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••' MOVER~:o EN LIBERTAD 112 113 EL DESARROLLO MOTOR

Cabe plantearse muy naturalmente la pregunta: ¿por qué no he- una investigación comparativa; hubiéramos necesitado un aumento
mos efectuado nosotros mismos los exámenes de control? La causa considerable de nuestros efectivos para organizar y mantener ese com-
ha residido en numerosas dificultades, e incluso en imposibilidades. portamiento educativo coherente y debidamente elaborado en un gru-
La población de los niños criados en familia es heterogéne'a. Se po de control.
han educado conforme a principios no siempre semejantes, con mé- 1 En ~i opinión, el obstáculo mayor para esta investigación reside
todos prácticos aún más diversos. Sin embargo, existe entre estos mé- en el hecho de que parece imposible obtener en el marco de una pe-
todos una concordancia respecto del rol del adulto: coloca al niño en queña institución, el compromiso igualmente convencido del perso-
ciertas posiciones y le mantiene en ellas, le incita a adoptar y a man- nal con dos sistemas distintos de comportamiento educativo y, para
tener posturas y realizar movimientos aún no logrados. Las divergen- que los resultados sean comparables, éste es un factor fundamental.
cias, sin embargo, se hallan en los detalles: ¿cuál es la posición a la
que es preciso conducir al niño o en la que es necesario mantenerle?
¿Cuáles son a las que se <lPj" .~nnc:ú,•irse por sí mismas? ¿Cómo y
por qué medíos se conduce y se mantiene al niño en la posición con- Análisis y apreciación del desarrollo motor
siderada? ¿Cómo se le incita a la ejecución de un movimiento? Exis- en las condiciones del Instituto metodológico Loczy
te también divergencia en cuanto a la frecuencia o a la duración de
estos ejercicios. Los principiúc y los métodos no coinciden tampoco Entre las particularidade'i del desarrollo motor característico del
en lo que atañe a la edad a la [;ue se aconsejan tales ejercicios. Fi- Instituto Loczy --observable$ diariamente y reflejadas también en los
nalmente, existen factores no desdeñables del desarrollo motor -y resultados de esta investigación -se hallan características contrarias
muy diversos de una familia a otra- como el espacio, las posibilida- a las d~ carácter negativo y perceptibles en el transcurso del desarro-
des materiales de que disponen los niños, incluso las limitaciones y llo «habitual».
los obstáculos que les impiden moverse. Nuestras observaciones han confirmado ante todo una afirmación
Estas son las razones de la dificultad, si no de la imposibilidad, anterior: lo que caracteriza a los niños del Instituto Loczy es una gran
de constituir un grupo de control suficientemente importante que pue- movilidad y no la limitación de una postura o la inmovilización en un
da prestarse a un examen comparativo válido. Para obtener datos lugar. Durante su tiempo de vigilia los niños adoptan posturas varia-
exactos con relación al problema planteado, habría que examinar das, las cambian a menudo y además se desplazan progresivamente
aparte -y en cada uno de los casos- los dos aspectos del compor- con mayor frecuencia. Se mantienen sin interrupción en una misma
tamiento motor de los niños educados conforme a estos métodos. De postura durante períodos generalmente más cortos que los de sus
una parte, observar:es en el curso de los movimientos de los que no comoañeros de edad que son colocados en posición ventral sentados
11an tomado fa m1c1attva y' que no realtzaii por s1 mismos, o en pos- - opuesto"s de pie o colocados por el adúlfo etiº diversos accesorios.
turas que no han adoptado y mantenido por sí solos; por otro lado, - Aunque no haya encontrado en los textós datos referentes a la du-
advertir su comportamiento durante los momentos en que el adulto ración «recomendada» para el mantenimiento del niño en una postu-
no interviene con ellos. ra que ya domine, se consideran generalmente los 10 minutos como
Se plantea otro problema en relación con la validez de estos exá- un tiempo corto, incluso cuando se trata de la «introducción» de una
menes de control: sería preciso conocer muy exactamente las condi- nueva postura. (Klimova-Fugnerova36 , por ejemplo, sienta al niño de
ciones del entorno y de la educación de los niños observador.. Pero 7 meses de 5 a 10 minutos y considera que es «poco». Hurlock 37 se-
ello, es prácticamente imposible a gran escala con una exactitud que ñala respecto del niño de 6 meses que es capaz de permanecer sen-
requiere Uila elaboración científica. tado con apoyo, de 15 a 30 minutos). En los niños observados en
En nuestra opinión, sólo en un marco institucional adecuado se Loczy, la duración media del mantenimiento sin interrupción de una
puede elaborar (organizar y realizar) un comportamiento del adulto posición es muy inferior a los 10 minutos (2,5 minutos), En lo que
coherente y homogéneo referido directa o ii.Jirectamente a la edu- concierne al máximo de esta duración sólo esporádicamente ha podi-
•:ación; <1llí es dcrnde puede conseguirse una documentación fiable so-
bre el desarrollo y asumir el control sistemático de ella. '" KuMOVA-FUGNEROVA, M.:: Oh. cit., pág. 26L
No nos era posible lograr en nuestro Instituto las condiciones para 11
- Hu~1.ocK. E. B.: Oh. ca., pág. 78.

