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Selección 2: La instrucción pública de la Nación organizada. El ca-


mino hacia una ley fundacional. La Ley 1420 de Educación Común
en la Capital, colonias y territorios nacionales. El financiamiento de
la educación. La Ley Láinez. Colegios nacionales y escuelas norma-
les: ciudadanos para gobernar, legislar, juzgar y enseñar. Conflictos
y armonías del sistema educativo hasta 1930. En: Lentijo, P., Mar-
tiné, E. y Molina, J.; Temas de Política y Legislación Educativa:
El Derecho a la Cultura y a la Educación en la República Ar-
gentina. Ediciones Escolares, Buenos Aires, 2004.

La Instrucción Pública de la Nación Organizada


El optimismo pedagógico, propio del siglo XIX, expresaba la concepción sar-
mientina: creación de escuelas Normales y necesidad, planteada por los gru-
pos hegemónicos, de argentinizar a los hijos de los inmigrantes como forma
de asegurar el orden social. 12

El maestro sanjuanino dedica una parte sustancial de su obra teórica al impul-


so de la expansión escolar como garantía del crecimiento económico y de un
orden político y social que, para marcar su carácter novedoso, era definido
como civilización. La misma se encarnó en un modelo agro-exportador,
dominado por una elite que había asimilado pautas culturales y políticas de
Europa y cuya economía estaba en una situación de complementariedad y de-
pendencia con respecto a las naciones industriales.

Los esfuerzos de la Argentina se concentraban en la producción agraria, 13 lo


que suponía la incorporación de grandes cantidades de mano de mano de
obra inmigrante y la expansión de las tierras aprovechables, aunque los nue-
vos pobladores no tuvieran acceso a la propiedad rural. 14 La preparación de
recursos humanos para esta economía exportadora de productos pri-
marios no requería los servicios de una educación formal. Los inmigran-
tes con una capacitación rudimentaria alcanzaban a cubrir las escasas necesi-
dades existentes.

12
Di Tella, Torcuato: Historia Social de la Argentina contemporánea. Capitulo IV: Roca,
la generación del 80 y el papel de los extranjeros en la sociedad argentina. Editorial Tro-
quel, Buenos Aires, 1998.
13
Ferrer, Aldo: La economía argentina. Las etapas de su desarrollo y problemas actuales.
Capítulo: La economía primaria exportadora. Editorial Fondo de Cultura Económica.
México. Buenos Aires, 1975.
14
Giberti, Horacio: Historia Económica de la Ganadería Argentina. Capítulo IV. Editorial
Hispaméryca, Buenos Aires, 1985.

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La educación pública se orientó preferentemente a la satisfacción de funciones
y necesidades políticas apoyándose en una economía que no necesitaba de la
capacitación técnica de la población para su implementación.

El sistema educativo argentino tuvo un objetivo: la formación del ciudada-


no; para esto la escuela tenía un alto valor estratégico pues no sólo transmitía
los contenidos que aceptaban una concepción común del mundo y de la so-
ciedad sino que en ella se asimilaban los rituales que conducían a la consolida-
ción de la forma republicana, a la adhesión a la Nación por sobre cualquier
otro grupo de pertenencia social y a la legitimación de las reglas de disciplina
social. La principal contribución jurídica de la Instrucción Pública Argentina a
la formación del ciudadano es la Ley 1420. 15

El camino hacia una ley fundacional


Con la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires, en 1880, las escuelas por-
teñas pasaron al dominio de la Nación, aunque se mantuvo para ellas la vigen-
cia de la Ley de Educación de la Provincia de Buenos Aires. En lo técnico y
administrativo, la instrucción primaria de la Capital Federal, las colonias y los
territorios nacionales se puso bajo la dirección del Consejo Nacional de Edu-
cación.

El nuevo organismo debía redactar un proyecto de ley de educación y un in-


forme sobre el estado de la enseñanza primaria, pero fue disuelto. La Comi-
sión Nacional de Educación creada en su reemplazo organizó el Congreso Pe-
dagógico Sudamericano (1882) al que asistieron representantes de países
extranjeros, especialistas y maestros para tratar cuestiones relativas a la
enseñanza y a la educación popular.

