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Título: El contrato de tarjeta de crédito

Autor: Paredes Bordón, Juan Carlos - Zacarías Michelagnoli, Enrique - Riera Escudero, Manuel
Publicada en:LLP 2011 (diciembre)
Cita Online: PY/DOC/198/2011
I. Importancia actual del contrato de tarjeta de crédito a nivel jurídico y comercial.
- Juan Carlos Paredes Bordón (1): Al ser la tarjeta de crédito un instituto que no tiene una regulación legal propia, entendiendo como
regulación legal la existencia de una ley, y no simplemente resoluciones administrativas, como son las dictadas por el Banco Central, la base
de su existencia, tanto económica como jurídica, está en las convenciones que regulan las relaciones entre los sujetos actuantes en el sistema,
las cuales son validas a partir del principio de la autonomía de la voluntad, consagrada en el Art. 669 y 715 del Código Civil Paraguayo,
pudiendo en algunos casos, ser de aplicación las normas de la Ley de Defensa al Consumidor, Nro. 1334/98.
La primera precisión de que deseamos formular, es que no se puede hablar DEL CONTRATO DE TARJETA DE CREDITO, como si
estuviéramos frente a un instituto jurídico-financiero que se sostiene en un solo contrato. Lo correcto es hablar del sistema de tarjeta de
crédito, y especificar, que dentro de ese sistema nos encontramos con varios contratos.
Al configurar hoy día el sistema de tarjeta de crédito, debemos distinguir varias funciones, o roles que son necesarios y que interactúan a
fin de que el sistema funcione, y el usuario pueda acceder a la compra de bienes o servicios, abonado con la presentación del plástico,
difiriendo el pago en efectivo para un momento posterior, pero no al comerciante o al prestador del servicio, sino a la entidad que le emitió el
plástico.
En ese sentido venimos sosteniendo que el sistema se integra y compone de tres grandes sectores, un sector financiero, un sector
comercial, y el sector consumidor.
El sector comercial agrupa a los comerciantes individuales o sociales, vendedores de bienes o prestadores de servicio que aceptan
como moneda convencional a la tarjeta de crédito.
El sector consumidor, no es otro que el usuario de la tarjeta, titular o adicional, persona física o jurídica, que accede a la tarjeta y efectúa
las compras abonándolas con la presentación del plástico, y posteriormente, conforme a las condiciones pactadas con la entidad emisora, las
abona en efectivo, en forma total o en un porcentual, financiando el saldo.
Por su parte el sector financiero esta integrado por una o mas entidades, sociedades financieras o no, que administran, procesan emiten
y financian la tarjeta.
Dentro de este sector, es necesario comprender que cada una de estas funciones, a diferencia de lo que se teorizaba anteriormente, no
implica una parte específica, o una sociedad que realice exclusivamente cada una de ellas. Así una misma empresa, sociedad o corporación,
puede indistintamente administrar y emitir tarjetas, o administrar y procesar, o solo procesar o solo emitir, o solo administrar, o también
procesar y emitir, simultáneamente.
Por ello precisamos que la relación que vamos a analizar en el presente trabajo, se da entre aquella sociedad, o entidad financiera,
cooperativa u otro tipo de organización financiera o no, que emite tarjetas de crédito al publico consumidor, asumiendo el riesgo del crédito
frente a las demás integrantes del sistema, ya sea del sector financiero, la administradora o la procesadora, o ya sea directamente ante el
sector comercial.
El contrato o solicitud de emisión de tarjeta de crédito, que así se denomina usualmente, establece entonces las condiciones de la
relación entre el titular de la tarjeta y la entidad que la emite.
Dada la falta de regulación legal en la materia, excepto las resoluciones del Banco Central de Paraguay, todo el relacionamiento se
asienta en los términos del acuerdo, se trata de un contrato atípico o innominado, cuyo régimen la remitiremos al contrato nominado mas
análogo, por aplicación del art. 670 del CC.
Y ese no es otro que la apertura de crédito bancario, el cual se define diciendo que es aquel por el cual el banco, entidad emisora, pone
a disposición del cliente una cantidad determinada de dinero, por un plazo definido o indefinido, que el cliente puede usar en la medida de
sus necesidades, y luego con reintegros parciales sobre los montos efectivamente utilizados, hacer renacer el importe original del crédito.
Art. 1412 CC
Como hemos señalado precedentemente la operación o funcionamiento de la de la tarjeta de crédito requiere de la intervención de tres
sectores, FINANCIERO, COMERCIAL Y CONSUMIDOR, y dentro de cada sector una o mas partes, cada una de ellas cumpliendo un

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rol diferente y especifico.
La relación entre el usuario y la entidad emisora, trasciende mas allá de la mera autorización de la utilización de una línea de crédito, en
realidad, esa línea de crédito pasa a formar parte de la cartera de activos de la entidad, elemento pasible de ser objeto de negociación ya
sea por medio de la transferencia de la misma, o poniéndola de garantía.
De ahí que es lamentable como a veces, ciertas entidades, en el afán de aumentar cuantitativamente el volumen de esa cartera,
incorporan como usuarios de sus emisiones a personas, que no están, ni económica, ni financiera, ni culturalmente preparadas para un
adecuado y correcto uso de este instrumento, lo que a su vez genera, una morosidad, que repercute en el costo del sistema, es decir, el
interés que se percibe de los usuarios.
Cabe señalar que practicas de este tipo, han llevado al fracaso del funcionamiento de algunas tarjetas locales lanzadas al mercado hace
un tiempo, cuyas emisoras tuvieron que retirarse del mercado, incapaces de sostener la credibilidad de su tarjeta, debido a la alta tasa de
morosidad generada por una clientela, que en verdad no estaba cualificada para ser sujeto usuario del sistema.
Entonces, la importancia de este contrato o solicitud de emisión de tarjeta de crédito, como comúnmente se le denomina, no es solo
jurídico, al ser el instrumento normativo de las relaciones interpartes, por ausencia de regulación legal, sino económico, porque la suma de
dichos contratos, constituyen un activo que la entidad puede en determinado momento utilizar como garantía o como bien transferible a
objeto de obtener liquidez para otras operaciones.
Para el cliente, también su importancia trasciende lo jurídico, porque la posesión de la tarjeta otorga un cierto grado de confiabilidad en
sus relaciones económicas, puesto que se supone, que no tendría dicho instrumento, sin que haya pasado por una rigurosa, ente comillas,
evaluación de su situación económica-financiera, cuyo resultado positivo, le permite poseer ese instrumento jerarquizador de su poder
adquisitivo.
- Manuel Riera Escudero (2): La agilidad de los negocios y la velocidad a que se mueve el mundo comercial obligó a los sistemas
financieros a desarrollar diferentes productos (o subproductos específicos) dentro del mismo género de los negocios clásicos bancarios. Así,
en el marco de las operaciones de apertura de crédito (línea de crédito), del crédito bancario, en tanto disponibilidad de medios de pago, la
sociedad de consumo exigió herramientas más eficientes para la compra de bienes y servicios. Una de ellas es precisamente la tarjeta de
crédito (como medio de pago), con la cual el tarjetahabiente tiene las ventajas de no llevar consigo dinero efectivo (seguridad) y dispone de
capacidad de compra hasta los límites pactados con el emisor (medio de pago). Para el vendedor —con el uso de la tarjeta— desaparece el
riesgo del crédito.
Dada su condición de instrumento de pago, sustituto del dinero efectivo, la tarjeta de crédito quedó gráficamente definida como dinero
plástico (por oposición a la moneda metálica o al papel moneda).
Se sostiene —y es cierto— que los bancos crean dinero, mediante la multiplicación de su uso a través de papeles (v.g. el cheque
bancario) y del crédito bancario, que permite a los clientes disponer de medios de pagos que superan ampliamente las cantidades de dinero
efectivamente depositadas.
Según Rodríguez Azuero, "el dinero plástico se puede dividir en dos grandes grupos: los plásticos que se conectan a través de una red y,
aquellos que no requieren dicha conexión. Los productos que componen actualmente el mercado del dinero plástico son básicamente tres:
las tarjetas de crédito y las tarjetas de débito (3), que pertenecen al primer grupo y, las tarjetas inteligentes, que hacen parte del
segundo"(4). En este análisis nos ocuparemos sólo de las tarjetas de crédito bancarias (existen tarjetas de crédito utilizadas por otros
comercios que no son bancos), porque se enmarcan en el negocio bancario de la apertura de crédito legislado en esta Sección, ya que el
pago de la compra realizada está garantizada por la entidad emisora de la tarjeta, quien —para el efecto— otorgó al tarjetahabiente una
línea de crédito.
Su versatilidad como medio de pago hizo de las tarjetas de crédito el preferido de las personas, considerando que —con mayor
seguridad para las partes (comprador y vendedor)— sustituye al papel moneda o al cheque, facilitando su uso a nivel nacional o
internacional, en este último caso, sin necesidad de hacer operaciones de cambio ex ante de la compraventa, que se realiza a posteriori,
cuando el acreditado cancela el crédito utilizado, haciéndolo en la moneda local.
Así, pues, la tarjeta de crédito se convirtió en el medio de pago más generalizado para concretar lo que la doctrina conoce como crédito
de consumo; es la manera como el cliente utiliza las líneas de crédito otorgadas por los bancos; líneas rotativas, que se renuevan
periódicamente, en la medida que el cliente honre los compromisos asumidos. De modo que subyace a la tarjeta de crédito un contrato de
apertura de crédito en el que las partes: banco y acreditado, acuerdan el monto de la línea (que obliga sólo a las partes); el plazo de validez
(que está expresado en el plástico y, por lo mismo, obliga también a terceros), sin perjuicio de su renovación automática, mediante la
sustitución periódica de la tarjeta; las modalidades de pago, de reembolso del crédito utilizado; y las condiciones (comisiones, intereses,
etc.).
Moreno Ruffinelli, previa comparación con otras figuras jurídicas (título de crédito, corretaje, asunción privativa de deudas, cuenta
corriente, contrato innominado, de adhesión, de servicios, a favor de terceros, etc.), sostiene que la tarjeta de crédito "es un instrumento
contractual complejo" que, citando a Muguillo, está "conformado en una unidad de relaciones jurídicas diversas, donde cada relación entre
los intervinientes tiene una regulación y una naturaleza jurídica propia, independiente y autónoma; pero que por vía de la complementación
propia del sistema demuestra la ineficacia de cada una de ellas de no integrarse recíprocamente"(5). Para nosotros, en el ámbito bancario,
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que es el que nos interesa, la tarjeta de crédito es uno más de los instrumentos de pago que utiliza el contrato de apertura de crédito para su
concreción. Es decir, la tarjeta de crédito no es en sí misma un contrato, sino —repito— un medio de pago.
- Enrique Zacarías Michelagnoli: Analicemos cada nivel:
A nivel comercial
Es indudable, que las tarjetas de crédito, ese difundido, cómodo y eficaz instrumento financiero de alcance nacional e internacional, se ha
convertido en uno de los principales medios cancelatorios de la sociedad de consumo (6), cuya incorporación en el devenir económico
financiero, ha fomentado y estimulado la utilización y desarrollo masivo del crédito para el consumo, e influido en gran medida, no sólo la
economía de las empresas, sino la propia economía general a nivel nacional e internacional (7).
La utilización de la tarjeta de crédito asegura ventajas al tarjetahabiente o usuario, entre otras, a saber:
a) Substituye al dinero efectivo. En efecto, su utilización, ha desplazado casi totalmente al dinero efectivo, lo cual es un punto resaltante,
en un mundo dominado por la inseguridad. Se puede alegar que la tarjeta también puede ser sustraída, o puede extraviarse. Pero existen
mecanismos cada vez mas ágiles para comunicar este hecho a las entidades administradoras, las que rápidamente bloquean su uso (8).
b) Mejor racionalización de los gastos. Dado que el uso de la tarjeta emite un estado de cuenta mensual, los usuarios de ella pueden,
controlar y verificar los gastos realizados y hacer los ajustes que estimen convenientes para evitar excederse en la utilización del crédito (9).
