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ÍNDICE

Prólogo . . . . +. . . 13

I Retorno al sueño . .15

II La influencia del barrio


III La perdición. . 50

TV La ley del más fuerte. . 73

V Negocios y poder 129

VI La traición . . . 151

VI Despertar . 163

Epílogo . 167

Sobre el autor 171


PRÓLOGO

Diariamente en 'nuestra sociedad escuchamos o so-


mos testigos de robos, asaltos, secuestros, violacio-
nes, homicidios u otros actos de violencia.
El derramamiento de:sangre se produce debido a
la ignorancia, que con el tiempo acarrea castigos por
los errores y delitos que se cometen.
Siempre debemos tener presente evitar llegar a la
mediocridad, pues caeríamos en la manipulación de
otras personas que llegan a este nivel con anticipa-
ción y deciden captarnos y atarnos para que no avan-
cemos.
Nosotros, como padres, debemos dar seguimiento
al comportamiento de nuestros hijos a medida que
van creciendo. Al no hacerlo, en muchas ocasiones
ellos, el vecino, u otros organismos que velan por la
defensa y derechos del individuo y hasta nosotros
mismos, en innumerables oportunidades señalare-
mos nuestra disconformidad con el modo en que se
dan las consecuencias de ese descuido en la forma-
ción juvenil, y habrá protestas por los castigos que
merecerán las conductas erradas.
Una efectiva supervisión nuestra, ayudará a que
no caigan en las guarderías de los pandilleros que los
quieren convertir en adolescentes irrespetuosos, irra-
cionales, condenados para siempre a una prisión o al
cementerio.
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- Quizás se esperará que otros hagan el trabajo for-
mador que como padres no hicimos; pero la escuela,
la sociedad, el Estado, nunca llenarán ese vacío. Se
impondrán las medidas disciplinarias de corrección
y sentiremos cuánto daño hemos recibido todos. RETORNO AL SUEÑO