Meses después de la apertura del Congreso Pedagógico comenzó el debate


parlamentario de la nueva ley de educación que regiría en la capital, colonias y
territorios nacionales. Tanto en el parlamento como en el Congreso Pedagógi-
co los diferentes discursos expresaron la disputa ideológica entre liberales y
católicos. 16 Los liberales consideraban que la religión debía salir del espacio
público para reducirse a las conciencias, al ámbito de lo privado. 17 Concebían
al niño como germen de la sociedad civil y desde allí sujeto del estado y la so-
ciedad. Los católicos, en cambio, no querían resignar el protagonismo de la
iglesia. 18 Para ellos el niño era una prolongación de la familia y ésta su vez un
apéndice de la Iglesia, pilar de la organización social.

15
Tedesco, Juan Carlos: La educación argentina entre 1880 y 1930. Crecimiento y des-
equilibrios en Historia Integral Argentina. (Tomo 5). Centro Editor de América Latina.
Buenos Aires, 1973.
16
Di Tella, Torcuato: Ob. Cit.
17
Daniel, Jean: “La laicidad pone a Dios en el hogar y al ciudadano en la escuela”. Clarín,
21-08-2003.
18
En Italia es obligatorio el crucifijo en las aulas ( leyes de hace 80 años, vigentes hoy).
Clarín, 28-10-2003

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En las Declaraciones del Congreso Pedagógico no quedó expresamente esta-
blecida la enseñanza laica. Sin embargo, entre las asignaturas básicas reco-
mendadas para el plan de estudios no se incluyó la religión. Este hecho prácti-
camente conducía al laicismo. El debate parlamentario 19 sobre la enseñanza
religiosa, en el que triunfó una posición moderadamente laica, fue uno de los
tantos pasos que dio el Estado sobre la sociedad para controlar los actos más
destacados del ciclo vital. Es que, hasta la década del 80, los nacimientos, las
defunciones y los matrimonios eran registrados solamente por la Iglesia Cató-
lica y otras confesiones. Con la aprobación, en 1884 de la Ley de Registro Civil
las dos primeras funciones quedaron para el Estado. Pero esta ley aún recono-
cía a la Iglesia la potestad sobre los matrimonios. La Ley de Matrimonio Civil,
aprobada, en 1888, termina con esa potestad a pesar de la fuerte oposición de
grupos y legisladores católicos. Tanto estas leyes como la Ley de Educación
Común fueron denominadas leyes laicas.

La Ley 1420 de educación común en la capital, colonias y territorios


nacionales
La Ley de Educación Común fue promulgada el 8 de julio de 1884. Consta de
nueve capítulos que contienen numerosas disposiciones que determinan las
características fundamentales de la enseñanza primaria y rigen su organiza-
ción técnica, económica y administrativa.
Sus fuentes son: la Ley de Educación de la provincia de Buenos Aires, las re-
comendaciones del Congreso pedagógico del 82, la Ley francesa del mismo
año y las doctrinas pedagógicas norteamericanas introducidas por Sarmiento.
Su primer artículo establece que la escuela primaria tiene por único objeto fa-
vorecer y dirigir el desarrollo moral, intelectual y físico de todo niño de
seis a catorce años de edad. El artículo segundo enuncia principios que fue-
ron históricos para el sistema educativo argentino: La instrucción primaria
debe ser obligatoria, gratuita, gradual y dada conforme a los preceptos
de la higiene.

Obligatoriedad, gratuidad, accesibilidad e higiene


Frente a la privatización familiar de la vida infantil la obligatoriedad escolar
implicó el predominio del Estado como única forma de sujetar al niño al orden
de la civilización moderna representado por la escuela. Sarmiento afirmaba
que “la educación pública era derecho de los gobernados, obligación del go-
bierno y necesidad absoluta de la sociedad, remediando directamente la auto-
ridad a la negligencia de los padres, forzándolos a educar a sus hijos o prove-
yendo de medios a los que, sin negarse voluntariamente a ello, se encuentran
en la imposibilidad de educar a sus hijos.” 20

Al referirse al tema, el artículo tercero expresa: Todos los padres tutores o encar-
gados de los niños, dentro de la edad escolar establecida en el artículo primero
son responsables de la obligatoriedad escolar. El artículo cuarto aclara que la obli-

19
Weinberg, Gregorio: El debate parlamentario de la Ley 1420 (2 tomos). Centro Editor
de América Latina, Buenos Aires, 1984.
20
Bravo, Héctor Félix: Educación Popular. Ob. Cit.

