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Didáctica de la Lengua

Grado en Educación Primaria,


Grupos 1 y 3, curso 2020-2021

Tema 2
Componentes del lenguaje

Con el término de ‘lenguaje’ solemos definir un sistema de comunicación apoyado en un


«código socialmente compartido, o sistema convencional, que sirve para representar con-
ceptos mediante la utilización de símbolos arbitrarios y de combinaciones de éstos, que es-
tán regidos por reglas” (Owens, 5). Partiendo de esta definición, caben perfectamente den-
tro de ella las caracterizaciones como “lenguajes” de ciertos sistemas de comunicación como
la que establecen dos seres humanos mediante una “forma concreta” de lenguaje (por ejem-
plo, dos hablantes que se comunican en español, o en chino, o en finlandés…), pero también
otras formas de comunicación utilizadas por animales diferentes al ser humano. Ciertos ti-
pos de primates cuentan con un “lenguaje” (un sistema convencional de signos sonoros, so-
cialmente compartido y sujeto a reglas) integrado por unas treinta señales sonoras diferen-
tes con las que pueden transmitirse sendos mensajes. El sistema de comunicación de las
abejas, la denominada “danza de las abejas”, permitiría a una abeja retornar a su colmena
tras un vuelo de reconocimiento para transmitir al resto de sus compañeras, «mediante una
especie de danza en forma de 8 realizada a diferentes velocidades y en diversas orientacio-
nes con respecto al eje de la colmena, la existencia de pasto, la dirección en que se encuentra,
su distancia al refugio y la cantidad de alimento que contiene» (Rojo, pág. 8)1. Delfines y
ballenas se comunican asociando por convención social ciertos patrones sonoros a unos de-
terminados conceptos, de manera que en ningún caso sería una impropiedad definir su sis-
tema de comunicación como un lenguaje: «en un sentido amplio del término, pero no inade-
cuado, podemos decir que son lenguajes (el lenguaje de las abejas, el lenguaje de los delfines,
etc.)» (Rojo, pág. 8)2. Un lenguaje sería también el “silbo gomero”, mediante el cual, a través
de una serie discreta y convencional de silbidos, los silbadores de la isla canaria de La Go-
mera son capaces de transmitir más de cuatro mil conceptos diferentes combinando, me-
diante diferentes reglas codificadas, seis sonidos distintos, dos de ellos denominados “voca-
les” y los cuatro restantes como “consonantes”3.
Pero, partiendo de esa misma definición de ‘lenguaje’ antes propuesta, “sistema de co-
municación apoyado en un código socialmente compartido, o sistema convencional, que
sirve para representar conceptos mediante la utilización de símbolos arbitrarios y de com-
binaciones de éstos, que están regidos por reglas”, podríamos calificar también como “len-
guajes” las matemáticas, donde existen “valores” asociados por convención (matemática) a
“signos” que transmiten información en mensajes (comprensibles claro está para los que

1
Consúltese el documental sobre la danza de las abejas en este vínculo.
2
Escúchese su lenguaje en este vínculo.
3
¡Miren y escuchen cómo “hablan” los gomeros!
Componentes del lenguaje

