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Análisis de la Comunicación
Descripción Densa:
Susanne Langer observa que ciertas ideas estallan en el paisaje intelectual con una
tremenda fuerza. Resuelven tantos problemas fundamentales en un momento que también
parecen prometer que van a resolver todos los problemas fundamentales, clarificar todas las
cuestiones oscuras. La probamos en toda circunstancia, para toda finalidad, experimentamos
las posibles extensiones de su significación estricta, sus generalizaciones y derivaciones.
Este esquema encaja en el concepto de cultura alrededor del cual nació toda la disciplina
de la antropología, la cual se preocupó cada vez más limitar, especificar, circunscribir y contener
el dominio de aquella. Con lo cual tienden a asegurar su constante importancia antes que a
socavarla. Preconizan un concepto de cultura más estrecho, especializado y, según imagino,
teóricamente más vigoroso que el de E. B. Tylor.
El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos
que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo en Max Weber que el hombre
es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura
es esa urdimbre y que análisis de la cultura ha de ser, por lo tanto, no una ciencia experimental
en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.
El operacionalismo como dogma metodológico nunca tuvo mucho sentido por lo menos
en lo que se refiere a las ciencias sociales y, está en gran medida muerto en la actualidad. Pero,
así y todo, hizo un aporte importante que conserva cierta fuerza, independientemente de lo que
uno pueda pensar al tratar de definir el carisma o la alienación en términos operacionales: si
uno desea comprender lo que es una ciencia, en primer lugar, debería prestar atención, no a sus
teorías o a sus descubrimientos y ciertamente no a lo que los abogados de esa ciencia dicen
sobre ella, uno debe atender a lo que hacen los que la practican.
Pero todo esto no es más que el comienzo. También aquí existe un código socialmente
establecido, y también aquí un mensaje. Pero ahora lo que flota en el aire es, no una
conspiración, sino el ridículo. Si los demás piensan que él realmente está haciendo una guiñada,
todo su proyecto fracasa por entero, aunque con diferentes resultados si los compañeros
piensan que está exhibiendo un tic. Las complejidades son posibles y prácticamente no tienen
fin, por lo menos lógicamente.
Pero la cuestión es que la diferencia entre lo que Ryle llama la “descripción superficial”
de lo que está haciendo el que ensaya ante el espejo, es decir, contrayendo rápidamente el ojo
derecho y la “descripción densa” de lo que está haciendo define el objeto de la etnografía: una
jerarquía estratificada de estructuras significativas atendiendo a las cuales se producen, se
perciben y se interpretan los tics, los guiños fingidos, las parodias, los ensayos de parodias y sin
las cuales no existirían, independientemente de lo que alguien hiciera o no con sus párpados.
Citado textualmente y de manera aislada como una nota metida en una botella, este
pasaje da una buena idea de cuantas cosas entran en la descripción etnográfica aun del tipo más
elemental, da una idea de cuán extraordinariamente “densa” es tal descripción. Nuestros datos
son realmente interpretaciones de interpretaciones de otras personas sobre lo que ellas y sus
compatriotas piensan y sienten. Sólo que lleva a una idea de la investigación antropológica que
la concibe más como una actividad de observación y menos como la actividad de interpretación
que en realidad es. Apoyándonos en la base fáctica, la roca firma de toda la empresa, ya desde
el comienzo nos hallamos explicando y, lo que es peor, explicando explicaciones.
La cultura, ese documento activo, es pues pública. Aunque contiene ideas, la cultura no
existe en la cabeza de alguien; aunque no es física, no es una entidad oculta. El interminable
debate en el seno de la antropología sobre si la cultura es “subjetiva” u “objetiva” junto con el
intercambio recíproco de insultos intelectuales que no lo acompaña, está por entero mal
planteado. Una vez que la conducta humana es vista como acción simbólica pierde sentido la
cuestión de saber si la cultura es conducta estructurada, o una estructura de la mente. En el caso
de un guiño burlesco o de in fingida correría para apoderarse de ovejas, aquello por lo que hay
que preguntar no es su condición ontológica. Eso es lo mismo que las rocas por un lado y los
sueños por el otro: son cosas de este mundo. Aquello por lo que hay que preguntar es por su
sentido y su valor.
