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María Cristina Rodríguez V.

-Thompson E.P. (1989) La formación de la clase obrera: Editorial Critica. 447- 197

E. P. Thompson (1924-1993) fue un historiador británico reconocido por el estudio de movimientos


sociales entre el siglo XVIII y el XIX. La metodología que utilizó para desarrollar su obra principal y
analizar la conformación del movimiento obrero se denominó “historia desde abajo” la cual se
enfoca en la perspectiva y experiencia de las personas y no en las narrativas de los sujetos
“oficiales” con legitimidad académica. “La formación de la clase obrera” se escribe originalmente
en 1963.

La idea central del texto radica en desmitificar la idea de que la clase obrera nace determinada
únicamente por los medios de producción, casi que, por generación espontánea, sino que por el
contrario fue producto de un proceso de formación que se nutrió de diversas tradiciones y
situaciones contextuales que vienen de antes de 1830.

El autor comienza haciendo énfasis en que, tanto el metodismo (movimiento wesleyano) como el
utilitarismo son las ideas dominantes en la revolución industrial. Se detiene a describir cómo el
metodismo reproducía su orientación a la disciplina y represión a través de las escuelas
dominicales de la Iglesia de Inglaterra, así mismo sucedía en las iglesias del movimiento evangélico.
Estas presiones, especialmente para la gente pobre, “se extendían desde la fábrica, por una parte,
y la escuela dominical, por otra, a todos los aspectos de la vida” (Thompson, 1989,448 p.) También,
se establecieron normas como La ley de subordinación o sociedades como la Sociedad para la
Supresión del Vicio orientadas a la exigencia de disciplina moral.

Así mismo, el autor menciona la importancia de reconocer la vida cultural de los pobres. En los
primeros años de la Revolución industrial la vida laboral con la vida festeja se vivían sin distinción.
Pese a los cambios, las fiestas y ferias soportaron la tensión de una vida disciplinada durante el XIX.
También afirma Thompson que la cultura inglesa urbana del siglo XIX era más rural, pues las
ciudades crecieron sobre el campo (no lo desplazaron) en la medida que poblaciones dispersas se
convirtieron en suburbios. “Es posible que durante los primeros años de la Revolución industrial,
lejos de extinguirse las tradiciones locales, se produjera un aumento del orgullo provincial y de la
valorización local” (Thompson, 1989, 455 p.) Sin embargo, posteriormente existió una conciencia
de pérdida de las costumbres locales y el dialecto debido a el desvanecimiento del tiempo libre,
espacios de diversión y la determinación metodista para desarraigar traiciones preindustriales.

La lucha entre las nuevas formas de vida y la antigua fue intensa “entre 1780 y 1830 (…) el obrero
<<medio>> inglés se volvió más disciplinado, más sujeto al ritmo productivo <<del reloj>>, más
reservado y metódico, menos violento y menos espontáneo” (Thompson, 1989, 457 p.). Thompson
señala que esta época es paradójica pues, trajo consigo experiencias tanto positivas como
negativas entre ellas, la muerte de algunas costumbres violentas y la resistencia de otras, la
posibilidad de empleo femenino y las malas condiciones labores y dificultades de participación
política, entre otras.

La Revolución industrial fue una fase bisagra, representa la transición entre dos modos de vida de
comunidades que coexistían y tenían influencias convergentes, encaminadas hacia la disciplina y el
desarrollo de la conciencia de sí mismos. Un reflejo de esto son las tradiciones de las trade unions
y las sociedades de socorro mutuo, en las cuales Thompson (1989) recalca su disciplina, fines
comunitarios y dignidad. Este código permeó otros sectores de la población obrera que buscaban
asegurarse contra el desempleo, la enfermedad y gastos de funeral.

Estas dos figuras representan un proceso de autoorganización, una forma cultural e


institucionalidad obrera independiente caracterizada por el orden en las reuniones, reglas
específicas, códigos morales y sanciones, a través de las cuales las personas sorteaban las
situaciones comunes que experimentaban. El autor afirma que las sociedades de socorro mutuo
fueron la “cristalización de un espíritu de solidaridad difundido de forma muchísimo más amplia en
los detalles <<densos>> y <<concretos>> de las relaciones personales de los obreros, en el hogar y
en el trabajo” (Thompson, 1989, 470 p.)

El aumento de la conciencia política y de la dignidad propia, permitió a los obreros afirmar sus
derechos, no fue mero producto de la propagando evangélica, pues para 1830, existía una fuerte
oposición tanto a la Iglesia Oficial como al resurgimiento metodista.

