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UNIVERSIDAD NACIONAL DE MÚSICA Alumno: Omar Paz Puertas

Curso: Música Tradicional y Popular Latinoamericana


Profesor: Daniel Jesús Dorival García
Semestre: VI

RESUMEN: ALGUNAS NOTAS SOBRE LA COSMOFONÍA MBYÁ-GUARANÍ -


PITTAU SEVILLA ZULMA M.
La cultura Mbyá es una parcialidad guaraní que se encuentra en las zonas fronterizas de
Argentina, Paraguay, Brasil, y Uruguay. Según el estudio, esta cultura ha sabido preservar sus
danzas, músicas, rituales y otras costumbres ancestrales a pesar de los encuentros
interculturales que transformaron o extirparon las costumbres otros de pueblos y etnias
similares a lo largo de la historia. En vez, los Mbyá pudieron apropiarse de “elementos
foráneos” e incorporarlos en su práctica ritualista y musical. Esto se evidencia en la alegre
recepción del pueblo ante la llegada de Alvar Nuñez y, posteriormente, los Jesuitas, dónde se
establecieron cambios comerciales y culturales. La organización sociopolítica del pueblo
dividía el poder máximo en el mburuvicha (cacique) y el pajé u opygua (chamán). Esta
estructura se mantiene hasta la actualidad. Evidentemente, lo ritualista y espiritual está
intrínsicamente relacionado con la práctica musical. Esta consiste en el uso de instrumentos
de percusión y aerófonos al igual que muchas etnias del área.
Los instrumentos comunes del pueblo se pueden clasificar según su organología. Por
ejemplo, había aerófonos de bisel con y sin conducto como el Mimby-í y el Mimby-retá
respectivamente. El primero consiste en un tubo de caña takuapÍ con una embocadura de cera
de abejas. Emite sonidos muy agudos que generalmente se tocan para dar bienvenidas,
saludos y despidos. El Mimby-retá es un aerófono de bisel sin conducto que consiste en cinco
o siete tubos de caña. Son de distintos tamaños y conforman una tríada mayor. Las melodías
se ejecutan de forma alternada entre dos personas y generalmente es tocada por una ronda de
mujeres. Finalmente están los aerófonos de explosión y percusión por golpe directo como el
Takua pú. Este grande aerófono es está hecho a base del bambú takuaruzú con los nudos
internos retirados. Se golpean contra el suelo para que resuene por rebote y, al igual que el
Mimby-retá, es tocada por mujeres.
En cuanto idiófonos, está el Mba’e pú mirí y el Popyguá. El primero está hecho a base de
calabaza seca con granos de maíz adentro y un mango para sostenerla. Se toca de la misma
forma como se tocaría una maraca y es principalmente ejecutado por niños. El Popygua
consiste en dos varillas de cerne que son golpeados para generar un sonido audible hasta 700
metros. Debido a esta característica, el opygua lo utiliza como un sistema de comunicación
para que llamar la atención al pueblo.
El membranófono principal de los Mbyá es el Mba’e Pú Ová-vaé, un pequeño tambor
construidos por dos membranas de pecarí (chancho de monte) o cervatillo unidos a un cuerpo
de madera pindó por tientos de cuero crudo. Debido a la modificación del hábitat, se
dificultado la obtención de materiales para su construcción. Generalmente es tocado para
acompañar las danzas rituales.
Existen dos cordófonos en esta comunidad: el Mba’e pú (pulsado) y el Ravé (frotado). El
Mba’e pú es instrumentos muy parecido a la guitarra criolla. Es el instrumento principal de la
música de los Mbyá. Se utiliza para generar el bordón armónico de las canciones y su técnica
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de ejecución es el rasgueo. La sexta cuerda es reemplazada por una cuya afinación varía de
acuerdo con la canción, pero en general mantienen la misma afinación: 1ra cuerda, Sol#4;
2da y 4ta cuerdas, Mi4; 3ra cuerda, Si4 y 5ta cuerda, Si3. Principalmente se utiliza para
acompañar las canciones espirituales y rituales.
El Ravé actualmente se construye a base de un violín tradicional industrial con la última
cuerda retirado. Sin embargo, antiguamente era más parecida a una fídula o rabel con una
tapa de membrana de piel o de madera. Ahora, lo único que mantiene es el nombre y la
afinación, que se distribuye en las cuerdas Mi4, Fa#3 y Si3. El arco es manufacturado por los
Mbyá con una rama tensada por un hilo de algodón en el cual le aplican resina o cera.
Las canciones de los Mbyá generalmente tienen una función espiritual, aunque se han
encontrado algunas canciones de cuna y de juego. Las letras sirven como una puerta para
entregar su alma al dios Tupá, al cual agradecen por los dones, alimentos, conservación del
hábitat y el cuidado espiritual. La composición es basada en inspiraciones divinas del opyguá,
que también es encargado de enseñárselas a los niños. El coro de voces blancas, que está
conformado por mujeres, niños y adolescentes participan en tanto el canto cómo en la
ejecución de instrumentos cómo el mba’é pú para acompañar el compás. El canto
comunitario y la temática espiritual es lo más presente en la música Mbyá, por lo que no se
hace mucha música por afición. Adicionalmente, el sistema de afinación es monoacórdico
sobre Mi M, en el que las voces se explayan por una tesitura amplia.
Una particularidad de esta cultura es que, a lo largo de todas las comunidades por Paraguay,
argentina y Brasil, la afinación de los instrumentos es igual o casi igual. Se establecen dos
razones que explican este fenómeno: que hay una disposición innata hacia los sonidos por
parte de pueblo Mbyá y que genéticamente estén afectados por su medio ambiente. La
tradición y la repetición de conductas a lo largo de los años ha permitido que auditivamente
estén predispuestos a una afinación en particular; que para ellos está vinculada con su forma
de ser espiritualmente. Incluso, los miembros de la comunidad indican que pueden afinar sus
instrumentos de esta manera por que el dios Tupá les dice cómo a través de pájaro divino.
Aquí se ha determinado que esta ave es en realidad un Saracura o Chiricote, que habita
algunas zonas tropicales y realiza cantos naturalmente en Mi M o muy cercana la tonalidad.
Sin embargo, hay comunidades en lugares que no son habitados por esta ave e igual
mantienen la afinación. De esta manera se puede evidenciar la predisposición genética y
tradicional que tiene esta cultura hacia esta afinación.
La cosmofonía de los Mbyá está fuertemente vinculada a la percepción de los sonidos
naturales de su entorno. La palabra ayvu o ruido es la partida para la creación musical vocal e
instrumental. Aquí se determinan palabras para los sonidos que hacen los animales, el clima y
hasta el silencio. Asimismo, parte del ordenamiento de sonidos es su representación en los
instrumentos musicales, que deben ser construidos de acuerdo con las deidades de la
naturaleza. Por este motivo, es costumbre hacer una oración para que el instrumento suene
con la misma vida que tenían los materiales extraídos de la naturaleza. Interesantemente, el
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Mba’e pú también es conocido como “casa de Dios”, y guarda un significado que alude a un
dios distinto por cada cuerda que tiene.

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