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Fuente: Ministerio de cultura Argentina.

El 8 de julio de 1884 se promulgó la Ley 1420 que establece la educación


primaria común, gratuita y obligatoria. Analizamos los antecedentes y el
contexto histórico que llevaron a su promulgación, su importancia en el
reposicionamiento de la mujer y la aplicación de los principios
fundamentales en la educación actual.
La Ley 1420 fue promulgada durante la presidencia de Julio Argentino Roca y
es considerada la base primordial del sistema educativo nacional. El eje
fundamental se centró en la gratuidad y obligatoriedad escolar con el objetivo
de que la escuela fuera un medio al alcance de los niños y niñas. Uno de los
temas de confrontación fue la laicidad, la incorporación de contenidos
religiosos en los programas escolares.
Los especialistas Pablo Pineau, Martín Salvetti y Josefina Ganuza analizan
aspectos de la ley que cambió la educación en nuestro país, desde sus inicios
hasta la actualidad.
Pablo Pineau es doctor en Educación por la Universidad de Buenos Aires
(UBA), profesor titular regular de la cátedra de Historia de la Educación
Argentina y Latinoamericana (FFyL-UBA) y de la Escuela Normal Superior N° 2
"Mariano Acosta" de la Ciudad de Buenos Aires. Posee una amplia trayectoria
en publicaciones nacionales y extranjeras como autor, coautor y director en
temáticas de historia, teoría y política de la educación. Ocupó la presidencia de
la Sociedad Argentina de Historia de la Educación y la dirección del
Departamento de Ciencias de la Educación de la FFyL-UBA. Actualmente
dirige el Proyecto "Espacios de Memoria" de la ENS "Mariano Acosta" y el
Doctorado en Educación de la Universidad Nacional de Tucumán.

Foto: Universidad Nacional de Entre Ríos.

-¿Cómo era el contexto histórico que posibilitó la creación de la Ley


1420?
-La Ley 1420 es un típico elemento de la década de 1880 del siglo XIX. Un
momento de fuerte modernización de la sociedad argentina, una Argentina que
intenta insertarse en el mercado mundial como una sociedad moderna y lleva a
cabo cambios económicos, políticos, culturales y educativos, dirigidos por una
oligarquía terrateniente que se está beneficiando mucho con esta situación y
que propone modernizar al país. Sin lugar a dudas la figura de Domingo
Faustino Sarmiento que había sido presidente años anteriores y que, en este
momento, tenía otros cargos educativos, es central para pensar la cuestión.
-¿Sobre qué cimientos se creó esta Ley?
-En la idea de pensar la educación como un derecho. La Ley 1420 dice
educación común y no es una palabra menor. Pensar la educación común, la
educación de los iguales, educación obligatoria, se pone en la base del
proyecto. En cierta forma, una primera lectura que se puede hacer de la Ley
1420, es que cierra todo el debate educativo del siglo XIX e inaugura el
debate educativo del siglo XX.
Hay que pensar que en el siglo XIX la sociedad argentina termina de pasar del
modelo colonial a un proyecto que llamaremos independentista. La idea de
formar un nuevo sujeto político, pensado en el ciudadano pero en un
ciudadano que no se explica, exactamente, cual ciudadano europeo. No es lo
mismo el ciudadano francés, por ejemplo, que el latinoamericano. Esta cuestión
de salir de un pasado colonial, de una presencia de otros grupos, sobre todo la
presencia de grupos originarios, las marcas de la colonia, que presuponen una
nueva forma de participación política que está en la base de la Ley 1420.
La Ley 1420 establece la educación común para todos los niños y niñas, con
interesantísimos avances en cuestiones de igualdad de género, sobre todo
para la época. Acá hay que pensar, no sólo en el trabajo de Domingo Faustino
Sarmiento sino de una de las personas que más lo acompañó y más ideas le
brindó, como fue Juana Manso.

Formación de alumnos y alumnas en la escuela nº11 de El Chorro,


Formosa 1911. Foto: Archivo General de la Nación.

-¿Qué aspectos no están contemplados en la Ley?