puedan “codificar” y “descodificar” esos signos arbitrarios matemáticos). Otro tanto suce-
dería con el sistema Morse (asociando por convención ciertas señales eléctricas con sonidos
de diferente duración, o su plasmación sobre un soporte escrito en puntos y rayas)4, o in-
cluso con el lenguaje de signos o de señas mediante el que los sordomudos pueden codificar
mensajes de naturaleza visual y gestual (a través de un canal gesto-visual-espacial) con su
entorno social, trasmitiendo conceptos comprensibles tanto para otras personas sordomu-
das que conozcan la descodificación de esas señales como para aquellas otras que, sin serlo,
hayan aprendido ese lenguaje5.
De lo sostenido hasta ahora se desprende fácilmente la heterogeneidad de sistemas con-
vencionales de comunicación de mensajes que pueden calificarse como “lenguajes”. Y con-
viene precisar un poco un grupo de lenguajes tan diferentes como la danza de las abejas, el
lenguaje matemático, el código o alfabeto Morse, el lenguaje de signos o señas de los sordo-
mudos y el árabe. Un primer gran subgrupo de “lenguajes” discriminaría entre “lenguajes
formales” y “lenguajes naturales”. Los lenguajes formales son construcciones formales y
artificiales humanas: el código de las señales de comunicación, el código Morse, las señales
de humo son lenguajes formales, incluso los lenguajes de programación digital apoyados en
la combinación numérica que permiten trasladar en la era digital todo tipo de mensajes vi-
suales y acústicos. Cierto es que de distinto grado de complejidad y de “rendimiento” en
cuanto a su capacidad de vehicular conceptos diferentes al transmitirse la información…
Pero todos estos ejemplos son casos de lenguajes formales. Frente a este subgrupo, resalta
el formado por los “lenguajes naturales”, tanto el lenguaje de las abejas como el del sistema
de comunicación que rige la comunicación de los hablantes de la lengua sueca, por ejemplo.
En ambos casos (abejas y suecos, o primates y españoles, o ballenas y alemanes), nos en-
contramos ante sistemas de comunicación (lenguajes) que permiten por convención trasla-
dar mensajes para expresar conceptos mediante ciertos principios combinatorios formales
usando signos sonoros, visuales, olfativos y corporales que se adquieren de forma “natural”.
No obstante, conviene subdividir a su vez este amplio grupo de lenguajes naturales, pues
resulta evidente que entre el lenguaje natural de las abejas y el lenguaje natural de la lengua
española existen diferencias.
Ciertos animales transmiten información a través del olor, las abejas lo hacen a través
del movimiento, las plantas a través del color, pero el soporte fundamental del lenguaje de
los primates y de los seres humanos es el habla: “un medio verbal de comunicarse o de

4
Véase el breve documento audiovisual sobre el código Morse.
5
El caso concreto de la “lengua de signos” o la “lengua de señas” de los sordomudos plantea dudas y
posturas encontradas entre los lingüistas, pues para algunos se trata de un sistema de comunicación artifi-
cial, para otros de uno natural (véase el interesante artículo que recoge la Wikipedia sobre este tema).

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Tema 2, texto teórico 1

transmitir significado […], un proceso que requiere una coordinación neuromuscular muy
precisa, necesaria para la planificación y la ejecución de secuencias motoras muy específi-
cas” (Owens, pág. 4). Y así hemos llegado finalmente a la distinción necesaria entre lenguaje
y lengua en el habla de los seres humanos: el lenguaje sería esa capacidad del ser humano
para comunicarse mediante el habla, mientras que las lenguas son las maneras propias con
que cada comunidad concreta materialmente esa potencialidad compartida por todos los
seres humanos. Cuando un inglés o un ruso hablan, manifiestan ambos esa capacidad hu-
mana del lenguaje; cuando lo hacen, se sirven de dos maneras concretas, y distintas entre
sí, de comunicarse mediante el habla humana: el inglés y el ruso como lenguas.
Existe [...] una facultad común a todos los hombres, que es la facultad lingüística. [...] Llamamos
lenguaje al resultado de esa facultad. [...] Contrasta inmediatamente con el aspecto diferencial: el
lenguaje se manifiesta en miles de sistemas distintos diferentes a los que llamamos lenguas, que
habitualmente no son intercomprensibles (Rojo, pág. 27).
Abejas y flores tienen un lenguaje natural, pero no tienen habla. ¿Hemos acabado pues
con la necesaria discriminación de los tipos de lenguaje que estamos proponiendo…? Sí y
no, o sí pero no… Todo depende del “grado de capacidad de habla” que otorguemos a algu-
nos “animales no humanos” (algunos primates como los bonobos y los chimpancés, ciertos
cetáceos —sobre todo los delfínidos—, aves como los loros o los cuervos, animales todos
ellos con áreas cerebrales corticales muy, o bastante, desarrolladas) en relación con los “ani-
males humanos”. Cuanto más asociemos la capacidad del habla al “habla humana” como va-
lor de referencia, más motivos tendremos para mantener la tradicional división antropo-
céntrica que discriminaba entre el habla de los “animales humanos y los denominados “se-
res irracionales”. Por el contrario, cuanto más cerca estemos de una definición de “lenguaje”
como “sistema de comunicación apoyado en un “código socialmente compartido, o sistema
convencional, que sirve para representar conceptos mediante la utilización de símbolos ar-
bitrarios y de combinaciones de éstos, que están regidos por reglas” y de una definición de
“habla” como “ medio verbal de comunicarse o de transmitir significado […], un proceso que
requiere una coordinación neuromuscular muy precisa, necesaria para la planificación y la
ejecución de secuencias motoras muy específicas”, más difícil nos resultará separar el len-
guaje de los primates del lenguaje de los seres humanos. Personalmente, no encuentro in-
cómodo reconocer mi “esencia animal”, asumir naturalmente mi vínculo en lenguaje y ha-
bla con otros animales y considerar mi lengua (el español) como una manifestación espe-
cialmente desarrollada de un lenguaje natural compartido con otros animales. Ahora bien,
quedaría pendiente la tarea de aclarar qué hace diferente mi “forma de lenguaje natural” de
la forma de “lenguaje natural” de cotorras, delfines o bonobos…

