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UNIDAD II: “CULTURA”

RORTY, RICHARD: “La contingencia del lenguaje” (Resumen)


1. POETA VS CIENTÍFICO (Y AMBOS VS RORTY)
“Hace unos doscientos años, comenzó a adueñarse de la imaginación de Europa la idea de que la
verdad es algo que se construye en vez de algo que se halla. La Revolución Francesa había
mostrado que la totalidad del léxico de las relaciones sociales, y la totalidad del espectro de las
instituciones sociales, podían sustituirse casi de la noche a la mañana…” dice la primera frase del
texto de Rorty.
Dentro de la concepción de la verdad como algo que se hallaba, Rorty incluye al “poeta” y al
“científico”, es decir a la corriente de la filosofía romántica y a la filosofía positivista
respectivamente. Para los primeros se llegaba a la verdad a través de las expresiones artísticas, es
decir desde la subjetividad. Para la segunda corriente el único conocimiento válido es el científico,
es decir aquel que es objetivo, desprovisto de toda apreciación del sujeto y comprobable
empíricamente. Ambas tradiciones convivieron durante la modernidad y ambas tienen algo en
común, la idea de que la verdad se descubría. Para Rorty ambas incurrían en un mismo error –
aunque por caminos distintos- ya que él creía en que toda verdad era una construcción.

2. “KANT y HEGEL SE QUEDARON A MEDIO CAMINO”


“…En su rechazo de la idea de que la verdad está «ahí afuera» Kant y Hegel se quedaron a mitad
de camino. Estaban dispuestos a ver el mundo de la ciencia empírica como un mundo hecho: a ver
la materia como algo construido por la mente. Pero continuaron entendiendo la mente, el espíritu,
las profundidades del yo humano, como una cosa que poseía la naturaleza intrínseca…” Rorty
coincide con ellos en parte. De ahí que compartan la mitad del camino. Tanto Rorty como Kant y
Hegel creían que todo conocimiento era necesariamente una construcción. Tal como vimos con
Cassirer cada especie construía su propio mundo a tenor de su estructura anatómica. Es decir, al
tener distintas formas físicas, sentidos distintos, construyen y por ende viven, en mundos
distintos.
Si dos especies cualquiera ven colores distintos, huelen diferente las mismas sustancias, tienen
capacidades auditivas incomparables al punto que hay sonidos que “existen” en una especie pero
en otra no, perciben gustos que no son los mismos, una percibe vibraciones (piensen en
“Buscando a Dory” el sonido que emite la beluga permitiéndole comunicarse con el grupo y
facilitando la ecolocalización, es decir, la detección de objetos y el cálculo de espacios de su
entorno gracias a la emisión de sonidos y la recepción de sus ecos) o variaciones electromagnéticas
y la otra no, es claro para todos ellos que cada especie construye el mundo que percibe.
El hombre sigue esta misma lógica. El acto de percibir es un acto de dar forma a algo. El olor, el
color, no están ahí afuera sino que son una relación entre el organismo que percibe y el objeto
percibido. Ese verde que hay en el Primavesi no está literalmente en el Primavesi sino que es una
relación entre la materia percibida (la plaza) y nuestros órganos visuales. Si fuera otra la especie
que mira la plaza, variaría el color. “Ello quería decir que sólo la mitad de la verdad --la mitad
inferior, científica-- era una verdad hecha. La verdad más elevada, la verdad referente a la mente,
el ámbito de la filosofía, era aún objeto de descubrimiento, y no de creación. Lo que ocurría, y lo
que los idealistas no fueron capaces de concebir, fue el rechazo de la idea misma de que algo --
mente o materia, yo o mundo-- tuviese una naturaleza intrínseca que pudiera ser expresada o
representada…” Aquí es donde Rorty se aleja de Kant y Hegel. Ellos seguían viendo a la mente
como algo que venía dado para todos igual, hace cinco mil años o dentro de mil años. Es decir,
construíamos lo exterior pero lo interior no. Para Rorty esto era imposible. Todo habitar el mundo,
toda construcción cultural genera cambios en el hombre a nivel mental. Esto con el correr de los
siglos hace que el “yo” el “núcleo pensante” se modifique en términos fisiológicos y operativos.
Imaginen una persona que se cría en Mar del Plata. Pero a los 10 años se va a vivir a Suecia.
Cuando cumple 50 años ¿Es sueca? ¿Es marplatense? Es un marplatense que vivió 40 años en
Suecia dirán desde una lógica incontestable. ¿De qué se ríe? ¿Qué moral o ética sigue? ¿Qué
palabras ya no recuerda de su idioma original? En términos rortyanos esa persona se fue
reconstruyendo en otra cultura. Un hombre que habita otra cultura no es espectador sino actor
(ver cuento) de su vida. Ahora, imaginemos en términos de miles de años, un futuro como el de
Wall-E o cualquier otro, las personas crearán culturas diversas, hábitos, leyes, moralidad, éticas,
ciencias, alimentación distinta, etc. Por lo tanto cambiará nuestra mente y nuestro cuerpo (la
historia de la evolución demuestra hasta qué punto es cierto que nuestro cuerpo es una foto, un
segundo, de la evolución humana)