Ahora bien, el autor incluye al final del documento a un actor que hizo parte del proceso de
formación de la clase obrera, los irlandeses. La inmigración irlandesa se debió al empobrecimiento
de la población inglesa como consecuencia de la represión de la rebelión de los Irlandeses Unidos
(1798), la Act of Union (1800) y el desastre de la patata. Los irlandeses se convirtieron en mano de
obra adicional y mal remunerada que se empleaba para hacer trabajos pesados que los ingleses ya
no estaban dispuestos a desarrollar, se tenía una imagen peyorativa de su conducta, pero en medio
de la tensión en donde hubo alborotos, fueron absorbidos por las comunidades obreras a las
cuales aportaron una actitud “revolucionaria primitiva y exaltada”.

Thompson finaliza su texto afirmando que se deben hacer preguntas sobre la satisfacción humana
y la dirección del cambio social en la historia, para esto presenta dos formas de juicios de valor,
uno centrado en los valores de quienes vivieron durante la Revolución industrial y otro, acerca del
proceso en sí de la Revolución industrial, de la cual somos producto. Se retoma la impresión de
Lawrece sobre la Revolución, en la que se asegura que “traicionó el espíritu del hombre” y se
afirma que “esta impresión permanece, cuando todas las demás se desvanecen, junto con la de la
pérdida de cualquier cohesión experimentada en la comunidad, excepto la que la población
obrera, en oposición a su trabajo y a sus patronos, construyó para sí misma” (Thompson, 1963, 497
p.)

Este texto me hace reflexionar sobre la manera en la que narramos algunos hechos, como si fueran
una foto que desconoce el resto del video, deshistorizadas y aisladas. Así mismo, la importancia de
volver sobre la experiencia de los sujetos y conocerlos a través de sus tradiciones, instituciones y
comportamientos, más allá de lo que se cuenta de ellos en discursos oficiales.

En términos generales y retomando algunas reflexiones sobre textos que hemos leído en el curso,
me sigue fascinando el baile entre lo que cambia y se mantiene, en donde algunas pisadas son lo
bastante fuertes como para que, a pesar del cambio de contexto, podamos volver sobre esos
espacios, no físicos sino culturales y continuar evidenciando las huellas. Tal es el caso concreto del
lunes del zapatero, que pude rastrear como tradición en Colombia, o el hecho de que, aunque
todas las condiciones cambien y se desvanezcan, la experiencia de los sujetos permanece.

Para concluir, me gustaría mencionar también cómo las dinámicas de migración actuales pueden
verse relacionadas con formas en las que anteriormente se han abordado estas situaciones, como
es el caso de los irlandeses en Inglaterra en donde se crea una imagen y discurso de la otredad,
pero se integra al servicio del funcionamiento y continuidad de las dinámicas cotidianas.

Fue una época de pérdida y pauperismo, hubo violencia sobre la naturaleza humana “No es ni la
pobrazza ni la enfermedad, sino el trabajo, el que proyecta la sombra más oscura sobre los años de
la Revolucín industrial”

“estableciendo una diferencia más aguda entre <<trabajo>> y <<vida>>

Conciencia de sí mismo, precede a https://www.perio.unlp.edu.ar/catedras/culturaypoder/wp-


content/uploads/sites/5/2020/05/P.-Thompson-E.-Prefacio.-La-formaci%C3%B3n-de-la-clase-
obrera-en-Inglaterra.pdf

El autor afirma que el metodismo (movimiento wesleyano) y el utilitarismo componen la


ideología dominantes de la revolución industria. Pero en el metodismo vemos solo la más clara
expresión de procesos que actuaban en el conjunto de toda la sociedad.

Según el metodismo (Hannah More y Wesley) los niños tiene una naturaleza corrupta y están
propensos al mal, no seres inocentes. En las escuelas dominicales que promovía la Iglesia de
Inglaterra entre 1790 y 1800 se mantenía este mismo énfasis sobre la disciplina y represión,
orientada a conservar en los jhijos de los pobres un espíritu de laboriosidad, economía y piedad
147

Las presiones tendientes a la disciplina y el orden se extendían desde la fábrica, la escuela


dominical y a todos los demás aspectos de la vida, tenían incluso medios “cuasioficiales” para
reformar una conducta moral ordenada, como la Sociedad para la Supresión del Vicio. Se vuelve a
ver un límite claro entre los pobres y el resto, los pobres por su ligereza moral tienen sedición
política (característica de la clase). Existían sujetos liminales como el delator común (que cumplía
un papel “noble” de carácter religioso y político). Así mismo, los evangélicos llaman a las clases
altas a reformar su conducta como ejemplo para los pobres) sin embargo, la legislación siempre
cuidó que no se afectara la diversión de los ricos (el adulterio, en contraposición con los que
violaban el Sabbath, bañistas desnudos, bailarines…) y aunque perdieron algunas “pocas
escaramuzas legislativa, ganaron la batalla de la Revolución industria” 449