Siendo la media noche, tal como lo había planeado


con Popito, tengo el objetivo en la mira de mi arma,
una Magnum 357. Al momento en que voy a apretar
el gatillo, escucho un disparo que no es precisamente
de mi arma, pues no disparé. Al mismo tiempo, sien-
to un frío que me provoca un dolor desconocido en la
espalda. Me doy cuenta de que estoy herido, pasé a
ser la víctima. ¡Me estoy desvaneciendo!
Con este dolor imaginario me despierto muy
asustado; en segundos, siento un alivio al darme
cuenta de que solo fue un sueño; el supuesto dolor
mental fue disminuyendo, y ahora estoy acostado en
la cama de mi habitación.
Me siento en el a meditar sobre el recorrido que
hice en el sueño, antes de esa escena final, y recordé
que, me dirigía al balconcillo ubicado en el primer
piso de esa discoteca, en donde liquidaría a un ma-
fioso a quién no podía precisar con exactitud, debido
a que estaba de espalda, y en la penumbra.
Cuando caminaba entre las mesas del bar hacia
- mi objetivo, visualicé en una de ellas un diario del
año 1988, en el que se leía en primera plana, el titular
de una noticia: “Hoy asesinan a joven delincuente”.
Siempre he tenido el don de recordar la mayoría
de los detalles de mis sueños, e inclusive en algunas
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así me lo Entro al cuarto, en donde ya están mis herma-
ocasiones pude salir y retornar cuando
¡regresar nitas Paula y Ligia Elena. Mi hermano Pedro, cómo
propuse. Ahora decidí hacer lo mismo:
averiguar el porqué de mi apariencia siempre es el último en llegar, él es el desobediente y
al sueño!,
callejero del grupo.
actual, si en el diario se leía el año 1988 y estamos
Mi madre tiene una serie de reglamentos. Uno
en el 2011. Me concentré como en otras ocasiones
de estos es que mi padre debe estar primero a la
y, a los pocos minutos, ¡wao! ¡Lo logré! Retorné al
mesa, para ser servido y, por supuesto, que las mejo-
sueño, ya estaba dentro pero... ¿qué pasó? Estoy un
res presas de la comida son para él, por ser el hombre
poco confundido, ya no me encuentro en el bar; es un
de la casa. Mi madre siempre lo espera hasta las seis
escenario completamente diferente, pero no podía
de la tarde. De no llegar para esa hora, entonces nos
dar vuelta atrás, el sueño tiene que continuar hasta
Soy un niño de siete sirve a nosotros. Mi padre también tiene su puesto
que despierte nuevamente.
fijo que ninguno de nosotros puede ocupar, ni en su
años, ya no soy ese joven de veintinueve que estaba
ausencia. Todas las reglas se respetan.
en el bar a punto de liquidar a una persona.
Antes de empezar a cenar aunque sea arroz con
Estoy vestido con unos pantalones cortos, una
huevo, tenemos que darle gracias al Señor por los ali-
franela vieja y deteriorada y unas zapatillas negras,
A pesar de mis mentos que están puestos en la mesa.
que son muy livianas para correr.
A pesar de que son escasos los alimentos que
condiciones tengo apariencia de ser un niño feliz.
mis padres pueden ponernos en la mesa, siempre es-
En estos momentos estoy jugando a las bolitas
tamos muy agradecidos por eso.
con otros muchachos de iguales condiciones, en un
Desayunamos un pan micha cada uno y el té se
patio sucio y rodeado de casas viejas, en donde los
hace con hojas de eucalipto que caen al amanecer de
cuartos son alquilados, y con mucha necesidad de ser
los árboles frondosos que están en el parque que nos
pintados y reparados por sus dueños.
queda al frente del caserío. Mi hermano Pedro o yo,
En lo mejor del juego se asoma mi madre a la
debemos de ir todas las mañanas temprano a recoger
ventana, llamándome:
las hojas, pues mi madre las prefiere frescas.
— ¡Montana! ¡Montana! Ven a comer, hijo.
Antes de asistir a la escuela en las tardes, en
—¡Ya voy mamá!
nuestro almuerzo diario no puede faltar la crema de
avena o de maíz. Es la primera opción; cuando no es
Cuando nuestra madre nos llama, tenemos que
así, entonces es un paquetito de galletas María con
ir a la velocidad del sonido, pues nos ha inculcado la
) una soda, para que baje al estómago rápidamente y
obediencia.
no nos demos cuenta del asunto. La cena es lo menos
A pesar de nuestra pobreza, tenemos principios
esperado; todos los días es sopa con un poquito de
muy firmes en cuanto al respeto, que debemos mos-
arroz blanco, si hay. Yo le llamo “agua sucia” con
trar principalmente con las personas de mayor edad.
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concolón, porque una vecina llamada Mercedes es la Todo marchaba bien con nuestro negocito, a es-
que regularmente nos da el residuo del arroz que de paldas de nuestros padres, hasta que un día en que
su paila quedan muy tostaditos con el aceite barato estábamos en pleno apogeo comercial, siento un lati-
que utiliza para cocinar. gazo que se desliza por mis piernas, y luego un ardor
Mi papá Ramiro es pintor, y a pesar de nun- que me hace brincar como mono con una banana en
ca haber escuchado sobre Picasso, llegó a súperarlo, la mano. ¡Chuleta! Tremendo correazo. Tanto mi pa-
puesto que pintaba estructuras muy altas y gruesas trono Pedro como yo salimos en estampida, dejando
y siempre dejaba satisfecho a los clientes. Mi madre nuestros productos'en el piso. Aquí se acabó nues-
está en una situació +más delicada que él, debido a . tra pequeña tienda ambulante; puesto que perdimos
que lava y plancha para la calle y, como ñapita, tam- todo el'inventario de mangos que teníamos, además
bién para nosotros. de que ya nos habían pillado.
Con estas profesiones, asumo que la educación No sabemos cómo mi padre se enteró. A pesar
escolar de ambos no fue muy extensa. Y a pesar de: de nuestra pobreza, su-orgullo se encargó de quebrar-
eso se sacrifican al extremo para que nosotros asista- nos el negocio, que para él era una deshonra, puesto
mos a la escuela contra viento y marea, deseando que que no quería que vieran a sus hijos como buhone-
tengamos la educación que ellos no tuvieron. TOS: > a
Mi hermano Pedro y yo asistimos a la misina Unos días después, nos mudamos a otro caserío,
escuela en el turno de la tarde. pero en el mismo sector, cerca de la Arena de Colón.
Las veces que mi padre está trabajando y mi Allí, un apoderado de boxeadores tenía alquilados
madre tiene que salir a lavar o planchar a domicilio, varios cuartos en donde hospedaba a sus pupilos.
encerramos a nuestras hermanas, Paula y Ligia Ele- Temprano en la mañana, después que regre-
na, para escaparnos, y las amenazamos pera que no saban de correr, ellos se ejercitaban en un pequeño
nos delaten. 2 .* ” patio, haciendo calistenia y boxeo de sombra. Eso
Pedro y yo siempre nos vamos a buscar mangos empezó a llamarme la atención. Por lo tanto, empie-
para venderlos antes del mediodía en las puertas de zo a planificar lo que tengo que hacer para ganarme
la misma escuela a la que asistimos. También pes- su confianza y así ver la forma de que me enseñen a
camos anguilas para venderlas a los chinitos de los boxear. Empiezo a relacionarme con ellos y a colabo-
restaurantes, y es que ese bicho forma parte del arroz rar en llevarles las toallas y facilitarles cualquier otro
frito de combinación que tanto le gusta a su clientela. implemento que necesiten.
De esta manera siempre tenemos platita para Nuestra situación económica ha mejorado le-
comprar nuestras golosinas en la escuela. A mi her- vemente desde que mi padre obtiene camarones con
mano le gusta tener dinero en sus bolsillos; yo em- más frecuencia. En el nuevo lugar alquiló dos cuar-
piezo a seguir sus pasos, como su ayudante. tos seguidos y los ha unido abriendo una puerta en