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MOVERSE EN LIBERTAD 114

do advertirse aquí o allá, una posición tumbada hacia abajo, sentada


o de pie que haya durado más de 10 minutos (¡Una o dos veces por
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suelo. Pero mientras no haya perfeccionado esta postura hasta lograr


un equilibrio muy estable, seguirá jugando tumbado hacia abajo y
U. DESARROLW .10TOR

período de desarrollo motor!) E incluso no hay en cada protocolo du- desplazándose reptando o gateando. Y proseguirá así incluso durante
raciones de 5 minutos. · un cierto tiempo después de haber empezado a andar.
En nuestra opinión, este hecho se halla íntimamente ligado a Los-niños no corrigen posteriormente la adopción de una posi-
nuestra trayectoria fundamental. Efectivamente, en nuestras condi- ción defectuosa o la realización de un movimiento incorrecto, sino
ciones, la adquisición de una postura nueva comienza por una fase que durante el período que precede a la nueva posición o al movi-
que es más tardía en los niños educados de una manera «habitual». miento nuevo se ejercitan durante semanas en los movimientos pre-
Estos últimos, puestos en posición ventral, sentada o de pie no apren- paratorios. Realizan «ejercicios» de reptación durante semanas antes
den a buscar por sí mismos estas posiciones ya conocidas hasta que de sentarse o de ponerse de pie; trepan y reptan, pasan largos mo-
sobreviene una fase ulterior. Por el contrario, los niños de Loczy mentos de rodillas antes de ponerse de pie. Se ejercitan en la posi-
-tras la adquisición de posturas y movimientos intermedios ----r~._ ción de pie, inclinándose y enderezándose; experimentan numerosas
mienzan por ahí el aprendizaje de una posición y un movimiento nue- formas de equilibrio sobre sus plantas antes de ponerse de pie desde
vo; llegan a ello por sí mismos, como culminación de sus propias ini- el suelo sin agarrarse, o antes de decidirse a dar los primeros pasos
ciativas, de sus tentativas autónomas; además, y en cualquier momen- sueltos.
to, pueden abandonar una posición adoptada o un movimiento ini-
Según nuestras comprobaciones, en el curso de este desarrollo los
ciado.
En el plano de Ja actividad, revelada por los numerosos despla- niños adquieren también una cierta prudencia. Aprenden a reaccio-
zamientos, los niños de Loczy se hallan también en una situación ven- nar con destreza ante los incidentes inesperados, ante las caídas que
tajosa en relación a otros niños educados en condiciones habituales. necesariamente acompañan a los juegos.
Aunque anden más tarde que éstos, se desplazan más pronto y fre- A esto es a lo que atribuimos la gran agilidad de nuestros niños.
cuentemente durante toda su primera infancia. Como demuestran las Se desplazan subiendo o bajando por los escalones antes de haber ad-
observaciones y los datos recogidos, tras haberse vuelto hacia abajo, quirido _la marcha; ya, entre los 15 y los 18 meses, salen de su cama
cambian de lugar sistemáticamente y cada vez más, rodando, reptan- y vuelven a ella por sí solos franqueando barrotes bastante altos; tre-
do, gateando. La marcha no constituye para ellos el comienzo de los pan y descienden de todos los lugares accesibles, etc. Para un no ini-
desplazamientos autónomos sino que es una forma nueva y más per- ciado, las situaciones en las que se coloca y las caídas durante sus ex-
feccionada de éstos. Por añadidura, asimilan la marcha estable a la perimentaciones motrices parecen a menudo peligrosas. Pero a lo lar-
.. misma edad que aquellos a quienes se han «enseñado» los mo- go de los 20 años de existencia del Instituto y entre los 1.500 niños,
v1m1enLOS. · pc::>c: a :,u ¡;i a11 1novilidad, no se na pruuuuuu 11111gu11a 11 acLUra osca

Como los niños del Instituto Loczy llegan a cada una de las nue- entre quienes nos llegaron desde su nacimiento.
vas posiciones a través de sus intentos autónomos, generalmente asi-
milan sin crispación los nuevos movimientos, en buenas condiciones (Es rreciso señalar 4ue evitamos 4ue los niños se encucntn.:n en situaciones en las
de equilibrio muscular, con la participación global de toda la muscu- 4ue sus exreriencias anteriormente logradas no les librarían úe accidentes. En el Insti-
tuto, las ventanas cuyo alféizar es menos elevado con relación al sucio úc la habitaciún
latura del cuerpo. No se sientan como «Si se hubieran tragado una es- 4ue al sucio úcl jardín, están rrovistas de barrotes. Preservamos a los niños de otros
coba», tampoco se muestran torpes ni desgarvados. Se desplazan y se accidentes; no existen, ror ejemrlo, muebles 4ue rudieran caer sobre ellos al agarrarse;
mueven con soltura. ror eso los armarios y los estantes se hallan fijados a la rareó o al sucio. El mobiliario
accesorio tiene 4ue ser, o bien bastante scíli<lo rara resistir al emrujc de un g,ruro <le
Puede suceder, sin embargo, que tal o cual niño no enc;uentre al niños o hastante ligero rara que no rerrcsente ningún religro rara ellos).
principio la posición estática adecuada; entonces vacila, se muestra in-
seguro, pero en la mayoría de los casos, no se pone rígido. Sólo muy !~a obligación de recurrir a la ayuda del adulto durante la activi-
pro¡:,;esivamente permanecerá cada vez más tiempo en esta nueva po- dad (los juegos y los movimientos) di\minuye gradualmente a lo largo