Se impuso una forma de vida metódica del capitalismo industrial, en donde triunfó la economía
monetaria sobre ritmos estacionales de subsistencia campesina (aunque la feria del Siglo XVIII aún
tenían importancia según sus funciones económicas, que hacía parte de la vida cultural de los
pobres) 450

La Revolución Industrial “creó en nuestras mentes una imagen de aislamiento rural y de


<<estupidez>>. La cultura inflesa urbana del siglo XIX era más <<rural>> (en sus connotaciones
tradicionales), mientras que la cultura rural era más rica, de lo que a menudo suponemos (…) no se
trata tanto de que la mayoría de las ciudades industriales desplazaran al campo, como de que
crecieron sobre él” 452 Es falso pensar que hubo violencia en forzar la ruptura de las viejas
tradiciones, pues las costumbres locales no fueron reprimidas, simplemente el artesano del pueblo
o la ciudad pequeña se convirtió en obrero industrial.

“La aldea daba lugar a un fuerte sentimiento de pertenencia y era un comunidad cerrada para los
forasteros”(…) sobrevivían algunas tradiciones muy antiguas (454) “es posible que durante los
primeros años de la Revolución industria, lejos de extinguirse las tradiciones locales, se produjera
un aumento del orgullo provincial y de la valorización local” 455 esta valorización hacía que se
agudizara una conciencia local por la pérdida, fruto de la invasión de la disciplina fabril y la
prohibición metodista.

No todas las costumbres eran inofensivas o pintorescas 458

Los metodistas se encerraban en una secta y mantenían a sus miembros separados del contagio de
los no convertidos. 459

Es un periodo de paradojas donde medir lo bueno y lo malo no es tan fácil. Se presenció la


existencia de una inquebrantable tradición minoritaria, compuesta sobre todo por profesionales y
artesanos radicales en las grandes ciudades, que planteaban reivindicaciones de más largo alcance
que cualquier de las planteadas antes de la Revolución francesa. 460 En los distritos textuales due
donde el cambio en la situación económica de las mujeres dio lugar a la primera participación
amplia de las mujeres obreras en la agitación política y social En 1818 y 1819 se fundaron
las’primeras Sociedades Femeninas para la Reforma.

Entre 1815 y 1835 se producen los primeros síntomas de los sindicatos entre mujeres obreras. Aquí
había una paradoja. El radicalismo de las mujeres del norte se componía de nostalgia por la
condición perdida y de afirmación de derechos recién descubiertos (…) la nueva independencia, ya
fuese en la fábrica o haciendo una jornada de trabajo completa en el telar manual, que hacía
posibles los nuevos derechos, se vivía simultáneamente como una pérdida personal de
importancia y de independencia. Las mujeres se volvieron más dependientes del patrono o del
mercado de trabajo, y evocaban un pasado <<dorado>> en el que los ingresos domésticos que
provenían del hilado, las aves de corral y cosas parecidas, se podían ganar cerca de la propia casa”
462

Cada etapa de la diferenciación y la especialización industrial afectó también a la economía


familiar, alterando las relaciones tradicionales entre el hombre y la mujer, los padres y los hijos, y
estableciendo una diferencia más agua entre <<trabajo>> y <<vida>> 462

Ni Cobbett ni Oastler dieron el más mínimo apoyo a la idea del sufragio femenino, pero tampoco
las Sociedades Femeninas para la Reforma lo reivindicaron por su parte. Su papel se redía a dar
apoyo moral a los hombres, confeccionando pancartas y gorras de la libertas que se presentadan
con ceremonia en las manifestaciones en favor de la reforma, aprobando resoluciones y discursos y
aumentado el número de personas en los mitines” 463

LOS RITUALES DE LA SOLIDARIDAD

La Revolución industrial es una fase de transición entre dos modos de vida entre comunidades que
coexistían y tenían influencias convergentes, encaminadas hacia la disciplina y el desarrollo de la
conciencia de la clase obrera.
La comunidad obrera de principios del siglo XIX no fue producto del paternalismo o del metodismo
sino, en gran medida, del esfuerzo consciente de la clase obrera. El código del artesano con
dignidad era “decencia y regularidad” lo que les permitía sortear las situaciones de la vida, como el
hecho de tener fondos para gastos de funerales y demás (tenían reglas fuertes) todo con una
perspectiva metodista.