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gación escolar puede cumplirse en las escuelas públicas, en las escuelas particula-
res o en el hogar de los niños; puede comprobarse por medio de certificados y
exámenes.

De esta manera no se vulneraba la libertad de elección y la de conciencia de los


padres. Éstos podían enviar a sus hijos a escuelas religiosas. Para hacer efectiva
la obligatoriedad escolar era necesario compeler a los padres a enviar sus hijos a
la escuela, amenazándolos con sanciones. Por ello el artículo cuarto prescribe,
que puede exigirse su observación por medio de amonestaciones y multas pro-
gresivas sin perjuicio de emplear, en caso extremo, la fuerza pública para condu-
cir los niños a la escuela21 .

Otra condición necesaria para la eficacia de la obligatoriedad fue la gratuidad: La


obligación escolar supone la existencia de la escuela pública gratuita al alcance de
los niños de edad escolar, declara el artículo quinto. La obligatoriedad implica
gratuidad y accesibilidad, este último principio quiere decir posibilidad de ac-
ceso a la escuela pública. Con el objeto de garantizar el principio de accesibili-
dad, el artículo quinto agrega que cada vecindario de mil a mil quinientos habi-
tantes de las colonias y territorios constituirá un distrito escolar con derecho por
lo menos, a una escuela pública, donde se dé en toda su extensión la enseñanza
primaria que establece esta ley.
Cuando la Ley alude a los preceptos de la higiene e incluye entre las mate-
rias obligatorias Nociones de Higiene se refiere aquella parte de la medicina
que tiene por objeto la conservación de la salud previniendo enfermedades. La
inclusión de esos conceptos reflejaba la preocupación que existía por esos
años en materia de higiene individual y pública. En lo que se refiere a ésta úl-
tima, la virulencia de la epidemia de fiebre amarilla desatada en 1871 desnudó
las desfavorables condiciones higiénicas de Buenos Aires. El Estado impulsó
Obras de Salubridad para atender el servicio de agua y cloacas. La escuela se
encargó de hacer cumplir preceptos de higiene individual y pública. Sobre el
particular los artículos trece y catorce expresan:

- En toda construcción de edificios escolares y de su mobiliario y útiles de en-


señanza, deben consultarse los preceptos de la higiene.
- Es además obligatoria la inspección médica e higiénica y la vacunación y re-
vacunación de los niños en períodos determinados.
- Las clases diarias de las escuelas públicas serán alternadas con intervalos
de descanso, ejercicio físico y canto.

Gradualidad: conocimiento y contenidos; moral y jerarquía


La ley de Educación Común consagra el principio de gradualidad. El sistema
educativo se organizó en grados sucesivos, asociados a determinadas edades,
vinculadas a la capacidad evolutiva de los alumnos. El artículo noveno dice: La

21
El ordenamiento de otros países pena el incumplimiento la no concurrencia a la escue-
la. En 2002 una madre británica fue condenada a 60 días de prisión porque sus hijas fal-
taron reiteradamente a la escuela. La mamá había sido llamada muchas veces al orden
por el servicio social de su distrito. Clarín, 14-02-2002.

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enseñanza primaria se dividirá en seis o más agrupaciones graduales y será
dada sin alteración de grados, en escuelas infantiles, elementales y superiores,
dentro del mismo establecimiento o separadamente. El ascenso en los grados
y niveles implicaba el acceso a estadios cada vez más complejos de compren-
sión de la realidad y a posiciones sociales de mayor prestigio y poder.

Además, los contenidos que se transmitían en cada uno de los grados presta-
ban consenso a las reglas de disciplina social y se inscribían dentro de la filo-
sofía positivista que venía de Europa, cuyas premisas - como el progreso in-
definido supeditado a un orden y una administración pacificadora-
armonizaron con las propuestas y necesidades del Estado Nacional. 22 En ese
contexto conocer implicaba salir del oscurantismo, representado por las lu-
chas civiles previas a la organización nacional, la cultura indígena y el saber
popular, rural y urbano.