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sición. Al comienzo, por ejemplo, sólo permanece sentado o de pie
muy raramente y por breve tiempo; sin embargo es ya capaz de sen-
tarse y de tumba;se con facilidad; puede ponerse de pie y volver al
de este desa:--rollo. En efecto, al progresar el niño y crecer su necesi-
dad de actividad, se mueve con una seguridad y una destreza cada
vez mayores; se «desenvuelve» cada vez mejor, puede buscar por sí

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solo y cada vez con más certeza sus juguetes (lo que hace en reali- vez más perfeccionados. Este papel, en las condiciones especiales de
dad, pues está habituado a ello). Loczy, es desempeñado por movimientos preparatorios que los niños
realizan por su propia iniciativa. Estos ejercicios poseen, sobre el
Todo esto no significa de ninguna manera que el adulto pueda dejar a los niños
sin vigilancia. Es cierto que los niños no necesitan del adulto para coger un juguete, aprendizaje «habitual» la ventaja de que los niños los ejecutan sin cris-
para adquirir un nuevo movimiento o una postura nuev·a y no exigen su ayuda ni su apo- pación, con una buena coordinación muscular, y partiendo de una
yo. Puede ocurrir sin embargo que un niño, sobre todo al comienzo de la adquisición adecuada posición estática. Además, según nuestras observaciones,
de un estadio nuevo, se ponga inquieto o empiece a llorar al no hallar inmediatamente
los modos para abandonar una postura nueva. En ese caso le devolvemos a su posición los niños ejercen continuamente estos movimientos que se hallan in-
inicial. (Esto sucede sobre todo en el momento en que los niños empiezan a volverse tegrados en su actividad, y no intermitentemente como es el caso en
tumbados hacia abajo o a ponerse de pie). Además, el niño pequeño e inexperto puede
hallarse, jugando, en situaciones inesperadas de las que no sepa salir por sí mismo. (Se
los aprendizajes «habituales».
pilla un pie en un mueble, se le suelta la ropa o se le engancha con algo, etc)·. Como Me gustaría subrayar más especialmente la importancia del pro-
es natural, en ese momento tiene necesidad de ayuda y si no la obtiene se desanimará cúbito ventral (de los movimientos, de los juegos tumbado hacia aba-
en sus intentos motrices. Esta ayuda difiere, sin embarg<>, de la exigida por el ri:f.:: ~
quien se le ha sentado o se le ha puesto de pie; el adulto no interviene regularmente jo), de la reptación, del gateo como gimnasia del conjunto de los mu~­
sino sólo para solucionar una situación turbadora debida al azar y se contenta con vol- culos del cuerpo y muy particularmente, de los del tronco y miem-
ver a colocar al pequeño en una posición que le resulte familiar. bros inferiores. Estos movimientos, en cuanto ejercicios preliminares
de la posición sentada y de la posición de pie, figuran en numerosas
Una ventaja de este procedimiento consiste en la continuidad d,' obras como motivos para recomendar poner al niño tendido hac,::.
la actividad. Los niños sólo permanecen en la posición recientemente abajo a una edad precoz. Pero en el curso de su desarrollo a travé5
adquirida y sólo experimentan el nuevo movimiento durante el lapso de nuestros métodos, los niños pasan un tiempo considerable tumba-
de tiempo en que ésta sea su única preocupación. Si desean manipu- dos hacia abajo, jugando y activándose, también reptan a menudo y
lar o si quieren desplazarse con mayo_r rapidez se vuelven hacia la pos- gatean durante largos períodos. A partir del momento en que el pe-
tura o el movimiento anteriores que les es habitual y en donde se des- queño es ya capaz de volverse tumbado sobre el vientre -y se vuel-
envuelven con facilidad. Así, en el curso del desarrollo con ocasión ve efectivamente a menudo- las manipulaciones en posición dorsal
del aprendizaje de una nueva posición o de \m movimiento nuevo, la son reemplazadas por las realizadas en posición ventral. Así, aproxi-
actividad manipulativa o de otro género no retrocede. De acuerdo madamente a la edad de seis meses y hasta el momento en que se sien-
con nuestras comprobaciones, sólo se encuentra esta continuidad en ta regularmente (por consiguiente aproximadamente hacia el año), el
los niños a quienes no se impide (por prohibición o por las condicio- niño pasa una parte muy importante del día jugando tendido hacia
nes m_ate;i:;Ies) ma?t~nerse en una posición o realizar un movimiento abajo. Este período del desarrollo se prolonga unos seis meses, un ter-
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r11uvi111;cuiv3 hasta la marcha estable.
En el curso del desarrollo motor «habitual» y a partir de los pri-
meros meses se coloca a los niños un tiempo más o menos largo tum-
Análisis de los resultados bados hacia abajo para permitirles realizar en esta posición los mo-
vimientos apropiados. Pero poco más tarde se les pone sentados y de
Crítica de los argumentos en favor pie; después se les incita a sentarse y a ponerse de pie. Así se acorta
del desarrollo motor «habitual» en cierta medida el tiempo pasado en decúbito ventral, el tiempo de
los juegos en esta posición. Pero en los textos especializados yo no
A la luz de nuestros resultados se puede comprobar,. tanto en el he hallado ningún argumento que justifique desde el punto de vista
seno de la familia como en la institución, que ni «la enseñanza» ni la del desarrollo motor la posición ventral prolongada en una fase en la
~-·