466 multas por infracciones

Se estableció el código del artesano con dignidad, a medida qque la revolución industrial avanzaba,
este código se extendió a sectores crecientes de la población obrera. (las gentes con pequeños
negocios, los artesanos, los bracero, todos intentaban asegurarse contra la enfermedad, el
desempleo o los gastos del funeral mediante la pertenencia a box clubs o sociedades de socrro
mutuo, lo cual necesitaba una capacidad para autoorganizarse 465

Algunas de las sociedades eran fachadas de las trade unions y organizaciones jacobinas. Por lo
tanto, las autoridades obligabas a realizar su inscripción ante magistrados locales, aunque hubo
muchas que no se registraron. En su mayoría, los miembros de las sociedades eran artesanos.
Aunque eran comunes los fracasos, su ampliación representó en ocasiones ser escuelas de
experiencia.

“En la propia clandestinidad de las sociedades de socorro mutuo y en su opacidad frente al


examen a que les sometía la clase alta, tenemos una autentica prueba del desarrollo de una
cultura y unas instituciones obreras independientes. Esta fue la subcultura en base a la cual
crecieron las menos estables trade unions, y en la que los dirigentes de las trade unions hicieron
su aprendizaje. Las normas de las unions en muchos casos, eran versiones más elaboradas del
mismo código de conducta que los clubs de enfermedad.”

En 1790 bajo la agitación jacobina, los preámbulos a los reglamentos de las sociedades de socorro
mutuo adquieren una nueva resonancia. Las sociedades de socorro mutuo, fueron una influencia
cultural unificadora. Lograron la federación regional y nacional de las trade unions, su lenguaje de
hombre social, también encaminó el desarrollo de la conciencia de a clase obrera. Unía el lenguaje
de caridad cristiana y la metáfora latente de la <<hermanandad>> en la tradición metodista con la
afirmación social del socialismo owenita 469

La vida inflesa desde la Revolución industria está… en la existencia de ideas alternativas en cuando
a la naturaleza y la relación social” En contraste con las ideas del individualismo (…) lo que significa
propiamente “cultura de la clase obrera”… es la idea colectiva básica, y las instituciones,
comportamiento, hábitos de pendamiento e intenciones que procedían de aquella. Las sociedades
de socorro mutuo no <<procedían de>> una idea, tanto las ideas como las instituciones surgieron
en respuesta a ciertas experiencias comunes. En la simple estructura celular de la sociedad de
socorro mutuo, son su carcateristica cotidiana de ayuda mutua, podemos encontrar muchas de las
características que se reproducían,, de manera más sofisticada y compleja, en las trade unions,
cooperativas, Hampden clubs, organizaciones políticas y logias cartistas. 470

Al mismo tiempo puede considerarse a las sociedades como la cristalización de un espíritu de


solidaridad dofundido de forma muchísimo más amplia en los detalles <<densos>> y
<<concretos>> de las relaciones personales de los obreros, en el hogar y en el trabajo. 470
La conciencia colectiva, su correspondiente teoría, instituciones, disciplina y valores comunitarios
que se distingue a la clase obrera del s XIX de la multitud del S. XVIII. El radicalismo político y el
owenismo a la vez se inspiraron, y enriquecieron, en esa idea colectiva básica. 471

Este aumento de la dignidad propia y la conciencia política fue un avande real de la Revolución
Idustrial. Las sociedades de socorro mutuo ayudaron a aprender e incorporar al movimiento de las
trade unions el amor por la ceremonia y el elevado sentido de lacategoría social del gremio
artesano. 472

El cambio en el comportamiento de los obreros se debe a algunos de los hechos mencionados


anteriormente, sin embargo, no se debe exagerar. La embriaguez y alborotos rtodavía eran
frecuentes. Pero si aparecen a menudo más moderados y disciplinados durante los 20 años
posteriores a las guerras. “por lo tanto no podemos admitir la tesis según la cual la moderación
era sólo, o incluso principalmente, consecuencia de la propaganda evangélica (…) en 1830 no
sólo la Iglesia oficial, sino también el resurgimiento metodista encontraba una fuerte oposición
en la mayoría de centros obreros de librepensadores, owenitas y cristianos no sectarios” 475