3. ¿MUNDO AFUERA o VERDAD AFUERA?


“Hay que distinguir entre la afirmación de que el mundo está ahí afuera y la afirmación de que la
verdad está ahí afuera. Decir que el mundo está ahí afuera, creación que no es nuestra, equivale a
decir, en consonancia con el sentido común, que la mayor parte de las cosas que se hallan en el
espacio y el tiempo son los efectos de causas entre las que no figuran los estados mentales
humanos. Decir que la verdad no está ahí afuera es simplemente decir que donde no hay
proposiciones no hay verdad, que las proposiciones son elementos de los lenguajes humanos, y
que los lenguajes humanos son creaciones humanas.
La verdad no puede estar ahí afuera --no puede existir independientemente de la mente humana--
porque las proposiciones no pueden tener esa existencia, estar ahí afuera. El mundo está ahí
afuera, pero las descripciones del mundo no. Sólo las descripciones del mundo pueden ser
verdaderas o falsas. El mundo de por sí --sin el auxilio de las actividades descriptivas de los seres
humanos-- no puede serlo…”
El mundo no habla. Sólo nosotros lo hacemos. El mundo, una vez que nos hemos ajustado al
programa de un lenguaje, puede hacer que sostengamos determinadas creencias. Pero no puede
proponernos un lenguaje para que nosotros lo hablemos. Sólo otros seres humanos pueden
hacerlo.

