Está en la página 1de 12

Estado Etnia Y Nación.

Estos términos son categorías analíticas de las ciencias sociales que se utilizan para entender
diferentes formas de organización social y política. Son grupos de personas con una organización
interna dirigida por líderes. Sus miembros suelen tener en común rasgos en la forma de vida y,
como colectivo, su formación es resultado de un proceso histórico.
Los estados están constituidos por tres elementos: población, territorio sobre el cual se tiene
jurisdicción y cuerpo político de gobierno; las políticas públicas y estrategias estatales suelen
plantearse por una pequeña élite socioeconómica.
La nación se caracteriza por su carácter político con arraigo étnico y cultural. Estos son grupos
culturalmente homogéneos que fortalecen su identidad en el territorio, sus lazos de sangre y la
historia de su surgimiento.
Las etnias son unidades humanas cuya esencia se encuentra en la historia, la cultura y el
parentesco común de las personas que las conforman. La producción del grupo étnico depende
de su producción biológica y social.
La lengua es un elemento esencial de la identidad étnica, es un medio de transmisión de ideas y
de reproducción de la forma de comprender y relacionarse con el mundo.

Los terminos Estado, etnia y nación son categorías analíticas de las ciencias sociales que se
utilizan para entender diferentes formas de organización social y política. Se caracteriza por ser
un grupo de personas con una organizacion interna dirigida por líderes.

Los Estados están constituidos por tres elementos: población, territorio sobre el que se tiene
jurisdicción y cuerpo político de gobierno.

La nación se caracteriza por su carácter político con arraigo étnico y cultural. En un territorio
estatal pueden cohabitar varias naciones o bien, los miembros de una nación pueden encontrarse
en más de un Estado.
Las etnias son unidades humanas cuya esencia se encuentra en la historia, la cultura y el
parentesco común de las personas que las conforman.

El conjunto de valores culturales que el grupo comparte es la base de su forma de vida y de la


conducta social de sus miembros. Al igual que en el caso de la nación, la lengua, como medio de
transmisión de ideas y de reproducción de la forma de comprender y relacionarse con el mundo,
Es un elemento esencial de la identidad étnica.
Estado De Derecho y Justicia.

Los efectos de la violencia asociada a un conflicto perduran mucho tiempo después de la


firma del acuerdo de paz. En demasiados casos, la violencia y la inseguridad no desaparecen o
incluso se agudizan para las mujeres, debido a la impunidad a gran escala de los agresores, la
ausencia de sistemas judiciales eficaces y la falta de reformas en el sector de la seguridad. Es
fundamental restablecer el estado de derecho para garantizar la seguridad de las mujeres, la
protección de sus derechos y, en última instancia, la paz equitativa.

Después de un conflicto, la justicia de transición marca el punto de ruptura con un pasado


injusto. Este modelo de justicia, que engloba la instrucción de acciones judiciales, la búsqueda de
la verdad, reparaciones, reformas del sector judicial, consultas nacionales y mecanismos de
rendición de cuentas a nivel local, sienta las bases para una sociedad inclusiva basada en el
estado de derecho y la rendición de cuentas, y contribuye a la reconciliación. No obstante, y a
pesar de su importancia, hasta hace poco los recursos dedicados a satisfacer las prioridades y
necesidades de las mujeres han sido muy escasos.
Participación democrática.

La participación ciudadana en procesos decisorios no es una condición necesaria ni suficiente


de la existencia de un régimen democrático. No obstante, en presencia de regímenes
democráticos –caracterizados por gobiernos electos a través del sufragio universal, libre, secreto
e igualitario a través de procesos electorales recurrentes e íntegros–, el atributo de la
participación ciudadana supone una menor distancia entre el gobierno de los representantes y las
preferencias de quienes los seleccionan para hablar y tomar decisiones en su nombre.

Para Bovero, hay dos formas de entender la democracia como poder (krátos) del pueblo (demos).
En clave representativa, la democracia supone el gobierno de los más capacitados que toman
decisiones en nombre de la nación. Sin embargo, una segunda acepción entiende a la democracia
como el poder de la mayoría. Dicho de otra forma, el gobierno de la clase no-noble de la
sociedad. La idea moderna de democracia participativa representa una amalgama de ambas
concepciones.