Esto podrá parecer una verdadera evidente, pero hay numerosas maneras de
oscurecerla. Una de ellas es imaginar que la cultura es una realidad “superorgánica”, esto es
reificar la cultura. Ora manera es pretender que la cultura consiste en el craso esquema de la
conducta que observamos en los individuos de alguna comunidad identificable; esto es
reducirla. Pero aunque estas dos confusiones todavía subsisten e indudablemente subsistirán
siempre, la fuente principal del embrollo teórico que presenta la antropología contemporánea
es una concepción que se desarrolló como reacción a esas dos posturas y que ahora está
ampliamente sostenida; me refiero a la concepción, para citar a Ward Goodenough, quizá su
principal expositor, según la cual “la cultura en el entendimiento y en el corazón de los
hombres”.
“Decimos de algunas personas que son transparentes para nosotros. Sin embargo,
tocante a esta observación, es importante tener en cuenta que un ser humano puede ser un
enigma completo para otro. Nos damos cuenta de esto cuando vamos a un país extranjero de
tradiciones completamente extrañas para nosotros, y, lo que, es más, aun teniendo dominio de
la lengua del país. No comprendemos a la gente. No podemos sentimos cómodos con ellas.”
Es esta maniobra, a la que suele designarse demasiado superficialmente como “ver las
cosas desde el punto de vista del actor”. Nada es más necesario para comprender lo que es la
interacción antropológica y hasta qué punto es interpretación que una compresión exacta de lo
que significa afirmar que nuestras formulaciones sobre sistemas simbólicos de otros pueblos
deben orientarse en función del actor.
Hay que atender a la conducta y hacerlo con cierto rigor porque es en el fluir de la
conducta donde las formas culturales encuentran articulación. La encuentran también, por
supuesto, en diversas clases de artefactos y en diversos estados de conciencia; pero éstos
cobran su significación del papel que desempeñan en una estructura operante de vida, y no de
las relaciones intrínsecas que puedan guardar entre sí. Cualesquiera que sean los sistemas
simbólicos en sus propios términos, tenemos acceso empírico a ellos escrutando los hechos, y
no disponiendo entidades abstractas en esquemas unificados.
El etnógrafo “inscribe” discursos sociales, los pone por escrito, los redacta. Al hacerlo,
se aparta del hecho pasajero que existe sólo en el momento en que se da y pasa a una relación
de ese hecho existe en sus inscripciones y que puede volver a ser consultada.
“No el hecho de hablar, sino lo dicho en el hablar, y entendemos por lo dicho en el hablar
esa exteriorización intencional constitutiva de la finalidad del discurso gracias a la cual el sagen
tiende a convertirse en Aussage, en enunciación, en lo enunciado. En suma, lo que escribimos
es el monema del hablar. Se trata de la significación del evento de habla, no del hecho como
hecho”.
Con esto no queda todo dicho, pues si los filósofos de Oxford recurren a cuentitos, los
fenomenólogos recurren a grandes proposiciones; pero esto de todas maneras nos lleva a una
respuesta más precisa de nuestra pregunta inicial”. El etnógrafo escribe. Tampoco éste parece
un descubrimiento muy notable, y para algunos familiarizados con la actual bibliografía será
poco plausible.
Y esto nos lleva por fin considerar la teoría. El vicio dominante de los enfoques
interpretativos de cualquier cosa consiste en que tales enfoques tienden a resistir la articulación
conceptual y a escapar así a los modos sistemáticos de evaluación. Uno capta una interpretación
o no la capta, comprende su argumento o no lo comprende, lo acepta o no lo acepta. Todo
intento de formular la interpretación en términos que no sean los suyos propios es considerado
una parodia o, para decirlo con la expresión más severa que usan los antropólogos para designar
el abuso moral, como un intento etnocéntrico.
No hay razón alguna para que la estructura conceptual de una interpretación sea menos
formulable y por lo tanto menos susceptible de sujetarse a cánones explícitos de validación que
la de una observación biológica o la de un experimento físico, salvo la razón de que los términos
en que puedan hacerse esas formulaciones, son casi inexistentes.