4. DINÁMICA de los CAMBIOS CULTURALES


Europa no decidió aceptar el lenguaje de la poesía romántica, ni el de la política socialista, ni el de
la mecánica galileana. El caso fue, más bien, que Europa fue perdiendo poco a poco la costumbre
de emplear ciertas palabras y adquirió poco a poco la costumbre de emplear otras.
Los cambios culturales de esa magnitud no resultan de la aplicación de criterios (o de una «decisión
arbitraria»), como tampoco resulta de la aplicación de criterios que los individuos se vuelvan
teístas o ateos, o cambien de cónyuge o de círculo de amistades. En tales cuestiones no debemos
buscar criterios de decisión en nosotros mismos, como tampoco debemos buscarlos en el mundo.
El principal instrumento de cambio cultural es el talento de hablar de forma diferente más que el
talento de argumentar bien. El cambio de lenguajes y de otras prácticas sociales pueden producir
seres humanos de una especie que antes nunca había existido.
La dificultad que se asocia a los argumentos en contra del empleo de un léxico familiar y
consagrado por el tiempo, es que se espera que se los formule en ese mismo léxico. Se tiene la
expectativa de que muestren que los elementos centrales de ese léxico son «inconsistentes en sus
propios términos» o que «se destruyen a sí mismos». Pero nunca puede mostrarse eso. Todo
argumento según el cual el uso que corrientemente hacemos de un término corriente es vacío, o
incoherente, o confuso, o vago, o «meramente metafórico», es forzosamente estéril, e involucra
una petición de principio. Porque un uso así es, después de todo, el paradigma de un habla
coherente, significativa, literal. Tales argumentos dependen de afirmaciones según las cuales se
dispone de léxicos mejores, o son una abreviatura de afirmaciones así. Raramente una filosofía
interesante consiste en el examen de los pro y los contra de una tesis. Por lo común es implícita o
explícitamente una disputa entre un léxico establecido que se ha convertido en un estorbo y un
léxico nuevo y a medio formar que vagamente promete grandes cosas.
El método consiste en volver a describir muchas cosas de una manera nueva hasta que se logra
crear una pauta de conducta lingüística que la generación en ciernes se siente tentada a adoptar,
haciéndoles así buscar nuevas formas de conducta no lingüística: por ejemplo, la adopción de
nuevo equipamiento científico o de nuevas instituciones sociales. Este tipo de filosofía no trabaja
pieza a pieza, analizando concepto tras concepto, o sometiendo a prueba una tesis tras otra.
Trabaja holística y pragmáticamente. Dice cosas como: «Intenta pensar de este modo», o, más
específicamente, «Intenta ignorar las cuestiones tradicionales, manifiestamente fútiles,
sustituyéndolas por las siguientes cuestiones, nuevas y posiblemente interesantes». No pretende
disponer de un candidato más apto para efectuar las mismas viejas cosas que hacíamos al hablar a
la antigua usanza. Sugiere, en cambio, que podríamos proponernos dejar de hacer esas cosas y
hacer otras.
Es fundamental entender dos motores del cambio cultural rortyano: la nueva descripción y la
utilidad. Lo nuevo si es útil en un consenso social, tendrá amplias posibilidades de ser adoptado.
Los seres humanos adoptamos nuevas modas, costumbres, ideas o teorías si nos son útiles para
algún fin, no importando de modo alguno que sean “ciertas” o “correctas”. La historia de la cultura
es el reemplazo de nuevas ideas por ideas viejas, que en contextos, resultaron prácticas para algo.
E. Noelle Neumann, como vimos, propone algo que se complementa con la idea del cambio
rortyana. Creía que los hábitos, las ideas, la cultura, cambiaba en tanto surgían discursos que
empezaban a ser mayoritarios, o que empezaban a ser percibidos como tales. Las personas ante el
temor de ser minoría y correr el riesgo de quedar aislados, callan. Y como consecuencia del silencio
la opinión de los que más se expresan se termina convirtiendo en mayoría.
Es muy interesante combinar estos puntos de vista sobre la evolución cultural. No elegimos
cambiar porque creemos que lo nuevo es más lógico o verdadero que lo viejo. Cambiamos
porque lo nuevo se impone, porque si todos los demás asumen que es lo correcto, seguiremos a
la mayoría que está legitimada. Preferiremos dejar de lado nuestras convicciones que nuestra
integración social.

5 “LENGUAJE COMO ROMPECABEZAS VS LENGUAJE COMO HERRAMIENTA”