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una de las paredes. Ha sido fácil, en vista de que los de guanteo en un frasco con agua que en algún mo-
cuartos son de madera. También hemos construido mento fue de mayonesa. Además, desempeño cual-
la cocina, separada forzosamente en el área del bal- quier otro oficio que el entrenador me indique, con
cón. Para nosotros es algo grandioso, es una pequeña tal de ganarme el espacio. a
mansión comparada con lo que estamos acostumbra- Estoy feliz, ahora sé que muchos amiguitos me
dos a tener, ya que con dos cuartos no dormimos tan tienen envidia sólo por el hecho de estar allí, cerca
apretujados como antes. Ahora mis padres duermen del tinglado. No es muy fácil permanecer en el gim-
en un cuarto separado al de nosotros. nasio siendo menor de edad, si te detectan sin estar
- Envista de que mi padre estaba alerta y no po- haciendo algo útil, tienes que irte.
díamos hacer negocios, le solicité a mi madre que me Me pagan un dólar diario; eso para mí es mucha
cambiara al turno de la mañana, alegando que así po- plata. Como siempre guardo, y en algunas ocasiones
dría ayudar más en la casa, pero en realidad, mi fina- tengo más dinero que mi padre.
lidad era ir al gimnasio en las tardes. Así lo hizo. Estoy aprendiendo mucho, observando y es-
Mi hermano está en el colegio en el turno de la cuchando las instrucciones que les imparten a los
tarde. Lleva otro rumbo; no le interesa seguir estu- boxeadores, claro está que complementando con mis
diando; asiste con el pretexto de salir de la casa y ver prácticas de boxeo de sombra que me pongo a hacer,
cómo se rebusca las moneditas que tanto está acos- imitando sus movimientos.
tumbrado a tener. Cada día que pasa estoy tentado a abandonar la
Todos los días a Pedro lo regañan y le pegan escuela; y casi no aguanto la presión que ejercen mis
por diferentes motivos, quejas de los profesores, los padres sobre la importancia de educarnos y lograr
vecinos, ¡uff! Parece que ya está cochado por los gol- una profesión para tener un mejor futuro que ellos.
pes, puesto que siempre hace lo mismo y lo que le Y pregunto para mis adentros: “¿Debo seguir el cole-
viene en gana. gio si ya sé leer y escribir?” El boxeo me gusta mucho
Cuando salgo de la escuela, voy corriendo a la y puedo ganar dinero fácil y rápido; solamente tengo
casa para cambiarme, comer la crema, si es que hay, que romperle la nariz a alguien y listo.
y salir dizque a jugar, pero en realidad me dirijo a la Como el tiempo no se detiene, hemos crecido
arena con mis nuevos patrones; ya que mi hermano aprendiendo un poquito de todo, pero siempre con
me chifea, en vista de que tiene otros amigos de su esa mentalidad de salir adelante por el camino más
misma edad que supongo le son más útiles que yo rápido, “el juega vivo”, le dicen.
para sus andanzas. En las noches, cuando nos reunimos toda la ga-
En mi nuevo trabajito con los boxeadores, mis llada, jugamos, nos reímos, hablamos sobre las mu-
funciones son cargarles el maletín, llevar los guantes chachitas que nos queremos levantar. Disfrutamos al
y lavarles el protector bucal después de cada asalto estar en grupo. En el barrio todo se resuelve a los
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golpes cuando no compartimos la misma opinión. Es mi primera pelea perdida en el barrio. Me frotan
El que no sabe pelear está en serios problemas, pues los párpados con hielo y en la noche me ponen car-
todos los demás lo toman de cócora y eso es vergon- ne cruda para que los moretones desaparezcan más
zoso, y más cuando se quiere llamar la atención de rápido. En realidad, nunca antes había visto a ese
alguna de las chicas de la vecindad. muchacho, no tengo referencias de él.
Precisamente, hoy en la tarde mi madre me en- Al enterarse mi hermano Pedro, en vista de que
vió a hacer un mandado. Al salir de la tienda me sale la noticia se regó como pólvora, llega a la casa y me
al paso un muchacho fortachón, me tropieza inten- dice que ese muchacho lo llaman Tito Mataperros y
cionalmente y me tira el cartucho al piso con la inten- que era un gallito de patio en otro barrio cercano y
ción de provocarme. Está acompañado con un grupo ahora se había múdadc a éste.
de secuaces. Yo ni corto ni perezoso, le reclamo tal —¡Que vaina! Y tengo que ser yo su primera
acción y, como es costumbre o el plato de cada día víctima.
en los barrios, nos hemos enfrascados a puño limpio. —Vamos por él cuando te recuperes. Sé que
El pelao es muy corpulento, con un físico bien traba- puedes ganarle.
jado, pero me percato de que no sabe boxear y sus — ¡Claro que quiero ir por él! Ahora lo conozco
movimientos son lentos. Pienso: “este es un bistec y tengo que vengarme.
de dos vueltas”. Lo estoy dominando fácilmente en
boxeo y en cantidad de golpes conectados, pero tiene Han pasado los días y el tiempo no perdona.
una capacidad de aguante extraordinaria. A medida Pedro me pregunta:
que van pasando los minutos me estoy cansando y — ¿Estás listo?
sus golpes cada vez me hacen más daño. En cual- —Si. Pero en esta ocasión voy preparado, no
quier parte del cuerpo que me pega, me causa dolor. pienso correr ningún riesgo.
El pelao pega durísimo. Empiezo a planificar la táctica a seguir, puesto
Gracias a Dios aparece un buen samaritano y que no permitiré que me magulle nuevamente.
detiene la pelea. Ya no aguanto más, todo el cuerpo Al tener mí estrategia lista, llamo a Pedro y le
me duele, principalmente los brazos por los bloqueos digo:
que logré hacer a la mayoría de sus golpes. También —Me voy a vendar la mano izquierda con un
tengo los párpados muy lastimados. rollo de centavos, así lo voy a desbaratar más rápido.
Coloqué más golpes, estuve más vistoso que él, — ¿Y cómo piensas hacerlo? — Pregunta Pedro.
pero he terminado todo desfigurado. —La táctica es boxearle colocándole japs con la
Cuando llego a la casa, mi madre no se expli- izquierda, A él no vale la pena pegarle al cuerpo y es
ca el porqué el chinito me trató tan mal, le explico riesgoso acercarme. Así es que busca a un amigo tuyo
que no ha sido el chinito, y le comento los detalles. y le dices que se esconda tan cerca como pueda.