Hay que admitir que existe una serie de características de la interpretación cultural que
hacen el desarrollo teórico mucho más difícil de lo que suele ser en otras disciplinas. La primera
característica es la necesidad de que la teoría permanezca más cerca del terreno estudiado de
lo que permanece en el caso de ciencias más capaces de entregarse a la abstracción imaginativa.
Todo el quid de un enfoque semiótico de la cultura es ayudarnos a lograr acceso al mundo
conceptual en el cual viven nuestros sujetos. La tensión entre la presión de esta necesidad de
penetrar en un universo no familiar de acción simbólica y las exigencias de progreso técnico en
la teoría de la cultura, entre la necesidad de aprehender y la necesidad de analizar es, en
consecuencia, muy grande y esencialmente inevitable. Cuanto más se desarrolla la teoría más
profunda se hace la tensión. Esta es la primera condición de la teoría cultural: no es dueña de sí
misma. Las generalidades a las que logra llegar se deben a la delicadeza de sus distinciones, no
a la fuerza de sus abstracciones.
Y de esto se sigue una peculiaridad en la manera en que crece nuestro conocimiento de
la cultura… de las culturas… de una cultura… crece a chorros, a saltos. En lugar de seguir una
curva ascendente de comprobaciones acumuladas, el análisis cultural se desarrolla según una
secuencia discontinua pero coherente de despegues cada vez más audaces. Los estudios se
realizan sobre otros estudios, sino en el sentido de que, con mejor información y
conceptualización, los nuevos estudios se sumergen más profundamente en las mismas
cuestiones. Todo análisis cultural serio parte de un nuevo comienzo y termina en el punto al que
logra llegar antes de que se le agote su impulso intelectual. Un estudio antropológico representa
un progreso si es más incisivo que aquellos que lo precedieron; pero el nuevo estudio no se
apoya masivamente sobre los anteriores a los que desafía, sino que se mueve paralelamente a
ellos.
Las grandes contribuciones teóricas están no sólo en estudios específicos, sino que son
difíciles de separar de tales estudios para integrarlas en algo que pudiera llamarse “teoría de la
cultura” como tal. Las formulaciones teóricas se ciernen muy bajo sobre las interpretaciones que
rigen, de manera que separadas de éstas no tienen mucho sentido ni gran interés. Y esto es así
porque enunciadas independientemente de sus aplicaciones, parecen vacías o perogrulladas.
Puede uno adoptar una línea de ataque teórico desarrollada en el ejercicio de una interpretación
etnográfica y emplearla en otra, procurando lograr mayor precisión y amplitud; pero uno no
puede escribir una Teoría General de la Interpretación Cultural.
“Nota metida en una botella” es algo más que una pintura de los marcos de significación
dentro de los cuales actúan mercaderes judíos, guerreros beréberes y procónsules franceses, y
hasta algo más que una pintura de sus recíprocas interferencias. Es un argumento en favor de la
idea de que reelaborar el esquema de relaciones sociales es reacomodar las coordenadas del
mundo experimentado. Las formas de sociedad son la sustancia de la cultura.
Uno puede escapar a esta situación de varias maneras: convirtiendo la cultura en folklore y
colectándolo, convirtiéndola en rasgos y contándolos, convirtiéndola en instituciones y
clasificándolas, o reduciéndola a estructuras y jugando con ellas. Lo cierto es que abrazar un
concepto semiótico de cultura y un enfoque interpretativo de su estudio significa abrazar una
concepción de las enunciaciones etnográficas, para decirlo con una frase ahora famosa de W.B.
Gallie, “esencialmente discutible”. La antropología, o por lo menos la antropología
interpretativa, es una ciencia cuyo progreso se caracteriza menos por un perfeccionamiento del
consenso que por el refinamiento del debate. Lo que en ella sale mejor es la precisión con que
nos vejamos unos a otros.
Esto es muy difícil de ver cuando nuestra atención está monopolizada por una sola parte
de la argumentación. La significación, evasiva y mal definida seudo-entidad que antes muy
contentos abandonábamos a los filósofos y a los críticos literarios para que frangollaran con ella,
ha retornado ahora al centro de nuestra disciplina.
➢ Selección de un problema.
➢ Revisión de los antecedentes de investigación en estudios similares.
➢ Generación de hipótesis o preguntas de investigación.
