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La individualización
dleli niño I,
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J acqu es Gé l1s

U71 ., ropio " y m, cuerpo "e,ie ¡os e¡emas, "


cuDerpo P . I y a pesar de los esfuerzos de la Iglesia para
orante s1g os, , lla
abolirla, dominó en Europa occidental lo que podna .marsc una
. . " tu.ralistan de la vida y del paso del oempo. En
conc1enaa na
. d d
1h
s1·01.IÍÓ siendo profundamente rura asta e
1
una soc1e a que o- · d 'd
siglo pasado, la tierra madre era el origen de t<:>~º npo e VI a:_un
vivero inagotable que garantizaba la n:novac10n _de las espee1es ,
y en particular la de la especie humana ._ Todos los an~s la i:iaturaleza
representaba la misma obra; las estac1_on_es se s~gwan sm tregu~,
y el mundo era arrastrado por este movuruento sm fin. En este uru-
verso en constante renovación, no había nada más grave que la e~e.::..
rilidad de la pareja, porque interrwnpía el ciclo y quebraba la soli-
daridad del linaje. Cada miem bro de la familia d ependía de los
demás; sin ellos, no era nada. Los adultos en edad de tener hiiQS
establecían el vínculo entre pasado y futuro, entre una humani-
dad pasada y una humanidad venidera. Romper el hilo era una res-
ponsabilidad insensata. Y puesto que la mujei: era quien llevaba
en su seno al niño, quien lo alumbraba y quien seguidamente lo
alimentaba, desempefiaba.un papel esencia4 era ella la dep.o.sit:a.-
ria de 1a familia y de la ejpecíe. De ahí los ritos de fecundidad a
los que se sometía en los "santuarios de la naturaleza" , cerca de
las piedras de fecundidad, de los manal)tiales y de los árboles fecun-
dantes , corno si la semilla de niño se hallara en la naturaleza cer-
ca de ciertos lugares privilegiados. ~'
Cada individuo describía un arco de vida, más o menos lar-
go, según la duración de su existencia; se salía de la tierra p_or la
concepción, y se volvía a eJla por la muerte. En efecto, bajo tie-
rra se encontraba la residencia de los muertos, la reserva de las almas
que esperaban una reencarnación, esas ahnas de los antepasados que '
habían "entregado el alma" y que un día renacerían en uno ,l
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de sus nieto
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b . ~ caso no se L.< INDI VIDUIJ-IV.CIÓN DEL r-< t f lO

tum re de ar el no b perpetuó durante much .