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la prenda de ri hermano Pedro allí presente, todos
— ¿Y entonces?
quedaron quietos. De esta forma, he vengado mi
—Bueno, cuando la pelea lleve alrededor de
única derrota y a la vez, saldo la cuenta de la magu-
cinco minutos, que aparezca tu amigo y la detenga.
llada que me propinó en la primera pelea.
— ¿Y si vas perdiendo? — Pregunta Pedro.
Pasados tres días, estoy de vuelta en la tienda
—Entonces que la detenga a los tres minutos.
del chinito, porque es parte de nuestra rutina dia-
—Ja, ja, ja. —Pedro empieza a reír.
ria comprar lo que se va a comer día a día. Veo que
está Tito Mataperros sentado en un cajón, con tres
Todo lo planificado está listo. Un amigo está
de sus amigos. Está con una curita en el párpado y
pendiente para que, al momento en que Tito Matape-
más de lo mismo en la nariz. Pienso: ¡Coño! Ahora sí
rros esté parqueado con sus pasieros en la esquina,
hay problemas, y solo. Entro a la tienda sin ningún
nos avise y así fue. Voy con Pedro y dos amigos más,
contratiempo y, al salir, me percato que me observa,
por si acaso, tenía que llevar mi barra, y lo empiezo a
pero no veo rabia en su mirada. Me dice:
provocar:
—Oye, Montana, llega, solamente quiero hablar
—Llego tu hora, gordinflón.
contigo.
— ¿Qué es lo tuyo? — Me contesta.
—¡Entonces, canta! —Le contesto. Alzando la
—Vengo a darte una feria de puñetes, payaso.
cara.
Tenía que mostrar seguridad, para que vea que
Claro está, este muchacho tiene muy mal genio,
no le temo. Me extiende su mano y le correspondo el
por lo tanto acepta el reto más rápido que ligero.
gesto. Entonces me dice:
Todo lo planificado está saliendo a pedir de boca. Le
callejero ¡y que val, — Estamos a mano, no hay vencedores ni venci-
empiezo a dar su salsita de boxeo
con un gancho de dos.
el gordo no me ve; rápidamente
tabique, sé que está — Así es, nos quitamos el invicto.
izquierda, creo que le fracturo el
le hago un corte en —A partir de este momento, ¿amigos? —Es su
listo cuando empieza a sangrar,
propuesta.
el párpado derecho. A pesar de estar el toro herido,
—No hay problema, amigos. — Acepto.
está furioso y ansioso de apañarme con un solo tan-
ganazo; le puedo leer sus intenciones en los ojos, pero
Pasaron algunos meses y, gracias a los esfuer-
en mi mente soy un ganador y solamente calculo el
zos y sacrificios de mis padres, pude obtener mi cer-
tiempo que falta, así es que al tener la ventaja, me de-
tificado de sexto grado. No hubo fiesta, solamente
dico a bailarle, tal como aprendí en la arena, viendo
un dulce y un helado. Pero la verdad es que yo no
a los boxeadores de verdad. A los pocos segundos,
siento que deba seguir estudiando; quiero ayudar a
al fin aparece el supuesto desconocido y detiene la
mis padres, por lo tanto pienso que boxeando puedo
pelea, hay reclamos de parte de sus amigos, pero con
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—¿Tú crees que me he sacrificado tanto para
ganarme unos dolaritos para llevar a la casa y tener
que seas boxeador? ¡Muchacho del diablo! Si me ga-
para comprarme las cosas que nunca tuve. Estoy
nas, entonces podrás serlo. W/
cansado de que solamente para fiestas patrias y Na-
Siento que no tengo ninguna posibilidad de ga-
vidad me compran ropa nueva.
nar este desigual combate. No le voy a pegar a mi
En vista de que mi padre no me escucha decir
padre, aunque ganas no me faltan. Esta golpiza es la
para qué colegio quiero asistir, ni tampoco ve ningu-
más fuerte que he recibido, peor que la que me dio
na intención de mi parte, cuando regreso de la arena,
Tito Mataperros, ya que solamente recibo golpes, pa-
me pregunta:
rezco un saco de arena.
— ¿De dónde vienes?
Gracias a Dios, los vecinos empiezan a moles-
—De la arena. —Le contesto.
tarse y hacer bulla. Al escuchar mi madre la algara-
—¿Se puede saber que tú quieres ser cuando
bía, salió en mi auxilio. Nunca antes vi a mi padre
seas mayor?
tan disgustado; tanto así que parecía un dictador
— ¡Boxeador!
cuando le dan su golpe de estado.
—¡Ah! ¿Así es que quieres ser boxeador?
Difícilmente me podía sostener en pie, sentía
Él se queda por un momento muy pensativo y
mucho dolor a un costado, me han acostado enci-
al finalizar de observarme me pregunta:
ma de unos cartones, cada uno de los vecinos tiene
— ¿Tú crees que puedes conseguirte dos pares
su propio diagnóstico y por consiguiente, su receta.
de guantes con tus amigos boxeadores?
La mayoría coincide en la frotación del área afecta-
— ¡Claro que sí! Pero, ¿para qué los quieres?
da con ungiiento. En estos momentos llega el señor
—Solamente voy a enseñarte unos golpes que
Bebo, que viene a visitar a sus boxeadores, tal como
sé colocar y quiero que aprendas cómo se hace.
es su rutina, para asegurarse que no les falta nada y
Muy inocentemente voy corriendo a buscar los
se percata de la situación. Al revisarme recomienda
guantes, sin saber lo que me espera. Regreso con el
que me lleven al hospital, puesto que sospecha que
encargo y le pregunto:
debo tener alguna costilla fracturada. Resultó tal
—¿Y ahora papá?
como él suponía.
—Ponte los guantes.
Ya en el hospital, el médico me pregunta:
Después de ponérmelos, advierte:
—Oiga muchacho ¿y cómo fue esto?
—Solamente voy a enseñarte lo que te espera
—Un grupo de maleantes me golpearon para
cuando seas boxeador.
robarme. —Le contesto.
Me acorrala en una esquina del patio, y empie-
Mi madre se quedó callada. Imposible que
za a darme golpes a diestra y siniestra, y mientras
acusáramos a mi padre. Aunque en cierta forma
golpea mi anatomía me dice:
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diligencia del padrino de Ligia Elena con unos con-
comprendo su enojo, debido a que después de tan-
tactos, se pudo cambiar a mis dos hermanas a una