La democracia participativa puede hacerse efectiva a través de mecanismos


electorales o deliberativos. Los primeros implican que la ciudadanía acude a las urnas para
decidir por opciones de políticas previamente diseñadas y presentadas de manera dicotómica  por
las autoridades (por ejemplo, “¿Está o no de acuerdo con la despenalización del aborto?”). Por su
parte, los espacios deliberativos son diseñados para que ciudadanas, ciudadanos, representantes
de actores sociales y autoridades políticas se involucren en procesos de diálogo y escucha activa
para decidir entre todos, las mejores respuestas a los problemas públicos. Si bien estos
mecanismos pueden ser meramente consultivos (no siempre las decisiones son vinculantes o
mandatorias para las autoridades), la acción comunicativa “habermasiana” es un componente
fundamental de estos espacios, que está ausente en el caso de los mecanismos electorales
(también conocidos como mecanismos de democracia directa: MDD).

La idea que postula esta propuesta es que la democracia participativa –específicamente cuando
adquiere el formato deliberativo– implica un salto de calidad (y complejidad, ciertamente) para
el funcionamiento del régimen democrático; supone pensar y vivir la democracia en tercera
dimensión (D3D). Si bien la realidad tridimensional es más difícil de concebir mentalmente,
convivimos con ella todo el tiempo. Tal como lo postuló Condorcet, un régimen político con
mayor cantidad de espacios de participación e interacción social, será también más
representativo, y más satisfactorio para la ciudadanía.
Derechos Humanos.
Son aquellos «instrumentos fundamentados en la dignidad humana que permiten a las
personas alcanzar su plena autorrealización. En consecuencia subsume aquellas libertades,
facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a
toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna y
la satisfacción de sus necesidades, «sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica o
cualquier otra condición

Para los autores iusnaturalistas, los derechos humanos son derechos independientes o que no


dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente, por lo que son considerados fuente
del derecho; sin embargo desde el positivismo jurídico la realidad es que solamente los países
que suscriben los Pactos Internacionales de Derechos Humanos o Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (PIDESC) y sus Protocolos —Carta Internacional de Derechos Humanos—
están obligados jurídicamente a su cumplimiento. Así, por ejemplo, en relación con la pena de
muerte, contraria al Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte, no ha sido firmado por países
como China, Irán, Estados Unidos, Vietnam, Japón e India.

Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido como las
condiciones y normas básicas que procuran crear una relación integrada de la persona con
la sociedad y que permite a los individuos ser personas jurídicas, identificándose consigo mismos
y con los demás.
Cultura de Paz y Reconciliación.

La cultura de paz está basada en los principios enunciados en la Carta de las naciones unidas
y en el respeto de los derechos humanos, la democracia y la tolerancia, la promoción del
desarrollo, la educación para la paz, la libre circulación de información y la mayor participación
de la mujer como enfoque integral, para prevenir la violencia y los conflictos, realizando
actividades encaminadas a crear condiciones propicias para el establecimiento de la paz y su
consolidación. Supone, ante todo, el esfuerzo generalizado para modificar mentalidades y
actitudes con ánimo de promover la paz. Significa transformar los conflictos, prevenir los que
puedan engendrar violencia y restaurar la paz y la confianza en poblaciones que emergen de la
guerra. Su propósito trasciende los límites de los conflictos armados, para hacerse extensivo a las
escuelas y los lugares de trabajo, los parlamentos y las salas de prensa, las familias y los lugares
de recreo.

“Hemos convenido también que la paz es algo más que la ausencia de guerra, y tiene que ver con
la superación, reducción o evitación de todo tipo de violencias, y con nuestra capacidad y
habilidad para transformar los conflictos, para que en vez de tener una expresión violenta y
destructiva, las situaciones de conflicto puedan ser oportunidades creativas, de encuentro,
comunicación, cambio, adaptación e intercambio. Este nuevo enfoque es el que persigue la
“cultura de paz”, si la entendemos como un proceso que, en primera instancia, habrá de
transformar la actual “cultura de la violencia” (Vicenc, 1998: 1).