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Componentes del lenguaje

El habla del lenguaje natural de los seres humanos se apoya en la combinación de uni-
dades mínimas sonoras. En el caso del habla del lenguaje natural de los seres “no huma-
nos”, los mensajes sonoros no se conforman mediante adición de unidades mínimas sono-
ras. Un mensaje del habla en un lenguaje natural con el que queremos transmitir conven-
cionalmente el concepto /tengo hambre/ combinaría algunos de los sonidos posibles del
habla humana recogidos en la tabla de sonidos compilada para el AFI o Alfabeto fonético
internacional, donde se asocia cada sonido con un determinado signo convencional (en
efecto, la tabla emplea en este caso un lenguaje formal para asociar sonidos y convenciones
gráficas de representación…). Si Dory, el personaje de ficción de la película Buscando a
Nemo que aprendió el “balleno” (el lenguaje natural de las ballenas) quisiera transmitir ese
mismo concepto, /tengo hambre/, emitiría un mensaje sonoro (habla pues…) en el que no
podríamos subdividir otras unidades discretas inferiores, pues se trata de un mensaje inar-
ticulado, unidades aptas para construir otros mensajes diferentes mediante la aplicación de
ciertas reglas combinatorias6.
En el esquema del Alfabeto Fonético Internacional que aparece en la página siguiente, se
registran (mediante un lenguaje formal) todos los sonidos potenciales del habla humana. Si
tuviéramos la sensibilidad acústica necesaria para distinguir todos esos sonidos, y el
tiempo, medios y dinero necesarios para recorrer el mundo entero a la busca de esos soni-
dos, no encontraríamos muestra concreta de ninguna habla humana cuyas “unidades dis-
cretas”, cuyas piezas básicas, no fueran algunos de esos sonidos representados. De todos
esos sonidos posibles en el habla del lenguaje humano, ciertas comunidades de hablantes
se sirven de una determinada cantidad de ellos —lógicamente, siempre en número inferior
al de todos los sonidos posibles— para satisfacer sus necesidades de comunicación. La
forma concreta en que cada comunidad “se sirve” de ese conjunto determinado de sonidos
y las reglas propias con que los combinan se denominan lenguas.

6
Escucharemos a Dory hablar en español y en “balleno” en esta escena tan famosa…

32
Tema 2, texto teórico 1

(Recogido del artículo ‘’Alfabeto fonético internacional” de la Wikipedia)

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Componentes del lenguaje: sonido, fonema,
alófono, letra (oralidad y escritura)

Como se comentó en el texto precedente de nuestra asignatura, podríamos definir el len-


guaje natural de los seres humanos como un sistema de comunicación transmitido me-
diante el habla que sirve para representar conceptos mediante la utilización de símbolos
arbitrarios y de combinaciones de éstos (regidos por reglas diferentes según cada lengua
concreta), apoyado en un código socialmente compartido. Vimos también que esa habla,
connatural al lenguaje humano, se apoya en la combinación de unidades mínimas sonoras.
Deduzcan de esta definición que el lenguaje, y cada lengua concreta, es un fenómeno oral,
relacionado con la voz y el oído, y que la escritura es un fenómeno importantísimo, pero
secundario y no siempre necesario: son muchas las lenguas que no tienen reflejo en la es-
critura, y no por ello dejan de ser lenguas con los mismos rasgos sustanciales que las que sí
tienen reflejo en sistemas de escritura…
Vamos a proponer una comparación para extraer todas las consecuencias posibles de la
definición propuesta: aunque sean consecuencias obvias, conviene tenerlas siempre bien
presentes porque afectan a aspectos esenciales de nuestra asignatura y de la comprensión
de la lengua en el estadio infantil (en otras palabras, de su comprensión de la lengua de los
niños que los tendrán como alumnos…). Como todas las comparaciones que les propondré
en nuestra asignatura, son “equivalencias” que intentan aclarar mediante ejemplos los as-
pectos teóricos que abordamos, y “valen” si satisfacen la función didáctica que les asigno,
pero difícilmente —lo reconozco— son “equivalencias perfectas” y aplicables a otros aspec-
tos no analizados en este caso sobre el lenguaje, la lengua, el habla o la escritura…
Imaginemos (allá va la equivalencia…) que las unidades mínimas sonoras con las que
construimos oralmente como hablantes, y percibimos acústicamente como oyentes o escu-
chantes, los mensajes del habla son como piezas de Lego. Las piezas mínimas de Lego son las
siguientes:
Componentes del lenguaje: sonido, fonema, alófono, letra (oralidad y escritura)