Ello también da derecho al tarjetahabiente de impugnar el citado estado de cuenta, en los casos en que se hayan hecho cargos equivocados
o que no corresponden a la utilización del usuario, o que contenga cálculos inexactos.
c) Contabilización de los gastos. Como una ventaja adicional, la tarjeta permite llevar una contabilización de los gastos del mes, lo que
se ve facilitado por el extracto de cuenta que se recibe, ayudándole a organizar su presupuesto e ingresos (10).
d) Obtención de crédito anticipado. La persona que usa la tarjeta no requiere efectuar seguidamente los engorrosos trámites de
obtención de créditos, ya que la utilización de la tarjeta dentro de los límites previstos le acuerda la posibilidad de ir pagando mensualmente
(11), o en su defecto, cancelar el precio del bien o servicio utilizado, una vez recibido el resumen de cuenta, y dentro del plazo establecido
para el pago.
El Dr. Manuel Riera Escudero (12) ha sintetizado con mucho acierto y propiedad, las funciones de la tarjeta de crédito y sus ventajas en
el tráfico comercial moderno, al expresar que, la agilidad de los negocios y la velocidad a que se mueve el mundo comercial, obligó a los
sistemas financieros a desarrollar diferentes productos (o subproductos específicos) dentro del mismo género de los negocios bancarios.....
Una de ellas es precisamente la tarjeta de crédito (como medio de pago), con lo cual el tarjetahabiente tiene las ventajas de no llevar consigo
dinero efectivo (seguridad) y dispone de capacidad de compra hasta los límites pactados con el emisor (medio de pago). Para el vendedor
—con el uso de la tarjeta- desaparece el riesgo del crédito.
El mismo autor refiere que su versatilidad como medio de pago hizo de las tarjetas de crédito el preferido de las personas, considerando
que —con mayor seguridad para las partes (comprador y vendedor)- sustituye al papel moneda o al cheque, facilitando su uso a nivel
nacional e internacional, en este último caso, sin necesidad de hacer operaciones de cambio antes de la compraventa, que se realiza a
posteriori, cuando el acreditado cancela el crédito utilizado, haciéndolo en la moneda local (13).
Además de convertirse la tarjeta de crédito en el medio de pago más generalizado para concretar lo que la doctrina conoce como
crédito de consumo, es la manera como el cliente utiliza las líneas de crédito otorgadas por los bancos y financieras; líneas rotativas, que se
renuevan periódicamente en la medida que el cliente honre los compromisos asumidos (14).
Todo lo expuesto precedentemente, tiene un efecto dinamizador del comercio, facilitando la circulación de bienes y servicios en forma
insospechada, lo que ha convertido a la tarjeta de crédito en un vehículo mercantil de popularidad continuamente creciente; no obstante, es
muy importante que el tarjetahabiente sepa utilizarla con criterio y prudencia, a los efectos de evitar endeudamientos por encima de su
capacidad de pago, que podría originar situaciones catastróficas para su economía.
A nivel jurídico
Desde el punto de vista jurídico, la tarjeta de crédito es un sistema socioeconómico y jurídico complejo (15). Tal como lo destacara el
maestro español Joaquín Garrigues, el derecho comercial posee una nueva esencia: la regulación de los actos realizados en masa
profesionalmente (16). Y, como lo expresa Susana Galán de Rodríguez Pardina (17), el contrato que ahora nos ocupa nos muestra una
antinomia entre la "tipología jurídica" y la "tipología de la realidad", porque —aunque en los último años su utilización ha llegado
prácticamente a reemplazar al dinero-, se trata de un instituto en permanente evolución (18), incorporando al sistema una gran influencia del
Derecho del Consumidor, lo que ha motivado inclusive una transformación en la interpretación de este contrato (19).
En consonancia con dicha corriente, el Banco Central del Paraguay ha dictado la Resolución Nº 5, Acta N 13, de fecha 03 de Mayo de
2007 (20), considerando la necesidad de adecuar las normas de emisión, operación y administración de tarjetas de crédito de entidades del
sistema financiero, a los cambios introducidos en la legislación que hace a la materia financiera y a los principios de transparencia informativa.
Desde la perspectiva del derecho comparado, este contrato ha llamado la atención de los especialistas de prácticamente todos los

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países, y hallándose sujetas a normas que no suelen ser homogéneas en todos los ordenamientos (21).
Como colofón, podemos decir, que el contrato de tarjeta de crédito desde el punto de vista jurídico es analizado por los estudiosos
procurando desentrañar la naturaleza jurídica de las múltiples relaciones que produce entre los involucrados en su funcionamiento
(administradora, emisora, usuario (principal, adicional), comercio adherido, administradora internacional), sin perder de vista las
responsabilidades asumidas por los actores con respecto al usuario, más aún, considerando el carácter comercial profesional de los entes
autorizados a emitir, financiar y administrar tarjetas de crédito y de débito para comprar bienes y servicios (22), dado que "tarjeta de
crédito" es una frase multívoca, normalmente usada para describir distintos aspectos de un sistema donde se hallan inmersas una serie de
relaciones jurídicas distintas que se hallan coordinadas entre sí para conformar un negocio en común que beneficia a todos sus participantes
(23), lo cual se halla confirmado por el Reglamento para la emisión, operación y administración de tarjetas de crédito de entidades del
sistema financiero dictada por el B.C.P. (24)
II. La tarjeta de crédito como contrato de adhesión. Cláusulas que podrían llegar a considerarse abusivas.
- J. C. P. B.: Se trata efectivamente de un contrato de adhesión. En efecto el documento tiene pre impreso las condiciones generales a
las que se someterán las partes. Por norma general el usuario suscribe una SOLICITUD DE PROVISIÓN DE TARJETA DE CRÉDITO
dirigida a la Emisora, en la cual declara aceptar las condiciones pre impresas. Normalmente hay un espacio en blanco o casillas especiales
que deben marcarse, referente a modalidades de pago o forma de envió y recepción del resumen.
Aprobado el crédito, el emisor hace entrega al usuario o le remite por correspondencia el plástico, individualizado que utilizará en sus
transacciones, junto con la información necesaria para la utilización de la misma.
Es de suma trascendencia ese envió y recepción, puesto que recién cuando la tarjeta plástica llega a manos del solicitante usuario, queda
perfeccionado el contrato, sin embargo hay que señalar que el contrato no es real, sino consensual, puesto que para que sea real de hacerse
tradición de la tarjeta plástica, esto es transferirse la propiedad de la misma, lo que no ocurre en este caso, puesto que la entrega de la
tarjeta plástica, es solo el cumplimiento de una obligación contractual, y además el plástico es siempre propiedad del emisor o del
administrador, pero no del usuario.
En cuanto al contenido del contrato, el mismo se encuentra detalladamente expuesto en la resolución Nº 5/2007 del Banco Central del
Paraguay, vigente actualmente que en su Art. 3 se refiere a los CONTRATOS ENTRE LOS EMISORES CON LOS TITULARES DE
TARJETAS, señalando que: 1) Las entidades Emisoras deberán celebrar con personas físicas o jurídicas un contrato de adhesión al sistema
y uso de tarjetas de crédito, la cual se emitirá a nombre de un usuario principal, pudiendo ser extensivo a uno o mas adicionales con carácter
intransferible. Dicho contrato deberá contemplar el siguiente contenido mínimo:
a) identificación del emisor,
b) numeración original de la tarjeta,
c) identificación de las personas autorizadas para el uso de la tarjeta. En el caso de que el titular de la tarjeta sea una persona jurídica,
deberá llevar el nombre o razón social de ésta y la individualización de las personas físicas autorizadas para su uso.
d) El limite de crédito expresado en moneda nacional o extranjera, que podrá ser modificado mediante aviso previo del emisor al titular
en el estado de cuenta .
e) El plazo de vigencia y condiciones para su renovación
f) Las modalidades y condiciones aplicables al cobro de comisiones y/o cargos e intereses, las que podrán ser modificada por el emisor
previo aviso al titular en el estado de cuenta.
g) La tasa de interés aplicable al financiamiento del saldo del crédito de la tarjeta. La cual debe calcularse conforme a lo establecido en
el Art. 44 de la Ley 489/95 y sus modificaciones.
h) El costo de las comisiones y/o cargos por servicios de emisión o renovación de la tarjeta, por adelanto o avance de efectivo, tanto en
el país como en el extranjero, por exceso del limite de crédito asignado, por compra en cuotas, por compras en el extranjero, por cobertura
de seguro, y otros gastos no imputables como tasa de interés, las que deberán consignarse expresamente. Las comisiones y/o cargos podrán
ser modificadas por el emisor previo aviso al titular en estado de cuenta, al menos con treinta días de anticipación a la fecha en que se
aplicara la nueva tarifa.
i) Las medidas de seguridad relacionadas con el uso de la tarjeta y los procedimientos y responsabilidades, en caso de robo, hurto,
pérdida, adulteración o falsificación de la misma. La entidad emisora deberá contar con un sistema de cobertura contra fraudes, para cubrir
el eventual uso indebido de la tarjeta, previo cumplimiento con los procedimientos y responsabilidades. Las partes podrán agregar otras
cláusulas que establezcan mayores resguardos, derechos y obligaciones entre ambas.
j) Las causales de suspensión, rescisión, resolución y/o anulación del contrato.
k) La resolución de controversias

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l) Lo derechos conferidos al titular o usuario de la tarjeta de crédito conforme con lo que disponme el Capitulo V — Protección
contractual de la Ley 1334/98 "De Defensa del consumidor o Usuario"
En caso que las tasas de interés, comisiones y/o cargos no están impresos, para los numerales, d), e), g), y h), se deberán dejar en
blanco los respectivos espacios, a los efectos de ser llenados en el momento de la firma del contrato."
Otras condiciones impuestas por las Resolución del Banco Central, consiste que si el contrato prevé la renovación automática de la
tarjeta, la misma debe ser expresa en cuanto a las condiciones requeridas al efecto, y debe preverse además la opción para el usuario de
dejar sin efecto dicha renovación con una simple comunicación a la emisora, siempre con una anticipación de treinta días.
Además establece la cantidad de ejemplares en que deben redactarse los contratos, debiendo uno quedar en poder del cliente, y uno
para cada adicional si los hubiere, debiendo ser la confección y tipografía clara y fácilmente legible, señala que el contrato solo se
perfecciona con la recepción de la tarjeta por parte del usuario, correspondiendo al emisor la prueba de su entrega.

Como les entidades financieras, tienen obligación de entregar los modelos de los distintos contratos a la superintendencia de bancos,
cualquier modificación que se introduzca en su contenido debe ser previamente informado a la dicha repartición bancaria, por lo menos dos
meses antes de ponerlos en vigencia.
La parte generalmente atacada de abusiva, deviene del inciso K, es decir de la resolución de controversias.
Acostumbran las emisoras a establecer que la reclamación de los saldos será por la vía ejecutiva, añadiendo que el usuario solo podrá
oponer la excepción de pago, documentado con un instrumento emanado del emisor.
Según algunos, ello equivale a la creación contractual de un titulo ejecutivo, pero entendemos que no, lo que en todo caso se pacta en
primer termino es el procedimiento, sin decirse que documentos se ejecutaran. Ya que ello es privativo de la ley. Volveremos sobre este
tema más adelante.
Si puede ser considerado abusivo, y además prohibido por la ley, la prohibición de oponer defensas que no sean la del pago.
Entendemos que también pueden eventualmente oponerse otras excepciones, como la inhabilidad, la falsedad del titulo, la espera, por
ejemplo. En todo caso, una clausula de este tipo, es nula de acuerdo a la Ley del Consumidor.
Otra clausula que puede considerarse abusiva, es la que a veces esta inserta en los contratos de las entidades bancarias, es la facultad
de habilitar una cuenta corriente bancaria, a los efectos de debitar en la misma, el importe del saldo impago, y su ejecución conforme a la
normativa del Art. 92 de la Ley de Bancos, y 1425 del CC.