Parece evidente que uno de los retos de la educación para la paz no puede ser otro que el
participar en la formación de una ciudadanía dispuesta a abordar responsablemente los cambios
estructurales que el mundo necesita, en lo político y en lo económico, educar para la paz, implica
educar sobre el conflicto, que no debe ser confundido con la violencia. La sistematización de los
estudios realizados por varios investigadores, sobre la cultura de paz, entre los que se destacan:
Aisenson (1994), Rodríguez (1994), Galtung (1996), Symonides y SIngh (1996), permite señalar
las siguientes ideas:
 Educar en cultura de paz es enseñar a la gente a encararse de manera más creativa, menos
violenta, a las situaciones de conflicto y darles los medios para hacerlo, en síntesis es
aprenda a convivir, lo cual “presupone cumplir normas comunes, generar y respetar
acuerdos, confiar y tolerar; de ahí que la convivencia se distinga por una combinación de
una alta capacidad reguladora de ley moral y cultural sobre los individuos con la
capacidad de celebrar y cumplir acuerdos lo que produce confianza y se fortalece con
ella.
 La capacidad reguladora de estas instancias debe estar acorde con un pluralismo moral y
cultural tolerante, que excluya la aprobación de comportamientos ilegales por razones
morales o culturales.
 Se consideran otros aspectos relevantes ligados a la convivencia y los acuerdos: el papel
de la gratificación y la sanción, el reconocimiento de la autonomía, la cooperación y el
sentido de pertenencia. (Mockus, 2007: 27).
 Valdría la pena dedicar un poco de tiempo a aprehender y comprender nuestros propios
conflictos, puesto que la paz no es otra cosa que la “fase superior de los conflictos, es
decir, cuando los conflictos son transformados por las personas y por las comunidades de
forma positiva, creativa y no violenta.
 Resulta fundamental estimular la creatividad para que al buscar soluciones a los
conflictos, prevalezca la comprensión mutua, la tolerancia y el desbloqueo de posiciones.
 Hay que cambiar la percepción del conflicto y la forma de acercarnos a él, desde la
educación para la paz se ha dicho siempre, y con razón, que hemos de educar para la
disidencia, la indignación, la desobediencia responsable, la elección con conocimiento y
la crítica, es decir, para salirnos de las propuestas de alienación cultural y política.

La educación para la paz consiste en analizar el mundo en que vivimos, pasarlo por la crítica
reflexiva emanada de los valores propios de una cosmovisión pacifista y lanzar a los individuos a
un compromiso transformador, liberador de las personas en cuanto que, movidas por ese análisis
crítico, quedan atrapadas por la fuerza de la verdad y obligados en conciencia a cooperar en la
lucha por la emancipación de todos los seres humanos y de sí misma.

La educación es, sin duda alguna, un instrumento crucial de la transformación social y política.
Si estamos de acuerdo en que la paz es la transformación creativa de los conflictos, y que sus
palabras claves son, entre otras, el conocimiento, la imaginación, la compasión, el diálogo, la
solidaridad, la integración, la participación y la empatía, hemos de convenir que su propósito no
es otro que formar una cultura de paz, opuesta a la cultura de la violencia, que pueda desarrollar
esos valores, necesidades y potencialidades.

Por medio de la educación se puede introducir de forma generalizada, los valores, herramientas y
conocimientos que forman las bases del respeto hacia la paz, los derechos humanos y la
democracia, porque la educación es un importante medio para eliminar las diferencias, al mismo
tiempo, promueve los ideales de paz, tolerancia y no violencia, la apreciación mutua entre los
individuos, grupos y naciones

Los derechos humanos constituyen uno de los pilares fundamentales del discurso de la cultura de
paz, puesto que su respeto y cumplimiento de forma generalizada es la máxima garantía de que
los valores mínimos que la humanidad decida compartir, se traducen en normas de
comportamiento e instrumentos jurídicos de protección para las personas y los pueblos.

A lo largo de medio siglo, la sociedad internacional se dota de importantes mecanismos de


derechos humanos, que podríamos sintetizar en las tres categorías siguientes:

 Derechos Civiles y Políticos: contra el abuso de los poderes arbitrarios y las diversas
formas de dictadura, para limitar las competencias del estado, para garantizar la libertad
de los ciudadanos, entre otros
 Derechos sociales, económicos y culturales: exigen para su cumplimiento que se
abandone el papel pasivo del estado para convertirse en guardián de las garantías
mínimas que la persona requiere para ejercer a cabalidad las funciones derivadas de la
condición humana (derecho al trabajo, a la educación, a la seguridad social, al acceso a
las fuentes de la cultura, entre otros). El cumplimiento de estos derechos necesita de la
cooperación internacional, y en ocasiones, de la ayuda humanitaria, para lograr
solidaridad en sus manifestaciones diversas.
 Derechos de tercera generación: derechos derivados de la fraternidad, de la solidaridad,
derecho a la paz, derecho al medio ambiente sano, derecho al desarrollo. Es interesante
aquí subrayar los esfuerzos para que el llamado derecho a la paz, sirva para que el
discurso sobre la cultura de paz vaya consolidándose.