tos sacrificios que ellos están haciendo para man-
escuela cercana al nuevo sitio donde nos mudamos,
tenernos estudiando, yo le salgo con esto de ser
debido a que no contamos con mucha platita para
boxeador. Para mí no es ningún delito ni ofensa. Es
costear el bus diariamente. Me siento incómodo con
solo un deporte que nos puede sacar de la pobreza.
esta situación, porque en vez de ir hacia adelante,
Péro, bueno, también debe ser porque Pedro ya les ha-
vamos hacia atrás como el cangrejo. Pero bueno, te-
bía fallado.
nemos lo que podemos.
Después de la paliza, a mis padres también les
Ya ha pasado un año y siempre en las noches
ha caído una mala racha, y agregado a esto, mi inca-
medito si entro o no al colegio, porque en algunos
pacidad por las fracturas ha provocado que no pueda
programas de radio y televisión escucho que dicen
asistir a este primer mes de clases.
que en la educación está nuestro futuro. Pero mi
Como era de esperarse, Pedro no aprobó el año
realidad es otra. Las necesidades de mi familia son
anterior y decidieron no matricularlo, por ser la se-
inmediatas y no pueden esperar seis años más. Sé
gunda ocasión que fracasaba. Tiene dieciséis años y
que mi hermano no tiene ninguna intención de re-
aún no se gradúa de primer ciclo. Se puso feliz cuan-
gresar al colegio. Está contagiado con la calle.
do se enteró de la decisión de nuestros padres de no
Mis hermanas se encuentran muy tristes luego
enviarlo al colegio.
de haber tenido que vender el televisor para pagar
Siempre he sido un buen estudiante. A los
un adelanto al cuarto que nos arriendan. Era su úni-
maestros siempre les ha gustado mi forma de expre-
co medio de entretenimiento, dado que mi madre no
sarme y de analizar los problemas, pero la verdad
las deja salir después de las seis de la tarde.
es que yo no estoy preocupado por no asistir al co-
Volvíamos a tener nuevamente un solo cuarto
legio, creo que es lo que realmente quiero; porque
para seis personas, a pesar de que ya somos mayo-
estudiando siempre tengo los bolsillos limitados de
res. Retornamosa utilizar un mismo sanitario que es
monedas y, sin embargo, en la calle no, y con mi her-
para todos los vecinos. Para nosotros, vivir en estas
mano menos aún. Conozco su capacidad de buscar
condiciones no es nada nuevo, pero sí es bastante
los dólares e incluso ya no me atrevo a dedicarme
incómodo cuando ya eso había sido superado. Pero
al boxeo con esas dos fracturas de costillas que me
tenemos que aceptarlo, es la realidad.
propinó Ramiro.
Mi padre está muy apesadumbrado por la si-
Cada día la situación está empeorando, tanto
tuación, e inclusive, pienso que también se siente
es así que hemos dejado el mini apartamento que
avergonzado de no haber podido sacarnos hacia
teníamos el cual es uno de los mejores del barrio.
adelante. Ya no es el mismo Ramiro alegre de antes,
Bueno, no nos queda otra alternativa que adaptar-
que cantaba con su vieja guitarra y claro, no podía
nos al lugar y buscar nuevos amigos. Por la rápida
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Ñ
faltar su pachita de ron para afinarse la voz. Ahora bienes raíces. Creo que a lo mejor pueda tener algo
se embriaga para esconder su pesar. para ti. Te voy a dar la dirección y le dices que vas de
Manuela, mi madre, ahora tiene mucho más parte mía.
trabajo que antes, debido a que sus clientes no quie- — ¡Okey! Gracias, señor Bebo.
ren traer la ropa a la casa en vista de que el nuevo
lugar en donde nos mudamos es un área menos se- Estoy emocionado. Empiezo una caminata
gura que la anterior. Entonces pienso y le digo a mi como si estuviera en una competencia, se me olvida-
mama: ron mis costillas en etapa de recuperación. Hoy na-
—Para no perder a tus clientes, ¿por qué, no die me hubiera ganado si estuviera en unas olimpia-
buscas la ropa en sus casas e igualmente se la llevas? das. Llego al lugar indicado por el señor Bebo y me
—Tendré que pagar taxi, y eso cuesta. —Me recibe su amigo, el señor Ledezma. Después de una
contesta. corta entrevista, me acepta, ofreciéndome una paga
—Pero es mejor ganar menos que no ganar de veinticinco dólares semanales, de la cual yo estoy
nada. más que satisfecho, porque nunca he ganado esa can-
tidad en una semana. Quiero empezar de inmediato,
Debido a la situación precaria que hay en la no lo pienso dos veces y así lo acepto.
casa, decido visitar a mi antiguo patrón, el señor Solamente pienso en la preocupación que debe
Bebo, el apoderado de boxeadores, quien al verme tener Manuela al no saber de mí. No tengo forma de
exclama: comunicarme con ella. Pero a la vez, también me ale-
—¡Oh!, y ese milagro. ¿Cómo siguen esas costl- gro al pensar la alegría que veré en su rostro cuando
llas? le comunique el motivo por el cual no estaba en el
— Muy bien señor, me he cuidado mucho. vecindario.
— Mas te vale, más te vale muchacho, ¿y a qué A pesar de ser el primer día de trabajo, cuento
se debe el motivo de tu visita? ¿No me digas que los minutos para salir y dirigirme a casa para dar la
quieres ser boxeador? Me sonrió. buena noticia. En realidad no había hora fija de sa-
—No. Lo que quiero es que me consiga un tra- lida, tenía que esperar que el jefe me diera la orden.
bajito, lo que sea. Las cosas por la casa no andan bien Unos minutos pasadas las cinco de la tarde, el señor
y necesito ayudar a mis padres. Ledezma me avisa:
— Mira, ya tengo a un sobrino en tu reemplazo — Te espero mañana a las ocho y treinta.
y lo está haciendo bien. De lo emocionado que estoy, no escucho si es
—No, señor Bebo, yo necesito algo que pague en la mañana o en la noche que me espera, ¡no me es-
más de lo que usted me puede ofrecer. pecificó! Bueno, debo asumir que es en la mañana.
—Tengo un amigo que es jefe en una oficina de Al llegar a mi casucha, mi madre tiene una cara

