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Iván Amoroso 00213709

1.-

El caso de Bosnia-Herzegovina resulta paradigmático para entender que diferentes

estrategias pueden impulsar la paz y que esta perdure en el tiempo. De igual manera,

resulta un excelente caso para diseminar las falencias dentro de estos procesos. En un

análisis más próximo, la democracia se concibió como la mejor forma de establecer una

paz sostenible entre las tres etnias existentes dentro del territorio. La guerra de Bosnia

fue un conflicto bélico que se desarrollo en el territorio entre abril de 1992 y diciembre

de 1995. Una explosiva combinación de factores políticos y religiosos internos, así

como, la desintegración de Yugoslavia en 1991 fue el caldo de cultivo para la guerra.

Luego de un referéndum por la independencia de Yugoslavia, los grupos serbios

intentaron evitar el naciente Estado. Por su parte una coalición entre serbocroatas y

bosnios musulmanes hicieron frente por la independencia al ejercito serbio. El punto

culmen del conflicto se dio con la intervención de la OTAN en el territorio, lo que

finalizó la guerra. En ese proceso los lideres de las tres etnias fueron llevados a Dayton

(Ohio), con el fin de negociar el armisticio y las condiciones para formar un Estado. Los

Acuerdos de Dayton se firmaron el 14 de diciembre de 1995 en Paris, dando como

origen la República de Bosnia-Herzegovina. El fin último de la intervención

internacional era conseguir que se logren elecciones democráticas en territorio. Pero

¿Cómo lograr la representación para las tres etnias? ¿Cómo evitar que un parlamento se

convierta en un centro para que estalle otra guerra? ¿La democracia es una solución a

largo plazo después de un conflicto? El objetivo de este ensayo es responder estas

incógnitas sobre como impulsar la paz sostenible. En primera instancia se evaluarán las

estrategias de establecer una democracia llevadas a cabo dentro de Bosnia-Herzegovina.


Como segundo apartado, se pretende analizar a la democracia y toda su órbita; y su

efectividad para lograr la paz.

Con el surgimiento de Bosnia-Herzegovina también se suscitó un modelo

democrático que ha resaltado por sus particularidades. Como establece Carlos Murillo,

la construcción y reconstrucción postconflicto es un proceso que inicia posterior a la

vigencia de acuerdos de paz, armisticio y las garantías establecidas entre las partes

(2017, 113). En este proceso de reconstrucción uno de los requerimientos básicos

conducía a un cambio en el régimen político, social y de gobierno direccionado a la

democracia, lo que resultaba nuevo para las partes al venir de un régimen comunista.

Por ello la estrategia principal para establecer la paz se dibujo desde dos frentes:

federalismo y representación política. Dentro de Bosnia-Herzegovina existen dos

regiones, la República de Srpska y la Federación de Bosnia y Herzegovina. Ambas

regiones se comparten la capital de Sarajevo de Oeste a Este, y administran 50 distritos.

El énfasis de esta división recae que la oportunidad de la sociedad reformar sus

instituciones políticas, sociales, económicas, jurídicas, culturales y estratégicas (Murillo

2017, 115) desde una dimensión que no resulte invasiva en la comunión entre las tres

etnias. En resultados efectivos el federalismo ha conseguido que las partes desarrollen

instituciones democráticas sin sentir que han sido impuestas a la fuerza. Por el contrario,

se ha demostrado que este modelo ha ocasionado fuertes grados de segregación cultural,

lingüística y de educación sobre todo en su capital Sarajevo donde las etnias confluyen

en mayor medida. En el apartado político, la solución que se encontró para establecer un

régimen que se considere legitimo para la población fue el semi-presidencial. La

Republica cuenta con dos cámaras parlamentarias y tres presidentes (representantes de

cada etnia) que rotan funciones cada 18 meses además de elegir en consenso el primer

ministro. Ello implicado una reforma en la administración del sistema de seguridad, con
cada parte de la federación administrando organizaciones armadas reconocidas en el

acuerdo de paz, y que cumple uno de los objetivos establecidos por Murillo (2017, 118)

que es evitar el surgimiento de grupos paramilitares. Parte de las deficiencias de este

modelo se encuentra en la dificultad de mediar problemas dentro del parlamento, ya que

se siguen tratando implicaciones nacidas en los albores de la guerra.