➢ Selección de la metodología cuantitativa y/o cualitativa en el marco del diseño de
investigación.
➢ Recolección de datos.
➢ Análisis e interpretación de los mismos.
➢ Presentación de los resultados.
Objetivismo y Subjetivismo
Puede decirse que en las ciencias sociales han prevalecido dos grandes perspectivas
teóricas: 1- El objetivo, 2- El subjetivismo que, suelen asociarse la primera con el positivismo y
la segunda con la sociología fenomenológica. El positivismo vio su origen en los aportes de
Comte y Durkheim. Se asienta sobre la concepción de que el conocimiento científico obedece a
un monismo metodológico, y que las ciencias sociales, al igual que las naturales, deben buscar
las causas de los fenómenos independiente de los estados subjetivos de los individuos. La
perspectiva denominada fenomenológica, cuyos representantes más conspicuos son Schutz y
Garfinkel, supone la consideración de la experiencia subjetiva como base del conocimiento, el
estudio de los fenómenos desde la perspectiva de los sujetos y un interés particular por conocer
cómo las personas experimentan e interpretan el mundo social que se considera que
construyen.
Dilthey de tratar a las ciencias humanas como hermenéuticas más que como empíricas,
constituye el marco necesario para comprender el conocimiento científico como práctica.
Dreyfus, habla de un holismo de las prácticas, que si bien admite que la compresión
práctica supone hipótesis y creencias explícitas, estema que éstas sólo pueden ser significativas
en un contexto específico y contra un trasfondo de prácticas compartidas. Lo único que nos
queda por hacer es dar una interpretación la interpretación ya presente en las prácticas.
Una crítica del enfoque anterior es la realizada por Rouse cuando argumenta que: a) el
interés del científico por entender su objeto de estudio lo lleva, por lo mismo, a estar
deliberadamente interesado en sus propias prácticas de investigación; b) la noción de ciencias
naturales está sostenida en su propia manera de concebir la teoría – “la teoría debe ser
formulable completamente, independiente de sus aplicaciones a casos particulares y debe ser
sistemática”. Interpretar no es formular hipótesis sobre el mundo, la interpretación cumple una
función performativa del mundo. En el holismo teórico la teoría total es un campo de enunciados
que puede ser tratado atemporalmente. En el holismo de las prácticas, la totalidad contiene
fundamentalmente prácticas, el lenguaje entre ellas. En este sentido, la interpretación del
mundo sólo se elucida por la interpretación de nuestras prácticas.
No se trata de que no haya un conocimiento universal, sino que éste está anclado en el
conocer – como – local. Rouse concibe el conocimiento científico como local en tanto encarnado
en prácticas que no son plausibles de ser fijadas completamente en teorías y reglas libres de
contextos para su aplicación. Los fenómenos mismos son usualmente manufacturados, aislados
y manipulados dentro del laboratorio. A los procedimientos de descontextualización y/o
generalización de estos resultados, Rouse los denomina de estandarización de los problemas
instrumentos, y resultados científicos.
Por otra parte, la compresión reflexiva de las prácticas locales que devela la inserción de
las mismas en un holismo de las prácticas es ontológica. La compresión ontológica es así reflexiva
y de ese modo problematiza la irreductibilidad de las construcciones locales. En ese
problematizar se devela el holismo hermenéutico o de las prácticas el cual se muestra en su
carácter histórico y social.
Vocabulario Filosófico Mínimo Para Comprender La Investigación Científico.
Las respuestas a estas cuestiones caracterizan lo que se conoce como los postulados de
los paradigmas de investigación, vigentes en un campo científico. La relación entre
métodos, tradiciones, postulados y paradigmas es compleja. Puede decirse que un
paradigma, provee de un amplio marco -una visión del mundo- en relación con el cual
la investigación tiene lugar. Los postulados son supuestos individuales que son
estipulados como verdades. Una tradición consiste, en supuestos de trabajo
semejantes, adoptados por los investigadores que aceptan los postulados de un
paradigma. Por otra parte, en relación con la tradición, los métodos de investigación,
son muchos y variados. Los métodos participan de algunos puntos específicos y de una
orientación general dentro de una tradición.