La actividad cognoscitiva desarrollada en la escuela tenía por objetivo permitir


el acceso a un bien, a una entidad asimilable que los sectores hegemónicos
valoraban por su efecto homogeneizador y civilizador. 23 Los libros de texto
hacían hincapié en nociones tales como la confianza, el respeto al orden y la
autoridad. El sistema pedagógico positivista, caracterizado por la inculcación,
el verbalismo y la pasividad del alumno, fue funcional a dicho objetivo. 24

La ciencia positiva buscaba conocimientos homogéneos, dividía arbitrariamen-


te procesos y fenómenos, utilizaba la experimentación y un lenguaje formali-
zado para evitar toda supuesta ambigüedad. Las asignaturas que, conforme la
Ley 1420, integraban el mínimum de instrucción obligatoria, eran parte
de esos principios básicos, vinculados con la racionalidad y con la ciencia posi-
tiva, que había que adquirir para acompañar la transformación social y eco-
nómica del país. Las disciplinas que enumera el artículo sexto son representa-
tivas del significado que tenía el conocimiento para los positivistas: una
entidad que sólo podía ser incorporada si se la parcelaba en unidades discretas
y fácilmente asimilables. Las materias obligatorias son:
- Lectura y escritura;
- Aritmética (las cuatro primeras reglas de los números enteros y el conoci-
miento del sistema métrico decimal y la ley nacional de monedas, pesas y
medidas);
- Geografía particular de la República y nociones de Geografía Universal;
- Historia particular de la República y nociones de Historia General ;
- Idioma nacional;
- Moral y Urbanidad;
- Nociones de Higiene;
- Nociones de Ciencias Matemáticas Físicas y Naturales;

22
Tedesco, Juan Carlos: La instancia educativa en Biagini, Hugo (compilador): El movi-
miento positivista argentino. Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1983.
23
Entel, Alicia: Escuela y conocimiento. Cuadernos FLACSO. Miño y Dávila Editores,
Buenos Aires, 1988.
24
Libaneo, J: “Tendencias pedagógicas en la práctica escolar.” Revista da Associaçao de
Educaçao (Traducción). Año 3. Nro 6. Sao Pablo 1986.

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- Nociones de Dibujo y Música vocal;
- Gimnástica y conocimiento de la Constitución Nacional

Después de enumerar las materias, comunes a ambos sexos, el artículo sexto


señala:
- Para las niñas será obligatorio, además el conocimiento de labores de manos
y nociones de economía doméstica. Para los varones el conocimiento de los
ejercicios y evoluciones militares más sencillos, y en las campañas, nociones
de agricultura y ganadería.
El artículo décimo dice:
- La enseñanza primaria para los niños de seis a diez años de edad, se dará
preferentemente en clases mixtas, bajo la dirección exclusiva de maestras au-
torizadas. 25

Como lo testimonian los últimos preceptos, la ley preparó al hombre y a la


mujer para asumir sus funciones dentro de un modelo de la familia y de socie-
dad. En esta cuestión coincidieron tanto católicos como liberales. 26
La aceptación de las reglas de disciplina social no sólo quedó expresada través
de los contenidos. En la práctica, el sistema educativo tenía un criterio pre-
ponderante de clasificación: la capacidad de acceder a niveles crecientes
de complejidad. Los niveles representaban una secuencia según la cual se
pasaba de lo simple a lo complejo. La comprensión de la complejidad quedaba
reservada a los que llegaban a los niveles superiores. Este criterio tenía una
justificación teórica: dar a cada uno la educación que corresponde a su lugar
en la escala social y lograr la aceptación de una nueva moral, la moral
laica y republicana que debía reemplazar a la moral religiosa tradicional.

La enseñanza de la moral racional y de la adhesión a la nación debía, en este sen-


tido, apoyarse en los mismos elementos que la moral tradicional: símbolos, ritos
y sentido de autoridad de parte de quienes aparecían portadores de los nuevos
valores en los cuales se basaba la socialización. El ascenso en la escala de la je-
rarquía educativa implicaba un ascenso en la escala de la jerarquía social, legiti-
maba la movilidad social y reproducía el orden imperante. 27

La enseñanza religiosa
La enseñanza religiosa sólo podrá ser dada en las escuelas públicas por los
ministros autorizados de los diferentes cultos, a los niños de su respectiva co-

