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El autor sugiere que el absurdo puede ser un punto de partida y una base para la
reflexión y la acción, aunque también presenta contradicciones inherentes. La
rebeldía surge como una respuesta ante la injusticia y la sinrazón. Sin embargo, la
rebeldía debe superar sus propias limitaciones y buscar una justificación que sea
coherente y razonable. La historia de la rebeldía a lo largo de los siglos,
especialmente en el contexto europeo, se convierte en una fuente potencial de
respuestas y orientación en medio de la complejidad de la contradicción absurda.
El hombre en rebeldía
Un hombre rebelde es aquel que dice "no" pero que al hacerlo no renuncia, pues
su negación también implica una afirmación. Este hombre, que ha vivido como
esclavo obedeciendo órdenes, de repente encuentra inaceptable un nuevo
mandato. Su "no" implica la existencia de un límite y un derecho que no puede ser
transgredido. La rebeldía se basa en la negación de una intrusión intolerable y en
la creencia en un derecho justo. El rebelde no renuncia a la sensación de tener
razón y su negación lleva consigo una afirmación de lo que valora y desea
proteger. Esta adhesión a sí mismo y a sus valores implica un juicio de valor que lo
mantiene en medio de los peligros. Antes, el esclavo callaba y aceptaba injusticias
por interés propio. Pero con la pérdida de paciencia, surge un movimiento de
rebeldía que va más allá del simple rechazo. Al decir "no" a una orden humillante,
el esclavo rechaza no solo la orden, sino también su estado de esclavitud. La
rebeldía lleva a una identificación completa con la resistencia y a exigir igualdad.
La rebeldía nace de una toma de conciencia repentina de que el hombre puede
identificarse con algo más grande. El rebelde busca proteger un bien recién
comprendido y está dispuesto a sacrificar incluso la vida por él. La rebeldía es la
conciencia de un "todo" por defender y un "nada" que implica la posibilidad de
sacrificio. El rebelde elige el bien sobre la sumisión, incluso aceptando la muerte
en lugar de perder su libertad.
El valor, según los buenos autores, representa la mayor parte de las veces un
paso del hecho al derecho, de lo deseado a lo deseable. El paso al derecho, ya lo
hemos visto, se patentiza en la rebeldía. Igualmente, que el paso del «habría de
ser» al «quiero que sea». Vemos que la afirmación implicada en todo acto de
rebeldía se extiende a algo que rebasa al individuo en la medida en que lo saca de
su presunta soledad y le proporciona una razón de obrar.
Camus afirma que la rebeldía es un valor positivo, porque nos permite reconocer
la dignidad de la persona humana. La rebeldía nos lleva a cuestionar la injusticia y
la opresión, y a luchar por un mundo mejor, sin embargo, Camus también advierte
que la rebeldía puede convertirse en un valor negativo si se desvía de su fin
último. La rebeldía no debe ser una justificación para la violencia o la destrucción.
Por el contrario, la rebeldía debe estar basada en la solidaridad y la compasión, en
el fragmento, Camus hace una distinción entre la rebeldía individual y la rebeldía
colectiva. La rebeldía individual es el primer paso hacia la rebeldía colectiva.
Cuando una persona se rebela contra la injusticia, está reconociendo que no es la
única que sufre. La rebeldía individual nos lleva a reconocer nuestra solidaridad
con los demás. La rebeldía colectiva es el objetivo final de la rebeldía individual.
Cuando los hombres se unen en la rebeldía, están creando una nueva realidad, un
mundo en el que la justicia y la igualdad sean posibles.
Conclusión
Este texto habla sobre la rebeldía, la naturaleza humana y sobre todo la rebeldía.
La rebeldía surge de una toma de conciencia repentina de la posibilidad de
identificarse con algo más grande, defendiendo así la dignidad y la integridad
humanas. El texto también critica la identificación errónea de la rebeldía con el
resentimiento, argumentando que la rebeldía puede surgir de un amor apasionado
por la humanidad y la justicia, y no necesariamente de la envidia o el deseo de
causar sufrimiento a otros. En conclusión, la rebeldía se presenta como un
movimiento que va más allá de la simple negación, implicando una afirmación de
valores y una búsqueda activa por proteger la integridad humana y la dignidad
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