Wittgenstein y Davidson tratan a los léxicos alternativos más como herramientas alternativas que
como piezas de un rompecabezas.
Tratarlos como piezas de un rompecabezas equivale a suponer que todos los léxicos son
prescindibles, o reductibles a otros léxicos, o susceptibles de ser reunidos con todos los otros
léxicos en un único gran superléxico. Hay una verdad afuera, yo la describo, si esa descripción es
“correcta”, entonces puse una pieza del puzzle. Si fuera incorrecta no cuadraría con el “orden
natural de las cosas” o la “esencia del hombre”. Este punto de vista presupone una verdad previa a
la que yo adapto las descripciones. Si son adecuadas a la realidad son correctas, si no, no lo son.
En cambio para la metáfora del lenguaje como herramienta todo se describe porque es útil a algún
fin. Nuestras creaciones no son el resultado de la acertada reunión de las piezas de un
rompecabezas. No consisten en el descubrimiento de una realidad que se halla tras las apariencias,
de una visión sin distorsiones de la totalidad del cuadro con la cual reemplazar las concepciones
miopes de sus partes. La analogía adecuada es la de la invención de nuevas herramientas
destinadas a ocupar el lugar de las viejas. El alcanzar un léxico así se asemeja más al hecho de
abandonar la palanca y la cuña porque se ha concebido la polea, o de excluir el yeso mate y la
témpera porque se ha encontrado la forma de proporcionar apropiadamente el lienzo.
6. “LA CONTINGENCIA DEL LENGUAJE”
Pensemos en el sol.
En términos objetivos y a lo largo de millones de años ha sido más o menos el mismo, sin embargo,
los seres humanos lo hemos ido construyendo culturalmente de maneras muy particulares (a
través de proposiciones y léxicos) No sólo fue descrito en distintos idiomas sino en diferentes
juegos de lenguaje, es decir con esquemas de comprensión y significación distintos.
Muchas culturas le dieron el lugar de Dios o (un) dios. Generalmente hombre. Shamash era el dios
del Sol de acuerdo con la mitología Sumeria. Ya que podía verlo todo en la Tierra, él era
considerado además como el dios de la justicia. Por esto es que Shamash era representado como
un gobernador sentado en un trono. En la Mitología Hindú, Surya es considerado como el dios del
Sol. Surya es representado como un hombre rojo con tres ojos y cuatro brazos, montado en una
carroza tirada por siete yeguas. En India, Surya es considerado una deidad benevolente capaz de
curar a los enfermos.
Inti era el sol, el dios sol para los Incas. Creador, dador de vida, curador de enfermos (igual función
médica que Apolo Dios del Sol de los romanos, aunque aquellos le agregaran la razón,
adelantándose al “iluminismo” asociando luz con racionalidad) No hay símbolo más importante en
la cultura incaica. Casado con su hermana luna, aún hoy en Perú sigue siendo importante como
símbolo de poder (el Nuevo Sol es su moneda) La historia del Sol como hombre y la Luna como
mujer que siendo hermanos se casan se repite en varias culturas, Liza y Mawu en Africa oriental
eran gemelos y amantes, incluso en poblaciones originarias colombianas enseñaban este mito del
amor prohibido entre hermanos como eje moral para las separaciones de líneas sanguíneas. Para
los Mapuches, Antú (sol) y Kuye (luna) eran marido y mujer. La relación, buena al principio,
empeoró y el sol de un golpe le hizo las cicatrices que vemos desde la tierra. Desde entonces no
pueden estar juntos y cada uno tiene su momento, el día y la noche.
Hasta ahora hemos visto fragmentos de relatos de distintas culturas. Recordemos la corriente del
poeta y la del científico. También tienen descripciones del sol. Las primeras son esculturas, pinturas
o poemas. “Está saliendo el sol, que es mi único dios” dice Pity Alvarez (cercano a la idea de los
mitos populares del párrafo anterior) mientras que Neruda figuraba una “Moneda incandescente”.
El sol como objeto poético, subjetivo, como expresión única de un sentimiento acerca de ese
objeto que represento. En cambio para el científico el sol tiene otras descripciones. Actualmente el
Sol está clasificado como una estrella GIV, distante 1.5 x 108 km de nuestro planeta. Se formó hace
aproximadamente 4600 millones de años a partir del colapso gravitacional de la materia dentro de
una región de una gran nube molecular. Es una bola esférica casi perfecta de plasma, con un
movimiento convectivo interno que genera un campo magnético a través de un proceso de
dinamo. Ya nadie discute en la ciencia que somos nosotros (la tierra) los que giramos alrededor del
sol pero los orígenes de la ciencia como discurso (hacia 1600) vieron argumentos distintos.
El sol ha dado para mucho y nunca fue el mismo sol. Cada sociedad lo construyó con léxicos, en
sistemas de valores, en espacios sociales y con funciones distintas.
Ahora un segundo ejemplo para entender que la cultura al moverse nos modifica a nosotros.
Pensá en formas de ver el mundo que pueden ser consideradas habituales. Por ejemplo la estética