Durante los años del cartismo cientos de artesanos y mecánicos eran libreprensadores
convencidps. El debilitamiento del dominio de las iglesias no significada, de ningún modo,
erosión alguna de la dignidad y la disciplina de clase (…) se destacaban durante los años del
cartismo por la disciplina de sus manifestaciones masivas. <<Nuestro pueblo había aprendido
bien -recordaba uno de sus líderes- que no queríamos un motín, sino la revolución>> 477

LOS IRLANDESES

La inmigración irlandesa debido al empobrecimiento de la población inglesa durante la primera


mitad del siglo XIX, el hambre de 1821-1822. Y de la desastrosa represión de la rebelión de los
Irlandeses Unidos (1798). Si bien anteriormente había migración de irlandeses, después de la
represión de la rebelión llegaron irlandeses provenientes de diferentes grupos sociales, tan
distintos que había muchas riñas entre ellos, más que con los ingleses.

Después del hambre de 1821-1822 llegaron los Irlandeses más pobres a Inglaterra. Eran mano de
obra barata. Paradójicamente, el mismo éxito de las presiones que efectuaron los cambios en la
confirgutación del carácter del obrero inglés creó la necesidad de una fuerza de trabajo adicional
que no estuviera moldeada por la disciplina del trabajo industrial. Fueron utilizados entonces, los
Irlandeses que tenían una disposición preindustrial para algunos trabajos pesados. “Los irlandeses
son más violentos e irritables, pero son menos tercons, taciturnos y voluntariosos que los
ingleses.482 Muchos de ellos eran católicos y se encontraban entre los trabajadores peor
remunerados. Aunque en su país tenían fama de perezosos, en Inglaterra eran modelos de
laboriosidad y espíritu emprendedor. Los ingleses se negaban a hacer algunas tareas que los
irlandeses no. Se les trataba de poco civilizados, defectuosos morales, sin disciplina, no respetaban
la autoridad inglesa. Entre ellos se ayudanan “como un solo hombre cuando uno de ellos era
atacado por uno distinto a ellos” 485

Tenían labia, conocían los procesos legales, su único ahorro estaba orientado a emigrar a Canadá a
casarse o traer a sus familiares de Irlanda. Se aprovechaban de la beneficiencia y no les daba pena
aceptarla. Eran segregados en barrios específicos, e incluso religiosamnente (solo mostraban
respeto por el sacerdote, un referente del modo de vida antiguo que viajaba entre Inglaterra e
Irlanda y era sinónimo de confianza) la tradición cultural nmás perdurable que aportó el
campesinado irlandés-hasta la tercera o cuarta generación- a Inglaterra, fuera la de una iglesia
nacionalista y semifeudal 488

Pese a procesos que anteceden a la Unión Nacional de Clases Trabajadoras (1830) y la Asociación
Carista de Obreros de Londres (1836) se veían riñas, enemmistades locales, ejecuciones y
deportaciones. La influencia irlandesa es notable en la actitud rebelde de las comunidades y los
lugares de trabajo; en una actitud de reto hacia la autoridad, de hacer uso de la amezada de la
<<fuerza física>> y de negarse a dejarse intimidar por las inhiniciones del constitucionalismo. 492

El precio que tuvieron que pagar fue la concluencia del radicalismo político sofisticado con una
actitud revolucionaria más primitiva y exaltada” 493

MIRADAS DE LA ETERNIDAD

Elementos que componen las comunidades de la clase obrera de principios del siglo XIX.

El historiador o sociólogo hisrórico debe interesarse de hecho por los juicios de valor de dos
formas. 1)le interesan los valores que realmente tenían los que vivieron durante la Revolución
industrial.2) le interesa hacer algún tipo de juicio de valor acerca de todo el proceso que entraña
la Revolución industrial. Lo que hace difícil la valoración es nuestra propia implicación.
“Cualquier evaluación de la calidad de vida debe suponer una valoración de la experiencia de
vida completa, de las múltiples satisfacciones o privaciones, tanto culturales como materiales de
la población de la que se trate. 495

Desde antes de 1780 se desmoronaba la vieja economía aldeana. Se “trasladaron menos por
voluntad propia que bajo el mandato de compulsiones externas que no podían poner en
cuestion: las enclosure, las guerras, las poor laws, el declinar de las industrial rurales, la actitud
contrarevolucionada de sus gobernantes”

Baile entre lo que cambia y se mantiene, algunas pisadas son lo bastante fuertes como para que, a
pesar del cambio de contexto, podamos volver sobre esos espacios no físicos sino culturales y
continuar evidenciando las huellas.

Daniel Alejandro Moreno


Hace un ejercicio reflexivo de

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