas sobre la Protección de la Diversidad Biológica. Con éste
instrumento se reconoció el valor intrínseco de la biodiversidad (variedad y variabilidad entre los
elementos vivos) a nivel genético, especie o ecosistema, además de las demás valoraciones
asociadas (e.g. cultural, científica, etc.)
A su vez, se reconoce el derecho soberano de los Estados de explotar sus propios recursos en
aplicación a su propia política ambiental, y la obligación de asegurar que las actividades que se lleven
a cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no perjudiquen al medio de otros Estados o a zonas
situadas fuera de jurisdicción nacional.
D) Agenda 21. Se trata de un calendario de trabajos concretos parar hacer realidad lo acordado en
Río
9, a o da do los p o le as de fi es del siglo XX los ue se esti a te d á luga a lo la go del presente
siglo. Esencialmente, refleja un consenso mundial a nivel político sobre el desarrollo y la
cooperación en la esfera del medioambiente, estableciéndose medidas de acción, métodos de
financiamiento y compromisos varios.
CUMBRE MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SOSTENIBLE (Johannesburgo 2002)
Del 26 de agosto al 4 de septiembre tuvo lugar la también llamada Cumbre de la Tierra 2002,
reuniendo a instancias de Naciones Unidas a líderes empresarios y ONGs con el objetivo de discutir
formas de implementar el desarrollo sostenible a través de iniciativas no gubernamentales. A su vez,
se buscó discutir formas de hacer frente de manera sustentable a las crecientes demandas de comida,
agua y otros servicios esenciales por parte de la población mundial. Lamentablemente, la conferencia
sufrió el boicot de los Estados Unidos, entonces presididos por el republicano George W. Bush.
Fuera de la Declaración, se firmaron numerosos tratados entre diversos países para afrontar
acciones tendientes a garantizar el acceso al agua potable y a condiciones sanitarias dignas. También
hubo un compromiso para detener el deterioro de los ecosistemas marinos y forestales.
CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE DESARROLLO SOSTENIBLE (Río de Janeiro 2012)
• ¿Cómo construir una economía ecológica para lograr el desarrollo sostenible y sacar la
gente de la pobreza?
A) Nuestra Visión Común. Los Estados reafirman la necesidad del alcanzar el desarrollo sostenible
en sus dimensiones social, económica y ambiental. Para ello, es preciso lograr un mundo más
inclusivo y equitativo, en que primen la libertad, la paz, la seguridad, la democracia y el Estado
de Derecho.
B) Renovación del Compromiso Político. Los Estados renuevan el valor de las declaraciones y
planes de acción anteriores en materia ambiental, no obstante, su desigual aplicación y
cumplimiento de objetivos. Para mejorar, se vuelve necesario fomentar la integración de
regulaciones y políticas e incentivar la participación de todos los grupos.
C) Economía Verde. Éste tipo de economía ecológica debe contribuir a la erradicación de la
pobreza y al crecimiento ecológico sostenido, aumentando la inclusión social y mejorando el
ambiente humano sin resentir el funcionamiento saludable de los ecosistemas terrestres.
Principios
Concepto: "Los principios son ideas directrices, que sirven de justificación
racional de todo el ordenamiento jurídico; son, pues, pautas generales de valoración
jurídica. Son pues, líneas fundamentales e informadoras de la organización."8 Las líneas
directrices que informan algunas normas e inspiran directa o indirectamente
una serie de soluciones por lo que pueden servir para promover y encauzar la aprobación
de nuevas normas, orientar la interpretación de las existentes y resolver los casos
no previstos”. El derecho ambiental como rama del Derecho reposa sobre una serie de
principios jurídicos que se encuentran su fundamento en la auto conservación del medio
ambiente y que están dotados de autonomía propia. Estos principios jurídicos representan
las directivas y orientaciones generales en las que se funda el derecho ambiental,
con las características de que no son el resultado de construcciones teóricas
sino que nacen a partir de necesidades prácticas, que a su vez, han ido modificándose
con el tiempo, transformándose en pautas rectoras de protección del medio ambiente.
Principios de la política ambiental:
El art. 4 dispone que: “La interpretación y aplicación de la presente ley, y de toda
otra norma a través de la cual se ejecute la política ambiental, estarán sujetas al
cumplimiento de los siguientes principios”:
1. Principio de congruencia: La legislación provincial, municipal referida a lo ambiental
deberá ser adecuada a los principios y normas fijadas en la presente ley; en caso de que
así no fuere, éste prevalecerá sobre toda otra norma que se le oponga.
Principio de congruencia: surge en términos de armonizar, como asimismo de
integración normativa legal, consagrado en el ámbito regional supranacional, en el
artículo 1° del Tratado de Asunción del MERCOSUR, ley 23.981. Por lo demás, juega
por las diversas relaciones que, conforme n/ régimen de organización constitucional,
existe entre el Estado Federal y los Estados miembros (de supra subordinación,
de incoordinación y de coordinación). El principio de congruencia guarda familiaridad,
analogía o similitud con el denominado principio de regulación jurídica integral,
que, en síntesis, exigen del legislador en primer término y del intérprete en la
fase de aplicación, tener una perspectiva macroscópica e integradora. Este principio
se inserta en la mayoría de los instrumentos jurídicos internacionales, y con especial
atención ha sido declarado en el Primer Programa de Acción Comunitaria en
materia de ambiente, así como igualmente en la Recomendación N° 70 del Plan de
Acción adoptada en la Conferencia de Estocolmo.
1-Intereses difusos y legitimación. Distinción entre derecho subjetivo, interés legítimo, interés
simple e intereses difusos o colectivos. Criterios básicos. Jurisprudencia – Fallo Halabi.
Los derechos humanos pueden clasificarse, teniendo en cuenta la época de su surgimiento, en tres
generaciones:
b-Derechos Humanos de Segunda Generación: En esta categoría podemos incluir a los derechos
Económicos, Sociales y Culturales, que surgen entre la primera y la segunda guerra mundial. El valor
protegido sobre los cuales se asienta esta segunda generación es la igualdad, el cual da nacimiento al
constitucionalismo social. Recepción constitucional: en nuestro ordenamiento jurídico se encuentran
receptados en el artículo 14 bis de la constitución nacional. Dentro de esta especie tenemos el
derecho al trabajo, a una vivienda digna, a la asistencia y seguridad social, etc. La tutela es indirecta,
por ejemplo, a través de la protección del derecho a la salud.
En la doctrina procesal se admite que los derechos colectivos o los derechos de grupo pueden
clasificarse en tres tipos: difusos, colectivos e individuales homogéneos.
- Se entiende por derechos o intereses difusos los que pertenecen a todos en la comunidad y al
mismo tiempo no pertenecen a nadie en particular (transindividual e indivisibles), es decir, “los que
pertenecen idénticamente a una pluralidad de sujetos, en cuanto a integrantes de grupos, clases o
categorías de personas, ligadas en virtud de la pretensión de goce, por parte de cada una de ellas, de
una misma prerrogativa. De forma tal que, la satisfacción de intereses que atañe a cada individuo, se
extiende por naturaleza a todos; del mismo modo que la lesión a cada uno afecta, a los integrantes
del conjunto comunitario”. Ellos pertenecen a personas indeterminadas unidas por circunstancias de
hecho. La esfera del interés difuso se vale del interés no individualizado porque no depende de
afectaciones personales sino del mismo hecho que se quiere amparar. Se los denomina intereses
difusos porque son compartidos entre una pluralidad de personas en cuanto integrantes de un
determinado grupo o comunidad, no pertenecen a una o varias personas en particular, sino a todo el
grupo al que afectan. Se caracterizan además por hacer referencia a bienes que no son susceptibles
de apropiación, y respecto de los cuales su disfrute individual no está limitado por el concurrente
disfrute de los otros miembros de la colectividad.
Así la constitución nacional al consagrar el Amparo Ambiental en el art. 43 faculta a deducir esta
acción al afectado, al defensor del pueblo y a las asociaciones que propendan a estos fines. A su vez
estos se encuentran legitimados a reclamar la recomposición del ambiente dañado en virtud del art.
30 de LGA, al igual que el Estado Nacional Provincial o municipal, y a la persona directamente
damnificada se le otorga legitimación activa tanto para la acción de recomposición como para la de
indemnización por el hecho dañoso acaecido en su jurisdicción. Por último, el art. 30 de LGA
establece el principio de concentración procesal al establecer “Deducida demanda de daño
ambiental colectivo por alguno de los titulares señalados, no podrán interponerla los restantes, lo
que no obsta a su derecho a intervenir como terceros”.
- Los derechos colectivos son transindividuales como los difusos. Difieren en que los miembros del
grupo están ligados entre sí o con la otra parte por una relación jurídica previa, por ejemplo, las
personas clientes de un banco que cobra gastos administrativos ilegales. La esfera del interés
colectivo perjudicado o amenazado que se representa por las entidades jurídicamente reconocidas o
constituidas ocasionalmente, las mismas condicionan el interés a tutelar y definen el interés
afectado.
- los derechos individuales homogéneos son derechos individuales subjetivos con la particularidad
de que derivan de un origen común, sea de hecho o de derecho y dan lugar a una acción colectiva
por daños individuales. Se denominan derechos homogéneos porque tienen la misma causa, hace
posible su tutela en un proceso colectivo y el dictado de una sola sentencia para todos. El interés de
cada uno coincide con el de los demás. Al coincidir los intereses, justifican que los efectos de la
sentencia sean proyectados a la mayor cantidad de casos, siendo útil para ello los las acciones de
clase y los efectos de este tipo de sentencia.
Para tratar de definir a los derechos de incidencia colectiva, se hacen referencia a ellos como
comprensivos de:
Los primeros reconocerían como titular a un sector de la sociedad, caracterizado como unidad
jurídica; mientras que los segundos partirían de un concepto individualista del derecho subjetivo
tutelado, aun cuando su titularidad se amplía.
2-Interés legítimo: existe una concurrencia de individuos a quienes el orden jurídico otorga una
protección especial por tener un interés personal y directo en la impugnación del acto. El interés
debe ser de un circulo definido ilimitado de individuos.
Jurisprudencia-Fallo Halabi
La legitimación anómala del Defensor del Pueblo y de las asociaciones, conferida por el art. 43
segundo párrafo de la Constitución, ha diluido la fuerza del principio que exige la existencia de una
causa judicial dado que permite accionar a quien no es titular del derecho. Sin embargo, la Corte
sigue demasiado apegada a la jurisprudencia tradicional (anterior a la reforma constitucional) y ha
rechazado diversas acciones de amparo interpuestas por el Defensor del Pueblo y las asociaciones
con el argumento de que no existía una causa o controversia judicial concreta.
Un fallo de la Corte más reciente es Halabi, Ernesto c/ P.E.N – ley 25.873 – dto. 1563/04 s/ amparo
ley 16.986”. Ernesto Halabi es el abogado que promovió amparo para declarar la inconstitucionalidad
de la ley 25.873, modificatoria de la ley de telecomunicaciones 19.798 y su decreto reglamentario N°
1563/04, en cuanto imponen a los prestadores de servicios de telecomunicaciones la obligación de
captar y derivar, en las condiciones allí reguladas, todas las comunicaciones que transmiten, para
permitir su observación remota a requerimiento del Poder Judicial o del Ministerio Público, e incluyó
en el concepto de “telecomunicaciones” al tráfico de datos por internet.
La ley 25.873 (llamada “ley espía”) decía tres cosas. Primero, que las telefónicas debían disponer los
medios para que las comunicaciones sean interceptadas a requerimiento del Poder Judicial y del
Ministerio Público. Segundo, que debían conservar por diez años los registros de llamadas o
conexiones. Tercero, que el Estado se hacía responsable por los eventuales daños y perjuicios
derivados de todo esto.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación señaló que para resolver si corresponde o no expandir la
cualidad de cosa juzgada de las sentencias judiciales sobre sujetos que habían participado en el
proceso (esto es para ver si resulta procedente o no la tutela colectiva), es necesario determinar cuál
es la naturaleza jurídica del derecho cuya salvaguardia se procuró mediante la acción deducida.
Abocada a esta tarea, identificó tres categorías de derechos, a saber: 1) individuales; 2) derechos de
incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos y 3) derechos de incidencia colectiva
referentes a intereses individuales homogéneos. Según el tribunal, los últimos dos tipos encuadran
en la noción de derechos de incidencia colectiva receptada por el art. 43 de la C.N.
En primera instancia, la Justicia habilitó competencia aun cuando la ley no se estaba aplicando por
propia decisión del Ejecutivo (quien había postergado la entrada en vigencia de la reglamentación).