" ayu•Ja directa del adulto ni su incitación, ni el empleo de objetos o que. el niño no es aún capaz de volverse solo hasta quedar hacia aba-
de instrumentos diversos, son condiciones indispensables del desarro- jo, o en la que es incluso incapaz de actividad en esta posición, pues-
llo motor. to que no puede levantar más que la cabeza. Tampoco he hallado ar-
La gimnasia o el ejercicio de los movimientos desempeña un pa- gumento que probara que la importancia del procúbito ventral sea
pel preponderante en la adquisición correcta de movimientos cada menor en el momento en que el niño se vuelve ya solo sobre el vien-
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tre y se activa, moviéndose con facilidad en esta posición. Es decir, paz de sentarse y de volverse a tumbar por sí solo; no necesita, pues,
no he encontrado indicación alguna que explicase por qué por un lado que se le siente o que se le mantenga con apoyos.
es preciso adelantar el período del procúbito ventral y por qué, por
otro, hay que abreviarlo imponiendo al niño la posición sentada y la Algunas observaciones realizadas en el Instituto Loczy 39 han de-
mostrado que nuestros niños no van retrasados, desde el punto de vis-
1 posición de pie.
ta de la manipulación, con respecto a las normas internacionales, aun-
!
que manipulen todavía en posición tumbada dorsal o ventral a la edad
En lo que concierne al papel de las diversas posturas impuestas
a la que otros niños manipulan ya sentados. También se ha puesto de
a los niños con el propósito de facilitar su despertar, su contacto con
relieve que la duración, la calidad y la cantidad de la manipulación
el mundo exterior, las ventajas resultan discutibles. Las experiencias
son independientes del grado de desarrollo motor, es decir de la pos-
demuestran que el niño al que se le tumba hacia abajo precozmente
tura en la que tal o cual niño pasa la mayor parte del tiempo en que
o al que se le sienta antes de que domine esta posición, se halla des-
favorecido· tanto por lo que se refiere al reconocimiento activo del en- está despierto.
torno como desde el punto de vista de la manipulación. A partir de los tres o cuatro meses de edad, nuestros niños son
ya capaces de desplazarse (lo que efectúan cada vez más consciente-
mente y con mayor rapidez) mientras que los niños educados confor-
Tumbados hacia arriba, los niños pequeños, a partir de las cuatro me a los métodos habituales, se hallan relativamente inmovilizados a
o las seis semanas, vuelven ya f:i.:itmente la cabeza a izquierda y de- lo largo de su desarrollo.
recha; después siguen con los ojos y la cabeza todo lo que en su en-
torno despierta su atención. Los niños de algunas semanas traban co- Varios autores se refieren a la fuente de alegría que para el niño
nocimiento con sus manos; al seguir sus movimientos, aun involunta- significa que le sienten o que le pongan de pie; el niño espera y re-
rios, se desarrolla la coordinación de los movimientos de la cabeza, clama la ayuda que a su vez contribuye en cierta medida al estable-
de los ojos, de los brazos y de las manos, lo que constituye la base cimiento de buenas relaciones entre el adulto y él. Los autores ha-
de la compleja actividad ulterior de estas últimas. Por el contrario, blan también de la alegría del pequeño que se agarra a los dedos ten-
el niño demasiado pequeño al que se tumba hacia abajo antes de que didos del adulto para levantarse hasta la posición sentada. Observan
sepa volverse solo, no puede ampliar su campo visual más que alzan- que el hecho de que le sienten puede calmar al niño de más edad cuan-
do la cabeza, pero únicamente es capaz de hacerlo muy brevemente, do se muestra agitado. Se alegra y deja de llorar en cuanto se le pone
por intermitencias, con la nuca y ta espalda crispadas. Al mismo tiem- de pie y, aún más tarde, pide que se le haga andar.
po, sosteniéndose sobre los antebrazos, no puede mover ni ver mo- Tªm.b~én. ~os~tros ~~ee~~s que ~s ,fundamen.tal. para el bue~. des~
verse las niaílüs aú'mjUe "se eiictiéñfreri eh SÍJ 'cámpo, visual. En esfa a11vuv-Uv1 11111,.rv1·c., .. uu1v ...... iiH1v11L\J uc.. uu'-'••u-> •~1Ü\....i;.Ji1CS·cntrc Cl y Cí