ta , Gomo pa a "fi m re del abl1elo o de la b 1o l:!empo la cos- J dre ~iguieran siendo pre-
'ianzar
C1 · a ue a ¡ · po las enseñanzas del padre y deª~ª ~'l 'bl'co"y
1
"Jo .i;2rí-
estas creenc as y co meJo~ la permane11cia de 1 ª. ru~c_o o nie- ponderantes. Y es que, d~e5-de su nacirr:uento, 0 pu . -d :- ~
lar de un · . mporranuentos se. d • . ª familia? Tras - d fuerza ya que su con 1c10D
vado" se hallaban entrelaza os con ' r, 1 _ ¡;;r,
c1c o Vital original s a ivma 1a estructura circu .
denendía precisamente, t gn to_LO - -- d l uno como.- de.lo otro.¡ ~ .·_
no, de una gran fa ·1· y ~ trasluce fa idea de un d - - .1:'.. - =-= · d n Ja hab1 tac1on en a que "1
,
núm . m1 1a de vivos ' . mun o ple- , venía al mundo en un lugar pnva o, e . . d • eci-
ero, qu pierde aquí lo q . J muertos siempre igual en , d_ - edio de una as1srenaaJKJtíllltnras...y. v
, vrnn sus pa I es, per_o en m , . Sus primeros pasos
:Esta e nciencia de I 'due recupera allá. · · t en acto nu 611co.
generacion s remitían a ~~ca y ~sea i_m_agen dttl sucederse de las
'l. '
,
\ J ·I los da ba con caracter
,
nas que converaa su nacmuen
,
°
. bo-1 ico
_
· en donde
:::..J:C - -
reposa
b los antepa -
an
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s1m b. , la iglesia, durante la misa,
. . · ,,_n
te de 1~ nue a. Dicha ima e onc1enc1a deJ cuerp~ muy difere;=- \',· sados, en el cementerio, o tam ~en _en · ¡ úbljco lo
ser terua su e erpo su p -:-- _g n._<le] cuerpo era a.mb1_valente. Cada el momento de alzar. Por cons1g~.11ente, era º,rr~ 7~~ pEsos pri-
.J 11· . ' io_p10cuerpo p 1 d . -- - . · · de una re Jªr1va autonom.ta e runo. b b
ue maJe, la solidaridad de s - ' ero a ependenC'!a respecto que marcaba --
el m1c10_
ºli b na los padres y pro a an
•duo no podí sentir angre eran tan fuertes que el indivi- meros pasos que daba solo tra~qu_1 za ª
su cuerpo como pl ante todos la perennidad del lmaJe. d ·
cuerpo era su O ., enamente aut_9!}omo: este
el de la gran fa~li~~er~ era_tamb1en un poco el de "los demás", El bautismo, a la par sacramento que bor~~ba e1~~cado on-
. . . , d 1 .-
il
a tamb1en ocas10n e cer -
El d . 1 e_os vivos y de los antepasados muertos. ginal y rito de soc1ahzac10~ ~ runo, e: . de la calidad de los
es no co ect1vo al q
chamente a·1 fi . . . ue uno se h alaba 1 asociado estre- ciorarse mediante proced1m1entos magicos, . d
. y en ausencia ,e1sacer-
-Ia as · Y_, ~, l.lte m<l~v'.dual de los placeres de la existencia sentidos' de la criatura.
. Tras la ceremorua _r:
.d prralCJ ,~ ª querer viv1r su propia vida" que nosotros con- dote la "rodadura" del cuerpo del niño sobre el altar tema po_1 1m
s1 eramos e Jtuna- e
I , ran contra d'1ctonos,
. y la pnondad
. . se dirigía '
fortificar · 1e mas
el cuerpo, evitar , tarde el raquitismo y la co1e~ dri·:i.
ª cuerpo c. ª. perennidad había que garantizar a toda costa al Para que no fuera "baboso", esto es, tartamudo o m~do, lo~ pa ; -
cuerpo del li .ªJe. El indiyiduo sólo disponía del suyo en 1a medida nos tenían que besarse debajo de la campana, al salir ~e la igles.a . .
e? que este isfrute no contrariara los intereses de la familia. En A veces incluso "la juventud" desempeñab~ un papel ~portante
c~e~to sentid , el hombre transmitía la vida sin poder, en realidad, en el ritual. En Massiac (Auvernia), a conuenzos del siglo pas~-
iVIVIr Ia suya. Su único deber era dar la vida. do, los muchachos que habían seguido el cortejo armaban un estr:-
. En est concepción de 1a vida y del cuerpo,_al 11üw se le con: pito espantoso, con carracas y martillos, inmediatamente desp t: es
s1dera?a vás go de! tronco comunitario, parte del gran cuerpo de que el niño recibiera el sacramento: era la garantía de que el
colec~vo 91 , mediante la superposición de las generaciones,
1
niño tendría más tarde voz y buenos oídos y de que la niña habla-
excedia al tief:po.f.Por consiguiente, pertenecía al linaje al menos ría y cantaría bien_
/t~ro como j ~us padres. En este sentido, era un niño~úbiico~ ~ L3 m:.imera infancia era la época del aprendizaje. Aprendi-
Srn embarg9, el estrecho vinculo que le múa a su madreliasta el
destete'. se cl ntradec!a, en apari_en_cia, con esta interpretación.
1 zaje dd espacio de la casa, del pueblo, del terruño. Aprendizaje
del juego, de l a relación ~Q!l]Q~ernás niños: niños de la misma
I En ~~ahd~d, f sa relac1ón excepcional respondía a una necesidad: 1 edad o mayores, que sabían más y que se atrevían a más. Aprr-n-
.-., el runo es mc¡apaz de subvenir solo a sus necesidades elementales, dizaje de las técnicas d~l cuerpo, aprendizaje de las regías de per·-
porque nace ('inacabado ". La madre, tras haberle alimentado con tenencia a la comunidad lugareña, aprendizaje de las cosas de la
su sangre diyan:e el periodo de gestación, Je alimen~aba con su 1 vida. Padre y madre..Qcupaban wi ll!~ impo[!:ante en esta primer.a
leche,_ q~e se 1ons1deraba sangre blanqueada. Destetado a los veinte, a ed~ r.i.o:mSi, desde los siete u ocho años, los muchachos seguían
, los vemac~ari,o o a los tre.in_ta meses, el niño_eJ1traha p.m~ÍYamcnte a su .padre a los campos, antes de que les "colocaran" en casad~
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en ese penoc!lo de la p_rimera infancia en el que_fa_par.te_p.úhlica__ un vecino o de un pariente, las muchachas se quedaban, por lo gene -
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de su educact n tendía a aumentar, aunque durante mu,;ho tiem- ral, con su madre, junto a la que aprendían su futuro papel de mujer.
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!u ta mente sí~n• ica~ ~ voluntad de salvar al ni-2.
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del Rcnaci rn1 cnto. sta , d l ,glo :xvn y rn,adame e , e gn -