Con cada una de esas piezas podemos construir objetos diferentes: por ejemplo, una casa
de diseño sencillo y accesible para niños de tres o cuatro años (imagen 1), otras casas más
complejas, tal vez esperables en niños de Primaria (imagen 2)…

Combinando diferentes piezas mínimas de Lego podríamos construir ambos diseños; si


le preguntáramos al niño de Infantil qué ha construido, respondería de inmediato que una
casa, con la misma claridad y rotundidad que lo haría el de Primaria. Problema diferente
sería si a esos dos niños, o incluso a cualquiera de nosotros, nos pidieran que intentáramos
definir cada una de las piezas mínimas de Lego que empleamos para construir una casa, sim-
ple (imagen 1) o algo más compleja (imagen 2). La pieza mínima de Lego (a), la (b) o la (c)
(imagen 1) no pueden definirse como “parte del tejado de una casa”, “parte del muro de una
casa” o “parte de la chimenea de una casa”, entre otros motivos por el hecho de que con las
piezas mínimas de Lego (a), (b) o (c) podríamos construir también, por ejemplo, un barco de
Lego:

Y los niños de nuestro ejemplo tampoco en este caso tendrían problemas para definir lo
que han construido, “barco”, pero persistirían los derivados de la definición de las piezas
mínimas de Lego que utilizaron, porque no serían “parte de la cubierta del barco”, “parte de

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Tema 1, texto teórico 2

la quilla del barco” o “parte del mástil del barco”. Se nos plantean diferentes opciones para
definir las piezas mínimas de Lego. Todas ellas están hechas del mismo material (según la
Wikipedia, «un plástico elástico conocido como acrilonitrilo butadieno estireno (ABS)», de
modo que el criterio del material tampoco nos sacaría del apuro… Pero sí podríamos defi-
nirlas por las dimensiones de cada pieza tridimensional, el número completo de cilindros
que tiene cada pieza o sus colores, por ejemplo.

Hemos de volver al punto de partida, y comprobar si la equivalencia propuesta ha


servido para algo… El lenguaje natural de los seres humanos es un sistema de comunica-
ción natural transmitido mediante el habla; esa habla, connatural al lenguaje humano, se
apoya en la combinación de unidades mínimas sonoras. Cuando le preguntamos al niño
de tres o cuatro años qué ha construido con las piezas de Lego, nos dirá clara y rotunda-
mente que una [kása] (por favor, “óiganlo”, no lo “lean”), y ha construido con unidades mí-
nimas sonoras una palabra para designar oralmente un objeto (la ‘casa’ de Lego). El niño de
Primaria que ha construido la casa con sus piezas disponibles de Lego quizás nos respon-
derá (hace casas más complejas, y construye también mensajes orales más complejos…) «He
hecho una casa de tres plantas»; ha construido con unidades mínimas sonoras una combi-
nación de palabras para designar oralmente un objeto (la ‘casa’ de Lego). Las unidades mí-
nimas sonoras de la palabra [kása] que pronuncia el niño desde el segundo ciclo de Educa-
ción Infantil no significan nada por sí solas, como las piezas mínimas de Lego (a), la (b) o la
(c) (imagen 1) no pueden definirse como “parte del tejado de una casa”, “parte del muro de
una casa” o “parte de la chimenea de una casa”. Si con las piezas mínimas de Lego (a), (b) o
(c) podría construir también, por ejemplo, un barco de Lego, con las unidades mínimas