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de “diablo rojo” fuera de servicio y de una vez me simplemente le dije a mi madre que lo poco que
dice: hubiera para comer al día siguiente lo cocinara en
—¿Dónde carajoJ estabas? Me tenías muy pre- la noche, y de esta forma ella pudiera ir a buscar o
¿
ocupada. repartir la ropa únicamente en la mañana, y yo me
—Cálmate, te voy a contar, te tengo una sorpresa. encargaría de llevar a mis hermanas a la escuela an-
— ¿Qué sorpresa? ¿Acaso te ganaste la lotería? tes de ir al trabajo. En la tarde no hay problema, ya
Coño, entre tu hermano y Ramiro me tienen los ner- que ella estaría en la casa lavando o planchando la
vios de punta y ahora tú también. ¿Acaso me quie- ropa de sus clientes. Además, la escuela está cerca
ren volver loca? y siempre regresan con un grupito de amigas que
también residen en el sector. En mis planes no in-
Para que se calmara rápido, lo primero que le cluyo a Pedro, ni a mi padre, ya que en los asuntos
digo es: de la casa, se han convertido en cero boleros.
—Tengo un trabajo. Todo se efectúa según lo planificado, obte-
— ¿Volviste a vender mangos en la escuela? niendo buenos resultados. Estoy muy contento
—No. —Le contesto. con mi trabajo, por lo menos con lo que gano pue-
—Entonces, dime de una vez. ¿Qué pasó? do ayudar y tener el mendrugo asegurado.
Como siempre, los trabajos de Ramiro son
Empiezo a contarle todo lo sucedido. Ahora únicamente camaroncitos que no representan
esta situación nos ocasiona un inconveniente. gran cosa para el sustento de la familia. Pedro,
— ¿Quién cuidará de Paula y Ligia Elena, cuan- solamente piensa en si mismo. Ya se ha perdido
do regresen de la escuela? —Me pregunta mi ma- el control sobre él e inclusive hay noches que no
dre. duerme con nosotros. Eso me ayuda a estar más
—Estoy muy cansado, buscaré una solución cómodo debajo de la mesa. Hasta ahora, nadie
con la almohada y te digo mañana. Buenas noches conoce de sus andanzas, pero sí sabemos que el
mamá. vecindario le tiene mucho respeto. Algo deben
conocer los demás, que nosotros no sabemos.
Al dirigirme a mi hueco, veo acostado a mi pa- Los sábados, cuando me dirijo al trabajo, me
dre en la única cama que hay en el cuarto, no sé si siento incómodo al ver a los muchachos picando
está enfermo o borracho, aunque creo que su condi- la pelota, insinuando con los piques una invita-
ción debe ser la segunda. ción para jugar baloncesto. A pesar de mi edad,
Al acostarme en mi petate que está debajo tengo que ir a trabajar para ayudar en el mante-
de la mesa, empiezo a planificar, ¿cómo hacemos? nimiento de la casa. En muchas ocasiones se bur-
Y de repente ¡Suas! ¡Ya lo tengo! Es muy sencillo, lan de mí, pero bueno, sus situaciones no son las
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mismas que las mías. Al pasar, escucho que me —Pero van a pensar que somos unos cobardes.
dicen: -
— Hey Montana, ¿vamos a birriar o vas hacer —No es eso, seamos inteligentes Popito, tienes
mandados? Cuando regreses, ¿vas a jugar a las mu- que pensar, ¿acaso estás preparado para enfrentar-
fiecas con tus hermanas? Ja, ja, ja. los?
No hubo respuesta.
Independientemente de las burlas, son buenos
muchachos, y sé que son vacilones. Bueno, por ahora las cosas se han quedado de
Como todos los domingos, bajo a reunirme con ese tamaño en vista de que los muchachos han se-
la gallada a ver qué hacemos; están los pasieros ya guido mis consejos, aunque visualizo que no están
parqueados en una cacharpita dañada que tiene mu- muy satisfechos con mi sugerencia.
chos meses de estar abandonada. Cuando me acerco, Por tantas necesidades y preocupaciones, ya
me ponen al tanto de toda la situación semanal, como a mis padres se les está olvidando darnos clases
de costumbre. A pesar de todo, siento que el grupo hogareñas sobre buenos modales y costumbres;
me va tomando respeto y más bien creo que es por la peor aún, ya ni ellos utilizan buenas palabras y
acción de estar trabajando para llevar algo de susten- tampoco nos corrigen.
to a la casa. Últimamente, Ramiro se está enfermando
Entre conversaciones, Popito me dice: mucho y ninguno tenemos Seguro Social. Cada
—Sabes Montana. Para acortar camino ya no vez que alguno se enferma, Manuela nos aplica el
podemos pasar por los callejones de las barracas. medicamento que ella considera, dependiendo del
— ¿Y eso? —Pregunto. síntoma. Por lo tanto, siempre poseemos Sebo de
—Es que ellos tienen una banda que se llama Cuba, Vicks, Mejoral, Aspirina y otros que estén a
Los Ángeles del Infierno. la mano y que forman parte de nuestro botiquín.
—;¡Chuleta! Ese nombre si está cruel. —Excla- Pero en esta ocasión, los medicamentos caseros
ma Cholo. no están rindiendo frutos. Mi madre está pensan-
—Popito y ¿por qué no lo dejan pasar? do buscar una platita prestada con un hindú que
—Dicen que nosotros no somos de ese lado. siempre merodea los caseríos y así me lo hace sa-
Tampoco quieren que les molestemos a ninguna de ber:
las muchachas de sus barracas. — Montana, voy a pedir prestado para llevar
—Entonces, ¿cuál es el problema? Utilicen la a Ramiro a una clínica que está a unas cuadras de
calle principal como yo. Además, esos callejones aquí. La consulta es cinco dólares.
siempre están sucios y llenos de basura. Es mejor evi- — ¡Pero mamá! Es mejor llevarlo al hospital.
tarlos, ¿no les parece? —¿Al Matador? ¡Que va! Allí no hacen nada.
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disgusta cuando otros compañeros se lo han solici-
Llegas y te dejan tirado como un perro. No, mejor tado.
hago el sacrificio aunque tenga que pagar intere- Me lleno de valor y le digo:
ses. —Jefe, la llamada era de mi mamá. Resulta
que mi papá se ha puesto mal y necesita llevarlo al
En la clínica nos dicen que tiene la presión alta médico.
y le recetan unas pastillas que debe tomar diariamen- — ¿Y qué culpa tengo yo en todo esto?
te. Ya esto se convertía en un problema, pues también —Es que necesito que me adelante diez dólares
le recomendaron unos días de reposo y tenemos que del pago de la semana.
comprar la medicina. ..más gastos.
Ramiro, a pesar de no estar totalmente recupera- Sin levantar la mirada de unos recibos que re-
do, decide ir a realizar un pequeño camarón que tiene posan en su escritorio, me-contesta de manera sarcás-
pendiente. Es necesario, según su pensar, debido a la tica:
situación que confrontamos en la casa, porque estamos — ¿Qué pasa? Esto es una oficina de bienes raí-
atrasados en el pago del cuartucho. El prestamista hin- ces y no una financiera.
dú no nos da tregua con sus intereses y esta es la tóni-
ca cada quince días. Dos días después de que Ramiro Por la forma como me respondió. Me enojé de
empezó a camaronear, me llama Manuela al trabajo. tal manera que, al ver en su escritorio unos dólares
Nunca antes lo había hecho. regados entre los recibos correspondientes a pagos
—¡Montana! Tu papá no pudo ir a trabajar. Al recibidos en el día, no lo pienso dos veces y tomo un
regresar a la casa lo encontré acostado y está sudando billete de veinte dólares antes de salir corriendo de
frío. No lo veo muy bien y necesito llevarlo a la clínica, su oficina.
pero no tengo plata. Pídele a tujefe un adelanto; nece- — ¡Hey muchacho, ven acá! Devuélveme ese di-
sito diez dólares. nero, ¡eres un ladrón!
— Mamá, ¿por qué no lo llevas al Matador?
—No. Estoy segura de que si lo llevo, de allí no Al escuchar esa frase, me detengo, regreso y le
sale. digo:
—Okey, se lo voy a pedir al señor Ledezma, pero — Hoy es viernes. Este es mi pago y le regalo los
la verdad es que lo dudo, puesto que ese señor no le da otros cinco dólares.
adelantos a nadie. ¿De dónde estás llamando? —Te voy a meter preso, por ladrón. —Me ame-
—Estoy en casa de Lourdes. naza.