Una cláusula de esta naturaleza, o la suscripción obligatoria en forma conjunta de una solicitud de emisión de tarjeta de crédito, con
solicitud de apertura de cuenta corriente bancaria, no solo deja indefenso al usuario, además desnaturaliza la esencia de la cuenta corriente.
- M. R. E.: Siguiendo a Garrigues señalamos que los contratos bancarios —en general— están comprendidos en el Derecho civil y,
como tales, están regidos por las normas generales de la materia, aunque configuran una especie del género contratos, que tiene
características propias, por su naturaleza jurídica (v.g. depósitos en cuenta corriente), como por su manera masiva de expresarse (contratos
tipos: formularios, y su efecto frente a la protección del consumidor) y, por lo mismo, además, están regidos por otras normas especiales.
Así, pues, sólo estamos frente un contrato bancario cuando interviene un Banco (25). Para nuestra legislación y, en general para
Latinoamérica, un contrato es bancario cuando el contrato es celebrado por una entidad de crédito, entendida como organización
empresarial, y celebrado dentro de su objeto propio, de manera profesional (26). Así, pues, técnicamente no es un contrato propiamente
bancario el contrato de alquiler de un inmueble para oficinas, dice Molle (27).
Jorge H. Escobar nos recuerda que "la doctrina se ha enderezado decididamente a un estudio sistemático de los contratos bancarios,
destacando en ellos peculiaridades y perfiles antes de ahora ignorados o empequeñecidos, y poniendo en el foco del examen elementos
técnicos y económicos de especial consistencia en el fenómeno bancario"(28). Así, para Escobar, las fuentes del régimen legal de los
contratos bancarios están en el Código Civil, en las leyes especiales, en los usos y costumbres, los estatutos y reglamentos y en las
condiciones generales de los contratos tipo.
Como tales, los contratos bancarios están regulados por las normas que rigen a los contratos en general (art. 669 y sg.), con
características particulares. Están legislados en el Capítulo XVIII, dentro del Título II (De los contratos en particular) del Libro Tercero (De
los contratos y de otras fuentes de las obligaciones).
En conclusión, los contratos bancarios, son normalmente de adhesión, redactados en formularios (uniformados) y celebrados en forma
masiva (grandes cantidades), en los que se destacan peculiaridades propias de la relación entre los banqueros y los clientes (29).
- E. Z. M.: El contrato de tarjeta de crédito se encuentra instrumentado en un contrato por adhesión (30), como consecuencia del giro
ordinario del negocio y la pasividad en la demanda, configurándose un típico contrato predispuesto, sometido a condiciones generales de
contratación (31).

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La denominación contratos de adhesión —adoptada circunstancialmente por Saleilles- ha sido propagada en países como Francia e
Inglaterra (contracts of adhesion, Standard form contracts), en tanto que en Alemania, Italia y España ha proliferado la de condiciones
generales de los contratos o condiciones negociales generales (32).
Según Seleilles, son contratos de adhesión, aquellos en los cuales se da un predominio exclusivo de la voluntad de una de las partes
contratantes, actuante como voluntad unilateral, la cual dicta su ley no ya solo a un individuo, sino a una colectividad indeterminada, y que se
vincula por anticipado, unilateralmente, salvo la adhesión de quienes deseen aceptar su lex contractus y entrar a forma parte de ese acuerdo
ya creado por el mismo"(33).
Cláusulas que podrían llegar a considerarse abusivas
Previo a la sanción de la Ley Nº 1.334/98, De Defensa del Consumidor y del Usuario, los contratos por adhesión encontraban sus
límites en el Código Civil Paraguayo. Posteriormente, al sancionarse la Ley mencionada precedente, se tutela de manera mas contundente y
abarcadora del consumidor quien podría verse afectado por las cláusulas abusivas que frecuentan los contratos de adhesión (34). Esta ley
enumera ciertas cláusulas que conllevarán la nulidad de pleno derecho sin que sean oponibles al consumidor, a diferencia del débil amparo
ofrecido por el Código de fondo, el cual dispone que en caso de existir cláusulas leoninas en un contrato de adhesión, la parte adherente
podrá ser dispensada de cumplirla (35), o pedir su modificación judicial (36).
En cuanto a sus efectos, por regla general, en el derecho paraguayo cuando un acto contraviene la ley —y lo hace también, está visto
cuando resulta inmoral- se impone la nulidad, que como tal debe ser declarada de oficio por el magistrado, es imprescriptible y no admite
confirmación (37).
Seguidamente, pasamos a enumerar en forma enunciativa, las cláusulas que podrían llegar a considerarse abusivas:
1) Las que importen la renuncia por parte del titular a cualquiera de los derechos que otorga la ley Nº 1.334/98 De Defensa del
Consumidor y del Usuario.
2) Las que faculten al emisor a modificar unilateralmente las condiciones del contrato.
3) Las que impongan un monto fijo por atrasos en el pago del resumen.
4) Las que impongan costos por informar la no validez de la tarjeta, sea por pérdida, sustracción, caducidad o rescisión contractual.
5) Las adicionales no autorizadas por la autoridad de aplicación.
6) Las que autoricen al emisor la rescisión unilateral incausada.
7) Las que impongan compulsivamente al titular un representante.
8) Las que permitan la habilitación directa de la vía ejecutiva por cobro de deudas que tengan origen en el sistema de tarjeta de crédito.
9) Las adhesiones tácitas a sistemas anexos al sistema de Tarjeta de Crédito.
10) Las que permitan al emisor fijar aranceles diferenciados en concepto de comisión u otros cargos, entre comercios que pertenezcan a
un mismo rubro o con relación a iguales o similares productos o servicios.
11) Las que permitan a los comercios adheridos a cobrar un porcentaje mayor del precio, cuando el pago se realiza con tarjeta de
crédito (38).
Para mayor abundamiento, se puede consultar la Resolución del Banco Central del Paraguay (39), 3.1, incs. a/i; 3.2 al 3.5., las que
interpretadas a contrario sensu, se puede concluir que cláusulas resultan abusivas para la Banca Matriz en esa materia.
Cabe destacar que la Ley de Defensa del Consumidor, no constituye un derecho supletorio, puesto que tiene directa y plena aplicación
a la denominada "relación de consumo", y ésta es una relación que está siempre presente entre las que tienen lugar dentro del Sistema de
Tarjeta de Crédito. En efecto, hay relación de consumo tanto en el contrato de emisión, celebrado entre usuario y emisor, como en el
contrato de provisión, celebrado entre el usuario y el proveedor (40).
El Tribunal de Apelación, Civil y Comercial, Sala 3, ha establecido que "una cláusula que permita al banco rescindir un contrato de
tarjeta de crédito como consecuencia de demandas promovidas contra el usuario por terceras personas ajenas a la relación contractual o
incluso sin causa es palmariamente injusta y gravosa para el consumidor, razón por la cual le es inoponible de conformidad a lo establecido
en la Ley Nº 1334/98, de Defensa del Consumidor (LLP 2007 (julio), 779/PY/JUR/77/2007).
Finalmente, podemos decir, que la cláusula contractual es abusiva cuando quiebra la justicia contractual, lo cual ocurre a su vez, como
consecuencia de abusos en el proceso de negociación, según la Directiva 93-13 del 5 de Abril de 1993 de la Unión Europea (41).
III. Derechos del usuario del servicio de Tarjeta de Crédito.
- J. C. P. B.: El primer derecho que encontramos debe ser garantizado al usuario, es la efectiva validez del instrumento que se le
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entrego, para su utilización en el circuito comercial creado por la entidad administradora del sistema.
Esto significa, que una vez aprobada la solicitud, y autorizada la línea de crédito, debe recibir el plástico, tanto el titular de la línea de
crédito, como los adicionales, en caso que los hubiere; para su utilización. A partir de dicha recepción, recién se perfecciona el contrato.
Tiene el usuario derecho a recibir información de las condiciones de uso de la tarjeta, y los procedimientos en caso de extravío, perdida
o sustracción de la misma.
El usuario titular debe recibir el resumen mensual, en el domicilio establecido, o tenerlo a su disposición en los locales de la emisora
conforme a lo pactado, con suficiente antelación antes del día del vencimiento, para formular las protestas o reclamos que considere
pertinentes, respecto a los cargos que figuren en el extracto.
Así mismo, debe tener a su alcance un procedimiento administrativo ágil y expeditivo, y debidamente informado, de respuesta a las
objeciones respecto a los saldos expresados en el extracto.
Debe existir a su disposición durante las 24 horas, un servicio de información y actualización del saldo a favor del mismo, así como
servicios de orientación y recepción de denuncias de perdidas, robos o extravíos.
- M. R. E.: En los contratos (en general) y en los bancarios (en particular) la autonomía de la voluntad adquiere su mayor significación
(art. 669), en tanto y en cuanto, son actos jurídicos bilaterales y patrimoniales; es decir, voluntarios lícitos (art. 296), realizados con
discernimiento, intención y libertad (art. 277), que obligan a las partes como la ley misma, siempre que no ofendan el orden público (normas
imperativas) (42) y no contenga una lesión subjetiva (art. 671). Quienes los celebran deben ser capaces, haber prestado su consentimiento y
su objeto debe ser lícito.
Bajo la legislación nacional, tratándose de contratos entre partes desiguales, pre—redactados de manera formularia, donde los bancos
tienen una posición dominante (43), por aplicación de la Ley Nº 1334/98, "De defensa del consumidor y del usuario", deben considerarse
contratos de adhesión. El art. 4, inc. h) de la ley citada define como tales a aquellos "cuyas cláusulas han sido establecidas unilateralmente
por el proveedor de bienes o servicios, sin que el consumidor, para celebrarlo, pueda discutir, alterar o modificar substancialmente su
contenido", garantizando la libertad de elección del producto, adecuada información y protección contra publicidad engañosa, prevención y
reparación de daños, derecho de retractación, en general. En particular, para las operaciones de crédito, bajo pena de nulidad, la ley exige
que se consigne claramente el precio, los intereses (tasas compensatorias y moratorias), comisiones, gastos, etc., forma de pago y derechos
y obligaciones por incumplimiento (art. 29), más el derecho de pago anticipado (art. 30). Diferentes resoluciones dictadas por el Banco
Central del Paraguay y por la Superintendencia de Bancos sobre transparencia informativa confirman estas características de la actividad
financiera (44).
En el caso particular de las tarjetas de crédito, la Resolución Nº 5, Acta Nº 13 del 3 de mayo de 2007, dictada por el Directorio del
Banco Central del Paraguay, que reglamenta la emisión, operación y administración de tarjetas de crédito de las entidades del Sistema
Financiero, define al contrato de tarjetas de crédito como un contrato de adhesión y, por lo mismo, otorga a los tarjetahabientes la
protección de la Ley 1334/98 (num. 3.1, inc. l) (45). En la misma línea, la Superintendencia de Bancos estableció los procedimientos y
requisitos para la redacción de los formularios que contengan los contratos de tarjetas de crédito (46).
El volumen de los negocios financieros y su masificación obliga a redactar los contratos ex ante, de manera formularia, con cláusulas
predispuestas, "afectando" —de alguna manera— el principio de autonomía de la voluntad de las partes, sin desvirtuar el principio ineludible
de validez de los actos jurídicos referido al necesario consentimiento de las partes: oferta y aceptación (art. 674, Código Civil). Así, pues,
los negocios financieros son un fenómeno en serie, repetitivo, donde el interés particular, del cliente, está protegido por las características
propias de los negocios celebrados, que están generalmente aceptados y recíprocamente conciliados por todo el sector (normas bancarias y
usos uniformes) (47), y por esa función de patronato que ejercen los bancos centrales y las instituciones de control del sistema financiero a
favor del usuario financiero (régimen de transparencia informativa, etc.).
Garrigues advierte que distingue a los contratos bancarios la rapidez y su fácil comprobación. Lo primera se logra con la uniformidad de
los contratos pre-elaborados; y lo segundo con la registración contable (48). Así, pues, debe existir una correspondencia entre el aspecto
jurídico y el contable, como si uno fuera el reflejo del otro y vice-versa. Si esta correspondencia no existiera, las entidades administradoras
de los negocios financieros estarían en una incómoda posición jurídica, considerando la corriente europea que propone invertir la carga de la
prueba, obligando a las entidades de crédito probar sus acreencias.