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Componentes del lenguaje: sonido, fonema, alófono, letra (oralidad y escritura)

sonoras que ha empleado para construir oralmente la palabra [kása] podría construir otras
palabras diferentes, como por ejemplo [sáka], o integrar las piezas y combinarlas de otro
modo cuando sea mayor (cuando esté en Primaria…) para expresar [é ét͡ʃo una Kása de tres
plántas], donde combina las piezas [K], [a], [s] para formar [kása], y las “reutiliza para inte-
grarlas en otras palabras diferentes como [una] y de [plántas].
Sigamos trazando equivalencias… Las piezas mínimas de Lego (a), la (b) o la (c) (imagen
1) no significaban nada por sí solas. Con ellas podemos construir una casa o un barco, pero
no significan ‘tejado’, ‘chimenea’, ‘puerta’, ‘mástil’ o ‘quilla’. Las unidades mínimas sonoras
del lenguaje humano [k], [a] o [s] no significan nada por sí solas, pero cuando las combina-
mos en una lengua dada “construyen” con significado, y combinando palabras “construidas”
así podemos escribir un mensaje oral sencillo (un niño de Infantil) o una argumentación
oral sobre el deterioro del medio ambiente (un alumno de Bachillerato). Pero las piezas, las
unidades mínimas sonoras, son las mismas en un caso o en otro. ¿Cómo definimos esas uni-
dades mínimas sonoras? Las piezas mínimas de Lego, todas de «un plástico elástico cono-
cido como acrilonitrilo butadieno estireno (ABS)», podríamos definirlas por las dimensio-
nes de cada pieza tridimensional, por el número completo de cilindros que tiene cada pieza,
por sus colores: pura descripción física… Pues las unidades mínimas sonoras son puro so-
nido: se producen articulatoriamente en el sistema fonador cuando las pronunciamos, se
perciben acústicamente. Es pura física… Y para describir todos los sonidos producidos por
el aparato fonador de los humanos, y percibidos acústicamente por su aparato auditivo, los
lingüistas elaboraron ese “Alfabeto fonético internacional” (recogido de la Wikipedia) que
comentamos en la clase precedente; en el AFI, cada sonido “se define” físicamente por el
modo en que se produce (criterio del “modo de articulación”), por el lugar donde se produce
(criterio del “punto de articulación”), por el criterio de la vibración (sonidos sonoros) o au-
sencia de vibración (sonidos sordos) de las cuerdas vocales cuando producimos el sonido,
etc.

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Tema 1, texto teórico 2

Imaginen que esos lingüistas recorrieron con sus grabadoras el mundo entero, de norte
a sur, de este a oeste, y analizaron todos los sonidos presentes en todas las lenguas habladas
en nuestro mundo. Definieron esos sonidos (recuerden: física pura) con los rasgos antedi-
chos (modo y punto de articulación, sonoros y sordos, consonánticos y vocálicos…), asigna-
ron a cada sonido definido un símbolo para transcribir los sonidos (se pasaba pues de la
“física” del sonido a la representación simbólica por escrito; de lo que se pronuncia y se
escucha a lo que se transcribe y se lee) y los clasificaron en la tabla superior. En ella, pues,
podríamos decir que se presentan con símbolos todos los sonidos del lenguaje natural
mediante habla de los seres humanos. Pero de todos los que se recogen en la tabla, algu-
nos sonidos aparecían en español y en japonés y en inglés, otros en francés e inglés pero no
en español, otros en árabe y chino y coreano pero no en danés… De esto se deduce que todos
los sonidos del español, todos los sonidos del japonés o todos los sonidos del rumano están
recogidos en el AFI, pero, inversamente, no todos los sonidos del AFI se emplean en el espa-
ñol, el japonés o el rumano.

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Componentes del lenguaje: sonido, fonema, alófono, letra (oralidad y escritura)

Cuando el español emplea oralmente “coche” ([kóʧe]) para designar ese objeto repre-
sentado mediante la imagen inferior, está combinando cuatro sonidos específicos del con-
junto de sonidos que se recoge en el AFI: el sonido consonántico [k] (grafía c en la escritura),
el sonido vocálico [o] (grafema o), el sonido consonántico [ʧ] (dígrafo ch) y el sonido vocá-
lico [e] (grafema e).