vi é da ;ºs,
- __ ' ~ a as Jug11 as del destino y sobre todo capaz aumentar en el rranscurdsol ep!~r cuando su nieta esta enferma.
d e trJ11s.i11.1 tir b. vida p 11 ' -'
. _ arn que, cgado el momento g11ranuzasc la . rechazo e O '
permn.ne.ncia de la fiimili E
, _
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a. sto supoma una forma. de c<lucac1611
' .- prueba <l e ese t" exclama. .-
e.o comun un con¡unt d · fl • que convertían a cada ser ec¡ "·No qui ero que muera. ' 6 edad y de Ú!._muerte prero,atU .
' _~ e m uenc1as Librar a un niño d_e la en edrmcur arlo: ésta es en ·ad elante la
rod ucco 'dde la colectiV1dad y que prepara . ban a cada lll . di VI.duo para - i
-P d ·a intentan o . - n
el comen o que de '1 · b a. Existía
- - i.n6midad
· -- ra, repeler la esgrac1 . dos Entendámonos bien: antei:iorme -
, e se espera poca en
semeJante. contexto·
, , pero dí dí ,
a tras a se terna cada vez con mas fuerza , meta de padres angustia raban la muerte de un ser quendo; pero
1a sensacion de pene te los padre~ rampoc? acdel ciclo vital, era diferente, y los Fdres
. necer a una gran etanulia • -
a la que se estaba
v111culado para lo bueno y para lo malo. la conciencia de la vida, d otro hiJ.o . Porque la Vida era
so que engen rar d la
no tenían otro recur . etuar la estirpe . . . El rechazo e
'~·N o quiero que muera!" dura y porque era preciso perp . un aspecto--sin duda esen-
d 1 ·- 'lo consnroye - -
A comienzos de la década de 1580 cuando estaba criándo- enfermedad e runo so . , . d la vida y del tiempo. Prolongar
!1i
se, uno de los jos del contróleur des fina; ces *y alcalde de Loudun, cial- ~e l~ nuevba c~nc?c:W:entos gracias a los cuidados que
la propia vida, a reviar os 1 'di ti
Scevo~e d~ S~te-Marthe, cayó enfermo de gravedad. Los médi-
cos mas ha~tl~. fueron llamados a su cabecera, "pero sus cuida-
-=---'--- - . ali del cuerpo que es e me co, no cons -
prodiga ese especi sta _ . J lunt;a,d de oiidacse y
~os fueron mutiles; desesperaron de que sanara". En ese final de tu en tampoco un.empeno nuevo, pero avo .
siglo XVI Scevole era uno de esos hombres que no querían resig- d[ curarse se manifiesta con tanta fi!erza d_~ de el siglo XVI g ue de~Q::
narse a la muerte prematura de un hijo enfermo. "Como era muy ta, a todas luces, que el hombre se ve_a sí mismo con ~cr:os 010s.
buen padre y muy docto", aceptó el desafío, sustituyó a los medi- Ahora bien, todavía a fines del siglo XVII, el cuerp? medico, mal
cuchos claudicantes y "empezó a eurarle por sí mismo. Para ello, preparado para su cometido, result~ absolutamente mcapaz de res-
buscó con gran aplicación todo lo que había de más curioso o de ponder a la petición de asistencia que surge de todas partes.
más sabio en relación con la naturaleza y la complexión de los niños. Moliere se lúzo eco de ello. Y también otros, como John Locke,
Por la bondad y la vivacidad de su espíritu llegó a penetrar hasta cuya obra La educación de los niños, publicada en Londres en 1693
en los secretos más ocultos de la naturaleza y de la física, y tan acer- y traducida al francés por Pierre Coste ya en 1695 , se convirtió
tadamente se sirvió de ellos que arrancó a s:1 hijo de los brazos de en uno de los clásicos de la pedagogía europea en el siglo xvm.
la muerte". Seguramente el caso de Scevole sea ejemplar. Si se cono- i, Desde el principio, el autor llama la atención de los padres sobre
ce es porque el feliz padre, instado a "conservar para la posteri- ' las virtudes de la prevención como medio más seguro de preser-
dad sus curiosas averiguaciones", las recogió en un poema latino, var la salud de sus lújos: "Al hablar aquí de la salud -precisa-
la Paedotrophia, en el que llamaba la atención sobre la manera de mi propósito no es hablaros de la manera como un médico debe
criar a los niños pequeños. tratar a un niño enfermo o doliente, sino sólo señalar lo que los
Desde finales del siglo XIV, en los medios acomodados de las padres deben hacer sin el socorro de la medicina, para conservar
ciudades aparecen indicios de -una nueva relación con el niño. Se y aumentar la salud de sus hijos o , cuando menos, para hacer que
trata, más que de nuevas muestras de afectividad, de una volun- tengan una constitución que no sea propensa a enfermedades" .
tad de preservar la vida del niño que se-ª ~ ª cada más,. Dos vez
Un cuerpo ''propio", un hijo ''propio"
• En esa época, funcionario encargado de verific~ y vigilar ciertas áreas de No es fácil conciliar las exigencias del linaje, la necesidad de
la hacienda real. perpetuarlo que se siente aún con viveza, con el deseo creciente