25
El presidente norteamericano Georges W. Bush presentó en 2002 un proyecto que se
proponía reestablecer el uso de clases y escuelas de un solo sexo pues “ello puede refle-
jar esfuerzos importantes y legítimos para mejorar los resultados educativos de todos los
estudiantes”. Clarín, 18-05-2002
26
Durante 100 años los textos de lectura y la escuela transmitieron el mismo esquema:
el rol de la mujer era quedarse en su casa. Los modelos de los textos de lectura comen-
zaron a cambiar recién en la década de 1980 aunque las mujeres hayan salido a trabajar
mucho antes, según el libro ¿Mamá amasa la masa?, resultado de una investigación pu-
blicada por Catalina Wainerman y Mariana Heredia en 1999. Clarín, 09-05-99
27
Tedesco, Juan Carlos: El nuevo pacto educativo. Capítulo I: La formación del ciudada-
no: Nación y Democracia. Editorial Anaya, Buenos Aires, 1997.

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munión y antes o después de las horas de clase. Con la redacción del artículo
ocho los parlamentarios de 1884 creyeron haber arribado a una solución tran-
saccional entre los partidarios de la educación confesional y los sostenedores
de la escuela laica. 28 Sin embargo, en la práctica, la escuela pública argentina
se convirtió en una escuela laica ya que hasta la década del 30 ninguna reli-
gión fue enseñada en sus aulas, ni en las horas de clase ni fuera de ellas.

Administración. Enseñanza privada. Jardines de infantes. Escuelas pa-


ra adultos
En el capítulo VI de la Ley se dispone que la dirección facultativa y la admi-
nistración general de las escuelas de la Capital Federal y los territorios na-
cionales estarán a cargo de un Consejo Nacional de Educación, que funcio-
nará en la capital de la República, bajo la dependencia del Ministerio de
instrucción pública. Para las escuelas dependientes del Consejo Nacional de
Educación se establecen, en el referido capítulo VI, dos tipos de inspección:
la inspección técnica a cargo de inspectores maestros y la inspección adminis-
trativa, realizadas por los Consejos Escolares de Distrito compuesta de cin-
co padres de familia elegidos por el Consejo Nacional.
La Ley también se ocupaba de la educación privada, sustentada constitu-
cionalmente por el derecho de enseñar, armonizando la libertad de ense-
ñanza con la responsabilidad del Estado que debía autorizar y supervisar el
funcionamiento de los colegios particulares. 29 Los directores de estos estable-
cimientos tenían la obligación de:

- Manifestar al respectivo Consejo escolar de distrito su propósito de es-


tablecer o mantener una escuela o colegio de enseñanza primaria, indi-
cando el sitio de la escuela, condiciones del edificio elegido para tal ob-
jeto y clase de enseñanza que se proponen dar .
- Acompañar los títulos de capacidad legal para ejercer el magisterio,
que posea la persona destinada a dirigir la escuela.
- Comunicar a la autoridad escolar respectiva los datos estadísticos que
le fueron solicitados y llevar con tal objeto, en debida forma, los regis-
tros establecidos según los formularios de que serán gratuitamente
provistos por la autoridad escolar respectiva.
- Observar las disposiciones acerca de la matrícula escolar.
- Someterse a la inspección que en interés de la enseñanza obligatoria,
de la moralidad y de la higiene, pueden practicar, cuando lo crean con-
veniente, los inspectores de las escuelas primarias y el Consejo Escolar
de Distrito.
- Dar en el establecimiento el mínimum de enseñanza obligatoria.

La ley determinó, en su artículo 11, el establecimiento de uno o más jardines


de infantes, en las ciudades donde sea posible dotarlos suficientemente. Du-
rante muchos años no se cumplió con esta disposición legal, ya que sólo fue-
ron creados algunos establecimientos sin que el Estado diera una organización

28
Weinberg, Gregorio: Ob. Cit.
29
Bravo, Héctor Félix: Bases constitucionales de la educación argentina. Ob. Cit.

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sistemática. En muchas provincias se establecieron jardines de infantes, pero
sin contar con una orientación definida. Sólo quedaron las secciones infantiles
de los departamentos de aplicación de algunas Escuelas Normales. La difusión
de los jardines estuvo atada a un debate político–educativo alrededor del ca-
rácter doméstico o pedagógico de dichas instituciones. El Primer Congreso Pe-
dagógico de 1900, arribó a la conclusión de que la escolaridad debía empezar
a los 7 años y que los jardines de infantes eran un problema doméstico y no
escolar. Aunque se los reconocía como necesarios se los condenaba en tanto
institución escolar; no debían contar con sostén estatal sino quedar librados a
iniciativas particulares. 30