fase del desarrollo semejante posición tampoco resUÍta 'adecuada para adulto. Constituye ia condición primera de ún esrnüo afectivo satis-
una buena organización de los movimientos de la cabeza y de los ojos, factorio y, por la misma razón, del perfecto desarrollo. Pero en el Ins-
ni para la adquisición de una buena coordinación óculo-motriz:i8 . tituto Loczy estas buenas relaciones no se establecen a través de la
ayuda directa proporcionada a los niños en el transcurso de sus ejer-
cicios de motricidad, sino sobre todo durante los cuidados.
Es cierto que la posición sentada facilita la manipulación y favo-
rece la observación del medio y del entorno inmediatos. Pero no en Por lo demás, el mismo comportamiento de nuestros niños es muy
el caso del niño que se sostiene torpemente, sin seguridad o que se distinto. No se levantan hasta la vertical sujetándose a la mano del
halla inmovilizado en esta posición. Esto es sólo válido para quien ya adulto y no piden que se haga así. Es cierto que el adulto, mante-
ha aprendido a mantenerse sentado de manera que pueda volver li- niéndose frente al niño que está tumbado hacia arriba, no le acerca
bremente la cabeza y el tronco. Cuando alcanza esta fase, es ya ca- los dedos. Si quiere cogerle en brazos o ayudarle por una razón cual-
quiera, se coloca a lo largo de la cuna y le lev<rnta manteniéndole ten-
dido, sosteniendo los hombros, la cabeza y las nalgas. Así se actúa
"' Observaciones más recientes demuestran que esta posieicín, cuando es prematuramen-
te impuesta, resulta desfavorable también por diversos motivos que pensamos exponer en otrO'
lugar. w 8ARKOCZY, l.: Oh. cit .. 1961, 1964, 1965 y 1966; TARDOS, A.: Oh. ci1 .. 1%6.
11.!0'vERSE EN LIBERTAD 120 121 EL DESARROLLO MOTOR

durante todo el período en que el pequeño pasa su tiempo despierto


tumbado hacia arriba o hacia abajo. Comparación de los resultados
Por consiguiente, nuestros niños no piden, al adulto que .les sien- con algunos datos de la literatura especializada
L
te o que les ponga de pie. Incluso ignoran estas posiciones antes de
haberlas adquirido ellos mismos, puesto que Ja nurse, cuando les tie- Al ~argen de las obras de las que se ha extraído la tabla 2 y que
ne. en braz?s, no les sienta jamás ni les pone de pie, ni durante los proporc1?nan los resultados obtenidos en el transcurso de complejas
cmdados m por cualquier otra razón. observacmnes del desarrollo motor, son numerosos los estudios par-
Nuestras experiencias nos permiten creer que Ja actitud «habi- cial~s que tratan del proceso de establecimiento de ciertos estadios
tual» d~ los niños anteriormente descrita, no es innata; tampoco es particulares ~el.desarrollo_. _Querem~s mer:cio_nar sobre todo los que 41
concomitante con la maduración sino que constituye la consecuencia abordan movimientos
42 M G 43
clasificados 44 baJO la rubnca de «Otros». Ames
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de 1 comportamiento de los adultos, de quienes les rodean. Cuando B .d H di" k
umsi e , c raw y45 r ic a abordan el gateo sobre las plan-'
'f no se hace desea_r al niño realizar unos movimientos;c·.:rna~ P..;~i:ura:; l tas ~e los pies; Trettien trata de la reptac~ón y ~eJ~ Jllélrr~a; Har-
¡ que superan su mvel de desarrollo, él mismo 00 exigirá su ejecución vey , del proceso de ~olverse tumbado hacia aba30.
antes de que sea capaz de lograrlas por sí solo. . Estos aut~res, o bien han observado a los niños en ciertas condi-
La alegría del niño educado conforme a nuestros nrincipios pro- c10n~s determma~as de laboratorio, o han tomado nota de las infor-
cede de las tentativas autónomas en el transcurso de cada fase del des- / ~a~10nesyropc:rc1onadasyor las madres. Estas últim:..s no habían re-
arrollo motor: No se desanima durante estos ensayos e1, los que, sin ¡ c1bido <;>_r1entac1ones relativas al entorno o a los métodos para educar
embargo, no mterviene el adulto. Su alegría aumenta aún más cuan- 1 a sus hijos. En la mayor parte de los casos estos autores no han te-
do llega por sí mism? a dominar un nuevo movimiento, una nueva ¡' nido en consideración ni los factores del entorno ni el comportamien-
postura. Entonces qmere que su entorno lo perciba; y la madre 0 la to de las madres. ·
nurse que le atiende; manteniendo buenas relaciones con el niño se , Las obras que tratan de los «Otros» movimientos, obseryados en
siente feliz al tiempo que él. Esta alegría es compartida a pesar' de i niños a lo~ que se le~ sentaba, se les p_on~a de pie y se les enseñaba
que _el _adulto º? haya participado en la realización de estos nuevos ji a. ~ndar, sm:e~. de e3emplo~ sobre el sigmente hecho: al dar a estC!s
movimientos, m de estas posturas nuevas. mnos la posibilidad de realizar a su manera, durante su «tiempo h-
Para responder a la opinión según Ja cual la intervención directa l bre», esos ~<otros» movimientos, se aprovechan considerablemente de
en el desarrollo motor del niño resulta «natural», quiero citar a los ¡ l~ oportunidad. Ruedan, se vuelven una y otra vez, reptan sobre el
antropólogos M. y B. Whitting 4º: J vientre, gatean hasta haber adquirido la marcha estable, e incluso des-
' , l . 1 . . .
··''"'-·.J-.• .. ,....""..•'""''''- ___._ .. ___ ··~· ,,_. .,. . . __ . . ,... .. . . . . _ ¡ _ pues, y vue ven en ocasiones a os movimientos antenores.
. «L.Ua~?º se estuctia íh mna,:en .eí ~~úu· •.:ie:uiia:',;ú,.f~cu:.c.:ipi;:ii'n.icnb~-¡5édceauiiii'i!cos'""""-"""'f-7.,.,"' '"'' .... Preyer'n ;·.al.,, aeschuff~ ºc1 · Ut:::!>a.Í 1 uüv"'¡uVl.Vl <-¡jt;~ ;:,({''' 1 u. ·iu - i,¡. v"C.. -,,.,c""cC.•O'''é-.
parecen e'11ucutes, naturales y u11nctiJctuu:,~uc ia uaü.í.Hlir..za uc: ia c~pt1..1C hu1uana. E:>i.ct -±·- • 48 - _ - .. _ l' p , J J
es la razón por la cual no se habla de ellos ni se les considera como variables. Pero cuan- j -e •