Pero, con buen criterio, se asumió que la sola vigencia de la ley implicaba que no era cuestión
“abstracta”. Y, en cuanto al fondo, se dijo que la ley era inconstitucional básicamente porque “de sus
previsiones no queda claro en qué medida pueden las prestatarias captar el contenido de las
comunicaciones sin la debida autorización judicial” (además, en otros fundamentos se aludía al
riesgo de que los datos captados sean utilizados para fines distintos de los de investigación, exceso
en la reglamentación, insuficiencia del debate parlamentario).
Aunque, el Estado no apeló sobre la inconstitucionalidad en sí, la Corte Suprema le prestó mucha
atención a este caso. La importancia del fallo radica en el cons. 12º del fallo, después de hablar de los
derechos individuales y de los colectivos, la Corte ve en el segundo párrafo del art. 43 C.N. “una
tercera categoría conformada por derechos de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneos”.
Tal sería el caso de los derechos personales o patrimoniales derivados de afectaciones al ambiente y
a la competencia, de los derechos de los usuarios y consumidores como de los derechos de sujetos
discriminados.
Estos casos, según la Corte, se caracterizan porque:
No hay un bien colectivo (como podría ser el caso del ambiente, previsto en el primer pfo. del art. 43)
y se afectan derechos individuales divisibles. Sin embargo, hay un hecho que provoca la lesión a
todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica homogénea. La demostración de los
presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que concierne al daño
que individualmente se sufre.
En estos casos, dice la sentencia, “hay una homogeneidad fáctica y normativa que lleva a considerar
razonable la realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte,
salvo en lo que hace a la prueba del daño”. “Sin embargo, no hay en nuestro derecho una ley que
reglamente el ejercicio efectivo de las denominadas acciones de clase en el ámbito específico que es
objeto de esta Litis. Este aspecto resulta de importancia porque debe existir una ley que determine
cuándo se da una pluralidad relevante de individuos que permita ejercer dichas acciones, cómo se
define la clase homogénea, si la legitimación corresponde exclusivamente a un integrante de la clase
o también a organismos públicos o asociaciones, cómo tramitan estos procesos, cuáles son los
efectos expansivos de la sentencia a dictar y cómo se hacen efectivos”.
Frente a esa falta de regulación, cabe señalar que la referida disposición constitucional es operativa y
es obligación de los jueces darle eficacia, cuando se aporta evidencia sobre la afectación de un
derecho fundamental y del acceso a la justicia de su titular. Esta Corte ha dicho que donde hay un
derecho hay un remedio legal para hacerlo valer toda vez que sea desconocido; principio del que ha
nacido la acción de amparo, pues las garantías constitucionales existen y protegen a los individuos
por el solo hecho de estar en la Constitución e independientemente de sus leyes reglamentarias,
cuyas limitaciones no pueden constituir obstáculo para la vigencia efectiva de dichas garantías.
La corte, en el Cons. 14, hace mención al vacío legal y sostiene que “no es óbice para que los jueces
arbitren las medidas apropiadas y oportunas para una tutela efectiva de los derechos
constitucionales que se aducen vulnerados”. Sostiene que las garantías individuales existen y
protegen a los individuos por el solo hecho de estar consagrada por la constitución e
independientemente de la existencia de las leyes reglamentarias.
1-Una competencia general, atribuida a los tribunales ordinarios (según corresponda por el
territorio, materia o persona).
2-Una competencia especial de los tribunales federales en tanto se trate de actos u omisiones que
degraden o contaminen recursos ambientales interjurisdiccionales.
Amparo colectivo ambiental previsto en el artículo 43 de nuestra C.N: Legitimación para obrar:
Artículo 43: “Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de
particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o
ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley.
En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u
omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos
que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de
incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan
a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su
organización…”.
La justicia registra pronunciamientos en los que distingue una subespecie de amparo colectivo. En
esa línea doctrinaria, se destaca la existencia de una acción de amparo de características peculiares,
propias, calificada como amparo ambiental, reafirmándose por otra parte la esencia de orden público
que acompaña al derecho ambiental por su directa vinculación con la salud de la población, la calidad
de vida y la dignidad de la persona humana.
Amparo que goza de una doble naturaleza jurídica: como acción que por su propia dinámica excede
toda forma instrumental, y como derecho constitucional subjetivo innegable. Asimismo, se acentúa
los principios ambientales de solidaridad, que surgen del carácter intergeneracional del derecho
ambiental.
Se sostuvo que la tutela judicial que brinda la acción de amparo no funciona como vía subsidiaria,
sino que reviste carácter de alternativa principal cuando los derechos lesionados constituyen
enunciados básicos constitucionalmente reconocidos, ya que tiende a asegurar el rápido y efectivo
acceso a la jurisdicción, derecho que emana de la garantía constitucional de inviolabilidad de la
defensa en juicio.
El marco conceptual de la norma – el citado artículo 43 CN-, admite una legitimación individual y
colectiva, por categorías, grupos o clases de afectados. Se reconoce competencia procesal
(legitimación) a un elenco de sujetos bien abarcados: el usuario, el consumidor, el afectado, para
añadir concurrente y/o subsidiariamente al Defensor del Pueblo (art. 86, C.N), al Ministerio Público
(art. 120 C.N), y a las asociaciones que propendan a esos fines.
La legitimación es la aptitud de un sujeto o de una pluralidad de sujetos para obtener una sentencia
de fondo o de mérito. El legitimado es aquel que tiene relación con lo pretendido.
La aptitud para demandar coincide con la titularidad activa de la relación jurídica sustantiva
controvertida en el proceso. Esto es lo que se denomina legitimación activa normal.
El Paradigma Ambiental ha influido en cuanto a la legitimación para obrar, concepto este que está
unido al bien afectado.
Ejemplo: un líquido contaminante es derramado sobre un río y, al beber el agua, resultan tres
personas lesionadas y fallece una de ellas; en este caso hay un bien individual y resultan legitimados
los titulares afectados, es decir las personas o sus herederos.
Si dos pájaros la beben y mueren y con ello se extingue la especie, es dañado un bien colectivo y
resultan legitimados el afectado por la desaparición de dicha especie que es titular de un interés
difuso, las organizaciones no gubernamentales que son titulares de un derecho colectivo y el
Defensor del Pueblo, que es el titular de un interés público (art. 43 Constitución Nacional); en tales
casos tanto la acción de prevención – recomposición, como la de resarcimiento pueden producir
efectos sobre el bien, pero nunca ingresará dinero alguno al patrimonio de los titulares. Si el agua
enferma a miles de personas, estamos ante un caso de interés que son individuales, pero
homogéneos porque hay una causa común en el daño.
1- El afectado
El vocablo afectado debe ser interpretado en un sentido amplio para permitir que todo aquel sujeto
de derecho que se sienta vulnerado en forma directa o refleje un interés colectivo, pueda lograr una
directa y efectiva protección de su porción objetiva de interés común.
Sin bien es cierto, el Art. 43 de la Constitución Nacional legitima a sujetos diferentes del
directamente afectado, dicha amplitud en cuanto a la legitimación de ninguna manera significa que
pueda cualquiera demandar sin que exista cuestión susceptible de instar el ejercicio de la
jurisdicción, es decir, que debe existir un caso y la comprobación en este sentido es básica e
ineludible, de raigambre constitucional. Es fundamental que quienes realizan la presentación o
ejercen la pretensión demuestren que existe un perjuicio, la afectación de un interés jurídicamente
protegido.
La Constitución emplea la expresión afectado, y será la doctrina y los jueces quienes en su labor de
hermenéutica determinaran quien es el afectado: el afectado directo, el indirecto, el que lo es por
reflejo, por implicancia.
El vocablo afectado se vincula con la legitimación para deducir acción de amparo, conforme el Art. 43
de la Constitución Nacional y divide las corrientes, según la amplitud de interpretación del vocablo,
en tres:
1) Una amplísima: equipara las acciones ambientales a las “class action”, señalando que por
referirse a intereses difusos y a la protección de la salud y tratándose de la lesión de
derechos de tercera generación, todos los habitantes están habilitados para procurar su
protección.
2) Una amplia o intermedia: se habla de la acreditación de un mínimo interés razonable, son los
que sostienen que el término afectado comprende a los derechos subjetivos, como a los
intereses legítimos y los intereses simples.
3) Una restringida: consideran que el afectado es el titular de un derecho subjetivo que, por lo
tanto, persigue la satisfacción de un interés legítimo, requiere de un daño diferenciado que
titulariza al accionante.
En este caso no se trata del directamente afectado, sino que estamos frente a una legitimación
anómala, complementaria, integrativa, se trata de la representación de la persona, grupo o sujetos
afectados y en cuyo nombre se inicia la acción. Virtualmente es el titular de la acción popular en
representación del pueblo.
Esta representación no margina a la que tiene el afectado o a la víctima, sino que tiende a facilitar el
acceso a la justicia de muchas personas que, por diversas circunstancias, nunca promoverían un
proceso judicial.
No obstante, tales limites, el acogimiento de la legitimación del Defensor del Pueblo implica una
ampliación de los cánones legitimatorios, que la jurisprudencia ha debido ir adecuando al necesario
equilibrio a fin de evitar una función de esta institución de carácter exorbitante o abusiva en lo
procedimiento jurisdiccional.
El segundo párrafo del art. 43 de la norma Constitucional también confiere legitimación para
promover amparo contra cualquier tipo de discriminación, para tutelar el ambiente, la competencia,
el usuario y el consumidor y cualquier otro derecho de incidencia colectiva, a las asociaciones que
propenden a esos fines. La norma exige que las asociaciones se encuentren registradas conforme a la
ley.
Un criterio amplio acerca de la legitimación es la llave maestra de la tutela judicial efectiva. La ley
general del Ambiente, Ley de Presupuestos Mínimos, en su art. 30 a previsto un criterio de
legitimación más amplio que la reconocida en el segundo párrafo de la norma constitucional para
reclamar la tutela de los derechos de incidencia colectiva.
La Ley General del Ambiente establece distintos tipos de legitimación y cada una de ellas está ligada
al tipo de pretensión de la parte actora:
a-la persona directamente damnificada por el hecho dañoso puede promover un proceso de
resarcimiento y de recomposición.
b-el Afectado, el Defensor del Pueblo, las Asociaciones no gubernamentales de defensa ambiental, el
Estado Nacional, provincial o municipal pueden reclamar la recomposición del ambiente dañado.
c-toda persona puede solicitar el cese de la actividad generadora del daño a través de un proceso de
amparo. Esta amplísima legitimación, tiene relación con la acción popular. Tratándose por esta vía de
lograr el cumplimiento del mandato constitucional de que toda persona tiene derecho a un ambiente
limpio y sano y en consecuencia todo ciudadano puede lograr la cesación de las actividades dañosas
del ambiente.
Dice el Dr. Ricardo Lorenzetti, cuando se actúa en defensa del bien colectivo las acciones son las
siguientes:
*la recomposición: que implica que ya hay un daño y se vuelven las cosas al estado anterior
(recomposición in-natura);
*la reparación: que supone que ya hay un daño, que las cosas no pueden volver al estado anterior
(in-natura) y que procede una indemnización dineraria sustitutiva.
Con relación a la acción popular, aquella que se encuentra a disposición de cualquier persona frente
a cualquier acción antijurídica, nuestra Constitución Nacional, no la prevé, pero tampoco la prohíbe;
de modo que es posible, que un texto constitucional provincial la implemente. La legitimación
reconocida por estas Constituciones provinciales, extendida a toda persona o a todo habitante,
resulta una ampliación de la base normativa dada por la Constitución Nacional (art. 43), toda vez que
la ley suprema de la nación fija un piso mínimo de protección que naturalmente las provincias
pueden superar.
Para citar jurisprudencia en lo que se refiere al ambiente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación
en el caso: "Mendoza, Silvia Beatriz y otros c/Estado Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños
derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza-Riachuelo) en el pronunciamiento de
apertura de la competencia originaria de fecha 20/06/2006 dijo: “El derecho ambiental tiene por
objeto la defensa del bien de incidencia colectiva configurado por el ambiente que tutela un bien
colectivo, el que por su naturaleza es de uso común, indivisible y esta tutelado de una manera no
disponible por las partes”.
El fallo emblemático dictado por nuestra corte de la nación, en donde se hace referencia a esta
legitimación en materia ambiental es En el caso “Mendoza, Beatriz S. y otros c/ Estado Nacional y
otros s/daños y perjuicios (derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo) CSJN
20/06/2006), se definieron las notas esenciales de lo que se debe considerar un “derecho de
incidencia colectiva” tales como: uso común, indivisibles, transindividuales, pertenecientes a la
esfera social y no disponibles para las partes. Por ende, un bien será colectivo cuando exista una
pluralidad de titulares y éste sea no susceptible de apropiación exclusiva pero susceptible de uso y
goce común.