- E. Z. M.: Los derechos del usuario de Tarjeta de Créditos, deben hallarse expresados en el contrato respectivo, destacándose los
siguientes:
El límite del crédito debe hallarse expresado en moneda nacional o extranjera, el cual solo podrá ser modificado mediante aviso previo
del emisor al titular en el estado de cuenta.
El plazo de vigencia de la tarjeta y condiciones para su renovación.
Las modalidades y condiciones aplicables al cobro de comisiones y/o cargos o intereses, las que podrán ser modificadas por el emisor
previo aviso al titular en el estado de cuenta.

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La tasa de interés aplicable al financiamiento del saldo de crédito de la tarjeta, la cual debe calcularse conforme con lo establecido en el
Art. 44º de la Ley Nº 480/95 y sus modificaciones (Ley Nº 2339/03).
El costo de las comisiones y/o cago por servicios de emisión o renovación de la tarjeta, por adelanto o avance de efectivo, tanto en el
país como en el extranjero, por exceso del límite de crédito asignado, por compras en cuotas, por compras en el extranjero, por cobertura
de seguro, y otros gastos no imputables como tasa de interés, las que deberán consignarse expresamente. Las comisiones y/o cargos podrán
ser modificados por el emisor previo aviso al titular en el estado de cuenta, al menos con treinta días de anticipación a la fecha en que se
aplicara la nueva tarifa.
Las medidas de seguridad relacionadas con el uso de la tarjeta, así como los procedimientos y responsabilidades, en caso de robo,
hurto, pérdida, adulteración o falsificación de la misma. La entidad emisora deberá contar con sistema de cobertura contra fraudes, para
cubrir el eventual uso indebido de la tarjeta, previo cumplimiento con los procedimientos y responsabilidades. Cabe destacar, que lo
expresado en este párrafo, no es taxativo, puesto que las partes podrán agregar otras cláusulas que establezcan mayores resguardos,
derechos y obligaciones entre ambas.
Las causales de suspensión, rescisión, resolución y/o anulación del contrato; la resolución de controversias; si el contrato prevé la
renovación automática de la tarjeta, las condiciones deben estar señaladas en el mismo, las que deben contemplar la opción del usuario de
dejarla sin efecto comunicando su decisión con por lo menos treinta días de anticipación a la fecha de renovación; el contrato de emisión
debe redactarse en ejemplares de un mismo tenor, para el emisor y para el titular y adherentes si los hubiere, y su confección y tipografía
deben ser clara y fácilmente legible; el contrato solo se entenderá perfeccionado una vez recepcionada la tarjeta por su titular,
correspondiendo al emisor la prueba de su entrega; el emisor deberá remitir el estado de cuenta al domicilio indicado por el titular, con por
los menos cinco días de anticipación al vencimiento de su obligación de pago; y en general, los derechos conferidos al titular al titular o
usuario de la tarjeta de crédito, conforme con lo que dispone el Capítulo V —Protección Contractual de la Ley 1334/98 •De Defensa al
Consumidor o Usuario".
Todos los derechos del usuario, precedentemente expresados, se hallan contemplados en la Resolución Nº 5, Acta Nº 13 de fecha 03
de Mayo de 2007, dictada por el Directorio del Banco Central del Paraguayo, además de los derechos contemplados en la Ley Nº
1334/98.
IV. El extracto y su validez como título ejecutivo.
- J. C. P. B. : Empecemos el desarrollo, sentando el principio, que el extracto o resumen de utilización de la tarjeta de crédito no es el
saldo a que hace referencia el Art. 92 de la Ley 861, creado a partir del procedimiento previsto en el Art. 1425 del CC., por consiguiente,
el extracto o resumen mensual emitido por la emisora, donde aparecen los cargos por la utilización de la tarjeta no es, por si solo, un titulo
de crédito.
Pero si es un elemento importante a la hora de la ejecución judicial de la deuda. Y veamos porque.
Ante la ausencia de norma legal especifica, las entidades emisoras de tarjeta, han buscado las alternativas procesales que le permitan
satisfacer la pretensión del acreedor de un cobro más rápido que del proceso ordinario.
Al empezar el análisis de cuales son las vías procesales usualmente utilizadas, empecemos citando las que no son factibles de utilizar.
En ese sentido, no siendo la tarjeta un titulo de crédito, ni un titulo ejecutivo, no procede, en principio, y salvo excepciones, la vía
ejecutiva directa pues para su procedencia se requiere de un título ejecutivo el cual solo puede ser creado por la ley.
Si bien el titulo ejecutivo no necesariamente se instituye en un solo instrumento, ya que existen títulos ejecutivos complejos o
compuestos, que se integran con la agregación de varios instrumentos, ese titulo debe estar definido o caracterizado en la ley.
El Art. 448 del Código Procesal Civil enumera cuáles son los instrumentos a los cuales la ley le confiere la calidad o carácter de titulo
ejecutivo.
Es factible que las partes en el contrato de emisión, pacten la vía ejecutiva. Algunos han interpretado ello como una creación contractual
de titulo ejecutivo. Entiendo que no es tan así, lo que se pacta en todo caso, y al amparo de los arts. 699 y 715 del Código Civil, es el tipo
de proceso para la solución del conflicto, pero no se da carácter de titulo ejecutivo a la documentación expresada, al menos no con el
alcance del art. 448 inc. H del CPC.
En todo caso una cláusula de esta naturaleza estaría amparada por el articulo 3.1.k de la resolución reglamentaria del Banco Central del
Paraguay.
Cuales son las alternativas entonces.
La vía apropiada, es la preparación de la acción ejecutiva, conforme al art. 443 del CPC el que establece los casos en que podrán
prepararse la acción ejecutiva, disponiendo en sus diversos incisos, las distintos supuestos procesales. Una vez cumplido el trámite de
preparación de la acción ejecutiva el o los instrumentos pasan a constituir titulo ejecutivo. Art. 448 inc. b del mismo CPC.
La pregunta ahora es, ¿en cuáles de los incisos o supuestos debemos basarnos, cuales serían los pasos a seguir y cuales los documentos
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a presentar?
Primera vía:
Dentro de la normativa del art. 443 algunas entidades se han amparado en el inciso a, preparar la ejecución con el reconocimiento del
documento privado que por si solo no trae aparejada ejecución.
La doctrina tradicional así como la jurisprudencia de nuestros tribunales habían sentado inicialmente el criterio que deben ser
presentados para su reconocimiento,
a) el contrato o solicitud de tarjeta de crédito donde consta la firma del deudor,
b) los cupones a fin de acreditar las compras efectuadas por el usuario de la tarjeta, donde también consta la firma del deudor,
c) el extracto o resumen mensual.
Pero, podemos afirmar sin embargo que a nuestro entender, basta con presentar
1) el contrato o solicitud de emisión de tarjeta de crédito, que contiene las condiciones generales de uso de la misma y donde obra la
firma del usuario o deudor,
2) el extracto o resumen de cuentas donde figuran todas las operaciones o compras efectuadas por el usuario, mas cargos financieros de
los cuales surge la cantidad exigible,
3) la constancia de haber el usuario recibido el extracto, o que el mismo fue puesto a su disposición, conforme a su petición en el local
de la emisora, y que no objetó el mismo dentro del plazo establecido en las condiciones generales.
4) la intimación a abonar el saldo adeudado, sin que el intimado responda desconociendo la existencia de la calidad de usuario de la
tarjeta.
Exigencias similares han sido incorporadas a la legislación argentina, ley 25.065/99 en su artículo 39 que transcribimos a continuación:
ARTICULO 39: -Preparación de vía ejecutiva. El emisor podrá preparar la vía ejecutiva contra el titular, de conformidad con lo
prescrito por las leyes procesales vigentes en el lugar en que se acciona, pidiendo el reconocimiento judicial de:
a) El contrato de emisión de Tarjeta de Crédito instrumentado en legal forma,
b) El resumen de cuenta que reúna la totalidad de los requisitos legales.
Por su parte el emisor deberá acompañar:
a) Declaración jurada sobre la inexistencia de denuncia fundada y validad, previa a la mora, por su parte del titular o del adicional por
extravío o sustracción de la respectiva Tarjeta de Crédito.
b) Declaración jurada sobre la inexistencia de cuestionamiento fundado y valido, previo a la mora, por parte del titular, de conformidad
con lo prescripto por los artículos 27 y 28 de esta ley.
La norma como se ve, plantea por un lado documentos que deben ser objeto de reconocimiento por parte del usuario, demandado,
como son el contrato de emisión y el resumen, y otros dos que son de presentación necesaria, pero que no necesitan el reconocimiento del
demandado, aunque si puede ser objeto de prueba, en la etapa procesal oportuna.
Como el instrumento donde consta la obligación debe contener la firma del obligado, es que se pretende desde cierto sector exigir la
presentación de los cupones con la firma del usuario.
Sin embargo no creemos que la presentación de los cupones deba ser una exigencia fundamental en razón de que en la actualidad
muchas de las operaciones de uso de la tarjeta no son suscritos por el usuario, así en las extracciones de los cajeros o en las compras por
Internet el usuario recibe el bien pero no suscribe cupón alguno por dicha operación, entonces siguiendo el pensamiento tradicional bastaría
la inexistencia de cupones firmados para que la emisora no pudiera percibir lo que se le adeuda. Donde si debe figurar la firma del usuario,
es el contrato de emisión.
Segunda vía:
Otras entidades han recurrido exclusivamente al inc. E del art. 443 del CPC, es decir alegando la existencia de un contrato de
características bilaterales, en virtud de los art. 715 (el contrato es ley entre las partes), y 719 (la parte que cumplió con su obligación tiene
acción para demandar el cumplimiento de la otra) del CC, solicitan la citación al deudor para el reconocimiento de la firma en el contrato, y
el reconocimiento de la existencia de los hechos preparatorios, que vendría a ser la entrega de la tarjeta y su recepción por el usuario, el
extracto y el no pago.

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Habiendo la emisora, cumplido sus obligaciones contractuales, entregando la tarjeta al usuario, puesto a su disposición la red de
comercios adheridos, viene a exigir el cumplimiento de la obligación de la otra parte, el usuario, que es el pago de lo adeudado a partir de
las compras efectuadas en los comercios adheridos.
La emisora debe acreditar, la existencia y validez del contrato, la recepción de la tarjeta y del extracto así como la intimación al pago.
Al demandado en este caso no le bastara negar las deudas, lo que debe negarse es el carácter de usuario de la tarjeta, en el sentido de
no haber tenido la posibilidad de usar la misma, por no haber suscrito el contrato, por no haber recibido el plástico, o que habiendo recibido
el plástico no pudo utilizarse por haberse inhabilitado el mismo por la emisora o la administradora.
De lo expuesto precedentemente, podemos concluir, que el extracto o resumen mensual, no es un título ejecutivo, por sí solo.
Sí, que forma parte de un conjunto de instrumentos que debe acompañar siempre, al contrato de emisión, a los efectos de la
determinación del monto líquido que se reclama.
Un argumento que suele expresarse frecuentemente para fundar la improcedencia de la vía ejecutiva, es que no existe monto líquido en
la acción. Que la suma consignada en el extracto que se presenta, es una creación unilateral establecida sin respaldo legal por la emisora, y
sin que exista conformidad del deudor.
Ello no es exactamente así, el usuario siempre tiene el plazo para impugnar la suma consignada en el resumen, antes inclusive de que la
disputa llegue a tribunales. Impugnación que de acreditarse sostendría la inhabilidad del título.
Ahora bien, sí es atendible otro reclamo. La emisión mensual de extractos o resúmenes, hecha por la emisora cuando ya el usuario ha
caído en mora, la tarjeta se halla fuera de circulación, y aun mas cuando el reclamo ya se halla en instancia judicial, capitalizando
mensualmente intereses, modificando el monto reclamado inicialmente.