Wmtsch , relatando el del nmo LJ, senalan observaciones analogas:- ·" ·· ·


do se advierte .que _la costumbre en cuestión no es común a otros pueblos se reconoce· Todo esto proporciona pruebas en favor de una de nuestras hi-
su perfecta vanab1hdad ... » '
potesis · segun' Ja cua1 Jos «Otros» movimientos · • ( volverse tumbado ha-
Quien ha obser".'ado en _la familia 0 en el Instituto Loczy este
desa~rollo motor, qmen ha sido educado según nuestros principios,
l l
1
cia abajo Yrecobrar la posición inicial, rodar, reptar, etc.) forman par-
41
considerando como anormal tumbar al niño hacia abajo cuando él se AMES, L. B.: Ob. cit.

encuentra ~crfectamente hacia arriba, sentándole cuando se muestra


42
BuRNSIDE, L. H.: Ob. cit.

ya mur activo tumbado hacia abajo y aún no puede sentarse por sí


so!~' sie?te pena por ~se niño pequeño al que se ha llegado a hacer
l 1

·
43 McGRAw, M. B.: Development of neuro-muscular mechanism as reflected in the craw-

ling and creeping behavior of the human infant, ob. cit.


44 HRDLICKA: i931, pág. 418.
45 TREmEN, A. W.: Creeping and walking, en «Amer. J. Psychol.», vol. XII, núm. 1,
asi m~cttvo y torpe. Tiene la impresión de que una intervención de 1900.
este tipo por parte del adulto es antinatural. 46 HARVEY, T. S.: A developmental analysis of the rolling behavior ofinfants. Conferencia
en la Yale University, 1941.
47
40
PltEYER: 1905, págs. 172-176.
MussEN, P. H.: Handbook of research methods in child development. J. Wiley. Nueva 1 48 W1N7SCH, J.: Le premieres manifestations motrices et mentales chez /' enfant. Payot, Lau-
York, 1964, pág. 933. sana, 1935, págs. 49-56.