1 - -- -
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299

el vínculo ¡,::· Elemdenro que manJene :Ti~t~, de disponer de

r · pasa o y futuro h
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' asta entonces no hab1'a t 'd
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p~op10 m~·erés, inmediato y veni-
Un nuevo sentimiento de la infa n cia
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JJ1-entalmente
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mutac:;_10n cu tura ' 1
imposible que establezcamos una crono ogi l
d ¡ •- que es fund a-
Este_c;.<1m_b.i_o de actitud respecto ~ run?,' . definida. Es
1 t ene una urac10n m-=--
-:- A 1:alta de c~r-
¡ , a preosa.
· es ya que a evo uc1
1: ~
l ·o'n no lle-
rezas tenemos algunas o bservacwn ' .e d ¡ fu _
po de vivir. ' e que nene el tiempo contado; el tiem- , ' . es sufriendo, por e,ecto e as er
vo el mismo,. paso en
. todas part ' f
, bruscos renazos, alla ' aceleraciones
Afin_d resolyerlome·or .b . . zas polltlcas y socia 1es, aqu1 . d d l de innovación po~·
te entre la iración a . ~ J posi le_ll!_c._Qntrad1cc1ón que se sien-
- VlVJry 1a voluntad d - - repentinas. Nadie duda de que la cm~ ' ufª~ dad donde emer-
zan a modi - los com orr - -.- - -- - . ~_p.crp~t!Ja~ se em_pie- excelencia, diera la pauta. ¿Acaso !.I.Ol e en/ ~:;amilia modernz ·
culo no se · ·ta al terr p dami l en tos familiares. El espíritu de cál- , gió progresivamente, desde el s1g o ¡XV,_ ad d del Rºnacimien-
eno e a mercan , · · , J . • h"os) En a cm a "
gia familiar n una fi d cia; se msmua en a estrate- reducida a la pareJa con sus _IJ . d . d desa!!.ª[ecer b
establezcaní orma esconocida hasta entonces, lleva a que se to la relación íntima con la t1erra ma re u en e .ª d E
, -: ,- · pier e. • n canse-
=
y la usura h b~=~as nJ1as.hE1 d~b~te sobre el préstamo con interés percepción de_la suces10n de las est ªc10nes se
. d eva O a acer ªJustes con el Cielo y al estableci- . _
cuencia, la reterenc1a a los antf!pasa_ os,_
. d gue hasta axer era esen -
.. ·em
~ento ednt:~va~ estructuras comerciales; las contradicciones de los cial, se debilita: en 1a ci!_Ia;_d,~ada:y__e_z.hay_menos;t0QJ': ~~~o~~e l~
mtereses. e ªJeconlosd
. e1m
· d'IVI'd uosereso1verán mediante ajus- n~ gue dedicarles; en cuanto a los problem_as e esten a
1
tes Suces vo 1, a medida que se vaya debilitando el espíritu del linaje •-are1·a- evidentemente · ya no van a so1uct onarse . con recursosh
Y que se vayan acrecentando los poderes del individuo. P ' d' tru1do por e1,, om-
"naturales" y mágicos. En este me 10 recons -
A este nuevo modo de rel~ción ent:.t_e_elindividuo_y: el gru- bre 1 en esta ciudad del Renacimiento "pensada como cuerp_o c~da
P? correspo de una n?eva imagen del cuerpo. Mientras que los vez con más frecuencia, la reducción a la familia n~c~ea~ impbca
vmculos de ependencia respecto de los parientes se vivían antaño
I

el acondicionamiento de un espacio doméstico mas mtimo. ~:is


de manera arnal, en adelante van a aflojarse; el cuerpo gana ciudades italianas, en part:icular . · IDlCiaron
Florencia, · · · una evoluc1on
autononúa, e individualiza: "mi cuerpo es mío", e intento librarle en este sentido ya en el siglo XIV; en el siglo XV y sobre todo en el
de la enf~jdad y del sufrimiento; pero sé que es perecedero y, por XVI, Inglaterra, Flandes y Francia las se~irán. . .
tanto, sigo erpetuándolo a través d~ la semilla de otro c_uerpo, el La evolución del sentimiento de la mfancia no se marufies-
cuerpo d~ ·.hijo. El hecho de~que el cuerpo individual se desgzj.e_ ta de ma~era lineal, Er(F r 5 ??r ejemplo,~! siglo XVII cons-
simbólicam1nte del gran cuerpo colectivo de la estirpe constituye, tituye un momento si noae reacc10n, por lo menos _de freno. ~as
segurament't la clave de muchos cornportamientos_deJo_s_s1.·gfos del conmociones políticas y religiosas del siglo 1..'VI constituyen los sm-
clasicismo. ~ ste modelo permite, a buen seguro, comprender tomas de una crisis profunda de los valores; de ello da prueba tam-
mejor-por ql!lé el niño ocupa en adelante un puesto tan importante bién 1a "epidemia de brujería" que afecta entonces a buena parte
en las preo~paciones del padre y de 1a madre: un niño al que de Europa, y su represión. Puede discernirse un nuevo sentimiento de
quieren por~' mismo y que es su alegría de cada día . la infancia ya en la prim era parte del siglo, y temas que con dema-
. A 1a co ciencia de un ciclo de vida circular sucede gradual- siada frecuencia consideramos que datan del siglo XVIII se suek n
mente - pri ero en las clases acomodadas, luego en las c~tegorfas ,. /
tocar ene Cdiscurso literario y médico dos siglos antes. Por ejem-
sociales m i os favorecidas; prime.ro en las grandes cm~ade~, plo, los fajos: el niño, al llegar al mundo, entra en un universo de
luego en los urgos y, más despacio, en el campo- una conc1enc1a imposiciones del que se convierten en símbolo los fajos, ya que le
más lineal y ás segmentada de la existencia. En este contexto_,_tl privan de toda libertad corporal, lo que -dicen algunos médicos
indi'1,jduo ti ne el valor que tiene, y la sombra del grupo familiar, 1