Una vez inhabilitada por mora la tarjeta de crédito la entidad financiera no debería poder adicionar más operaciones ni cargos
financieros que los existentes en el último extracto enviado al usuario antes de pasar a instancia de cobro judicial, y este debe ser el extracto
a presentar para la preparación de la acción ejecutiva, quedando establecido el monto del reclamo.
De no procederse con esta tesitura, sí se estaría dando pie a que la emisora, cada mes aumente el monto y ello sería violatorio de la
defensa en juicio que pueda presentar el deudor, y además se daría la posibilidad a las emisoras de eludir el computo de la prescripción, con
el sencillo exponente de emitir cada mes un nuevo resumen.
- M. R. E: No obstante todas las ventajas señaladas como medio de pago, ante la ausencia de una ley especial que regule este
instrumento, la tarjeta de crédito plantea dificultades para ejecutar los saldos deudores de los tarjetahabientes. Antes de que existieran los
sistemas electrónicos (que registran magnéticamente las operaciones realizadas), el uso de la tarjeta se instrumentaba en cupones que
firmaba el titular de la tarjeta, dejando estampada su firma en los mismos, presupuesto indispensable para constituirse en título ejecutivo (art.
448, inc. b), Código Procesal Civil). Ese cupón era utilizado como documento suficiente para acreditar la obligación y reclamar el pago, en
su caso, integrando el título ejecutivo con los demás instrumentos jurídicos (contrato, extracto, etc.). En algunos países el cupón en sí
constituía un verdadero pagaré.
Hoy en día, donde el cupón es el resultado de una operación electrónica (utilizando POS), aunque el cupón lleve la leyenda: "Este cupón
no requiere firma. Reconozco y pagaré el monto de esta operación", no tenemos un título ejecutivo (49). Frente a esta situación, existen dos
maneras de reclamar el pago de lo adeudado por el uso de la tarjeta de crédito: 1) exigiendo el cumplimiento de contrato (juicio de
conocimiento), que supone un procedimiento completo, con discusión de la causa; y 2) el juicio ejecutivo, preparándolo de conformidad con
lo que dispone el art. 443, inc. d) del Código Procesal Civil (50), que supone el riesgo de que la causa sea sobreseída porque el deudor no
reconoce haberse cumplido las obligaciones pactadas a su favor.
Sin embargo, en el caso de los bancos, aceptando —con Escobar— el criterio de que la cuenta corriente bancaria es un contrato
complejo que comprende una serie de otras operaciones que convergen en una cuenta única (cuenta corriente o cuenta de gestión), en virtud
del cual el banco se compromete a cumplir todos los encargos recibidos del cliente (depósitos, apertura de crédito, anticipos o descuentos
en cuenta corriente), registrando las operaciones realizadas en una o más cuentas, que son compensables (art. 1423, Código Civil), creemos
que la solución está en debitar en una cuenta corriente los saldos insolutos y reclamar el saldo deudor por el procedimiento establecido en el
art. 92 de la Ley Nº 861/96 (51).
La dificultad se plantearía en el caso de aquellas entidades de crédito que no están autorizadas a operar en cuenta corriente, como las
financieras. Frente a la tesis de algunos autores sobre la posibilidad de convertir el extracto de cuenta en un título ejecutivo, compartimos la
opinión de Moreno Rufinelli, quien sostiene que "El extracto de por sí solo no serviría a estos fines", concordante con la jurisprudencia
nacional (52). Así, pues, en estos casos creemos que la única forma de reclamar el crédito es exigiendo el cumplimiento del contrato (juicio
de conocimiento).
Dado el volumen de estas operaciones y el control que las entidades de crédito tienen sobre el negocio, la Comunidad Económica
Europea recomendó a los administradores de tarjetas llevar registros suficientemente detallados, de manera que quede constancia de las
mismas, haciéndoles responsables de la inejecución o ejecución incorrecta de las operaciones, imponiendo la carga de la prueba al emisor
(53).

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- E. Z. M.: Con respecto a estos puntos, es dable destacar la doble función de la tarjeta de crédito; por un lado, la prestación de un
servicio, como medio de pago y por otro, el otorgamiento de un crédito, en los casos que el usuario financie sus compras y pagos (54).
En el primer caso, cuando es utilizada como medio de pago y el usuario cancela la totalidad de la deuda, no abona interés alguno, en
razón de que no existe crédito.
En el segundo caso, cuando el usuario opte por financiar el importe de su deuda, en virtud al principio de la autonomía de la voluntad
(55), generalmente las partes convienen un pago mínimo, el cual será consignado en el resumen mensual de cuenta. Cuando el usuario abone
dicho monto mínimo dentro del plazo hábil, dicho pago mínimo no generará interés alguno, y solo devengará un interés compensatorio el
importe objeto de financiación, a la tasa pactada. En este caso, al usuario podrá utilizar nuevamente el importe amortizado, de conformidad
a las previsiones que regulan el contrato de apertura de crédito bancario (56).
De lo expuesto se deduce, que si el usuario opta por el pago mínimo, obviamente ello no implica cancelación de la deuda, sino
aceptación del crédito ofrecido por la entidad emisora (57). El pago mínimo, por otra parte, enerva la aplicación de intereses punitorios, por
cuanto no existe incumplimiento, devengándose naturalmente intereses compensatorios. De manera que sería nula una cláusula que habilitara
a la entidad emisora a percibir intereses punitorios aun cuando se hubiera abonado el pago mínimo pactado (58).
Bajo que marco legal se calculan los intereses en la utilización de la Tarjeta de Crédito? La ley que rige es la Nº 2339/03 (59) que
modifica el Art. 44 de la Ley Nº 489/95, consistiendo la principal innovación, en no permitir el anatocismo, que si lo autorizada el citado Art.
44º. Se entiende por anatocismo la capitalización de intereses, que no es otra cosa que sumar los intereses al capital, y convertirlos de esa
forma al capital, el cual será utilizado como base para el devengamiento de nuevos intereses (60).
Otra innovación de la citada ley, consiste en que "se considerarán tasas de interés usurarias las tasas compensatorias y punitorias, cuyas
tasas efectivas excedan en un treinta por ciento (30%) el promedio de las tasas efectivas anuales percibidas por los bancos y financieras
sobre los créditos de consumo, de acuerdo a los plazos y monedas en que son concedidos dichos créditos. El Banco Central del Paraguay
determinará los créditos de consumo, así como los plazos y monedas a ser considerados para el cálculo de las tasas de interés y publicará
las tasas mensualmente en dos diarios de gran circulación nacional" El art. 44 de la Ley Nº 489/95, consideraba tasas usurarias a las tasas
que compensatorias y punitorias, cuyas tasas efectivas excedían en un 50%.
En definitiva, de acuerdo a lo expresado, los intereses contemplados en la utilización de la tarjeta de crédito, son: el compensatorio, es
decir, el precio del dinero; "el interés compensatorio, se convierte, a partir de la mora en interés moratorio, y se deberá cobrar a una tasa no
superior a la pactada originalmente. Será calculado sobre el saldo de la deuda vencida, y en ningún caso podrán capitalizarse intereses sobre
los intereses moratorios ni punitorios"(61). Debe entenderse por mora, el simple retardo en el cumplimiento en el cumplimiento de una
obligación, de conformidad con lo dispuesto en el art. 424 del C.C.; en la obligaciones a plazo, la mora se produce por el solo vencimiento
de aquel.
V. El pago mínimo y los intereses.
- J. C. P. B.: Usualmente el cliente no necesita pagar el total de lo adeudado. Se pacta la posibilidad que el cliente abone solo un
porcentaje, cuyo monto mínimo es expresado en el resumen, y la entidad emisora, que usualmente ya ha abonado al comerciante o a la
administradora, financia el saldo no abonado por el deudor-usuario, quedando limitada la línea de crédito para el siguiente periodo, a la
suma efectivamente liberada por el abono del cliente.
Es ese financiamiento del saldo, lo que genera la mayor ganancia de la emisora, y el gran quebranto del usuario, debido a la tasa que se
percibe.
Debe reconocerse no obstante que esta modalidad, es altamente beneficiosa para las partes, ya que el usuario abonado el mínimo
pactado, continua teniendo un margen, que se empequeñece cama mes, para seguir adquiriendo bienes con su tarjeta. A la vez, la emisora,
es en el financiamiento del saldo, donde encuentra el mayor rédito en esta operación.
Ahora bien convengamos que el interés, en la operatoria de la tarjeta de crédito, surge en la relación entre el emisor y el usuario, cuando
este, acogiéndose a lo pactado en el contrato de emisión, al final del periodo mensual, no abona el total de lo consumido o utilizado de su
línea de crédito, sino solo el mínimo acordado, 10 o 20 %, según lo pactado, una cifra entre ese mínimo el total de lo adeudado,
financiándose, por parte de la entidad emisora, el saldo restante.
A partir de este razonamiento, decimos que el interés debe calcularse no desde la fecha de realización de la compra, o sea desde la
fecha de la operación, sino desde la fecha de vencimiento del extracto, cuando no se abona el total de lo obrante en el mismo, sino solo el
mínimo, o una cantidad entre el mínimo y el total, debiendo ese interés se considerado como un interés compensatorio, no moratorio, y
calcularse sobre el saldo financiado.
La ley 1940/03, (Art. 2 y 3) ha dispuesto que en caso de abonarse el mínimo expresado en el extracto o una cantidad superior, aun
cuando no se cancele el monto total, no deben cargarse intereses moratorios ni punitorios, lo cual nos parece correcto, ya que al abonar el
mínimo o una suma entre el mínimo y el total, el usuario esta cumpliendo la obligación asumida. De modo que el interés que se le cargue
sobre el saldo no abonado, debe ser considerado compensatorio.
Será moratorio, cuando no abona ninguna suma al día de vencimiento del extracto, originando además otras acciones de la emisora,

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como la inhabilitación para el uso de la tarjeta dentro del circuito comercial. Este interés aparecerá en el próximo extracto a ser remitido al
usuario. En este caso, si se hubiera pactado en el contrato de emisión, podrá igualmente cobrarse el interés punitorio.
De modo que al realizarse el cobro de cuentas en forma atrasadas, lo que debe abonarse es un interés moratorio de acuerdo a la tasa
calculada conforme al Art. 44 de la 489/95, en el texto modificado por la Ley 2339/03, y en el caso de las tarjetas también de acuerdo al
Art. 2do. de la Ley 1940/03, la tasa no podrá exceder el 100% del promedio de las tasas pasivas abonados por las entidades financieras
por cada certificado de depósitos a un año de plazo.
Lo incongruente de este articulo, cuya inconstitucionalidad ha sido rechazada por la Corte Suprema de Justicia, es que se remite como
referencia a las tasa pasivas, es decir a lo que las entidades abonan a sus depositantes, ya que hubiese sido mas lógico y razonable remitirse
a las tasas activas que se cobran a los prestatarios, dado que el usuario de tarjeta, tiene una línea de crédito, es un prestatario dentro de la
categoría de crédito de consumo.
Lo mas notable, finalmente, es que este artículo quedo derogado al entrar en vigencia la Ley 2339/03 que modifico el Art. 44 de la Ley
489/95, Orgánica del Banco Central.
- M. R. E.: Refiriéndose a la tasa de interés en las tarjetas de crédito, Moreno Ruffinelli decía: "Preocupa fijar la tasa de interés, porque
ella es determinante en este tipo de negocios"(62). La preocupación pasaba por el régimen de liberación de tasas y el riesgo de usura. Sin
embargo, la modificación del art. 44 de la Ley 489/95, por la Ley 2339/03, puso límite a esa cuestión.
De hecho, el abuso en las tasas percibidas por los administradores de tarjeta, en el mes de junio de 2003, obligó al Congreso Nacional
a dictar la Ley Nº 1940/2003, que establecía las tasas de interés por la utilización de las tarjetas de crédito. Dicha ley —en su art. 1—
establece que sólo podían aplicarse a las Tarjetas de Crédito los intereses financieros normales compensatorios o normales, los moratorios y
los punitorios y ningún otro costo ni gastos adicionales bajo ningún concepto (el in fine de este artículo fue declarado inconstitucional) (63).