Necesitamos seguir proponiendo diferencias entre conceptos esenciales para nuestra


asignatura, y para entender el funcionamiento básico de las lenguas en su nivel básico oral.
Me resulta muy complicado explicarles la diferencia que existe entre los sonidos y los fo-
nemas. Hemos aclarado ya que las unidades mínimas sonoras son pura física: se articulan
oralmente y se perciben acústicamente. Estos sonidos “pesan”, se registran, se analizan. Uno
de los instrumentos empleados para analizar la física de los sonidos (los del habla y otros
tipos de sonidos) es el espectrómetro; con él “registramos” visualmente sonidos. Vean por
ejemplo el espectrograma de la palabra «remedio» ([remédio]) en español,

o el de la palabra «noche» ([nóʧe]):

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Tema 1, texto teórico 2

Los lingüistas, gente inquieta, no sólo se preocuparon por recoger en el AFI todos los
sonidos del habla humana y de estudiar cuáles de esos sonidos se dan en cada lengua con-
creta, sino que, en una vuelta de tuerca más, se preguntaron: «de todos los sonidos del len-
guaje que se emplean en cada lengua, ¿cuáles de ellos permiten distinguir palabras entre
sí?». Si se dan cuenta, nuestros lingüistas ya no se interesaban estrictamente por la “pura
física” del sonido, por las unidades mínimas sonoras de una lengua dada, por sus grabadoras
y por los espectrogramas… Era un nivel de estudio más “abstracto”, no física pura.
Por ejemplo, estos lingüistas descubrieron en un espectrograma que cuando en la lengua
española pronunciamos la palabra «jazmín» (/xaθmín/), el sonido de la letra «z» que pro-
nunciamos y escuchamos es un sonido que se define como consonante fricativa interdental
sonora, que en el AFI se representa con el símbolo [ɵ̬ ] ([xa ɵ̬ mín]). Sin embargo, analizaron
la palabra «zapato» (/θapáto/) y el espectrograma mostraba que el sonido de la letra «z»
que pronunciamos y escuchamos es un sonido que se define como consonante fricativa in-
terdental sorda, que en el AFI se representa con el símbolo [θ] ([θapáto]). Por lo tanto, en el
español aparecen estas dos unidades mínimas sonoras: [θ] y [ɵ̬ ]. Dos sonidos del español.
Pero esos dos sonidos (y aquí viene el “grado de abstracción” que se comentó) no distinguen
entre sí palabras diferentes en español. Hay dos sonidos, pero un solo fonema.
Cuando empleamos el habla para comunicarnos mediante el lenguaje natural en una len-
gua concreta, por ejemplo el español, lo que “mentalmente” percibimos son unidades míni-
mas, discretas y “abstractas” (no pesan, no son física como los sonidos…) denominadas fo-
nemas que permiten distinguir entre sí palabras distintas: ‘casa’, ‘caza’, ‘cata’, ‘capa’, ‘cara’,
‘cava’, ‘caca’, ‘cama’, ‘cana’, ‘caña’, ‘cacha’, ‘calla’ o ‘cada’ se oponen entre sí para verbalizar
en el habla conceptos distintos porque presentan un fonema diferente en cada caso. Cuando
empleamos esas palabras al comunicarnos, no sólo emitimos oralmente esos fonemas, ni
tampoco percibimos acústicamente sólo esos fonemas: la calidad de la voz, la entonación, el
ritmo, ciertos rasgos fonéticos dialectales, etc., son también sonidos perceptibles

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Componentes del lenguaje: sonido, fonema, alófono, letra (oralidad y escritura)

acústicamente, que también transmiten datos en la comunicación (pero no se ofrecen con


el mismo tipo de codificación que rige la combinación de fonemas del sistema fonológico de
una determinada lengua —en nuestro caso, reiteramos, el español—). En el habla, los fone-
mas siempre se materializan como sonidos (en el emisor, mediante operaciones neurofisio-
lógicas en la producción del sonido, en el receptor, mediante operaciones neurofisiológicas
en la percepción del sonido); pero en la comunicación, no todos los sonidos del habla son
fonemas.
Si al llegar al final de estas páginas han entendido qué rasgos caracterizan el lenguaje
humano frente a otros sistemas de comunicación, naturales o artificiales; les queda claro
qué es el habla; han deducido correctamente que no es lo mismo el lenguaje que las lenguas,
ni los sonidos que los fonemas; si les queda claro que hay más sonidos en el lenguaje que
sonidos en cada lengua concreta, y si finalmente comprenden por qué en una lengua dada
hay más sonidos que fonemas de esa lengua, estaremos en condiciones de comentar en
nuestro siguiente texto el sistema fonológico del español.