Un punto central de debate acerca de los procesos democráticos postconflicto

son los dilemas originados en buscar la paz en países frágiles. Los procesos de

transición a la democracia suelen ser tumultuosos, inciertos y llenos de asuntos

peligrosos (Pereira 2016, 357). Para comprender a la democracia como un modelo

efectivo en Bosnia-Herzegovina nos centraremos en cómo se resolvieron los dilemas de

seguridad, moral y diseño para que prospere la paz hasta nuestros días. Para la

seguridad, el dilema principal es perder certeza de guerra al hacer acuerdos frente a

tener certeza de conflicto para estar preparados. Para las tres etnias fue desastroso el

conflicto pese a tener conocimiento de las fuerzas contrarias. Este escenario lleva

efectivamente a juego donde la democracia es un ganar-ganar para todas las partes,

frente a la posibilidad de ganar o perderlo todo en una guerra (Pereira 2016, 360). En lo

moral, el dilema recaía en consistencia frente a coherencia. Era coherente que cada etnia

se reparta un espacio dentro del territorio y formase un Estado propio, pero era poco

consistente en la supervivencia de estos Estados a nivel financiero, económico y político

a largo plazo. La unificación democrática, organizada en federalismo, permitió que

Bosnia-Herzegovina se estabilice al largo plazo (con ciertas deficiencias). Esta

estabilización es el centro de que los parlamentos sean representativos y proporcionales,

además que las presidencias protegen la identidad de las etnias mientras gobiernan en

pos de la supervivencia en el sistema anárquico internacional. El diseño de la

democracia fue un punto importante en el debate para llegar a la paz. Si se valían del
que el expertise mainstream únicamente el diseño no se hubiera ajustado a las

implicaciones étnicas, lo que en consecuencia hubiera puesto en jaque a los acuerdos de

paz. Permitir que por medio de consensos los tres grupos enfrentado hayan diseñado un

sistema democrático acorde a sus necesidades y representatividad ha permitido que este

sea visto como legitimo. Agregado, la democracia se enraizó de mejor manera dentro de

la cultura política lo que logro que las particularidades del diseño no jugasen en contra

para prolongar la paz hasta ahora.

En conclusión, el caso de Bosnia-Herzegovina presenta evidencias que la

democracia es transformativa y relevante para mantener los procesos de paz. El

principal punto por destacar es la capacidad de ajustarse a los requerimientos de las

poblaciones. Tanto el federalismo como el sistema semi-presidencial (adaptado) han

mantenido la paz dentro del territorio, pese a tener deficiencias estructurales. Aun asi, la

capacidad de mejora que tiene la democracia siempre esta a la orden de las poblaciones,

componente clave para su enraizamiento a largo plazo. De igual manera, los dilemas

presentes pueden ser superados con las debidas precauciones y un análisis integro de las

necesidades de representación. La democracia, con todos sus puntos ciegos, ha

demostrado su capacidad de mantener la paz si se cubren los aspectos primarios de las

comunidades permitiendo que todas las voces sean escuchadas dentro de las

instituciones.
Bibliografía

Murillo, C (2017). CAPÍTULO 3. Construcción/reconstrucción, posconflicto y la


reforma del sistema de seguridad. Universidad de Costa Rica.

Pereira Watts, Izabela (2016) "From War to Peace: When Democracy Prevails?," Saint
Louis University. Public Law Review: Vol. 35 : No. 2 , Article 9, pp. 351-389

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