Además, limitaba los intereses compensatorios al 100% del promedio pagado por las entidades bancarias o financieras de plaza por cada
Certificado de Depósitos de Ahorros (CDA) a un año de plazo (art. 2); y los punitorios al 30% de la tasa a percibirse en concepto de
interés moratorio (art. 3).
Hoy rige el art. 44 de la Ley 489/95 (modificado por la Ley 2339/03), según el cual, para determinar las tasas de interés, rige la ley de
la oferta y la demanda de dinero. La norma prohíbe la capitalización de intereses sobre intereses (anatocismo) y limita los intereses punitorios
al 30% de la tasa a percibirse en concepto de interés moratorio. Además, establece que "Se considerarán tasas de interés usurarias a las
tasas compensatorias y punitorias, cuyas tasas efectivas excedan en un treinta por ciento (30%) el promedio de las tasas efectivas anuales
percibidas por los Bancos y Financieras sobre los créditos de consumo, de acuerdo a los plazos y monedas en que son concedidos dichos
créditos", delegando en el Banco Central del Paraguay la facultad de determinar la tasa de interés para los créditos de consumo, como lo es
la tarjeta de crédito.
Es así como el Banco Central del Paraguay publica mensualmente las tasas de interés promedio ponderado, activas y pasivas, de cada
una de las operaciones autorizadas, entre las cuales incluye las que corresponden a las tarjetas de crédito, en moneda local y extranjera,
nominal y efectiva, para bancos y para financieras. A la vez, todos los meses publica cuáles son las tasas usurarias.
En consecuencia, los tarjetahabientes pueden reclamar que las tasas devengadas por sus deudas contraídas a través de las tarjetas de
crédito estén dentro de los límites establecidos por el Banco Central del Paraguay. Del mismo modo, los jueces deben ajustar las
liquidaciones de intereses practicadas en los juicios donde se demanden saldos impagos de tarjetas de crédito a las tasas máximas promedio
ponderado establecidas en las publicaciones periódicas del Banco Central del Paraguay.
- E. Z. M.: En la práctica forense existe actualmente gran confusión acerca de la viabilidad del cobro de las deudas provenientes del uso
de las tarjetas de crédito por la vía del juicio ejecutivo. Esta incertidumbre se debe en primer término a la falta de una ley que establezca
expresamente la vía ejecutiva par el cobro de las deudas por el uso de tarjetas de crédito, y los requisitos a tal efecto.
La segunda causa es la disparidad de criterios dentro de la jurisprudencia local. La gama de posturas adoptadas es realmente diversa:
-Imposibilidad de adoptar la vía ejecutiva.
-Asimilación del extracto de tarjeta de crédito a la figura de cuenta prevista en el art. 448 inc. e) del Código Procesal Civil.
-Ejecutividad mediante la presentación del contrato, extracto y los cupones de compra.
-Ejecutividad mediante la presentación del contrato, resumen de cuenta (extracto), telegrama colacionado en virtud del cual se intima el
pago del resumen de cuenta, y constancia de la recepción de la tarjeta por parte del usuario.
Estado de la Jurisprudencia
A continuación, vamos a citar algunos fallos de nuestros Tribunales, que demostrarán que la jurisprudencia sobre el punto no es nada
pacífica; no obstante, se debe reconocer, que de un tiempo a esta parte, han aumentado las Salas que se adscriben en admitir el saldo
deudor de la Tarjeta de Crédito a través del juicio ejecutivo, previa preparación de la acción, a saber:
"La opinión mayoritaria entiende que para el cobro de deudas emergentes del contrato de tarjeta de crédito no procede la vía directa, ya
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que para su procedencia se requiere de un título ejecutivo, el cual solo puede ser creado por la ley, encontrándose estos instrumentos
enumerados en el art. 448 del Código Procesal Civil"(64).
"La ejecutabilidad de un título proviene de la ley y no de la voluntad de las partes, que no pueden, con su sola voluntad y por vía
contractual, crear títulos ejecutivos fuera de los admitidos legalmente" (Del voto en disidencia de la Dra. Mercedes Buongermini Palumbo)
(65).

"El instrumento que debe servir de base para la acción ejecutiva de una deuda proveniente del uso de tarjeta de crédito no lo constituye
solo el extracto de cuenta, sino, además los comprobantes o cupones de de compra, los cuales integran el primer documento constituyendo,
todos ellos, el título ejecutivo a los efectos de la pretensión de la vía sumaria y especial para el cobro, conforme al contrato (Del voto en
disidencia del Dr. Marcos Riera Hunter) (66).
"Para ejecutar el crédito proveniente de tarjetas de crédito el accionante debe presentar el estado de cuenta o extracto, el contrato
suscripto entre la entidad emisora del cartón y el usuario y el cupón donde conste que se utilizó el crédito y donde figura la firma del usuario,
que debe ser citado por el órgano jurisdiccional para que manifieste si es o no suya la firma que se le atribuye; faltando uno solo de tales
requisitos no existe título hábil para ser ejecutado"(67).
"La presentación de los cupones de compra firmados por el usuario de una tarjeta de crédito, para reclamar el cobro de las deudas
generadas por la utilización de la misma por la vía ejecutiva, no constituye una exigencia primordial e imprescindible, ya que las operaciones
comerciales con tarjetas de crédito pueden ser realizadas mediante cajeros automáticos o a través de Internet, y al utilizar esta vías no se
dispondrá de cupones"(68).
"A los fines de la procedencia de la acción de reconocimiento de un crédito por uso de tarjeta de crédito y cobro de guaraníes por parte
de una entidad bancaria, queda demostrada la demanda con la presentación del contrato de adhesión firmado entre las partes, sobre la base
del Art. 715 del C.C., sin que obste a ello la falta de presentación de los cupones con la demanda"(69).
Conclusión
Si bien es cierto que debido a la proliferación del uso de la tarjeta de crédito y la necesidad de liquidez del sistema financiero, sería ideal
un medio mas sencillo ley uniforme para el cobro de usuarios morosos, esta circunstancia resulta actualmente imposible, ya que por un lado,
los administradores de justicia deben atenerse a las normas que componen el ordenamiento legal vigentes, más aún dentro de un proceso
formalista como el ejecutivo. Por parte de los órganos de justicia sólo cabría fijar un criterio uniforme (que a la fecha no existe) sobre el tema
en cuestión, a fin de brindar seguridad y evitar la proliferación de juicios infructuosos que implican gastos para los justiciables y mayor
número de juicios para los tribunales.
Por otra parte, en el ámbito legislativo es indiscutible la necesidad de una norma similar a la Ley Argentina Nº 22.065/99 cuyo art. 39
vale transcribir: "Preparación de la vía ejecutiva. La emisora podrá preparar la vía ejecutiva contra el titular, de conformidad con lo
prescripto por las leyes procesales vigentes en el lugar en que se acciona, pidiendo el reconocimiento judicial de: a) El contrato de emisión
de tarjeta de crédito instrumentado en legal forma; b) El resumen de cuenta que reúna la totalidad de los requisitos legales. Por su parte la
emisora deberá acompañar: a) Declaración jurada sobre la inexistencia de denuncia fundada y válida, previa a la mora, por parte del titular o
del adicional por extravío o sustracción de la respectiva tarjeta de crédito. b) Declaración jurada sobre la inexistencia de cuestionamiento
fundado y válido, previo a la mora, por parte del titular, de conformidad con lo prescripto por los artículos 27 y 28 de esta ley"(70).
BIBLIOGRAFIA Y ABREVIATURAS
Juan Carlos Paredes Bordón
Abreviaturas:
CC: Código Civil Paraguayo
CPC: Código Procesal Civil Paraguayo
Bibliografía consultada:
1. TARJETA DE CRÉDITO. José A. Moreno Ruffinelli, INTERCONTINENTAL Editora, Asunción, 1.994.
2. TARJETAS DE CRÉDITO. Julio A. Simón, Problemática Penal por ROBERTO DURRIEU (H) Abeledo —Perrot, Buenos Aires
1.990
3. RÉGIMEN JURÍDICO DE LA TARJETA DE CRÉDITO. LEY 25.065. Carlos Gilberto Villegas. Ediciones Jurídicas CUYO. Bs.
As. 1999.
4. TARJETA DE CRÉDITO. RÉGIMEN LEGAL, DOCTRINA. JURISPRUDENCIA. Roberto A. Muguillo. Editorial ASTREA. Bs.

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As. 1985
5. LA TARJETA DE CRÉDITO. DERECHO COMUNITARIO EUROPEO. DOCTRINA Y FORMULARIOS. José Luís Pérez-
Serrabona González- Luís Miguel Fernández Fernández. Editorial COMARES. GRANADA. 1993.
6. LAS TARJETAS DE CRÉDITO. Maria del Carmen Gete-Alonso y Calera. MARCIAL PONS, EDICIONES JURÍDICAS Y
SOCIALES. MADRID. 1997
7. CONTRATOS COMERCIALES MODERNOS. Juan M. Farina. 2da. Edición. Editorial ASTREA. Bs. As. 1999
8. DERECHO COMERCIAL Y ECONÓMICO. CONTRATOS PARTE ESPECIAL. TRES TOMOS. Raúl Aníbal Etcheverry.
Editorial ASTREA. Bs. As. 2001.
9. TARJETA DE CRÉDITO Y OTRAS CONEXIDADES CONTRACTUALES EN EL CONSUMO. Antonio J. Rinessi. Editora
MAVE. Bs. As. 2000.
10. DERECHO BANCARIO. Raúl Torres Kimser, Bonifacio Ríos Avalos, Aldo Rodríguez González, Cuarta Edición. La Ley
Paraguaya. Asunción. 2006.
11. LA LEY. Revista Jurídica Paraguaya. Edición de Marzo de 2005.
CÓDIGOS Y LEYES
12. Código Civil Paraguayo CC
13. Código Procesal Civil Paraguayo. CPC
14. Código Penal Paraguayo. CPP
15. Ley 1334/98 de Defensa del Consumidor y del Usuario
16. Ley 1940/03, POR LA QUE ESTABLECE LAS TASAS DE INTERÉS POR LA UTILIZACIÓN DE LAS TARJETAS DE
CRÉDITO.
17. Ley 2339/03, Que Modifica el Art. 44 de la Ley 489/95 Orgánica del Banco Central del Paraguay
18. Ley 861/96, General de Bancos, Financieras y otras entidades de Crédito.
(1) Estos comentarios constituyen un anticipo de mi obra en preparación titulada "Moneda Convencional".
(2) La Revista Jurídica La Ley Paraguaya me pidió participar de los "Diálogos de Doctrina". Acepté el desafío preguntándome como
sería construido este "diálogo", si por diálogo entiendo una modalidad de discurso, a través del cual —dos o más personas— pretenden
persuadir a un determinado auditorio. Y comprendí que los "Diálogos de Doctrina" que La Ley Paraguaya propone se constituirían en una
nueva forma de transmitir ideas jurídicas, con criterio argumentativo; es decir, de manera consistente y coherente, sobre diferentes temas
relativos al Derecho, que sirvan de base para una discusión seria sobre ellos. A partir de las posiciones adoptadas por todos aquellos que
intervengamos en los diálogos, sobre temas sugeridos por la Dirección de la Revista, se instalaría la discusión razonada sobre discursos
fundados en la razón y en la doctrina. La Dirección de la Revista sugirió esta vez, por su trascendencia, analizar la figura de la tarjeta de
crédito. Así, en este discurso, dejo sentadas mis opiniones sobre estos temas en materia de tarjeta de crédito, que servirá de base para el
diálogo que pretende construir la Revista La Ley Paraguaya sobre diferentes temas jurídicos.
(3) Resolución Nº 90, Acta Nº 130 dictada por el Directorio del Banco central del Paraguay el 24 de octubre de 2000, que aprueba el
Reglamento para la emisión y operación de tarjetas de débito del sistema financiero.