3. La orden de limpiar un río. “Mendoza, Beatriz y otros c. Estado Nacional y otros”, Corte
Suprema de Justicia de la Nación Argentina.
Responsabilizaron al Estado Nacional al producirse la situación denunciada sobre una vía navegable e
interjurisdiccional, respecto de la cual éste tenía facultades de regulación y control, en virtud de lo
dispuesto en el art. 75, incs. 10 y 13 de la Constitución Nacional. También adjudicaron
responsabilidad a la Provincia de Buenos aires por tener el dominio originario sobre los recursos
naturales existentes en su territorio, de conformidad con lo establecido en los arts. 121 y 124 de la
Ley Fundamental. También demandaron a la Ciudad Autónoma de Buenos aires en su carácter de
corribereña del Riachuelo, el que constituía en el área de su jurisdicción, un bien de su dominio
público; porque tenía jurisdicción sobre todas las formaciones insulares aledañas a sus costas, con los
alcances permitidos por el Tratado del Río de la Plata y porque le correspondía preservar la flora y la
fauna de su ecosistema, como reserva natural, según lo señala el art. 8º de la Constitución local.
Finalmente, denunciaron a las empresas aledañas (en total 44) porque volcaban directamente al río
los residuos peligrosos, porque no construyeron plantas de tratamiento, porque no adoptaron
nuevas tecnologías y porque no minimizaron los riesgos de su actividad productiva.
La Corte dictó una sentencia (en materia de legitimación) de fecha 20 de junio de 2006 en la que
dispuso lo siguiente (también tiene otros pronunciamientos en el 2007 y 2008, pero nos interesa
este) :
1- Sostuvo que se debían distinguir los intereses individuales de los colectivos. Los daños sufridos por
las personas, sean patrimoniales o morales, eran individuales y no eran competencia de la Corte
Suprema en su jurisdicción originaria. Estos reclamos debían tramitar ante los jueces provinciales por
su cercanía con los reclamantes, y por la diferenciación que existía en cada una de las pretensiones
resarcitorias.
2- Se declaró competente para conocer en la pretensión relativa al bien colectivo. Dijo que “la
segunda pretensión tiene por objeto la defensa del bien de incidencia colectiva, configurando por el
ambiente. En este supuesto los actores reclaman como legitimados para la tutela de un bien
colectivo, el que por su naturaleza jurídica es de uso común, indivisible y está tutelado de una
manera no disponible por las partes, ya que primero corresponde la prevención, luego la
recomposición y, en ausencia de toda posibilidad, se dará lugar al resarcimiento”.
3- Señaló que “El reconocimiento de status constitucional del derecho al goce de un ambiente sano,
así como la previsión atinente a la obligación de recomponer el daño ambiental no configuran una
mera expresión de buenos y deseables propósitos para las generaciones del porvenir, supeditados en
su eficacia a una potestad discrecional de los poderes públicos, federales o provinciales, sino la
precisa y positiva decisión del constituyente de 1994 de enumerar y jerarquizar con rango supremo a
un derecho preexistente, que frente a la supremacía establecida en el art. 31 de la Constitución
Nacional y las competencias regladas en el art. 116 de esta Ley fundamental para la jurisdicción
federal, los asuntos en que la afectación se extienda más allá de uno de los estados federados y se
persiga la tutela que prevé la carta Magna”... “Que en tutela del bien colectivo. En tal sentido, tiene
una prioridad absoluta la prevención del daño futuro, ya que en el presente se trata de actos
continuados que seguirán produciendo contaminación. En segundo lugar, debe perseguirse la
recomposición de la polución ambiental ya causada conforme a los mecanismos que la ley prevé, y
para el supuesto de daños irreversibles, se tratará del resarcimiento”.
4- “La tutela del ambiente importa el cumplimiento de los deberes que cada uno de los ciudadanos
tienen respecto del cuidado de los ríos, de la diversidad de la flora y la fauna, de los suelos
colindantes, dela atmósfera. Estos deberes son el correlato que esos mismos ciudadanos tienen a
disfrutar de un ambiente sano, para sí y para las generaciones futuras, porque el daño que un
individuo causa al bien colectivo se lo está causando a sí mismo. La mejora o degradación del
ambiente beneficia o perjudica a toda la población, porque es un bien que pertenece a la esfera
social y transindividual, y de allí deriva de que los jueces deben actuar para hacer efectivos estos
mandatos constitucionales”.
5- “En uso de las “facultades ordenatorias e instructorias que la ley confiere al tribunal, a fin de
proteger efectivamente el interés general” se resolvió:
“Requerir a las empresas demandadas para que en el plazo de treinta días informen sobre los
siguientes puntos:
3- Si tienen seguros contratados en los términos del art. 22 de la ley 25.675. (art. 22: Toda persona
física o jurídica, pública o privada, que realice actividades riesgosas para el ambiente, los ecosistemas
y sus elementos constitutivos, deberá contratar un seguro de cobertura con entidad suficiente para
garantizar el financiamiento de la recomposición del daño que en su tipo pudiere producir, asimismo,
según el caso y las posibilidades, podrá integrar un fondo de restauración ambiental que posibilite la
instrumentación de acciones de reparación”.
2-El control sobre el desarrollo de las actividades antrópicas “teniendo en cuenta los aspectos
políticos, físicos, sociales, tecnológicos, culturales, económicos, jurídicos y ecológicos de la realidad
local, regional y nacional, deberá asegurar el uso ambientalmente adecuado de los recursos
ambientales, posibilitar la máxima producción y utilización de los diferentes ecosistemas, garantizar
la mínima degradación y desaprovechamiento y, promover la participación social en las decisiones
fundamentales del desarrollo sustentable”;
3- Estudio de impacto ambiental de las cuarenta y cuatro empresas involucradas, y si no los tuviera,
los requerirá en forma inmediata;
4-Un programa de educación ambiental (art. 14: La educación ambiental constituye el instrumento
básico para generar en los ciudadanos, valores, comportamientos y actitudes que sean acordes con
un ambiente equilibrado, propendan a la preservación de los recursos naturales y su utilización
sostenible, y mejoren la calidad de vida de la población);
5-Un programa de información ambiental pública a todo el que la requiera, especialmente los
ciudadanos del área territorial involucrada (art. 16: “Las personas físicas y jurídicas, públicas o
privadas, deberán proporcionar la información que esté relacionada con la calidad ambiental y
referida a las actividades que desarrollan. Todo habitante podrá obtener de las autoridades la
información ambiental que administren y que no se encuentre contemplada legalmente como
reservada”). (art. 18: Las autoridades serán responsables de informar sobre el estado del ambiente y
los posibles efectos que sobre él puedan provocar las actividades antrópicas actuales y proyectadas
el Poder Ejecutivo, a través de los organismos competentes, elaborará un informe anual sobre la
situación ambiental del país que presentará al Congreso de la Nación. El referido informe contendrá
un análisis y evaluación sobre el estado dela sustentabilidad ambiental en lo ecológico, económico,
social y cultural de todo el territorio nacional”.
Luego de varias audiencias públicas en las que se requirió información sobre el plan, se ordenó un
dictamen de factibilidad general del mismo. En fecha 22 de agosto de 2007 la Corte volvió a tratar el
tema avanzando más en las especificaciones y dispuso que la demandada encargada del plan
informara “modo concentrado, claro y accesible para el público en general” una cantidad de puntos
específicos sobre el plan propuesto a fin de mejorar el control público y tomar una decisión sobre el
tema. Mientras tanto, el plan comenzó a ejecutarse.
-El proceso sobre la recomposición y prevención de daños al ambiente obliga al dictado de decisiones
jurisdiccionales urgentes, definitivas y eficaces, cuyo objeto decisorio se oriente hacia el futuro y fije
criterios generales para que se cumpla efectivamente con la finalidad indicada — programa que
regule un comportamiento definido con precisión técnica, la identificación de un sujeto obligado al
cumplimiento, la existencia de índices objetivos que permitan el control periódico de sus resultados y
una amplia participación en el control—, pero respetando el modo en que se concreta, lo que
corresponde al ámbito de discrecionalidad de la administración.
-La Autoridad de Cuenca, es la autoridad obligada a la ejecución del plan integral para el
saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, que asumirá las responsabilidades ante todo
incumplimiento o demora en ejecutar los objetivos que se precisan, sin perjuicio de mantener intacta
en cabeza del Estado Nacional, de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, la responsabilidad que primariamente les corresponde.
Por medio de esta sentencia la CSJN condenó a la ACUMAR, al Estado Nacional, la Ciudad de Buenos
Aires y la Provincia de Buenos Aires a tomar diversas medidas con la finalidad de recomponer el
medio ambiente y evitar que se produzcan mayores daños en el futuro. Según explicó la propia
Corte, la condena y medidas son consideradas como parte de un mandato de cumplimiento
obligatorio para los demandados cuyo contenido específico fue diagramado por el propio tribunal en
uso de las atribuciones conferidas por la Constitución Nacional y la Ley General del Ambiente N°
25.675. El contenido de este mandato fue delimitado por la Corte, quien se ocupó de subrayar que
su sentencia se orienta hacia el futuro y se circunscribe a fijar criterios generales para cumplir con el
objeto de la pretensión. Es por ello que el mandato obligatorio dejó en manos de los demandados la
elección de las acciones concretas que fueran necesarias para cumplir los objetivos. Los criterios
generales fijados por la Corte fueron precisados como integrantes de un programa que fue
considerado como necesario para garantizar la eficacia en la implementación de la sentencia. Las
principales características del contenido de dicho programa fueron resumidas por la CSJN en los
siguientes términos: un comportamiento definido con precisión técnica, la identificación de un sujeto
obligado al cumplimiento, la existencia de índices objetivos que permitan el control periódico de sus
resultados y una amplia participación en el control.
2-La recomposición del ambiente en la cuenca en todos sus componentes (agua, aire y suelos).
Dicho programa también comprende aspectos como: asegurar el acceso al público a la información
con datos actualizados sobre el progreso de los objetivos; en materia de contaminación de origen
industrial, la obligación de realizar inspecciones en todas las empresas radicadas en la cuenca
Matanza-Riachuelo; el saneamiento de basurales; limpieza de ríos; expansión de la red de agua
potable, desagües pluviales y saneamiento cloacal; y, establecer un plan sanitario de emergencia.
Para concluir:
*Es necesario que se facilite el acceso a la justicia, por parte de quién debe defender sus derechos y
de aquellos a quienes la ley le confiere la facultad de defender el derecho de otros.
*La ley 25.675 establece una legitimación más amplia que la reconocida en el segundo párrafo del art
43 de la C.N para reclamar la tutela de derecho ambiental.
*un criterio amplio referido a la legitimación es la llave maestra de la tutela judicial efectiva.
*Participación social: proceso por el cual los individuos se agrupan en distintas organizaciones de la
sociedad civil para la defensa y representación de sus intereses.
Dicho principio consagra la participación ciudadana, con el objetivo de otorgarles a las personas el
acceso a la información, la participación en el proceso de toma de decisión y el acceso a la justicia.
El art. 23, de la Carta Mundial de la Naturaleza y el art. 14 del Tratado de la Biodiversidad acompañan
a este principio.
La Ley 25.675 o Ley General del Ambiente, en los arts. 19, 20, y 21, plasma los postulados de la
participación ciudadana estableciendo que:
“ARTICULO 19-Toda persona tiene derecho a ser consultada y a opinar en procedimientos
administrativos que se relacionen con la preservación y protección del ambiente, que sean de incidencia
general o particular, y de alcance general.
Objeto: La participación ciudadana, tal como lo expresa la LGA, apunta al derecho que tiene toda
persona a opinar en los procesos de toma de decisión y en segunda instancia al acceso a la justicia en
relación con el daño ambiental de incidencia colectiva. Las autoridades deben institucionalizar
procedimientos de consulta o audiencias públicas previos a la autorización de actividades que
puedan producir efectos negativos sobre el ambiente. Si bien la instancia previa de consulta es
obligatoria, la opinión de los participantes no se tomará como vinculante, no obstante, lo cual las
autoridades deberán fundamentar el haber adoptado una decisión contraria a la opinión resultante
de la participación ciudadana.