.1 del siglo XVI, como Simon de Vallambert-, no puede ser sino funes-
del parenter o, ya no borra la personalidad. to para su desarrollo y su salud. Por ejemplo, las deformaciones
300
1..-< JND l\ líJU,\ UZ.~CIÓS OEL 1"1.' IO
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FORMAS DE LA PRIVATI7-ACIÓN

vol untanas · del cráneo


toda la primera 1·nran . quel gorros Y capillos mantienen durante
i, c1a: e ni- ·
se puede actuar par no es una cera blanda sobre la que
· · ª que su fison
tlco ideal. Por e,·em 1 I . omia , ·
se ªJuste a un modelo esté-
, .
su practica ' por lo genera es d r un. ama aJena
P o, a enanza po · a la 1am
e· il ia
· .
1
por los moralistas: es 1i ' esacons_eJada y hasta condenada
minado" que se 1 lipe groso para un ruño pequeño aún no "ter-
e a mente e "l h
admite que "lo que l I . on ec e mercenaria"; y ya que se
ma", ¿no correrá ein: s:che s~ ~ama, en la mortaja se derra-
por una "transfu f, ,f propia identidad de resultar afectada
s1on que atañ 1
tu? En este sentid . , e tanto a cuerpo como al espíri-
1
1 debate ma's ge º1' a cuest:Ion de la lactanci~ debe situarse en el
, ad qwn · ·do. nera entre 1a natura1eza yla cultura "~
, lo innato y lo
Dar un niñ 0 · ·
. l , . ª cnar no es una novedad del siglo XVI: en Flo-
rencia
. d a practica se conoce ya des de 1males .e
del siglo XIV y se
exaen e en el transcur
. d I · . .
so e s1gwente siglo. Esta separación . que
se pretende siempre t empora1 y que a menudo se termma '.
como se sabe , con la muerte d e l a cnatura · es condenada con fir-'
meza po~ _un discurso médico y letrado m'oralizador, que tiende
a culpabilizar a los padres: los animales alimentan a sus crías ...
Si los ~adres ha~en caso omiso de ello, es porque en el mundo
de la cmdad se Imponen otros 'valores, diferentes de los del
mundo rural en que los niños viven con las amas de cría. Efec- i
tivamente, la esposa del hombre de condición se ve liberada de 1
1
una de las más pesadas tareas que de ordinario le incumben; y
aunque por aceptar que a sus hijos los críe un ama el tiempo que El niño que mama o que descansa después de la toma es
media entre sus embarazos se acorta, le quedan periodos de la imagen misma de la felicidad. El hecho de que se acepte
privarle del seno materno por una "leche mercenaria" prueba
tiempo)ibre que puede dedicar a la conversación, la lectura o el que en la sociedad urbana se imponen nuevos valores.
paseo. Esta es una manera distinta de plantearse 1a existencia aun- (Georges de La Tour, El recién nacido, Rennes, Museo
que la mujer pague por esa libertad un alto precio: alejamiento de Bellas A.rtes.)
de los seres queridos, dependencia cada vez más acentuada del
marido. En efecto, lo_q~~ s~ pone en juego al separar !a fecun-
didad y la crianza del niño es a la Pª-1" la im_ªg@_y el _Ruesto de la i.
1
mujer en el cigo vital. l,a~ep~ración de dos funciones comple- 1
En la época en que ciertos padres dan a su hijo a criar, ótros
-mentarias y estrechamente asociadas hasta entonces va a contribuir 1
hallan en su compañía "entretenimiento y alegría". Las dos acti-
a reducir a la mujer al papel de simple reproductor a: se espera tudes no son contradictorias; son prueba de que, ahora, se puede
de ella que sea fecunda, que lleve al niño en su seno y que le dé elegir. Desde luego, la "naturaleza" continúa hablando en favor
a luz. Porque en la ciudad el niño procede en primer lugar del del niño criado por su madre; pero ésta no sólo tiene deberes; de
padre y del linaje paterno. ahora en adelante pretende tener también derecho a vivir, y reci-
302 F R.>.tAS D
E LA PRJVffiZACióN -,
' '' ; 03
LA rNDIVIDUALIZACION DEL NIÑ0
be la aprob ción del .
var un padre cuando ·fi
pre es ~~e~ o íntegro y agradable. s;i:;~
esta el deseo de conser-
1 . d VI ~. No es fácil conciliar l . argo, la elección no siem-
· d 'screción -señala el médi-
besar a su hijo. Se reconoce por su m 1
• amor de mono que es, segun
,
coJacques Duval-que 1es tienen un , ' d"
a ma re. ~ or tanto, no ha os H~tereses del niño con los de dicen que estrecha tan fuertemente a sus cnas, por un ar ien te
tas respuestas a estas cúesdo~~:. extranarse de que se den· distin- ' e
deseo de amistad que las soroca ·
"
d .
' " " to a una cernen-
- Para luchar contra semejantes exce_sos ' l d
y
Afectividad educación ee pretende imponer en e1transcurso
del siglo XVII reg as e corn-