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El sistema fonológico del español y su alfabeto

El lenguaje de los seres humanos se materializa en las variadas lenguas con que nos co-
municamos en las diferentes comunidades de habla. La característica esencial del habla hu-
mana frente a otros lenguajes naturales que se sirven de la producción de sonidos (bonobos,
chimpancés, ballenas, delfínidos, gatos, perros, urracas…) es su divisibilidad en unidades
mínimas sonoras. De esas unidades mínimas del lenguaje, cada lengua concreta “selecciona”
algunas de ellas. Todas las unidades mínimas sonoras del lenguaje se representan simbóli-
camente en el Alfabeto fonético internacional (AFI); todas las unidades mínimas sonoras de
cada lengua se encuentran por tanto representadas también en el AFI, pero lógicamente no
todas las del AFI se reflejan en cada lengua… Los sonidos o unidades mínimas sonoras que
se articulan (producción oral) y se perciben (percepción acústica) en cada lengua no coin-
ciden con los fonemas de esa lengua: en una lengua dada, hay más sonidos que fonemas,
porque este concepto lingüístico de “fonema” alude a una realidad “abstracta”, no pura-
mente física: designa aquellos sonidos de una lengua que permiten diferenciar entre sí por
sus significados palabras diferentes. Sólo teniendo clara esta síntesis del texto teórico pre-
cedente podríamos seguir avanzando para describir el sistema fonológico del español.
Los fonemas del español, como las unidades mínimas sonoras (o las piezas del Lego…),
se definen mediante rasgos físicos, articulatorios: por su punto de articulación, por su modo
de articulación, por la acción de las cuerdas vocales (sonoras o sordas) o por la acción del
velo del paladar (nasales)7. Los fonemas vocálicos del español son cinco, /a, e, i, o, u); todos
son sonoros. Por definición, en los fonemas vocálicos nunca se produce una interrupción del
aire espirado; se diferencian entre sí por la posición que adopta la lengua en el interior de
la cavidad bucal:

7Los colores que enmarcan los rasgos físicos de estos fonemas remiten a la tabla de la página si-
guiente.
El sistema fonológico del español y su alfabeto

El español tiene diecinueve fonemas consonánticos. Sumen (5 + 19), y tendrán los vein-
ticuatro fonemas del español normativo o estándar:

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Tema 1, texto teórico 3

De esta manera, los fonemas se definirían (y describirían) desglosando sus rasgos bási-
cos articulatorios: por ejemplo, el fonema /t/ (sonido [t], grafía «t»), se define como un fo-
nema consonántico oclusivo dental sordo, o el fonema /x/ como fonema consonántico fri-
cativo velar sordo (sonido [x], grafía «j» o «g»).
En nuestro curso, y para nuestra formación como futuros maestros de Educación Infantil,
vamos a prescindir de la necesidad de conocer las definiciones de los veinticuatro fonemas
del español normativo o estándar. Pero sí considero relevante, incluso imprescindible diría,
que retengamos ciertos aspectos básicos que nos ayudarán a entender más adelante
(cuando abordemos la lectoescritura en Educación Infantil) algunas de las dificultades bá-
sicas con que se encontrarán nuestros alumnos cuando se acercan a la lectura y la escritura.
Reparen en el párrafo anterior: hemos aludido a sonidos, fonemas y letras. Al tratarse de
unos apuntes escritos destinados a la lectura silenciosa, sólo podemos emplear letras, gra-
fías: pero cuando “escriba” un símbolo entre corchetes, como en el caso de los sonidos [t] y
[x], lo ideal sería que los “escucharan”, no los leyeran; habrán visto también que tengo por
obligación que escribir fonema /t/ y fonema /x/; y ahora les rogaría que entendieran que
pongo entre barras oblicuas un fonema: no equivale a una letra («t» o «j, g», ni tampoco son
sonidos ([t], [x]), son fonemas. Imaginen, como les comenté en clase, que mi hija, nacida en
Extremadura, aspira el sonido [x] que corresponde a la letra «j» en la palabra escrita «ajo»;
yo, sin embargo, no aspiro ese sonido de la lengua española. Son pues dos sonidos del espa-
ñol: pero si nos escucha una tercera persona de lengua materna española, entenderá per-
fectamente que nos referimos al Allium sativum, una especie de la familia de las liliáceas,
porque el fonema es /x/, con independencia de que yo no aspire lajota y mi hija sí, y que es
ese fonema el que nos permite distinguir en el habla las palabras «ajo» ([áxo], /áxo/) y
«hago» ([ágo], /ágo/). Así pues, para escribir sonidos, los símbolos del AFI entre corchetes;
para transcribir fonemas, esos símbolos pero entre barras oblicuas; y para las letras del al-
fabeto castellano con que se representan en la escritura, los entrecomillados dobles bajos8.
Más detalles relevantes: observen que la transcripción fonológica de una palabra en es-
pañol lleva una marca para señalar la vocal de la sílaba tónica; esto se explica porque en
español el acento de intensidad es un rasgo pertinente, distingue entre sí pares idénticos de
fonemas que cambian de significado en función del acento de intensidad. No es lo mismo
/θéno/ que /θenó/, ni /kantáɾa/ que /kantaɾá/.
Un detalle más, muy importante. Vuelven a la tabla anterior: para representación escrita
de sonidos y fonemas se emplean los símbolos del AFI; de los símbolos del AFI que repre-
sentan los veinticuatro fonemas del español, tenemos la suerte de que dieciséis símbolos