Más allá del resultado que arroje el proceso de participación de la ciudadanía, la Administración debe
hacerse cargo del veredicto ciudadano al fundamentar su determinación de autorizar la ejecución de
un proyecto, pues este aspecto se incardina en el principio de legalidad al que debe ajustarse su
accionar y en la necesidad de motivar los actos de gobierno cuando ellos puedan afectar derechos
que gozan de un plus de protección constitucional.
Reitero que la opinión u objeción de los participantes no será vinculante para las autoridades
convocantes; pero en el caso que éstas presenten opinión contraria a los resultados alcanzados en la
audiencia o consulta pública deberán fundamentarla y hacerla pública (art.20 LGA).
Desde el año 1994 nuestra Ley Suprema se hizo eco de las cuestiones ambientales en virtud de los
hechos que se desarrollaron a nivel mundial; es por ello que en su art 41 expresa:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer
las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos
naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
información y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y
a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones
locales.
La Ley 25.675 “Ley General del Ambiente”, sancionada en el año 2002, en su art. 2 enuncia los
Objetivos de la Política ambiental, entre los que resaltamos los incisos:
h) Promover cambios en los valores y conductas sociales que posibiliten el desarrollo sustentable, a
través de una educación ambiental, tanto en el sistema formal como en el no formal;
4. La educación ambiental.
Entre los Objetivos, los Instrumentos de la Política Ambiental y los artículos referentes a la
Participación Ciudadana enunciados en la ley General del Ambiente tenemos, los elementos
necesarios que concretar la protección de ambiente con una mirada ampliamente democrática, ya
que dichos instrumentos se traducen en educación, información, participación, audiencia pública y
obligación de la sociedad.
Estos dos instrumentos de política ambiental guardan un correlato con la Participación Ciudadana, ya
que difícilmente podría darse en la práctica una participación ciudadana útil y constructiva, que
mejore la calidad institucional y el nivel de los procesos de toma de decisiones, si no se encuentra
fundada en sólidos conocimientos e información certera sobre las cuestiones a debatir.
Tanto el Derecho a la información ambiental como el derecho a la educación ambiental se
encuentran consagrados en el artículo 41 de la constitución nacional “... Las autoridades proveerán a
la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del
patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación
ambientales”
La educación ambiental engloba todos aquellos procesos que tienen por finalidad crear en cada
individuo conciencia, aportar conocimientos, aptitudes y capacidades, necesarios para comprender,
afrontar y contribuir a la resolución de la problemática ambiental. Consiste en reconocer valores y
aclarar conceptos con el objeto de fomentar las aptitudes necesarias para comprender y apreciar las
interrelaciones entre el hombre, la cultura y su medio físico. la educación ambiental es considerada
como un proceso dirigida a lograr instaurar en cada individuo una conciencia sobre lo que implica el
desarrollo sustentable o sostenible a través de la comunicación de información e instrucción, de esta
forma se logra que cada individuo cuente con los medios para evitar, mitigar o recomponer el medio
ambiente agredido por los efectos de la contaminación.
Esta educación ambiental debe estar presente tanto en el ámbito de la educación formal como
informal, y la misma supone tres niveles de conocimientos.
• Conocimiento sobre las consecuencias que las distintas actividades del hombre pueden
generar en el entorno natural.
• Conocimientos respecto de las acciones concretas y eficaces para revertir los efectos nocivos
al ambiente.
El ámbito educativo no debe acotarse al estrictamente académico y formal: debe extenderse a los
medios masivos de comunicación para así alcanzar al mayor número de ciudadanos.
Tratamiento normativo:
El art. 41 CN, a partir de la reforma del 94, establece que le cabe a la Nación dictar las normas que
contengan los presupuestos mínimos de protección ambiental, reconociendo expresamente que las
jurisdicciones locales en la materia no pueden ser alteradas. En efecto, corresponde reconocer en las
autoridades locales la facultad de aplicar los criterios de protección ambiental que consideren
conducentes para el bienestar de la comunidad para la que gobiernan, como asimismo valorar y
juzgar si los actos que llevan a cabo sus autoridades, en ejercicio de poderes propios, afectan al
bienestar perseguido.
Una de las novedades que trajo la reforma constitucional fue la de incluir en su art. 41 la
obligatoriedad de la “EDUCACION AMBIENTAL”, es la única materia cuya enseñanza tiene carácter
constitucional.
*Carta de Belgrado (1975). Se encuentra implícita entre los objetivos, tales como la toma de
conciencia y la obtención de conocimientos y actitudes, Capacidad de Evaluación Y Participación.
*Declaración de Tbilisi (1977). Hizo hincapié en la educación ambiental, llegando a enumerar los
principios que deben regir la educación ambiental: 1) globabilidad del enfoque; 2) continuidad a lo
largo de la vida del individuo; 3) interdisciplinariedad; 4) participación; 5) dimensión local y regional a
la vez; 6) enfoque presente y futuro; 7) comprensión del desarrollo eco- nómico desde una
perspectiva ambiental; 8) promoción de la cooperación local y nacional para la solución de los
problemas ambientales.
*Agenda 21 (1992). Sentó las bases globales comunes para la educación ambiental.
*Ley Nº6.253, de Tucumán (1991). La disposición trató la defensa, conservación y mejoramiento del
ambiente, admitiendo a la EA como un instrumento válido para lograr el racional funcionamiento de
los ecosistemas en todo el territorio tucumano. Así, ordenó incluir a la Ecología como materia
obligatoria en el plan de estudios y organizar programas, talleres y cursos de estudio y debate
destinados al público masivo.
*Ley General del Ambiente Nº25.675 (2002). Se plantea el andamiaje básico de la educación
ambiental en los artículos 14 y 15 de dicha disposición
ARTICULO 14: La educación ambiental constituye el instrumento básico para generar en los
ciudadanos, valores, comportamientos y actitudes que sean acordes con un ambiente equilibrado,
propendan a la preservación de los recursos naturales y su utilización sostenible, y mejoren la calidad
de vida de la población.
Las autoridades competentes deberán coordinar con los consejos federales de Medio Ambiente
(COFEMA) y de Cultura y Educación, la implementación de planes y programas en los sistemas de
educación, formal y no formal.
Las jurisdicciones, en función de los contenidos básicos determinados, instrumentarán los respectivos
programas o currículos a través de las normas pertinentes.
El uso efectivo de este derecho resulta de vital importancia para llevar a cabo la participación de la
ciudadanía en los procesos de toma de decisiones vinculadas al medio ambiente y el desarrollo
sustentable, y es un instrumento fundamental para la protección ambiental, al tiempo que permite
monitorear y controlar la gestión pública, y fomentar la transparencia en la gestión del Estado.
El acceso a la información ambiental también reviste una importancia como elemento de contralor
externo al accionar del Estado. Si el Estado está obligado a suministrar información referida al
ambiente a cualquier ciudadano o habitante que lo pida, constituye un fuerte aliciente para
transparentar la gestión pública.
La información ambiental tiene dimensión desde el punto de vista jurídico, en cuanto presupuesto
para el disfrute, ejercicio y protección de determinados derechos como el de la salud o el de la
preservación de un medio ambiente adecuado. La participación pública y el acceso a la información
son imprescindibles para avanzar en el desarrollo sostenible. Es un pilar esencial en el
establecimiento de sistemas adecuados de participación pública, y, por lo tanto, un instrumento
básico en la consecución de una política ambiental efectiva.
Por información ambiental debemos entender toda información disponible sobre el estado de los
recursos naturales y culturales, sobre las actividades que los afecten o puedan eventualmente
afectarlos y respecto a las medidas eficaces para protegerlos. Es cualquier información disponible en
forma escrita, visual, oral o en forma de base de datos sobre el estado de las aguas, el aire, las
faunas, las tierras y los espacios naturales, y sobre las actividades o medidas que les afecten o
puedan afectarles, y sobre actividades y medidas protectoras, incluidas las medidas administrativas y
los programas de gestión del medio ambiente.
En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio
ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y
las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en
los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y
la participación de la población poniendo la información a disposición de todos. Deberá
proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el
resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.
De las herramientas de política ambiental, se desprende que las Autoridades Públicas deberán
asegurar que la ciudadanía tenga libre acceso a los Informes de Impacto Ambiental que se presenten,
inclusive deberían publicarlos en un lenguaje simple y fácilmente comprensible a fin de que el
ciudadano común pueda conocer la incidencia de las distintas actividades sobre el entorno,
garantizando un eficiente ejercicio de la participación ciudadana a través de las audiencias o
consultas populares.
La necesidad de hacer pública la información se refiere tanto a la que detenta el individuo como el
Estado. Distintos cuerpos normativos obligan a uno y otro respectivamente.
Pero el Congreso Nacional decidió uniformar en todo el país la reglamentación del ejercicio del
derecho constitucional a la información ambiental, señalando el uso de la prerrogativa que el art. 41
de la CN le atribuye con ese fin, prerrogativa condicionada a que la reglamentación no altere las
jurisdicciones locales. Ello dictando la LGA n° 25.675.
El cumplimiento de esa obligación deberá armonizar con el derecho al secreto que reconoce la CN
(art. 17 y 182). Sus arts. 11, 12 y 13 imponen a toda obra o actividad susceptible de degradar el
ambiente, alguno de sus componentes o afectar la calidad de vida de la población en forma
significativa, la carga de ejecutar una evaluación de impacto ambiental previa.
Art.16: Las personas físicas y jurídicas, públicas o privadas, deberán proporcionar la información que
esté relacionada con la calidad ambiental y referida a las actividades que desarrollan.
Todo habitante podrá obtener de las autoridades la información ambiental que administren y que no
se encuentre contemplada legalmente como reservada.
Art. 17: La autoridad de aplicación deberá desarrollar un sistema nacional integrado de información
que administre los datos significativos y relevantes del ambiente, y evalúe la información ambiental
disponible; asimismo, deberá proyectar y mantener un sistema de toma de datos sobre los
parámetros ambientales básicos, estableciendo los mecanismos necesarios para la instrumentación
efectiva a través del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA).
Art. 18: Las autoridades serán responsables de informar sobre el estado del ambiente y los posibles
efectos que sobre él puedan provocar las actividades antrópicas actuales y proyectadas.
El Poder Ejecutivo, a través de los organismos competentes, elaborará un informe anual sobre la
situación ambiental del país que presentará al Congreso de la Nación. El referido informe contendrá
un análisis y evaluación sobre el estado de la sustentabilidad ambiental en lo ecológico, económico,
social y cultural de todo el territorio nacional.
Además, provee al ejercicio del derecho de todo habitante a obtener de las autoridades la
información ambiental que administran, encomendando a la autoridad:
a-Desarrollar un sistema nacional de información que administre los datos significativos y relevantes
del ambiente y evalúe la información ambiental disponible.
b-Proyectar y mantener un sistema de toma de datos sobre los parámetros ambientales básicos.
c-Informar sobre el estado del ambiente y los posibles efectos que sobre él puedan provocar las
actividades antrópicas actuales y proyectadas.
La ley 25.831 establece como sujeto activo a toda persona física o jurídica. Para acceder a la
información ambiental no necesita invocar ni acreditar razones de interés determinado. El acceso es
libre y gratuito, a excepción de los gastos vinculados con los recursos utilizados para su entrega.
El sujeto pasivo es el sector público, es decir, el Estado Nacional, provincial, las municipalidades, la
CABA, los entes autárquicos y las empresas de servicios públicos, publicas privadas o mixtas.
La información ambiental de acceso libre es aquella relacionada con la protección del ambiente, los
recursos naturales o culturales que lo integran y el desarrollo sustentable. Ella incluye tanto el simple
dato básico como el elaborado y los resultados de las evaluaciones, diagnósticos y aún pronósticos
que la autoridad deberá proveer siempre con la mayor exactitud posible.
Determina que la autoridad podrá, por decisión fundada, denegar el pedido de información en los
casos en que ello afecte:
b- El procedimiento judicial;
También podrá denegar el pedido en caso de falta de datos suficientes o imprecisión de la solicitud.
Para la resolución del pedido la ley fija un plazo máximo de 30 días. Se impone a las autoridades
nacionales y locales concertar los criterios para establecer los procedimientos de acceso a la
información ambiental en cada jurisdicción en el ámbito del COFEMA (Consejo Federal de Medio
Ambiente), organismo responsable de la coordinación de todo el ordenamiento ambiental.
La prerrogativa del art. 41 CN, acuerda al Congreso nacional establecer los presupuestos mínimos de
protección, sin que alteren las jurisdicciones locales y asegura que las decisiones respecto de cuál es
la información ambiental que debe suministrarse y cuál no, del contenido de la norma de
procedimiento y su aplicación sean privativas de cada unidad federal.