(4) SERGIO RODRÍGUEZ AZUERO. Contratos bancarios, su significación en América Latina. 5ª edición. Capítulo II. Introducción a
los contratos bancarios. 3. Banca electrónica. 3.4. Dinero plástico. 3.4.1. Noción y desarrollo (pág. 214). Legis Editores S.A. Bogotá —
Colombia. 2002.
(5) JOSÉ A. MORENO RUFFINELLI. Tarjeta de crédito (nº 46, pág. 82). Intercontinental editora. Asunción — Paraguay. 1994.
(6) MUGUILLO, Roberto A., "Tarjeta de Crédito — Régimen Legal, Doctrina, Jurisprudencia", pág. 8, ed. Astrea, B. Aires, 1985.
(7) Ob.cit. pág. 2
(8) TORRES KIRMSER, José Raul — RIOS AVALOS, Bonifacio — RODRIGUEZ GONZALEZ, Aldo. "Derecho Bancario", t. I.,
pág. 382/383, ed. LLP.
(9) Ob. cit., pág. 382.

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(10) Ob. cit., pág. 382.
(11) Ob. cit., pág. 382.
(12) Código Civil Comentado, Libro Tercero, t. VI-B, pág. 38.
(13) Ob. cit., pág. 39.
(14) Ob. cit., pág. 39.
(15) GHERSI, Carlos A. — WEINGARTEN, Celia. "Derecho Bancario/4 — Tarjetas de Débito y de Crédito", pág. 119, ed. Nova
Tesis, B. Aires, 2007.
(16) "En torno a la reforma del derecho mercantil, RDCO, año 12, B. Aires, 1979, pág. 683.
(17) "Acerca del contrato de tarjeta de crédito", Zeus, t. 34, marzo/1984, pág. D-19.
(18) Conf. Fargosi, Horacio P., "Esquicio sobre las tarjetas de crédito", LL, t. 42, pág. 934.
(19) Ley Nº 1334/98 De Defensa del Consumidor y Usuario. Art. 2º.- Los derechos reconocidos por la presente ley a los
consumidores no podrá ser objetos de renuncia, transacción o limitación convencional y prevale — cerán sobre cualquier norma legal, uso,
costumbre, práctica o estipulación en contrario... Art. 7º.-.....En caso de se estará a la interpretación más favorable al consumidor.
(20) Dejó sin efecto la Resolución Nº 6, Acta Nº 212 del 1º de Noviembre de 1996 del Directorio del B.C.P.
(21) MANTILLA MOLINA, Roberto. "Las tarjetas de crédito en derecho mercantil", Sec. III, pág. 217, México.
(22) Ver arts. 40, inc. 28; y 73, inc. 21 de la Ley Nº 861/96.
(23) "Tarjeta de Crédito — Relaciones jurídicas emergentes", Fallo anotado, RDCO, Nº 232, Setiembre/Octubre/ 2008, pág. 521, ed.
Abeledo-Perrot, B. Aires, 2008.
(24) Res. Nº 1, Acta Nº 13 del 03 de Mayo de 2007. Numeral 1.2.-
(25) JOAQUÍN GARRIGUES. Contratos bancarios. 2ª edición, revisada, corregida y puesta al día por Sebastián Moll. "III. Las
operaciones bancarias y la empresa bancaria. (....) Esta postura nos lleva necesariamente a una conclusión que ha sido muy discutida en la
doctrina italiana: la de que no es posible concebir una operación bancaria en la que no participe un Banco. A primera vista esta afirmación
parece implicar un círculo vicioso, dado que los Bancos se califican de tales precisamente porque realizan unas determinadas operaciones,
de donde se infiere que esas operaciones no son bancarias porque las realicen los Bancos, sino que éstos lo son porque realizan esas
determinadas operaciones. Si al concepto de Banco llegamos, pues, a través de las operaciones que los Bancos realizan, pare evidente que
el término Banco no puede ser ingrediente de la definición de operación bancaria. Esta sería un prius y no un posterius. Esta apariencia
tautológica desaparece tan pronto como se piensa que lo que realmente define a un Banco no es pactar contratos que también concluyen
quienes no son banqueros, sino el hacer de la repetición de esos actos jurídicos una industria especial, caracterizada por la interposición en
el crédito indirecto. De donde se deduce que una misma operación puede ser realizada por banqueros y por no banqueros, pero sólo será
operación bancaria en el primer caso, y que los contratos que practican los Banco cuando son concluidos por quienes no lo son, dejan ipso
facto de ser operaciones bancarias.En resumen, no hay más operación bancaria que aquella en que interviene un Banco; y, a la inversa, sólo
los Bancos pueden hacer operaciones bancarias. No hay duda de que los particulares pueden hacer contratos similares a los bancarios, ni
tampoco que los contratos bancarios no se distinguen por su contenido de los contratos que hacen los particulares. Sin embargo, la
existencia de contratos bancarios sin la participación de un Banco es técnica y jurídicamente imposible" (pág. 12). Imprenta Aguirre.
Madrid, España. MCMLXXV.
(26) SERGIO RODRÍGUEZ AZUERO. Contratos bancarios. Su significación en América Latina. 5ª edición. "3.1. Noción. En
América Latina ha hecho carrera la excelente definición del profesor Joaquín Rodríguez Rodríguez, quien afirma que "la operación bancaria
es una operación de crédito realizada por una empresa bancaria en masa y con carácter profesional". Sin embargo, son múltiples las
definiciones que pueden consultarse en los autores y diversas las soluciones que se han impartido en esta materia.El punto de partida, aun
cuando parezca simplista, se sostiene en dos premisas: para calificar a una operación de bancaria es preciso utilizar por fuerza un criterio
subjetivo, es decir, reconocer la presencia de un banco en uno de los extremos. Pero, además, tratar de buscar una definición genérica
implica identificar las funciones asignadas a los bancos en distintas épocas, para poder, en forma empírica, indagar por el contenido de las
mismas. Ahora bien, si hemos sostenido que históricamente la banca encuentra su razón de ser en el manejo de una economía monetizada,
es decir, en la administración y creación de especies monetarias, no es difícil entonces ubicar al banco como un intermediario en el manejo
de capitales, por cuanto la administración de los mismos lejos de ser estática es eminentemente dinámica e implica su colocación lucrativa en
el mercado. Es decir, que serán operaciones bancarias, en primer términos, aquellas celebradas por las entidades de crédito para captar y
colocar recursos de manera profesional, esto es, permanentemente y masiva, por cuanto corresponde al objeto social propio de estas
instituciones" (pág. 160). Legis Editores S.A. Bogotá, Colombia. 2002.
(27) GIACOMO MOLLE. Manual de derecho bancario. 2ª edición, actualizada con las Normas bancarias uniformes, legislación y
jurisprudencia vigentes, §1, pág. 113. Editorial Abeledo-Perrot. Buenos Aires, Argentina. 1987.
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(28) JORGE H. ESCOBAR. Contratos bancarios. 2ª edición, corregida, aumentada y readaptada a las disposiciones del nuevo Código
Civil, pág. 33. Editorial El Foro. Asunción, Paraguay. 1988.
(29) JOAQUÍN GARRIGUES. Contratos bancarios. 2ª edición, revisada, corregida y puesta al día por Sebastián Moll. "D)
Características del contrato bancario. (....) Este Derecho peculiar de los argentarii romanos se ha mantenido y desarrollado en las modernas
operaciones de Banca, añadiéndose a los antiguos moldes jurídicos otros nuevos, indispensables para el ejercicio de la empresa bancaria de
nuestro tiempo. Entre ellos destacamos los siguientes: 1) Por lo general, las relaciones jurídicas entre Banco y cliente se basan en un acuerdo
inicial que se exterioriza por la apertura de una cuenta bancaria; 2) el Banco goza de un derecho contractual de prenda para garantizar el
pago de sus saldos deudores respecto del cliente; 3) el Banco se reserva, además, un derecho de compensación que excede de los límites
de la compensación legal; 4) el Banco tiene derecho a adeudar intereses en las operaciones activas y obligación de abonarlos en las
operaciones pasivas; 5) el Banco, con independencia de los intereses, tiene derecho a percibir un tanto fijo o percentual por los servicios
que realice por encargo del cliente; 6) el Banco está autorizado una veces, y obligado otras, a realizar pagos por cuenta del cliente; 7) el
Banco tiene un deber de lealtad y diligencia respecto a los informes y consejos que facilite al cliente; 8) el Banco tiene la obligación de
guardar secreto sobre las operaciones que el cliente le confía y de sus relaciones con el Banco" (pág. 40). Imprenta Aguirre. Madrid,
España. MCMLXXV.
(30) "GROSS BROWN ABREU, Rafael. "Tarjetas de Crédito Bancarias: un vistazo a la responsabilidad civil del emisor bancario",
Suplemento Especial, pág. 223, ed. La Ley S.A., Asunción, 2008.
(31) GHERSI, Carlos A. — WEINGARTEN, Celia. "Derecho Bancario/4 — Tarjetas de Débito y de Crédito", pág. 122, ed. Nova
Tesis, B. Aires, 2007.
(32) MORENO RODRIGUEZ, José Antonio. "Cláusulas Abusivas en los contratos", pág. 52, Intercontinental-Editora.
(33) Citado por GARCIA AMIGO, "Tratado de las Obligaciones y Contratos", pág. 211, ed. Mc Graw Hill, B. Aires, 1955, citado a
su vez por MORENO RODRIGUEZ, José Antonio, ob. cit., pág. 51.
(34) GROSS BROWN ABREU, Rafael, ob. cit., pág. 231.
(35) GROSS BROWN ABREU, Rafael, ob. cit., pág. 231.
(36) Ver Art. 691, Código Civil Paraguayo
(37) MORENO RODRIGUEZ, José Antonio, ob. cit., pág. 62.
(38) Ley Nº 25.065/98 De Tarjetas de Crédito Argentina, Art. 14. (
(39) Res. Nº 5, Acta Nº 13 del 03 de Mayo de 2011.
(40) WAYAR, Ernesto C., "Tarjeta de Crédito y Defensa del Consumidor", págs. 42/43, ed. Astrea, B. Aires, 2004
(41) MORENO RODRIGUEZ, José Antonio, "Cláusulas Abusivas en los Contratos", pág. 49, Intercontinental Editora.
(42) GUILLERMO A. BORDA. Tratado de Derecho Civil. Parte General. § 47. Nuestra opinión. (...) "Las palabras mismas están
dando la solución: una cuestión es de orden público, cuando responde a un interés general, colectivo, por oposición a las cuestiones de
orden privado, en las que sólo juega un interés particular. Por eso, las leyes de orden público son irrenunciables, imperativas; por el
contrario, las de orden privado son renunciables, permisivas, confieren a los interesados la posibilidad de apartarse de sus disposiciones y
sustituirlas por otras. De donde surge que toda ley imperativa es de orden público: porque cada vez que el legislador impone una norma con
carácter obligatorio y veda a los interesados apartarse de sus prescripciones, es porque considera que hay un interés social comprometido
en su cumplimiento; en otras palabras, porque se trata de una ley de orden público. En conclusión, leyes imperativas y leyes de orden
público, son conceptos sinónimos. Esta tesis está abonada, en nuestro derecho positivo, por el art. 21 del Código Civil, que dice así: Las
convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia están interesados el orden público y las buenas
costumbres" (Tomo I, 9ª edición actualizada, pág. 65). Editorial Perrot. Buenos Aires, Argentina. 1987.
(43) JOAQUÍN GARRIGUES. Contratos bancarios. 2ª edición, revisada, corregida y puesta al día por Sebastián Moll. "a) En cuanto
al consentimiento de las partes. (....) La contratación bancaria se caracteriza principalmente por la tendencia a ser una contratación dictada o
de formulario. Esta nota peculiar deriva del hecho de ser el Banco una fuerte empresa capitalista que impone sus condiciones al otro
contratante, el cual puede aceptar o rechazar en bloque las condiciones ofrecidas, pero no modificarlas. El contrato sigue gozando de las
virtudes de un consentimiento, es decir, del concurso de la oferta y la aceptación de que habla el artículo 1.262 del Código civil, pero la
coincidencia de voluntades sigue aquí un proceso distinto: una voluntad se impone y la otra se somete" (pág. 41). Imprenta Aguirre. Madrid,
España. MCMLXXV.