8 A veces, entrecomillados simples <…>, ‘…’, o en cursivas.

45
El sistema fonológico del español y su alfabeto

coinciden exactamente con las letras que representan en la escritura esos fonemas; pero
hay siete fonemas del español cuyos símbolos en el AFI no se corresponden con las letras
con que los escribimos en español, y uno más que sólo se corresponde parcialmente, y de
forma minoritaria, con la letra con que se representa ese fonema en la escritura.

Así pues, no olviden que nueve fonemas de su lengua materna se representan en la es-
critura con símbolos del AFI que no coinciden con las letras con que los escribimos. Se los
pongo bien grandes, y así podrán emplearlos en caso de necesidad en sus tareas de trans-
cripción fonológica:

θ ɾ t͡ʃ ʎ ʝ ɲ k x
En las dos tablas siguientes, les propongo ejemplos concretos donde todos los fonemas
del español se asocian con las grafías de palabras escritas en nuestra lengua donde aparecen
esos fonemas:

46
Tema 1, texto teórico 3

Por si les sirve de ayuda, a mí se me ocurrió un enunciado para memorizar donde apare-
cían grafías o dígrafos de todos los fonemas del español:

¡Chaval! Todos los fonemas del español que conoces ya están juntos: re-
pasa, halla y… ¡ganarás!
/t͡ʃ/a/b/l/ /t/o/d/s/ /f/n/m/ /e/ /p/ɲ/ /k/ /θ/ /ʝ/ /x/u/ /r/
/ʎ/ /i/ /g/ɾ/
Hemos llegado al final de este texto teórico. Se supone que sería ahora cuando yo debería
justificar la importancia que supuestamente tendrán estos conocimientos el día de mañana;
nos dices «considero relevante, incluso imprescindible diría, que retengamos ciertos aspectos
básicos que nos ayudarán a entender más adelante [...] algunas de las dificultades básicas con

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El sistema fonológico del español y su alfabeto

que se encontrarán nuestros alumnos cuando se acercan a la lectura y la escritura«». Pues


bien, ¿cuáles son?, me exigirían con razón… Pero llego agotado a este momento: prometo
justificarme más adelante…

Bibliografía básica de consulta manejada para la redacción del tema 2:

En los textos teóricos del tema 1 se sintetizan, funden y adaptan personalmente fragmentos
literales y paráfrasis de los textos de

1) Robert E. Owens, Jr. «Habla, lenguaje y comunicación» y «Componentes del lenguaje»,


en Desarrollo del lenguaje, traducción, adaptación y autoría parte española caps. 10 y
12 de Alfonso J. Escudero Sanz, revisión técnica de José Antonio Carranza Carnicero,
Madrid, Pearson Educación, 2003, págs. 4-11, 16-26;
2) Guillermo Rojo, El lenguaje, las lenguas y la lingüística, cap. 1, «El lenguaje como sistema
de comunicación», págs. 7-12. En esa adaptación se han practicado, sobre todo, supre-
siones del texto original y paráfrasis de la literalidad de los textos, además de introdu-
cirse comentarios personales del profesor;
3) José Martínez de Sousa, Ortografía y ortotipografía del español actual, Gijón: Ediciones
Trea, 2004, pág. 57;
4) Joaquim Llisterri, Departament de Filologia Espanyola, Universitat Autònoma de Bar-
celona, Consonantes y vocales. Sistema fonológico.

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