ARTICULO 1°: Objeto. La presente ley establece los presupuestos mínimos de protección ambiental
para garantizar el derecho de acceso a la información ambiental que se encontrare en poder del
Estado, tanto en el ámbito nacional como provincial, municipal y de la Ciudad de Buenos Aires, como
así también de entes autárquicos y empresas prestadoras de servicios públicos, sean públicas,
privadas o mixtas.
ARTICULO 2°: Definición de información ambiental. Se entiende por información ambiental toda
aquella información en cualquier forma de expresión o soporte relacionada con el ambiente, los
recursos naturales o culturales y el desarrollo sustentable. En particular: a) El estado del ambiente o
alguno de sus componentes naturales o culturales, incluidas sus interacciones recíprocas, así como las
actividades y obras que los afecten o puedan afectarlos significativamente; b) Las políticas, planes,
programas y acciones referidas a la gestión del ambiente.
ARTICULO 3°: Acceso a la información. El acceso a la información ambiental será libre y gratuito para
toda persona física o jurídica, a excepción de aquellos gastos vinculados con los recursos utilizados
para la entrega de la información solicitada. Para acceder a la información ambiental no será
necesario acreditar razones ni interés determinado. Se deberá presentar formal solicitud ante quien
corresponda, debiendo constar en la misma la información requerida y la identificación del o los
solicitantes residentes en el país, salvo acuerdos con países u organismos internacionales sobre la
base de la reciprocidad. En ningún caso el monto que se establezca para solventar los gastos
vinculados con los recursos utilizados para la entrega de la información solicitada podrá implicar
menoscabo alguno al ejercicio del derecho conferido por esta ley.
ARTICULO 4°: Sujetos obligados. Las autoridades competentes de los organismos públicos, y los
titulares de las empresas prestadoras de servicios públicos, sean públicas, privadas o mixtas, están
obligados a facilitar la información ambiental requerida en las condiciones establecidas por la
presente ley y su reglamentación.
ARTICULO 6°: Centralización y difusión. La autoridad ambiental nacional, a través del área
competente, cooperará para facilitar el acceso a la información ambiental, promoviendo la difusión
del material informativo que se genere en las distintas jurisdicciones.
ARTICULO 7°: Denegación de la información. La información ambiental solicitada podrá ser denegada
únicamente en los siguientes casos: a) Cuando pudiera afectarse la defensa nacional, la seguridad
interior o las relaciones internacionales; b) Cuando la información solicitada se encuentre sujeta a
consideración de autoridades judiciales, en cualquier estado del proceso, y su divulgación o uso por
terceros pueda causar perjuicio al normal desarrollo del procedimiento judicial; c) Cuando pudiera
afectarse el secreto comercial o industrial, o la propiedad intelectual; d) Cuando pudiera afectarse la
confidencialidad de datos personales; e) Cuando la información solicitada corresponda a trabajos de
investigación científica, mientras éstos no se encuentren publicados; f) Cuando no pudiera
determinarse el objeto de la solicitud por falta de datos suficientes o imprecisión; g) Cuando la
información solicitada esté clasificada como se- creta o confidencial por las leyes vigentes y sus
respectivas reglamentaciones. La denegación total o parcial del acceso a la información deberá ser
fundada y, en caso de autoridad administrativa, cumplimentar los requisitos de razonabilidad del
acto administrativo previstos por las normas de las respectivas jurisdicciones.
ARTICULO 8°: Plazos. La resolución de las solicitudes de información ambiental se llevará a cabo en un
plazo máximo de treinta (30) días hábiles, a partir de la fecha de presentación de la solicitud.
ARTICULO 9°: Infracciones a la ley. Se considerarán infracciones a esta ley, la obstrucción, falsedad,
ocultamiento, falta de respuesta en el plazo establecido en el artículo anterior, o la denegatoria
injustificada a brindar la información solicitada, y todo acto u omisión que, sin causa justificada,
afecte el regular ejercicio del derecho que esta ley establece. En dichos supuestos quedará habilitada
una vía judicial directa, de carácter sumarísima ante los tribunales competentes. Todo funcionario y
empleado público cuya conducta se encuadre en las prescripciones de este artículo, será pasible de
las sanciones previstas en la Ley N° 25.164 o de aquellas que establezca cada jurisdicción, sin perjuicio
de las responsabilidades civiles y penales que pudieren corresponder. Las empresas de servicios
públicos que no cumplan con las obligaciones exigidas en la presente ley, serán pasibles de las
sanciones previstas en las normas o contratos que regulan la concesión del servicio público
correspondiente, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales que pudieren corresponder.
ARTICULO 10: Reglamentación. La presente ley será reglamentada en el plazo de noventa (90) días.
ARTICULO 11: Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Seguro ambiental
Llamaremos Seguro Ambiental Obligatorio a la GARANTÍA FINANCIERA exigible a toda persona física
o jurídica, pública o privada, que realice actividades riesgosas para el ambiente, los ecosistemas y sus
elementos constitutivos, según lo establece el artículo 22 de la Ley General del Ambiente N° 25.675 y
su Decreto Reglamentario 1638/2012. Las partes intervinientes son tres: el tomador de la póliza (el
obligado), el estado nacional, provincial o municipal (asegurado o beneficiario) y la compañía
aseguradora (quien emite la póliza).
El Dr. Ricardo Lorenzetti sostiene que: “Con referencia al impacto al medio ambiente el Estado puede
prohibir la instalación de empresas que dañen al ambiente; o puede exigir a éstas que demuestren
que no causan perjuicios, como requisito para su instalación; o puede dejar que los detrimentos se
produzcan y luego obligar a indemnizar; y en este último caso puede hacer que la empresa sea
responsable o bien difundir el costo entre toda la comunidad. Estas medidas representan diversos
grados de solución del conflicto entre la propiedad empresaria y la protección ambiental.
Actualmente se trata de que esos costos, o externalidades negativas, sean soportadas por la
empresa”. Y agregó que, en la legislación, existe una adjudicación de derechos: ‘El derecho a un
medio ambiente sano’. De manera que lo que se produce es una transformación desde una situación
en la que la empresa produce externalizando los costos que son pagados por la comunidad, a otra en
la que la empresa produce internalizando los costos. El efecto de la imputación legal derivada del
derecho a un ambiente sano es que la empresa, que antes lucraba, ahora debe pagar por ese costo”.
“El principal obstáculo que presenta la aseguración de la responsabilidad por daño ambiental
consiste en la dificultad que encierra este tipo de siniestros para dimensionar el daño, las
probabilidades y la frecuencia de que esto ocurra, así como para estimar el costo de su reparación.
Esto lleva a las compañías aseguradoras a retirarse del mercado del seguro ambiental, o bien, a
permanecer en él, pero fijando primas muy elevadas en el afán de cubrir el grado de incertidumbre
predominante en el tema”
Caferratta explica que la propia naturaleza del seguro ambiental resulta incompatible con la
especificidad de los daños ambientales debido a que se pueden plantear dificultades como, por
ejemplo, los supuestos de contaminación crónica acumulada, la valoración del daño causado, la falta
de información estadística o la magnitud de los daños. Frente a estas circunstancias el sector
asegurador ha manifestado sus reticencias a admitir la cobertura del daño ambiental en las pólizas
de seguro o crear una especial al respecto.
Se consideran actividades riesgosas para el ambiente, en los términos del artículo 22 de la Ley Nº
25.675, a aquellas actividades listadas en el Anexo I de la Resolución SAyDS N° 177/2007 modificada
por las Resoluciones N° 303/2007, N° 1639/2007 y N° 481/2011, que verifiquen los niveles de
complejidad ambiental identificados como categorías 2 o 3 del Anexo II (mediana o alta complejidad
ambiental, respectivamente) de la norma.
A los fines de determinar las actividades riesgosas se establecieron tres niveles, que responden a
factores relacionados con los efluentes residuales, el riesgo, el sistema de gestión ambiental,
sustancias peligrosas, el rubro, la localización y la dimensión de las empresas.
En el caso de las industrias identificadas en el segundo y tercer nivel (mediana y alta complejidad
ambiental), están alcanzadas por el deber de contratar el seguro ambiental.
También habilita a las autoridades locales a incluir en los niveles pasibles de seguro a
establecimientos con puntaje inferior, teniendo en cuenta variables como por ejemplo la
vulnerabilidad del lugar de emplazamiento, antecedentes negativos en el desempeño ambiental, u
otros criterios de riesgo.
El Seguro Ambiental, como instrumento de gestión del medio ambiente, no tiene como fin único el
garantizar la solvencia del sujeto dañoso en caso de producirse un daño ambiental de incidencia
colectiva, sino también en la materialización del principio preventivo. Por ello es necesario el diseño
de un esquema de seguro ambiental que comprometa a las compañías aseguradoras a responder
ante la ocurrencia del siniestro, y a la implementación de estrictos sistemas de evaluación del riesgo,
y que establezcan el costo de la prima en relación al mismo. El carácter de auditor de riesgo
ambiental que desarrollará el sector asegurador tendrá como externalidad positiva que las empresas
obligadas a contratar los esquemas de aseguramiento tiendan a optimizar sus capacidades técnicas,
tecnológicas y de gestión, en aras de reducir los riesgos de afectación al medio ambiente, movidas
por la necesidad de eficientizar sus costos.
El esquema actual, donde el único producto ofrecido lo constituye una garantía de caución (de pago
con derecho a repetición) no genera incentivos suficientes para la prevención del daño al ambiente.
Para ello es necesario la modificación de los tres artículos de la LGA que originaron los problemas de
implementación del seguro ambiental: el 22, que “demanda un seguro casi imposible”; el 27, para
acotar la definición de daño ambiental; y por último, el 28, que aborda el tema de la reparación ante
daño ambiental. Para llegar a lograr la implementación por las aseguradoras de un seguro posible
asociado a daños y a reparaciones de alcances más razonables, el cual deberá ser complementado
con un fondo que garantice la reparación excedente. Procurando asegurar la completa reparación de
los daños ambientales que se ocasionen aún frente a la insolvencia del causante.
Unidad 6
Daños y Perjuicios ambientales
Es una expresión ambivalente ya que designa no solo el daño que recae sobre el patrimonio
ambiental que es común a una colectividad, sino que también se refiere al daño que se produce al
medio ambiente, y que el medio ambiente ocasiona de rebote a los intereses legítimos de una
persona determinada, configurando un daño particular que ataca un determinado derecho subjetivo,
y legitima al damnificado para accionar en reclamo de una reparación o resarcimiento del perjuicio
patrimonial o extramatrimonial que le ha causado. A esto se lo denomina se lo denomina daño
derivado del ambiente, constituye un daño indirecto.
La distinción se basa en la persona sobre la que recaen los efectos dañosos, en el daño ambiental el
damnificado es la colectividad o en su caso una comunidad determinada, razón por la que se sostiene
que este daño afecta a los llamados intereses colectivos o difusos. En el daño indirecto, la lesión se
configura en cabeza de personas determinadas, estamos aquí en presencia de un típico daño civil y
tanto sus efectos, la responsabilidad derivada del mismo y los medios de reparación o resarcimiento
se regirán por las normas y principios del derecho civil.
El daño ambiental colectivo se caracteriza por ser ambivalente o bifronte en cuanto afecta intereses
individuales y supraindividuales, es complejo, de relación causal difusa, itinerante, vinculado con
aspectos técnicos o científicos tecnológicos, de ardua, costosa o difícil comprobación, en ocasiones
anónimos o impersonal, prevalentemente social, colectivo o masificado. A su vez constituye el único
daño civil constitucionalizado.
El daño debe prevenirse, el daño puede ser continuado, progresivo siendo sus efectos de
manifestación tardía, irreversible y de alto costo de recomposición.
Respecto a la relevancia del daño la doctrina enseña que la línea divisoria entre relevante e
irrelevante estaría constituida por la capacidad de la naturaleza de autorregularse o auto
regenerarse, de esto se desprende que una “Simple Alteración” susceptible de regenerarse
naturalmente no constituiría daño ambiental, mientras que una alteración negativa caracterizada por
la imposibilidad de ser subsanada por la propia naturaleza nos pondría en presencia de un “Daño
Ambiental”. Este criterio no obstante debe ser interpretado teniendo en cuenta la regla de la
razonabilidad respecto de los aspectos temporales, ya que deja librada al azar la cuestión del plazo
dentro del cual debería ocurrir la autorregulación.
Otra postura es la que sostiene que el daño ambiental se configura cuando el deterioro relevante
causa una lesión ambiental de tal magnitud que compromete el equilibrio y la futura viabilidad del
ecosistema afectado y en general la preservación y el desarrollo sustentable del mismo.