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MOVERSE EN LIBERTAD 122

Spitz52 y Dennis 53 han mostrado retrasos considerables, desde el


te integrante del desarrollo motor fisiológico del niño pequeño. La punto de vista del desarrollo motor, en niños pequeños criados en ins-
aparición o la no aparición de tal o cual de estos movimientos no se titución a las que no se les «enseñaba» la posición sentada, la de pie
halla en función del aprendizaje a través del adulto de las posiciones y la marcha. Algunos de estos niños ni siquiera andaban a los 3 años.
y movimientos clave (sentado, de pie, marcha). La aparición o la au- Estos dos investigadores y algunos otros que citan sus trabajos, atri-
sencia de los «Otros» movimien.tos se encuentra dictada por el entor- buyen una gran parte de la responsabilidad de este retraso al hecho
1 no material, por la existencia o la ausencia de condiciones favorables de que no se les haya «enseñado» los movimientos. Pero en las ins-
1,. a la libertad de movimientos y también por las prohibiciones o per- tituciones en donde efectuaron sus observaciones, los niños mostra-
¡ misiones de los adultos. (Evidentemente esto es sólo válido con res- ban todos los signos del hospitalismo; emocionalmente revelaban una
pecto a los niños sanos, de desarrollo normal). Varias obras propor- grave carencia y se hallaban también muy limitados en sus posibili-
cionan indicaciones en este sentido 49 . dades motrices. Todo esto basta para explicar su retraso global y es-
No he hallado en la literatura especializada ninguna obra que se pecialmente eLi:etra~0 de su motricidad.
aproxime al prest:üCe escudio, a excepción de la serie de observacio- En la literatura especializada no he hallado datos sobre la apari-
nes, de gran exactitud científica, de Dennis50 , a menudo citada. Den- ción de la posición sentada, de la posición de pie y de la marcha en
nis, a título experimental, educó a un par de gemelos en unas «con- niños sin carencias, en buenas relaciones con los adultos, a los que
diciones limitadas». Los niños fueron colocados en una habitación se- no se hubiera <'enseñado» los movimientos, ni impulsado a realizar-
parada. Sólo fuer<:·~ cuidados por el propio Dennis y por su esposa, los, pero a los males tampoco se les ha proporcionado las condicio-
en condiciones experimentales previamente establecidas. Tales con- nes favorables para su ejercicio (terreno, espacio, indumentaria
diciones son detalladamente relatadas en su obra. Por ejemplo, no se adecuada).
les hablaba; no se les sonreía; no se les daba juguetes; no se les sen-
taba ni se les ponía de pie. Las restricciones de la no intervención
sólo se mantuvieron hasta la fecha en la cual hubiera debido apare- Repercusiones en institución
cer la reacción correspondiente en un desarrollo normal. Los resul-
tados c;le Dennis no son, sin t!mbargo, c?mparables a lo~ nuestros. En institución el proceso del desarro~lo !Ilºt~r según Loczy (c??- ·
~<lemas de ot~~s argumentos: n? menos .importantes, e,sta este rela- forme a nuestros principios) posee ventajas mest1mables con relac1on
tJvo a la motnctdad: las res~nc~t?nes aphc~das era~ mas nun:erosas al tipo «habitual». . ._
que en nosotros; no proporc10no Juguetes m el espac10 necesario para Durante su servicio una auxiliar ha de ocuparse de vanos mnos
real~:ar libremente los movim~entos ~ cuando en el «tiempo normal» !. de edad parecida. En Hungría este número es de l?.
~n ?t~os países .
r:=--.:a~·-,.-.-~,,.
_, , ,- ,,.¡ "'"':.."~"ºP.,opnt,, hn ~ ~~ -;:-~~·". r1 ~.• ;_::~:¡.< >~c-sentaca-0 sz !.;)··c.:,!;:,,:.:..0.:.•· e-· , · •,-·'--' -~q~ihiis' iñshti.J.tíOnes mas ·1 ivüih.. 1ua~';ú':)cila entre ·4y-c>'.--'.f-\.::.1~·auüy iiV''"'-~'
de F:c. el niño sé encuentra en una 1rist1foétoñ más o menos bien dotada, du-
Preyer51 cita observaciones de Demme (1822) según las cuales rante la mayor parte del tiempo, la nurse se ocupa en otra cosa que
una niña muy robusta, a la que no se puso de pie ni se hizo andar, no es él, generalmente de otro niño.. . .,
reptó desde los 5 hasta los 10 meses sin levantarse a la vertical. No Habitualmente, se vuelve a los ~1ños a la pos1c1on ventral o dar-
se puso de pie hasta los 14 meses. Continuó gateando desde los 16 sal, se les sienta y se les pone de pte uno tras otro. ~1 se muestran
hasta los 18 meses, aunque ya andaba perfectamente. Su desarrollo fatigados es preciso cambiarles de postura; es necesano ponerles en
motor era, pues, semejante al de nuestros niños. la mano cada juguete porque son incapaces de desenvolverse solos.
La auxiliar se halla prácticamente siempre ocupada en ayudarles en
sus movimientos, en devolverles los objetos, los juguetes. Estas ta-
49
GREEN, M. y RICHMOND, J. B.: Ob. cit., pág. 186; PEIPER, A.: Ob. cit., pág. 235; SPITZY,
H.: Ob. cit., pág. 69.
50
DENNIS, W.: The effect of restricted praccice upon the reaching, sitting and standing of 52 SPITZ, R.: No y sí. Sobre la génesis de la comunicación humana. Hormé, Buenos Ai·
two infants, en «Genet. Psychol»., núm., 47, 1935, págs. 17-32; lnfant development under con- res, 1968.
ditions of restricted practice and of mínimum social stimulation, en «J. Genet. Psychol.». núm. 53 DENNIS, W.: Causes ofrecardacion among institutiona/ children, en «J. Genet. Psychol.»,
53, pá~s. 149-158. núm. 96, págs. 47-59.
5
PREYER: Ob. cit.