El artículo 11 también establece: escuelas para adultos en los cuarteles,


guarniciones, buques de guerra, cárceles, fábricas y otros establecimientos
donde pueda encontrarse ordinariamente reunido un número, cuando menos
de cuarenta adultos ineducados y escuelas ambulantes, en las campañas,
donde por hallarse muy diseminada la población no fuese posible establecer
con ventaja escuelas fijas.

El progreso de la Ilustración
Se ha dicho que la Ley 1420 fue la norma educativa más progresista que podía
obtenerse en la República Argentina, capitalista y agroexportadora, de fines
del siglo XIX. 31 Sus efectos se hicieron sentir, lenta pero efectivamente, du-
rante las décadas siguientes. Junto con las leyes provinciales de educación
primaria, la Ley 1420 alfabetizó a generaciones de hombres y mujeres, lo-
grando que la Argentina tuviera la tasa más baja de analfabetos de Amé-
rica Latina. Por éstas características fue considerada una ley modelo por mu-
chos países latinoamericanos. 32 Esa fue su principal fortaleza. Sin embargo,
tanto la Ley 1420, válida en la Capital Federal y los territorios nacionales, co-
mo las leyes de educación común sancionadas en cada una de las provincias
tuvieron un serio problema que afectó su instrumentación: el financiamiento. 33
Esa fue su principal debilidad.

El financiamiento de la educación. La Ley Láinez


Las provincias debían asegurar la educación primaria de acuerdo con la Consti-
tución. Sin embargo, muchas de ellas, por insuficiencia de recursos, no pudie-
ron cumplir con esta norma. Entonces el gobierno de la Nación empezó a sub-
vencionarlas conforme lo que establece la Constitución Nacional que en el
artículo 67, inciso 8, autoriza al Tesoro Nacional a acordar subsidios a las pro-
vincias cuyas rentas no alcancen a cubrir sus gastos ordinarios. En 1871, du-
rante la presidencia de Sarmiento, se estructuró una ley orgánica que estable-

30
Carli, Sandra: Niñez, pedagogía y política. Transformaciones acerca de los discursos
de la infancia en la historia argentina entre 1880 y 1955. Capítulo III: La tesis sobre la na-
turaleza humana del niño... Los jardines de infantes. Universidad de Buenos Aires. Miño y
Dávila, Buenos Aires, 2002.
31
Romero, José Luis: Ob. Cit.
32
En E.E.U.U. la Corte Suprema decretó la ilegalidad de la segregación racial en las es-
cuelas recién en 1954.
33
Bravo, Héctor Félix: Ob. Cit.

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cía los requisitos para solicitar una subvención permanente. Sobre esta base
se promulgó, en 1890, la ley 2737. Con pequeñas modificaciones, introducidas
en 1897, esta ley rigió las subvenciones a las provincias. Para poder gozar de
los beneficios de la ley, las provincias debían destinar al menos el 10% de sus
entradas o rentas generales al sostenimiento de la enseñanza y suministrar al
Consejo Nacional de Educación datos sobre el personal docente, los alumnos,
los textos y los edificios escolares.

Como todas las provincias no se encontraban en la misma situación económi-


ca, la ley establecía distintas proporciones para distribuir la subvención nacio-
nal. Sin embargo, en virtud de las irregularidades cometidas por algunas pro-
vincias con los fondos que se enviaban para el fomento escolar o en lo
remisas que se mostraban para rendir de cuentas, hubo que recurrir a otros
medios para garantizar la instrucción pública en el interior.

Surgió así el proyecto del senador Manuel Láinez, luego convertido en ley.
Esta norma, promulgada como Ley 4874 en 1905, permitió al Consejo Nacio-
nal de Educación establecer directamente, en las provincias que lo soli-
citaran, escuelas nacionales, elementales, infantiles, mixtas y rurales,
en las que se impartió el mínimum de enseñanza establecido en la Ley 1420.
De acuerdo con la ley, la determinación de la ubicación de las escuelas nacio-
nales iba a depender del porcentaje de analfabetos que surgiera de las listas
presentadas por las provincias para recibir la subvención escolar.