-La tolerancia religiosa, que se comprende como laica, al menos sectores
católicos la entienden como laica porque no salió la enseñanza religiosa
obligatoria, presupone que la enseñanza religiosa obligatoria podía ser dada a
los alumnos que lo quisieran, fuera del horario de clase y por los ministros de
culto. Esto es en la práctica y hay muchos ejemplos históricos que muestran
que era prestarle la escuela al sacerdote para que dictara religión a contra
turno.
El otro término que no está en la Ley 1420, y que se podría esperar que
estuviera, es el de patria. La escuela no nace como templo de la patria, sí
como templo de la nación. El proyecto patriótico se sumará al de escuela
argentina posteriormente, ya sobre el centenario, con la presidencia del
Consejo Nacional de Educación de José María Ramos Mejía.
Otro error común se refiere a pensar que la Ley 1420 actúa sobre todo el país
y no es así. Es una ley que sólo actuaba en las escuelas que dependían de la
Nación, las escuelas que no eran provinciales. Sí, en 1905, la Ley Láinez hizo
que ampliara su rango de acción en muchas otras partes, pero la Ley 1420
nunca tuvo vigencia en todo el país.
-¿Qué produjo su derogación?
-Su derogación se produjo, de hecho, por la dictadura cívico militar, cuando en
1978 transfirió las escuelas de la dependencia nacional a las jurisdicciones
dónde estaban y terminó de completarse, en 1992, cuando el menemismo
sancionó la Ley federal de Educación.
-¿Por qué se puede considerar a la Ley 1420 como la más importante en
materia educativa?
-La Ley 1420 es considerada la ley más importante educativa, por lo menos
hasta muy avanzado el siglo XX, porque estableció la idea de la educación
como un derecho. La idea de  que todos los ciudadanos, fuera quien fuera,
todos los niños de esta país, hombres y mujeres, nativos, inmigrantes, rurales o
urbanos, pobres o ricos, debían concurrir a la misma escuela, en igualdad de
condiciones, aprender lo mismo, para formarse como ciudadanos y poder
ejercer sus derechos.

Escuela Presidente Roca, 1940. Foto: Colección Museo Roca.


Josefina Ganuza es profesora en Letras, docente de la cátedra Lengua y
Literatura y su didáctica, en el Profesorado de Educación Especial del ISPI N°
9105 "Dra. Sara Faisal", tutora académica de la Escuela Normal Superior N° 32
"José de San Martín" de Santa Fe. Actualmente, desempeña actividades en la
Biblioteca del Colegio Nacional Simón de Iriondo. Junto a la docente y música
Raquel Bedetti realizó el trabajo de investigación Escuela y Movilidad Social: la
Ley 1420 y el reposicionamiento de la mujer en el espacio público.
Foto gentileza
Josefina Ganuza
-¿Qué lugar tenía la educación en la vida de las mujeres antes de la
implementación de la Ley 1420?
-Lo principal es no perder de vista el contexto histórico. El papel de la mujer
estaba relegado al espacio privado, la vida íntima de la familia, el cuidado de
las hijas y los hijos, la atención al esposo, la casa, etc. Su imagen en la
sociedad era del “ángel del hogar”, el acompañamiento, estar detrás y a la
sombra del hombre. Muchas mujeres fueron silenciadas por la historia
patriarcal, las que tuvieron protagonismo en los espacios de decisión públicos,
por ser hijas, amantes, esposas.
Las mujeres de la elite social tenían acceso a educación y cultura, la que se
impartía domésticamente con tutores, ya que protocolarmente tenían que ser
excelentes acompañantes de los hombres; las que no, debían saber cocinar,
bordar, criar hijas e hijos, atender al hombre, ser silenciosas y recatadas.
Clase de costura, 1925. Foto: Archivo General de la Nación.

-¿Por qué se habla de la Ley 1420 como un factor importante en el


reposicionamiento de la mujer en el espacio público?
-Es una ley que moderniza profundamente la educación. En primer lugar,
habilitando el acceso a la educación de manera universal, laica, gratuita. Hasta
su promulgación, sólo accedían al conocimiento los varones de clases
acomodadas, a cargo de la institución eclesiástica. Con la ley, se amplían las
posibilidades de acceso a la educación, principalmente en la necesidad de
formar las maestras argentinas que serían quienes ocupen el nuevo rol social.
De allí en adelante, se abre un abanico de posibilidades para la mujer: estudiar,
formarse, obtener un trabajo remunerado y reconocido socialmente, con la
consecuente incidencia profesional en el espacio público que antes le era
negado, y con su salario propio. No sólo el  acceso a esta movilidad social
hasta revolucionaria, sino también a su independencia del hombre, la decisión
de casarse, tener hijos (no siempre propia sino impuesta) ahora está
acompañada de la decisión de trabajar afuera de su casa, y no depender
económicamente el varón que la tuviera a cargo. La promulgación de la ley
genera una ruptura hasta en el tejido social, habilitando espacios antes
negados.
Clase de geografía, en la Escuela Pedagógica Sarmiento". Tucumán, s/f.
Foto: Archivo General de la Nación.