La responsabilidad civil en general, ha sido definida como “el conjunto de reglas que obligan al autor
de un daño causado a otro a reparar el perjuicio sufrido ofreciendo a la víctima una
compensación”.
En la actualidad podemos afirmar que las funciones que cumple la responsabilidad civil son tres:
1. La función Preventiva: Tiene por finalidad prevenir el daño antes de que este suceda.
2. La función Resarcitoria: tiene lugar una vez acaecido el hecho, y cuya finalidad es crear una
situación idéntica o equivalente a la que existía antes de ocurrido el mismo.
3. La función Punitiva: finalidad es la imposición de una pena disuasiva, ejemplificadora, a los
fines de evitar que la conducta que provocó el daño sea repetida por su autor o por un
tercero.
Originalmente el nuevo Código preveía las tres funciones de la responsabilidad civil, pero finalmente
la función punitiva fue eliminada en el trámite parlamentario, quedando solamente la función
bipartita: prevenir y reparar.
“Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de:
b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un
daño del cual un tercero sería responsable; tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los
gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
La Ley Nº 25675 General del Ambiente, en su artículo 4 contiene dos principios que se basan el deber
de preservación establecido por la constitución nacional como obligación de todos los ciudadanos y
de las autoridades de preservar el medio ambiente para las generaciones futuras. Dichos principios
son el de prevención y el precautorio.
Néstor Cafferatta nos explica que: “así como el principio de prevención tiende a evitar un daño
futuro pero cierto y mensurable, el principio de precaución apunta a impedir la creación de un riesgo
con efectos todavía desconocidos y por lo tanto imprevisibles. Opera en un ámbito signado por la
incertidumbre.
Ambos principios si bien pretenden un mismo fin, son diferentes entre sí. La función preventiva
prevista en el nuevo Código, engloba el principio preventivo del art. 4 de la Ley General del
Ambiente, no así el precautorio.
Para que surja la responsabilidad por daño ambiental es necesario que concurran los presupuestos
de toda obligación resarcitoria, estos son:
c. Relación de Causalidad: se hace necesario que exista relación causal entre el hecho
generador y el daño ambiental, aplicándose los principios generales que rigen en la materia.
No obstante, la cuestión presenta especial complejidad en la materia que nos ocupa debido a
la gran dificultad de la prueba de la relación causal, es por ello que se admite de manera
pacífica que la relación causal pueda ser probada por presunciones.
d. Factor de Atribución: En todos los casos de contaminación ambiental el factor de atribución
de responsabilidad es siempre objetivo, con fundamento en la responsabilidad por el riesgo
creado.
La responsabilidad objetiva por daño ambiental es reconocida tanto en el derecho comparado como
en nuestro ordenamiento jurídico por aplicación del art. 1757 del CCyC y recogida también por la LGA
en su Art. 28.
Las causales eximentes de responsabilidad que enumera la ley están orientadas a demostrar la
ruptura del nexo causal. Así quien es sindicado como objetivamente responsable del daño, para
eximirse de responsabilidad deberá acreditar, primero que ha tomado todas las medidas destinadas
a evitar el daño, o sea que el mismo no le es imputable, y en segundo lugar que los daños se
produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero por el cual no tiene que responder. En
caso de que exista culpa concurrente del responsable no podría este invocar las causales apuntadas.
No hay culpa de la víctima o de un tercero que libere de responsabilidad al legitimado pasivo si los
daños han sido provocados por la conducta culposa de este último
Régimen de responsabilidad por daño ambiental colectivo en la Ley General del Ambiente
La LGA en su art. 4 consagra los principios a los cuales se sujetará la interpretación y aplicación de la
misma. Sentando entre ellos el principio de responsabilidad, según el cual “El generador de efectos
degradantes del ambiente, actuales o futuros, es responsable de los costos de las acciones
preventivas y correctivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los sistemas de
responsabilidad ambiental que correspondan”. Este principio está orientado a alcanzar el
restablecimiento del equilibrio preexistente alterado por el hecho dañoso contaminante.
El art. 28 establece “El que cause el daño ambiental será objetivamente responsable de su
restablecimiento al estado anterior a su producción. En caso de que no sea técnicamente factible, la
indemnización sustitutiva que determine la justicia ordinaria interviniente, deberá depositarse en el
Fondo de Compensación Ambiental que se crea por la presente, el cual será administrado por la
autoridad de aplicación, sin perjuicio de otras acciones judiciales que pudieran corresponder”.
Establece la responsabilidad objetiva por daño al ambiente y la consiguiente obligación de
recomponer (en consonancia con el art. 41 de la CN) quedando solamente la opción de
indemnización sustitutiva para el caso de imposibilidad de restablecer las cosas al estado anterior,
reforzando el principio de reparación in natura prevista en el artículo 1740 del CCyC.
Solo en caso de que la recomposición se torne materialmente imposible, será sustituida por una
indemnización pecuniaria con destino al fondo de composición ambiental tal como surge de la
norma.
Se ha considerado muy conveniente que las indemnizaciones que impongan los jueces intervinientes,
no terminen en el patrimonio individual sino colectivo, a través de la creación de un Fondo de
Compensación ambiental o de Remediación de Pasivos Ambientales, administrado por las
autoridades, pero garantizado por la amplia participación comunitaria en el manejo de los mismos.
El art. 34 de la LGA se ocupa de regular la creación del fondo de composición, estableciendo que será
administrado por la autoridad competente de cada jurisdicción y fijando como finalidad del mismo la
de garantizar la calidad ambiental, la prevención y mitigación de efectos nocivos o peligrosos sobre el
ambiente, la atención de emergencias ambientales; asimismo, a la protección, preservación,
conservación o compensación de los sistemas ecológicos y el ambiente.
En su art. 29 regula las causales de exención de responsabilidad por parte del autor del hecho
dañoso, así establece “La exención de responsabilidad sólo se producirá acreditando que, a pesar de
haberse adoptado todas las medidas destinadas a evitarlo y sin mediar culpa concurrente del
responsable, los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero por quien no
debe responder”.
La responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la administrativa. Se
presume iuris tantum la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen infracciones a las
normas ambientales administrativas.
Se refiere a los perjuicios causados indirectamente como consecuencia del daño al ambiente, a la
persona o los bienes de sujetos individualmente considerados. Se trata de un daño que, si bien es
causado al ambiente, perjudica concretamente a personas determinadas afectando sus derechos
subjetivos y es a la reparación de estos perjuicios a lo que apunta la responsabilidad civil.
El artículo 1737 del CCyC define al daño diciendo “hay daño cuando se lesiona un derecho o un
interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio
o un derecho de incidencia colectiva”.
El código define el daño como una lesión a derechos o intereses. Este perjuicio debe ser susceptible
de apreciación pecuniaria, ya que el objeto de la obligación tiene siempre un contenido patrimonial,
aunque el interés del acreedor pueda ser extramatrimonial.
El art. 1740 del CCyC sienta el principio de la reparación plena: “La reparación del daño debe ser
plena. Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso,
sea por el pago en dinero o en especie. La victima puede optar por el reintegro especifico, excepto
que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar
en dinero...”
La reparación que prescribe este artículo tiene como fin último reponer al acreedor en la situación
en que se encontraba antes de sufrir las consecuencias del hecho. Esta reparación in natura, puede
traducirse en una obligación de hacer, de no hacer o de dar. En el caso de reparación en especie es la
misma cosa dañada la que vuelve al estado anterior, mientras que con la indemnización pecuniaria
se trata de restablecer el patrimonio de la víctima. Contempla dos excepciones a la regla de
reparación en especie, la imposibilidad de volver las cosas al estado anterior y la opción por parte del
acreedor, diferenciándose al respecto con el modo de reparación en caso de daño ambiental
colectivo, en donde la reparación consiste prioritariamente en recomponer el medio dañado, sin que
exista opción por una indemnización pecuniaria.
Los artículos 1753 y 1757 ingresan en la responsabilidad derivada de los daños causados por
dependientes o por cosas y actividades riesgosas, respectivamente. Se establece la obligación de
responder por los daños causados por personal que se tenga a cargo (personal dependiente, art.
1753) y por las cosas de las que uno se sirva o tenga bajo su cuidado y por las actividades riesgosas
(artículo 1757). En el caso de responsabilidad por las cosas, serán responsables el dueño y el
guardián de la cosa. Se considera guardián a quien ejerce por sí o por terceros el uso, la dirección o el
control de la cosa o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño o guardián de la cosa y el titular de
las actividades riesgosas, para eximirse total o parcialmente de responsabilidad deberán demostrar
que de su parte no hubo culpa, acreditar la culpa de la víctima o de un tercero por quién no se tenga
que responder.
El artículo 1757 2º párrafo establece que “No son eximentes de responsabilidad la autorización
administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las
técnicas de prevención”.
Responsabilidad penal
Desde el punto de vista del Derecho Penal se persigue el castigo de quién haya incurrido en alguna
conducta tipificada en la ley como delito.
Los delitos relacionados con el daño al medio ambiente los encontramos en el Código Penal y en
leyes específicas como por ejemplo la ley 22421 sobre Fauna Silvestre y la ley 24051 sobre Residuos
Peligrosos.
El Código Penal en el art. 200 regula los delitos que atentan contra la Salud Pública y reprime al que
“envenenare o adulterare, de un modo peligroso para la salud, aguas potables o sustancias
alimenticias o medicinales, destinadas al uso público o al consumo de una colectividad de personas”.
No es necesario que se haya producido un daño ambiental para que la responsabilidad penal sea
aplicable, basta con que se haya producido la conducta descripta en la norma.
La ley 22421 sobre Fauna Silvestre establece figuras delictivas definidas por acciones de caza
realizadas en campo ajeno y sin autorización, o ejecutadas sobre especies cuya captura o
comercialización esté prohibida o vedada, o desarrollada utilizando armas, artes o medios
prohibidos.
En la ley 24051 sobre residuos peligrosos, El delito por daño ambiental es definido en el art. 55 que
dice: “será reprimido con las mismas penas establecidas en el art. 200 del C.P el que, utilizando los
residuos a que se refiere la presente ley, envenenare, adulterare o contaminare de un modo
peligrosos para la salud, el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general”. Las acciones de
envenenar, adulterar o contaminar los recursos naturales mencionados o el ambiente en general
solo constituirán delito si implican un peligro para la salud.
Las sanciones son aplicables a personas físicas. No debe descuidarse la gravedad de las penas a
aplicar que, fundamentalmente, consisten en la privación de la libertad. La reprochabilidad de la
conducta debe estar enmarcada, ineludiblemente, en una actuación dolosa o culposa.
Responsabilidad administrativa
Surge como consecuencia del incumplimiento de una norma administrativa, tal el caso por ejemplo
de la contaminación de un cuerpo de agua como consecuencia de un vertido industrial que no se
ajusta a los niveles de calidad que le fija una norma determinada.
A veces, la misma normativa de carácter administrativo destinada a la defensa del ambiente contiene
una serie de disposiciones que establecen sanciones a aplicar por su incumplimiento, tal el caso de la
ley 24051 de Residuos Peligrosos, o de la reciente ley 25612 sobre Gestión Integral de Residuos
Industriales o de Actividades de Servicios.
Las sanciones típicas para este tipo de incumplimientos consisten en apercibimientos, multas,
clausuras, suspensiones, cancelaciones definitivas de habilitaciones. Pueden recaer tanto sobre
personas jurídicas o de existencia ideal, como sobre personas físicas. En tal sentido, las leyes
mencionadas establecen que “cuando el infractor fuera una persona jurídica, los que tengan a su
cargo la dirección, administración o gerencia, serán solidariamente responsables de las sanciones
establecidas”.
Se trata de verificar el incumplimiento de la norma. Aunque puede verificarse un daño ambiental sin
que se haya violado ninguna norma, también se da lo inverso, que es el incumplimiento de una
norma administrativa y la consiguiente sanción, sin que aquel implique un daño al ambiente.
Dos son las instituciones Jurídicas del Derecho Civil que más han sido utilizadas en el pasado para
fundamentar posibles reclamos por pasivos ambientales, antes de la sanción de la L.G.A.: La
responsabilidad objetiva por el riesgo o vicio de la cosa y el exceso de la normal tolerancia entre
vecinos. En menor grado, se ha recurrido a la institución de los vicios ocultos, para resguardar los
intereses del comprador en las transacciones inmobiliarias o compras de activos tangibles.