Nunca antes le he requerido al señor Ledez- Tuve que reanudar mi carrera, con mi velocidad
ma un centavo de adelanto, pero he visto cómo se
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en aumento, porque salió a corretearme, gritando “;ipo- alternativa, por el factor económico tenemos que lle-
licía, policía, ladrón, ladrón!” varlo al Matador.
Llego a la casa lo más pronto que puedo, y le Después que dejamos a Ramiro en el hospi-
cuento a Manuela lo sucedido. Ella exclama: tal, nos dirigimos a nuestro cuartucho, no sin antes
—;¡Montana! ¿Por qué lo hiciste? soltarle un par de dólares a nuestra vecina Lour-
—¿Y me lo preguntas mamá? ¿Acaso no estás des, por el cuidado de Paula y Ligia Elena.
llorando porque estás indefensa, sin dinero y no pue- Ya han pasado tres días y a Manuela se le
des hacer nada? ¿Acaso todavía mi papá no está aquí refleja en su rostro la precio, dado que no
acostado? hemos visto ninguna mejoría len mi padre. Pero,
mantenemos la esperanza de que su salud mejore
No me respondió nada, solamente lamentos y para bienestar de él y, por supuesto, de nosotros.
murmullos. Ahora, Ramiro en el hospital, y yo sin trabajo. Em-
En estos momentos llega Lourdes, nuestra veci- piezo a pensar ¿y ahora quién podrá ayudarnos?
na. Entonces le digo: Tengo que buscar una solución. No puedo ir don-
—Vea buscar un taxi, mientras Manuela y yo lo de el señor Bebo. Le había fallado, porque él fue
bajamos. quien me recomendó con el tacaño de Ledezma.
Hoy, sábado, siendo un día de quincena, me
Mi madre en esos momentos era más estorbo levanto con la idea de lavar la mayor cantidad de
que ayuda. Me retracto: carros posibles, porque mas tarde llega el presta-
—Mejor llámame a alguno de mis amigos, al mista a buscar lo suyo. Mi madre me sirve el de-
que veas primero. sayuno, pan micha sin queso ni mantequilla, y una
Al rato llega Popito, preguntando: taza de té...eucalipto.
— ¿Qué pasa Montana? Siendo.alrededor de las nueve de la mañana,
—Mi papá se ha puesto mal y quiero que me la vecina nos toca la puerta gritando:
ayudes a bajarlo. Vamos a llevarlo a una clínica. —¡Manuela, Manuela!
—No hay problema, Montana. — ¿Qué pasa, Lourdes?
Al llegar la señora Lourdes con el taxi, le digo — ¡Teléfono! Manuela, creo que es del hospi-
que esté pendiente a la llegada de mis hermanas y tal, sube rápido, ven.
que se encargue de ellas hasta que regresemos. Mi madre sale en camisón, corriendo y más
Después de examinarlo, y luego de darle las atrás voy yo, pero llegué al mismo tiempo que
primeras atenciones, el doctor nos recomienda hos- ella.
pitalizarlo, pues su estado es delicado; al parecer —¡Aló, dígame!
también tiene problemas con el corazón. No tenemos —Con la señora Manuela de García.
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—Si. Habla Manuela, la mujer de Ramiro. Está pensativo, mientras Manuela aún sigue
¿Qué sucede? con los lamentos por su amor perdido para siempre.
—No se preocupen. Voy a solucionar. No quie-
De repente, veo que la cara de mi madre se va ro que le pidan dinero a nadie para esto. Siempre
transformando en un carnaval de sentimientos y em- nos la hemos rifado-solos y así mismo resolveremos.
pieza a dar unos saltos de comparsa, acompañados Montana, encárgate de secarles las lágrimas a mamá
con llantos que reflejan un dolor intenso, que no pue- y a mis hermanas cuando lleguen de la escuela. Yo
de ser otra cosa, que angustia y desesperación. regreso más tarde.
—¡Nooooo, no puede ser!
Al escuchar estas palabras, me di cuenta de que Al llegar Paula y Ligia Elena, me tocó comuni-
había quedado huérfano de la protección paternal. carles la mala noticia,.ya que Manuela quedó rendida
— ¿Qué pasó, mamá? de tanto pesar. Nuevameñte empezaron los llantos.
— ¡Tu papá, Montana, tu papá! ¡Nos dejó, Mon- Manuela se despierta y. el cuarto se llena de lágrimas,
tana! ¡Ay Dios mío! ¿Por qué? con la llegada de algunas vecinas que contribuyeron
También empiezo a llorar; es un sentimiento con sus derroches de sentimientos, los que también