l
_J
EL DESARROLLO MOTOR
MOVERSE EN LIBERTAD 124 125

reas representan una parte importante del tiempo de su servicio. Ade- número de estos niños no encuentran ningún placer en la postura que
más, los niños_ pasan más o menos la mayor parte del día esperan~o. podrían adoptar por sí mismos~ en el ,moyimiento qu~ pod~ían efec-
S1:1cede, por .eJemplo, que los que fueron sentados, se adormecen m- tuar por sí solos, sin ayuda extenor. Mas _bi~n esperan, ma~t~vos o llo-
-·~ clmados hacia ~delante, tr~s haber esperado v~namente una ayuda; rando, a que se les haga realizar los m~vimientos Yl~s po~~ciones que
o lloran largo tiempo de pie, porque les gustana que les llevaran de aún no pueden llevar a cabo por sí mismos. Esta situacion es tanto
la mano. (Si se• les ayuda aquí y allá, no cambia mucho su situación, más frecuente en una institución --contrariamente ª.lo que sucede
puesto que poco tiempo después requieren de nuevo ayuda). en la familia- cuanto que la auxiliar, que carece ~e tiempo en otros
1 En el curs? del des~rrollo motor del tipo «habit~al», la auxiliar momentos, que trabaja rápidame~te ~ d~ i:nanera impe~sonal duran-
1 que desee reahzar conscientemente su tarea se ve obligada a apresu- te los cuidados, sólo se ocupa del mño mdividual Yexclusivamente du-
rarse~,ª reducir ~l tiempo dedica?.? no s?lo a las tareas div~rsas, sir_io rante esos aprendizajes motores .. (En familia, d_onde generalmente
tamb1en a los cmdados de cada nmo (banarle, darle la comida, vestir- sólo existe en cada ocasión un mño muy pequeno, resulta raro ver
11 _l~) .. S_e veincluso obligada a interrumpirlos. Los cuidados apresura- -·;;:~.:.<:'.tuac!ón tan extrema).
! · 'ctos y precipitados impiden que se establezcan buenas relaciones en- , Cuando el desarrollo motor se efectúa de acuerdo con nuestras
tre el niño y el adulto, y esto es perjudicial para el pequeño y per- ! ideas, según las cuales los niños se hacen progresivamente cada ~ez
turba profundamente su desarrollo global. más autónomos, cada vez más capaces de moverse, de buscar los JU-
. Las dificulJ:_ades aument~n además en razón del h~cho de que guetes por sí mismos, de cambiar de postura o de desplazarse .solos,
qmenes pr~~omzan «l~ ensenanza» (sentar, poner de pie,. hacer an- la vida y el trabajo se organizan de otra manera. Durante sus 1uego~
dar a lo~ mnos) descuidan por lo general aseg1:1~ª! el espacio adecua- (su tiempo de vigilia) los niños, dependen de la .ayuda del adult?. Si
~o, los Juguetes op~~tu??s, todo lo que permitma mo_verse a los ni- . por inadvertencia necesitan una_ ay~da (que .obtienen) en una situa-
nos. Estos pasan as1 mutdmente una gran parte de la Jornada en sus ¡ ción molesta e imprevista, la evitaran a partu de entonces. Un~ vez
estrechas cunas. Y aunque se les ponga en parques, el espacio del · resuelto el problema momentáneo, seguirán jugando solos, activa Y
que cada uno dispone no :upe~~ al de la cuna. (En un parque de 120 ! pacíficamente. .. . , .
x ,120 cm. se cp~oca a 3? 4 n~nos, en ~l d~ 200 x 200 cm., a 6., 8 o Así, con plena naturalidad, la auxd.1ar puede de?icar mas t1empa
mas). Con seme1ante hacmam1ento es mev1table que al querer Jugar a cada uno de los niños durante los cmdados. No ~1ene que trabajar
Y.move:se, se hag~n daño.', unos a otros. (Aún no pu.eden defenderse apresuradamente, atenta a cualquier incidencia súbita Y los pequer_i_?s
m esqmvarse). As1, tamb1en en el parque se ven pnvados de la ale- se encuentran mejor en sus manos. En los casos raros en que un ~ 10 ?

.
,
gría que procuran unos movimientos activos, unas actividades sin
trabas.

i.;iunes los uiüus se'"veli sometidos a estimulaciones di:íigii:his bajo for- ·


ma de gimnasia. Pero como cualquier otra forma de «aprendizaje mo-
tor>>, ésta sólo resolverá el problema si va acompañada por unas me-
.
. .:.·;"" cuu~.,.,,..Y"""'" ·1.-~•á ·duSencia Ut fui.YviffilecntoS, efi Vaiia~'1riSt!tu~'·=-····
precisa de su ayuda, está más disponible p~:a consolarle. ~e aqm di-
. mana una relación meior entre ella y los mnos a los_ que atiende. Es~ ...... · .
.. ~-·-'fosse'rmÍestrar{más-afogres y"máiacfívoS~S1en~én ·g§"g"~~~~iJé_~@}~~!J'-"··- - .......
· ··· de moverse. -- · .
En nuestros resultados, por lo que se refiere a la prevención ?el
hospitalismo damos una gran importancia al desarrollo motor del tipo
didas que supriman las limitaciones de los movimientos. Pero si tales «Loczy». ' .
limitaciones no existen, resulta muy discutible la necesidad de una
«gimnasia» para niños pequeños bien constituidos. Los ejercicios
curriemes no sólo· son insuficientes para suplir los movimientos es-
pontáneos, sino que también crean situaciones «afisiológicas» al en-
frentar al niño con tareas que superan sus posibilidades motrices.
La intervención directa en el desarrollo motor de los niños (des-
de volverles z. la posición ventral hasta hacerles andar) resulta desfa-
vorable para ellos, aunque por otra parte exista en la institución la
posibilidad de movimientos espontáneos. Porque en una institución
--como en el seno de una familia en condiciones desfavorables- gran

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