(44) Circulares SB.SG Nº 382/03, SB.SG Nº 353/04, SB.SG Nº 217/06, SB.SG Nº 505/07, SB.SG Nº 26/08 y SB.SG. Nº
00575/09, y Resolución Nº 2, Acta Nº 73 del 07/11/07.
(45) 3. Contratos entre los emisores con los titulares de tarjetas.3.1. Las entidades emisoras deberán celebrar con personas físicas o
jurídicas un contrato de adhesión al sistema y uso de tarjetas de crédito, el cual se emitirá a nombre de un usuario principal, pudiendo ser
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extensivo a uno o más adicionales, con carácter de intransferible. Dicho contrato deberá contemplar el siguiente contenido mínimo:a)
Identificación del emisor.b) Numeración original de la tarjeta.c) Identificación de la o las personas autorizadas para el uso de la tarjeta. En el
caso de que el titular de la tarjeta sea una persona jurídica, deberá llevar el nombre o razón social de esta y la individualización de las
personas físicas autorizadas para su uso.d) El límite de crédito expresado en moneda nacional o extranjera, que podrá ser modificado
mediante aviso previo del emisor al titular en el estado de cuenta.e) El plazo de vigencia y condiciones para su renovación.f) Las
modalidades y condiciones aplicables al cobro de comisiones y/o cargos e intereses, las que podrán ser modificadas por el emisor previo
aviso al titular en el estado de cuenta.g) La tasa de interés aplicable al financiamiento del saldo de crédito de la tarjeta, la cual debe
calcularse conforme con lo establecido en el Art. 44º de la Ley 489/95 y sus modificaciones.h) El costo de las comisiones y/o cargos por
servicios de emisión o renovación de la tarjeta, por adelante o avance de efectivo, tanto en el país como en el extranjero, por exceso del
límite de crédito asignado, por compras en cuotas, por compras en el extranjero, por cobertura de seguro, y otros gastos no imputables
como tasa de interés, las que deberán consignarse expresamente. Las comisiones y/o cargos podrán ser modificados por el emisor previo
aviso al titular en el estado de cuenta, al menos con treinta días de anticipación a la fecha en que se aplicará la nueva tarifa.i) Las medidas de
seguridad relacionadas con el uso de la tarjeta y los procedimientos y responsabilidades, en caso de robo, hurto, pérdida, adulteración o
falsificación de la misma. La entidad emisora deberá contar con un sistema de cobertura contra fraudes, para cubrir el eventual uso indebido
de la tarjeta, previo cumplimiento con los procedimientos y responsabilidades. Las partes podrán agregar otras cláusulas que establezcan
mayores resguardos, derechos y obligaciones entre ambas.j) Las causales de suspensión, rescisión, resolución y/o anulación del contrato.k)
La resolución de controversias.l) Los derechos conferidos al titular o usuario de la tarjeta de crédito, conforme con lo que dispone el
Capítulo V - Protección Contractual de la Ley 1334/98 «De Defensa del Consumidor o Usuario».En caso que las tasas de interés,
comisiones y/o cargos no estén impresos, para los numerales d), e), g) y h) se deberán dejar en blanco los respectivos espacios, a los
efectos de ser llenados en el momento de la firma del contrato.3.2. Si el contrato prevé la renovación automática de la tarjeta, las
condiciones deben estar señaladas en el mismo, las que deben contemplar la opción del usuario de dejarla sin efecto comunicando su
decisión con por lo menos treinta días de anticipación a la fecha de renovación.3.3. El contrato de emisión de tarjeta debe redactarse en
ejemplares de un mismo tenor, para el emisor y para el titular y adherentes si los hubiere, y su confección y tipografía deben ser clara y
fácilmente legibles.3.4. El contrato solo se entenderá perfeccionado una vez recepcionada la tarjeta por su titular, correspondiendo al emisor
la prueba de su entrega.3.5. Cualquier modificación del contrato debe ser comunicada a la Superintendencia, con por lo menos dos meses
de anterioridad a su puesta en vigencia.
(46) Circular 283/2010 y Circular 575/2009.
(47) Reglas y Usos Uniformes para Créditos Documentarios Cámara Internacional de Comercio. Revisión 2007. Publicación 600 (a
partir del 1 de julio 2007).
(48) JOAQUÍN GARRIGUES. Contratos bancarios. 2ª edición, revisada, corregida y puesta al día por Sebastián Moll. "b) En cuanto
a la comprobación de las prestaciones. (....) Pero la contratación de los Bancos, precisamente porque es una contratación en masa o en
serie, exige un doble requisito: el de rapidez en la perfección y el de la comprobación fácil en la ejecución. La primera exigencia, conforme
vimos en el apartado anterior, se consigue mediante la uniformidad de las cláusulas y contratos de formulario impresas; la segunda se
consigue mediante los asientos de contabilidad" (pág. 43). Imprenta Aguirre. Madrid, España. MCMLXXV.
(49) "La opinión mayoritaria entiende que para el cobro de deudas emergentes del contrato de tarjeta de crédito no procede la vía
ejecutiva directa, ya que para su procedencia se requiere de un título ejecutivo, el cual solo puede ser creado por la ley, encontrándose estos
instrumentos enumerados en el artículo 448 del Código Procesal Civil" (Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, 2ª Sala
(21/09/2007). Banco Sudameris Paraguay SAECA c. Centurión Bogado, Vicente Arsenio s/ Cobro de Guaraníes (Ac. y Sent. Nº 100).
LLP 2007 (noviembre), 1316. PY/JUR/241/2007.
(50) "Cabe confirmar la sentencia que rechazó la excepción de inhabilidad de título opuesta por el demandado, cuando ha reconocido
los documentos que acreditan la existencia de las relaciones comerciales mantenidas con el ejecutante y el cumplimiento de las obligaciones
asumidas por éste a su favor, lo cual implica que la tarjeta de crédito reúne los requisitos de ejecutabilidad conforme al art. 443 del CCP"
(Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, 3ª Sala (16/12/2008). Multibanco S.A.E.C.A. en Quiebra c. Mendieta
Cherault, Angel Afonzo (Ac. y Sent. N° 152). La Ley Online. PY/JUR/661/2008."Para el cobro de una deuda emergente de la utilización
de una tarjeta de crédito debe emplearse el procedimiento de la preparación de la vía ejecutiva, integrándose el título ejecutivo con el
resumen o extracto de cuenta, en el cual debe estar expresado el monto de lo adeudado, y con el contrato de solicitud de la tarjeta de
crédito, en el cual conste la firma del deudor" (Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, 5ª Sala (19/02/2007). Citibank
NA (Mastercard) c. Sosa Pukall, Javier Solano y otra. (LLP 2007 (abril), 372. PY/JUR/10/2007).
(51) "La gran mayoría de los Jueces de primera instancia y los Tribunales de Apelación sostienen que debe darse curso favorable al
reclamo de una obligación cuando el accionante presenta como título ejecutivo el contrato de tarjeta de crédito firmado por el ejecutado y el
extracto o resumen de cuentas, recibido en forma efectiva por éste y que no fuera cuestionado o impugnado por el mismo" (Tribunal de
Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, 5ª Sala (10/09/2007). Banco Continental c. Garcete Rios, Froilan s/ Cobro de Guaraníes
(Ac. y Sent. Nº 142). LLP 2008 (febrero), 90. PY/JUR/255/2007.
(52) JOSÉ A. MORENO RUFFINELLI. Tarjeta de crédito (nº 113, pág. 164). Intercontinental editora. Asunción — Paraguay.
1994."Resulta procedente la excepción de inhabilidad de título cuando se pretende ejecutar una obligación en base al extracto de cuenta de
tarjeta de crédito, puesto que no existiendo una ley que dé fuerza ejecutiva al extracto de cuenta de tarjeta de crédito, la misma debe ser
reconocida judicialmente, conforme con lo dispuesto en el Art. 448 inc. e) y 443 inc. e) del Cód. Proc. Civil, y procedimiento no fue
cumplido en autos" (Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, 3ª Sala (23/09/2003) Citibank N.A. - Mastercard c.
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González Caballero, Julio Alberto (Ac. y Sent. N° 102). LLP 2003, 1396. PY/JUR/288/2003.
(53) MARÍA GÓMEZ MENDOZA. Contratos bancarios y parabancarios. Capítulo XXI. Tarjetas bancarias y cajeros automáticos.
(...) "IX. Cajeros automáticos. (...) 2. Responsabilidad del emisor; carga de la prueba. Según la Recomendación de la CEE de 17 de
noviembre de 1988, "los emisores llevarán o procurarán que se lleven registros suficientemente detallados, de manera que quede constancia"
de las operaciones y puedan rectificarse los errores (punto 6.1). En el caso de una transferencia de fondos no autorizada, será el emisor
quien tenga que probar que la operación fue correctamente registrada y contabilizada (punto 6.2). todo apunta en Europa a hacer recaer la
carga de la prueba sobre el banco emisor que es quien controla o debe controlar el funcionamiento de los cajeros y quien tiene en sus manos
todo el tratamiento de los datos.(...) Por parte, el banco responde frente al titular "por la no ejecución o ejecución incorrecta de las
operaciones (...) incluso cuando la operación se inicie a través de mecanismos electrónicos que no estén bajo el control directo o exclusivo
del emisor" (punto 7.1 de la Recomendación), es decir, incluso cuando el cajero sea de otro banco, pero asociado al sistema" (pág. 883).
Editorial Lex Nova. Valladolid — España. 1998.
(54) Conf., CSJ, Ac. y Sent. Nº 654 del 16/07/2007, "Acción de Inconstitucionalidad contra la Ley Nº 1940/03 - que establece las
tasas de interés por la utilización de tarjetas de crédito", Año 2003 — Nº 2764.
(55) Art. 715, 1ra. parte, C.C.: "Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse
como a la ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe".
(56) Art. 1413, 1ra. parte, C.C.: "Si no se ha convenido otra cosa, la persona a quien se le ha concedido el crédito puede utilizarlo mas
de una vez, según las formas usuales, y puede con sucesivos ingresos reintegrar las primitivas disponibilidades".
(57) MOEREMANS, Daniel, "Cláusulas abusivas en materia de Contrato de Tarjeta de Crédito", pág. 803, en "Derecho Comercial —
Doctrinas Esenciales", La Ley Argentina, T. III, B. Aires, 2009.
(58) Obra. cit., pág. 803.
(59) Conf. CSJ, Ac. y Sent. Nº 654 del 16/07/2007.
(60) CSJ, Ac. y Sent. Nº 654 del 16/07/2007 (Del voto del Dr. José Altamirano).
(61) Ley Nº 2339/03.
(62) JOSÉ A. MORENO RUFFINELLI. Tarjeta de crédito (nº 91, pág. 126). Intercontinental editora. Asunción — Paraguay. 1994.
(63) Ac. y Sent. Nº 652 del 16/07/2007 (LLP 2007 — 1149) y jurisprudencia vinculada.
(64) TApel. Civ. y Com., Sala 5, Ac. y Sent. Nº 142 del 10/09/2007, LLP 2008, 90.
(65) TApel. Civ. y Com., Sala 2, Ac. y Sent. Nº 71 del 16/06/2011, La Ley 0nline, PY/JUR/327/2011.
(66) TApel. Civ. y Com., Sala 1, Ac. y Sent. Nº 63 del 05/06/2002, LLP 2002, 696.
(67) TApel. Civ. y Com., Sala 5, Ac. y Sent. Nº 15 del 12/03/2004, LLP 2004, 501.
(68) TApel. Civ. y Com., Sala 5, Ac. y Sent. Nº 142 del 10/09/2007, LLP 2008 (febrero), 90.
(69) CSJ, Sala Civil, Ac. y Sent. Nº 2649 del 24/10/2003, LLP 2003, 1379.
(70) TApel. Civ. y Com., Sala 2, Ac. y Sent. Nº 11 del 13/02/2004, LLP 2004, 322.
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