t '·
y tal vez haya que ver en esta
Portamiento conformes a1 ecoro. •• · , n privada
Las n__J ~~relaciones· u . d .
con sus !:ujbs influyen cl g e es~ablecen es_tQs "nuevos p_adc__e_s_" en la que se con-
actitud represiva frente a una ed ucacw
estos úJ tim
· s. Los texto aro st · · 1
cede demasiada importancia a ª arec
e tividad una de las razon es
d e a'.- en - - los-_compor_tam1ent0s
· de_ ' . •
1
de ese "oue o niño" Es s, de o~ siglos XVI y xvrr se hacen eco de que la Iglesia y el Estado se hagan cargo d;l ~15tem~ e1Jcatt-
· mas esp1erto '
va Y causa sombro p . , mas ma duro; esto se obser- vo. Este paso pr:Qg!esivo de lo privado a lo pu~li_co comc1 e,_en
L ouise Boulgeo · · or e¡emplo, ª comienzos del siglo .XVII efecto, con la voluntad del poder p olítjso y_rel1g1oso de ~ol)_q~ -
f is, partera de la reina M , d M 'd. . , lar el conjuntQ de 1~-socli!dad. ~ las nuevas es;11:1cturas e ucao-
sus l nstruccibnes a su hi •a ue" ._ ana e e 1cis, anota en
muy sutileÍ" E J q los runos pequeños del presente son vas en particular las de los colegios, cuentan rap1damente con la
· s entonces cuando ¡ ¡· . adhesión de los padres. En efecto, éstos s~ con_vencen de que_su
denunc· 1' l os mora 1stas empiezan a
ecto diar ' c~~p acenci~ culpable de los padres y las madres res- hijo está siempre a merced de instintos pnmanos que es p~eciso
Pe
h .
aoa sus

e shuf hi¡os. Y su discurso se extiende a lo largo del siglo
on mue a b1·d ' 1
sa una ª naturaleza ha inspirado a los padres amor
os --observa Locke en 1693- pero si la Razón no
·
contener y de que es importante "someter sus deseos al gob1er~o
de la Razón". Llevar a un niño a~escuela es, ,R_9r tanto. susn:.a~tle
a la naturaleza ~Pero la causa esencial de tal adhesión seguramente
mode~a _ese fecto ~atural con una extrema circunspección, dege- no es ésa. La nueva educación debe su éxito a gue conforma los
nera facilm~~~e en indulgencia excesiva. Que los padres y madres ~spíritus y, aJ mismo- t:!_em_p_o, ~esponde a las exigenci_as -~e un
amen a sus F,JOS pequeños, es l<í más justo; su deber les obliga a iñdividualismo que aumenta sin ce~. N o_hay con trad1cc10n de
ello. P ero ~f bre todo, no contentos con amar sus personas hasta l
'
la "privatización" del niño dentro de la familia nucle~ co_n la ed_u -
llegan a estunar sus defectos". Y estos padres "demasiado apasio- cación pública que se le d~ U n a conciencia de la vida que ya n o
nados de su~?!jos" no se dan cuenta del daño que les causan, "pues
i implica el respeto de las antiguas solidaridades y que pretende valo-
cuando los ~ os se hacen mayores y sus malos hábitos crecen en 1 rar al individuo obliga a volverse hacia terceros, preceptores y direc-
proporción, los padres, que ya no pueden regalarles ni juguetear
con ellos, cbmienzan a decir que son unos pillos, unos espíritus
ij tores de estudios, que tienen como misión hacer que el niño ~cce-
da a conocimientos que no podría recibir de sus padres. Estos
ariscos y llebos de malicia". "Pero si a un niño se le acostumbró comprenden, en efecto, que la reducción del espacio privado
a tener pled a libertad de hacer todo lo que quiso mientras llevó podría frustrar al niño, ya que ellos mismos son incapaces de dar-
el sayo vaqu~ro, ¿por qué ha de parecemos extraño que pretenda el le una formación distinta de la que antaño recibía de la comur.i-
mismo priv:/legio y que use de todas sus mañas para seguir dis- dad.
frutándolo t uando llega a llevar las calzas?". Así pues,[seefectúa un doble paso:\lel<! f,µnilia tronafl a la fan,j-
N o se rondena la_privati_Z:;3ción de la_educa~Í.911, lo q1:1~se teme lia nyc;leE!'; de ~ ~ educación pública comunitaria_y_abiert?, desti-
es que, en ce.i¡idida de este modo, teng-ª consecuen_ci-ªs nefa~tas P.!!!ª-. nada_a integrar al niño en la colecti'2dad para que adopte l_o s_
el niño. El "~ o" es causa de demasiadas debilidades. ¿Acaso cier- intereses y los sistemas c!_e representación de la estirpe, a una edu-
tas madres no llegan a tener comportamientos absolutamente exe- caci9n _pública de tipo escolar, destinada también a integrJ lrky~
crables? Coh10 las que, nada más dar a luz, por tanto impuras, no mismo tiempo, a facilitar el 4esarro1Jo de sus_c~ acidad_es.
saben "gua.rifarse de ese celo indiscreto que tienen de abrazar y
1
1
305
• C(ÓN DE.L r,1 If;O
L.~ ¡;,J DfVJDUl•LlZA ·