nuevo para mí, no tenía contemplada una pérdida se juntaron con los míos.
familiar a mi corta edad. Mi madre está inconsolable, Son alrededor de las cuatro de la tarde y todavía
pero tendrá que resignarse y aceptarlo. no tenemos noticias de Pedro. Me empieza a inquie-
Bajamos a la casa, Pedro acaba de llegar, no es- tar la idea de lo que fuera a perpetrar para obtener el
taba enterado, puesto que no durmió con nosotros. dinero del entierro. Poco después llega Pedro en una
Al ver en nuestros rostros, las huellas de la tristeza y camioneta con dos de sus amigos.
el dolor, nos pregunta: — ¿Cómo está todo, Montana?
— ¿Qué les pasó? —Bueno, triste y preocupado. ¿Qué vamos
—Papá murió. —Le informo. hacer?
Permanece quieto, no dice ni una sola palabra. — Ya tengo algo de dinero, creo que alcanza, ¿y
Cierra sus manos y aprieta el puño como queriendo mamá?
retener algo y veo unas lágrimas asomarse y descen- —Se duerme a cada rato de tanto llorar.
der por sus mejillas. Rápidamente trata de limpiar- —Está bien, llámate a la vecina Lourdes y dile
las, pero ya es tarde; en esta ocasión la vista fue más que nos ayude con los trámites del entierro. Manuela
rápida que las manos. no está para eso. Que nos haga ese favor. Se lo va-
Trató de mostrarnos fortaleza. Al rato le pre- mos a agradecer. Toma. Aquí tienes quinientos pa-
gunto: los, no pude conseguir más, así es que eso tiene que
— ¿Ahora qué vamos hacer para enterrarlo? alcanzar. Planifica con Lourdes los detalles para ver
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cómo puedes ahorrar. Si sobra algo, mejor. Me avi- Pedro y me puede considerar en sus negocios. Ahora
sas cualquier problema y procura que el entierro sea voy a esconderlo y preguntarle a la vecina Lourdes
para el lunes/o martes; mientras más rápido mejor. sobre todos los trámites y los precios, cosa que para
—Pedro ¿Cómo conseguiste la plata? mañana solo llevo lo necesario.
—No me preguntes boberías, ¿la quieres bus- Al explicarme' Lourdes todos los pormenores
car tú? empiezo a ver qué se puede obviar, para minimizar
los gastos del entierro, según las instrucciones de Pe-
Luego de esa respuesta, prefiero no seguir pre- dro.
guntando. Además, las manos me tiemblan. Nunca Yo puedo vestir a mi papá, ¡ah! Puedo sugerirle
antes he tenido en ellas tanto dinero. Es increíble. a Pedro llevarlo al cementerio en la camioneta de su
¡Que sensación tan maravillosa! ¡Wao! amigo, así no tendríamos fe pagar el carro fúnebre.
—Pedro, estoy de acuerdo contigo. ¿Por qué ¿Se podrá hacer?
gastar tanto dinero en un entierro? Contratamos un solo bus. En el cementerio so-
— ¿Qué quieres decir con esto Montana? lamente se necesitan a los sepultureros, no tanto gen-
—No, Pedro, nada. te. Los rosarios, que se hagan en la iglesia, ya que en
— Bueno, hermano, valor y mañana te haces la casa, la gente iría solamente para tomar café y tam-
la diligencia con la vecina; quiero que tú manejes el bién para que le demos sous con galletas, y saldrán
chimbilín; recuerda, tú eres el que manda, no ella. Y algunos que van a querer ron; así es que a la larga,
cuando termines, me rindes cuentas de los gastos. nos sale más caro.
¿Okey? Quiero ver recibos. Durante y después del entierro, todo fue un to-
— De acuerdo Pedro, no hay porque desconfiar. rrente de lágrimas y hubo muchas muestras de pesar
—Una cosa más Montana, te voy a dar una di- y dolor. Pedro está satisfecho con el ahorro que hice
rección para que me localices, pero solamente en caso con los gastos, los que fueron utilizados para poner-
de mucha urgencia. No se la digas a nadie, incluyen- nos al día en el pago del cuarto y para cancelarle la
do a Manuela. ¿Me escuchaste bien? cuenta al prestamista.
— ¡Sil
— Bueno, yo vendré a dormir en la noche y los
otros días del novenario, hasta que Manuela esté más
tranquila.

Al irse Pedro en la camioneta con sus amigos,


me senté a manosear ese dinero, mientras pensaba:
Tengo que gastar lo menos posible. Así complazco a
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