El código Civil de Vélez Sarsfield, establecía, en el Art. 1113, la regla general de la responsabilidad
objetiva por los daños que se produzcan como consecuencia del vicio o riesgo de la cosa de que se
sirve su dueño o guardián. La mencionada normativa establece un marco jurídico general en materia
de responsabilidad civil que resulta perfectamente aplicable a los casos de contaminación y daño
ambiental. En el mismo sentido, con la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, a través de la Ley
26.944 sancionada el 1/10/2014, se vienen a reafirmar dichos conceptos en el artículo 1757 CCyC.
El nuevo CCyC define los principios del derecho privado, pero conserva los microsistemas como la ley
de consumo o la Ley Gral. del Ambiente, las cuales tienen pautas de forma y de fondo, y de acuerdo a
la CN, regula los derechos individuales y de incidencia colectiva (art. 14). Se establece que la ley no
ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales cuando pueda afectar al ambiente y a los
derechos de incidencia colectiva en general (arts. 14 y 240 CCYC).
En otra decisión judicial que ha marcado el rumbo para el derecho ambiental argentino: “Maceroni
c/Dirección General de Fabricaciones Militares”, el tribunal sostuvo que, verificado el daño ambiental
por contaminación, no puede discutirse que exista un daño a la salud, indemnizable en los vecinos
cercanos a la Planta Industrial de la empresa contaminación. En cuanto a la cuantificación de la
indemnización pertinente, el tribunal estableció que “Son resarcibles los daños por discriminación del
valor de las propiedades, imposibilidad de venta de los inmuebles y daño al uso normal de las
viviendas, derivados de la existencia próxima de las mismas a una fábrica de ácido sulfúrico que
genera afluentes de alto poder corrosivo”. El fundamento de este pronunciamiento, radicó en los
Art. 1113 y 2618 del CCyC.
En el caso del daño al ambiente, existe un daño al medio, ya sea mediante su alteración o
destrucción que afecta la calidad de vida de los seres vivos, sus ecosistemas. Cuando existe daño al
ambiente, no debe necesariamente concretarse un daño específico a las personas o sus bienes
particulares.
Contaminación Sonora
La contaminación es la introducción de sustancias en un medio que provocan que este sea inseguro o
no apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un medio físico o un ser vivo.
El contaminante puede ser una sustancia química, energía (como sonido, calor, luz o radiactividad).
Es siempre una alteración negativa del estado natural del medio, y por lo general, se genera como
consecuencia de la actividad humana considerándose una forma de impacto ambiental.
La contaminación puede clasificarse según el tipo de fuente de donde proviene, o por la forma de
contaminante que emite o medio que contamina. Existen muchos agentes contaminantes entre ellos
las sustancias químicas (como plaguicidas, cianuro, herbicidas y otros.), los residuos urbanos, el
petróleo, o las radiaciones ionizantes. Todos estos pueden producir enfermedades, daños en los
ecosistemas o el medioambiente. Además, existen muchos contaminantes gaseosos que juegan un
papel importante en diferentes fenómenos atmosféricos, como la generación de lluvia ácida, el
debilitamiento de la capa de ozono, y el cambio climático.
Para poder comprender los problemas de la contaminación sonora que afectan a los habitantes de
los países industrializados o con cierto nivel de desarrollo, o a los ciudadanos que habitan en grandes
ciudades es necesario distinguir entre lo que es el sonido y el ruido.
Nuestro sistema auditivo esta siempre abierto al mundo, lo que significa una recepción continuada
de estímulos y de informaciones sonora de la que no podemos sustraernos. El sonido, además de
constituir un estímulo necesario sirve como un canal de comunicación con lo que nos rodea.
De allí que la diferencia entre sonido y ruido está determinada en principio por un factor subjetivo:
“ruido es todo sonido no deseado”. Ruido es toda perturbación sonora, a periódica, compuesta por
un conjunto de sonidos que tiene amplitud, frecuencia y fases variables cuya mezcla suele provocar
una sensación desagradable al oído,
Los elementos que integran el ambiente son: el espacio en sí, la tierra, los animales, los vegetales, el
agua, la atmósfera, las cosas que fabrica el hombre y sus desechos y los demás seres humanos. Para
que los seres humanos no se vean perjudicados, el ambiente debe reunir condiciones de seguridad,
temperatura, luminosidad, sonoridad, salubridad, y olor entre otras. Estas cualidades, en la
actualidad fruto del progreso, del aumento de población, y de la tecnología se encuentran
significativamente alteradas.
La concentración de la población en las ciudades produce una serie de ruidos o perturbación sonora.
Esos ruidos traen como consecuencia lo que se conoce como contaminación sonora afectando de esa
forma uno de las condiciones del ambiente.
Salud y ruido
Diversos científicos y expertos que tratan la materia, y numerosos organismos oficiales entre los que
se encuentran la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comunidad Económica Europea (CEE), la
Agencia Federal de Medio Ambiente Alemana y el CSIC Español (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas), han declarado de forma unánime que el ruido tiene efectos perjudiciales para la salud.
Estos perjuicios varían desde trastornos puramente fisiológicos, como la conocida pérdida progresiva
de audición, hasta los psicológicos.
Los ruidos durante las horas de descanso que perturban el sueño, aunque su efecto no es el mismo
en los niños que en los ancianos, (los ancianos son más propensos a despertarse debido a la ligereza
de su sueño), ambos grupos mostraron alteraciones vitales debido al ruido, como alteraciones del
pulso, vasoconstricción, modificaciones en el electro miógrafo y en el encefalograma.
Estudios han comprobado que, con niveles de ruido altos, la tendencia natural de la gente hacia la
ayuda mutua disminuye o desaparece, reapareciendo en el momento en que se suprime la presión
sonora. Otras investigaciones demuestran que los niños cuyos colegios lindan con zonas ruidosas
(industrias, aeropuertos, carreteras con mucho tráfico...), aprenden a leer más tarde, presentan
mayor agresividad, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, mayor tendencia al aislamiento, y
cierta dificultad de relación con los demás.
El instrumento que se utiliza para medir la presión acústica en un lugar se denomina decibelímetro y
la unidad de medida se conoce como decibeles. En una ciudad los ruidos pueden oscilar entre los 40
los 90 decibeles según la zona donde se encuentren.
Lo cual, así como establece este derecho impone a los habitantes el deber de preservarlo. La
interpretación del texto constitucional apunta a señalar que la intención de los constituyentes no se
limitaba a una mera declaración o aspiración, al modo de un mero interés difuso sino un auténtico
derecho que se relaciona con el correlativo deber.
En una primera etapa el ruido sólo tenía consecuencia si afectaba la saludad del hombre individual,
no como habitante sólo podía ser detenido en la medida que excediera la normal tolerancia entre
vecinos linderos. De ello resulta que la persona legitimada para pedir el cese del ruido o la
indemnización era solamente el dañado individualmente y directamente quien debía probar la
alteración a su salud mediante las acciones pertinentes (ex art. 2618 CC, actual art. 1973 CCyC)
El art. 2618 del C. Civil fue reformado por la ley 17711 el que establecía que: “Las molestias que
ocasionen el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o daos similares por el ejercicio de
las actividades en los inmuebles vecinos, no deben exceder la normal tolerancia teniendo en cuenta
las condiciones del lugar y aunque sólo mediare autorización administrativa para aquellos. Según las
circunstancias del caso, los jueces podían disponer la indemnización de los daños o la cesación de
tales molestias. En la aplicación de la disposición el juez, debe contemporizar las exigencias de la
producción y el respeto debido al uso regular de la propiedad, asimismo tendrá en cuenta la prioridad
en el uso”.
En esta norma se contemplaba lo referente a los ruidos excesivos o molestos en el ámbito de las
relaciones de vecindad y fijaba un parámetro para distinguir al ruido excesivo del que debe ser
soportado y esa pauta es la normal tolerancia.
La jurisprudencia nacional como provincial ha señalado a través de sus fallos que se entiende por
normal tolerancia:
En este fallo se advierte ya que el problema del ruido excede el ámbito de las relaciones de derecho
privado.
En una segunda etapa el ruido es considerado entre las condiciones dignas en las que el trabajador
debe realizar su tarea (art. 14 y 14 bis CN). Finalmente, a partir de la reforma de la CN de 1994, el
ruido exorbitante como lo he remarcado en los párrafos anteriores, implica una alteración al
ambiente, y este es un bien jurídico protegido a partir de la reforma.
Al ruido se puede encarar desde dos puntos de vista: el primero cuando el ruido afecta a un
particular como en el supuesto del tráfico vehicular que transcurre en una autopista e incide a este
cuando ingresa a su vivienda, y el segundo cuando se propaga al espacio público alrededor de la
autopista.
En el primero estamos frente a un daño individualizado en las personas afectadas, y se rige por las
normas del C. Civil. En el segundo el daño es colectivo por la interminación de los sujetos afectados y
por las características del bien protegido, que es de naturaleza colectivo, que es el ambiente. En este
supuesto tienen legitimación para accionar en defensa de este bien; el defensor del pueblo, las
organizaciones ambientales no gubernamentales y el afectado. (artículo 43 de la CN).
Jurisprudencia. ͞Barragán c/ Autopistas Urbanas S.A. Gustavo Cima y otros sobre amparo͟: Lo que
origina este caso como consecuencia de un planteo que efectúa un vecino de la ciudad de Bs. As.,
quien reside con su familia en un departamento próximo a la autopista 25 de Mayo (AV) que
atraviesa la ciudad y por la que circulan un promedio de 170.000 vehículos por día. La concesionaria
de dicha autopista es la empresa Autopistas Urbanas S.A. (AUSA) y el accionista mayoritario es el
gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El vecino demostró que los niveles de ruido que ingresaban a su vivienda y los percibidos en la
autopista superaban los tolerables (75 a 85 dB), lo que producía lesiones en el oído. Al no obtener
solución a su problema por la empresa concesionaria, interpuso una acción de amparo contra la
concesionaria y otros. El tribunal de alzada confirmó la sentencia recurrida haciendo lugar al amparo
y ordenó a AUSA y al Gobierno de la Ciudad a tomar medidas conducentes a mitigar el nivel de ruido
existente en la autopista.
Esas medidas apuntaban a que AUSA debía presentar ante el Juez de primera instancia, un estudio
técnico de Impacto Ambiental y un Plan de Adecuación Ambiental, en donde se especificara los
niveles de ruido en el espacio público, los niveles de ruido en el interior de las viviendas y edificios en
general, incluidas escuelas, ubicadas en las zonas linderas a la autopista y soluciones técnicas para
reducir los niveles de ruidos en ambos espacios (Instalaron pantallas acústicas).
Asimismo, el Gobierno de la Ciudad de Bs. As. en virtud del principio de subsidiariedad estaba
también obligado a expedirse sobre los puntos indicados en el párrafo anterior y presentarlo ante el
Juez. Del proceso conjunto de ambas partes el Juez obtendrá un panorama para ordenar la ejecución
de un Plan de Adecuación para reducir los ruidos de la autopista. En este fallo se aplican los
principios establecidos en la Ley 25.675 (Preventivo, responsabilidad, solidaridad y subsidiariedad).
La ley General del Ambiente 25675 sancionada en fecha 6 de noviembre de 2002 denominada por la
doctrina como ley marco, establece los presupuestos mínimos de protección para el logro de una
gestión sustentable y adecuada del ambiente. El art. 1 de la ley se refiere al bien jurídico protegido
(ambiente), menciona la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sustentable.
Se advierte que si bien expresamente no se regula sobre la contaminación sonora y sus efectos
nocivos al proteger el ambiente (como bien jurídico protegido) surge implícitamente de sus artículos
que el derecho de los habitantes a un ambiente sano reconoce la posibilidad de controlar la
contaminación sonora.
El nuevo CCyC introduce la temática ambiental expresamente en los artículos 14 y 240, y preserva al
derecho ambiental en su propio sistema especial, configurado por la Constitución Nacional, los
convenios internacionales y las leyes de presupuestos mínimos (241 CCyC), estableciendo un cambio
paradigmático al poner énfasis más en la preservación que en el la reparación tratándose de daños al
ambiente.
Contaminación Atmosférica
Se entiende por contaminación atmosférica a la presencia en el aire de materias o formas de
energía que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas y bienes de cualquier
naturaleza, así como que puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o producir
olores desagradables.
El nombre de la contaminación atmosférica se aplica por lo general a las alteraciones que tienen
efectos perniciosos en los seres vivos y los elementos materiales, y no a otras alteraciones inocuas.
Los principales mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que implican
combustión, tanto en industrias como en automóviles y calefacciones residenciales, que generan
dióxido y monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre, entre otros contaminantes. Algunas
industrias emiten gases nocivos en sus procesos productivos, como cloro o hidrocarburos que no han
realizado combustión completa.