¡. 304 . desatender los .más


''
fORAiAS UE L•\ l'Ríl ºATIZ,\CIÓN
l s cosas de aqw
, abaJO, a bl 1
aún ende e, os
1'.iodelos públicos de uso privado llevó a perder el apego a ªe requiere un cue!J'.º La ~cj_ón ~
La modificación de la condición del niño no sólo resulta de elementales deb_e~es equ los de la afunencac10n; one en todo a la
l~s p--msformaciones que sufrieron las estructuras familiares en los cuidados de 1~ ~gien y proceder que se _con_tr i_sce no toleraba
sigl_os del clasicismo. La Iglesia y el Estado desem...P-eüa..x.on_indis- ·la infancia nusuca ealiss _un,, del cuerpo s~lidartO-~rnb;o implica el.
· , "nacur ta , t1co en ~
l.,4>A•
cut1blemente un cometido en ese cambiQ.~Por eso -.la afirmación concepc1on l ·c1 vital; el cuerpo n:us .' mejor, aspira a Ull---ª-.
del sen~ento_de la infancia hacia 15 5Ovi.no acom~añada de toda la ruptura de c1 o . de descenden~a, o .. ___ 1
una :ene de disposiciones legales que respondían,- a la vez, a
1

1
·
celibato, P
ostula la a~ncia__
steridad de un ro.ve
. 1superior, a una pos
.
reridad espinUJaJ.
xvn se desarro ª e
~ ·
ll n Francia toda
al d
.. es,~pulos de moral reügi9sa y a preocupag_ones d~_sarácter
, p.Q.. En el transcurso del siglo ,_c. . de Cristo: el carden _e
'Publico. Esta legislación, poco aplicada en su momento, es taro- ., la llllaocia d al movi-
.. bién el testimonio de los prim~os balbuceos de una política de 1 una corriente de devoc10n a ratorio contribuyen a ar
• protección a la primera infancia, primicias de una intervención más
! ' rulley luego, el Carmen yel O les de devoción destacan
Be , ul Los manua . · -
amplia del Estado en las cuestiones demográficas. miento alcance pop ar. del "Dios-niño" , cuya IDocenCI: y
Pero, cienamente, fue la ,difusión de modelos ideológicos lo . entonces los rasgos humanos fi l reunidos alrededor del belen.
que convirtió en esencial el cometido de la Iglesia y del Estado. dulzura tanto emocionan a l~s e Tesh au refiere en su obra, El
l
Un sacerdote d e O r e3:11s,d
Pierre ure '
que en la escuela de
ChAa-
Estos modelos de niño son modelos fuera de lo común: no por ello
11.r· - J ' publica a en 1665 , "
han contribuido en menor grado a Ja "privatización" de la ima- Santo rvzno esus, " olado" de la diócesis, puede verse. un
gen del niño. Modelos inaccesibles, vinieron a reforzar la emer- . teauvieux, un burgoalld~ul e está envuelto en sus mantillas
gencia del niño como individuo gran_Niño Jesús de ta t:dos~:squ e quieran ser sencillos y peque-
en la sociedad occidental./ tendiendo las manos qul . - " En una sociedad en la
La Iglesia, que supo utilizar 'l · · almente a os runos •
ños como e y pr~alp . • terio sacerdotal basado en el míe-