Martín Salvetti es docente. Estudió en la E.N.E.T N°1 "2 de Abril" de


Temperley, donde fue preceptor, profesor y jefe de área. Junto a un grupo de
docentes llevó adelante el Proyecto "Radio 5" y "de Motocarros", que lo colocó
entre los mejores docentes a nivel internacional. En el año 2019 fue
seleccionado dentro de los diez maestros del mundo por la Fundación Varkey
para el Global Teacher Prize, considerado el premio Nobel de la Educación.
Fue consejero escolar y desde marzo del 2021 ejerce el cargo de subsecretario
de Educación del Municipio de Lomas de Zamora.  

Foto gentileza Martín Salvetti


-¿Cómo están considerados, en la educación argentina actual, los
principios fundamentales de la Ley 1420?
-La educación obligatoria está contemplada, desde los derechos y las
obligaciones ciudadanos, en los niveles inicial, primario y secundario. Desde la
sala de la primera infancia hasta los 17 y 18 años. Esto no quiere decir que
luego de esta edad no haya posibilidad de finalizar estudios. Al contrario,
existen cada vez más más becas para la finalización de los estudios
secundarios, como las Becas Egresar y para continuar estudios universitarios o
terciarios como las Becas Progresar.
Hoy se sigue garantizando la gratuidad de la educación a través de la
construcción de escuelas, de gestión estatal, en los barrios que van
resurgiendo, en las localidades que van aumentando la población. Hay que
hacer un análisis profundo de los accesos, distribuidos por zonas, de esta
gratuidad. Tenemos que trabajar mucho en la educación para que esos chicos,
de 16 a 18 años, que están excluidos del sistema, puedan incluirse a través de
los centros de formación profesional gratuitos que brinda la educación pública.
El Estado nacional, a través del giro de los fondos a los estados provinciales y
municipales, garantizan la gratuidad de la educación de los niveles inicial,
primario, secundario y universitario.
En relación a la gradualidad podemos decir que hoy los diseños curriculares
incluyen la complejización de los contenidos, de los más generales a los más
específicos, a través de los años escolares. En el paso de la primaria al
secundario las asignaturas pasan a dividirse según las especialidades. Los
docentes pasan de ser una maestra de grado en primaria, a varios profesores
en las asignaturas del secundario como así también en el nivel universitario.
Ahí se va dando una gradualidad.
Si hablamos de laicidad el diseño curricular en las escuelas de gestión estatal,
de toda la República Argentina, no incluye formación religiosa ni teología ni una
asignatura llamada Catequesis. Si ocurre en instituciones educativas privadas
que imparten esta formación que corresponden según las ideologías o la orden
perteneciente.
La igualdad viene acompañada de la inclusión. Es el concepto más importante
que abre la puerta de la educación. La escuela pública abre la puerta a la
igualdad y a la inclusión y está garantizada por los programas de finalización de
estudios obligatorios, según las distintas edades. Los equipos de integración
tenemos que trabajar y profundizar mucho más en la Ley Federal de Educación
y en las leyes provinciales, para garantizar mayor igualdad, mayor derecho a la
educación, mayor inclusión, mayor diversidad. El concepto de igualdad tiene
que ser pensado como equidad. El Estado nacional y los estados provinciales y
municipales tienen que desarrollar políticas públicas para garantizar esta
igualdad, esta inclusión y mayor diversidad. Esa es nuestra escuela pública. 
Foto: gentileza Martín Salvetti

-¿Cuáles son los desafíos de la educación a partir de la pandemia?


-En este contexto actual, muy vulnerable, de una crisis mundial, la educación
ha tenido que adaptarse a la virtualidad y la no presencialidad. El primer gran
desafío con el que nos hemos encontrado es el de la conectividad. El haber
discontinuado el Plan Conectar Igualdad hizo que chicos y chicas, estudiantes
de nuestras escuelas, no tengan los recursos y los insumos tecnológicos al
igual que los docentes y las escuelas sin conectividad. Lo didáctico también se
tiene que trabajar a partir de lo que es virtual. La planificación ha cambiado y
hay que adaptarla a la virtualidad, utilizando recursos audiovisuales.
El desarrollo de esos recursos audiovisuales debe ser una verdadera
incorporación, como estrategia pedagógica, con un sentido y un fundamento
dentro del proceso de aprendizaje. La pandemia nos puso el desafío de
empezar a contemplar e incorporar estos cambios sociales educativos, que son
la virtualidad y la innovación educativa. Eso sin perder la esencia de la
educación que es brindarle el conocimiento a los estudiantes, a los niños y
niñas que tenemos en nuestras escuelas, despertar las pasiones y las
vocaciones.
Foto: Presidencia de la Nación.
 

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