Debido a las diferencias que generalmente se asocian a las perspectivas propias del
objetivismo y del subjetivismo las investigaciones enroladas en una u otra suelen recurrir a
enfoques metodológicos cuantitativos o cualitativos, respectivamente.
Las características más salientes derivadas de la concepción positivista para las ciencias
sociales, son las siguientes:
➢ Supone un concepto de realidad como dada pasible de ser fragmentada para su estudio.
➢ Aspira a un conocimiento sistemático, comprobable y comparable, medible y replicable.
Limita el objeto de estudio a los fenómenos observables y potencialmente medibles.
➢ Tiende, fundamentalmente, a la búsqueda de eficacia en la investigación y al incremento
del conocimiento, al que concibe como acumulativo.
➢ Utiliza métodos cuantitativos. En cuanto a los procedimientos recurre al control
experimental, a la observación sistemática del comportamiento humano y a la
determinación de la correlación entre las variables en estudio.
➢ La lógica del proceso de investigación importa fases o etapas que deben cumplirse de
modo lineal.
➢ Se interesa por la generación de los resultados.
➢ El estudio debe ser independiente, el acercamiento a la realidad debe ser objetivo, el
acercamiento a la realidad debe ser objetivo, el investigador debe limitarse a los hechos,
no deben mediar interpretaciones de los mismos. “Los proyectos de investigación no
siempre arrojan los resultados esperados, pero lo que se mantiene son los hechos
mientras que las expectativas desaparecen. Es el tema de estudio, y no el científico, el
que progresa en su conocimiento.
➢ La realidad social está constituida por los significados, símbolos e interpretaciones que
los sujetos construyen en su interacción con otros actores y con el mundo social. El
objeto de estudio se entiende como una totalidad que no puede ser fragmentada.
➢ Se pretenden establecer los patrones o reglas de intercambio que subyacen a los
fenómenos sociales y en diferentes contextos.
➢ Se interesa por comprender las prácticas sociales y acceder a las mismas a través de la
observación de la interacción de los sujetos en el contexto natural donde se producen.
➢ De lo dicho se desprende que el investigador no se sitúa frente a, sino que interacciona
con, su objeto de estudio.
➢ Persigue lo que considera una descripción rigurosa de la realidad social, privilegia
profundizar en una situación dada antes que generalizar sus resultados.
➢ En el mejor de los casos, aboga por un pluralismo metodológico que aborda las
diferentes dimensiones de lo social.
➢ El proceso de investigación sigue una lógica circular, se parte de una experiencia que se
trata de interpretar en su contexto, para luego avanzar en la construcción conceptos.
De acuerdo con Beltrán, las ciencias sociales pueden utilizar el método cuantitativo en
función de aquellas dimensiones del objeto que así lo exijan, cuando la cantidad, su incremento
o decremento constituyan el objeto de descripción o el problema que ha de ser explicado. El
pluralismo metodológico, supone la adecuación del objeto de estudio al método que permite
un mejor abordaje y no la subordinación del objeto al método.
Los objetivos son las metas o lo que se quiere lograr con la investigación y orientan las
diferentes actividades y decisiones que se toman durante la misma.
Los objetivos deben expresarse con claridad y precisión, evitando el lenguaje ambiguo.
Si bien los objetivos se formulan en las primeras etapas del proceso de investigación,
pueden ser modificados o cambiados por otros de acuerdo a la dirección que va tomando el
trabajo en sus diferentes etapas, o bien pueden surgir objetivos alternativos.
Preguntas De Investigación
➢ Expresar en forma sintética y con un lenguaje claro y preciso el problema a fin de evitar
vaguedades y ambigüedades.
➢ Establecer los límites espaciales y temporales del estudio.
➢ Delimitar las unidades de observación (personas, textos, organizaciones, etc.)
1. El tiempo que los niños dedican a juegos de simulación está en relación directa con el
tiempo que esos niños emplean en ver juegos en los cuales se asumen papeles en
televisión.
2. El nivel de distorsión de la realidad experimentado por los niños se relaciona con la
cantidad y tipo de programas de televisión que ven.
3. Los comentarios que los adultos puedan hacer a los niños antes, durante, o después de
la visión por parte de éstos de programas televisión relacionados con juegos de
simulación, incrementarán el tiempo que los niños dedican a interpretar papeles
simulados.