ug:
IDlillS
el soporte textual e iconográfico : que durante tres s1g os, un l
i do hace a codos sensibles a los peligros _ de la carne, _d el cuerpo,
que ofrecía la imprenta, difundió
1
dos modelos: el del niño místico Y de pecado, la imagen de ~tos ~os eJemplares viene en apoyo e
1
el del Niño Cristo. Al exaltar las vir- nuevas formas de piedad mtenor. .
tudes de los que tienen una fe lo Todos estos "emblemas de amor divino" no impiden q:3-e en
bastante fuerte para soportar los la misma época se d.i.fu.nda ~ mo?e~o laico de .I_:IDº e..~cepc1onal,
peores tormentos corporales, que en el extremo opuesto del runo rmst1co y del N~o-Cnst~ , ):'ª que
pueden llevarle_s a lá m~e_rte pre- es en esta tierra en donde llega a realizarse: el ruño prodigio. En
matura, la corriente rrustrca con- el siglo XVII, libros y retratos dan a conocer a algunas de estas fi~-
tribuyó a valorar al individuo. A ella ras. Por ejemplo, en 1613 se publica La c-ivilidad -moral de los mnos
se debe la creación del modelo de compuesta en latín por Erasmo, traducida en francés por Claude Hardy,
santidad infantil: la imagen del parisiense, de nueve años de edad. En cuanto al "pequeño .,,de Beau-
hombre-santo excepcional es tam- chasteau", nacido hacia 1630, desde los siete años habla varias len-
bién la del niño-santo excepcional, guas y, a los doce, publica un libro de poemas. Pero es cierto que
como Pedro de Luxemburgo o el siglo .XVIII, con Amadeus, soporta bien la comparación .. .
Catalina de Siena. Desde su más A los niños reales no se les pide que den a conocer sus méri-
temprana edad, estos niños no tu- tos: son ya niños públicos. Sobre todo si se trata del delfín. Su naci-
La doma del espíritu requiere, vieron más ambición que consa-
a veces, la doma del cuerpo. miento tiene lugar en público, y, durante su primera infancia, para
(París, Bibl. Nac.)
grarse a Dios, y ese amor a Dios les él no existe en realidad la vida privada; se le vigila constantemente,
)\.J6 1
F~RJ"1As
! Dt LA PRTVATl2;1,c1óN
J
se observa t incl
uso sean
b a e 1 texto ue de' , n, ota el menor d LA INDIVIDUALIZACIÓN DEL NIÑO 307
n.iñ · 1 Jo .n.eroard e sus gesto
o vive a la vista d 1 , médico del - s, como prue-
súbditos ª tn . e a corte; pero pe pequeno Luis XIII El cuerpo en Occiden.te..A una concepción de la vida que era la de
' as nene se a ser futu . · la estirpe y 1a comunidad la sustiruy:ó otra: la de la fami!ia nucJ~g,
por lo men s a pa dcontacto con ellos L ro padre de sus
A una condició~ en la que lo "público" JI' lo ''.Privado" dese_mpeñaba.11
En la se~~a m · r~e d e e_llos, es la mon~d o q~e le da a conocer, su papel.eníalormación del niño, siguió otra qu~ gliaba los
nacimiento~ . It~ ·. el siglo XVII, má ~ mas que el grabado.
ñación de I pnnc1pescos ocupan u:
s aun e_n el siglo XVIII, los
dereshos de !~ madrei ~bre todo del ¡2adre sobre S.Jlhijo. Pero,
en un clima de creciente individualismo, mientras que se trataba
tiempos f:b::~a, que se ha converti~~::o ~r~mo~dial en la acu- de favoE_ecer el desarrollo total del viñQ, la pareja, alentada por fa
de imp . .} a es al aumento de pobl . privilegio real. En esos · Iglesia y por el Estado, delegó part~de sus poderes y re§P.QllS..ahh
dead nnu~ e~ las conciencias la im ac1on, es un medio seguro lidades en el educador. Al modelo rural siguió un modelo urbano
l a de su h1¡os y también de . . agen de una pareja real ro- y el deseo de tener hijos no ya para garantizar la permanencia del
e augusto .emplo. InVItar a cada matrimonio a seguir ciclo, sino simplemente para darles cariño y recibirlo de ellos.

Interés&e ind ~erencza


• respecto a ia· infancia
f;l_ e ap~ndizaje de las cosa . .
de~dió a a vez de lo "p 'bli ,, d $_.esen.i::~ales, el niño siempre
de sus padres. Estas influe ~ J - el extenor, .y de lo "privado",

cambió en l tran dn~ as s?lían ser complementarias: lo que


ti.va propo ~ -, dscurs~ e os siglos del clasicismo fu.eJa..r.e.sp.e.c=
l~~t~:¡/ ~o~~
.Por . , · , d el runo
_cton ·- renute
. constantemente
~:::~~rudv . les de re~+esentaciope..[_y 9e prªcti<;as-. No obstante,
/· .º 1a evolucion resulta claro: al niño se le va concediendo
pr~gr~:1va.I1y-ente el puesto que hoy tiene en la familia. ¿Pero de
que nmo, d<r qué familia se trata?
. ~s difipl de creer que a un periodo de indiferencia ante la
rnfanc~? ~u_cFdi~1:_a ?,tro en el ~ue, con el concurso del "progreso"
\
\
Yde la c1villzac10n , fuera el mterés lo que prevaleciera ... El inte- 1

rés o la indiferencia no son en realidad la característica de tal o cual


periodo hist~rico. Ambas actitudes coexisten en una misma sacie-_
dad, preval ciendo una sobre la otra en un momento determina-
7
do por razones culturales y sociales que no siempre es fácil dis-
cernir. La irtdiferencia mediev:ll_~te el niño es una invención; y
en el siglo JqVI, como hemos visto, los padres se preocupan de la
salud y de 1~ curación de sus hijos.
En consecuencia, la afirmación del "sentimiento de la infan-
cia" en el siglo XVIII, es decir, de nuestro sentimiento de la_iiihl!!.ciª1
ha de intefAretarse como síñtoma de un_a _pr~funda trao~forma-
ción de las creencias y ele las estructuras mentales,_como s_1gno de
una rnucaci~n sin precelentes de la conciencia de la vida y 9el
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J ¡\

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