“En los albores del Siglo XXI, educar para la paz y sentar las bases para una cultura de paz
significa preparar a las nuevas generaciones para buscar un nuevo consenso fundamental sobre
convicciones humanas integradoras” (Küng, 1991: 174). “Se incluirá una pluralidad heterogénea de
proyectos vitales, comportamientos, lenguajes, formas de vida, conceptos científicos, sistemas
económicos, modelos sociales y comunidades creyentes, y que infunde en la sociedad
internacional unas pautas de comportamiento ético y moral, comprensión humana y empatía, con
el propósito de lograr una cooperación pacífica en la mejora de la condición humana” (Thee, 1996:
229-250).

Del análisis realizado se desprende que; al educar para el desarrollo de una cultura de paz,
estamos contribuyendo al desarrollo de la formación ciudadana, proceso que tiene sus
particularidades en el contexto educativo colombiano.
Economía de Guatemala.
Constituye la mayor economía de América Central, y la novena de América Latina. Su PIB,
representa un tercio del PIB regional. El país mantiene fundamentos macroeconómicos sólidos
en los últimos años, con un nivel de reservas elevado, un nivel controlado del déficit público
(2,8% en 2011) y del déficit exterior y una deuda pública baja, del 30% del PIB en 2011. El nivel
económico de la población es contrastante, con un 40% de sus habitantes que se encuentran por
debajo del umbral de la pobreza y un 15% en pobreza extrema.17

El sector más grande en la economía guatemalteca era tradicionalmente la agricultura, siendo


Guatemala el mayor exportador mundial de cardamomo, el segundo mayor exportador
de banano, el quinto exportador de azúcar y el décimo productor de café. El sector del turismo en
Guatemala es el segundo generador de divisas para el país tras las remesas de los emigrantes, la
industria es una importante rama de la economía guatemalteca y el sector de servicios está
aumentando en importancia. 

Se calcula que el PIB de Guatemala en 2000 era de 23.000 millones de dólares estadounidenses,


con un decrecimiento real de aproximadamente el 3,3% sobre el año anterior. Después de la
firma de los acuerdos de paz en diciembre de 1996, Guatemala estaba bien posicionada para un
rápido crecimiento en los años siguientes. La economía de Guatemala está dominada por el
sector privado, que genera alrededor del 85% del Producto interior bruto.
La agricultura contribuye con el 23% del PIB y constituye el 75% de las exportaciones. La
mayoría de la manufactura es de ensamblaje ligero y procesamiento de alimentos, dirigido a los
mercados domésticos, de Estados Unidos, y Centroamérica. Durante años pasados, el turismo y
la exportación de textiles y productos agrícolas no tradicionales como vegetales de
invierno, frutas y flores se han incrementado. Se mantienen las exportaciones más tradicionales
como el azúcar, bananas, y el café; el país es el primer exportador mundial de arveja china.

Estados Unidos es el mayor socio comercial del país, proveyendo el 55% de las importaciones de
Guatemala y recibiendo el 40% de sus exportaciones. El sector público es pequeño y está
reduciéndose, con sus actividades de negocios limitadas a servicios públicos -algunos de los
cuales se han privatizado- puertos, aeropuertos, y varias instituciones financieras orientadas al
desarrollo. Guatemala fue cualificada para recibir ventajas a la exportación bajo el Acta de
Comercio de la Cuenca del Caribe (Caribbean Basin Trade and Partnership Act, CBTPA) de los
Estados Unidos en octubre del 2000, y goza de acceso a los beneficios del Sistema de
Preferencias Generalizado (SPG) de la Unión Europea. Sin embargo, debido a graves carencias
en la protección de los derechos de los trabajadores, los privilegios de Guatemala en el CBTPA y
el GSP están bajo revisión.

También podría gustarte