Viabilidad de la Investigación
Marco De Referencia
Una vez formulado el problema se procede a la especificación del marco teórico. Este
puede definirse como el texto en el cual se exponen y valoran las teorías y antecedentes de
investigación que constituyen el marco en el que se encuadra el estudio.
Tipos de Investigación:
En este punto, resulta pertinente aclarar estos conceptos que suelen usarse como
sinónimos para referirse al diseño.
El método puede ser entendido como una estrategia orientada a solucionar los
problemas planteados por el investigador con un fin determinado. La elección de un método
depende del objeto de estudio y del problema planteado, si dicha estrategia no ayuda a
responder el problema, debe abandonarse. Ejemplo de este uso del término son: método
cualitativo, método cuantitativo, método de estudio de casos, etc.
Los científicos cuentan con diferentes modelos que orientan la elaboración del diseño
para responder al problema de investigación planteado. Si bien se toman modelos de abordaje
de otros estudios es necesaria una adecuación o reformulación de las estrategias a las
características de cada investigación.
Por su parte, la técnica supone un nivel de menor generalidad y podría definirse como
el conjunto de procedimientos tendientes al logro de un objetivo, refiere a diferentes formas de
recolección de datos tales como análisis documental, entrevistas, grupos de discusión, etc. Una
vez definidos la clase de datos que se deberán recoger se seleccionan las técnicas adecuadas
para hacerlo.
Los instrumentos son dispositivos que se utilizan para recoger los datos en una
investigación empírica.
Constituye una diferencia central con la lógica cualitativa pues en esta última las
experiencias de los actores sociales constituyen el objetivo a que se apunta.
En el ámbito de las ciencias sociales, este diseño suele utilizarse para la evaluación de
programas y proyectos.
Las etnografías posibilitan la generación de teoría. Las técnicas más utilizadas para la
investigación son la observación participante y la entrevista exploratorio. Este estudio se orientó
a la generación de ideas relacionadas con roles desempeñados por el docente y los alumnos,
modalidad de control en el aula, formación de pandillas, contratos pedagógicos, actividades
desarrolladas, toma de decisiones del docente, etc.
Este autor hace referencia a cinco componentes básicos del diseño que interactúan
entre sí y que permitirían la adecuación a la situación en la cual se lleva a cabo el estudio:
I. Preguntas de Investigación: Las preguntas constituyen el nudo central que guiarán las
decisiones de diseño y tendrán un impacto directo en los cuatro componentes restantes.
II. Propósitos: ¿qué se pretende lograr con el estudio? Y ¿en qué prácticas influirán?
III. Contexto conceptual: ¿qué conjeturas maneja el investigador respecto del fenómeno en
estudio? ¿qué teorías guiarán su trabajo y a qué bibliografía e investigaciones previas se
recurrirá?
Para Maxwell estos tres elementos conforman una unidad: las preguntas deben guardar
estrecha relación con los propósitos y con el conocimiento existente aplicable al fenómeno en
estudio. La teoría seleccionada debe ser adecuada a las preguntas y objetivos perseguidos en la
investigación. Dicha unidad constituye el aspecto externo del diseño en tanto implica
experiencias, conocimientos, metas, etc. que se incorporan al mismo.
IV. Métodos: ¿qué acciones se desplegarán para responder a las preguntas de
investigación? Este componente incluye cuatro decisiones: ¿qué tipo de relación se
establecerá con las personas que participan de la investigación?, ¿cuáles serán las
situaciones que se seleccionarán para comprender el fenómeno?, ¿qué técnicas de
recolección y análisis de datos se recurrirá?
V. Validez: ¿Cuáles son y cómo se tratarán las amenazas a la validez de los hallazgos del
estudio?
Los métodos y la validez constituyen el aspecto interno del diseño en cuanto suponen el
desarrollo de acciones concretas tendientes a recabar datos para responder a los interrogantes.
Maxwell señala otros factores que influyen en el diseño del estudio y deben ser tomados
en cuenta por el investigador, tales como: experiencia personal, estilo y habilidades del
investigador, intereses de los participantes, metas políticas y personales, estándares éticos,
paradigma de investigación, etc.