La contaminación atmosférica puede tener carácter local, cuando los efectos ligados al foco se sufren
en las inmediaciones del mismo, o planetario, cuando por las características del contaminante, se ve
afectado el equilibrio del planeta y zonas alejadas a las que contienen los focos emisores.
Los principales problemas atmosféricos en América Latina y el Caribe son la contaminación del aire,
el agotamiento de la capa de ozono estratosférico y el proceso de cambio climático, así como el
impacto que todo esto tiene en la salud de la población y en los ecosistemas regionales.
El deterioro en la calidad del aire en América Latina y el Caribe tiene, entre sus principales causas, las
emisiones atmosféricas provenientes de los sectores forestales y las fuentes domésticas. En
combinación con condiciones meteorológicas locales que agravan su impacto, estas emisiones tienen
un efecto muy importante sobre la salud de las poblaciones rurales y urbanas.
El efecto invernadero es el fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la
atmósfera terrestre, retienen parte de la energía que la superficie planetaria emite por haber sido
calentada por la radiación solar. Sucede en todos los cuerpos planetarios rocosos dotados de la
atmósfera.
Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente vuelva inmediatamente al espacio,
produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un invernadero. En el sistema
solar, los planetas que presentan efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte.
Si no fuese por la capa de dióxido de carbono y de los demás gases llamados de efecto invernadero
que la integran y retienen parte del calor que su superficie emite en forma de rayos infrarrojos como
si fueran cristales de un invernadero, el planeta Tierra estaría helado. El crecimiento de esa capa
hace que la tierra retenga más calor y de ese modo las sequías, las tempestades y las inundaciones
sean más extremas.
Además, provoca una mayor licuación de hielo, lo que aumenta el nivel de agua y paulatinamente va
sumergiendo las áreas más bajas del mundo que es donde se encuentran sus más grandes ciudades y
concentraciones industriales. La quema de combustibles y la quemazón de bosques disminuyen la
masa vegetal que es la que lo absorbe, también hace crecer esa capa y correlativamente aumenta la
temperatura terrestre.
Las mayores emisiones de dióxido de carbono siempre han provenido de EEUU, sumadas a las
emisiones de China, la Federación Rusa y Japón, se llega a la mitad de la emisión mundial.
La industrialización ha contribuido a mejorar el nivel de vida, por diversos medios. Aumentando los
ingresos individuales, elevando la prosperidad social y mejorando los servicios, en particular el
transporte y las comunicaciones. La actividad industrial entraña también riesgos para la salud de los
trabajadores y de la población en general, por exposición directa a prácticas o agentes nocivos o
indirectamente por degradación del medio ambiente.
En los países desarrollados como en desarrollo, las prácticas industriales ejercen efectos nocivos, al
liberar en el aire y en el agua contaminantes y desechos peligrosos. Es por ello que la Organización
Mundial de la Salud (O.M.S.) recomienda establecer un proceso de planificación en el que se tenga
en cuenta la salud y el medio ambiente en todas las decisiones relativas a la implementación y la
concepción de nuevas industrias, la elección de los procedimientos industriales y de medidas de
seguridad y dispositivos de protección industrial como, conceder mayor prioridad a la lucha contra la
contaminación del aire y el agua, vigilar con más atención los escapes y fugas de efluentes
industriales, abordar el problema de las enfermedades profesionales y de la contaminación del
medio ambiente en las pequeñas industrias, respetar los acuerdos mundiales sobre gestión de los
desechos, estudiar mejor las interacciones entre los agentes químicos y los sistemas biológicos.
El efecto invernadero es un fenómeno natural que permite a la Tierra mantener una temperatura
adecuada para poder habitarla. Es un fenómeno por el cual algunos gases de la atmósfera retienen
parte de la energía que emite el suelo de nuestro planeta y que ha obtenido de la radiación solar.
Cuando la actividad del hombre aumenta la cantidad de gases emitidos hacia la atmósfera se
produce un desajuste de la temperatura de la Tierra, lo que provoca el calentamiento global. Entre
las actividades humanas, está la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), la
deforestación o la creación de vertederos.
Afecta a un bien común a toda la humanidad que es la atmósfera. El clorofluorocarburo (CFC), una de
cuyas variedades se conoce como gas freón, se obtiene por síntesis a muy bajo costo; se evapora a
baja temperaturas, es inerte, estable y no tóxico. Difundido en refrigeradores y luego en aerosoles,
matafuegos y espumas plásticas. Aunque inofensivo para el usuario, resultó altamente dañoso para
la atmósfera no sólo porque contribuye activamente al recalentamiento global sino porque el cloro
que su descomposición libera destruye la capa de ozono que retiene la mayor parte de los rayos
ultravioletas que provienen del sol.
Una exposición excesiva de tales rayos debilita el sistema inmunológico de los seres vivos y origina
quemaduras y el temido cáncer de piel. La alarma producida por la reducción a la mitad de esa capa
sobre la Antártida hacia 1985, indujo a un grupo de naciones a celebrar la Convención de Viena de
1985 y el protocolo de Montreal de 1988, que impuso una reducción de más de la mitad de la
producción de CFC para fin de siglo. Se creó un fondo internacional para ayudar a los países en
desarrollo a adoptar tecnologías que no dañasen la capa de ozono.
El Cambio Climático
Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala
global o regional.
Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros
meteorológicos: temperatura, presión atmosférica, precipitaciones, nubosidad, etc. Debido tanto a
causas naturales como antropogénicas.
El término suele usarse de manera poco apropiada, para hacer referencia tan solo a los cambios
climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global. La
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término «cambio
climático» solo para referirse al cambio por causas humanas.
Afecta el clima de toda la humanidad. Se origina principalmente dañando un bien común a toda la
humanidad que es la atmósfera.
Los problemas de la contaminación atmosférica y del cambio climático han de ser abordados a nivel
internacional, ya que los contaminantes del aire sobrepasan las fronteras nacionales, en forma que
se puede hablar de un proceso de internacionalización de la contaminación, que requiere soluciones
globales. La manifestación más visible y preocupante de dicho proceso es el recalentamiento de la
atmósfera, como consecuencia de la elevada concentración de los denominados gases de efecto
invernadero (dióxido de carbono, clorofluorocarbonos, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos, etc.)
A partir de la II Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en
1992 en Brasil, se generaron una serie de instrumentos de estratégica importancia como son:
• El Programa 21.
• La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
• El Protocolo de Kyoto, en 1997. Que fuera aprobado en la Tercera Reunión de las Partes del
Convenio, realizado en Japón.
En Buenos Aires en el año 1998 tuvo lugar una Cumbre internacional, donde se sentaron bases para
que las emisiones de los gases de efecto invernadero se reduzcan al nivel correspondiente.
Por convocatoria de las Naciones Unidas, se reunieron en junio de 1992, en Río de Janeiro,
representantes de los países miembros de las Naciones Unidas y con la presencia de más de 150 jefes
de Estado y suscribieron el día 12 del mismo mes la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático, bajo el auspicio de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Nuestro país ha ratificado mediante Ley 24.295, la Convención de Cambio Climático, sancionada el
7/12/1993, por lo que a partir del 9 de junio de 1994 el Convenio posee fuerza de ley.
El texto aprobado de ese documento marco es, básicamente, un acuerdo instrumental por el cual se
crean distintos mecanismos que están destinados a dar respuestas progresivas al incremento de los
gases de efecto invernadero en la atmósfera, pero en cual no se establecieron metas concretas de
reducción de las emisiones.
El objetivo principal de la Convención, contenido en su art. 2, es “lograr… la estabilización de las
concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un nivel que impida
interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un
plazo suficiente para que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que
la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de
manera sostenible.
Se establecen los principios que deben guiar a las Partes suscribientes, destacándose entre los
principales:
El art. 7 crea la autoridad suprema del Convenio, la Conferencia de las Partes, responsable de tomar
las decisiones para la aplicación eficaz del instrumento.
Protocolo de Kyoto
La Tercera Reunión de las Partes, realizada en diciembre de 1997, en Japón, sembró inusitadas
expectativas en la comunidad internacional, en razón que el desafío era cuantificar los compromisos
establecidos en la Convención, fijando metas de reducción a cumplir por los países, convirtiéndose
así en un punto de inflexión.
Dichos compromisos, poseen efectos jurídicos directos, y obligan a las partes suscribientes, a partir
de que sean ratificados al menos por 55 países, entre ellos los desarrollados, que representen por lo
menos el 55% de las emisiones.
Las negociaciones determinaron la inclusión de seis gases prioritarios sobre los cuales se debe actuar
para reducir las emisiones, estos son:
El Protocolo negociado en Japón define cuáles son las diferentes actividades antrópicas que generan
los gases de efecto invernadero, o sea los sectores o categorías de fuentes productoras:
Los “mecanismos de desarrollo limpio” previstos en el artículo 12 del Protocolo de Kyoto consisten
en la incorporación de tecnologías destinadas a disminuir la emisión de gases de invernadero.
La forma de obtener recursos por este medio consiste en cuantificar las reducciones de emisiones
efectuadas a través de un Proyecto de Mecanismo de Desarrollo Limpio reconocido por las
autoridades del Protocolo de Kyoto. La reducción certificada a través de este procedimiento se
convierte en “Bonos de Carbono”, que pueden ser comercializados en el mercado internacional.
Aunque todavía existe una gran variabilidad de precios, ya que se trata de un mercado emergente, se
acepta que no bajarán de tres dólares por tonelada de CO2 Equivalente.
Las ventajas de este enfoque son evidentes: el país en desarrollo que emite los bonos logra un
ingreso que puede emplearse para mejorar la productividad y generar empleo, al mismo tiempo que
se evita el deterioro que afecta a las tierras agrícolas y forestales de muchas de estas naciones.
El protocolo fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero no entró en
vigor hasta el 16 de febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 estados los que ratificaron el
protocolo. Estados Unidos, mayor emisor de gases de invernadero mundial, no ha ratificado el
protocolo.
El instrumento se encuentra dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático (CMNUCC), suscrita en 1992 dentro de lo que se conoció como la Cumbre de la
Tierra de Río de Janeiro.
Argentina, como país en desarrollo y con aproximadamente el 0,6 % del total de las emisiones
mundiales, no estaba obligada a cumplir las metas cuantitativas fijadas por el Protocolo de Kioto.
Pese a ello ratificó el acuerdo, previa aprobación del Congreso Nacional el 13 de julio de 2001, a
través de la Ley Nacional 25.438. En consecuencia, su condición de país adherente hace que deba
comprometerse con la reducción de emisiones o, al menos, con su no incremento.
El disfrute de un ambiente sano: jurisprudencia
Esta definición amplia que emana del art. 41 de la Constitución Nacional posibilita determinar un
doble objeto de protección: por una parte, se ampara el ambiente como macro bien, mientras que
también tutela la calidad de vida de las personas integrantes de la generación actual y de las
generaciones futuras.
Para el sistema internacional de derecho humanos como para nuestro derecho interno, el disfrute de
un ambiente sano constituye un verdadero prerrequisito o presupuesto para el goce de los demás
derechos reconocidos por los Estados, plexo de derechos fundamentales entre los cuales se
encuentra el de la dignidad de la persona humana.
Una industria no podría alegar el ejercicio regular de un derecho para arrojar sus residuos a un río,
amparada que se encuentra permitido por autoridad administrativa, si está contaminando y
afectando el ambiente o la salud de la población.
Una empresa contaminante del aire o del suelo podría válidamente insinuar en juicio como
estrategia defensiva que las personas que la denuncian asumieron el riesgo de ser damnificadas
porque construyeron sus viviendas en las adyacencias de tal industria cuando ella ya estaba
funcionando.
La causa Almada, Hugo Néstor c/ Copetro S.A., en el que la Sala III de la Cámara Primera de
Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata, confirmó la sentencia de
primera instancia y se hizo lugar a la pretensión indemnizatoria de los actores, ordenando a la
demandada cesar en la emisión de los elementos contaminantes que se le imputaron, bajo
apercibimiento de ordenar el cierre de la empresa.
El actor sostuvo que los daños derivaban de la planta industrial de la firma citada, cuya actividad
principal consiste en la calcinación de coque de petróleo, instalada en el barrio Campamento de la
localidad bonaerense de Ensenada, donde reside. Como resultado del proceso industrial, afirmó, la
fábrica expulsa hacia la atmósfera una gran cantidad de pequeñas partículas carbonosas, las que al
ser transportadas por el viento hacia donde habita, no sólo ensucian y deterioran su propiedad, sino
también producen consecuencias nocivas para las vías respiratorias.