Colegios nacionales y escuelas normales: ciudadanos para gobernar,


legislar, juzgar y enseñar
La Instrucción Pública de la Nación Organizada concentró la mayor atención
en la enseñanza primaria antes que en la enseñanza media. Mitre afir-
maba que los Colegios Nacionales tenían la misión de formar “ciudadanos
aptos para gobernar, legislar, juzgar y enseñar”. En caso contrario, “lo mejor
se perdería porque desaparecerían de las cabezas de las columnas popula-
res esos directores inteligentes que con mayor caudal de luces, las guían en
su camino y procuran mejorar su suerte animados por la pasión consciente del
bien”. 34

El Estado construyó escuelas normales 35 y colegios nacionales en las


principales ciudades y pagó los sueldos de sus profesores que, en el ámbito
provincial tenían el raro privilegio de un ingreso bueno y seguro. Las escuelas
normales formaron maestros de calidad, aptos para sustentar el proyecto edu-
cativo y formados en el positivismo pedagógico. 36 Si bien entre los normalistas
había varones, predominaron las mujeres, que encontraron allí uno de los po-
cos campos abiertos para su desarrollo profesional. Los colegios nacionales

34
Romero; José Luis: Ob. Cit.
35
Astolfi, Juan Carlos: Historia de la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Aso-
ciación de Ex alumnos, Buenos Aires, 1975.
36
Tedesco, Juan Carlos: La instancia educativa. Ob.Cit.

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debían servir para ingresar en las carreras tradicionales de las universidades,
pero también para formar el personal capacitado que requería la nueva admi-
nistración pública. Este personal era reducido, sobre todo en la Argentina de
aquellos tiempos que concentraba el poder en pocas manos y no daba garan-
tías de renovación democrática de los funcionarios.

La función política distintiva de la educación media y superior fue formar


la elite que iba a dirigir el Estado 37 . No obstante, como consecuencia del
modelo económico y social, aparecen en las ciudades sectores medios cada
vez más importantes, a los que se suman grupos desplazados del entorno del
régimen, que pugnan por la apertura de la vida política y que perciben al sis-
tema educativo tradicional como un camino eficaz tanto para el ascenso social
como para la capacitación política.

La lucha de este movimiento por tener un lugar en el manejo de la cosa públi-


ca pone en evidencia que hay una cantidad de personal político excedente que
no puede ser ubicado por el aparato oficial. Ante esta situación, la alternativa
que un sector de la elite gobernante concibe como solución es la diversifica-
ción de los estudios hacia modalidades técnicas que aparten del camino políti-
co a un sector importante de los que acceden a la escuela media. Si la función
de los Colegios Nacionales y la Universidad era formar una elite directiva, la
función de la fragmentación del sistema en varias escuelas profesionales era la
de alejar de esa elite directiva a otros núcleos en ascenso. Este hecho permite
explicar los intentos de la clase gobernante argentina de modernizar el siste-
ma educativo con nuevas carreras.

El producto inmediato de este movimiento fue la creación de las primeras es-


cuelas comerciales e industriales en Buenos Aires y Rosario. En 1891 se funda
la primera Escuela Nacional de Comercio, en la Capital Federal. En 1899 se
crea la primera Escuela Industrial de la Nación. En cuanto a la enseñanza su-
perior, en 1885 se dicta la primera ley para el ordenamiento de las uni-
versidades, la que lleva el número 1579 y se conoce como Ley Avellaneda.38

Conflictos y armonías del Sistema Educativo hasta 1930


Entre 1880 y 1930 transcurre una etapa educativa estrechamente vinculada
al modelo de la economía primaria exportadora. Si bien los sectores medios no
tuvieron un programa económico alternativo al modelo agroexportador, en el
ámbito político no sucedió lo mismo porque la clase gobernante que creó las
condiciones para su aparición y desarrollo no les dio participación en la elabo-
ración de decisiones y en el control social. La respuesta de los sectores medios
fue reclamar una mayor democratización institucional enarbolando las consig-
nas del sufragio universal y el respeto a la constitución. 39

37
Tedesco, Juan Carlos: La educación argentina entre 1880 y 1930. Ob. Cit.
38
Rodriguez Bustamante, Norberto: Debate parlamentario sobre la Ley Avellaneda. Edi-
torial Solar, Buenos Aires, 1985.
39
Rouquié, Alain: Poder militar y sociedad política en la sociedad argentina. Tomo I.
EMECÉ Editores, Buenos Aires, 1983.