(reducida a patrones de percepción de la belleza) y su importancia en la subjetividad. Estamos
constituidos por patrones de comportamiento que desconocemos. La estética es uno de ellos.
Léxicos que atraviesan nuestra forma de amar, de concebir el éxito, de comer, de respetar la vida,
etc.
No matamos a una vaquita de San Antonio pero sí a una cucaracha. Está demostrado que ninguna
hace daño, pero la cucaracha nos parece repugnante y nos creemos con derecho a quitarle la vida.
Hemos hecho una relación entre estética y ética, es decir, la belleza es una continuidad de lo
bueno. Mi sobrina rápidamente comprendía cuando llegaba un villano en la película de Disney
¿Por qué? Porque a veces, el villano antisocial, aislado, era...feo! (palabras textuales de una nena
de entonces 3 años)
Compramos perros de raza y adoptar perros depende de lo lindos que puedan ser. Si son viejos o
con discapacidad son los que tienen menos índice de adopción. Hace 30 años los Collies, Husky y
Dobermans eran lo más! En unos años cambió la moda, cambió lo bello. Y empezaron a aparecer
siberianos abandonados por la calle y ya nadie quiso a los doberman porque eran tontamente
agresivos. Hoy son los pitbull (que como las 4x4 parecen aumentar la testosterona masculina) los
golden y labradores. Mañana, cambiarán los léxicos estéticos y con ellos vendrán otras razas a
resultarnos encantadoras.
Vemos a diario novelas y películas, Hollywood por ejemplo. Ya nos cuesta distinguir entre un buen
actor/actriz y una belleza, porque nos hemos acostumbrado a que tienen que ser bellos. Lo mismo
los cantantes, si quieren estar en el circuito comercial, deben copiar formas de ser pero sobre todo
de parecer. Hay un mandato estético en la cultura audiovisual. Ya no se diferencia entre un modelo
y un actor principal. En los papeles centrales, en los de héroe sobre todo. No por casualidad la
actividad número uno de los actores de Hollywood es…ir al gimnasio.
De hecho, nos guste o no, la belleza abre puertas. Recuerdo una presentadora de televisión,
increíblemente bella, terriblemente tosca y mala en su trabajo. No hubiera durado un minuto de
reportera. Sin embargo, en un mes era la presentadora y en seis meses era la novia del arquero del
Real Madrid. Otro tanto sucede con la publicidad. Nos gustaría alguna vez un tipo como nosotros
vendiendo mallas o perfumes, o quizá no, porque estamos tan acostumbrados a ver modelos, que
nos resultaría chocante.
Recordemos que estos dos ejemplos, el del sol y el de nuestra percepción estética, reafirman la
idea de que nuestra subjetividad es algo cambiante. No es natural lo que pensemos o hagamos en
relación a los objetos, ni tampoco lo es nuestra forma de ver lo bello o su contrario: son
construcciones de este tipo de sociedad. Si las cosas cambian, y así será, otros léxicos ocuparán el
lugar de los que hoy consideramos “ciertos” o “normales”.
Dice Rorty “Concebir la historia del lenguaje y, por tanto, la de las artes, las ciencias y el sentido
moral, como la historia de la metáfora, es excluir la imagen de la mente humana, o de los lenguajes
humanos, como cosas que se tornan cada vez más aptas para los propósitos a los que Dios o la
Naturaleza los ha destinado. Las viejas metáforas están desvaneciéndose constantemente en la
literalidad para pasar a servir entonces de base y contraste de metáforas nuevas. Esta analogía nos
permite concebir a «nuestro lenguaje» --esto es, el de la ciencia y la cultura de la Europa del siglo
XX-- como algo que cobró forma a raíz de un gran número de meras contingencias. Nuestro
lenguaje y nuestra cultura no son sino una contingencia, resultado de miles de pequeñas
mutaciones que hallaron un casillero (mientras que muchísimas otras no hallaron ninguno)”
La filosofía rortyana concibe el lenguaje tal como nosotros vemos ahora la evolución: como algo
compuesto por nuevas formas de vida que constantemente eliminan a las formas antiguas, y no
para cumplir un propósito más elevado, sino ciegamente. Mientras el científico concibe a Galileo
como alguien que realizó un descubrimiento --como alguien que finalmente llegó a obtener las
palabras que se necesitaban para explicar adecuadamente el mundo, palabras de las que
Aristóteles había carecido--, Rorty lo concibe como alguien que ha encontrado una herramienta
que para ciertos propósitos resulta funcionar mejor que cualquier otra herramienta precedente.
El lenguaje es contingente. Lenguaje, léxicos, cultura para Rorty tienen sentidos similares ya que
piensa en el entramado discursivo que da forma a algo (Las leyes, la moral, los mitos, las religiones,
las formas de vestir, comer, vincularse, las explicaciones sobre como funcionan las cosas, las
teorías, etc)
Contingente es la “pura posibilidad de algo”, es decir, hoy es así pero pudo haber sido cualquier
otra cosa. Por eso la cultura es algo que se modifica y nos modifica constantemente, ciegamente,
sin acercarse a lo cierto o lo correcto, sino a lo útil para un consenso social determinado.

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