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Cuando, representados por el radicalismo, llegan al gobierno en 1916 sus
planteos en la política educativa se agotan en medidas tendientes a garantizar
un mayor acceso a las instituciones existentes, sin intentar en ningún momen-
to su modificación. Por ello puede afirmarse que hasta 1930 no hay diferen-
cias en el apoyo que tanto radicales como conservadores le dan a la enseñan-
za pública, gratuita y laica.

Al contrario, fue la elite gobernante la que implementó en el país esas pautas,


promovió la introducción de criterios científicos en la enseñanza e intentó re-
formar el sistema educativo con orientaciones prácticas y utilitarias. Como
contrapartida los sectores medios enfatizaron la necesidad de ampliar el apoyo
a la escuela primaria y no sólo se opusieron a las reformas en la educación
secundaria sino que tendieron a consolidar sus orientaciones clásicas.

En cambio, dichos sectores fueron artífices de la Reforma Universitaria de


1918, 40 que originó el movimiento estudiantil organizado, con la autonomía
como consigna, para garantizar en los claustros la libertad académica, la crea-
tividad y la independencia frente a la intromisión del Estado. Dentro de este
proceso de democratización política, que acontece en 1916, empiezan a gene-
rarse en el país otros debates ideológicos.

Las nuevas tendencias pedagógicas acompañan el ascenso político y social de


los sectores medios y se hace manifiesta la confrontación entre el discurso
normalista, positivista, fundador de la instrucción pública, y el discurso de la
escuela nueva. El primero estaba centrado en el maestro, el verbalismo, la in-
culcación y la disciplina; el segundo giraba alrededor del alumno, el aprendiza-
je y el autogobierno infantil. Tanto uno como otro son variantes de la pedago-
gía liberal que prepara a los alumnos para el desempeño de papeles sociales
teniendo en cuenta las aptitudes individuales. 41 Aunque no pudo reemplazar el
sistema de la pedagogía liberal conservadora o tradicional, la escuela nueva
fue un emergente de la renovación pedagógica que caracterizó el clima plura-
lista, cultural e ideológico, de una época. 42

Los nuevos enfoques pedagógicos también intentan convertirse en una res-


puesta a lo que muchos entendieron como un fracaso de la educación recibida
por las generaciones adultas. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la cri-
sis económica de 1929 mostraron la otra cara de las civilizaciones y agudiza-
ron las demandas sociales que descolocaban cualquier propuesta educativa y
cuestionaban al optimismo pedagógico. Es que, si bien entre 1914 y 1931
se logró escolarizar a la mayoría de la población infantil del país y según el
censo de 1931 las tres cuartas partes de los niños entre 6 y 13 años asistían la
escuela primaria, los niveles de deserción seguían siendo muy altos con un

40
Ciria, Alberto y Sanguinetti, Horacio: La Reforma Universitaria (2 tomos). Capítulo II
(TOMO I): De 1918 a 1931. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983.
41
Libaneo, J: Ob. Cit.
42
Carli, Sandra: Ob. Cit.

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descenso significativo de la matrícula partir de 4to grado. Aunque la Constitu-
ción confiriera el derecho a aprender y la Ley 1420 obligara a concurrir a la
escuela, había una tarea que excedía los marcos de la democracia liberal y
consistía en remover los obstáculos de orden económico y social 43 que
limitaban el derecho de aprender e impedían el desarrollo como persona
humana de muchos niños argentinos. Para ello el estado liberal demostró
ser insuficiente.

43
El artículo 3ro de la Constitución de Italia inscripto dentro del constitucionalismo social,
amplía los derechos del constitucionalismo liberal y expresa que”incumbe a la república
remover los obstáculos de orden económico y social que, limitando de hecho la libertad y
la igualdad de los ciudadanos, impidan el pleno desarrollo de la persona huma-
na...”ciudadanos, impidan el pleno desarrollo de la persona humana...”

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